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Revista Cubana de Medicina Militar

versión impresa ISSN 0138-6557versión On-line ISSN 1561-3046

Rev Cub Med Mil vol.44 no.1 Ciudad de la Habana ene.-mar. 2015

 

Rev Cubana Med Mil. 2015;44(1)

REVISIÓN HISTÓRICA

 

Luis Díaz Soto, hombre de ciencia y conciencia, en el aniversario 110 de su natalicio

 

Luis Díaz Soto, a man of science and conscience, on his 110th Anniversary

 

 

DraC. María del Carmen Amaro Cano

Facultad de Ciencias Médicas “General Calixto García”. La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

En el aniversario 110 del natalicio de Luis Díaz Soto (1904-1958), como testimonio de admiración y respeto a su memoria, se ofrece una reseña de la breve y fecunda vida de este médico. Fue fundador del Centro Benéfico Jurídico de los Trabajadores de Cuba y uno de los mejores directores de hospitales que ha tenido Cuba. Integró las filas del Partido Socialista Popular desde muy joven. Participó junto al pueblo español en su lucha por la libertad, durante la guerra civil de 1936-1939, en la que alcanzó el grado de Capitán del Ejército Republicano en la Brigada Internacional "Abraham Lincoln”. Su actitud comprometida con la Patria, así como con la libertad y la justicia social, ha servido de paradigma a generaciones de jóvenes, especialmente a los médicos militares, quienes han imitado su ejemplo y perpetuado su nombre en el Hospital Militar Central “Dr. Luis Díaz Soto” ubicado en el municipio Habana del Este.

Palabras clave: Luis Díaz Soto, aniversario, histología/historia, médico.


ABSTRACT

An overview of the brief and fruitful life of Luis Díaz Soto (1904-1958), is provides on the 110th anniversary of his birth, as a testimony of admiration and respect for his memory. He founded the Charity Law Center of Cuban Workers and he was one of the best hospital directors in Cuba. He joined the ranks of the Popular Socialist Party when he was very young. He participated with the Spanish people in their struggle for freedom during civil war (1936-1939), where he attained the rank of Captain of the Republican Army in the Abraham Lincoln International Brigade. His commitment to his country, as well as freedom and social justice attitude, he has served as paradigm to young generations, especially military doctors, who have imitated his example and perpetuated his name at Central Military Hospital located in the municipality of Habana del Este.

Keywords: Luis Díaz Soto, anniversary, histology / history, physician.


 

 

INTRODUCCIÓN

Luis Díaz Soto, nieto del asturiano Jesús Soto Acebo, nació 13 de febrero de 1904, en Pedro Betancourt, Matanzas. Cursó sus primeros estudios en su pueblo natal. Sus estudios de bachillerato los realizó en el Instituto de Segunda Enseñanza de La Habana, donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras, en 1922. De inmediato matriculó en la carrera de Medicina en la Universidad de La Habana, donde se graduó en 1929.1

Desde la época de estudiante, y una vez graduado de médico, realizó actividades asistenciales en diferentes especialidades: Ortopedia, Anestesia, Cardiología, Vías Digestivas y otras, como forma de perfeccionar sus conocimientos mediante la práctica de la medicina.

Trabajó como interno en la Clínica Fortún-Souza donde se esforzó por superarse en la práctica clínica y por dominar lo fundamental de la técnica quirúrgica, porque aspiraba a ser un médico integral, pensamiento que siempre presidiría su conducta médica. Este es un principio básico que defiende en su tesis sobre los Métodos de trabajo que deben seguirse en el hospital y que luego aplicara, en la medida de lo posible, en el Centro Médico Benéfico Jurídico de Trabajadores de Cuba, del cual fue su director.

En el período de 1930, en el que en toda la vida del país se dejaba sentir con creciente influencia el poderoso movimiento popular contra la tiranía de Machado, la Federación Médica de Cuba se había adherido públicamente a la dictadura, al ofrecer sus dirigentes un homenaje a Machado. Este acto dio lugar a una protesta que encabezaron los médicos oposicionistas, a la que él formaba parte.

