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Revista Cubana de Pediatría

versión impresa ISSN 0034-7531

Rev Cubana Pediatr vol.85 no.1 Ciudad de la Habana ene.-mar. 2013

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Riesgos y consecuencias de las prácticas sexuales en adolescentes bajo los efectos de alcohol y otras drogas

 

Risks and consequences of the sexual practices in adolescents under the effects of alcohol and other drug consumption

 

 

PhD. Guillermo Castaño Pérez, MSc. Eduardo Arango Tobón, MSc. Santiago Morales Mesa, MSc. Alexander Rodríguez Bustamante, MSc. Carolina Montoya Montoya

Fundación Universitaria "Luis Amigó". Medellín, Colombia.

 

 


RESUMEN

Introducción: la sexualidad, y el consumo de alcohol y drogas en los adolescentes, figuran en la actualidad como uno de los asuntos con mayor prioridad para la salud pública. La preocupación radica en reducir los riesgos de infecciones de transmisión sexual, el virus de la inmunodeficiencia humana y los embarazos tempranos no deseados.
Objetivo: analizar las prácticas sexuales bajo el efecto de alcohol y otras drogas, y los riesgos que esto implica, en los adolescentes de la ciudad de Medellín.
Métodos: la muestra se estableció mediante método probabilístico aleatorio y por conglomerados. El universo correspondió al número total de estudiantes matriculados en colegios públicos y privados de la ciudad de Medellín de 8vo., 9no., 10mo. y 11no. grados, en el año 2010 (91 857 estudiantes) con edades comprendidas entre los 14 y 17 años. El tamaño muestral incluido fue de 955 estudiantes usando un intervalo de confianza de 95. Se diseñó un estudio descriptivo, transversal para conocer las prácticas sexuales bajo el efecto de alcohol u otras drogas, y los riesgos que corren los adolescentes. Se establecieron frecuencias, porcentajes y asociaciones estadísticas con el programa SPSS, versión 19.0
Resultados: consumir alcohol u otras drogas y tener prácticas sexuales presenta una asociación estadística significativa (p= 0,000). El 62,4 % de los adolescentes que han consumido una sustancia psicoactiva, han tenido relaciones sexuales, frente a un 29,4 % que, habiendo consumido alcohol y otras drogas, no lo han hecho. El alcohol es la droga más usada (79,8 %). Le siguen la marihuana (31,83 %), poppers (8,97 %), la cocaína (7,75 %) y el éxtasis (5,71 %). Las prácticas sexuales más frecuentes bajo el efecto de sustancias psicoactivas son las exploratorias (manoseo, caricias), para un 71,02 %, seguida de la penetrativa vaginal (63,67 %), el sexo oral (45,30 %) y la masturbación (19,59 %). De los adolescentes que tienen prácticas sexuales (N= 561) bajo el efecto de las drogas, el 12,47 % no han usado métodos de protección, y las consecuencias más significativas han sido las infecciones de trasmisión sexual (2,0 %) y el embarazo no deseado (2,8 %). No se encontró asociación estadísticamente significativa (p= 0,711) entre tener relaciones sexuales bajo el efecto de alcohol o estar sobrios, y el uso de métodos de protección.
Conclusiones: se constata lo evidenciado en otras investigaciones, sobre la frecuente asociación entre el consumo de drogas y las prácticas sexuales en adolescentes. Lo que aporta de nuevo este estudio, es dar cuenta del tipo de prácticas bajo el efecto de sustancias psicoactivas, muchas de ellas no exentas de riesgo, y reforzar la necesidad de incluir en los programas de prevención para sexo seguro, acciones para minimizar los daños de tener prácticas sexuales bajo el efecto de sustancias psicoactivas.

Palabras clave: prácticas sexuales, consumo de drogas, riesgos, adolescentes.


