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Economía y Desarrollo

versión On-line ISSN 0252-8584

Econ. y Desarrollo vol.166 no.2 La Habana jul.-dic. 2022  Epub 15-Dic-2022

 

Artículo original

El campesino en la agricultura capitalista: sus manifestaciones en Ecuador

The Peasant in Capitalist Agriculture: His Manifestations in Ecuador

0000-0002-5598-0929Diocles Boanerges Suárez Ponce1  *  , 0000-0002-0921-4713Jesús Cruz Reyes2  , 0000-0002-4584-1124Magela Pérez Pérez2 

1 Facultad de Economía, Universidad Técnica de Manabí, Ecuador.

2 Facultad de Economía, Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

En Ecuador la agricultura constituye el sustento de vida de muchos de sus habitantes. Dicha actividad concentra una gran masa de pequeños campesinos parcelarios que intentan coexistir con las grandes cadenas nacionales y transnacionales agroalimenticias. El presente trabajo presenta un avance preliminar de una investigación que intenta determinar cuáles son las causas que mantienen en estado de pobreza a un grupo significativo de la población ecuatoriana dedicado a la agricultura familiar de subsistencia. Para ello, se sistematizan diversas posiciones teóricas respecto a la agricultura como actividad principal y al campesino como beneficiario de dicha actividad en el contexto ecuatoriano. Se determina que estos enfrentan una serie de problemas multidimensionales, donde las brechas y las desigualdades son significativas.

Palabras-clave: agronegocio; pobreza; relaciones sociales de producción

ABSTRACT

In Ecuador, agriculture constitutes the livelihood of many of its inhabitants. This activity concentrates a large mass of small peasant farmers who try to coexist with the large national and transnational agri-food chains. This work presents a preliminary advance of an investigation that tries to determine what are the causes that keep this significant sector of the Ecuadorian population, called subsistence family agriculture, in a state of poverty. To this end, various theoretical positions regarding agriculture as an activity are systematized and the peasant as beneficiary of said activity in the Ecuadorian context. Determined that they face a series of multidimensional problems, where the gaps and inequalities are significant.

Key words: agribusiness; social relations of production; poverty

INTRODUCCIÓN

La agricultura se ha convertido en una de las palancas del desarrollo del sistema capitalista. Este modelo ha conllevado que coexistan en la economía rural, por un lado, un sector especializado hacia la exportación y, por el otro, uno de subsistencia, privado este último de los medios de producción y reproducción.

Ecuador se encuentra entre los países que poseen una capacidad de producción de alimentos por encima de las crecientes demandas de su población. Cuenta con una riqueza de suelos y una amplia diversidad productiva, donde el sector agrícola tiene un papel esencial dentro de la economía nacional. Gran parte de la población económicamente activa se encuentra vinculada a las actividades agropecuarias, específicamente, a la denominada agricultura familiar (AF).

Sin embargo, al interior de la AF de Ecuador se manifiestan diversos problemas estructurales, tales como concentración de la tierra, ineficaces políticas de reforma agraria, incremento de la proletarización rural, bajos niveles educativos y de productividad, modificaciones en el paisaje rural, así como nuevos patrones de poblamiento e intensos procesos de periurbanización. Estos han sido impuestos por un modelo de capitalismo agrario que implica una modernización concentradora en los grupos monopólicos de la industria agroalimentaria a nivel planetario y local.

Dentro de la AF se encuentra un grupo constituido por personas que trabajan una pequeña propiedad. Estas son, al mismo tiempo, unidades de producción y consumo, donde el aprovechamiento de las tierras de una familia de los miembros de la familia es la principal fuerza productiva. A este tipo de agricultura se la define como agricultura familiar de subsistencia (AFS).

Como resultado de políticas ineficaces hacia el sector, estos campesinos se enfrentan a problemas socioeconómicos de diversa índole, tales como bajo precio de su producción excedente, lo cual deriva en pobreza por ingresos, débil acceso a crédito, elevada tasa de interés y sistemas de comercialización inapropiados; legalización de la propiedad, escasa o nula tecnología; bajos niveles educativos y pobreza por necesidades básicas insatisfechas (NBI), por lo cual presentan brechas significativas en comparación con el sector urbano.

