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Cuadernos de Historia de la Salud Pública

versión impresa ISSN 0045-9178

Cuad Hist Salud Pública  n.93 Ciudad de la Habana ene.-jun. 2003

 

Crecimiento y desarrollo*

Una de las condiciones del ser viviente es el crecimiento. Este no se realiza de un modo arbitrario, sino que sigue leyes que solo perturban las influencias del medio en que el ser opera su desarrollo, y que determina de manera evidente la herencia. En su esencia, mirando desde un punto de vista estrictamente químico, consistiría en la transformación de sustancias tales como sales inorgánicas, grasas, carbohidratos, aminoácidos, etc., en sustancias de naturaleza química distinta, formando parte del protoplasma del ser vivo. Es un proceso de síntesis que debe seguir una forma especial en su producción y sucesión.

El crecimiento no se realiza de un modo uniforme, existen períodos de actividad marcada y otros de calma, y no corren paralelos el desarrollo ponderal y el de la talla. Tampoco esta uniformidad rige todos los tejidos y órganos de la economía; pues mientras unos alcanzan el grado mayor de perfección en su estructura morfológica rápidamente, otros realizan este desenvolvimiento de un modo lento. En algunos tejidos el proceso formador impera hasta alcanzar el tipo de la especie animal correspondiente; mientras otros sufren regresiones atróficas en relación con la entrada en acción de la actividad de los órganos, o con modificaciones especiales del medio interno (humores).

La aptitud del crecimiento parece también ejercerse de modo supletorio, explicando las acciones vicariantes que adoptan tejidos en fase de regresión, y obedecen a estímulos que se ejercitan en relación con leyes de la morfología del conjunto del agregado celular que constituye el ser viviente.

Inmediatamente después del crecimiento el ser humano opera un crecimiento rápido que le permite duplicar su peso inicial en un período de 5 y medio meses y de triplicarlo a los 12 meses, mientras su talla inicial no llega a duplicarse sino a los 5 años y meses.

Después del 1er. año hay una disminución de la actividad del crecimiento que no depende como algunos estimaban de la realización del destete, sino que es absolutamente independiente de él, y más tarde a los 3º, 4º y 5º años nótase - otra reactivación- nuevamente se observa otro período de descanso, para reanudarse la actividad en los años que acompañan la adolescencia. Hay, pues, una serie de períodos alternantes de rápido y lento crecimiento.

Estas inflexiones pueden notarse en los diagramas o curvas del crecimiento y deben ser casi superponibles en los sujetos normales.

Estas oscilaciones u ondas del diagrama constituyen los llamados por Brailsford Robertson " ciclos del crecimiento ".

Estos ciclos son tres para todos los animales, si en algunos aparece ser de dos, es porque uno de ellos se refunde con el ciclo de crecimiento intrauterino en el que es posible compararlo de modo evidente (Read). Cada ciclo tiene un centro de la curva que corresponde al período de la mayor actividad. Es un proceso químico que se acrecenta hasta que está medio completo y disminuye gradualmente hasta su terminación (Brailsford Robertson). Esto no es exclusivo a la materia viva, algunos de índole semejante reconoce el químico, por ejemplo, la descomposición del azúcar de caña por el agua (neutra) hirviendo; la del metil acetato por el agua hirviendo (neutra) la oxidación de los metales.