ABSTRACT

Introduction: sexuality, and alcohol and drug consumption by adolescents currently appear as high priority issues for the public health. The concern lies in reducing the risks of sexually transmitted infections, the human immunodeficiency virus and the early unwanted pregnancies.
Objectives: to analyze the sexual behaviors under the effect of alcohol and other drug consumption and the inherent risks in adolescents living in Medellin city.
Methods: the sample was selected through the random and cluster probabilistic method. The universe of study covered the total number of 8th, 9th, 10th and 11th students from the public and private schools of Medellin in 2010. The age of the 91 857 students ranged 14 to 17 years. The final sample included 955 students, using a 95 % confidence interval. A cross-sectional descriptive study was designed to find out the sexual practices and risks of adolescents under the influence of alcohol and other drug consumption. The SPSS program, version 19.0 served to set frequencies, percentages and statistical associations.
Results: taking alcohol or other drugs and having sexual intercourse exhibit a significant statistical association (p=0.000). In the study group, 62.4 % of the adolescents who had taken some psychoactive substances had sexual intercourse whereas 29.4% who had also taken alcohol and other drugs had not. Alcohol was the most used drug (79.8%), followed by marihuana (31.83 %), poppers (8.97 %), cocaine (7.75 %) and ecstasy (5.71 %). The most frequent sexual practices under the above-mentioned conditions were exploratory ones such as body touching and caressing (71.02 %); vaginal penetration (63.67 %), oral sex (45.30 %) and masturbation (19.59 %). Of those adolescents who had sexual practices (n= 561) under the influence of drugs, 12.47 % were unprotected, being sexually transmitted diseases (2 %) and unwanted pregnancy (2.8 %) the main consequences. There was no statistically significant association (p= 0.711) between having sexual intercourse under the effect of alcohol or not and the use of sexual protection methods.
Conclusions: the study confirmed the results of other research studies about the frequent association between the drug consumption and the sexual practices of adolescents. The new contributions of this study were to show the types of sexual practices under the effect of psychoactive substances, many of which are not risk-free, and to stress the need of including further actions in the preventive programs for safe sex, in order to minimize the harms that the sexual practice under the effect of these substances consumption may cause.

Key words: sexual practice, drug consumption risks, adolescents.


 

INTRODUCCIÓN

Tener prácticas sexuales no protegidas, y el consumo de sustancias psicoactivas en los jóvenes, son dos de las mayores preocupaciones de la salud pública en la actualidad. En América Latina, la OPS estima que la mitad de los nuevos casos por VIH se reportan en personas con edad inferior a 25 años, los cuales se han contaminado por vía sexual.1 En los Estados Unidos los mayores índices de contagio con el VIH están en los jóvenes con edades entre 17 y 19 años, en su mayoría varones.2

La prevalencia de consumo de drogas entre los adolescentes aumenta cada vez más en los distintos estudios epidemiológicos. En Europa los datos del European School Survey Project on Alcohol and Other Drugs (ESPAD)3 muestran un aumento del uso de las drogas ilegales entre los jóvenes con fines experimentales, pero también su consumo reciente y habitual.

La United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC), en español Programa de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito,4 estima que en 2007 entre 172 y 250 millones de personas consumieron drogas ilícitas por lo menos una vez el año anterior, y que en 2007 había entre 18 y 38 millones de consumidores problemáticos de drogas entre 15 y 64 años. En Colombia la prevalencia de consumo de las drogas legales durante el último año en la población general entre los 12 y los 65 años (N= 20 964), alcanzó un 61,18 % en el caso del alcohol, mientras que para cualquier otra sustancia ilícita fue de 2,74 %.5 En Medellín, en población escolarizada entre los 11 y los 18 años (N= 1 155), la sustancia psicoactiva de mayor consumo es el alcohol (prevalencia de vida [PV]= 81,4 % y prevalencia último año [PUA]= 66,1 %). Le siguen la marihuana (PV= 20,2 % y PUA= 12,4 %), la cocaína (PV= 11,1 % y PUA= 6,6 %), las inhalables (PV= 7,7 % y PUA= 4,0 %), las benzodiacepinas (PV= 5,2 % y PUA= 3,2 %), el éxtasis (PV= 3,5 % y PUA= 1,9 %) y la pasta básica de cocaína (basuco) (PV= 0,9 % y PA= 0,7 %).6

Los efectos de las diferentes drogas sobre el deseo y el acto sexual han sido estudiados a fondo por varios autores. El alcohol es la sustancia más consumida y la que más influye en la conducta sexual, y es usada para reforzar la confianza y rebajar las inhibiciones;7-12 la marihuana, por su parte, ha sido utilizada para facilitar el inicio, deshinibirse y aumentar la excitación;13 igualmente, la cocaína y el popper son usados para buscar mayor placer y prolongar la relación;14-16 y la heroína, para evitar la eyaculación precoz.17 El éxtasis fue mitificado en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado como la droga del amor, y muy usada, por ello, en las prácticas sexuales.18,19