Por otro lado, se estaba produciendo una radicalización entre ciertos sectores médicos, como consecuencia de la crisis económica que sacudía al país y que repercutía entre ellos y les dificultaba la posibilidad de encontrar trabajo remunerado. Es en estas condiciones que tiene lugar el conflicto de la Federación Médica y los denominados Centros Regionales en 1932. Este conflicto puso en evidencia las contradicciones entre los partidarios de la práctica privada y los que propugnaban formas sociales de organización de la medicina.

Estas fuerzas aun dispersas, pero influidas por el impacto del movimiento revolucionario de orientación proletaria y radical, que logró finalmente barrer con la tiranía machadista, produjo la polarización de dos tendencias marcadamente definidas en el seno de la Federación Médica de Cuba: una, constituida por doctores de consulta, cátedra, corporaciones científicas y los que directamente dependían de ellos; y la otra formada por médicos jóvenes, bien preparados profesionalmente, de origen humilde, provenientes en su mayoría de las hornadas entre el 23 y el 30. De esta última se nutrió la primera agrupación de médicos progresistas: el Ala Izquierda Médica.2

 

DESARROLLO

El inicio de su vida política estuvo vinculado al Ala Izquierda Médica, que reunía profesionales con distintos matices de pensamiento, pero unidos todos por el deseo de servir a la salud de su pueblo. En su programa, el Ala Izquierda Médica enfocaba no solo los problemas específicos de los médicos, sino también los que formaban parte del concepto de Medicina Social. Sus demandas estaban dirigidas a la necesidad de garantizar la seguridad social y abogaban por “una ética médica que respetara los derechos de los enfermos”.

Este movimiento médico atrajo de inmediato la atención del joven doctor Díaz Soto y fue así que integró el primer grupo que se incorporó a este. Dentro del grupo puso todo el calor de su entusiasmo y el vigor de su inteligencia al servicio de esta causa. Una característica de su vida fue la de darse siempre, por entero, a la idea que abrazaba.

Desde su inicio en la lucha médica libró una tenaz batalla por la ética médica. En el seno del Ala Izquierda abrió la discusión en torno al Código de Moral de la Federación Médica. Le señalaba defectos de enfoque en la relación médico-paciente y con cierta ironía añadía “en esta moral hay demasiados honorarios”.

El Ala Izquierda se dio a la tarea de organizar los centros de trabajo y así se constituyeron, entre otras, la Asociación de Médicos del Sanatorio La Esperanza, al frente de la cual estaba Gustavo Aldereguía Lima, y la Asociación de Médicos, alumnos y empleados de la Sanidad Municipal, cuyo liderazgo ostentaba José Elías Borges.

El pueblo veía con desconfianza y antipatía a la Federación Médica por su reciente pasada historia y porque la mayoría de los miembros del ejecutivo eran médicos de cómoda posición económica que no manifestaban simpatía, ni mantenían nexos con las organizaciones populares.

Para contrarrestar esta actitud, el Ala Izquierda llevaba a cabo, sistemáticamente en las fábricas y en los sindicatos, una propaganda encaminada a divulgar sus objetivos en la lucha médica. Esta labor hizo que la Confederación Nacional Obrera de Cuba participara y apoyara la huelga médica de 1934, en la que fue asesinado José Elías Borges, la cual terminó, lamentablemente, con un compromiso entre la federación y el gobierno, en contra de los intereses de los trabajadores, de los estudiantes y de los profesionales modestos.

Después de la muerte de Borges, Díaz Soto asume la función más relevante en el movimiento médico. En la huelga que decretara la Asociación de la Sanidad Municipal para obtener la reposición de unos estudiantes injustamente cesanteados por el Alcalde de La Habana, doctor Miguel Mariano Gómez, Díaz Soto desempeñó una función protagónica y en el curso de esta se destacó como su verdadero conductor, por lo que fue expulsado de su trabajo como médico al año siguiente. Esta huelga provocó finalmente la renuncia del alcalde.

