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Economía y Desarrollo

versión impresa ISSN ISSNversión On-line ISSN 0252-8584

Econ. y Desarrollo vol.161 no.1 La Habana ene.-jun. 2019

 

Artículo original

La prosperidad para actores laborales del sector estatal y no estatal cuentapropista

Prosperity both for Government Employees and the Self-Employed

Daybel Pañellas Álvarez1  * 

Laura Arango Rodríguez1 

1Facultad de Psicología, Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

Los Lineamientos de la política económica y social del Partido, aplicados desde 2011, han impactado en todos los ámbitos de la sociedad. Desde su aplicación, comienza un nuevo liderazgo en Cuba, se pretende dar continuidad a todo el proceso revolucionario pero bajo un contexto objetivo y subjetivo diferente, se busca la construcción de una sociedad próspera definida desde la aspiración a un desarrollo económico y social que logre la satisfacción material y espiritual de los ciudadanos. Bajo el impelente de no ningunear al sujeto, surge la pregunta: ¿cómo conceptualizan actores laborales la prosperidad? La investigación se apoya en la teoría de las identidades sociales, la categoría percepción social y estudios realizados en Cuba sobre desigualdad y equidad social. Se trabajó con un diseño mixto de investigación, aplicando un cuestionario, un dibujo y una entrevista semiestructurada. Los resultados constatan que no siempre los cuentapropistas hacen la diferencia.

Palabras clave: actores laborales; emprendedores; heterogeneidad; prosperidad

ABSTRACT

The Guidelines on Social and Economic Policy of the Party and the Revolution issued within the framework of the Sixth Congress of the Cuban Communist Party in 2011 have had a major impact on all the spheres of society. Since then, a new leadership in Cuba has emerged which tries to continue the revolutionary process, but in a different, subjective and objective context. This is aimed at building a prosperous society which aspires to achieve a social and economic development meeting all citizens’ material and spiritual needs. Impelled by the need not to look down on anybody, the following question is raised: How do employees conceptualize prosperity? This research is based on social identity theory, social perception, and studies of social inequality and social equality conducted in Cuba. Various research methods were used such as questionnaires, drawing, and semi-structured interviews. The results show that the self-employed not always make a difference.

Keywords: employees; entrepreneurs; heterogeneity; prosperity

INTRODUCCIÓN

La visión de país soberano, independiente, socialista, democrático, próspero y sostenible es uno de los principales pilares de nuestra política y se coloca como objetivo a alcanzar en los documentos aprobados por el Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Entre ellos se encuentran la Conceptualización del Modelo económico y social cubano de desarrollo socialista, las bases del Plan Nacional de desarrollo económico y social hasta el 2030, y las nuevas modificaciones realizadas a los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución.

Los cambios buscan garantizar la materialización de nuestra visión de nación y a su vez hacen clara referencia a la intención de preservar el carácter del gobierno cubano, al afianzar el desarrollo económico y elevar el nivel y calidad de vida con equidad (PCC, 2017). Desde esta postura, «la prosperidad se materializa en el progreso económico, social y cultural a nivel de colectivos, comunidades, familias e individuos. Y ENT#091;…ENT#093; se promueve que estos ideales sean materializados en proyectos de vida material y espiritualmente alcanzables, en correspondencia con los valores humanos que propugna nuestra sociedad» (PCC, 2017, pp. 11-12).

¿Cuál es la conceptualización de los ciudadanos sobre «prosperidad»? Por esta razón, el objetivo de esta investigación es trabajar con actores laborales del sector estatal y no estatal cuentapropista para definir su percepción sobre el concepto de prosperidad; caracterizar la percepción sobre el concepto de «prosperidad» atendiendo a estrategias de acceso, locus de control, condiciones materiales de vida y políticas socio-económicas que inciden; y correlacionar estos resultados con las variables: grupos pertenecientes al sector estatal y no estatal, en los roles de empleado y empleador; teniendo en cuenta su sexo, color de la piel, grupo etario y escolaridad.

1. REFERENTES TEÓRICOS

La teoría de las identidades sociales liderada por Henry Tajfel aportó «una nueva manera de entender los procesos psicosociales: dejaron de localizarse en el individuo y pasaron a depender de propiedades estructurales de la sociedad» (Ibañez, 2004, p. 95). Asimismo afirmaba que «no puede haber psicología social individual microscópica sin especificar el marco social y cultural donde ocurre» (Ibañez, 2004, p. 95). Además, Tajfel entiende al grupo como «un conjunto de individuos que se perciben a sí mismos como miembros de la misma categoría social, que comparten alguna implicación emocional en esta definición común de sí mismos y que logran algún grado de consenso social acerca de la evaluación de su grupo y de su pertenencia a él» (Tajfel, 1984, p.264).

Para procurar una aproximación a la concepción de prosperidad de estos grupos, se elige la categoría de percepción social, la cual «hace referencia sobre todo a la percepción de las personas, pero también se extiende a la percepción de cualquier objeto o relación que tenga un significado social ENT#091;…ENT#093; que incluye, claro, tareas de clasificación, atribución de características y de significados, los cuales son sociales en el sentido que los hemos aprendido mediante las relaciones que mantenemos con los otros y de la historia de los grupos sociales a los que pertenecemos» (Ibañez, 2004, pp. 288-289).

Otros autores como Massarik y Wechle hacen alusión a la complejidad del proceso de percepción (Chuco, 2011). Refieren que es necesario conocer la interconexión que existe entre el perceptor o la persona que mira e intenta comprender, el percibido -ambos pueden ser personas o grupos sociales-, y la situación donde podemos ubicar el acto de percibir. Se detalla, que «en este sentido, se apunta a que los rasgos demográficos y de la personalidad del perceptor influyen en su capacidad de percibir. Ciertamente ambos elementos deben ser considerados; los primeros aportan informaciones sociopsicológicas, necesarias para conocer las pertenencias grupales, las posibles identidades e influencias micro y macrosociales recibidas por las personas que actúan como perceptores; mientras los segundos, traducen otras mediaciones subjetivas en la percepción e interpretación de la realidad» (Chuco, 2011, p.22).

