Introducción
La COVID 19 es una enfermedad respiratoria emergente, que afecta globalmente al planeta y aunque se relaciona con grados diferentes de insuficiencia respiratoria también aparecen casos en los que aparecen síntomas gastrointestinales y la presencia del SARS-CoV-2 RNA en heces.1
El objetivo de este trabajo es examinar la relación entre la infección por el virus, la microbiota intestinal y la presencia de síntomas digestivos.
Métodos
Se realizó una búsqueda bibliográfica en Medline, Pubmed, Scielo, LILACS y Cochrane en los últimos 6 meses en idioma inglés y español, sobre la presencia de síntomas digestivos en enfermos de COVID-19. Se realizó análisis comparativo delos resultados de las investigaciones para responder a las interrogantes que existen sobre la participación del aparato digestivo en la patogenia y evolución de la enfermedad
Resultados
Hay estudios que reflejan que existe una relación entre la microbiota intestinal, las citocinas proinflamatorias y la evolución de los enfermos, aspectos que se confirman a través de los análisis metabolómicos de las heces. Estos resultados sugieren que la presencia de aminoácidos en las excretas pueden predecir la evolución desfavorable de los pacientes asociada a un estado de disbiosis de la mucosa intestinal con disminución de Bifidobacteria y Lactobacillus y aumento del Corynebacterium y Ruthenibacterium , como respuesta a la hipoxia sufrida a nivel celular por alteración de los patrones de la inflamación.2
Aunque esta hipótesis está por demostrar, es necesario conocer las alteraciones de la microbiota intestinal relacionadas con la enfermedad, las cuales pueden tener un impacto en la respuesta inmune del ser humano que sirvan como soporte para desarrollar estrategias relacionadas con la prevención y control de la enfermedad.
La diversidad de la microbiota intestinal puede jugar una función moduladora en la evolución de la infección, ya que la respuesta inmune desorganizada conduce a la ruptura del equilibrio entre la respuesta proinflamatotria modulada por los linfocitos T helper 17, las interleucinas 1 y la 16, el factor de necrosis tumoral alfa y la respuesta antiinflamatoria modulada por la célula reguladora de linfocitos T, esto predispone a un estado de dishomeostasia, que en cualquiera de los extremos condiciona una evolución desfavorable del enfermo.3
Las funciones de la microbiota intestinal son de protección, trofismo y regulación metabólica, la cual puede variar según la composición de la dieta, con grandes diferencias entre las basadas en proteína animal y en las que predominan los vegetales. Se conoce que el estrés sistemático, el daño tisular y la inflamación sostenida pueden producir cambios agudos en la microbiota con repercusión en la respuesta del organismo a través de la inmunidad. Las estrategias de nutrición personalizadas deben estar dirigidas hacia los aspectos vulnerables del enfermo, durante en el tratamiento, la convalecencia y muy importante en la prevención de la enfermedad..4
El eje pulmón-intestino está conectado bidireccionalmente, por lo que las endotoxinas, metabolitos y microbios del pulmón pueden afectar la microbiota intestinal5lo que justifica la posibilidad de que el virus tenga un impacto en este ecosistema.6
Manifestaciones digestivas de la COVID 19
Los síntomas digestivos varían entre las poblaciones y pueden aparecer antes o durante el transcurso clásico de la enfermedad, (síntomas respiratorios y fiebre) o coexistiendo todas las manifestaciones, lo que aumenta las interrogantes sobre cuáles son los factores que influyen específicamente en la afectación de cada sistema.7,8,9
Dentro de los síntomas gastrointestinales que se asocian a la infección por SARS-CoV-2 se encuentran la anorexia, las náuseas, el dolor abdominal y el vómito, el cual es el síntoma más frecuente en la población pediátrica. Los pacientes que presentan diarrea se relacionan con una evolución desfavorable de la enfermedad aunque todavía está por confirmar.2
Aunque no está del todo claro el por qué el tropismo del SARS-CoV-2 por el tracto gastrointestinal, se propone que esté mediado por los receptores de ACE, enzima convertidora de angiotensina 2 (ECA2) que tiene una alta expresión en el sistema gastrointestinal, fundamentalmente en el intestino delgado proximal y en los colonocitos. La hipótesis principal está relacionada con la invasión del virus a los enterocitos absorbentes, lo que produciría alteraciones en la absorción y como consecuencia diarrea en estos pacientes
Además, se conoce que la proteasa transmembrana serina es una importante enzima que se libera en la unión virus-receptor que facilita la infección de la célula huésped, por lo que una vez que el virus ingresa a la célula, comienza un proceso de replicación de su ARN, que produce nuevos viriones, que se liberan al tracto gastrointestinal y se emplean como receptores de entrada del virus al enterocito e indica infectividad.