Tenía 31 años cuando, en 1935, ingresó en el Partido Comunista y se convirtió en asiduo colaborador de la revista y la hora de radio "Medicina de Hoy", en las cuales defiende el enfoque social de la medicina.

En medio de esta situación se produce la sublevación fascista de España y Díaz Soto marcha en 1937 al llamado ardiente de la gran causa de toda la humanidad progresista. Combatió cerca de Madrid, sirviendo como médico, con el cargo de Cirujano Jefe del Batallón Lincoln-Washington. Alcanzó primero los grados de teniente y después los de capitán, del Ejército Republicano en la Brigada Internacional "Abraham Lincoln" el 29 de marzo de 1938. Su fina sensibilidad, evidenciada en la poesía y en la música, le permitía relacionarse con sus compañeros.3

Humano, generoso, afable y modesto. De él –decían los españoles– no se sabía qué admirar más, si su devoción al herido o sus dotes organizativas para la evacuación de heridos. Estas características de su actuación como médico militar le hicieron concebir principios éticos médicos distintos. Rechazaba la ética médica de la sociedad capitalista, que antepone el interés del médico con el cliente al del deber del médico con el enfermo. En este sentido, proclamó: El enfermo es la persona más importante del hospital, todos los que trabajan en un hospital trabajan para servir al enfermo. Y añadía: todos los recursos de la ciencia a favor del enfermo, la responsabilidad por la vida del enfermo es la de su médico de cabecera, pero él deberá, en cada caso, discutir con los compañeros médicos del servicio su criterio diagnóstico y su proceder terapéutico.4

A mediados de 1938 regresó a Cuba, donde encuentra condiciones diferentes a las que había dejado al partir. El movimiento popular está en proceso de recuperación. Se ha reabierto la Universidad y la Federación Médica recuperaba su legalidad.

Se desempeñó entonces en actividades del Partido Comunista y al constituirse el Partido Unión Revolucionaria Comunista formó parte de su Comité Ejecutivo.

El doctor Díaz Soto tenía ahora una visión más profunda de los problemas médicos sociales. Captó enseguida que entre los médicos se había operado un cambio sensible. Las hornadas de graduados en 1937 y 1938 tuvieron enfoques distintos de los problemas médicos, tales como la solución de los conflictos con las Quintas Regionales de Salud que yacía empantanada, sobre el acaparamiento de puestos y la lucha contra los sueldos misérrimos y la falta de garantías en los cargos públicos.

Reunido con el grupo de los antiguos compañeros de lucha y graduados representativos de los cursos de recién promoción, planteó la necesidad de integrar una candidatura para luchar en las elecciones de diciembre de 1938 y llevar la mayor cantidad de delegados a la Asamblea Nacional que se efectuaría en Santiago de Cuba. Su plan encontró unánime aceptación. Se confeccionó una lista de candidatos, entre los que figuraban los aguerridos luchadores del Ala Izquierda y una fuerte representación de jóvenes médicos graduados, dispuestos a resolver con urgencia los problemas planteados.

En las elecciones de mayo de 1939 para la Junta de Gobierno del Colegio Médico de La Habana, triunfó Acción Inmediata y fue electo vocal el doctor Luis Díaz Soto. A él se le encomendó, entre otros, los problemas relativos a la Ética Médica.

El mérito principal de su actividad en ese período fue el haber logrado la unidad más amplia y definido como médula del programa de esta nueva y pujante fuerza de lucha médica, que las reivindicaciones de los médicos deben ir estrechamente unidas a las necesidades de progreso y mejoramiento de la salud del pueblo.

