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Revista Cubana de Medicina Militar

versión impresa ISSN 0138-6557versión On-line ISSN 1561-3046

Rev Cub Med Mil v.33 n.4 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2004

 

Editorial

Instituto Superior de Medicina Militar "Dr. Luis Díaz Soto"

Crecimiento de las bajas civiles por traumas y heridas de las guerras recientes

Cor. Antolín A. Villamandos Prieto1

"Contribuir al enriquecimiento de la teoría y la práctica médico-militares mediante el aporte a la organización, por las vías establecidas, de las experiencias de trabajo que puedan servir a otros." (Reglamento para el Aseguramiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. La Habana, 1974. Cuarto inciso del artículo 76 sobre los deberes básicos del médico militar. Sección 2, Capítulo II, p. 31).

Según experiencias acumuladas en los conflictos militares más recientes, revisadas por expertos médicos norteamericanos, europeos y de otros países,1 el carácter de la guerra ha cambiado radicalmente en los últimos tiempos. Ya el objetivo perseguido por las grandes potencias imperialistas no es la mera destrucción del ejército enemigo, sino la desestabilización y desorganización de la infraestructura política, social, cultural y psicológica del oponente, es decir, la eliminación de su identidad y soberanía como nación independiente.

El aumento extraordinario del poder destructivo de los medios y técnicas de combate, tanto de proyectiles de artillería, de la aviación y de la armada, como de los misiles y las minas de diversos tipos, así como las concurrencia de otros factores han determinado cambios significativos en la morbilidad y la mortalidad por heridas y traumatismos en su demografía, su localización anatómica y en su complejidad y gravedad ya que no solo, ni principalmente, matan o dañan a los combatientes sino, sobre todo, a la población civil, incluyendo de manera creciente a las personas más desvalidas e indefensas (ancianos, niños, mujeres embarazadas, que lactan y otras). Todo esto ha venido a engrosar considerablemente los contingentes humanos de los eufemísticamente llamados "daños colaterales".

Además de todo lo anterior, debe añadirse que la selección de blancos para los bombardeos aéreos y navales que buscan destruir lo más posible, ya no se limitan únicamente -y a veces ni preferentemente- a los objetivos propiamente militares sino al fondo de viviendas habitables, a las fuentes de abastecimiento de agua, de alimentos, de medicamentos y de todos aquellos recursos de supervivencia de la población (civil y militar) sin excluir los hospitales y demás instituciones médicas de prevención y tratamiento, de traumas, heridas y enfermedades.

De todo lo expresado se desprende en gran medida la explicación de los mencionados cambios significativos en la morbilidad y mortalidad que se ha desplazado marcadamente hacia el aumento de las bajas civiles muy por encima de las militares en las guerras recientes.1

Para ilustrar con algunos ejemplos esto, pudiera recordarse que en la I Guerra Mundial la mortalidad de los civiles fue del 5 al 19 %, en la II Guerra Mundial se elevó al 48 % y en las guerras actuales los civiles aportan más del 80 % de los muertos y heridos, y en muchos casos, porcentajes más altos aun.1

Nosotros no podemos dejar de tener en cuenta estas tendencias de la guerra que se han visto reflejadas en los conflictos recientes, como los de Kosovo, Iraq y otros, para prepararnos profundamente cada día más debido a nuestros antecedentes históricos de lucha, primero por alcanzar y luego para mantener nuestra independencia y soberanía nacionales. Por ello se debe recordar que prácticamente desde el triunfo de nuestra Revolución Socialista que puso fin al predominio neocolonial de los imperialistas norteamericanos sobre nuestra patria, no ha cesado en ningún momento la hostilidad -encubierta a veces y más manifiesta cada día en los últimos tiempos- contra nuestro país y nuestro pueblo.

Tal perenne amenaza ha obligado a nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias -y en nuestro caso, a los Servicios Médico-Militares- a estar siempre alertas y preparados cada día más y mejor para la defensa activa de la independencia y soberanía nacionales mediante la elevación y mantenimiento de una alta disposición para la prestación del más eficiente aseguramiento médico posible de los heridos, traumatizados y enfermos, cumpliendo así nuestro ineludible deber de contribuir al triunfo del pueblo cubano encabezado por la dirección del país y las Fuerzas Armadas en su lucha, tanto regular como irregular que contempla nuestra Doctrina Militar de la Guerra de Todo el Pueblo.

Referencias Bibliográficas

  1. Aboutanos MB, Baker SP. Wartime Sibilina Injuries: Epidemiology Intervention Strategies. Review Article. J Trauma Injury Infect Clin Care 1997;43(4):719-26.

Recibido: 16 de julio de 2004. Aprobado: 19 de agosto de 2004.
Cor. Antolín A. Villamandos Prieto. Hospital Militar Central "Dr. Luis Díaz Soto". Avenida Monumental, Habana del Este, CP 11 700, Ciudad de La Habana, Cuba.

1 Doctor en Ciencias Médicas. Profesor Consultante. Profesor e Investigador Titular.

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