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Revista Cubana de Farmacia

Print version ISSN 0034-7515

Rev Cubana Farm vol.47 no.2 Ciudad de la Habana apr.-June 2013

 

HISTORIA DE LA FARMACIA

 

Luis Carlos Bottino y su impronta en la farmacéutica santiaguera

 

Luis Carlos Boltino and his imprint on pharmaceutics in Santiago de Cuba

 

 

Lic. Edelsi Suzet Palermo Liñero

Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba. Santiago de Cuba, Cuba.

 

 


RESUMEN

Se realiza un estudio histórico de la personalidad del reconocido farmacéutico Luis Carlos Bottino Duzán (Santiago de Cuba, 1842-1894) mediante un recorrido por los aspectos de su vida personal y profesional. Se enfatizan sus aportes al desarrollo de la farmacéutica santiaguera en el campo tecnológico, científico e investigativo, gracias a los cuales se convirtió en una figura notoria de la sociedad del siglo XIX de su ciudad natal. También se evalúa su desempeño en su entorno social, pues ocupó diversos cargos en instituciones de reconocido prestigio local y desarrolló otras actividades como la de Agente Consular de Italia en Santiago de Cuba. A ello se le añaden sus nobles sentimientos humanos y la filantropía que le caracterizó.

Palabras clave: farmacias, farmacéuticos, historia de la farmacia.


ABSTRACT

A historical study about the well-known pharmacist Luis Carlos Bottino Duzan (Santiago de Cuba, 1842-1894) was made through an account of his personal and professional life. It emphasized his contributions to the development of pharmaceutics in Santiago in the technological, scientific and research fields, which turned him into an outstanding personality of the 19th century in his home city. It also assessed his performance within his social context, since he held several positions in different locally prestigious institutions and developed other activities such as Consul of Italy to Santiago de Cuba. To all the above-mentioned, it may be added that this pharmacist showed highly human feelings and philanthropy.

Key words: pharmacies, pharmacists, history of pharmacy.


 


RECUENTO HISTÓRICO

La farmacia como ciencia y profesión es parte indiscutible de la historia y por esa razón los acontecimientos significativos en su proceso de evolución marcan el desarrollo de la sociedad y su cotidianidad.

La industria farmacéutica surgió a partir de una serie de actividades diversas relacionadas con la obtención de sustancias utilizadas en medicina. En la antigüedad la farmacia y la práctica médica estuvieron generalmente unidas hasta que por primera vez se produjo la separación de ambas ramas en el mundo civilizado que rodeaba a Bagdad a principios del siglo IX.1

Con frecuencia los médicos se encargaban de preparar y prescribir medicamentos, aunque algunos farmacéuticos además de elaborar fórmulas producían grandes volúmenes de estas para su comercialización. La función del farmacéutico, como fabricante de medicamentos, no obtuvo aceptación general hasta bien avanzado el siglo XIX.2 Esta dicotomía profesional lo separaba del médico, como terapeuta, dentro del ámbito científico.

Boticarios, químicos y propietarios de herbolarios compraban a los especieros las partes secas de diversas plantas que luego eran utilizadas con fines medicinales. Los productos químicos sencillos y los minerales eran proporcionados por los comerciantes de aceites, gomas y encurtidos. Con tales sustancias los boticarios y químicos fabricaban diversos preparados como extractos, tinturas, mezclas, lociones, pomadas y píldoras.

Algunos farmacéuticos, sagaces en el arte del oficio, elaboraban mayor cantidad de productos de los necesarios para su propio comercio con el fin de venderlos a sus colegas, expandir el negocio e incrementar sus ganancias personales.

En 1820 el químico francés Joseph Pelleterier preparó un alcaloide activo de la corteza de quina al que denominó quinina. Después de ese logro se aislaron varios alcaloides más como la atropina (obtenida de la belladona) y la estricnina (obtenida a partir de la nuez vómica). Su trabajo y el de otros investigadores hicieron posible la elaboración de varios medicamentos y su difusión en las farmacopeas.3

Este desarrollo farmacéutico propició el surgimiento de laboratorios y nuevas instalaciones comerciales dedicadas al expendio de sustancias medicinales. Tales establecimientos, conocidos con el nombre de boticas, desempeñaron un rol importante en la historia de muchas ciudades.