En el presente trabajo se busca sistematizar las concepciones teóricas de diferentes autores respecto a la agricultura como actividad principal y al campesino como sujeto productor y beneficiario de dicha actividad productiva, que coexiste en un contexto de desarrollo agrario capitalista que lo mantiene a un nivel de subsistencia. Por tanto, se sintetiza como objetivo de esta investigación vincular los principios teóricos metodológicos sobre el campesino en la agricultura capitalista al contexto ecuatoriano contemporáneo.

Para el logro de los elementos anteriores, se utiliza el método materialista dialéctico. Se hace uso del análisis, la síntesis, lo lógico y lo histórico sobre los principales fundamentos teóricos de la economía política marxista-leninista referidos al sistema de relaciones sociales de producción capitalista y sus manifestaciones en Ecuador.

LA AGRICULTURA CAPITALISTA Y EL CAMPESINO: FUNDAMENTOS TEÓRICOS

La economía campesina es, en lo esencial, una economía familiar cuyas actividades se desarrollan preponderantemente en el sector rural. Esta fue denominada por Marx (1859) como economía natural agrícola o rural, y complementada por Engels (1957) con su definición de campesino. La agricultura es la actividad más importante dentro de este tipo de economía y la familia su principal beneficiaria. Por tanto, en lo sucesivo de la presente investigación, AFse entiende como parte de la economía campesina.

Las relaciones sociales de producción en la agricultura, a lo largo de la historia, responden a los intereses de la clase dominante. En consecuencia, las relaciones agrarias se producen en sentido capitalista. Al efecto, Atezaba (2006) subraya que «el desarrollo de las relaciones de producción agraria se produce en sentido capitalista tanto en la economía terrateniente como en la de los campesinos, tanto dentro como fuera de la comunidad campesina y, en segundo lugar, el camino irreversiblemente marcado por este desarrollo no es otro que el camino del desarrollo capitalista» (p. 30).

El tratamiento de las relaciones sociales en el modo de producción capitalista presenta en la agricultura importantes categorías ampliamente desarrolladas por Marx (1890), El Capital Tomo III y, Engels (1957), El Problema del Campesino en Francia y Alemania, tales como la renta del suelo y sus categorías de renta diferencial I y II, fertilidad natural y fertilidad económica, precio de la tierra, propiedad, entre otras. El punto de partida para estos autores está determinado por el reconocimiento de la tierra como el medio de producción fundamental. Tienen en cuenta que es un recurso limitado y no reproducible, y que es posible su empleo alternativo para diferentes tipos de producciones agrícolas.

Al referirse a la pequeña producción en la agricultura, Marx identifica a la propiedad parcelaria como un régimen de producción, cuya existencia, como forma social de producción, aparece ligada a determinadas condiciones, por ejemplo, que la población rural tenga predominio numérico, débil concentración de capital y atomización de este, y predominio del autoconsumo como medio de subsistencia de la población rural.

Al efecto, manifestaba Marx (2003) que «la propiedad parcelaria, excluye por su propia naturaleza y del desarrollo de las fuerzas sociales productivas del trabajo; las formas sociales de trabajo; la concentración social de los capitales; la ganancia en gran escala; la aplicación progresiva de la ciencia» (p. 747). Por consiguiente, esta forma de producción sucumbe ante el desarrollo capitalista, a través de la destrucción de la industria doméstica rural, la competencia de la agricultura capitalista a gran escala y el propio desarrollo de las fuerzas productivas, la usura y el sistema de impuestos.

Las condiciones identificadas por Marx dentro de la AFS se manifiestan en la gran mayoría de los países de América Latina, donde la población rural sigue siendo mayoritaria respecto de las zonas urbanas. Sin embargo, se ha visto disminuida por el desarrollo agroindustrial, los procesos de modernización agrícola, la concentración de capitales, la compra de las tierras más fértiles, el avance del comercio mundial y la globalización. El campesino sigue produciendo para el autoconsumo, tiene débil concentración del capital y no encuentra formas de acceder a créditos y tecnología, lo cual los mantiene en estado de pobreza y exclusión.