En las elecciones de diciembre de 1939 Acción Inmediata confrontó dificultades ante ciertas actitudes personales, sufrió una derrota y sus jóvenes dirigentes se mostraron desanimados. Díaz Soto formuló la necesidad de convertir a Acción Inmediata en un partido, así dijo: Propongo transformar a Acción Inmediata en un Partido y elegir un Comité Ejecutivo, mantener una severa disciplina, hacer propagandas sistemáticas, organizar filiales en los colegios médicos municipales, editar un boletín, escribir en el Boletín del Colegio Médico de La Habana, para divulgar nuestros objetivos y si nos ofrecen las páginas de la Tribuna Médica, las tomamos también. Debemos imponernos una cuota para tener un fondo con qué operar”.5 Así surgió el Partido Colegial Acción Inmediata.

Cuando sus obligaciones como Director del Centro Médico Benéfico Jurídico de Trabajadores de Cuba (función que asumió en 1940) le exigieron dedicación completa, pudo hacerlo porque la organización por él concebida permitía que, funcionando en forma democrática, los más abnegados y capaces miembros pudieran estar en la dirección, entre los cuales, incluía a los directivos que él mismo había contribuido a formar.

Ya antes de 1948, el doctor Díaz Soto había definido la meta de todo hospital como: El cuidado de enfermos y heridos. La educación de médicos, enfermeras y resto del personal. La prevención de enfermedades y la promoción de salud. El progreso en la investigación de la medicina científica.5

Después del golpe de estado de Fulgencio Batista, con la tiranía implantada en el país como consecuencia de este, el Buró Represivo de Actividades Comunistas (BRAC) lo detuvo en varias oportunidades, y lo obligó a vivir en la semiclandestinidad, sin que por ello dejara de cumplir su deber con los médicos y el movimiento progresista hasta el final de su vida, poco tiempo antes del triunfo de la Revolución de 1959.

Compañeros devotos de Díaz Soto, que han sido figuras destacadas de las ciencias médicas de nuestro país, como Federico Sotolongo Guerra, José López Sánchez y Carlos Font Pupo, han dicho cuánto fue su saber y su empeño por hacer de la ciencia médica un poderoso instrumento al servicio del hombre.

Díaz Soto supo formar dirigentes políticos en el movimiento médico. Con un gran sentido de organización, defendía el método, el sistema en toda labor, a la vez que promovía el espíritu creador, la autoiniciativa y las condiciones para el desarrollo de cada compañero.

No fue un orador ni un hombre elocuente, evitaba en lo posible hablar públicamente. Su fuerte no era la tribuna, sino el debate y el diálogo en pequeños grupos. No le gustaba la polémica asamblearia. Expresaba su modo de pensar en forma concreta, con su trabajo modesto y abnegado.

Al decir de Juan Marinello, era la mesura meditabunda, la serenidad melancólica, el entusiasmo soterrado (…) No le vimos adelantar juicio sin buena maduración, ni callar lo que debía decir a tiempo. Poseyó en gran medida la virtud cubanísima de la inteligente ironía, siempre vestida de peculiar elegancia. Parecía estar de vuelta de todos los caminos, y hasta un poco cansado del trayecto. Y más adelante expresa Marinello: Si se nos forzase a destacar la virtud capital del gran compañero, diríamos que estaba en su dominante sentido de responsabilidad, encauzado siempre hacia el hacer benéfico a que lo llamaba su creencia política. Por ello, no fue distinta su postura ante la investigación científica que ante la organización hospitalaria o la tarea del militar revolucionario.6

Según Blas Roca, era un comunista de corazón, animado por un amor entrañable a los trabajadores, al pueblo pobre y laborioso ejercía su profesión, aun en la vieja sociedad, sin sombra siquiera de afán de lucro.7

Se entregaba con pasión a la tarea de salvar la vida, de restablecer la salud, de combatir la enfermedad. El enfermo era para él, no el cliente que viene a comprar un servicio, sino el ser humano, el miembro del pueblo que necesitaba solidaridad, atención, tratamiento. “Lo más importante en el establecimiento médico es el enfermo”, decía.