Es que en la descomposición del azúcar se forma ácido múcico que actúa como agente catalizador y realiza la actividad de su conversión en azúcar invertida. Son procesos autocatalizados, es decir, que las reacciones allí producidas son en cierto modo favorecedoras de su ulterior progreso ¿ Pero cómo explicar la manera de ser del ciclo con sus fases de actividad y reposo ? En tales casos la química demuestra que en estas reacciones existen factores de aceleración, específicos; mientras otros son inhibidores, y la llevan a una fase de inactividad. Estos agentes de inhibición lo constituyen, a veces, en las reacciones químicas el agotamiento del material que es transformado, otras veces, los propios productos de las reacciones reversibles, determinando por la ley de masas, un grado de concentración que impide el progreso de la acción reversible, ejerciéndose de este modo por los catalizadores fases autokinéticas y autoestáticas. En el ser viviente a tipo de organización superior, el suministro de material de un modo constante asegura la renovación del material con que han de operarse las síntesis que determinan el crecimiento, haciendo imposible pensar en que la inhibición sobrevenga por esta causa. Es preciso invocar la existencia de fases autoestáticas por la acumulación de los productos de las propias reacciones reversibles que han de producir una sobre-carga en el medio interno humoral. Estos productos deben provenir del núcleo celular. Las experiencias han demostrado el papel que desempeñan en los cultivos de infusorios la presencia en el medio de cultivo de estos productos del quimismo celular, la acción excitante que realizan sobre la actividad de reproducción se ejerce de modo manifiesto. En una gota de cultivo se nota una multiplicación más activa cuando contiene dos infusorios que cuando sólo uno, resultando que en una unidad de tiempo las actividades químicas que motivan la reproducción son activadas por la acción mutua que ejercen los productos de esta célula que pasan al medio; y que caracterizan lo que se llaman el bios (Wildiers) producto filtrable que aún después de la ebullición sería capaz si se añade a un nuevo cultivo de activar en la misma forma la reproducción celular, y que al propio tiempo es inhibición por su presencia en cultivos hechos con los viejos infusorios de donde provenía el filtrado, si en éste vuelven a ser sembrados; mientras que otra nueva raza de infusorios continúa desarrollándose sin inconveniente en ese mismo filtrado del medio de cultivo, que no estaba seguramente agotado, sino que poseía sustancias que excitan al nuevo elemento celular extraño en los actos químicos reversibles de su sustancia nuclear; pero que produce la estabilización de las reacciones en el núcleo de los viejos infusorios.

La concentración a que estas sustancias inhibidoras se encuentran influye también de modo interesante, la simple dilución del medio es capaz de reactivar la reproducción en los cultivos estabilizados.

Otros procesos parecen también regir la marcha del crecimiento como pasa en las series de reacciones químicas encadenadas, la velocidad de producción de todos o de cualquiera de los productos está determinada por la reacción específicamente más lenta. El proceso que rige o dirige en la suma de los procesos que constituyen el crecimiento debe ser la reacción química específicamente más lenta. Esto diferencia en parte las reacciones simples de autocatalización de las que constituyen el crecimiento de los seres vivientes.

Las sustancias que constituyen el material para la síntesis de los tejidos vivos son los alimentos; oxígeno, agua, sales inorgánicas, carbohidratos, grasas, proteínas y los llamados alimentos accesorios o vitaminas. Es importante recordarles que no solamente deben ser suministrados estos alimentos en forma digestible y asimilable o con el poder energético (calorías)necesarias para mantener el recambio nutritivo que ocasiona el gasto o desgaste que sufren constantemente los componentes celulares de un organismo, sino que para que exista el crecimiento y para el mantenimiento del equilibrio necesario para la vida son indispensable mínimas proporciones de ciertos grupos moleculares ya sintetizados, sin los que ésta resultaría imposible. Así el grupo del pirrol es esencial para la formación de la hemoglobina y como pasa con esta sustancia, ocurre igualmente con otras en conexión con la formación de los derivados de muchas glándulas de secreción interna así el iminazolill es la base de la secreción pituitaria, el catecol para la adrenalina, el radical indol para los principios activos del cuerpo tiroides (Kendall).

Las investigaciones de Emil Fischer y otros han demostrado que las sustancias proteínicas de los tejidos son formadas de proporciones variadas en 19 radicales aminoácidos enlazados entre sí. Algunos de estos radicales no existen en algunas proteínas, y si se alimenta un animal con estas sustancias deficientes, tendrían que ser sintetizadas en dicho organismo para que los actos de crecimiento pudieran realizarse, resultando que solo el glicocol es sintetizable por los tejidos del animal, los demás deberán ser suministrados ya entre los componentes de su alimentación. La lisina, el triptófano y la tirosina son amino radicales que resultan imprescindibles.

Los experimentos de Willcocks y Hopkins y de Osborne y Mendel han probado que la alimentación exclusiva por la zeína (proteína de maíz) hace imposible la vida del animal y menos aún el crecimiento de la zeína no se encuentran ni la glicocol, ni la lisina ni el triptófano. Si el propio animal catequizado por esta experiencia se le administran lisina y triptófano, su desarrollo y vitalidad se normalizan. Parece que las experiencias son terminantes en lo que se refiere a la lisina y su metabolismo interno, resultando que una pequeñísima cantidad de ella es sólo necesaria, porque el desgaste en lo que a ella se refiere es casi cero. Pero no ocurre lo mismo con el triptófano.