En su obra El 18 Brumario de Luis BonaparteMarx (2003) señalaba que el desarrollo económico de la propiedad parcelaria ha invertido de raíz la relación de los campesinos con las demás clases de la sociedad. En tal sentido, son las relaciones de producción capitalistas las que empujan al trabajador rural a la ruina. Además, añade: «La parcela del campesino solo es ya el pretexto que permite al capitalista sacar de la tierra ganancia, intereses y renta, dejando al agricultor que se las arregle para sacar como pueda su salario» (p. 109).

Marx identificó al campesino parcelario como una clase social, en un momento histórico de la sociedad francesa. No obstante, contrastó que, para ser una clase social, tenían que darse ciertas condiciones que estaban determinadas por la oposición a otras clases sociales; los campesinos por sí solos, sin una organización política, local o nacional, no formaban una clase social.

Lenin (1897) y Engels (1957) también teorizaron sobre este tema. El primero clasifica al sector agrícola inicialmente en patrones y obreros, luego surgen la burguesía rural y el proletariado, es decir, productores de mercancías y obreros asalariados. Sin embargo, a ello se le debe añadir un grupo de campesinos que son propietarios de tierras, pero que solo poseen pequeñas cantidades y, por lo general, no son beneficiados por las políticas capitalistas desarrolladas para este sector.

Resulta interesante destacar que, en el análisis que Lenin realiza sobre el campesino, lo identifica primero como una categoría propia dentro de la estructura capitalista que realiza actividades semejantes a la producción mercantil simple, luego como la clase que ha de desempeñar un papel determinante en el tránsito al socialismo. Por otra parte, al referirse a este tema, Engels (1957) señala:

En el occidente de Alemania, al igual que en Francia y Bélgica, predomina el pequeño cultivo de los campesinos parcelistas, que son en su mayoría propietarios y en su minoría arrendatarios de las parcelas que cultivan […] por pequeño campesino, entendemos aquí el propietario o arrendatario de un pedazo de tierra no mayor del que pueda cultivar, por regla general con su propia familia, ni menor del que pueda sustentar a esta (p. 728).

Engel y Lenin coinciden con Marx al señalar que, en el régimen parcelario, por la naturaleza de sus costumbres y tradiciones, los campesinos trabajan la tierra de manera individual y no se guían por una ganancia media del sistema. Por tanto, producen para su subsistencia y la de su familia.

Los elementos expuestos anteriormente, esenciales dentro de la teoría marxista, se vinculan al realizar un análisis de las relaciones sociales de producción capitalista en la agricultura latinoamericana, y de la presencia del campesino en esta. En efecto, ambos son importantes para el desarrollo socioeconómico que se pueda alcanzar de los países de la región. Con el objetivo de profundizar en ello, se deben valorar un grupo de elementos que explican el comportamiento de las relaciones sociales de producción capitalista en el contexto latinoamericano contemporáneo.

El papel que tienen dentro de la sociedad el campesino y la actividad agrícola se mantiene en gran parte de los estudios realizados por organismos regionales, entre los cuales se encuentra la Comunidad Económica para América Latina (Cepal), la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). Numerosos estudios sobre la agricultura en general y el campesinado en particular han llamado la atención de expertos antropólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, economistas de América, tanto del norte como del sur. Muchos coinciden en señalar que la AF y el campesino, como sujeto que crea valor y plusvalor, son actores importantes dentro de la agricultura capitalista.

En la contemporaneidad el problema agrario latinoamericano sigue sujeto a grandes contradicciones. Por un lado, las transformaciones que han sobrevenido en los países capitalistas desarrollados, como la aparición de los agronegocios, la introducción del capital monopolista y la expansión de las transnacionales, han incidido en el crecimiento económico de la región. Por otro lado, las diferencias entre ricos y pobres están cada vez más polarizadas, lo cual se refleja en elevados indicadores de pobreza y desigualdad.

