INTRODUCCIÓN
El parto es uno de los acontecimientos más importantes y trascendentales en la vida de una mujer; no obstante, esto también trae consigo ciertas emociones como el miedo, dolor e inseguridad, que probablemente repercutan sobre el desarrollo de esta nueva etapa.1 Por ello, es necesario que los cuidados a la parturienta generen reacciones positivas y una experiencia satisfactoria durante toda la atención.2
Se reconoce que las necesidades de la mujer varían según el periodo del parto y que, al cubrirlas, se logra una mejor conducción y evolución de este proceso. Dichas necesidades pueden comprender aspectos tangibles, como la comodidad física y el aseguramiento de la privacidad; y afectivos, como el acompañamiento de la pareja, para brindar apoyo emocional, seguridad y aliento en todo momento.3
La presencia activa de la pareja durante el parto favorece un mejor afrontamiento de la parturienta hacia este proceso, así como el control del dolor, ansiedad y estrés, a partir de una mayor segregación de endorfinas y serotoninas, lo cual, en conjunto, logran que el parto sea una experiencia positiva para ambos.4 Por ello, se comprende que es importante que, en el periodo prenatal, los varones reciban información acerca de su rol y puedan asumir acciones específicas para satisfacer las necesidades de la mujer.
Pese a la relevancia de la pareja durante el parto, en los países menos desarrollados, en los cuales las sociedades presentan brechas de género evidentes, el embarazo y el parto son acontecimientos exclusivos de las mujeres.5,6 De hecho, un estudio realizado en Kenia7 muestra que solo la tercera parte de las mujeres estuvieron acompañadas por su pareja en el momento del parto; además, en Arabia Saudita, otro estudio8 demuestra que la quinta parte de los esposos no estaban dispuestos a acompañar a las mujeres en este proceso; sin embargo, hubo una tendencia a considerar que su acompañamiento podría tranquilizarla y fortalecer su relación de pareja.
En Perú, existen esfuerzos políticos e institucionales, en el sector público y privado, para promover la humanización y seguridad del parto. El Ministerio de Salud (MINSA) resalta, en su normativa vigente, la importante del acompañamiento de la pareja y sus beneficios durante el trabajo de parto y el parto.9 En un instituto especializado de Lima, se mostró que el 80 % de parejas que acompañaron a las mujeres durante todo el proceso del parto, habían recibido preparación para ello y además, la mitad tenía una percepción positiva sobre su rol como acompañante.10
Ante lo expuesto, el parto debe ser entendido como un momento sensible en la vida de la mujer, que requiere especial atención en todos los sistemas de salud, pero sobre todo en aquellos en los que existen brechas a nivel de la infraestructura y personal, para prestar servicios diferenciados que satisfagan las necesidades de las gestantes.
Este estudio tuvo el objetivo de describir las expectativas de la gestante sobre el acompañamiento de la pareja durante el trabajo de parto.
MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo y transversal, en gestantes atendidas en el servicio de Gineco - Obstetricia del Hospital Nacional “Sergio E. Bernales”, durante el mes de junio del 2021.
La muestra estuvo conformada por 120 gestantes seleccionadas mediante un muestreo no probabilístico. Fueron incluidas las mayores de 18 años, con pareja (casada o conviviente); que estaban en el segundo o tercer trimestre de embarazo. Las que no desearon participar y tuvieron alguna complicación materna o fetal, fueron excluidas de la investigación.
La variable de estudio fue la expectativa del acompañamiento de la pareja, la cual fue entendida como los anhelos o deseos acerca de las acciones a realizar por la pareja en su rol como acompañante en el trabajo de parto, desde su planificación, hasta el alumbramiento.
La encuesta fue la técnica para la recolección de información. Se elaboró un cuestionario sobre las expectativas del acompañamiento de la pareja, el cual fue validado en contenido por 3 jueces con experiencia académica y profesional en humanización del parto, quienes emitieron opinión favorable para su aplicación.