Al lado de estos grupos moleculares de composición definida, hay que considerar otros de naturaleza no bien determinada aunque conocidos en cierto modo, éstas son las vitaminas.

Tres clases bien establecidas existen hasta hoy: el factor accesorio A (Vitamina A), soluble en grasas, el factor accesorio B, soluble en agua (Vitamina B) y el factor antiescorbútico C, soluble en agua (Vitamina C).

El factor A está presente en la mayor parte de las grasas de origen animal, excepto en la manteca de cerdo cuando el animal no esta alimentado con gran cantidad de vegetales verdes. Faltan en los aceites vegetales generalmente, es abundantísimo en el aceite de hígado de bacalao. Es termo estable, pero se destruye por el calor bajo presión de oxígeno y aereación. La Vitamina B, es muy abundante en la cutícula de las semillas y los tejidos de los animales y ustedes saben que es termolabil resistiendo hasta 100º cuando esta temperatura no es mantenida mucho tiempo, y destruyéndose siempre en las superiores (autoclave). Funk ha podido cristalizar esta sustancia, pero sin purificación; toda tentativa de realizarla ha sido seguida de perdida de potencialidad e inactividad.

El factor antiescorbútico está contenido en jugos de frutas, ácidos en el tomate, resiste algo el calor, pero se destruye en la cocción prolongada y por la acción del tiempo. La ausencia de estos factores provoca por la V.A. la xeroftalmia con detención del crecimiento y juega importante papel en las lesiones de raquitismo. El factor V.B., por su ausencia provoca estados de hidremia y trastornos polineuríticos. El factor V.C., ocasiona el síndrome de Möeller Barlow.

La formación en el animal de una cantidad de sustancias de tejidos requiere una proporcional retención de energía calorífica en forma de valor energético alimenticio. Tanto los fenómenos de degradación molecular que se operan en los actos químicos del crecimiento como los fenómenos de síntesis producen calor o consumen calor.

Mientras más tiempo tarda en realizarse el fenómeno de acrecentamiento del tejido en las especies animales diversas, mayor es el consumo en energías.

Aron demuestra que un animal que gana 1000 gramos en 50 días necesita menos calorías que cuando esta ganancia se realiza en cien días; simplemente porque durante el tiempo que es doble hay que contar con el factor.

Mantenimiento

Rubner por otra parte demuestra que la energía consumida por los animales en doblar su peso es por kilo aproximadamente la misma en los alrededores de 4000 calorías.

La fórmula que Rubner deduce de estas experiencias parecen no ser exactamente aplicables al ser humano y tampoco lo son sino para los períodos tempranos del crecimiento.

Los niños desnutridos y atróficos producen mas calorías y los que tienen exceso de peso producen menos.

Innumerables factores influyen en la estimación de estas cifras como lo demuestran las dos experiencias de calorimetría.

La calorimetría está basada en las enseñanzas de Lavoisier, en los hechos de que la oxidación de los principios constitutivos de los alimentos o de los tejidos da lugar a una producción de calor.

Todos los procesos químicos y físicos por los cuales la sustancia viva en forma organizada es producida o mantenida, así como las transformaciones por las cuales la energía es rendida es suministrada al organismo, constituye el metabolismo.

Las ideas de Liebig (cada vez que se forma protoplasma la energía es almacenada, cada vez que hay liberación de energía hay necesariamente destrucción de protoplasma) no son aceptadas de modo absoluto. Nuestros conocimientos actuales del substrato proteínico de la unidad viviente hacen ver que la conversión de la caseína de la leche de vaca en músculos de niños no requiere por su vitalización un proceso químico de reducción y, por lo tanto, no hay reserva de energía y la escuela de Voit ha probado que la destrucción de sustancia viva, medida por excreción del nitrógeno en la orina, no es proporcional a su actividad, esto es, a la cantidad de energía liberada.

