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Universidad de La Habana

versión On-line ISSN 0253-9276

UH  no.278 La Habana jul.-dic. 2014

 

ARTÍCULO ORIGINAL

Estudiar y pensar al Che: compromiso de todos

 

To Study and Think off Che: Everyone's Commitment

 

 

Milena Hernández

Centro de Estudios Che Guevara, Cuba.


RESUMEN

El presente artículo profundiza en el estudio de la vida y obra de Ernesto Che Guevara, teniendo en cuenta la necesidad de actualizar su legado revolucionario para las presentes y futuras generaciones. El análisis se sustenta en la experiencia que desarrolla el Centro de Estudios Che Guevara en el ámbito comunitario con niños y niñas, donde talleres de creación artística constituyen el pretexto para acercarlos al pensamiento y acción del Che. Para ello, se examinan las características que tipifican la edad escolar y sus nexos con el proceso de formación de cualidades morales en la infancia. También, se aborda la potencialidad que guarda el estudio de la formación cultural de Ernesto Guevara para la consolidación de la identidad nacional, y se explica la importancia de crear espacios educativos para que los niños identifiquen un ideal, un modelo y un ejemplo a seguir.

 

PALABRAS CLAVE: educación, cultura, cualidades morales, talleres escolares.


ABSTRACT

The present article goes deep into the study of Ernesto Che Guevara's life and deeds, facing the need to update his legacy for present and future generations. The analysis is based on the activities performed by Centro de Estudios Che Guevara with children in a local context, where artistic creation workshops are a pretext to get boys and girls closer to such an important personality's actions and thought. Consequently, the features that characterize school age and its links with moral qualities formation process in childhood are examined. Also, Ernesto Guevara's cultural formation's potentiality towards the consolidation of national identity is studied, and the importance of creating educational spaces for children to identify an ideal, a model, and an example to follow, is explained.

KEYWORDS: education, culture, moral qualities, school workshops.



 

Al recordar esa época de revoluciones que fue la década del sesenta, un querido profesor e investigador apuntaba el impacto de la Revolución Cubana en el desarrollo de los movimientos sociales de liberación en América Latina y, en general, en el mundo entero. Al hacerlo comentó algo que ha estado siempre presente en el imaginario social de nuestro pueblo a lo largo de estos cincuenta y tres años, transcurridos en busca de justicia y equidad social. Y es que, como ha demostrado la historia, y nos alertara Fidel, el socialismo es reversible. El poder se gana, pero también se pierde. Por eso, una revolución vale tanto como sea capaz de defenderse.

El 11 de mayo de 1962 el Comandante Ernesto Che Guevara, en la conferencia que impartió a los estudiantes de la Facultad de Tecnología de la Universidad de La Habana, expresó: "las revoluciones populares son siempre generosas, pero tienen que cumplir un deber que es superior al de cualquier generosidad, y es el deber de mantenerse y progresar [….] es deber
de todos nosotros el tratar siempre de salvar lo que se pueda salvar, de recuperar lo recuperable".(1)

Es por ello que ante la ofensiva enajenante de la cultura dominante en el mundo, en la que se vislumbran una pérdida de humanismo y una banalización de la vida, la conservación de nuestros valores ?a través de un proceso dirigido y organizado? resulta ser un instrumento imprescindible para nuestra resistencia. A la hora de legitimar y consolidar el poder, la ideología y, en general, la conciencia social, desempeña un papel de primer orden, en tanto permite mantener viva la memoria, acentuar las raíces, fortalecer los valores, sentimientos y convicciones relacionados con la identidad nacional, el patriotismo, el compromiso con el liderazgo histórico de nuestro proceso y, así, garantizar la consecuencia y la fidelidad de las nuevas generaciones.

Comprender la realidad cubana actual, estudiarla y transformarla es tarea indispensable e impostergable de todos y para todos. Especialmente, de aquellos que tienen el compromiso y la responsabilidad de hacer y hacer ver que nuestro proyecto político se encuentra, como en todos los tiempos, en una etapa de crecimiento y renovación constante, que asume como proceso revolucionario los sucesos que eventualmente anuncian cambios y retrocesos.

