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Economía y Desarrollo

versión impresa ISSN ISSNversión On-line ISSN 0252-8584

Econ. y Desarrollo vol.151 no.1 La Habana ene.-jun. 2014

 

RESEÑA

 

Los conceptos más importantes en el trabajo de Karl Polanyi y su relevancia contemporánea*

 

 

Kari Polanyi-Levitt

Profesora Emérita de la Universidad McGill. Doctora Honoris Causa de la Universidad de las Indias Occidentales.

 

* En 2014 se cumplen setenta años de la publicación de The Grat Transformation [La gran transformación], la obra fundamental de Karl Polanyi y uno de los referentes imprescindibles para el estudio de las ciencias sociales. La revista Economía y Desarrollo agradece a la autora el permiso para publicar este capítulo de su libro From the Great Transformation to the Great Financialization. On Karl Polanyi and Other Essays (2013). Traducción de Graciela Chailloux Laffita.


Cuando mi padre enseñaba un curso sobre historia económica general en la Universidad de Columbia en la década de 1950, se dedicaba a la investigación sobre la vida económica en las sociedades arcaicas y primitivas. En ese tiempo yo no podía comprender su preocupación por el comercio de los Trobriand insulares o por las interpretaciones de la caligrafía babilónica. Me parecía que todo eso estaba demasiado lejos de los problemas de nuestros tiempos. Solo durante los últimos años pude apreciar que sus investigaciones sobre la antropología económica estuvieron motivadas por la determinación de demostrar que la economía de mercado del siglo xix era única. Al respecto, es preciso recordar su repetida afirmación de que "nunca antes en la historia de la humanidad el principio de la ganancia ha sido elevado a principio de organización de la vida económica" (Polanyi, 1968, p. 43). Su profunda investigación sobre el intercambio no mercantil en las sociedades arcaicas y primitivas desafió las presunciones de los antropólogos e historiadores que impusieron al análisis de las sociedades precapitalistas conceptos de escasez y precios de mercado, derivado de las pretensiones de la validez universal de la teoría económica.

Para despojar el estudio de la economía de lo que una vez nombró "nuestra obsoleta mentalidad de mercado" él estableció tres modelos de integración de la actividad económica: reciprocidad, redistribución e intercambio. Esos modelos eran universales en el sentido de que podían ser identificados en todos los sistemas de la organización de la vida económica, incluida la economía de mercado contemporánea. La aproximación de Polanyi fue comparativa. No hay en su trabajo sugerencia de progreso o de alguna implicación de que las sociedades modernas sean más o menos desarrolladas que las del pasado. Pienso que por eso cuestionaba el concepto de desarrollo.

Su rechazo al desarrollo no refleja indiferencia por las naciones que emergían del poscolonialismo en Asia y África. Por el contrario, esperaba que su alerta sobre los efectos destructivos de la subordinación de la sociedad a los requerimientos de la economía de mercado pudiera salvar a la humanidad de catástrofes nunca antes experimentadas. Ocho años antes de su fallecimiento, en una carta a una amiga de su juventud (Beatrice De Waard), en 1958, escribió:

Mi vida ha sido una vida mundial, he vivido la vida del mundo. ¡Pero la vida del mundo se detuvo durante varias décadas y, después, en unos pocos años avanzó un siglo! Por eso estoy solo ahora volviendo en mí mismo, después de haber perdido treinta años en el camino -esperando por Godot- hasta que el mundo recupere su nivel, hasta que me recupere. En retrospectiva, todo está extrañamente quieto, el martirio del aislamiento fue solo aparente. Últimamente, solo espero por mí mismo. Ahora las balanzas nos están calculando -contra ti, contra mí- porque en diez años podría dárseme la razón, estando aún vivo. Mi trabajo es para Asia y África, para los pueblos nuevos. Occidente puede llevarles a ellos asistencia espiritual e intelectual, en lugar de que Occidente destruya la tradición del siglo xix, incluso, demuela sus ideales victorianos… La finalidad de mis ideas es que están diseñadas para la oposición, y eso es un buen signo. Sería extremadamente encantador vivir para luchar por ellos, pero el hombre es un ser mortal. (Polanyi, citado por Polanyi-Levitt y Mendell, 1987)
Debieron transcurrir cincuenta años antes de que la originalidad de Karl Polanyi pudiera emerger de su relativa penumbra, para ser reconocida en muchas colectividades como una crítica definitiva de la inevitabilidad de los efectos del principio de la subordinación de la sociedad a la economía de mercado. No fue hasta la crisis asiática de 1997 y el desastre del instantáneo capitalismo de mercado en Rusia que su trabajo fue citado en centenares de discursos, ponencias, artículos y declaraciones políticas.