Este aspecto podría resumirse como «una dimensión de la subjetividad configurada en el contexto interaccional de los individuos y sus grupos sociales. Contiene significados, que de una forma más o menos consciente, el sujeto confiere a los objetos de su percepción y la relación que a partir de esos significados atribuidos establece entre medios y fines de sus acciones respecto al objeto de percepción» (Perera, 1999, p.10).

2. APUNTES METODOLÓGICOS

Se utilizó un diseño mixto de investigación, concurrente, no experimental, traseccional. Trabajadores del sector estatal y no estatal de La Habana constituyeron la población. Se trabajó con una muestra no probabilística, por cuotas. Su selección se realizó a partir de la determinación de la muestra mínima necesaria. Ello significa que se determinó para cada uno de los grupos un número mínimo, en el que estuvieran representadas todas las manifestaciones posibles que podían adoptar las variables de control (trabajadores del sector estatal y no estatal cuentapropista; en rol de empleador y empleado; mujeres y hombres; blancos, negros y mestizos; jóvenes, adultos medios y mayores). El acceso a los sujetos se realizó a través de la técnica de «bola de nieve».

Como instrumentos y técnicas fueron utilizados un cuestionario que incluía preguntas abiertas y cerradas, técnica de proyectos y escalas likerts, así como una entrevista semiestructurada y un dibujo. El cuestionario fue pilotado y, tras un ajuste, se procedió a la aplicación. Esta tuvo lugar entre enero y febrero de 2018.Los datos se procesaron aplicando el programa SPSS, Statistica y el análisis de contenido.

Antes de presentar los resultados, se debe esclarecer que:

  1. Toda vez que se utilice el término «diferencia significativa», se está haciendo alusión a estadísticamente significativo en un nivel de significación menor que 0,05**ó 0, 2*

  2. Esta muestra excede la mínima establecida inicialmente (n=72), pues la variación prevista no fue posible en todos los casos por lo que se decidió continuar con la aplicación de los instrumentos en una muestra más amplia. Ante la reiterada saturación de información, se resolvió parar.

En cuanto a las actividades que se identifican en cada sector, atendiendo a la categoría socio-ocupacional se detecta que los sujetos se distribuyen de la siguiente manera:

  • Dirigentes: directores de organizaciones políticas y de masas; directores de Educación en Enseñanza Media y Superior, directores y jefes de administración de Salud Pública y asistencia social; directores técnicos de servicios empresariales, directores de centros culturales, gerentes de hoteles.

  • Obreros: enfermeros, médicos y otros trabajadores de servicio de Salud Pública y asistencia social, asistentes empresariales; trabajadores de contabilidad y economía, gastronomía, construcción; informáticos (CITMATEL), mecánicos, electricistas y cocineros.

  • Intelectuales: se encuentran actividades relacionadas con la formación y prestación de servicios y estudios como: profesionales y científicos de Salud Pública, asistencia social, profesores de Educación, representantes de cultura, deportistas, artistas plásticos (pintores), escritores, músicos, compositores, investigadores y especialistas, curadores de arte, editores de cine y televisión (Casa de las Américas y otras instituciones). Estos últimos afiliados a instituciones estatales de prestigio.

  • Cuentapropistas: arrendatarios, artesanos, orfebres, trabajadores en cafeterías y restaurantes, vendedores ambulantes, fregadores, estilistas, masajistas, entrenadores personales, reparadores de efectos personales, contratistas, cuidadores y dependientes de tiendas privadas.

3. RESULTADOS

Nuestra muestra queda constituida por un 46 % de sujetos que pertenecen al sector estatal, un 51 % del sector no estatal y un 2 % de personas que articulan ambos sectores (Figura1). Estos últimos, aunque no representan un por ciento significativo en los resultados, constituyen una incidencia que constata que en los últimos años las personas se implican laboralmente en ambos sectores como una estrategia personal y familiar de crecimiento.

Figura 1 Distribución de la muestra atendiendo a sector de pertenencia. 

Atendiendo al papel de las identidades sociales de cara a la diferenciación social, es importante realizar una caracterización de la muestra. Además se tiene en cuenta la categoría socio-ocupacional con la que se identifica cada uno de los encuestados. A partir de esta información se percibe la distribución representada en la Figura 2:

Figura 2 Distribución de la muestra atendiendo a categoría socio-ocupacional. 

En la figura anterior se representan diversos grupos socio-ocupacionales en el sector estatal. Predominan los intelectuales-académicos y los obreros con un 37,70 % y 25,80 % respectivamente. En el sector no estatal, la mayor cantidad de respuestas se vincula con la autocategorización como cuentapropistas. Aquellos que no se autocategorizaron dentro de este grupo fueron un 6,86 % de obreros e intelectuales artistas y un 0,98 % de intelectuales académicos, científicos y deportistas. Resulta interesante destacar también que, aunque la identidad de mayor emergencia fue la cuentapropista, existe un 8,82 % de sujetos que se autocategorizan como cuentapropistas y como obreros y artistas al mismo tiempo.

3.1. ¿Cuál es el rol que desempeñan su sexo, edad y color de la piel?

A continuación, la Figura 3 registra el papel que desempeñan los parámetros mencionados:

Figura 3 Distribución de la muestra atendiendo al rol de desempeño, edad, sexo y color de la piel.  

Tanto en el sector estatal como en el no estatal existe una prevalencia de empleados sobre empleadores (y fue igualmente difícil acceder a ellos en ambos sectores).

El sector estatal se caracteriza por un predominio de mujeres, adultos medios y blancos. Los empleadores son en su mayoría adultos medios, blancos y tanto hombres como mujeres (50 % cada uno). En tanto los empleados son en su mayoría blancos y masculinos.

El sector no estatal dibuja un patrón distinto, al mostrar un predominio de hombres, jóvenes y con color de la piel blanca. El perfil de los empleadores se corresponde con este patrón, mientras que el de los empleados muestra mayor número de mujeres.