Sobre este aspecto, también se pronunciaba su compañero y amigo de luchas, Juan Marinello: Si se nos forzase a destacar la virtud capital del gran compañero, diríamos que estaba en su dominante sentido de responsabilidad, encauzado siempre hacia el hacer benéfico a que lo llamaba su creencia política. Por ello, no fue distinta su postura ante la investigación científica que ante la organización hospitalaria o la tarea del militar revolucionario.6

 

CONCLUSIONES

La continua y creciente tensión y el intenso trabajo quebraron su salud. Se supo enfermo de muerte y con serenidad de científico y pasión de comunista aceptó el final cercano, sin que nadie pudiera convencerlo de que le había llegado la hora del reposo. Se mantuvo al frente de la lucha hasta el último instante. Añadió así, al ejemplo de la acción clarividente, el del sacrificio heroico.

Falleció en la capital, el 23 de noviembre de 1958, en horas de la tarde, en su residencia particular, sita en 11 y 72, en el antiguo reparto Ampliación de Almendares, 6 semanas antes del triunfo de la Revolución Cubana del 1º de enero de 1959.8,9

Como dijera en aquella oportunidad Juan Marinello, “Perdimos al hombre de ciencia y conciencia”.6

Sobre Luis Díaz Soto, hombre ejemplar, merecen ser consultados otros trabajos publicados en la Revista Cubana de Medicina Militar, por quienes se sientan motivados a ampliar sus conocimientos acerca de los valores y actitudes morales, ciudadanos y profesionales, que le han ganado merecidamente el reconocimiento no solo de sus contemporáneos, sino de los actuales médicos militares cubanos que aman a su Patria y a su profesión.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Expediente Estudiante N° 10831 Luis Díaz Soto [observaciones no publicadas]. La Habana, Cuba 1923. (En Archivo Histórico de la Universidad de La Habana).

2. Sotolongo Guerra F. La contribución del Dr. Luis Díaz Soto al movimiento médico. Rev Cubana Med Mil [Internet]. 2009 abr-jun [citado 16 jun 2014];38(2):[aprox. 6 p.]. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-65572009000200010

3. López Sánchez J. Díaz Soto en España. Trib Med. 1962 jul-dic;35:23-4.

4. López Sánchez J. Luis Díaz Soto, capitán médico de las brigadas internacionales. En: Cuba y la República española (1936-1939). La Habana: Editora Política; 1981.

5. Informe del Consejo Ejecutivo a la Quinta Reunión Anual y Extraordinaria del Staff Meeting del Cuerpo Médico [observaciones no publicadas]. La Habana, Cuba (1957). (En Archivo Histórico de Centro Benéfico Jurídico de Trabajadores)

6. Marinello Vidaurreta J; Sección de Servicios Médicos de la Dirección de Servicios del MINFAR. Luis Díaz Soto, ejemplo de científicos revolucionarios: Semblanza de Luis Díaz Soto. La Habana: Combinado de Artes Gráficas; 1964.

7. Roca Calderío B; Sección de Servicios Médicos de la Dirección de Servicios del MINFAR. Luis Díaz Soto: Un ejemplo. La Habana: Combinado de Artes Gráficas; 1964.

8. Castillo Hernández ER. Doctor Luís Díaz Soto: Editorial. Rev Cubana Med Mil [Internet]. 2008 [citado 16 jun 2014];37(4):[aprox. 3 p.]. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S0138-65572008000400001&script=sci_arttext

9. López Sánchez J. Luís Díaz Soto: capitán de las brigadas Internacionales. Rev Cubana Med Mil [Internet]. 2009 [citado 16 jun 2014];38(4):[aprox. 6 p.]. Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0138-65572009000300012

 

 

Recibido: 13 de mayo de 2014.
Aprobado: 13 de julio de 2014.

 

 

María del Carmen Amaro Cano. Facultad de Ciencias Médicas “General Calixto García”. Habana del Este. La Habana, Cuba.

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