Entre tanto, diversas definiciones e interpretaciones se han dado de la AF y de la economía campesina. Archetti (1974) señala que «es posible hablar estrictamente de un modo de producción campesina o, mejor, de una economía campesina, solo allí donde el campesinado se apropia íntegramente del producto de la tierra que trabaja» (p. 389). Por otra parte, Wolf (1982) y Shanin (1973) concuerdan en definir al campesino a la vez como una clase y un modo de vida específico. Según Chayanov (citado por Gómez Miller, 2011), «la especificidad de la economía campesina se sitúa en la forma de organización interna de las unidades de producción y en el comportamiento económico al que este induce, la constitución particular de la unidad doméstica-unidad de producción, pero también familia y unidad de consumo» (p. 14).

Sin embargo, estas definiciones se quedan en lo superficial de la actividad laboral y la composición del núcleo familiar. No analizan la esencia de las relaciones sociales de producción, los vínculos del hombre con la tierra, ni las condiciones sociales y económicas en su relación con el resto de la sociedad, ya que el campesino no vive aislado y necesita de otros excedentes para su propia reproducción.

Dentro de la AF se destacan diversas tipologías, entre las que destacan AFS, (orientada al autoconsumo, con recursos productivos e ingresos insuficientes para garantizar la reproducción familiar); AF en transición (orientada a la venta y autoconsumo, con recursos productivos que satisfacen la reproducción familiar y AF consolidada (cuenta con recursos de tierra de mayor potencial, tiene acceso a mercados, tecnología, capital, productos, etc., y genera excedentes para la capitalización de la unidad productiva y las exportaciones).

Frente al debate teórico hasta aquí esgrimido, es necesario plantear que, a pesar de todos los intentos de interpretación de la AF, en el contexto actual se hace evidente que las ideas de Marx y Engels sobre el campesinado y su exclusión de la riqueza y desarrollo de la reproducción tienen absoluta vigencia en el modo de producción capitalista, así como en sus manifestaciones dentro del sistema de acumulación en América Latina. Al respecto Sotolongo (2009) ha señalado: «A nuestro criterio, muchas ideas de Marx y Engels conservan un valor inestimable para la emancipación total de la humanidad que necesitamos. Pero hay que aprenderlas en su historicidad y en la totalidad del pensamiento» (p. 9)

EL CAMPESINO EN LA AGRICULTURA ECUATORIANA CONTEMPORÁNEA

Si bien Ecuador es un país subdesarrollado, cuenta con la riqueza de sus suelos y con una amplia diversidad productiva, por lo que la agricultura desempeña una función esencial dentro de la economía nacional. Al decir de Martínez Valle (2013), «la actividad agropecuaria es su principal fuente de ingresos, que complementa con otras actividades no agrícolas que se realizan dentro o fuera de la unidad familiar» (p. 6). En 2017 se estimó que el 32 % de la población vivía en áreas rurales, el 36 % ocupado en este sector trabajaba por cuenta propia y familiar, y el 14 % permanecía en la indigencia y pobreza extrema, lo cual reflejaba desigualdades significativas. Mientras tanto, seguía siendo el campesino el agente principal de la creación de plustrabajo y plusvalor en la actividad agropecuaria.

Al tratar de encontrar una definición de AF en Ecuador, Hidrovo (2016) señaló: «Si bien es cierto que la Secretaría Nacional de Planificación y Desarrollo (Senplades) maneja una Estrategia de Desarrollo del Buen Vivir Rural, en la que se resalta la importancia del aporte de la agricultura familiar a la economía del país, a nivel público, no existe una definición de la misma» (p. 29).

La categoría utilizada es pequeña agricultura campesina (PAC), definición que no considera el tamaño de las unidades de producción agropecuaria (UPAs), lo que conduce a un error en cuanto a la clasificación y orientación de políticas al sector. No obstante, a efecto de la presente investigación y según los principios correspondientes de la FAO, se pueden identificar tres formas de agricultura en Ecuador:

  1. Agricultura consolidada o empresas agrícolas: dirigida a la exportación de productos tradicionales (café, cacao, banano, entre otros) y no tradicionales (flores, hortalizas, etc.), ocupan el 52 % de la superficie agrícola, estas tierras cuentan con fertilidad natural y económica.