3.2. Prosperidad. Definición de su concepto desde la percepción de actores laborales

Para el procesamiento de la información relativa a este ejercicio de asociaciones, se construyó una serie de categorías -conformadas a partir del criterio de expertos- que unificaran las respuestas de los sujetos. Estas quedaron ajustadas (Cuadro 1) de la siguiente manera:

Cuadro 1 Categorías para unificar respuestas 

Una vez establecidas estas categorías se detecta que la prosperidad es entendida como un estado o condición estrechamente vinculada a la esfera económica o material, como se observa en la Figura 4.

Figura 4 Distribución de las respuestas asociadas a la concepción de prosperidad. 

Aquí se percibe que el logro de una economía favorable es el porcentaje que alcanza mayores valores (20,80 %). Esto se corrobora en muchos resultados de la fase cualitativa donde el dinero y las buenas condiciones materiales producto de una economía favorable son el eje central de sus discursos.

Se encontraron frases menos elaboradas como «dinero», «mejora económica» y otras más elaboradas como:

  • «Vida de calidad porque se tiene buena economía» (obrero, sector estatal, 60 años).

  • «Que en nuestra sociedad pueda existir desarrollo, economía y avances en todas las esferas» (intelectual, sector estatal, 35 años).

  • «Alcanzar cierta facilidad económica y estabilidad material» (dependiente de restaurante, sector no estatal, 26 años).

  • «Tener buena economía para conseguir lo que se desee ENT#091;…ENT#093; cuando se mantiene un nivel cultural-económico-familiar que permite lograr mejores dividendos» (cuentapropista, sector no estatal, 40 años).

Como se aprecia, existen distintos énfasis en el tema de la economía independientemente, de la presencia de una visión individualista. Se expresa el interjuego entre lo social y lo individual. Hay discursos que abogan por una mejora económica a nivel de país y la reconocen como la estrategia para poder alcanzar una mejor economía a nivel individual.

Se observaron múltiples respuestas asociadas a tener una buena economía como la vía que propicia las condiciones materiales óptimas (12,40 %). Vivienda y transporte constituyen íconos que suponen esa optimización de la vida y del poder adquisitivo. Esto se refuerza en la fase cualitativa de la investigación donde se hallaron las siguientes representaciones (Figura 5):

Figura 5 Dibujos de los sujetos asociados a prosperidad. 

En el segundo lugar de frecuencia de aparición (17,10 %), aparece la satisfacción personal. Los sujetos refieren sobre la prosperidad:

  • «Uno es próspero cuando tiene bienes materiales y espirituales que garantizan calidad de vida y felicidad» (académico, sector estatal, 60 años).

  • «Situación en el que la persona se siente mejor con respecto a sí mismo y a lo que le rodea» «Balance de la satisfacción desde las necesidades materiales como espirituales» (intelectual-científico, sector estatal, 37 años).

Esto se corrobora en la Figura 6 con las expresiones anímicas de los sujetos en la fase cualitativa:

Figura 6 Dibujos de los sujetos asociados a prosperidad. 

El éxito profesional (14,10 %) y la necesidad de avance, de desarrollo (13,60 %) fueron otras respuestas frecuentes que se reiteraron dentro de los participantes. Las siguientes frases, referidas por estilistas y masajistas, sector no estatal, entre los 40-45 años, ratifican que estas categorías alcancen valores importantes y merecedores de destacar:

  • «La prosperidad implica desarrollo profesional, material, espiritual y un desenvolvimiento».

  • «La mejora continua de las condiciones de vida propia y de los que me rodean con un entorno limpio, mercados abastecidos y con la oportunidad de conseguir las cosas elementales».

Intentando profundizar en las respuestas se realizó una lectura de la distribución que alcanzó cada categoría para cada una de las asociaciones posibles. En este caso (Figura 7), cinco asociaciones eran el máximo de respuesta.

Figura 7 Jerarquía de los argumentos.1  

En primer lugar, se puede observar que pocos sujetos alcanzan a ofrecer cinco asociaciones acerca de la categoría prosperidad, lo que sugiere poca elaboración del concepto. Además, resulta interesante que la categoría de Avance-cambio forma parte del mayor porcentaje de respuestas en el primer lugar (22,50 %) aun cuando en términos de frecuencia general no se identificó como la categoría que mejor definía la prosperidad.

Lo antes expuesto nos da a entender que la cuestión de alcanzar una economía favorable acompañada de Avance-cambio configura el concepto de prosperidad para la muestra estudiada.

3.2.1. Prosperidad. Su ubicación temporal

Una vez definida su percepción en torno a la temática, se pidió a los sujetos realizar una evaluación de su prosperidad pasada, actual y futura. La Figura 8 muestra esta percepción con una temporalidad de cinco años en cada uno.

Figura 8 Evaluación de la prosperidad pasada, actual y futura de los sujetos. 

Hace cinco años, la media de las personas calificó de regular su prosperidad debido a que identificaban en su mayoría la existencia de limitantes económicas, pero también limitantes personales vinculadas a la esfera de salud y familiar. Esto se manifiesta en discursos como:

  • «Factores externos impedían mi satisfacción plena» (académico, sector estatal, 32 años).

  • «Como obrero tengo muy poco salario» (obrero, sector estatal, 60 años).

  • «Tenía dificultades económicas y preocupaciones familiares» (obrero, sector estatal, 54 años)

  • «Hace cinco años acababa de graduarme y el futuro no le veía muy claro» (mecánico, sector no estatal, 29 años).

  • «Tenía solvencia económica, trabajaba en lo que me gustaba pero mi salud no era la mejor» (científica de la salud, sector estatal, 55 años).

  • «Aún no tenía el estilo de vida que quería» (académico, sector estatal, 37 años).

  • «Las condiciones sociales de mi entorno no me permitían desarrollarme profesionalmente» (artista, pluriempleo, 29 años).