En Cuba varias boticas se destacaron por la introducción de técnicas revolucionarias en su ramo. Una de ellas fue la reconocida "Gran Farmacia Johnson", fundada en La Habana a principios de 1886 por una legendaria familia de farmacéuticos: los doctores Manuel Johnson Larralde, Teodoro y Carlos Johnson Anglada y Margarita Johnson Chufat. Ubicada en la calle O`Reilly número 31, alcanzó mayor celebridad en su actividad comercial a partir de 1914 cuando pasó a ser anunciada como "Farmacia Droguería Johnson". El 14 de marzo de 2006 fue destruida por un incendio, pero pudo ser reconstruida y reinaugurada recientemente gracias a la labor desplegada por el equipo de restauración de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.4

En Matanzas la "Botica Francesa", fundada el primero de enero de 1882 por los doctores Ernesto Triolet Lelievre, natural de Lissy, Francia, y Juan Fermín de Figueroa Velis, descendiente de una familia que durante años estuvo asentada en Nueva Bermeja, actual municipio Colón, se ganó también un lugar destacado en la farmacéutica cubana y todavía hoy nos sorprende por su esplendor y belleza constructiva.5


CIENCIA Y ARTE EN LA "FARMACIA BOTTINO"

En Santiago de Cuba la actividad farmacéutica fue desempeñada inicialmente por médicos quienes en su mayoría eran extranjeros. En 1735 el maestro boticario Juan Saco y Quiroga hizo valer su título expedido por el Protomedicato de España y trajo a Santiago de Cuba la "Tarifa General de Precios de Medicina", gracias a la cual fueron eliminados los precios arbitrarios que cada farmacéutico adjudicaba a los medicamentos. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX que la práctica de la profesión maduró y se incrementó el número de farmacias en la ciudad. En todo el país éstas comenzaron a despojarse de las actividades comerciales ajenas a la puramente medicinal y se organizaron en torno a las Reales Juntas Gubernativas de Farmacia (1833-1842). Otro progreso importante en el florecimiento farmacéutico cubano sería la creación de la Facultad de Farmacia en la Universidad de La Habana en 1842.6

La acuciante carencia de medicamentos en la ciudad santiaguera, provocada por la irregularidad con que llegaban los envíos desde España y Francia, obligó a los galenos y boticarios a elaborar remedios a partir de plantas medicinales y miel. Fue así, que comenzó el expendio de fitofármacos y apifármacos en las farmacias de la ciudad.7

Uno de los farmacéuticos de mayor realce por su legado a Santiago de Cuba en el campo de la droguería fue Luis Carlos Bottino y Duzán, quien se graduó de Licenciado en Farmacia el 22 de octubre de 1873 en la Universidad de la Habana.a

En junio de 1879 Bottino inauguró la "Farmacia San Carlos", ubicada en la calle San Basilio alta, No. 2, la cual fue adquirida por la suma de 3 998 pesos con cincuenta centavos y se constituyó en establecimiento insignia del sistema farmacéutico santiaguero en el siglo XIX.

La actividad comercial de medicamentos no fue la única emprendida por Bottino, pues para él fue de sumo interés también el desarrollo de su laboratorio. De diversos países europeos importó los mejores equipos para la elaboración de medicamentos: destiladoras, alambiques, retortas, hornos, balanzas, moldes y otros utensilios de insuperable calidad. La pomería (botes y botellas de cristal y porcelana) utilizada para envasar las fórmulas de Bottino poseía un sello personal al fabricarse especialmente para el establecimiento, lo que marcaba la presencia de su rúbrica como elemento de diseño principal e identificativo de sus productos.

De atrayentes visuales interiores fueron los modernos estantes de madera, combinados con cristales y espejos cuya imagen singular hizo que la población la identificara como "la farmacia de los espejos". En sus anaqueles se exhibía una hermosa colección de frascos de porcelana y cristal destinados a guardar productos para la venta.

En el aspecto científico se significa su aporte al desarrollo del sistema de técnicas curativas y la ampliación de los estudios homeopáticos en la ciudad. Los medicamentos homeopáticos eran de especial aceptación por la población rural y por la de escasos recursos económicos en la ciudad. Sin embargo, este hecho suscitó encarnizadas polémicas entre algunos especialistas de la época quienes tardaron en reconocer las posibilidades curativas de tales preparados y los avances que, en este campo, tenían lugar en Santiago de Cuba.