  2. Agricultura en proceso de consolidación: destinada en gran parte a los agronegocios nacionales, como Pronaca, Agropecsa, La Favorita, entre otros. Estos controlan el mercado de alimentos a través de cadenas de tiendas y supermercados en todo el territorio nacional, tienen una porción en menor escala de exportaciones y gran parte de sus suelos agrícolas son destinados a la ganadería extensiva, granjas avícolas y porcinas. Además, ocupan el 34,25 % de la superficie agrícola y disponen de tierras fértiles (fertilidad natural), agua y sistemas de riego permanente (fertilidad económica).

  3. De Subsistencia: ocupa el 12,9 % de la superficie agrícola. Tierras no disponen de fertilidad natural y tiene escasa o nula fertilidad económica. Generalmente se encuentran en las partes altas y montañosas del país, áreas rurales donde todavía no se construyen vías, canales de riego. Por último, existe en esta escasa especialización y tecnología.

En Ecuador, según Saltos (2011) se pueden distinguir cinco modelos de producción agraria, a saber: modelo tradicional u oligárquico ( Álvaro Noboa); modelo de la agroindustria ( Isabel Noboa); modelo del agro negocio ( Pronaca - Super Maxi); Modelo o Vía Campesina (Confederación Nacional de Organizaciones Campesinas- FENOCIN); modelo Plurinacional ( Confederación de las nacionalidades indígenas del Ecuador- CONAIE).

Por la naturaleza y objeto de esta investigación, se profundizó en el análisis del modelo de los agronegocios, ya que en este se manifiestan relaciones sociales de producción capitalistas que son adversas para los pequeños productores y los ubican en desigualdad de condiciones respecto a los dueños del capital comercial y financiero. Esta situación no les permite obtener mayores beneficios para el desarrollo de sus actividades agrícolas, lo cual los mantiene en niveles de pobreza.

En ese contexto, el agronegocio funciona sobre la base del dispositivo del intercambio desigual, por medio de una relación entre la empresa monopólica o controladora y campesinos vinculados o dependientes. La empresa concentradora desarrolla diversas estrategias de integración vertical y horizontal para someter al campesino-productor. Estas implican, a su vez, la fusión, por medio de acuerdos, compras y contratos, con las empresas que controlan los distintos procesos de producción agroalimentaria, ya sea generando oligopolios por sector (por ejemplo, las semillas, insumos agrícolas y asistencia técnica) o por el canal de la comercialización (la cadena avícola, lechera, cárnica, de leguminosas, de vegetales, entre otras).

Este modelo manifiesta el control de la empresa comercializadora. El supermercado define el precio del mercado, la calidad del producto y el plazo de pago. Se da una especie de crédito al revés, desde el campesino al supermercado, pues la paga puede superar los 30 días a partir de la entrega del producto. Esto significa que primero se realiza la venta y luego se paga al productor, con lo cual los comerciantes juegan con los recursos anticipados por el productor. En tal sentido, se evidencia que los pequeños campesinos no tienen ningún poder de negociación frente a las grandes cadenas, como Supermaxi, Mi Comisariato, Tía, Aki, entre otras.

Dentro de las formas de explotación o sumisión de los campesinos al capital se encuentran:

  1. Deben trabajar más del tiempo necesario para su subsistencia y la de la familia, debido a que tienen que pagar a las empresas proveedoras de los insumos agrícolas y las semillas, las cuales no invierten capital porque la tierra pertenece al campesino.

  2. Deben pagar al capital financiero, ya sea privado o estatal, incluso a organizaciones no gubernamentales, que les cobran tasas de interés de usura, las más altas del sistema.

  3. Deben pagar, con el fruto de trabajo adicional, los productos industriales, duraderos y no duraderos. El capital comercial (a través de la globalización, la comunicación y la tecnología) ha contribuido a reemplazar los hábitos de consumo y las costumbres ancestrales del campesino.

