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Universidad de La Habana

On-line version ISSN 0253-9276

UH  no.278 La Habana July.-Dec. 2014

 

RESEÑA

Roberto nuestro, de cada día

 

Our Roberto, Every Day

 

 

Jorge Hernández Martínez

Director de la Revista Universidad de La Habana.

El 11 de febrero de 2005 falleció en La Habana el Dr. Roberto González Gómez, Profesor Titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), luego de un prolongado y penoso período de enfermedad. Identificado y recordado sobre todo por sus abordajes al tema de la Guerra Fría, el pensamiento político contemporáneo y las relaciones políticas internacionales, Roberto González permanece en la memoria de quienes le conocieron con la gravedad del tono de su voz, junto a un interminable cigarro y llevando consigo al menos un par de libros.

Han transcurrido ya diez años y aún la presencia de Roberto sigue siendo prácticamente cotidiana entre aquellos que estudian la situación internacional, la historia mundial, la socialdemocracia y la política de los Estados Unidos. Los que fueron sus alumnos, tanto en el ISRI como en la entonces Escuela de Ciencias Políticas de la Facultad de Humanidades, en la Universidad de La Habana, tienen el privilegio de recordar anécdotas de sus clases; los que fueron sus compañeros de trabajo traen a colación diálogos, convivencias y discusiones, y los lectores de sus numerosos escritos citan y utilizan en sus propios trabajos fragmentos y argumentos de sus artículos, ponencias y libros.

De larga trayectoria revolucionaria, Roberto se destacó como un laborioso profesor e investigador que contribuyó a la formación de varias generaciones de académicos y diplomáticos cubanos, así como de otras naciones del Tercer Mundo. Su quehacer desbordaba, por mucho, el aula o el anfiteatro donde ofrecía sus conferencias o exponía sus ponencias. De ahí que recordar a Roberto sea sinónimo de pensar en su maestría pedagógica. No solo instruía, sino que educaba.

Fue autor de obras como Teoría de las relaciones políticas internacionales y Política exterior de Estados Unidos, publicadas por el ISRI, así como del libro Estados Unidos: Doctrinas de la Guerra Fría (1947-1991), que publicó el Centro de Estudios Martianos. Asimismo, muchas de las ponencias que presentó a eventos nacionales e internacionales encontraron espacio en diversas impresiones ligeras y revistas, especialmente en aquellas auspiciadas por el Centro de Estudios sobre América (CEA), el Centro de Estudios sobre África y Medio Oriente (CEAMO) y el Centro de Estudios sobre Europa Occidental.

La mayoría de sus publicaciones constituyeron aportes a la disciplina de las relaciones internacionales y a las ciencias políticas, por lo que gozaba de merecido prestigio en círculos académicos de Cuba y el extranjero. Muchos de sus artículos encontraron acogida en revistas cubanas como Cuadernos de Nuestra América, Temas, Política Internacional, entre otras.

Roberto representó a diversas instituciones cubanas en eventos académicos nacionales e internacionales. En ellos se destacó por la profundidad de conocimientos, agudeza de análisis, perspicacia política y entrega a las mejores causas de la humanidad. Generalmente, su erudito lenguaje estaba asociado a un agudo sentido del humor y a una fina ironía, que le añadían un valor agregado a sus clases, ponencias y textos científicos.

El profesor Carlos Alzugaray, compañero y amigo de Roberto, despidió el duelo y puso de relieve los valores humanos y revolucionarios de quien fuera, además, reconocido periodista y comentarista de Mesas Redondas y otros espacios educativos de la televisión local. Todavía nos conmueve el recuerdo de las palabras de Alzugaray, cuando expresó que -como Alfredo Guevara había dicho al despedir años antes a Tomás Gutiérrez Alea-, Roberto había sido un revolucionario difícil, acostumbrado a decir lo que pensaba con respeto y con propiedad, pero sin edulcorar sus planteamientos o críticas.

La decisión del Consejo de Dirección del ISRI de otorgarle el título de Profesor de Mérito con carácter póstumo -el 28 de diciembre del mismo año en que murió, en el Aula Magna de la Universidad de La Habana- cumplió con el conocido apotegma martiano de que "honrar, honra".

Así lo destacó el propio Carlos Alzugaray, cuya amistad tan estrecha con Roberto lo colocó también en la responsabilidad de presentar el elogio en dicho homenaje. En este señaló que "en su relativamente corta pero fructífera vida, Roberto simbolizó lo que debe caracterizar a un docente del ISRI: dedicación completa a la excelencia del oficio de maestro en la formación del diplomático cubano, rigor científico sin igual en sus investigaciones, compromiso indeclinable con el socialismo y con los ideales más caros representados por la Revolución Cubana".