Muchos autores han realizado excelentes exposiciones de la tesis principal de The Great Transformation (1944), así como de su relevancia para la comprensión de la globalización contemporánea. Pero nada le hubiera producido mayor satisfacción, dado su deseo de atraer al adversario intelectual, que ser identificado como el crítico más eficaz del proyecto neoliberal del siglo xxi por un profesor del Instituto Cato, líder de la rama derechista de ese tanque pensante:

Él ha emergido recientemente como un tipo de santo patrón de los críticos de la globalización. George Soros reconoce su deuda intelectual en los agradecimientos con los que comienza su The Crisis of Global Capitalism. Dani Rodrik, de la Universidad de Harvard y autor de Has Globalization Gone Too Far?, se refiere a él con frecuencia. John Gray, un profesor en la London School of Economics, que escribió False Dawn: The Delusions of Global Capitalism, tituló su primer capítulo "From the Great Transformation to the Global Free Market". Esos argumentos son una casi perfecta inversión de la verdad. Las tragedias que el siglo xx contenían no son resultado de una confianza excesiva en los mercados, aunque sí de una persuasiva pérdida de fe en ellos. (Lindsey, 2001)

Sin dudas, la crítica de Polanyi a la economía de mercado del siglo xix y de su inevitable destino es más rotundamente consistente con los críticos a la globalización. The Great Transformation es el trabajo más conocido de Polanyi, traducido a casi veinte idiomas. Los discernimientos básicos germinaron durante sus años formativos en Hungría y su experiencia periodística en Viena. Diez años de enseñanza e investigación en la Universidad de Columbia, de 1947 a 1957, le proporcionaron la oportunidad de extender su investigación histórica sobre el fundamento que respalda las sociedades arcaica y primitiva.

Hay un tema constante en el mundo de su pensamiento: su insistencia en que no existen fuerzas impersonales que nos absuelvan de nuestra responsabilidad personal de acompañar el destino de los seres humanos. Una noción fundamental: cuando la gente deja de creer en la legitimidad de lo poderoso, su poder está en declive.

 

Una vida mundial

La vida de Polanyi fue realmente una "vida mundial", marcada por tres migraciones. Nació en 1886, en Viena, pero poco después la familia se mudó a Budapest y, a partir de entonces, sus años formativos fueron húngaros. Creció en el confort del seno de una familia de clase media alta. Su padre fue ingeniero civil y exitoso constructor de ferrocarriles, hasta que una prolongada mala estación climática arruinó los negocios y la familia descendió a una situación de pobreza refinada. Su madre, hija de un rabino académico de Vilma, que entonces pertenecía a Rusia, fue conocida por su papel de anfitriona de las reuniones en la vida literaria, artística e intelectual de la élite de Budapest. Los niños Polanyi recibieron una educación esmerada en casa, que incluía latín y griego, inglés, francés y alemán. Karl se graduó de abogado en la Universidad de Budapest en 1912 con un doctorado en leyes. Esa fue su única calificación académica. Fue prominente en la vida intelectual húngara como presidente fundador del Círculo Galileo, un movimiento estudiantil que desarrollaba actividades educativas con la extraordinaria cifra de dos mil clases cada año. La ideología de la Ilustración Occidental se oponía al oscurantismo clerical y al moribundo orden político monárquico húngaro.(1)

Tenía veintiocho años en 1914 cuando se alistó en el ejército austrohúngaro como oficial de caballería, sirviendo en el frente ruso. Fue hospitalizado y en 1919 emigró a Viena, donde pronto fue seguido por el éxodo de los húngaros que huían del Terror Blanco.(2) Entre ellos estaba Ilona Duczynska, con quien se casó en 1923, y, al año siguiente, nací yo. La Revolución Rusa de 1917 fue seguida por una prolongada guerra civil. Polanyi se unió al amplio debate sobre cómo podía construirse una economía socialista. Fue en ese contexto donde estudió los trabajos de los principales exponentes de la Escuela Económica Austríaca. Durante muchos años luchó por crear un modelo de economía socialista que pudiera combinar el criterio técnico de eficiencia con requerimientos sociales y culturales y un proceso de toma de decisiones democrático. Eventualmente abandonó ese ejercicio y encontró en la historia y la antropología medios más efectivos con los que desarrollar ideas respecto al lugar de la economía en la sociedad. Hasta el final de su vida fue un socialista.

Desde 1924 hasta su salida hacia Inglaterra en 1933, Polanyi fue un miembro relevante del equipo editorial de Oesterreichische Volkswirt, publicación especializada en asuntos internacionales. Me reuní con él en 1934, mientras mi madre, Iliona, permanecía en la lucha ilegal en oposición al fascismo austríaco hasta que en 1936 también viajó a Inglaterra (Lindsey, 2001).