Existen numerosos estudios que muestran una gran asociación entre el consumo de drogas y las prácticas sexuales de riesgo.20-24 La relación entre el alcohol, las otras drogas y el sexo entre adolescentes, tiene importantes repercusiones en la salud pública, debido al peligro de contraer VIH, infecciones de transmisión sexual (ITS) y al incremento de los embarazos no deseados.25,26 Este trabajo pretende dar cuenta de las prácticas sexuales de los adolescentes bajo efectos de alcohol y otras drogas, describir el tipo de drogas usadas, las prácticas realizadas y las consecuencias por no usar métodos de protección, con el fin de orientar el desarrollo de programas preventivos dirigidos a este sector poblacional.

 

MÉTODOS

El tipo de estudio fue no experimental de nivel descriptivo y correlacional, de diseño transversal. La muestra se estableció mediante método probabilístico aleatorio y por conglomerados. Se tomó como universo el número total de estudiantes matriculados en colegios públicos y privados de la ciudad de Medellín de 8vo., 9no., 10mo. y 11no. grados, en el año 2010 (91 857 estudiantes), con edades comprendidas entre 14 y 17 años. El tamaño muestral incluido fue de 955 estudiantes usando un intervalo de confianza de 95.

Previo cumplimiento de los aspectos éticos y la firma del consentimiento informado por las directivas de los colegios seleccionados, los padres de familia y los estudiantes participantes, los seleccionados diligenciaron en el aula de clase un formulario autoadministrado que incluía puntos que trataban los aspectos sociodemográficos, tipo de colegio, consumo de drogas y prácticas sexuales, métodos de planificación empleados, y consecuencias por prácticas de riesgo.

Para el análisis descriptivo se utilizaron las distribuciones de frecuencia para las variables cualitativas, y estadísticos descriptivos (medidas de tendencia central, de dispersión y de desviación típica), para las variables cuantitativas, previo a la identificación de su distribución. La prueba de distribución usada fue la de Kolmogorov-Smirnov, y se utilizaron medidas de posición y de resumen como la media y la desviación estándar, cuando la distribución fue normal, mientras que para las distribuciones no normales se usó la mediana, con los valores mínimos y máximos para determinar el rango de variación de los datos. En el análisis de correlaciones entre variables cualitativas se utilizó la prueba chi cuadrado de independencia, y cuando las frecuencias esperadas fueron menos de 5, la prueba exacta de Fisher. La decisión de rechazar la hipótesis nula, de no relación entre las variables, se tomó con base en el valor de p menor o igual a 0,05. Cuando el análisis incluyó una variable cuantitativa y una cualitativa, se analizó con la prueba U de Mann-Whitney, debido a que las variables cuantitativas no siguieron una distribución normal. La información se procesó con SPSS versión 19, y se editaron los resultados en Microsoft Excel.

 

RESULTADOS

En este estudio el 54,8 % son hombres y 45,2 % mujeres, con edades comprendidas entre 14 y los 18 años, y el mayor número ubicado entre 15 y los 16 años (62,7 %), matriculados en los grados 8vo. (6,2 %), 9no. (33,3 %), 10mo. (29,3 %) y 11no. (30,4 %), tanto de colegios públicos (68,9 %) como privados (30,1 %), para un total de 99 %. Participaron todos los estratos socioeconómicos, con mayor presencia de los niveles 1, 2 y 3 considerados como los de menos recursos (69,42 %) (tabla 1).