La importancia y actualidad de estas cuestiones argumenta la necesidad de que las ciencias sociales continúen prestando atención al estudio del ideario de la Revolución Cubana, particularmente el del Che Guevara ?más allá del simbolismo político mundial que supone su figura?. Además, estas deben proyectar ese legado en las condiciones específicas de la sociedad revolucionaria actual del país, en el plano de la educación de las jóvenes generaciones (ante todo, de la niñez), dado el relieve de los valores para la consolidación y permanencia del proceso, tal y como nos convoca las circunstancias.

Sobre esa base, el presente trabajo comparte la experiencia del Centro de Estudios Che Guevara en la labor comunitaria, en cuyos cimientos descansa la utilización del legado guevariano para el proceso de desarrollo de niños y niñas, en el que la formación de valores y sentimientos resultan fundamentales. Todo ello congeniado con el esfuerzo más amplio, sostenido y complejo, de forjar el hombre del mañana.

I

Retomar en el trabajo comunitario, en las prácticas culturales, en los espacios educativos y de desarrollo, la importancia de la formación del hombre es hoy, más que un punto de debate, una necesidad impostergable. Educar a las familias y dotarlas de herramientas comunicativas que brinden posibilidades de expresión (y construcción) a los nuevos perales constituyen metas que no están en condiciones de esperar para reforzar, consolidar y potenciar los valores que forman parte de nuestra cultura e identidad nacional.

El acercamiento a la infancia y adolescencia de Ernesto Guevara, a sus viajes por América Latina, a la formación y desarrollo de su pensamiento político, a su internacionalismo humanista, a su compromiso de lucha, a su experiencia durante la Revolución Cubana, a las responsabilidades asumidas en ella, a su amor al estudio, a su superación constante y a sus tesis sobre la formación del hombre nuevo, elucida el enorme potencial educativo que posee su ejemplo para el desarrollo moral de la personalidad de nuestros niños y jóvenes. Sin embargo, la relativa escasez de un abordaje holístico y sistémico de su trayectoria humana y revolucionaria, el pobre tratamiento docente a su figura, el excesivo apoyo en referencias anecdóticas que distorsionan la comprensión integral de su sentido de la ética y de su desarrollo como ser humano, la estrechez en la reflexión en torno a su devenir y la importancia que ocupa hoy como símbolo de los valores y del humanismo revolucionario en la formación de lo que él mismo entendió como el hombre del siglo XXI, complementan los motivos por los cuales se incita a construir significados y sentidos en torno a su figura y ejemplo.

Y es que, como expresara Fidel, "si hace falta un paradigma, si hace falta un modelo, si hace falta un ejemplo a imitar para llegar a esos tan elevados objetivos, son imprescindibles hombres como el Che, hombres y mujeres que lo imiten, que sean como él, que piensen como él, que actúen como él y se comporten como él en el cumplimiento del deber [….] porque el Che es la personificación, es la imagen de ese hombre nuevo, es la imagen de ese ser humano si se quiere hablar de la sociedad comunista; si vamos a proponernos realmente construir, no ya el socialismo, sino las etapas más avanzadas del socialismo".(2)

Sobre la base de estas consideraciones, el Centro de Estudios Che Guevara ?institución encargada de promover el estudio y conocimiento de la vida, obra y pensamiento de Ernesto Guevara? desarrolla un grupo de actividades que se extienden al ámbito comunitario, cuyo propósito es contribuir a la educación de valores en niños, mediante la utilización, como referente, del pensamiento y la praxis guevariana. Para el ejercicio de este empeño se articula el empleo de diversos recursos culturales y artísticos, por la efectividad que los mismos poseen para el desarrollo ético-moral, fundamentalmente en la edad escolar.

La edad escolar, similar a otros períodos, posee un carácter relativo e histórico. Marca un hito decisivo en el desarrollo mental del niño. Como todas las edades, comienza por una etapa de viraje conocida en el campo de la psicología como la crisis de los siete años. Al tener las crisis origen interno ?en tanto no existe una correspondencia directa o exacta entre los cambios exteriores e interiores-, las transformaciones que acompañan el período de transición se manifiestan en la estructura de la personalidad del niño.