Durante sus años iniciales en Inglaterra, Polanyi estuvo asociado a un pequeño grupo de líderes intelectuales y religiosos que se autodenominaba Izquierda Cristiana. Contribuyó con un ensayo titulado "La esencia del fascismo" y coeditó, en 1935, Cristianismo y revolución social. Entre otros colaboradores estuvo Joseph P. Needham.(3) Aportó a ese grupo una perspectiva continental y lo introdujo en Los manuscritos económicos y filosóficos de 1844, de Marx.(4) En 1937, mediante recomendaciones de R. H. Tawney y de G. D. H. Cole, obtuvo un empleo como tutor en la Asociación de Trabajadores de la Educación, enseñando cursos de relaciones internacionales e historia social y económica inglesa en pequeños pueblos de provincia. Al mismo tiempo, colaboraba con artículos sobre problemas de actualidad en varias publicaciones de izquierda y liberales. Aunque The Great Transformation fue escrito en el Bennington College, Vermont, entre 1940 y 1943, fue en Inglaterra donde encontró los orígenes de los desastres que hundían Europa entre 1914 y 1945.


Desde 1947 hasta su jubilación en 1953, Polanyi impartió un curso de historia económica general en condición de profesor visitante en la Universidad de Columbia, y, entre 1953 y 1957, fue codirector de un proyecto de investigación interdisciplinario con Conrad Arensberg sobre aspectos económicos del crecimiento institucional. Los resultados de esa investigación fueron publicados bajo el título de Trade and Market in the Early Empires (1957). Varios de sus estudiantes graduados contribuyeron a ese volumen; entre ellos, Anne Chapman, quien me ha invitado a esta conferencia. Dahomey and the Slave Trade, con una introducción de Paul Bohannan, fue publicado póstumamente con la asistencia de Abraham Rotstein en 1966. Un antiguo estudiante, George Dalton, confeccionó la útil colección Primitive, Archaic and Modern Economics (1968) y Harry Pearson editó un volumen póstumo de los escritos de Polanyi: The Livelihood of Man (1977).

En 1950 los Polanyi establecieron su hogar en Canadá (en Pickering, Ontario), debido a que a Ilona le fue prohibida la entrada a Estados Unidos sobre la base de sus anteriores actividades comunistas en Hungría (1917-1920) y en Austria (1934-1936). Mis padres murieron en Canadá y ahora sus restos descansan en un cementerio en Budapest.

La fuente bibliográfica más frecuentemente citada sobre la vida de Karl Polanyi es un capítulo de las memorias de Peter F. Drucker (1978) titulado "Los Polanyis".(5) En ese muy entretenido ejercicio de recuerdos imaginados de los amigos de Karl, y de otros miembros de la familia, casi ninguno de los hechos es correcto. En realidad, algunos son manifiestamente absurdos. Drucker fue perspicaz al apuntar que los Polanyis perseguían "una nueva sociedad que pudiera ser libre y ni "burguesa" ni "liberal"; próspera y no dominada por la economía; comunal y no un colectivismo marxista". Pero no pudo haber estado más equivocado que cuando calificó a Karl Polanyi como "una figura menor", cuyo "fracaso expresa la futilidad de la búsqueda de la sociedad perfecta", o cuando se refirió a su investigación acerca de la organización económica de las civilizaciones pasadas como un "retroceso en los asuntos académicos" (Drucker, 1978, p. 138).

 

Polanyi y The Great Transformation

La tesis de Polanyi era que los disturbios económicos sociales y las tensiones políticas estaban causados por el intento utópico de restaurar el orden liberal del siglo xix, incluido el patrón oro, que después de la Primera Guerra Mundial fue la causa esencial de la crisis de la economía mundial y de la desaparición de la democracia en la mayoría de los estados de Europa Continental en la década de 1930. Como Keynes, comprendió que el patrón oro era un mecanismo social diseñado para restaurar las economías domésticas de los países deudores en interés de los financistas rentistas. Su explicación sobre la vulnerabilidad de los estados periféricos, pequeños y débiles de Europa Central y del Este para tirar del "hilo de oro" se anuncia como un presagio de los programas de estabilización del FMI. En la sucesión de estados de Europa Central los acreedores internacionales instituyeron regímenes de supervisión externa bajo los auspicios de la Liga de las Naciones operando desde Génova. La Liga de las Naciones no empleó más que unos pocos cientos de personas. Actualmente el FMI y el Banco Mundial emplean muchos miles de profesionales y consultores muy bien pagados para instaurar una larga lista de medidas macro y microeconómicas diseñadas para imponer presupuestos balanceados y "mercados libres" a los endeudados países en desarrollo. Plus ca change.