En la actualidad, el discurso se modifica hacia un alcance de ciertos logros, de ahí que la media de las personas califique de bien su prosperidad actual. Esto significa que las personas han encontrado mecanismos para alcanzar diversas metas. Por ejemplo:

  • «Con la madurez entran en juego otros intereses» (académico, sector estatal, 32 años).

  • «Tengo mejor solvencia económica y estabilidad familiar» (obrero, sector estatal, 54 años).

  • «Considero que me faltan condiciones para llegar a más» (cuentapropista, 48 años).

  • «El trabajo privado y ahora mi actual empleo me han ayudado a prosperar económicamente» (estilista, 42 años, sector no estatal).

  • «Me desempeño bien en mi carrera y mi familia crece armónicamente» (científico, sector estatal, 22 años).

  • «Llevo trabajando tres años en el mismo lugar, me va bien y tengo objetivos más claros» (mecánico, sector no estatal, 29 años).

  • «Conservo lo positivo y una mejora en mi salud» (científica de la salud, sector estatal, 55 años).

  • «Me he superado y cambiado en aspectos de mi vida» (académico, sector estatal, 37 años).

  • «Estoy feliz y cómodo en mi vida laboral» (dependiente de restaurante, sector no estatal, 26 años).

Se aprecia un optimismo por parte de la mayoría de los actores laborales, en la evaluación referida a dentro de cinco años, al situarla en la categoría de excelente. Aquí aparecen discursos que reflejan la esperanza en los proyectos futuros:

  • «Espero que no empeoren las condiciones actuales» (académico, sector estatal, 60 años).

  • «Siempre hay que pensar que se puede mejorar» (obrero, sector estatal, 60 años).

  • «Mucho mejor, porque seguiré creciendo profesionalmente para contribuir al bienestar psicológico y social de mi sociedad» (científico, sector estatal, 22 años).

  • «Pensando en positivo, en cinco años espero tener resuelto aspectos que hoy en día no tengo» (mecánico, sector no estatal, 29 años).

  • «Tengo fe, y supongo que con mi esfuerzo mi estado cambie» (académico, sector estatal, 32 años).

  • «El optimismo siempre debe colmar la vida» (científica de la salud, sector estatal, 55 años).

  • «Solo espero que todo esté mejor y que seamos capaces de entender verdaderamente lo que deseamos para prosperar y que eso se tenga en cuenta» (artista, ambos sectores, 29 años).

Pero, ¿quiénes son esos que se perciben cada vez mejor? Profundizando en los datos, se distingue que son los cuentapropistas e intelectuales, y es posible construir perfiles de argumentos para describir esta percepción de mejoría. En lo relativo al sector no estatal, experimentan su prosperidad con la entrada al sector, lo que se relaciona directamente con el aumento de los ingresos económicos. Los intelectuales argumentan su percepción de mejoría desde realización profesional y personal.

A pesar de que existe este perfil optimista, se detectó un 11,70 % de personas portadoras de incertidumbre y desconfianza futura. Son expresadas en su mayoría por adultos mayores:

  • «Voy a estar más vieja, con más problemas y menos energía» (intelectual, 60 años, sector estatal).

  • «Mi salud puede flaquear ENT#091;…ENT#093; ya soy viejo» (dirigente, 70 años, sector estatal y adultos medios que tienen un vago conocimiento de las políticas socio-económicas).

  • «No sé, es como una utopía. Las esperanzas de mejoras son muy pocas» (cuidadora, sector no estatal, 38 años).

  • «Quisiera decir que fuese excelente pero debido a condiciones conocidas por todos, no sé cómo estaré de aquí a cinco años» (cuentapropista, 48 años).

  • «Todo es muy incierto» (contratista, sector no estatal, 57 años).

3.2.2. Prosperidad. Estrategias para su alcance

Para el procesamiento de la información relativa a este ejercicio de asociaciones, se construyeron categorías -conformadas a partir del criterio de expertos- que unificaran las respuestas de los sujetos. Estas quedaron ajustadas (Cuadro 2) de la siguiente manera:

Cuadro 2 Categorías unificadoras de respuestas 

Tanto el sector estatal como el no estatal coinciden en colocar al trabajo como la estrategia que más utilizan para alcanzar la prosperidad. Este se posiciona en primer lugar con un 75,50 %, tal como se observa en la Figura 9.

Figura 9 Distribución de respuestas asociadas a estrategias para alcanzar la prosperidad. 

Las personas refieren el trabajo como la vía más eficaz para prosperar tanto individual como grupalmente:

  • «Trabajar, estudiar, poder transmitir mis conocimientos a próximas generaciones para que también contribuyan al sector» (científico, sector estatal, 22 años).

  • «Trabajar y sacrificarme mucho, ser optimista, teniendo claro que con el optimismo solamente no se llega a prosperidad» (académico, sector estatal, 32 años).

  • «Trabajar, ser honesta y esforzarme por ser mejor profesional cada día para ayudar a los demás» (científica de la salud, sector estatal, 55 años).

  • «Prepararme en mi trabajo» (académico, sector estatal, 37 años).

  • «Trabajar constantemente para lograr las metas propuestas» (artista, pluriempleo, 29 años).

Otros discursos respaldan la categoría de autocontrol:

  • «No perder los valores manteniendo mi educación, instruyéndome, trabajando a diario y tratar de no perder la fe» (académico, sector estatal, 57 años).

  • «Ser perseverante, tener organización y claridad de metas; y disposición para alcanzarlas» (estilista, 42 años, sector no estatal).

3.2.3. Prosperidad:¿viene o se alcanza?

Una vez identificada la vía para acceder a la prosperidad, es conveniente conocer los facilitadores de su acceso y logro. En la Figura 10 se analiza de quién depende la prosperidad:

Figura 10 Distribución de respuestas asociadas a locus de control. 

Los sujetos identifican factores internos que inciden directamente en el logro de la prosperidad, de ahí que alcance un 43,50 %. Estos expresan que la prosperidad depende…

  • «De mí, yo soy el que fabrico mis mejoras, nadie más me va ayudar en eso. La prosperidad que quiero está en trabajar las cosas hasta que las consiga. Solo está en esforzarse, trabajar, ponerse plazos y alcanzarlos» (artista, sector no estatal, 25 años).

