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Cuadernos de Historia de la Salud Pública

Print version ISSN 0045-9178

Cuad Hist Salud Pública  no.97 Ciudad de la Habana Jan.-June 2005

 

Resumen de la historia de la medicina cubana en el primer cuarto del siglo XIX

Primero. A principios de siglo dominaban las mismas teorías médicas que al finalizar el siglo anterior, es decir, las empíricas. Las causas de las enfermedades se atribuían a ciertas condiciones meteorológicas, cambio alimenticio y de régimen de vida, exposición al frío, "miasmas" , etc. Al finalizar el primer cuarto imperaba la doctrina de Broussais y por tanto dominaba la sangría en la terapéutica con los antiflogísticos, diaforéticos, etc Entre las enfermedades más frecuentes señalamos la viruela, fiebre amarilla, maligna (tifoidea), remitentes, difteria y escarlatina. Se introdujo y generalizó la vacuna lo que constituyó el mayor progreso.

Segundo. La Universidad situada en el antiguo Convento de Santo Domingo, con aulas oscuras, sucias y mal olientes sometida al dogma católico romano y carente de recursos económicos, no constituía un lugar apropiado para la difusión de la ciencia y de las ideas liberales. Su enseñanza médica retrasada y puramente teórica, carecía de laboratorios, de sala de disección y de clínicas. Aunque el régimen Constitucional le concedió alguna libertad y permitió la entrada de algunos profesores laicos que empezaron a difundir las nuevas ideas de Bichat, Bell y Louis, fueron destituidos poco después, al renacer el absolutismo en España , y el latín quedó restituido con los viejos libros de Avicena e Hipócrates. Prohibido y reglamentado el estudio de los enciclopedistas y de ciertas filosofías que abrían el campo a la discusión, primó el libro de Lázaro Riverio con el confuso tropel de sistemas dominantes en el siglo anterior ¡Hasta se prohibió a estudiantes que habían defendido la Constitución aspirar a nuevas cátedras! Ellas eran obtenidas por oposición y por tiempo de seis años.

Tercero. La Sociedad Patriótica y hombres progresistas como Ramírez, el obispo Espada, Romay, Castro, Alonso, González del Valle, Rosain, Gutiérrez, etc. suplieron en gran parte los defectos de la enseñanza universitaria, creando la enseñanza práctica de la anatomía, las clínicas (médicas y quirúrgicas) y la obstetricia (Rosain), en distintos hospitales, desdeñando los libros de Godlin y López Riverio por los de Bichat, Magendie, Chomel, Andrial y Dupuytren, etc.

Cuarto. El Protomedicato procuró ejercer una tarea económica, moralizadora, sanitaria, examinador y fiscalizadora, por medio de la persuasión o por procederes coercitivos. Los graduados en la Universidad, después de haber practicado la clínica al lado de un profesor de experiencia y honesto tenían que pasar por el examen de este tribunal. Esos médicos, que no conocían más que de nombre el estetóscopo de madera, que no empleaban todavía el termómetro clínico y que solo sabían recetar medicamentos simples, antiflogísticos, que llamaban a las fiebres "calenturas, febrículas, sinocas, remitentes, contínuas, pútridas, pestilentes, pestes, etc "solo llegaron a dominar una cosa, la sangría" con la sanguijuela, la ventosa escarificada y la punta del bisturí. Los protomédicos por lo regular empleaban la misma liturgia que los otros facultativos o se enfrascaban en discusiones con ellos y aplicaban a sus enfermos los mismos tratamientos según a la escuela a que fueran fieles. Los buques que entraban en La Habana era inspeccionados por los protomédicos y en caso de contar con algún enfermo contagioso se aislaba en distintos lugares. Las Juntas de Sanidad y los médicos de naves les sucedieron después en estas funciones y lo mismo las Juntas de Vacuna. Se iniciaba la descentralización.

Quinto. Los Hospitales, con excepción del militar de San Ambrosio estaban pobres y mal atendidos. Los de Paula y San Lázaro, contenían pocos enfermos. El de San Juan de Dios, situado en un viejo y arruinado convento, atendía siempre a numerosos pacientes. En sus salas estuvieron las clínicas de González del Valle y de Romay, así como en el de San Ambrosio la de Castro y Alonso con la cátedra de Química que dirigió el notable Tasso (poco tiempo). Miembros del Ilustre Ayuntamiento visitaban con frecuencia los hospitales civiles que tuvieron alguna mejoría cuando dejaron de ser "juaninos". Vivían con el producto de funciones benéficas que se daban en el coliseo o en la plaza de toros. Los enfermos eran obsequiados con suculentas comidas en ciertas fiestas locales o nacionales. No obstante tantas deficiencias rindieron una labor digna de encomio.

Sexto. Los dementes estaban muy mal atendidos, se les trataba mal y se les imponía castigos pues aún no habían llegado a Cuba las ideas de Pinel. Unas veces en la Casa de Recogidas, de Baños o en una sala especial de San Lázaro.

Séptimo. En La Habana existían por lo menos veinte boticas y algunas en el interior, casi todas mal surtidas, y compraban sus productos en España, Estados Unidos y Francia. Vendían muchas drogas de origen vegetal y substancias anodinas y antiflogísticas. Algunas vendían libros e instrumentos de cirugía.

Octavo. Se empezaron a publicar trabajos y memorias médicas con algún libro y cartilla especialmente por Romay, Sánchez Rubio y Fernández Madrid. A falta de revistas médicas aparecían en las Memorias de la Sociedad Patriótica y en el "Diario de La Habana".

Noveno. La intervenciones quirúrgicas casi limitadas a las extremidades, se desconocía la anestesia general, la antisepsia y la asepsia y las diversas infecciones concluían casi siempre con la vida del operado. Aunque se usaba el compresor arterial no se empleaban las pinzas de forcipresión. No obstante Tasso, Montes de Oca y Miyaya operaron las primeras hernias estranguladas.

Décimo. En los pueblos del interior escaseaban los facultativos y las boticas por lo que abundaban los herbolarios y curanderos conocedores de ciertos efectos de algunas plantas cubanas.

Undécimo. En general podemos decir que este primer cuarto de siglo fue el período de iniciación de la medicina moderna cubana. Los principales progresos fueron: la introducción y propagación de la vacuna; el inicio de la anatomía con la disección; primeras lecciones de física experimental en San Carlos y de química y botánica en San Ambrosio. Se iniciaron las clínicas médicas y quirúrgicas y empezó la enseñanza de la obstetricia con Rosain, y Alonso Fernández, etc.

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