Al describir el papel de la finanza internacional en la restauración de los regímenes de derecha en Europa, Polanyi observó:

En Bélgica y en Inglaterra la derecha fue expulsada de la oficina en nombre del razonable patrón monetario. Una secuencia de crisis monetarias casi interminable vincularon a los indigentes Balcanes con los prósperos Estados Unidos a través de la banda elástica del sistema de crédito internacional que transmitía las tensiones de las imperfectamente restauradas monedas, primero desde el este al oeste de Europa y, entonces, desde el oeste de Europa a Estados Unidos. (Polanyi, 2001, pp. 23-24)

Europa pasaba de crisis en crisis hasta que una insostenible pirámide de deudas colapsó en 1931.

 

Mercancías ficticias

Contrariamente a lo que se suele creer, no hay algo natural ni inevitable en el sistema de mercado del siglo xix. Como demostró Polanyi, el liberalismo del laissez-faire fue diseñado por los primeros economistas políticos ingleses y fue instituido por el poder del Estado. En un pasaje frecuentemente citado, Polanyi concluyó que "el laissez-faire fue planeado"; mientras que la reacción protectora contra la disciplina de los mercados era "espontánea" (2001, p. 147). La extensión de la creación de los precios de mercado para abarcar las mercancías ficticias de tierra, trabajo y moneda era una innovación más revolucionaria que las invenciones mecánicas del temprano capitalismo industrial. Tierra, trabajo y dinero son mercancías "ficticias" porque a diferencia de las verdaderas mercancías ellas no son producidas para la venta. Los recursos naturales, incluida la tierra, son un don de Dios. La gente no tiene hijos para suministrar trabajadores al mercado laboral. Y el dinero es una convención social. Mientras la mercancía dinero ha sido utilizada como moneda, el dinero moderno es esencialmente una entrada contable validada por la santidad del contrato, y codificado en ley. Históricamente, el dinero era el primero en ser liberado de la regulación que prohibía la usura, por siglos estimada como diabólica por la doctrina cristiana.

El divorcio de los productores agrícolas de sus medios de subsistencia por la privatización (cercamiento) de las tierras comunales creó una nueva clase baja de vagabundos e indigentes. La amenaza a la estabilidad social fue contrarrestada por medidas de alivio a la pobreza y por el subsidio de salario. El paso crítico en la creación de un proletariado industrial en el siglo xix de Inglaterra fue la abolición del alivio a la pobreza de la draconiana Nueva Ley de Pobres de 1834, la cual sancionó legalmente la degradación de salario. Ella fue instituida por la reforma parlamentaria de 1832, que subordinó la oligarquía terrateniente a la burguesía urbana e industrial. La mayoría de la población no tenía voz ni voto. Los sindicatos estaban ilegalizados. El resultado fue el desencadenamiento de las fuerzas productivas y la acumulación de capital. Pero los salarios no pudieron subir por encima del nivel de subsistencia hasta la segunda mitad del siglo xix. Los economistas clásicos estaban preocupados con la acumulación de capital, el crecimiento económico, y la distribución de los ingresos provenientes de la producción. Ellos ignoraron en gran parte la desposesión, el desplazamiento y la degradación humana por la destrucción de las relaciones sociales en las que antes se arraigaban la obtención del sustento, el estatus social, el orgullo por el oficio y las expresiones culturales.

Polanyi insistió en que la creación de un mercado autorregulado por la mercantilización de la tierra, el trabajo y el dinero requirió nada menos que la subordinación de la sociedad a los requerimientos de la economía de mercado. Su tesis central fue que el orden económico liberal del siglo xix era "económico" en un sentido diferente a aquel, según el cual, todas las sociedades habían estado limitadas por las condiciones materiales de existencia. Era "económico" en el sentido distintivo de que escogía su base en un motivo que nunca antes superó el nivel de justificación de acción y conducta en la vida cotidiana; específicamente, la ganancia individual (Polanyi, 2001, p. 30). Antes de la emergencia del capitalismo industrial, los mercados nunca fueron más que accesorios de la vida económica. En este sentido, la generalizada economía de mercado del capitalismo moderno nace como una excepción. Como "progreso " (léase "eficiencia") conquistó el "hábitat" (léase "seguridad"); y trabajo, tierra y dinero -y lo esencial de la vida- fueron mercantilizados. Lo economía adquirió una existencia propia, dirigida por sus propias leyes, según términos neoclásicos y marxistas.