Entre las peculiaridades que tipifican esta etapa se encuentra la pérdida de la espontaneidad infantil ?diferenciación de la faceta interior y exterior del niño?, el surgimiento de la vivencia atribuida de sentido -neoformación propia de la etapa? y un mayor desarrollo del carácter voluntario de los procesos psíquicos, como resultado de la nueva organización de vida que surge en la escuela. Se destacan, asimismo, los cambios en el desarrollo afectivo del niño, al surgir la lógica de los sentimientos, junto a nuevas necesidades y motivos que, al tener un carácter menos espontáneo, inciden directamente en el incremento del compromiso personal con las exigencias morales.

Dado que esta edad se halla vinculada a los inicios del sistema de enseñanza primaria obligatoria, el elemento novedoso que la caracteriza es precisamente la aparición de una nueva actividad rectora: el estudio. Como es sabido, las peculiaridades de esta residen en que la misma condiciona los cambios fundamentales de los procesos psicológicos del niño y las características de su personalidad en un determinado estadio de su desarrollo. En esa medida, el estudio, al sustituir el elemento distintivo de la actividad prescolar, el juego, mediatiza el surgimiento de nuevas estructuras y funciones de la personalidad. Se acompaña de una nueva posición interna, la cual determina una organización de necesidades y motivos cualitativamente superior. De ahí que sea válido recordar la tesis según la cual "la esencia de toda crisis reside en la reestructuración de la vivencia interior [….], la reestructuración de necesidades y motivos, la revisión de los valores es el momento esencial en el paso de una edad a otra".(3)

De esta forma, el proceso activo gracias al cual la experiencia social es asimilada -a través del principio de la interiorización y del aprendizaje-, expresa la naturaleza social de los procesos psicológicos y, en ese sentido, destaca la moral ?o desarrollo moral?, en tanto forma de la conciencia social. El carácter histórico de la formación de sentimientos morales subraya su especificidad en la medida en que atañe a las relaciones entre los hombres, de las personas con el mundo y del individuo consigo mismo. De ahí que se entiendan como categorías morales lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, lo bello y lo feo, entre muchas otras. Si bien se establece que las exigencias de la moral son sentidas por el sujeto como obligatorias,(4) la singularidad de las normas morales en sí mismas radica en que ellas no son impuestas desde afuera y, por ello, su incumplimiento nunca es castigado de forma represiva.

Así, las cualidades de la personalidad son el resultado de la asimilación por el niño de las formas de conducta existentes en una sociedad dada. La norma moral es vivenciada por el sujeto como un "estímulo interno"; incumplirla supone una censura, no por las leyes, sino por los grupos sociales en los cuales se inserta, y también por el sujeto mismo.

Estabilizar las cualidades y/o sentimientos morales en el niño ?teniendo en cuenta que "cualquier función en el desarrollo cultural del niño aparece en escena dos veces, en dos planos: primero como algo social, después como algo psicológico: primero entre la gente, como una categoría interpsíquica, después dentro del niño, como una categoría intrapsíquica" ?(5) requiere una determinada organización tanto de su esfera motivacional como de su conducta. Dicho proceso implica tanto la asimilación cognitiva como el compromiso afectivo, lo que garantiza una expresión comportamental acorde a lo que se ha formado sin que medie ?de manera coactiva? el control externo.

De esta forma vemos cómo las funciones y procesos psíquicos de los niños en edad escolar se vuelven cada vez más complejos y se perfeccionan: la memoria adquiere un carácter lógico, la atención se hace más consciente y voluntaria y las operaciones intelectuales más abstractas y complejas. Por otro lado, se aprecia una mayor estabilidad de la esfera motivacional, en particular de la jerarquía de motivos, lo cual se expresa en la voluntariedad de la conducta del escolar. El niño logra un mayor control de sus reacciones, disminuye la excitabilidad emocional y se crean condiciones para que determinadas cualidades morales se conviertan en motivos estables de su conducta.