Se patentaron jarabes y productos farmacéuticos como los bromoformos para combatir la tosferina, enfermedad muy frecuente por aquellos años; el linimento Bottino el cual mantuvo su nombre aun después de su muerte; el vino tónico Morales; el jarabe anticatarral 1092; el vino quinina Bottino; el romerillol Morales; la pomada especial Bottino; y el licor balsámico vegetal Bottino muy recomendado por los médicos santiagueros en casos de catarros nasales, bronquiales y pulmonares entre otros medicamentos que garantizaron el prestigio de esta institución y su permanencia en la memoria colectiva.8

Desplegó también una denodada labor a favor de la instauración de un Colegio de Farmacéuticos en Santiago de Cuba, acontecimiento que se materializó después de su muerte. Se fundó el 24 de octubre de 1898, como institución encargada de agrupar a los profesionales de este ramo en el oriente cubano, y radicó en los altos de la farmacia de Bottino. A ella pertenecieron, entre otros, Juan María Ravelo, Osvaldo Morales y José Camacho Padrób farmacéuticos de gran prestigio que cumplieron un papel importante en la comunidad santiaguera por su vinculación con los sucesos políticos y sociales que acaecieron en la urbe en los finales del siglo XIX.

Entre los objetivos principales de este colegio estaban el establecimiento de gabinetes y laboratorios, para llevar a la práctica los nuevos descubrimientos científicos, y la apertura de centros en los cuales se pudiera dialogar y debatir sobre temas afines sin olvidar el de la enseñanza de la profesión.

Esta organización, declarada oficial por el gobernador Leonardo Wood, incidió positivamente en el gremio de farmacéuticos en cuanto a la solicitud de determinados beneficios para el desarrollo de la práctica profesional, así como en la protección de los mismos en todos los sentidos. Un ejemplo de lo que significó su impronta en el ambiente citadino lo constituye el hecho de que, en el período de la primera intervención norteamericana, los reclamos de los farmacéuticos impidieron el ejercicio de la profesión por parte de ciudadanos extranjeros que no habían revalidado su título en Cuba.

En etapas sucesivas este colegio dio otras muestras a favor de la farmacéutica en Santiago de Cuba. Vale destacar la protesta contra la Ley de Prácticos de Farmacia, aprobada en enero de 1908 por el gobernador Charles Magoon, mediante la cual se autorizó el ejercicio de la actividad farmacéutica a todo dueño, cubano o extranjero, con cinco años de establecido previo examen ante tribunales designados al efecto. Esta disposición fue violentamente combatida por miembros del Colegio Farmacéutico porque pretendía facilitar el establecimiento de farmacias en Cuba por parte de ciudadanos norteamericanos. En este rechazo estuvo presente la voluntad y el carácter de muchos farmacéuticos para que la práctica de la profesión estuviese en manos de especialistas nacionales.


LUIS CARLOS BOTTINO Y SU HUELLA EN LA CIUDAD SANTIAGO DE CUBA

Fue realmente filantrópica la actividad del farmacéutico Luis Carlos Bottino al suministrar medicinas gratis a los pobres y menesterosos. En su testamento dejó una gran suma de dinero (10 000 pesos) para ser repartida entre el Hospital Civil, la Casa de Beneficencia y los asilos de Los Desamparados y de San José. En este último Bottino impulsó la siembra y recolección de plantas medicinales para la preparación y comercialización de fitofármacos en su farmacia.

Por su ascendencia italiana Bottino fue nombrado Agente Consular de Italia en Santiago de Cuba en 1889, lo que se considera una muestra del sólido prestigio que adquirió entre la comunidad italiana radicada en la urbe.

Heredó de su madre, doña Isabel Duzán, la farmacia homeopática "El Comercio", situada en la calle baja de la Marina No. 43, y a partir de este momento se convirtió en uno de los primeros en utilizar y defender este método curativo.

El mérito fundamental de Bottino fue el haber logrado que la actividad farmacéutica en la ciudad pasara a ser desempeñada por graduados en esta especialidad y no por médicos. Además, como estos últimos eran mayoritariamente extranjeros no alcanzaban a evaluar las peculiaridades de las enfermedades tropicales, los tratamientos específicos para curarlas, ni podían comprender el importante uso de las técnicas naturales en la curación de las enfermedades propias de esta latitud.c

Luis Carlos Bottino nació en Santiago de Cuba en el año1842 y murió en la propia ciudad el 5 de diciembre de 1894, a la edad de 52 años, víctima de una enfermedad valvular del corazón. En el momento de su muerte era soltero, aunque tuvo dos hijas naturales a quienes reconoció y otorgó el ilustre apellido Bottino. Después de su fallecimiento, la farmacia pasó a manos de Osvaldo Morales Fullera quien desde 1889 poseía un poder especial para efectuar los trámites de esta. A partir de entonces, como reconocimiento a su esmero y a petición del propio Luis Carlos Bottino, la farmacia San Carlos tomaría su nombre. Al respecto expresó en su testamento:

[…] Lego al Licenciado en Farmacia Osvaldo Morales la suma de ocho mil quinientos pesos en el valor de la farmacia San Carlos, con la obligación de ponerse al frente de ella y procurar que se perpetúe en ella mi nombre, por haber sido fundada por mi y habiéndola atendido con mayor esmero […]9

Osvaldo Morales la dirigió desde el 14 de diciembre de 1894, fecha en que las autoridades municipales autorizaron su reapertura, hasta 1936. A partir de ese momento la farmacia quedó bajo la dirección del doctor Miguel Ángel Miyares.

Durante la etapa republicana el establecimiento «Farmacia Bottino» mantuvo su excelencia tanto en la elaboración de los medicamentos preparados en laboratorios, como en el trato ofrecido a la población que allí acudía en busca de soluciones para sus problemas de salud.

La farmacia se encuentra ubicada en un sitio privilegiado de la ciudad Santiago de Cuba, frente a la Iglesia de la Catedral. Es una edificación de dos plantas exponente del neoclasismo en la arquitectura doméstica de finales del siglo XIX. Muestra una fachada simple de balcón aislado en el segundo nivel y en el primero, se ubican dos puertas principales que estuvieron en función de la actividad comercial que se desarrollaba en la misma. Sus balcones aislados coinciden con las aberturas superiores distribuidas simétricamente a lo largo de las dos fachadas. En estos momentos la edificación se encuentra deshabitada por encontrarse en muy mal estado de conservación y con serio peligro de derrumbe debido a la falta de mantenimiento constructivo y a la realización de acciones de conservación inadecuadas.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Diccionario enciclopédico hispano-americano. Tomo III. Barcelona: Montaner y Simón; 1983. p. 85-7.

2. Bacardí Moreau E. Crónicas de Santiago de Cuba. Tomo I. Santiago de Cuba: Tipografía Arroyo Hermanos; 1923. p.129.

3. Pérez Fontan MJ. Historia de la Farmacia. [Internet]. [citado 6 May 2011]. Disponible en: http://historiadelafarmacia.perez-fontan.com

4. García Delgado G. Los doctores Johnson en la Historia de la Farmacia en Cuba. Educ Med Sup [Internet] 2005 [citado 16 Oct 2011];19(4). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0864-21412005000400006&script=sci_arttext

5. Dopico Borrego P. Breve reseña histórica de la Botica Francesa Dr. Ernesto Triolet, hoy Museo Farmacéutico de Matanzas. Rev Méd Electrón [Internet] 2011 [citado 27 Jun 2011];33(2). Disponible en: http://www.revmatanzas.sld.cu/revistamedica/ano2011 /vol22011/tema18.htm

6. Marchante Castellanos P, Merchán Gonzalez F. Orígenes de la enseñanza de la Farmacia en Cuba. Rev Cubana Farm [Internet] 2006 [citado 27 Nov 2011];40(3). Disponible en:http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0034-75152006000300011&lng=es&nrm=iso

7. Fleitas Salazar CR. Medicina y sanidad en la historia de Santiago de Cuba 1515-1898. Santiago de Cuba: Ediciones Santiago; 2003. p. 30.

8. Bacardí Moreau E. Crónicas de Santiago de Cuba. Tomo V. Santiago de Cuba: Tipografía Arroyo Hermanos; 1924. p. 178.

9. Oriente contemporáneo. Santiago de Cuba: Tipografía Arroyo Hermanos; 1943.

 

 


a Archivo Histórico de la Universidad de La Habana. Índice de graduados desde el año 1843 hasta el de 1936. p.19
b Archivo Histórico Provincial de Santiago de Cuba (AHPSC): Fondo Gobierno Provincial. Leg. 587. no. 4, f. 11.
c Archivo Histórico de Santiago de Cuba (AHPSC). Protocolos Notariales, Leg. 168. f. 2089.

 

 

Recibido: 27 de diciembre de 2012.
Aprobado: 30 de enero de 2013.

 

 

Edelsi Suzet Palermo Liñero. Oficina del Conservador de la Ciudad de Santiago de Cuba. Santiago de Cuba, Cuba.

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