 

El doble movimiento

A propósito de la creación del mercado autorregulado, Polanyi (2001) advirtió:

Semejante institución no podía existir en alguna época sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; podía destruir físicamente al hombre y transformar sus alrededores en terreno yermo. Inevitablemente, la sociedad adoptó medidas para protegerse, pero cualquier medida que ella adoptara debilitaba la autorregulación del mercado, desorganizando la vida industrial y poniendo en peligro a la sociedad. No obstante, tanto la desorganizada vida industrial como la sociedad puesta en peligro continuaban su marcha. (p. 3)

Aquí se hace referencia al "doble movimiento" de la explosiva propagación de la economía de mercado y del control de su expansión por movimientos de protección cívica, social y nacional. Polanyi interpretó la legislación en relación con la salud pública; las condiciones de trabajo en las fábricas, la seguridad social, los servicios municipales y los derechos sindicales en la Inglaterra victoriana como medidas de equilibrio para controlar los efectos sociales de la desencadenada expansión del capital. Igualmente, reconoció que en el continente los gobiernos de las más variadas orientaciones políticas promulgaron medidas similares, incluyendo la protección de la industria y la agricultura, amenazada ambas por la competencia ruinosa. Fueron medidas instituidas por intervenciones del Estado a nivel nacional. A continuación de la Primera Guerra Mundial los conflictos sociales crecieron, como resultado de los draconianos requerimientos financieros para la configuración de las reglas del patrón oro, el cual no podía ser mediado por procesos democráticos; y ello implicó el crecimiento de regímenes autoritarios y fascistas en la mayor parte de la Europa Continental. Por eso puede comprenderse que el "doble movimiento" de Polanyi no es un mecanismo de autocorrección para la moderación de los excesos del fundamentalismo del mercado, sino una contradicción existencial entre los requerimientos de la economía de mercado capitalista para su expansión ilimitada y los de la gente para vivir en una relación de sociedad mutuamente comprensible. Cuando el mundo emergió de la Segunda Guerra Mundial para construir las instituciones internacionales que enmarcaran la era de la posguerra, fue generalmente aceptado que la economía de mercado tenía que servir a los objetivos nacionales de pleno empleo y seguridad social. Polanyi previó un mundo de bloques regionales de diversos sistemas socioeconómicos. La marea parecía haber cambiado contra la dominación irrestricta de la economía por el capital. El control social fue restaurado sobre la economía. Esa fue la "gran transformación" que cerró el libro del liberalismo económico de los economistas clásicos ingleses. El orden financiero internacional de Bretton Woods permitió espacio político a los países para perseguir el pleno empleo y la seguridad social, financiados por los acuerdos fiscales redistributivos. Los países en desarrollo pudieron involucrarse en la industrialización para la sustitución de importaciones y en planes económicos de largo plazo.

Polanyi nos recuerda que, sin embargo, las medidas adoptadas por la sociedad para protegerse pudieron debilitar el funcionamiento del mercado y poner en movimiento un contrataque del capital para liberarse de los constreñimientos sociales. Precisamente eso es lo que ha estado ocurriendo desde la crisis de la década de 1970, cuando la declinación de la productividad y de los beneficios, y la baja o negativa tasa de interés real, favorecían a los acreedores, y una ola de radicalismo político en el Sur desató la contrarrevolución neoliberal.

La liberalización del comercio y del capital en el último cuarto del siglo xx, una vez más, ha liberado al capital de la regulación -ahora a escala global-. Los dictados del capital financiero, otra vez, están gobernando los mercados. Combinado con el predominio de las corporaciones transnacionales, socava y corrompe los procesos políticos democráticos en las sociedades nacionales. Las disposiciones de la Organización Mundial del Comercio con respecto a la inversión, la competencia, la adquisición del Gobierno y la propiedad intelectual han sido diseñadas, específicamente, para atar a los estados a acuerdos supranacionales y así proteger a los inversionistas de la legislación nacional. La inequidad ha escalado niveles sin precedentes; pero no hay instituciones internacionales que moderen los efectos polarizados de la liberalización del capital. Los recursos fiscales que sostuvieron el estado de bienestar en los países industrializados están deteriorados. El endeudamiento tiene inmovilizados a los países en desarrollo por las condicionalidades que no les permiten implementar estrategias de desarrollo económico que probaron ser exitosas en el pasado.

Un prolongado periodo de estabilidad económica y fuerte crecimiento económico en Europa y Norteamérica estimuló la percepción de que el "doble movimiento" de Polanyi era una suerte de mecanismo de autocorrección. Semejantes ilusiones quedaron destrozadas en la década de 1990. El incremento del portafolio de capital, que buscaba elevados reembolsos y ganancias de capital en los mercados emergentes de Asia y América Latina, precipitó una serie de severas crisis financieras y económicas -de mayor dramatismo en las economías de alto crecimiento del este de Asia-. Las lecciones de The Great Transformation fueron recuperadas y Polanyi emergió de la relativa penumbra para instalarse en el discurso académico y el comentario periodístico.