Nacido en una familia de clase media en 1939, Roberto fue siempre un estudiante destacado. Cursó la carrera de Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana, en cuya Facultad de Humanidades ejerció la docencia por varios años. Posteriormente, se desempeñó como periodista en la Agencia Prensa Latina y luego como investigador en el Centro de Estudios de Europa Occidental, para finalmente integrar el claustro del ISRI, donde laboró por una veintena de años.

Ya desde la Universidad de La Habana comenzó a enseñar la materia de Teoría de las Relaciones Políticas Internacionales, con lo que se convirtió en uno de los pioneros de estos estudios en Cuba. Al desempeñarse como periodista de Prensa Latina y como investigador del Centro de Estudios de Europa Occidental, ahondó en sus conocimientos sobre la socialdemocracia mundial. Así, se destacó como el experto cubano por excelencia en el estudio de este movimiento político.

Durante su labor en el ISRI ocupó distintos cargos de responsabilidad como jefe de departamento, coordinador científico y vicerrector. Desempeñó también un papel importante en la colaboración nacional e internacional de esa institución, al abrir caminos y recibir el respeto de colegas en distintos centros de estudios y universidades, tanto en Cuba como en el extranjero. Obtuvo la categoría académica de Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales en la Universidad de La Habana y el grado de Doctor en Ciencias Históricas que otorga la Comisión Nacional de Grados Científicos de la República de Cuba.

Roberto fue maestro de maestros, profesor de profesores, amigo fiel que no vaciló nunca en demostrar esa amistad en circunstancias adversas y que tampoco titubeaba en sugerir y criticar cuando era necesario.

En palabras de Alzugaray:

Roberto fue también un hombre de equipos de trabajo. Con gran modestia y sencillez, rasgo no siempre presente en los que desarrollamos labores intelectuales, siempre se sumó al trabajo metodológico o de investigación en colectivo. De esta forma contribuyó a formar no solo a nuestros diplomáticos sino también a varios de los que hoy ejercemos docencia en el ISRI.

Como profesor [agregaba], los que fuimos sus pupilos y sus colegas quedamos siempre impresionados por su rigurosidad y erudición. Para Roberto un curso o una clase era un ejercicio que requería de la más minuciosa preparación y planificación. Su maestría docente tuvo un impacto decisivo sobre varias generaciones de estudiantes del ISRI, muchos de ellos hoy excelentes diplomáticos de nuestro Servicio Exterior. Sandalio el Volao, así le decían cariñosamente reconociendo su capacidad y sapiencia. Fue asiduo y eficaz colaborador de programas educativos de la Televisión Cubana, algunos de ellos creados al calor de la Batalla de Ideas, en los que demostró su conocimiento de la historia contemporánea y, en particular, de la Segunda Guerra Mundial y de historia europea y alemana [….] Pero quizá una de las características más importantes de Roberto fue su capacidad de materializar sus investigaciones y conocimientos en textos bien escritos y de gran rigor científico [….] Sus últimos esfuerzos intelectuales los dedicó al estudio del Caribe.

En el campo de los estudios sobre los Estados Unidos, Roberto fue de los primeros y más comprometidos colaboradores del Departamento de Investigaciones sobre Estados Unidos (DISEU), transformado unos años después en el Centro de Estudios sobre Estados Unidos (CESEU) de la Universidad de La Habana, con la participación regular en sesiones científicas, eventos y cursos de posgrado. Es reconocida en este medio su decisiva contribución a la comprensión y actualización del pensamiento geopolítico contemporáneo y a las concepciones que nutren la política exterior norteamericana. Sus trabajos titulados "Actualidad de una geopolítica olvidada" y "Estados Unidos en un mundo hostil", escritos en 1980, son puntos de referencia obligados para entrar en contacto con la obra y enfoques de figuras que impactaron la geopolítica internacional, como Nicholas Spykman, Hans Morgenthauy, Zbigniew Brzezinski. A la vez, el último trabajo que publicó, titulado "El debate paradigmático en la disciplina de las relaciones internacionales. Un enfoque latinoamericano" se ubica entre los textos imprescindibles para el estudio de las principales corrientes en boga en el siglo XXI. Esos y otros trabajos se utilizan como referentes bibliográficos en los cursos de posgrado que se imparten en la actualidad, concernientes a la política exterior estadounidense y, en general, al sistema internacional. Y como se conoce, Roberto González ha sido el autor que más investigó y entendió en nuestro país el tema de la Guerra Fría.

Para los que se han ocupado y ocupan de cuestiones como las mencionadas, Roberto sigue entre nosotros, como el pan nuestro de cada día.


Jorge Hernández Martínez. Director de la Revista Universidad de La Habana. Correo electrónico:
jhernad@cehseu.uh.cu

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