Entre los 955 encuestados, 561 estudiantes (58,7 %) han tenido prácticas sexuales, y la edad media del inicio son los 13,62 años (DE= 1,82). Se identificó un 2 % de estudiantes que iniciaron las relaciones sexuales antes de los 10 años. Con significancia estadística, los resultados del estudio muestran que los hombres son los que más relaciones sexuales tienen (67,5 %), con respecto a las mujeres (48,1 %) (p= 0,00). El estrato socioeconómico -que en Colombia es dado por el Departamento Administrativo de Estadísticas (DANE), de acuerdo con las características de la vivienda, clasificados del 1 al 6 (el 1 el más bajo y el 6 el más alto)- y tener relaciones sexuales, también muestra una asociación estadística significativa (p= 0,01). Las relaciones sexuales de los adolescentes de Medellín se dan en todos los estratos, con una mayor frecuencia en los estratos socioeconómicos 1 (63,1 %) y 2 (65,1 %). Le sigue el estrato 3, con el 62,1 % y el 6 con el 60 %. Los adolescentes de los estratos 4 y 5 son los que presentan menores frecuencias en las relaciones sexuales. Ser de un colegio público o privado y que los adolescentes tengan relaciones sexuales, muestra también una asociación estadística, aunque más débil, pero significativa, donde p= 0,036 (£ 0,05), y se da la mayor frecuencia de relaciones sexuales en los adolescentes de los colegios públicos (60,9 %) frente a los privados (53,7 %).

Consumir alcohol u otras drogas y tener relaciones sexuales presentan asociación estadísticamente significativa (p= 00,00). El 62,4 % de los adolescentes que han consumido una sustancia psicoactiva han tenido relaciones sexuales, frente a un 29,4 % que no lo han hecho. El alcohol es la droga más usada en las relaciones sexuales (79,18 %). Le siguen la marihuana (31,83 %), poppers (8,97 %), la cocaína (7,75 %), el éxtasis (5,71 %), las benzodiacepinas y el cacao sabanero (4,08 %), el LSD (3,67 %), los hongos (3,26 %), los inhalantes bóxer y sacol (2,85 %) y la heroína (2,04 %). Con cifras por debajo del 2 % y por encima de 1 %, aparecen el éxtasis líquido (GHB), la ketamina, 2CB y la metanfetamina (cristal). Fue frecuente el uso de varias sustancias a la vez (tabla 2).

Las prácticas sexuales más frecuentes realizadas por los adolescentes de Medellín estando bajo el efecto del alcohol u otras drogas son: las exploratorias (71,02 %), la penetrativa vaginal (63,67 %), el sexo oral (45,30 %) y la masturbación (19,59 %). Con una menor frecuencia también practican el sexo anal el 12,24 %, el sexo con juguetes eróticos el 8,16 %, el sexo en tríos el 6,93 %, las orgías el 4,89 % y el cibersexo el 4,08 % (tabla 3).

El 83,77 % de los adolescentes que han tenido prácticas sexuales han usado condón o algún otro método de planificación, mientras que el 12,47 % no lo han hecho. El condón es el método anticonceptivo más utilizado por los jóvenes (27,5 % siempre, 17,6 % algunas veces), seguido del método de la marcha atrás eyacular por fuera (8,1 % siempre, 10,7 % algunas veces) y la pastilla del día después (6,1 % siempre, 4,9 % algunas veces) (tabla 4).

Del total de adolescentes que han tenido relaciones sexuales (561), el 2,8 % han reportado embarazo no deseado, y el 2 % ITS. No se estableció si tuvieron la relación sexual bajo efecto de alcohol u otras drogas. No se encontró asociación estadísticamente significativa (p= 0,711) entre tener relaciones sexuales bajo el efecto de alcohol o estar sobrios, y el uso de métodos de protección.

 

DISCUSIÓN

De los estudios sobre prácticas sexuales realizados en Colombia los adolescentes antioqueños son los que más prevalencia tienen en las relaciones sexuales (58,7 %) y los que más precozmente inician su actividad sexual (13,62 años, DE=1,82). En Santa Marta, en estudiantes adolescentes, se ha informado una prevalencia de relaciones sexuales de alrededor del 25 %.27,28 En otros estudios nacionales, Useche y otros29 encontraron una prevalencia del 52 % en estudiantes de media vocacional en Manizales, mientras que, Castillo y otros30 informaron una prevalencia aproximada del 19 % en estudiantes de un colegio de Bucaramanga. Por su parte, Vera y otros31 documentaron una prevalencia del 58 % en adolescentes colegiales y universitarios, igualmente, de Bucaramanga.