La encuesta estuvo conformada por una primera sección de datos generales; y otras 4, sobre las expectativas en cada momento del parto, la planificación (6 ítems), dilatación (8 ítems), expulsivo (6 ítems) y alumbramiento (7 ítems). Los ítems fueron de respuesta cerrada con las categorías de “No me gustaría”, “Me gustaría” y “Me gustaría mucho”.
Los datos fueron digitados y procesados con el programa estadístico IBM SPSS versión 26; las frecuencias absolutas y relativas se estimaron para las variables categóricas y la media y desviación estándar para las numéricas. La información fue presentada en tablas univariadas.
El estudio fue aprobado por el Comité Institucional de Ética en Investigación Hospital Nacional “Sergio E. Bernales”, mediante Acta N°21-0030. El uso del consentimiento informado aseguró la participación voluntaria de las mujeres; durante todo el proceso de la investigación se aseguró la confidencialidad de los datos de las participantes. Esta investigación es derivada de un estudio previo realizado por García-Carrera.11
RESULTADOS
La edad promedio de las gestantes fue de 27,4 ± 5,8 años, 63,3 % tenía estudios de nivel secundario, 81,7 % era ama de casa, 70 % era multigesta y 60 % tuvo de 1 a 5 atenciones prenatales. En la tabla 1 se observa que la consejería sobre el acompañamiento para el periodo de dilatación (73,3 %) y alumbramiento (16,7 %) fue la más y menos frecuente, respectivamente. Casi la totalidad de las madres refirió que prefería estar acompañada por su pareja en el parto, que el personal de salud lo permita y tener privacidad en este momento.
En la figura 1 se muestra que, alrededor de la tercera parte de las gestantes prefería mucho que su pareja le brinde seguridad y confianza (76,7 %), que se informe sobre su rol (75 %) y que se encargue del transporte hacia el establecimiento de salud (71,7 %); y en menor proporción, que su pareja le brinde apoyo con los preparativos de la maleta de parto (58,3 %). No me gustaría solo se expresó en el 1,7 % de “que compre artículos para el bebé”.
En la figura 2 se evidencia que las gestantes presentan predilección con aspectos psicológicos, como que la pareja muestre paciencia y comprensión (88,3 %), esté pendiente de sus necesidades (78,3 %) y le acompañe al establecimiento de salud (75 %). El 6,7 % señaló que en el periodo de dilatación, no quisiera recibir masajes por parte de su pareja. No me gustaría solo se expresó en el 1,7 % para “que me tome de la mano” y 6,7 % “que me realice masajes”.
La figura 3 muestra que las mayores expectativas de las gestantes, están relacionadas con que su pareja esté pendiente del bebé en el nacimiento (96,7 %), verificación del estado de salud (96,7 %) y su sexo (96,7 %); además, una baja proporción refirió que el apoyo de la pareja durante el pujo era algo que no le agradaría (5 %).
La figura 4 muestra que en el periodo del alumbramiento, el masaje uterino era lo que menos esperaban las gestantes por parte de su pareja (15 %). Por el contrario, que la pareja muestre afecto a su hijo (95 %), así como hacia a ella (83,3 %) durante este periodo, era lo que más esperaban. Alrededor de la mitad de ellas deseaba mucho que su pareja la ayudase con la lactancia materna (53,3 %).
DISCUSIÓN
El reconocimiento y valoración de lo que espera la gestante de su pareja en el proceso parto, son aspectos relevantes que deben considerar los profesionales que prestan servicios de salud materna, para favorecer el desarrollo de experiencias satisfactorias y momentos positivos que permitan el bienestar de la mujer embarazada.
Este estudio mostró que 98,3 % de las gestantes querían estar acompañadas por su pareja durante el trabajo de parto, lo cual fue similar a lo estimado por Ahmed y otros,12 quienes informan que el 90 % de las gestantes prefería este acompañamiento. Aunque es posible la preocupación por el desempeño que puede tener la pareja en el proceso, su acompañamiento es reconocido ampliamente como un requerimiento físico y emocional por la mujer.