  • «De mí, y a la par gobierno-sociedad» (académico, sector estatal, 32 años).

  • «De mí, no puedo esperar por las políticas» (académico, sector estatal, 37 años).

  • «Todos los días me reafirman que depende de mí y de mi esfuerzo, y de mi empeño en alcanzar la prosperidad» (artista, pluriempleo, 29 años).

  • «De mí y de mi perseverancia» (científico, sector estatal, 22 años).

Esta información sugiere que, a pesar de que existe una conciencia por parte de los sujetos de su papel en el logro de la prosperidad, también su proactividad se debe a que no reconocen ninguna red externa que sirva de apoyo para alcanzar sus metas previstas.

También alcanzó un alto porcentaje la combinación del plano interno y externo:

  • «Creo que se requiere un poco de todas las partes, del Estado, de uno mismo, de la familia, pero no se logra en poco tiempo; de mi esfuerzo, aunque también se puede tomar en cuenta los esfuerzos del país para mejorar las cosas» (obrero, sector estatal, 60 años).

  • «Del trabajo de todos» (dirigente, sector estatal, 70 años).

  • «De mí, y a la par gobierno-sociedad» (académico, sector estatal, 32 años).

  • «Mi persona y todas las instancias que intervienen en el desarrollo económico y social del país» (científica de la salud, sector estatal, 55 años).

  • «De mí y en otra parte de las condiciones sociopolíticas» (mecánico, sector no estatal, 29 años).

Aquella minoría que se identifica con la asunción de un papel pasivo, que delega la responsabilidad en lo externo, lo aportan cuentapropistas e intelectuales que han sufrido limitaciones en su accionar cotidiano y dirigentes que se relacionan con el discurso: «aunque soy jefe, tengo que pedir permiso a otros».

Las condiciones materiales se relacionan directamente con el hecho de que la persona pueda acceder a su mejoría. Por esta razón, se trabajó con la evaluación que las personas realizan respecto a tres espacios importantes: el espacio familiar, el espacio laboral y el espacio comunitario.

La Figura 11 refleja altos índices de satisfacción con los aspectos de carácter relacional. Tanto las relaciones familiares como las demás redes sociales- vecinos y compañeros de trabajos, mantienen el calificativo de bueno con un 85 %, 79,7 % y 93,8 %, respectivamente. Esto resulta importante, porque son puntos que inciden directamente sobre la búsqueda y logro de la satisfacción personal, segunda categoría que emerge con mayor fuerza en cuanto a la concepción de prosperidad.

Figura 11 Distribución de respuestas asociadas a condiciones naturales y relacionales. 

Además, se aprecia cómo las condiciones materiales tanto de casa como de trabajo se mantienen por encima de un 60 % favorable asociado a la categoría de bueno. Sin embargo, las condiciones del barrio se ubican en regular con un porciento de 39,50 %. Muchas veces esta calificación se vinculaba con la contaminación ambiental de las comunidades: «no hay latones de basura», «tenemos calles con baches, con aceras muy malas».

Un tercer elemento para destacar y que se puede tomar como un llamado de atención es la desfavorable evaluación que recibe la temática vinculada a las instituciones de apoyo a la comunidad; se hallan en un 43,8 % (regular) y un 37,6 % (malo). Esto se atribuye al desconocimiento de su accionar en cada comunidad.

3.2.4. ¿Qué conocen los sujetos acerca de las políticas socioeconómicas?

Es de interés indagar por estas políticas porque constituyen una dimensión estructural que matiza la percepción de prosperidad en los actores laborales. Sobre este tema se detectan los resultados mostrados en la Figura 12.

Figura 12 Conocimiento de las políticas socioeconómicas. 

Un 47 % de los encuestados responde que conoce algunas de estas políticas, pero a la hora de enunciarlas se limitan al término Lineamientos económicos:

  • «Sí, conozco algunas. Los Lineamientos, la existencia de un grupo de leyes al respecto que están en marcha y de los grupos encargados para echar a andar esas políticas» (académico, sector estatal, 57 años).

  • «Conozco el nuevo modelo de desarrollo económico y las leyes de perfeccionamiento empresarial» (dirigente, sector estatal, 70 años).

Muy pocos sujetos tienen un discurso estructurado que muestre verdadero conocimiento sobre estas políticas. Por otro lado, si se unifica el porciento de «no respuesta» y la selección de la opción «ninguna» obtenemos un 41 % de encuestados que refieren directamente no conocer información respecto a este tema. La mayoría de las personas que se encuentran en estos porcientos, en su mayoría, son jóvenes que oscilan entre los 18 y 35 años. Sin embargo, a pesar de la poca elaboración de los argumentos, los adultos medios son los que representan el mayor por ciento en la categoría de respuesta «algunas».

3.2.5. Implicación de los sujetos con las políticas socioeconómicas

El componente afectivo queda cuentas de implicación y participación en dichas políticas y sus consecuentes tareas y objetivos, se encuentra disminuido. Esto se ilustra en la Figura 13:

Figura 13 Implicación con las políticas socioeconómicas. 

El hecho de que más de un 50 % de los encuestados se encuentran ajenos a las políticas, simboliza la poca aprehensión e implicación con las que están vigentes en el país. La mayoría de los discursos son similares a «no tengo cómo implicarme, no conozco cómo» (académico, sector estatal, 32 años). Del restante 50 %, casi el 30 % se implica pasivamente. Según refieren los sujetos, esta pasividad se refiere al simple hecho de estar trabajando y, por consiguiente, asumen que cumplen con algunas de esas políticas a partir de su rol y plan de trabajo. Refieren implicarse:

  • «A través de mi cargo y mi desempeño» (dirigente, sector estatal, 70 años).

  • «Como trabajador por cuentapropia» (cuentapropista, 48 años).

  • «En el pago de mis impuestos» (estilista, sector no estatal, 42 años).

