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Revista Cubana de Medicina
versión On-line ISSN 1561-302X
Rev cubana med vol.54 no.4 Ciudad de la Habana oct.-dic. 2015
EDITORIAL
Formación de valores en los profesionales de la Salud
Creating values in the health care professionals
Cuando este número de la Revista Cubana de Medicina salga a la palestra se debe haber celebrado la XV Jornada de Profesores Consultantes de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana, que en esta ocasión tiene por tema central "La formación de valores en las nuevas generaciones. Papel del Profesor Consultante", y es el motivo de este Editorial, considerando que es tarea y responsabilidad de todo profesor de medicina en la preparación, tanto de los estudiantes de esta carrera como de los que están en proceso de especialización (residentes), garantizar la formación y desarrollo de valores en la conducta futura de cada uno de ellos. Si bien lo esencial del profesor es trasmitir conocimientos, habilidades técnicas, procesos del aprendizaje, métodos de estudios y búsqueda de la información científica, con lo que estaría cumpliendo su misión formadora en el orden científico, se hace necesario que siempre, día a día, actividad tras actividad, junto a estas funciones educativas-docentes, esté presente la transmisión, primordialmente con su ejemplo, de las enseñanzas de una conducta ética, moral y humanista, para contribuir eficazmente a la formación o perfeccionamiento de ese futuro médico o especialista.
En la formación de valores, el profesor, sin dejar de ser cada vez más actualizado y profesionalmente técnico en la atención a los pacientes, ha de velar por ser cada vez más sensible, más humano, más comprometido y estar cada vez más disponible para sus pacientes, de manera que al educando le lleguen con fuerza sus conocimientos y, a la par, le inculque el desarrollo de estas cualidades que pueden llegar a ser verdaderas virtudes en el quehacer de su actuación futura, hacerlo un buen profesional, un buen médico.
El distinguido profesor Dr. José de Portugal Álvarez, médico internista, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, amigo que en varias oportunidades visitó y dictó conferencias en nuestro país, miembro de la Real Academia Nacional de España, en un artículo publicado con el título "El buen médico", manifiesta que un buen médico ha de ser una buena persona y define:
...Pero es necesario saber qué debe entenderse por ser buena persona. Es, en principio, una condición ética que tiene traducción social en norma de conducta. Esta condición ética necesita como fundamento la coherencia entre las ideas y los actos, coherencia tan profunda y constante que se constituye en la manera de ser y de actuar de la persona. Pero obviamente, las ideas a las cuales han de acoplarse los actos han de ser éticamente buenas. Tres son, a mi juicio, las que básicamente constituyen la esencia de la buena persona: el respeto, la tolerancia y la solidaridad, transformables en actos como norma de conducta .
Estos son valores que deben ser inculcados en los médicos y especialistas en formación.
Otros valores que se hace necesario trasmitir al educando son la humildad y la sencillez al establecer la relación médico-paciente; así, el médico puede ganar más fácilmente la confianza del enfermo y sus familiares, valores que reforzarán, en el orden asistencial, la transmisión de sus conocimientos científicos. El profesor debe mostrar respeto a los criterios de sus colegas y colaboradores, así como modestia y autoridad ante sus educandos; ser crítico y analizar con sinceridad y comprensión las opiniones de los demás colegas sin mostrar rasgos de autosuficiencia para la solución de situaciones comprometidas o no resueltas, en el enfoque de la atención a un paciente determinado.
En el Editorial del primer número de este año de nuestra Revista Cubana de Medicina, titulado "La formación del médico que necesitamos", su autor, el distinguido Dr. Salvador Tamayo Ruíz del Hospital Universitario de Cienfuegos, señala:
Para muchos médicos en formación y residentes, la compasión del médico, su actitud comunitaria, constituye un deber de orden ético ... el conocimiento científico, y la capacidad técnica para aplicarlo, le restan importancia al aspecto humano de la medicina, ya que la mejor manera de servir a los intereses del paciente radica en lograr su recuperación, y la mejor manera de obtener esto reside allí, en saber aplicar oportunamente el conocimiento científico.
Y agrega el distinguido profesor en dicho Editorial: "La pura compasión no es suficiente, ni tampoco el elemento más importante del médico. Es una cualidad que debe asociarse a integridad, devoción y capacidad ..." Estas cualidades son valores de conducta indispensables en la actuación del médico, principalmente en situaciones en las que, por el conocimiento científico, por los recursos disponibles o por las condiciones del paciente, no se le pueden ofrecer otras posibilidades.
No puede el médico en formación o en desarrollo conformarse ni estar satisfecho con la incorporación solamente de nuevos y valiosos conocimientos científicos, tiene que estar presto a recibir consejos y asimilar cambios en sus actitudes tendientes a consolidar su personalidad científica y humanista, y el profesor ha de esforzarse en todo momento para que su conducta sea el ejemplo en el que todos estos valores, tal vez virtudes, en el quehacer diario lo distingan para que influyan con fuerza y efectividad en la formación integral del estudiante o el residente que tiene a su cargo preparar como profesional de la Salud.
El profesor debe aprovechar todo momento con sus educandos para trasmitirles estos y otros valores de conducta y tener siempre presente el pensamiento de nuestro gran maestro Don José de la Luz y Caballero cuando expresó: "Enseñar puede cualquiera, educar solo quien sea un evangelio vivo".
Dr. C. Manuel Delfín Pérez Caballero
Profesor Titular y Consultante de Medicina Interna.