Pero, como señalara Bozhovich,

para que se produzca este proceso deben estar presentes determinadas condiciones. En primer lugar, que el niño posea un motivo suficientemente fuerte y estable que lo estimule o impulse a poner en práctica determinado comportamiento acorde a la cualidad. En segundo lugar, es imprescindible enseñar al niño aquellas formas de conducta que se corresponden con la cualidad en cuestión. No basta con que el niño se sienta motivado a comportarse de determinada forma, sino que necesita dominar determinados hábitos que le permitan expresar dicha cualidad en su comportamiento.(6)

De ahí la importancia de la efectividad de la influencia educativa, de la participación de un docente que posibilite que el medio social -y el escolar por excelencia? constituya una fuente de experiencias positivas y enriquecedoras para el desarrollo moral del educando. Es válido recordar que el interés por los conocimientos está estrechamente ligado a la actitud hacia el estudio, con lo cual, potenciar la motivación de los escolares hacia dicha actividad, en tanto novedosa, seria y socialmente significativa, precisa una aproximación cada vez más profunda al conocimiento del desarrollo de las necesidades que se vinculan directamente a la edad en cuestión.

Por ello se entiende y justifica la necesidad de promover, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, la asimilación crítica, activa y reflexiva de las normas y valores morales, así como el compromiso afectivo ligado a su cumplimiento. Se trata, en definitiva, de formar a los escolares en la cultura de asumir riesgos, de explorar y no replicar el camino enseñado; así como de educarlos en la solidaridad sencilla y cotidiana, en el trabajo colectivo y no en la competencia, el individualismo y el énfasis en el resultado personal.

Sin embargo, los errores de contenido y organización de la enseñanza primaria, la insuficiente labor de la institución escolar en la satisfacción de las necesidades cognoscitivas que poseen los niños durante esta etapa, el pobre desarrollo de los niveles de conocimientos científicos de los maestros, el exiguo tratamiento a la superación y sensibilización de los profesores en ejercicio, los recargos
innecesarios de la memoria en los estudiantes -lo cual promueve la tendencia a la memorización mecánica- y los infortunios que en ocasiones acompañan a los docentes en la formación del colectivo escolar y de su opinión general, condicionan el debilitamiento de la motivación social hacia el estudio, así como una distorsión en el ejercicio de la labor individual en la educación ideológica de los educandos.

En este sentido, vale la pena señalar que las numerosas investigaciones realizadas por Vigostky demuestran cómo cada etapa del desarrollo psíquico se caracteriza por la transformación de algunas particularidades o unidades psicológicas. De esta forma, la labor esencial del maestro, educador e incluso coordinador (de grupos/comunidades/microespacios) consiste en crear condiciones de posibilidad para el surgimiento y funcionamiento de nuevas formaciones psicológicas. Esta proposición es válida solo si se comparte la tesis de que la educación conduce al desarrollo y no a la inversa.
Un aspecto clave para comprender esta etapa de la vida del niño es considerar cómo, durante el tercer y cuarto grados, los motivos que constituían la base de la conducta y de la actividad del escolar empiezan a debilitarse. Ante ello, es necesario preparar oportunamente las condiciones para que surja, poco a poco, una motivación nueva. A la par de este proceso, la figura del adulto comienza a ocupar otro lugar en la vida del infante y las interrelaciones de este con sus compañeros van constituyendo, de manera gradual, el medio que determina la tendencia afectiva de su personalidad. Esto significa que, bajo el influjo de una educación correctamente organizada y dirigida, se desarrolla en los niños el sentimiento y la necesidad de estar juntos, de trabajar en colectivo.

Así, al finalizar el período, ocupar un lugar privilegiado en el grupo de coetáneos pasa a ser su aspiración fundamental y las valoraciones del mismo se convierten en los motivos fundamentales de su conducta. Debido a esto, "en aquellas aulas, en las que este problema no es resuelto a tiempo por el maestro, las relaciones entre los niños comienzan a formarse espontáneamente y, en la mayoría de los casos, de manera incorrecta".(7)

Esto último es de vital importancia. De ello depende, en gran medida, la formación plena -o no? de las particularidades psíquico-morales de la personalidad del escolar, dado que en la base de las cualidades morales se encuentran formas de conducta del niño que se han fijado y convertido en habituales. No obstante, aunque esta realidad es reconocida por una buena parte de los investigadores, psicólogos, pedagogos y maestros, en general se ha profundizado poco en este problema desde el punto de vista experimental.