De los standars normales, de metabolismo basal en el niño

Un gran número de trabajos sobre metabolismo basal, se han realizado en los últimos años, entre los que figuran como más sobresalientes y más antiguos los de Dubois y Means, pero los resultados señalados por los distintos autores no concuerdan exactamente. En lo que se refiere al metabolismo basal del niño, hasta el presente, no se han hecho verdaderamente trabajos especiales en ese sentido y sólo los investigadores del M.B. en el adulto hacen a veces referencias al niño.

Uno de los trabajos más completos en ese sentido es el de Berton de F. Talbot y Benedict, quienes han practicado un estudio sobre doscientos cincuenta y ocho niños en un espacio de diez años, publicando un trabajo titulado "Metabolismo y Crecimiento a la pubertad". En los que se verifican en el organismo experimentan grandes variaciones, motivando por consiguiente, grandes variaciones en su metabolismo, razón por la cual al señalar las cifras en el niño en esta época de la vida, no nos podemos referir a años, como se hace en el individuo adulto, sino nos referimos a meses de edad. Desde el nacimiento hasta los dos años el número de calorías se eleva desde 200 a 700 calorías.

El número de calorías que corresponde a un metro cuadrado de superficie es de 612 calorías, correspondiendo, por tanto, 6.12 calorías por decímetro cuadrado.

Para calcular con relación a la superficie, se puede emplear la fórmula de Talbot-Benedict, que es la siguiente:

L x 12.65 x 10.3 V3 (w)2

En esta fórmula 10.3 por raíz cúbica del cuadrado del peso, es la llamada fórmula de Lisauer para determinar la superficie del cuerpo.

El metabolismo en la pubertad y por encima de ella debe ser sometido todavía a estudios ulteriores de comprobación, para lo que se puede emplear fórmulas especiales, como la de Harris-Benedict, llamada también predicción múltiple y que estudia el metabolismo desde el punto de vista del peso exclusivamente:Calorías de 24 horas, igual a 66.4730, más P.K. 13.7516 W más 5.003 S menos 6.7550, edad.

Reglas a seguir en la determinación de M.B

Es necesario que hayan transcurrido 12 ó 15 horas del último alimento, en temperatura normal y en reposo, esto en el niño se dificulta por la frecuencia con que se administra el alimento, y el continuo movimiento a que está él sometido, a lo menos el niño mayor.

El alimento aumenta de 9 a 14% y el ejercicio el 30 o el 40% y en condiciones especiales el 100%.

La curva del metabolismo durante la infancia es más elevada que en el adulto; las cifras obtenidas después del alimento son generalmente más bajas que durante el período de ayuno, por eso M.B. en los primeros tiempos de la vida puede ser más aproximado inmediatamente después del alimento pudiendo tomarse estas cifras como standard.

Por encima de los años, debe hacerse sin alimento y mejor aún cuando el niño está durmiendo.

Estos trabajos han sido hechos en cámaras respiratorias, la necesidad de un laboratorio especial y las dificultades técnicas lo hace un procedimiento caro y relativamente dificultoso.

Los aparatos portátiles son más simples, pero necesitan de la pieza bucal o de la pinza de nariz y estos utensilios no son aplicables al niño; por lo que lo único práctico son las cámaras respiratorias y todo lo que se haga en niños con otros aparatos, que no sean éstos, no puede ser aceptado hasta no hacer una comprobación en el mismo niño en la cámara respiratoria.

El sexo influye en la curva, diferencias poco marcadas en la primera infancia, pero son notables hasta el extremo de constituir standard después de esta edad.

Para la determinación del M.B. es necesario un laboratorio bastante complicado y además para la interpretación, es preciso un conocimiento exacto de los factores que determinan este metabolismo; esto sería muy fácil, si todos los niños de una misma edad tuviesen el mismo peso y talla ya que todos caerían aproximadamente dentro de un 6% más o menos del tipo señalado como standard.

El desarrollo físico de un niño normal varía dentro de amplios límites de donde grandes variaciones en su M.B. se ha señalado que todo lo que sea comprendido dentro de un 10% por encima o por debajo de este tipo se considera como normal.

Un estudio de las variaciones de estas proporciones ha hecho conocer varios tipos de niños.