 

La economía desembebida

Inestabilidad, inseguridad y serias crisis financieras asociadas a la globalización han conducido a los académicos y hacedores de políticas, incluyendo el Banco Mundial, a abrazar la reforma institucional y el buen gobierno. La "economía embebida" ha ganado actualidad en el discurso político y su conexión con Polanyi es repetidamente citada. En este contexto, se asume que la corrupción es atribuible únicamente a los políticos y que los países podrían beneficiarse de la introducción de las instituciones y prácticas políticas occidentales, así como que el empoderamiento de la sociedad civil puede sustituir el papel tradicional del Estado. En realidad, el retroceso del Estado ha desempoderado la sociedad civil. La reducción de las provisiones a la salud y la educación ha empobrecido a la gente, y las aglomeraciones de poder económico privado, incluyendo los mercenarios, han socavado la autoridad pública y el papel de la ley. El resultado ha sido la disminución de la capacidad de las sociedades para determinar la asignación de sus propios recursos. Como nunca antes, el sustento económico de la gente está fuera del control nacional; en este caso, debido a las crisis financieras disparadas por el libre capital, la relocalización de las facilidades de la producción para fuentes de trabajo baratas, y la destrucción de la producción doméstica de alimentos por las importaciones liberalizadas. En este sentido, la globalización desembebe la vida económica en una escala internacional.

El concepto de economía desembebida es central para la noción de Polanyi de que el orden económico liberal del siglo xix (el modelo de la globalización contemporánea) fue diferente en cuanto al sentido de la provisión de los sustentos económicos en todas las sociedades anteriores. Al describir la economía como una esfera diferente y separada de la actividad humana, Polanyi escribió:

La economía desembebida […] se colocó fuera del resto de la sociedad […]. En una economía de mercado la producción y la distribución de los bienes materiales, en principio, se establecen a través de un sistema de economía autorregulada de fijación de precios de mercado. Ella es gobernada por leyes propias, las llamadas leyes de oferta y demanda, e incitada por el temor al fiasco y la esperanza de ganar. (Polanyi, 1957, p. 68)(6)

Las relaciones sociales de la familia extendida, la comunidad y todos los otros lazos de la sociedad tradicional son desplazados por instituciones económicas especiales y por el motivo económico de la ganancia individual. Porque el desembebimiento de la economía era socialmente insostenible, Polanyi sugirió que la sociedad se protegiera de las fuerzas impersonales del mercado a través de vías diferentes.

Fred Block (2001) descarta la noción de economía desembebida y afirma que el verdadero descubrimiento de Polanyi fue la "economía constantemente embebida". Block mantiene que hubo un cambio en Polanyi, de la influencia marxista a una posterior revisión de sus puntos de vista, y que solo el tiempo no le permitió revisar el manuscrito de The Great Transformation para resolver esa contradicción.(7) Al respecto expresó: "Polanyi la vislumbró, pero no fue capaz de nombrar o elaborar una idea de su economía de mercado constantemente embebida" (Block, 2001). Al desechar la noción de economía desembebida, Block colocó a Polanyi en la corriente principal del discurso socioeconómico. El efecto es el oscurecimiento de las implicaciones radicales de la contradicción existencial entre una economía de mercado y una sociedad viable. Aquí hay una sugerencia de que Polanyi estuvo influido por el marxismo en los turbulentos años de entreguerras y hubo un cambio ideológico durante la escritura del libro en Estados Unidos entre 1940 y 1943. Una interpretación de esa naturaleza pierde el sentido. No logra entender lo que Polanyi aceptó y lo que rechazó del marxismo.

Polanyi compartió con Marx su tesis principal acerca de la naturaleza históricamente limitada de la organización de la vida económica a través de la universalización del principio del mercado. Compartió también la explicación de las consecuencias para la sociedad de la mercantilización del dinero, la tierra y el trabajo, así como la esencial alusión a la alienación de la vida presente en los escritos de Marx. Sin embargo, rechazó la teoría ricardiana del valor del trabajo, y el economicismo del materialismo histórico. Mientras que Marx anticipó la eventual ruptura del orden capitalista debido a sus contradicciones económicas inherentes, Polanyi enfatizó la contradicción entre los requerimientos de la economía de mercado para una expansión ilimitada y los requerimientos de la gente para vivir en relaciones sociales mutuamente amistosas. En el punto de vista de Polanyi sobre la contradicción existente, el resultado no es determinante. No existe un diseño de progreso. No existen fuerzas históricas impersonales que inevitablemente muevan a la humanidad hacia adelante.