  4. Deben pagar al Estado una renta transfigurada en impuestos a la propiedad rural, al derecho al agua y a la energía, que son bienes propios de la naturaleza y pertenecen a la sociedad en su conjunto.

La política pública de carácter social en Ecuador fue la principal prioridad del gobierno del Economista Rafael Correa Delgado (2007 - 2017), lo cual redujo algunos indicadores de pobreza y desigualdad. Sin embargo, la situación de los campesinos insertados en la AFS evidencia brechas significativas entre el sector urbano y rural, respecto a indicadores sociales de educación, salud, seguridad social e ingresos.

Como se puede apreciar en la Tabla 1, las brechas más significativas de pobreza y desigualdad entre el sector rural y el urbano se encuentran en las diferencias de pobreza por ingresos 64,30 % y por Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) que alcanzan el 61,90 %,

el analfabetismo funcional sigue siendo significativo en el sector rural, mientras que el digital presenta cifras de hasta 35 %. Por otra parte, en el sector urbano el 27,81% de la población de 25 años y más, alcanzan niveles de educación superior; mientras que el en sector rural el porcentaje es del 5,4% de la población. Esto explica las diferencias en cuanto a productividad en el sector de la AFS. De igual manera, mientras que en la ciudad existen 53 médicos por cada 10 000 habitantes, en el sector rural existen 8. Presentándose una brecha de 45 médicos entra lo urbano y rural.

Tabla 1 Brechas existentes de algunos indicadores sociales entre el sector urbano y rural en Ecuador (2017) 

Fuente: datos del Sistema Integrado de Indicadores Sociales del Ecuador y Plan Nacional de Desarrollo (2017-2021)

En lo que respecta a la seguridad social, existe el seguro social campesino. Este fue creado en 1968 para cubrir brechas de cobertura, de lo contrario, los campesinos serían más vulnerables a la pobreza. El informe del departamento de protección social de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (2018) destaca lo siguiente: «la población rural ecuatoriana cuenta con un mecanismo solidario de seguro social. En diciembre 2017 el seguro social campesino alcanzó una cobertura de casi 1,2 millones de asegurados (7 % de la población), de los cuales 390 000 son asegurados titulares jefes de familia y 747 000 son asegurados familiares dependientes» (p. 1).

CONSIDERACIONES FINALES

En la contemporaneidad se hace evidente que las ideas de Marx y Engels sobre el campesinado y su exclusión de la riqueza y desarrollo de la reproducción tienen absoluta vigencia en el modo de producción capitalista y sus manifestaciones dentro de la AFS en Ecuador. En esta nación una gran masa de campesinos insertos en la AFS ha pasado a ser proveedores de materia prima para los agronegocios, con lo cual pierden no solo el control del proceso productivo, sino también su sentido de utilidad social. En esta dinámica de las relaciones sociales de producción capitalista, el pequeño productor se supedita a los poseedores del capital financiero de empresas monopólicas

Como resultado de las relaciones de producción capitalistas, el campesino se enfrenta a problemas multidimensionales, donde destacan débil acceso a educación y salud, elevada migración de la juventud hacia los centros urbanos y el exterior; pobreza por ingresos y NBI; vialidad rural en mal estado; escasa tecnificación y tecnología; dificultad en el acceso a créditos sumado a elevadas tasas de interés; políticas y aplicación inadecuadas al sector de la AFS, así como insuficientes sistemas de riego.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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1Códigos JEL: Q1, R2, R3

Recibido: 15 de Julio de 2021; Aprobado: 09 de Septiembre de 2021

* Autor para la correspondencia: diocles.suarez@utm.edu.ec

Los autores declaran que no existen conflictos de intereses

Diocles Boanerges Suárez Ponce: se encargó del diseño de la investigación, recolección de los datos, análisis de los resultados, conclusiones e informe final.

Jesús Cruz Reyes: se ocupó de la revisión de la crítica del contenido, validación del modelo teórico, así como la aprobación del informe final.

Megela Pérez Pérez: participó en la validación del modelo teórico y en la revisión crítica del contenido. Además, colaboró con la redacción y la aprobación del informe final.

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