Niños que están por encima del peso y de la talla correspondiente a su edad y que tiene una cantidad normal de músculos y grasas, se ha visto que tienen más de 10% de average correspondiente a su edad, pero si nos referimos a su peso sin tener en cuenta para nada la edad del niño vemos que están justamente dentro del 10% señalado como normal.

Un niño bien desarrollado, pero de una talla inferior a su edad tiene un metabolismo inferior al 10%, pero que también resulta normal si nos referimos exclusivamente al peso.

Niño de talla normal, pero de peso mayor al que corresponde a su edad tiene un average inferior al que le correspondería a su talla.

Niños que están gordos y altos tienen el metabolismo basal de los límites de la edad, pero sur M.B. por unidad de peso y de superficie está por debajo del 10%, mientras que aquellos que son chicos y flacos están por encima del 10% con relación al peso y superficie.

El metabolismo por superficie es más dificultoso que por unidad de peso, teniendo, desde luego, mayores variaciones en la infancia que en la edad adulta.

El M.B. en la mayoría de los casos dentro del 10 % señalado como normal

En la práctica es necesario seguir la evolución del niño y darse cuenta de sus perturbaciones merced a métodos más sencillos que constituyen lo que se llama la Pediometría.

El uso de la balanza y del tallímetro son requisitos indispensables para el que atiende a un niño, ambos instrumentos completan la observación de las modificaciones somáticas que el crecimiento aporta al sujeto.

Entre los aparatos más simples está el pesa bebés de Variot así como su Pediómetro (de este autor). Con ellos se facilita el tomar el peso y talla a los niños pequeños en posición acostada.

Todos ustedes verán la disociación fisiológica del crecimiento ponderal y estatural.

Entre nosotros no hay hechos trabajos referibles a nuestros niños entre 0 y 6 años, en cambio, tenemos el de Rouma que comprende el estudio del desarrollo físico del escolar cubano.

Es importante que nos fijemos que hay que notar las diferencias esenciales que corresponden a las razas que constituyen nuestra población y que deberán ser fijadas oportunamente así como dentro de la raza blanca la población extranjera cuyo núcleo es considerable.

El peso con que el niño aumenta disminuye progresivamente, es de 750 gm. el primer mes, de 250 gm. el duodécimo y de 150 gm. el vigésimo cuarto. A los 5 ½ meses dobla su peso inicial, lo triplica a los 12 y lo cuadriplica a los 24 meses. La talla crece 4 centímetros durante el primer mes y sólo un centímetro al duodécimo. El primer año el niño crece en talla 20 centímetros y 10 en el segundo. El peso y la talla no aumentan tampoco paralelamente-como ya les he expresado- hay brotes independientes después de períodos de equilibrio o de crecimiento lento.

Cuando el peso aumenta, la talla queda estacionada y el máximum de crecimiento de talla corresponde al mínimum del aumento del peso.

La talla hasta los cuatro años crece rápidamente; después el aumento va siendo cada vez menos marcada hasta los 11 años en los varones y 10 en las hembras; después vuelve a ser progresivo para marcarse de modo intenso de 1 a 15 años en los varones y de 12 a 14 en las hembras, más tarde cae progresivamente hasta los 25 años. El peso presenta un mínimum de crecimiento un poco antes que la talla, 10 años en el sexo masculino y 9 en el femenino; después aumenta para alcanzar el máximum de 14 a 16 años en el varón y de 13 a 15 en la hembra.

Hay en la pubertad una desarmonía ponderal y estatural precedida de un período de crecimiento lento. Esta disociación fisiológica puberal va a atenuarse progresivamente.

Contribuyen a modificar estas cifras, factores diversos, raza, herencia, género de alimentación, constitución del medio social en que el niño se desarrolla, sexo, clima, estaciones, temperatura, enfermedades con los posibles trastornos de secreción interna; todos los cuales es preciso tener en cuenta en cada individuo y que no dejarán de ser señalados por ustedes en cada sujeto que observen.

A cada niño se le deberá llevar una curva de su desarrollo fácil de practicar por medio de un cuadro en que las líneas horizontales expresen la edad y las verticales correspondan a las cifras del peso y a la de su talla. De este modo el médico podrá advertir las más ligeras perturbaciones en el desarrollo.

*Aballí Ángel A. Lecciones de Patología y Clínica Infantiles. Libr. José Albela. La Habana. 1924: 107-118.

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