Estos últimos discursos reflejan, además, que la mayoría de las reformas del nuevo modelo económico solo atañen al sector privado, aspecto que también es referido desde la percepción de los trabajadores estatales. En este caso, la no implicación y la pasividad se encuentran mayoritariamente en personas que pertenecen a la adultez media, y son los jóvenes los que aportan los discursos más activos dentro de la implicación política.

3.2.6. Beneficios de las políticas socioeconómicas

El poco conocimiento e implicación traen consigo que la evaluación de los beneficios que las políticas aportan sea mínima o restringida al marco económico, fundamentalmente. Como se aprecia en la Figura 14, la mayoría de las personas no son capaces de encontrar beneficios al dejar este ítem sin respuesta (28,50 %). Un 18 % de la muestra refiere encontrar muy poco beneficio e igual por ciento se confiere a beneficios económicos por el hecho de recibir un salario por su trabajo. Alrededor de un 25 % no reconoce beneficios de estas políticas socioeconómicas, ya sea porque refieren no obtenerlo o porque no conocen cuáles son los reales beneficios que aportan.

Figura 14 Beneficios de las políticas socioeconómicas. 

3.2.7. Variables que heterogenizan la prosperidad

La variable sexo muestra diferencias significativas para una p(0,2*, y es la única que heterogeniza los resultados obtenidos (Figura 15). El color de la piel expresa menor relación significativa con respecto a p(0,05 y p(0,2.

Figura 15 Análisis de correspondencia asociado a prosperidad según sexo. 

Se puede observar cómo sujetos femeninos de la muestra asocian la prosperidad con la familia, la salud y condiciones de vida óptimas, en tanto el sexo masculino la concibe ligada al logro de una economía favorable, el éxito profesional y la satisfacción personal, acompañada de seguridad y estabilidad.

Aunque las variables edad, color de la piel, rol desempeñado y sector de pertenencia no son significativas estadísticamente, se observan diferencias cualitativas que ofrecen complejidad a los resultados. Al analizar las correspondencias con el sector de pertenencia (Figura 16), se revelan los siguientes datos.

Figura 16 Análisis de correspondencia asociado a prosperidad según sector de pertenencia. 

Para el sector estatal, alcanzar el binomio economía favorable y satisfacción personal resulta sobresaliente; mientras que para el no estatal es la articulación avance-desarrollo-cambio vinculado con éxito profesional y con la seguridad y estabilidad.

En cuanto al rol desempeñado (Figura 17) se pueden realizar perfiles diferenciados de empleado y empleador. Este último prioriza mantener su seguridad y estabilidad; el empleado, la conjunción entre lo económico y todos los aspectos espirituales y relacionales que se ven aparejados y beneficiados de esa condición material o económica.

Figura 17 Análisis de correspondencia asociado a prosperidad según rol desempeñado. 

En la Figura 18 aparecen reflejados los análisis de correspondencias entre la categoría socio-ocupacional, con la cual se identifican los sujetos y la categoría de prosperidad. Estas categorías resaltan por la ubicación que asumen.

Figura 18 Análisis de correspondencia para categorías asociadas a prosperidad según categoría socio- ocupacional. 

Se constituyen como parejas: académicos y dirigentes; científicos y obreros; y como trío: artistas, deportistas y cuentapropistas. Esto se asemeja a los resultados encontrados en Pañellas (2012) y Peña (2017).

Para los dirigentes y académicos las cualidades relacionadas con la salud y las condiciones de vida óptimas son las que adquieren mayor relevancia: «tener una buena casa», «tener calidad de vida producto a buena economía». Por otra parte, los obreros y científicos optan por cualidades vinculadas a la realización familiar como: «sentirme feliz con mi familia», «que mis hijos estén bien», «que mi familia esté sana y se crezca». En una ubicación bastante cercana también se encuentra alcanzar una economía favorable.

Artistas, deportistas y cuentapropistas priorizan las cualidades relacionadas con lo material. Las categorías más cercanas en ubicación son las condiciones sociales favorables y la satisfacción personal. En segunda instancia, se observa la primacía del avance-desarrollo y el logro de un éxito profesional.

El color de la piel también distribuye grupos. Como se evidencia en la Figura 19, la conceptualización de la prosperidad difiere entre blancos y negros o mestizos.

Figura 19.Análisis de correspondencia asociado a categorías de prosperidad según color de la piel. 

Aunque la condición de economía favorable se encuentra equidistante de ambos grupos, para los sujetos blancos la prosperidad está vinculada a la satisfacción personal («ser feliz», «sentirme bien conmigo mismo») y las condiciones sociales favorables. Esto engloba todo lo referente al trasporte, a un entorno limpio y abastecido de recursos que les provean comodidades. Para los sujetos negros y mestizos, alcanzar condiciones de vida óptima (casa, carro) y la realización familiar son las condiciones más importantes para su prosperidad.

Tal como se demuestra en la Figura 20, el grupo etario también provoca percepciones diversificadas.

Figura 20.Análisis de correspondencia para categorías asociadas a prosperidad según edad (grupo etario). 

Los jóvenes definen su prosperidad con poder alcanzar una economía favorable que conlleve a un desarrollo profesional; también desean conservar buena salud para la consecución de esas metas. Los adultos medios vinculan su prosperidad a la satisfacción personal y a la percepción de avance, de cambio y desarrollo a nivel social; a su vez, los adultos la relacionan con la estabilidad, seguridad y realización familiar.

CONSIDERACIONES FINALES

Los resultados expuestos muestran tendencias que dan continuidad a algunos hallazgos de investigaciones anteriores, que dan cuentas de brechas de equidad, y que están asociados al sector de pertenencia, grupos socio-ocupacionales, rol desempeñado, género, edad y color de la piel.

Se corrobora cómo la pertenencia y procedencia a/de grupos socio ocupacionales conforman una «comunidad de percepciones con respecto a las cuestiones valorativas y emocionales asociadas a esta pertenencia» (Pañellas, 2012, 127). De conjunto con el sexo, el grupo etario y el color de la piel se constituyeron como variables que heterogenizan los resultados.