En Colombia, en la última década, se aprecia una tendencia a tener relaciones sexuales a edades más tempranas.29,32-34 Campo-Arias y otros,33 y Vera, López, Orozco y Caicedo31 reportan edades de inicio por debajo de los 16 años. La edad media en nuestro estudio fueron los 13,62 años (DE= 1,82), un poco por encima de lo reportado en Chile por Fernández y otros,35 quienes encontraron en estudiantes de 7mo. y 8vo. grados una edad media de inicio a los 12,2 años, y muy cerca a lo hallado por Chirinos y otros,36 quienes, entre adolescentes peruanos, reportaron los 13 años.

En relación con el género, en este trabajo se encontró que los del sexo masculino informaron con mayor frecuencia relaciones sexuales que el sexo femenino, dato que concuerda con lo hallado en investigaciones realizadas por Chirinos, Salazar y Brindis;36 Gascón y otros,32 Slap y otros,37 Vilela y Schor,38 y Ruangkanchanasetr y otros.39 Una posible explicación es la cultura relacionada con el "machismo", en la que en los hombres se permite, y a veces se promueve, una actividad sexual más temprana, y existen menos tabúes para informar de sus experiencias.34,39,40

Muy pocos estudios informan la asociación entre el tipo de colegio, privado o público, y haber tenido relaciones sexuales,33 pero los resultados han sido contradictorios. Caballero Villaseñor2 halló que estudiar en colegio privado influía, para un inicio tardío de la actividad sexual, mientras Gascón y otros32 indicaban que estudiar en colegio público o privado no influía en la edad de comienzo de las relaciones sexuales. No obstante, son mayores los trabajos que muestran que estudiar en colegios públicos se asocia con haber tenido prácticas sexuales más tempranas.32,37,41,42 Nuestro estudio presenta una asociación estadística significativa en tal sentido, porque los colegios públicos presentan los adolescentes que tienen mayor frecuencia de relaciones sexuales (60,9 %), frente a los privados (53,7 %) (p= 0,036).

El trabajo que presentamos da cuenta que a menor nivel o estrato socioeconómico, hubo mayores probabilidades de haber tenido relaciones sexuales, un resultado parecido al reportado por Valois y otros,42 pero contrario a lo hallado en investigaciones realizadas por Upchurch y otros40 y Bernache-Baker,43 quienes encontraron mayor prevalencia de relaciones sexuales en adolescentes de estratos sociales altos.

Los jóvenes consideran las drogas como un instrumento facilitador y potenciador de las relaciones sexuales.44 Esto hace frecuente esta asociación. En nuestro estudio, con una relación estadística significativa (p= 0,000), el 62,4 % de los adolescentes que han consumido una sustancia psicoactiva han tenido relaciones sexuales, frente a un 29,4 % que no lo han hecho. Los datos de este trabajo concuerdan con otras investigaciones, en cuanto a tener prácticas sexuales ligadas a conductas de riesgo para la salud, como ingerir bebidas alcohólicas y consumir drogas.28,30,33,45-48

Los efectos del alcohol afectan las capacidades cognitivas de evaluación coste-beneficio de la conducta sexual, y llevan a los sujetos a tener prácticas de riesgo.49,50 El consumo de drogas "relaja inevitablemente las costumbres sexuales y, en consecuencia, lleva a mantener relaciones descuidadas e inseguras".51 En esta investigación el alcohol es la sustancia que con más frecuencia se consume, lo que coincide con lo hallado por Abrahamson,7 Martin,8 Lameiras y otros,9 Gaspar y otros,10 Reis y Matos,11 y Da Silva y otros;12 y le siguió la marihuana, usada por los adolescentes para facilitar el inicio, desinhibirse y aumentar la excitación, diferente a lo encontrado por Calafat, Juan, Becoña y Mantecón,16 quienes en su estudio hallaron controversias con respeto al uso de marihuana en las prácticas sexuales. La cocaína ocupo el tercer lugar, como sustancia preferida para tener relaciones sexuales.

Con respecto al tipo de prácticas sexuales bajo el efecto de alcohol u otras drogas y de lo cual no se encontraron antecedentes de investigaciones que permitieran comparar nuestros hallazgos, es importante señalar en esta investigación que entre las prácticas sexuales que mayormente se realizan, se encuentran las penetrativas vaginal, anal y el sexo oral, y son estas precisamente las que mayor riesgo ofrecen.