La asimilación por los niños de las formas habituales de conducta solo tiene lugar a través del proceso de "ejercitación" de las mismas y del surgimiento de la necesidad de actuar acorde a las formas interiorizadas. Dicha asunción es posible en la medida en que se realice como resultado de una motivación propia; la conducta propiciada gracias a la coacción, presión o imposición no deviene sentido personal y por lo tanto no se estabiliza ni se integra como cualidad moral de la personalidad.

En sus investigaciones con escolares pequeños, Salvina apuntaba que la formación de una conducta estable -y, en consecuencia, la formación de cualidades morales en los niños- tenía lugar de manera exitosa solo cuando el ejercicio de determinadas formas de conducta se realizaba a partir de un motivo positivo. En el caso del período que se analiza y de la investigación en cuestión, el aseguramiento de dicho motivo estuvo vinculado a las características de la posición interna que tipifican a los niños en esta etapa.

De ello se desprende que la formación y desarrollo de sentimientos y/o cualidades morales de la personalidad tiene lugar cuando el niño siente la necesidad de actuar en correspondencia con determinada cualidad, es decir, cuando la misma es un modelo o un ideal al cual el sujeto aspira. Debido a esto, se destaca la importancia de la presencia de modelos de alta significación positiva en el escolar, que a su vez lo compulsen -sobre la base de un trabajo educativo sistemático? al propósito activo de asimilarlos.

II

Estos referentes epistemológicos rescatan, en su conjunto, la idea que versa sobre la educación del hombre nuevo en tanto proceso socio-psicológico, político, económico y cultural que ha de surgir poco a poco, pero ha de surgir. Dormir con el párpado abierto, desarrollar ese motor interno, impulsar en nuestros niños el compromiso común de salvaguardar y recrear nuestro legado es hoy tarea y compromiso de todos.

La formación integral a la cual se aspira, en cuyo puente descansan la cultura y el arte -entendiendo lo cultural no solamente en su sentido estético, sino como elemento moral íntimamente unido al devenir histórico de la humanidad y, en última instancia, como herramienta para comprender la profundidad de los acontecimientos y fenómenos sociales que integran nuestra historia?, es condición indispensable para fortalecer la identidad nacional, el patriotismo, el compromiso histórico, y garantizar, con esto, la fidelidad de las nuevas generaciones.

Los próceres -como modelos que integran los ideales, formaciones psicológicas complejas que se construyen a lo largo del desarrollo del sujeto? son referentes indiscutibles y necesarios en tanto actores presentes en la construcción de nuestra historia e identidad nacional.

Por ello, se entiende y justifica la labor que realiza el Centro de Estudios Che Guevara en el ámbito comunitario, donde el trabajo educativo se ha estructurado a partir del uso de un grupo de herramientas que permiten, sobre la base del trabajo grupal y el intercambio colectivo, generar en los educandos nuevas relaciones sociales. Estas son, en última instancia, propiciadas por el entorno en el que tienen lugar, ya que este -como diría Vigotsky- es la fuente del desarrollo y no su ámbito.(8)

La imaginación, el pensamiento, el lenguaje, la creatividad y las vivencias atribuidas de sentido constituyen esferas de las que se parte para hacer del espacio de los talleres un lugar donde se eduquen algunos de los valores que aporta el estudio de la vida, obra y pensamiento del Che Guevara. Un análisis del mismo, a partir de los momentos más cercanos a la etapa del desarrollo con la cual se interviene, evidencia la presencia de una rica historia de vida, a través de la cual se formaron múltiples sentimientos morales en los que se pudiera incidir a los efectos de propiciar intervenciones psicopedagógicas.

A la luz de esta experiencia se enfatiza fundamentalmente en aquellos sentimientos que se consideran los más abarcadores, dadas las características del trabajo que se realiza. Tal es el caso del humanismo, la solidaridad y la responsabilidad ante el estudio y el trabajo. Por estas razones, los talleres son concebidos como una herramienta encaminada a la formación y el desarrollo personal, capaz de potenciar y fortalecer nuevos tipos de actividad, de manera que procesos como la enseñanza, la educación y el desarrollo no ocurran en los talleres, sino a través de ellos.