A pesar de que la muestra analizada no se corresponde con la distribución real de los actores laborales -existe un 80 % del sector estatal en contraste con un 20 % del no estatal-, sí se semeja en cuanto a otras variables sociodemográficas, en tanto se detecta un sector no estatal rejuvenecido, blanqueado, con poca presencia femenina y un sector no estatal envejecido donde la presencia de mujeres y hombres es balanceada, aunque hay mayor presencia femenina. Estos perfiles han sido corroborados en importantes investigaciones (Suárez, 2009), (Rosales y Esquenazi, 2017), (Díaz y Echevarría, 2017).

Las mayores diferencias en cuanto a la concepción de prosperidad se encontraron en torno al sexo de los sujetos. Se observa una distribución desigual de mujeres y hombres en función al sector de pertenencia (menos en el sector no estatal). Esto corrobora datos ofrecidos por las investigadoras Dayma Echevarría León y Teresa Lara donde plantean que entre los años 2005-2010, «las mujeres cubanas, según su situación ante el empleo, tienen una presencia relevante en el sector estatal: antes de terminar la primera década de este siglo, algo más del 90 % del total de las mujeres ocupadas se empleaban en entidades e instituciones estatales, lo que muestra de manera irrelevante su presencia como cooperativistas, cerca del 17 %, y de trabajadores por cuenta propia alrededor del 24 % del total trabajadores en estas categorías» (Echevarría y Lara, 2012, p.130).

Autores como Rosales y Esquenazi opinan que todavía estamos en presencia de un panorama laboral similar que tiene una «minoría de mujeres dentro de los ocupados en las formas de gestión de la propiedad no estatal ENT#091;…ENT#093; se mantiene bastante balanceada la composición estatal ENT#091;…ENT#093; y a pesar de que las mujeres se han insertado en espacios tradicionalmente masculinos, continúan mostrando un perfil ocupacional muy concentrado en los servicios y en sectores de baja productividad, donde los salarios son ligeramente más bajos» (Rosales y Esquenazi, 2017, p.84).

Las mujeres se vinculan al sector estatal -y dentro de este a trabajos de servicio como salud y educación-, pues permite horarios más flexibles y garantiza derechos que les permiten cumplir con actividades domésticas y la crianza de los hijos. Sin embargo,

El acceso al empleo, a la educación, a la vida pública no debe ser valorado como un logro absoluto ante la desigualdad de género, ya que aunque es una importante condición, el proceso de participación de las mujeres puede tener, en diferentes instituciones, manifestaciones de discriminación de género, las cuales pueden expresarse en la escasa participación en algunos sectores de la economía, en los órganos de toma de decisiones y en las afectaciones por la doble jornada. (Suárez, 2009, p.36)

Las mujeres tienden a sentirse prósperas cuando existe realización familiar, salud y condiciones de vida óptimas; mientras que los hombres se identifican prósperos una vez que alcanzan buena economía, éxito profesional, y condiciones que garanticen su seguridad. Nuevamente se corroboran las tradicionales concepciones de género; las propias mujeres asocian su prosperidad al área más relacionada con lo doméstico y no con el espacio público. La reproducción de estas concepciones tradicionales está aún instaurada en la subjetividad social.

El grupo etario fue otra variable que cualitativamente ofreció diferencias muy interesantes, puesto que coinciden con lo que ocurre en el panorama laboral y, en cierta medida, con las regularidades de la etapa. Los jóvenes asocian la prosperidad a economía favorable y a un desarrollo profesional. Por otra parte, los adultos medios y mayores asocian el ser prósperos con el logro de satisfacción personal y seguridad, respectivamente. Como refieren los estudios del desarrollo, estos últimos prefieren mantener su estatus, un conocimiento y reconocimiento laboral y, por tanto, quieren evitar cualquier tipo de movilidad laboral que pueda poner en riesgo el sentirse bien, confiado, seguro; en tanto, los jóvenes se arriesgan a la búsqueda, también quieren continuar superándose desde lo profesional. Asimismo, puede estar relacionado con las posibilidades de inserción laboral para ambos grupos, aportados en la cantidad y calidad de las actividades disponibles.

Se corrobora también la existencia de una «reconfiguración de los ocupados hacia un mayor peso dentro de la composición de los grupos de mayor edad (40 años en adelante), relacionado con el efecto de envejecimiento poblacional y los cambios a partir de 2010 en cuanto a la extensión de la edad de jubilación» (Rosales y Esquenazi, 2017, p.85).

El sector no estatal está siendo rejuvenecido, entran en discusión los comportamientos de la fecundidad y la mortalidad, así como las migraciones y las expectativas de los jóvenes en cuanto a su futura inserción laboral. Al respecto, se reconoce que:

La reproducción de la población cubana está por debajo de los niveles de reemplazo; además, gracias a políticas sociales bien encaminadas, la mortalidad infantil en 2010 bajó a 4,3 por mil nacidos vivos y la esperanza de vida es casi de 78 años. Ello impacta inevitablemente en la estructura y distribución poblacional. No estamos creciendo debido a una muy baja natalidad, en pocos años seremos incluso menos que hoy. No solo envejecemos, los saldos migratorios son también desfavorables para el país, al tiempo que, internamente, la distribución de los recursos laborales se convierte en otro elemento de tensión. (Romero, 2012, p 60)

Por otra parte,

La certeza de la juventud de que, una vez concluida la formación profesional encontrará un empleo, constituye un logro más de la Revolución, y no se escatiman esfuerzos en mantener esa conquista, aún con las limitaciones económicas que atraviesa y ha atravesado el país. A pesar de ello, no siempre ha sido posible cubrir totalmente los requerimientos de fuerza de trabajo de objetivos económicos de importancia, ya sea por escasez de las especialidades demandadas, o por falta de conciliación entre los intereses personales de los graduados y dichas demandas. (Rosabal, 2015, p. 68.)