Tan pronto llegamos al siglo xx, somos testigos de una manifiesta desintegración social en las poblaciones desplazadas, de pandemias, de conflictos étnicos y religiosos, y del daño irreversible al ambiente natural que sostiene la vida sobre la Tierra. Nuestro mundo es indudablemente más turbulento y peligroso que en tiempos de Polanyi. El instinto a la protección social de las sociedades, debilitado por la concentración de la economía, la finanza y el poder militar, puede ser movilizado por los llamados a la solidaridad diversa de clase, raza, etnia, casta, creencia religiosa y nacionalismos. La retórica de los políticos populistas puede inclinarse a la derecha o a la izquierda. Donde el conflicto entre lo económico y lo social no pueda ser resuelto hay caos. No es por casualidad que la alerta de Polanyi sobre las inevitables consecuencias de la liberalización de las relaciones del mercado capitalista respecto al control social tiene tanta resonancia en la actualidad.

 

Reciprocidad, redistribución e intercambio

La primera mención a la reciprocidad y a la redistribución (conceptos tomados por Polanyi de sus primeras lecturas de los escritos antropológicos de Malinowski y Thurnwald) en The Great Transformation la encontramos en el capítulo 4. Para introducir una medida y ordenar las interminables variaciones de la organización de la vida económica, Polanyi postuló tres formas de integración: reciprocidad, redistribución e intercambio. Para que resultaran efectivas como mecanismos integrativos, la reciprocidad requiere de los movimientos entre agrupaciones, simétricamente designados como relaciones fraternales; la redistribución de bienes dentro y fuera de un centro requiere centralidad, la cual, generalmente, está acompañada de un régimen de jerarquía; y el intercambio demanda un sistema de construcción de precios de mercado. Esos patrones de integración no derivan de la suma de actos individuales, sino que condicionan la existencia de instituciones específicas para su desempeño. Ellos no representan etapas del desarrollo, ni implican una secuencia temporal. Sin embargo, los "sistemas económicos" pueden ser clasificados de acuerdo con la forma predominante de integración, propia de la manera en la que el trabajo y la tierra están instituidos en la sociedad para producir los requisitos materiales de la vida. Así, en las sociedades comunales las relaciones fraternales de reciprocidad predominan en la asignación de la tierra y el trabajo:

En los imperios de aluvión, la tierra era en gran parte distribuida e, incluso, algunas veces redistribuida por el palacio o el templo, y también lo era, en cierto grado, el trabajo, al menos en su forma dependiente. El curso del desarrollo del mercado hacia la condición de fuerza dominante en la economía puede ser trazado prestando atención al alcance de cómo la tierra y el alimento eran movilizados a través del intercambio y de cómo el trabajo era transformado en una mercancía libre para ser vendida y comprada en el mercado. (Polanyi et al., 1957, p. 255)

Hemos observado la sostenida referencia de Polanyi a la gente y a la naturaleza, al trabajo y a la tierra, al afán y al suelo, como los recursos más importantes de toda sociedad; y las modalidades institucionales concernientes a la tierra como las menos significativas en relación con las referidas al trabajo.

En la historia del pensamiento económico, la noción de hombre y naturaleza como las fuentes originales de la riqueza es una contribución olvidada de la Escuela Austríaca de Economía. El énfasis sobre el trabajo como la fuente fundamental de valor se deriva de la economía política inglesa; se trata de una noción elaborada por Ricardo y apropiada por Marx. Los recursos naturales adquieren valor solo cuando el trabajo es aplicado a su extracción o uso. En la economía neoclásica, los recursos naturales tienen valor solo si son escasos. De ahí deriva la bien conocida paradoja de que el aire y el agua no tienen valor porque no poseen valor de cambio y los diamantes son valiosos porque son escasos. La insostenibilidad del impacto que está provocando la mercantilización de los recursos naturales ha llamado la atención de los economistas ambientalistas sobre la crítica de Polanyi a la economía de mercado y a la sociedad de mercado.

Polanyi rechazó como históricamente indefendibles las "etapas" históricas marxistas de la esclavitud, el feudalismo y el capitalismo basadas en el predominio del régimen de trabajo. Los tres modelos de integración de Polanyi poseen una interesante correspondencia con los tres modos de producción de Samir Amin: el primitivo comunal, el tributario y el capitalista. Es necesario notar que los elementos de los tres modelos de integración pueden ser identificados en todas las sociedades. Las relaciones de reciprocidad amistosa persisten en variadas gradaciones en los tiempos actuales. Las instituciones redistributivas pueden encontrarse en sociedades comunales y desempeñar un papel crucial en todas las variantes de capitalismo nacional y de mercados ya que, tal como Polanyi explicó, no son un fenómeno nuevo.