En aras de lograr estos propósitos, el objetivo general pretende contribuir al proceso de formación y/o desarrollo de valores morales en educandos de edades comprendidas entre los 7 y los 11 años, para lo cual se toma como referente el estudio de algunos pasajes relacionados con la vida y obra de Ernesto Che Guevara. De esta forma los objetivos específicos son potenciar el desarrollo del humanismo, la responsabilidad y la solidaridad, a través de la utilización de aspectos del pensamiento y la praxis guevariana; desarrollar en los educandos habilidades manuales y artísticas a través del trabajo grupal; contribuir al embellecimiento de la comunidad con los resultados alcanzados en cada uno de los talleres impartidos.

Bajo la máxima inventar es comprender, la propuesta pretende integrar las categorías actividad y comunicación como unidades de análisis que dirigen el proceso de educación de valores. Para ello, se utiliza como marco referencial una periodización de carácter metodológico ?previamente elaborada en el Centro?, que permite el acercamiento periódico a la evolución y el desarrollo del pensamiento y la vida del Che, desde su primera juventud hasta la etapa de adultez. En este caso, se privilegia la etapa que comprende su infancia y juventud, dada la riqueza que arroja la diversidad de aspectos que influyen en su formación cultural y que pueden constituir puntos de encuentro con la vida cotidiana de los escolares que participan en los talleres.

Es en el sistema de actividad y comunicación, de interacción y diálogo, a partir del acercamiento crítico y reflexivo a su vida y obra, donde el estudiante aprende y construye sus motivos, necesidades y valores, desde procesos comunicativos que enriquezcan su mundo espiritual y con ello su esfera moral. Los valores ?junto a otros elementos psicosociales? constituyen un reflejo de las condiciones socioeconómicas y culturales en las cuales transcurre la vida del individuo. De esta forma, la problemática que nos ocupa trasciende la formación moral en sí misma e integra, como parte del proceso, la preservación y el fortalecimiento de aquellos valores que poseen las generaciones más adultas y que, en su totalidad, le otorgan el sentido de continuidad a nuestro proyecto revolucionario.

III

Dada la complejidad del mundo contemporáneo, formar en valores de modo profundo y sistemático plantea a las instituciones educativas y/o vinculadas a la educación nuevas interrogantes y desafíos. La educación artística ?entendida como la apropiación de los diferentes lenguajes artístico-expresivos? ocupa un lugar central en los primeros años, al formar parte indiscutible de toda propuesta de educación integral y constituye una vía privilegiada para tratar creativamente situaciones problemáticas vinculadas a la vida social y a la formación moral en el contexto escolar. Sin embargo, aunque muy pocos dudan que la educación artística sea un área fundamental en la planificación curricular de la escuela -en cualquier nivel?, lo cierto es que, en una buena parte de los casos, su lugar está relegado.

Lejos de pretender cubrir esta necesidad, el proyecto que desarrolla el Centro de Estudios Che Guevara procura contribuir, a través de los talleres artísticos, al desarrollo integral de la personalidad, en la medida en que incorpora a sus conocimientos pasajes de la vida y obra de Ernesto Guevara. Así, el proyecto utiliza el arte con el propósito de formar sujetos abiertos, tolerantes, innovadores y solidarios. Destinado a niños y niñas en edad escolar, se implementa a partir de un programa que articula una secuencia de actividades específicas, dadas las características de los espacios creados.
El contenido de cada materia impartida se vincula al desarrollo de temáticas que reflejan momentos de la vida del Che, asociados a los valores que se trabajan de manera integral durante los meses de noviembre a junio. Al finalizar, los educandos crean una producción grupal a través de la recreación de los aspectos estudiados y representan, colectivamente, una obra o producto en que se manifieste lo expuesto. Con ello, se intenta acercar el arte y la historia a las jóvenes generaciones y así salvaguardar nuestro patrimonio cultural.

Oportuno es recalcar que el aprendizaje en los talleres se desarrolla en grupo. En él se proponen cotidianamente situaciones, conflictos y espacios para pensar y hacer, que pueden ser analizados en diferentes niveles. Educar en valores pone en juego la reflexión sobre uno mismo en relación con los demás. No se trata de poder enunciar normas o conceptos, sino de poder llevarlos a la práctica, de implementarlos efectivamente para participar de la vida en común. La construcción de la identidad, el trabajo cooperativo, la solidaridad y la participación constituyen algunos de los aspectos que se trabajan en el proyecto. El planteo de dilemas, las controversias habituales, las preguntas en relación a uno mismo y a los demás son algunas de las vías que se utilizan para abordar estas temáticas con los escolares que participan de la experiencia.