En relación con el uso del condón, el 27,5 % reportó su utilización siempre, mientras que el 17,6 % lo hacia casi siempre, en contraste con los países industrializados, en que su uso alcanza cifras cercanas al 60 %.52-54 Esto constituye un llamado de atención sobre su baja utilización en este grupo poblacional, hecho de capital trascendencia para reducir la incidencia de infección por VIH e ITS, y un aspecto que debe ser tenido muy en cuenta en el diseño de estrategias educativas y preventivas en el futuro.52,53

Llama la atención en nuestro estudio que un porcentaje no despreciable usa como método de protección el coito interrupto (8,1 % siempre y 10,7 % algunas veces), y sobre el cual existen suficientes evidencias de su inocuidad para proteger de un embarazo, una ITS y VIH/sida. Despierta también interés el uso de la pastilla del día después (6,1 % siempre y 4,9 % algunas veces), lo que demuestra la aceptación que este método ha tenido entre los adolescentes y la acogida en este grupo poblacional. Este método es de reciente aprobación en Colombia, pero advierte también de la posible falta de información sobre la utilidad, precisa de altas dosis hormonales sobre la fecundación, así como su ineficacia para prevenir otras problemáticas.

Becoña y otros,55 Calafat y otros,16,56 Castilla y otros,57 Bellis y otros,58,59 Coleman y Cater,60 Donovan y McEwan,61 y Rodríguez y otros,62 han reportado en sus estudios una baja utilización de métodos de protección y anticonceptivos, cuando se tienen relaciones sexuales bajo el efecto de alcohol u otras drogas, lo que ha traído como consecuencia embarazos no deseados, contagio de ITS y el VIH/sida. En nuestro estudio las consecuencias por tener prácticas sexuales sin protección, fueron el embarazo y las ITS; no se preguntó por VIH/sida, ni se realizaron pruebas serológicas.

Bellis y otros,59 explican que las prácticas sexuales de riesgo bajo el efecto de sustancias psicoactivas se debe a la alteración que produce el consumo de drogas en la toma de decisiones, y ello incrementa la probabilidad de que mantengan relaciones sexuales sin protección. En esta línea Leeman, Grant y Potenza63 señalan la desinhibición que produce la intoxicación, característica de las alteraciones en el lóbulo frontal, como responsable de este tipo de comportamiento. Por otro lado, González y otros,64 apuntan que el principal factor que explica la realización de prácticas sexuales de riesgo en consumidores de drogas, especialmente la cocaína y la heroína, es el rasgo de personalidad de búsqueda de sensaciones, mientras que Espada, Antón y Torregrosa65 registran el autoconcepto como factor predictor de la realización de conductas de riesgo bajo los efectos de las drogas (excepto alcohol) por encima de la búsqueda de sensaciones.

Gullette y Lyons,66 por su lado, señalan la baja autoestima como la responsable de que algunos jóvenes abusen del alcohol, mantengan relaciones sexuales con un mayor número de parejas y tengan conductas de riesgo como la no utilización de preservativos; mientras López y Becoña,67,68 Compton, Cottler, Shillington y Price69 se refieren a la presencia de trastornos de personalidad (frecuente en consumidores de cocaína) asociado a conductas sexuales de riesgo, ya que este trastorno se caracteriza por la impulsividad e irresponsabilidad.

Sexo y sustancias psicoactivas, seguirán siendo una mezcla atractiva para paliar los malestares de la existencia, y entre los adolescentes, el clímax de su despertar a la vida adulta. Propender porque esta asociación no se dé, al menos con sexo y alcohol, en una cultura como la de Occidente, es una utopía. Queda entonces incluir en los programas de prevención para un sexo seguro y gratificante en jóvenes, las estrategias de minimización de riesgos ya aplicadas en otras problemáticas, y por tanto, conseguir disminuir o evitar los casos de ITS, VIH/sida y embarazos tempranos no deseados en este grupo poblacional.

 

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Recibido: 5 de marzo de 2012.
Aprobado: 25 de septiembre de 2012.

 

 

Guillermo Castaño Pérez. Facultad de Psicología y Ciencias Sociales. Fundación Universitaria "Luis Amigó". Transversal 51 A, # 67B-90. Medellín, Colombia. Correo electrónico: gcastano@funlam.edu.co