 

La contribución histórica y teórica de Polanyi

La economía como un proceso instituido es, quizás, la más pormenorizada explicación de la tentativa de Polanyi de construir una teoría general de la organización de la economía de sustento. En su acercamiento a este tema -basado en su definición esencial de que la ciencia económica es una relación del hombre con la tierra en el proceso de obtener los medios esenciales para la vida- el mercado como principal mecanismo integrativo es solo un caso especial. Su tríada comercio, mercado y dinero es inseparable del equipaje de asunciones trazadas desde la moderna economía de mercado y formalizada en la economía convencional, abierta a una gran y promisoria área de investigación de instituciones económicas acerca de las sociedades arcaicas y primitivas.

El mercado autorregulado es, como Polanyi demostró, un ideal inalcanzable en tensión con el desastre social y ecológico, y con las instituciones sociales que constriñen y regulan el mercado y los bienes públicos que son proporcionados por el Estado, cuyas operaciones fiscales también financian más o menos medidas detalladamente redistributivas. La reciprocidad existe más allá de las relaciones de afinidad en las obligaciones sociales de todos tipos. El comercio internacional no es exclusivamente comercial y puede estar motivado por arreglos políticos de ventaja mutua; generalmente, está sujeto a acuerdo internacional. Las divisas nacionales constituyen una forma especial del objetivo de servir de dinero, particularmente donde existe control de cambio. Los objetivos de acuerdos informales, especiales y de carácter local pueden facilitar el intercambio en una comunidad. El trueque no es una forma mercantil de intercambio y los elementos no mercantiles están presentes en una variedad de asociaciones cooperativas o de actividades que no persiguen el lucro. Cuando la economía formal se interrumpe o, por el contrario, fracasa en lograr descifrar los mercados, el intercambio no mercantil desempeña un papel crucial en las estrategias de supervivencia de los individuos, las comunidades y las empresas.

La globalización representa el desafío de cómo reconciliar la participación en el comercio internacional con el requerimiento de las sociedades de ser ancladas en las instituciones sociales y culturales. Cuando el Estado es incapaz de mediar en el conflicto, de apoyar la creatividad individual y de la comunidad, de proporcionar infraestructura económica y social, y de asegurar que las ganancias del crecimiento económico sean compartidas por todos, los beneficios del crecimiento serán captados por los ingresos excesivos devengados. Las fuerzas de polarización del mercado desembeberán la economía de las tradicionales relaciones sociales y la gente buscará solidaridades de comunidad, etnicidad, creencias religiosas, u otras de las solidaridades de los excluidos. El rechazo de Polanyi de los motivos económicos de ganancia individual como fundamento de la naturaleza humana y su investigación sobre una diversidad de modelos de organización económica sugieren que la economía de subsistencia puede ser instituida en una gran variedad de formas. Esto, sin embargo, es incompatible con la universalización del principio del mercado, pues implica una transformación civilizatoria en correspondencia con la necesidad fundamental de la gente de ser sostenida por relaciones sociales de respeto mutuo.

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

 

 

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Drucker, P. F. "The Polanyis", Adventures of a Bystander. pp. 123-140. New York. Harper & Row. (1978).

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Lindsey, B. "The Decline and Fall of the First Global Economy". Reason. vol. 33. n.º 7. pp. 42-51. (December, 2001).

Polanyi-Levitt, K. y K. McRobbie (eds.). Karl Polanyi in Vienna: The Contemporary Significance of The Great Transformation. Montreal. Black Rose Books. Primera edición de 2000. (2006).

Polanyi-Levitt, K. y M. Mendell. "Karl Polanyi, his Life and Times". Studies in Political Economy. n.º 22. pp. 7-39. Spring. (1987).

 

 

NOTAS ACLARATORIAS


1. Sobre documentación histórica de la familia Polanyi, incluyendo la memoria sobre Karl en Viena en la década de 1920, véase Polanyi-Levitt y McRobbie (2006, pp. 255-328).

2. El Terror Blanco se refiere al régimen represivo de Almirante Horthy, que sucedió a la revolución comunista de corta vida y la intervención de los ejércitos checo y rumano en 1919.

3. Joseph Needham, socialista cristiano y eminente académico, mejor conocido por Science and Civilisation in China (1954).

4. Esta fue la primera publicación en Alemania en 1931 y fue sacada de contrabando del país a Suiza cuando los nazis tomaron el poder.

5. Drucker emigró de Viena a Estados Unidos donde devino autoridad de liderazgo sobre la corporación moderna.

6. En un seminal artículo titulado "Aristotle Discovers the Economy" (1957) Polanyi regresó al tema central de The Great Transformation.

7. "Solo el tiempo no le permitió reescribir la parte inicial. Nosotros podemos hacer un uso sistemático de las ideas de Polanyi en The Great Transformation una vez que hayamos "desempaquetado" el texto y mostrado las tensiones entre la original arquitectura marxista del libro de Polanyi y las nuevas ideas que desarrolló" (Block, 2001).

 

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