El objetivo es desarrollar el arte y la expresión artística desde una perspectiva múltiple. Por un lado, está el espacio de la creación -en el que los niños se posicionan como productores de imágenes, manualidades, obras teatrales, entre otras manifestaciones- que potencia la formación individual y colectiva del infante a través de la exploración, el conocimiento y el dominio de materiales, herramientas, soportes y procesos de trabajo propios de la esfera artística. Por otro, se incide en que los escolares construyan la perspectiva del espectador, tanto con sus producciones como con las de sus compañeros y otros creadores.

La tarea de analizar e interpretar el arte en imágenes o en textos tiene el propósito de ampliar los universos de significados y sentidos. Se trata de promover en nuestros alumnos el trabajo con determinados materiales o técnicas, lo cual posibilita reconocer en la práctica sus efectos visuales. Hacer permite abordar la materialidad de la obra, las texturas, efectos y dificultades con técnicas a resolver.

El proceso de creación que se desarrolla tiene lugar en relación con la fotografía, las artes plásticas (pintura, cerámica), las artes visuales (animación) y otros lenguajes expresivos como el teatro infantil o los juegos de reglas (ajedrez).

De igual forma, el trabajo realizado se apoya en actividades extradocentes, pues se considera que observar lo enseñado en otros contextos ?la calle, los museos, los centros culturales o las salas de exhibición? es sumamente provechoso para la educación artística. Esto se debe a que la observación e interacción con las distintas esferas del arte en esos espacios, enriquece y extiende el horizonte de los contenidos que se imparten en los talleres.

Entre los múltiples factores que caracterizan la puesta en práctica del proyecto comunitario se encuentra el hecho de concebirlo como movimiento en espiral. En él, al nutrir la cultura de los escolares desde un acercamiento organizado al pensamiento y la praxis guevariana y al ampliar las habilidades intelectuales y las vivencias a través de la educación del arte, los alumnos tienen la posibilidad de contar con más herramientas para construir nuevos significados y dotar de nuevos sentidos el entorno que los rodea. Al mismo tiempo, con esta mirada enriquecida del mundo, pueden volver a reinterpretar su espacio de interacción cotidiano y responder ante él de una manera más creativa, dinámica y, en lo posible, armónica.

Vale aclarar, además, que los talleres de creación artística en el mencionado Centro de Estudios se desarrollan a partir de preferencias o vocaciones cultivadas por el propio Che. Así, se encuentra el Taller de Artes Aplicadas Camilo Cienfuegos, implementado, no solo con motivo de la gran amistad desarrollada entre ambos, sino también como un modo de recordar los estudios de Camilo en San Alejandro e incorporar esa parte de su historia al trabajo con los escolares. De igual forma, en homenaje a la estrecha relación del Che con el destacado diplomático e investigador Salvador Vilaseca, su profesor de matemáticas al triunfo de la Revolución, se desarrolla el Taller de Creación Gráfica Salvador Vilaseca.

Por otra parte, los trabajos fotográficos realizados por el Che durante sus viajes por América Latina, en compañía de su amigo guatemalteco Julio Roberto Cáceres, El Patojo, fundamentan la implementación del Taller de Fotografía El Patojo. Asimismo, los vínculos que estableciera Che con Alfredo Guevara y otros realizadores, en pos del desarrollo de la industria cinematográfica, motivan la realización del Taller de Guion y Animación. Este acerca a los niños a una faceta poco conocida de Ernesto Guevara.

Fue el ajedrez otra de las aficiones preferidas por el Comandante desde su infancia, y a partir de enero de 1959 se convirtió en el dirigente revolucionario que más lo impulsa en el país: organiza competencias nacionales e internacionales y apuesta por su estudio desde edades tempranas. Por ello, se incluye en el proyecto un taller para niños dedicado a ese deporte.

