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Revista Cubana de Pediatría

versión impresa ISSN 0034-7531versión On-line ISSN 1561-3119

Rev Cubana Pediatr v.67 n.2 Ciudad de la Habana Mayo-ago. 1995

 

Hospital Pediátrico Docente "William Soler". Cardiocentro

Cateterismo de la vena yugular externa en el cardiópata

Dra. Diana Pérez Almenares,1 Dr. Lincoln de la Parte Pérez,2 Dr. Israel Pérez Pérez2 y Dra. María Aurora Campa Huergo3
  1. Residente de 4to. año de Anestesiología del Hospital "Julio Trigo".
  2. Especialista de II Grado en Anestesiología y Reanimación del Cardiocentro del Hospital Pediátrico Docente "William Soler". Asistente del Departamento de Cirugía de la Facultad "Enrique Cabrera".
  3. Especialista de I Grado en Cardiología.

RESUMEN

Se realiza un estudio retrospectivo de 263 pacientes pediátricos operados de cirugía cardiovascular, en los cuales se cateterizó la vena yugular externa para medición invasiva de la presión venosa central, administración de volumen y toma de muestras para análisis de laboratorio. Se muestran los resultados obtenidos y se llega a conclusiones.

Palabras clave: VENAS YUGULARES/cirugía; CARDIOPATIAS C ONGENITAS/cirugía; CATETERISMO PERIFERICO; ESTUDIOS RETROSPECTIVOS.

INTRODUCCION

Para administrar anestesia a los niños que padecen de cardiopatías congénitas y son programados para operaciones cardiovasculares se requiere de un sistema de monitoreo continuo que haga posible evaluar la función cardiovascular, el control de la presión venosa central (PVC), el electrocardiograma y la medición directa de la presión arterial con los requerimientos mínimos, los cuales deben ser vigilados durante todo el perioperatorio.1

La inserción de un catéter en el sistema venoso central nos permite la medición constante de la PVC. Esta es una excelente vía para administrar fármacos vasoactivos, volumen y extraer muestras de sangre para los análisis indispensables de laboratorio.2

Existen diferentes vías y técnicas para la colocación de los catéteres en el sistema venoso central, entre las que se encuentran la yugular interna, externa, subclavia, axilar y las venas anticubitales (basílica). Todos los sitios tienen des ventajas, aunque la yugular interna disminuye muchas de las complicaciones de las otras técnicas.1-3

En nuestro servicio se cateterizan 2 venas centrales como promedio en los niños con cardiopatías complejas o se insertan catéteres de doble luz para poder administrar los múltilples fármacos vasoactivos que se necesitan durante la operación y aun varios días después.

En los niños en los cuales no es posible canalizar la yugular interna o se necesita más de una vía central, se canaliza la vena yugular externa.

El objetivo de nuestro trabajo es mostrar el resultado de nuestras obser vaciones sobre el valor del cateterismo de la vena yugular externa.

MATERIAL Y METODO

Se realiza un estudio retrospectivo en 263 operados en el Cardiocentro por padecer diferentes cardiopatías congénitas y a los que previamente se les realizó cateterismo de la vena yugular externa en el período de 1987 a 1993.

Todos los pacientes se premedicaron por vía intramuscular y se redujo la anestesia antes de realizar la punción venosa yugular.

En la mayoría de los pacientes se empleó la técnica de Seldinger con guía en J (jota) para vencer la válvula próxima a la unión con la subclavia. En un grupo de pacientes se colocó sola mente un trocar de grueso calibre para administrar volumen y como una según da vía después de canalizar la yugular interna.

El catéter se retiró en la sala de Cuidados Intensivos Posoperatorios a las 24 a 72 horas según indicación de los intensivistas y se anotó cualquier complicación observada.

RESULTADOS

Se analizan los resultados obtenidos en 263 pacientes que fueron operados en nuestro Cardiocentro después de cateterizada la vena yugular externa en el período de 1990 a 1994.