El 75 % de gestantes señalaron que les gustaría mucho que la pareja se informe sobre su rol como acompañante y de manera similar; Adeniran y otros13 reportan que el 80,8 % deseaba que su pareja obtenga información, durante la etapa prenatal, sobre su propio rol para el acompañamiento. De este modo, se resalta el impacto de la atención prenatal como estrategia para preparar e informar a la pareja sobre su rol en el trabajo de parto, y empoderarla de tal manera que se concrete su presencia participativa en el proceso.
En la planificación del parto, la pareja puede aliviar las preocupaciones de la madre, liberarla de la tensión, estrés o ansiedad, propias de este momento. Esta investigación demostró que la compra de artículos, preparación del transporte y la responsabilidad económica de parte de sus parejas, fueron indicadores con altas expectativas. Sobre esta información, existe coincidencia con los hallazgos de Ahmed y otros,12 dado que más del 90 % de las mujeres deseaban que su pareja participe activamente en las preparaciones previas al parto. En ese mismo sentido, destaca un estudio realizado en varones de Tanzania,14 en el que 90 % considera y asume que, entre sus responsabilidades, se encontraba la preparación de los artículos necesarios para el parto y el aseguramiento del transporte de la mujer hacia el establecimiento de salud.
El periodo de dilatación es uno de larga duración y de dolor intenso, por las contracciones uterinas, es así como, el cuidado y la atención de la pareja son muy importantes. De hecho, este estudio demostró que gran parte de las mujeres manifestó el deseo de comprensión y paciencia por parte de la pareja. En concordancia con esto, Iravani y otros15 muestran a la empatía de la pareja como una necesidad emocional en todas las mujeres que incluyeron en su investigación. Esto es relevante si se toma en cuenta la realidad evidenciada en el estudio de Colos16 en el que solo 1 de cada 10 mujeres embarazadas realmente se sintió comprendida en este proceso.
Pese a que se reconoce que la concepción del parto puede variar de acuerdo con cada contexto social y cultural, la escucha activa de la pareja puede ser una cualidad transversal esperada por la mujer para que pueda manifestar libremente sus problemas, deseos o necesidades, temores y dudas, sin miedo a ser juzgada, y que, como consecuencia de ello, se acorte la brecha entre las expectativas y la experiencia del parto.
El nacimiento de un hijo es uno de los momentos más esperados por la mujer y su pareja; de hecho, una investigación realizada en Brasil muestra que las gestantes esperan con ansias este momento y valoran la presencia activa de su pareja.17 Sobre este último dato, el presente estudio demuestra que al 96,7 % le gustaría mucho que su pareja esté atenta al nacimiento, el estado de salud y sexo del bebé.
Después de producido el parto, el contacto entre la madre y su hijo representa un momento que favorece la salud materna y neonatal, pero que, en muchos casos, la pareja es distanciada por condiciones institucionales o decisiones profesionales, pese a que evidencia, como la de esta investigación, señala que a la mayoría de las mujeres le gustaría mucho que su pareja permanezca a su lado y continúe prestando atención a lo que ella requiera.
Como limitaciones de la investigación se puede mencionar que la muestra no es representativa, dado el muestreo no aleatorio, y que, por tanto, los hallazgos no pueden inferirse a la población general. Además, es posible la presencia de un sesgo de medición, puesto que las expectativas pueden estar condicionadas por la experiencia previa de partos o acompañamiento que ha tenido en estos. Pese a que el alcance de la investigación no evalúa si el acompañamiento se realizó o si la pareja cumplió un rol adecuado, el análisis de las expectativas representa un punto crítico para la mejora continua de los servicios de salud materna.
Las gestantes presentaron expectativas altas acerca del acompañamiento de la pareja en la planificación y el trabajo de parto, con énfasis en el soporte emocional que puede brindarle y la atención de sus necesidades físicas y psicológicas; así como en su rol activo en el momento preciso del nacimiento, sobre todo en la verificación del estado de salud del recién nacido.