Las diferencias entre trabajadores del sector estatal y no estatal también se constatan: los primeros refieren que la prosperidad se alcanza a través de una economía adecuada «aunque el salario nominal ha crecido en los últimos años, el real ha disminuido por efecto de la carestía y la carencia de productos de consumo esenciales y por su carácter fijo y no convertible en un país donde rige la doble moneda» (Romero, 2017, p.38); el sector no estatal se decanta más por el avance y el cambio a nivel país. Así como garantiza el acceso a «trabajos con mucha mayor remuneración, muchas veces con acceso a la moneda convertible o a sus montos equivalentes, que cumple mejor su función como medio de vida» (Romero, 2017, p. 38), también se encuentra desprotegido en cuanto a leyes de protección social en el trabajo -enfermedad, accidentes, maternidad, situaciones personales, jubilación con sus garantías- y se enfrenta a un marco regulatorio también cambiante.

Las diferencias entre el rol del empleado y el empleador dan continuidad a otros estudios que muestran el perfil ventajoso del segundo (Pañellas et al. 2015); (Luya 2016), caracterizado por altos ingresos, satisfacción material, recursos (transporte, comida, buena casa, entre otros) y poder.

Desde la mirada de las identidades sociales asociadas a los distintos grupos socio-ocupacionales, se muestra que, aunque el eje económico es central en todos los grupos socio-ocupacionales (Pañellas, 2012) y (Peña, 2017), los dirigentes, obreros, científicos y académicos conciben la prosperidad asociada a la salud y realización familiar; en tanto, los cuentapropistas, artistas y deportistas la asocian con condiciones sociales favorables.

Hasta este punto se puede afirmar que la prosperidad tiene dos énfasis importantes: uno hacia lo individual, donde el individuo se interesa por su condición; y otro hacia lo colectivo que guarda una estrecha relación con la prosperidad como sinónimo de cambio y avance-que, obviamente, impacta la dimensión individual.

El optimismo con respecto a la prosperidad futura puede estar sustentado en las características propias del cubano y de su identidad nacional. «Entre las ventajas de ser cubanos se destacan aspectos sociales (educación y atención gratuita de salud, tranquilidad, la libertad de expresión y la importancia de la familia para el cubano), poseer determinadas características personales (creatividad, solidaridad, optimismo, carisma, alegría, etc.), elementos culturales (la herencia, la transmisión de valores y el idioma español) y la riqueza natural de Cuba» (Pañellas et al., 2017, p.25).

El discurso de los sujetos devela esta capacidad resiliente, donde frases como «el optimismo debe colmar la vida», «la esperanza es lo último que perdemos» son referidas constantemente, aunque también asociadas a cierta resignación y desconfianza. Puede también entenderse como un mecanismo de defensa para enfrentar las dificultades.

Se refuerzan estos resultados en múltiples investigaciones de las ciencias sociales donde se resalta que los sujetos hablan del Estado y el Gobierno, o de las medidas por implementar, como si no fueran ellos quienes tomaran las decisiones (Pañellas, 2012); (Dujarric y Vázquez, 2015); (Calabuche, 2016); (Palay, 2016).

No obstante, las políticas identificadas se relacionaban con el sector no estatal y lo ubican como blanco de estas para su beneficio o perjuicio. La mayoría de las políticas sociales y económicas son en su mayoría dirigidas al sector estatal, en tanto las leyes que regulan el sector no estatal están aún en construcción. Sin embargo, lo que más se reconoce es la apertura del sector privado y por tanto, los sujetos se centran en esa información (Romero, 2017).

Recuperar la confianza, la interdependencia y lo colectivo es un desafío vigente, más aún cuando «la dinámica actual moviliza estrategias de sobrevivencia individual, que no solo no potencian las colectivas, sino que tienden al enclaustramiento en redes individuales y grupales» (Pañellas et.al., 2017, p.26). De ahí que alcanzar la prosperidad se vea más como una misión individual, que requiere del esfuerzo y sacrificio de cada persona en su individualidad. Y lo más importante es que ese movimiento a la individualidad dibuja una vía central: el trabajo como la alternativa más eficaz, utilizada y reconocida por todos para alcanzar la prosperidad.

La emergencia de este dato confirma que «la garantía del futuro de nuestro país está en el trabajo, ello es reconocido y aceptado, pero no cualquier trabajo; para un socialismo próspero y sostenible se requiere de un trabajo emancipador. Para ello el modelo económico y social convoca a pensar en cómo conectar los diferentes contenidos y formas de trabajo de la Cuba actual en un proyecto de nación; ese es el reto, es también la esperanza» (Deroncele y López, 2017, p.276).

En relación a este tema, nuestro presidente nos ha convocado a…

contribuir con una mirada crítica y revolucionaria al análisis colectivo para trazar un programa de ideas y de conceptos que se contrapongan al bombardeo nocivo de concepciones nihilistas, supuestamente desideologizadas, con las que pretenden desarmar a nuestra sociedad ENT#091;…ENT#093; discutir y reflexionar sobre los grandes problemas de la sociedad, ENT#091;…ENT#093; conceptualizar los procesos que vive la nación, en particular trabajar en la fundamentación teórica de nuestro modelo socioeconómico ENT#091;…ENT#093; Debemos estimular el debate ideológico y la polémica, la capacidad de análisis crítico, comprometido y revolucionario, el conocimiento y respeto de la historia, que es la base de la cultura política del ciudadano (Díaz-Canel, 2014).

Esta investigación es una fuente generadora de nuevos debates y desafíos para prácticos e intenta, precisamente, dar una respuesta meritoria a esa invitación.

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Notas aclaratorias:

11Pocos sujetos alcanzan a ofrecer cinco asociaciones acerca de la categoría «prosperidad», lo que sugiere poca elaboración del concepto. Esto provoca que a medida que se avanza en las asociaciones, el % de respuesta disminuya y no alcance 100 %, puesto que el resto no responde. No se colocó el % de No respuesta.

Recibido: 20 de Septiembre de 2018; Aprobado: 17 de Noviembre de 2018

*Autor por correspondencia. Correo electrónico: daybel77@psico.uh.cu

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