Esta teoría se ha confirmado con la detección de ARN del SARS-CoV-2 en muestras de heces, incluso hasta cinco semanas después de que los resultados de muestras respiratorias sean negativos, lo que supone el mecanismo fecal-oral como una posible ruta de transmisión de la enfermedad.10,11,12 La enzima convertidora de angiotensina 2 modula la inflamación intestinal del ecosistema intestinal y regula el transporte de aminoácidos.2,13,14
El SARS-Cov-2 puede bloquear la función ACE2 y provocar diarrea lo que ocasiona un cuadro de mala absorción, asociada a un desequilibrio en la secreción intestinal y activación del sistema nerviosoentérico.(5 )
Es importante destacar que las manifestaciones gastrointestinales pueden ser los únicos síntomas iniciales en algunos pacientes con COVID1915,16 y representan un desafío importante para esclarecer la posibilidad de la trasmisión fecal del virus.17,18,19) aunque aparecen entre el 3-33 % de los afectados.15
Otras manifestaciones digestivas: alteración del perfil hepático y pancreático10
La evidencia sobre la fisiopatología de la lesión hepática en pacientes con infección por SARS-CoV-2 es limitada, aunque se han documentado diferentes grados de alteración del perfil bioquímico hepático y su asociación con una tasa mayor de mortalidad.
En los enfermos con lesión del hepatocito se informa concentraciones de transaminasas hasta tres veces mayor que el límite superior permitido, aparece lesión del colagiocito, aumento de la fosfatasa alcalina y la gamma-glutamiltransferasa, hasta dos veces de su límite superior. En 43 % de los enfermos pueden aparecer lesiones mixtas con afectación tanto del hepatocito como del colagiocito.20,21
Además de la lesión hepática producida de forma directa por el virus, se plantea que, al igual que en el alvéolo, la respuesta inflamatoria es mediada por linfocitos T CD8 citotóxicos, los cuales también ocasionan daño hepatocelular.22 Otra fuente de noxa hepática es el uso de medicamentos, como lopinavir/ritonavir.23
No hay datos relacionados con la afectación pancreática en los casos confirmados con la infección por el virus, aunque hipotéticamente pudiera existir el riesgo de afectación en los islotes de Langerhans, ya que disponen del receptor ECA2. En el transcurso de la enfermedad se documentaron algunos casos de diabetes desencadenada por el daño a los islotes, no así en relación con la infección por SARS-CoV-2.24
El tratamiento de los síntomas digestivos debe ser fundamentalmente sintomático y garantizar una nutrición saludable.25,26
Se ha logrado documentar la posibilidad de trasmisión fecal-oral luego de demostrar la existencia del virus en las heces, incluso hasta pasados de 7-12 días después de la conversión negativa en la muestra faríngea, independientemente de la presencia o no de síntomas gastrointestinales. La afectación del sistema gastrointestinal en pacientes con infección por COVID-19 no es infrecuente; los datos plantean que los pacientes con síntomas gastrointestinales tienen un peor pronóstico. El conocimiento de estas manifestaciones nos permite aumentar la sospecha clínica y, de esta manera, establecer diagnósticos tempranos.10.
Se recomienda que los trabajadores de la salud deben tener precauciones al recolectar las muestras de heces o tratar residuos en pacientes con COVID-19, incluso durante la recuperación del enfermo por el riesgo epidemiológico potencial que constituye su manipulación.27
Consideraciones finales
Se necesitan más investigaciones sobre la importancia de la microbiota intestinal, la caracterización de los síntomas digestivos y la potencial transmisión fecal-oral del SARS-CoV-2 sin dejar de ser importante las medidas de bioseguridad para la manipulación de deshechos biológicos, donde el lavado de manos es una acción indispensable para la prevención y control de la enfermedad independientemente de las vías de transmisión demostradas.