Dado que la meta es lograr efectos duraderos en los educandos, la triada escuela-familia-comunidad en interacción posibilita que las experiencias formativas desarrolladas en los talleres tengan apoyo y continuidad en las familiares. La necesidad de crear una acción mancomunada entre estos agentes socializadores ha tomado forma en la implementación de las Escuelas de Padres, en las que se privilegia el papel desarrollado por la familia en la educación infantil ?tan importante como el principio de la actividad en el aprendizaje escolar?. Poner en práctica de forma planificada y organizada este espacio de intercambio entre padres y educadores posee varios objetivos. Entre ellos se encuentra: dotar a la familia de recursos para la realización de su tarea educativa, brindar información sobre los procesos del desarrollo en que se ven inmersos sus hijos e incidir preventivamente en la formación de los hábitos y valores que dicho núcleo construye como parte de su función educativa.

IV

Como lo vislumbrara el marxismo y escribiera Engels en sus Principios del Comunismo "la dirección colectiva de la producción por toda la sociedad y el nuevo progreso de dicha producción que resultará de ello necesitarán hombres nuevos y los formarán".(9) De forma similar, en el empeño por concretar los métodos y las técnicas para desarrollar nuestro período de transición, Che Guevara concluye que "el aumento de la productividad sin la profundización de la conciencia revolucionaria conduce a una malformación del carácter socialista de la revolución".(10)

De manera panorámica se han presentado los referentes epistemológicos de los cuales parte la labor comunitaria que realiza el Centro de Estudios Che Guevara, en el empeño sostenido por dar continuidad al estudio, sistematización y divulgación del pensamiento guevariano. Trabajar con escolares responde, más que a una opción, a una necesidad. Se parte de defender la idea según la cual forjar al hombre nuevo ha de darse, como proceso, desde edades tempranas; hacerlo a través de pasajes de la vida y obra de uno de los revolucionarios más lúcidos del siglo XX conlleva, en sí mismo, el reto y el compromiso de todos para el bien de todos. Hacer de su vida y obra un aspecto medular en la construcción ideológica de las nuevas generaciones, formarlas al calor de los valores que tanto defendió y promulgó con su ejemplo cotidiano, constituye la propuesta de nuestro proyecto.

De esta forma, mañana "los que queden podrán cuando miren hacia atrás, cuando miren toda esa construcción que ha significado años de trabajos, de sacrificio, de esperanza y de dolor, ver [.…] alguna señal indeleble que cada uno dejó en ese enorme y bello edificio que estamos empezando a construir y esa será nuestra recompensa, la recompensa de un verdadero revolucionario".(11)

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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RECIBIDO: 28/04/2014

ACEPTADO: 17/05/2014

 


Milena Hernández. Centro de Estudios Che Guevara, Cuba. Correo electrónico: mileqba@gmail.com

 

NOTAS ACLARATORIAS

1. Ernesto Che Guevara: "Conferencia a los estudiantes de la Facultad de Tecnología en la Universidad de La Habana", p. 58.
2. Fidel Castro: "Discurso pronunciado el 8 de octubre de 1987, en el Acto Central por el Vigésimo Aniversario de la Muerte de Ernesto Che Guevara", pp. 347-370.
3. Lev Semionovich Vigostky: "La crisis de los 7 años", p. 232.
4. Cfr. Mónica Sorín Zocolsky: Humanismo, patriotismo e internacionalismo en escolares cubanos.
5. Lev Semionovich Vigostky: Historia del desarrollo de las funciones psíquicas superiores, p. 193.
6. Lidia Bozhovich: La personalidad y su formación en la edad infantil, p. 174.
7. Ídem.
8. Cfr. Lev Semionovich Vigostky: "El problema del entorno".
9. Carlos Marx y Federico Engels: Principios del Comunismo, p. 98.
10. Ernesto Che Guevara: "Discurso pronunciado en el acto de graduación del Curso de Administradores en la Escuela de Administradores Patricio Lumumba del Ministerio de Industrias", p. 102.
11. Ernesto Che Guevara: "Discurso pronunciado en el acto de graduación del Curso de Administradores en la Escuela de Administradores Patricio Lumumba del Ministerio de Industrias", p. 40.

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