Las edades oscilaron entre los 3 meses y los 11 años de edad.

En la tabla 1 se señalan las cardiopatías congénitas que padecían los pacientes estudiados y se observa que el mayor número padecía de coartación de la aorta y ductus arterioso, defectos que se operan en decúbito lateral por toracotomía, donde habitualmente no se mide la PVC y al considerarlos "sencillos" nos basta con los trocares en venas periféricas y una vía central para volumen y fármacos vasoactivos.

En la tabla 2 aparecen los catéteres empleados, y existe una preferencia por los de doble luz con guía en J con los cuales se logra vencer casi siempre la válvula.1,4-6

En 123 pacientes de los que empleamos la guía en J (93 %) logramos pasar al sistema venoso central, pero esto sólo fue posible en 12 (41 %) de los 29 en los cuales se empleó la guía metálica recta.

Las complicaciones más frecuentes halladas por nosotros fueron el hematoma en 13 pacientes (4,9 %) y el fallo de la técnica en 3 niños (1,1 %).

DISCUSION

Uno de los grandes retos de la anestesia pediátrica en el paciente de alto riesgo es la inserción de un catéter dentro de un vaso de pequeño calibre.

El número de vías ha de ser sufi ciente para la administración del volumen necesario, los agentes vasoactivos y la medición de la PVC.1,2

En nuestro servicio canalizamos 2 venas periféricas en todos los pacientes, siempre que esto sea posible, pues en los niños pequeños muchas veces no se palpan ni se ven, y cateterizamos 1 ó 2 venas centrales de acuerdo con el estado físico de los pacientes y la magnitud de la operación.

La vía de acceso más conveniente al sistema venoso central es la vena yugular interna,3,7,8 pero la vena yugular externa tiene una válvula en su unión con la vena subclavia que ofrece resistencia al paso del catéter, para lo cual es útil utilizar la guía metálica en forma de J.4-6

La guía metálica en J garantiza el doble de éxito y es mucho menos traumática para la pared del vaso. En los niños pequeños debe emplearse la guía de 3 mm.1,6

En la literatura médica se describen varias complicaciones por este proceder, pero en la práctica si se toman los cuidados necesarios disminuye la posibilidad de muchas de ellas, excepto el hematoma en el sitio de punción.

AGRADECIMIENTOS

Por la colaboración de los compañeros anestesistas Lucía Ovies Saque y Manuel Echemendía en la realización de este trabajo.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

  1. Lake C. Pediatric cardiac anesthesia. 2. ed. Norwalk: Appleton and Lange, 1993.
  2. Kaplan J. Cardiac Anesthesia. Orlando: Grune and Stratton, 1987.
  3. Hayashi Y, Uchida O, Takaki O. Internal jugular vein catheterization in infants undergoing cardiovasc surgery: an analysis of the factors influencing successful catherization. Anesth Analg 1992;74:688-93.
  4. Blitt CD, Wright WA. Central venous catheterization via the external jugular vein. A technique employing the J. Wire. JAMA 1974;229:817-8.
  5. Blitt CD, Carlson GL, Wirght WA. J. Wire versus straight Wire for central venous system cannulations via the external jugular vein. Anesth Analg 1982;61:536-7.
  6. Nordstrom L, Fletcher R. Comparison of two different J-Wires for central venous cannulation via the external jugular vein. Anesth Analg 1983;62:365-7.
  7. Garrick ML, Neches WH, Fricker FJ. Usefulness of the internal jugular venous route for cardiac catheterization in children. Am J Cardiol 1990;65:1276-8.
  8. Troianos CA, Javino JS. Internal jugular vein cannulation guided by echocardiography. Anesthesiology 1991;74:787-9.
Recibido: 27 de enero de 1995. Aprobado: 11 de marzo de 1995.

Dra. Diana Pérez Almenares. Hospital Pediátrico Docente "William Soler". Altahabana, Ciudad de La Habana, Cuba.

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