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Universidad de La Habana

versión On-line ISSN 0253-9276

UH  no.280 La Habana jul.-dic. 2015

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

La condición colonial en The mimic men, ¿calco o refracción?

 

Colonial condition in The mimic men. Tracing or refraction?

 

 

Gabriela Rodríguez Izquierdo

Dirección de Publicaciones Académicas, Universidad de La Habana, Cuba.

 

 

 


RESUMEN

A partir de una novela del escritor trinitense V. S. Naipaul, The mimic men, se indaga en las relaciones coloniales y de dependencia histórico-cultural que existen entre el espacio caribeño y el metropolitano. Además, se focaliza la figura del sujeto caribeño, intelectual y político, desde su condición de mimic man, de imitador de cánones metropolitanos, en función de esbozar trazos de su identidad.

PALABRAS CLAVE: literatura caribeña, colonialidad cultural, sujeto colonial, V. S. Naipaul, mímica, historia.


ABSTRACT

Departing from the novel The mimic men, of the Trinita-
rian writer V. S. Naipaul, the author makes an approach of colonial relationships and historic-cultural dependence, between the Caribbean and the English metropolis. Also focuses the figure of the Caribbean being, intellectual or politic, from his condition of mimic man of the metropolitan mainstream; the main objective is to outline the most distinctive traces of its identity.

KEYWORDS: Caribbean Literature, cultural colonialism, colonial being, V. S. Naipaul, mimic, History.


 

 

Las relaciones entre las colonias del Caribe y sus metrópolis europeas son fuente de interés para los estudios de ambas regiones. En el área caribeña se hace aún mayor la pertinencia de indagar sobre la colonización y sus mecanismos de dominación, como fenómeno que marcó durante muchos siglos el grado evolutivo de los territorios de ultramar.

Para el sujeto caribeño se vuelve una necesidad reescribir la colonización, como un proceso que, en muchos casos, solo dejó "extraordinarias posibilidades suprimidas",(1) pero que de modo más complejo vino a construir la historia de pueblos e islas que "no preexisten al acto colonial, sino que son, literalmente, su creación".(2)

Los diferentes modos en los que incidió la maquinaria colonizadora en el Caribe moldearon un sujeto que enfrenta continuamente sus grandes ambiciones a las imposibilidades que supone su condición colonial. Asumirla no representa solo aceptar o rechazar el espacio insular o el metropolitano indistintamente; más allá de cuestiones espaciales, el estatuto colonial involucra factores políticos, culturales y subjetivos: "in fact, the matter here is more serious: colonial people, with their disturbed inner life, are mimicking the condition of men".(3)

Es a partir de esta idea del escritor trinitario V. S. Naipaul, que me acerco a las tensiones que se dan entre colonia y metrópoli en su obra The mimic men, y a cómo este fenómeno va perfilando una suerte de sujeto dual dispuesto a, pero incapaz de, desprenderse de esa condición colonial.

De Isabella a Inglaterra ("the first requisite for happiness was to be born in a famous city")(4)

La novela de Naipaul, del año 1967, se construye desde una instancia narrativa en primera persona que, en evidente relación con la figura del autor, se mueve de su isla natal a la urbe londinense, buscando la manera de escapar de un pasado colonial. El narrador, Ralph Singh, expresa a través de la escritura de sus memorias la necesidad de imponer el orden en una vida signada por el caos, tanto cultural, histórico como político: "his memories lead him to recognize the cultural paradoxes and tainted fantasies of his colonial childhood and later life".(5)

La primera cuestión de importancia en esta obra es cómo Naipaul, a través de Singh, presenta al lector la isla de Isabella, una extensión de su natal Trinidad. El espacio insular se define por oposición al metropolitano; la tierra caribeña no es más que un apéndice de la gran urbe inglesa.

La condición de isla colonial representa un cerco para el sujeto que desea convertirse en escritor, en político; Isabella simboliza frustración, imposibilidad. Es el espacio castrador del hombre que aspira a ocupar un lugar en el mundo: "I have tried to give myself a personality. It was something I had tried more than once before, and waited for the response in the eyes of others".(6) Este sujeto caribeño no hallará su completamiento logrando una armonía con el espacio natal; la posibilidad de reconocerse a través del otro, de definirse por los rasgos que lo separan y diferencian de los demás, solo se encuentra en la gran metrópoli.

En este sentido, la isla no le permite al sujeto explorar/explotar diferentes dimensiones de su comportamiento; el espacio cerrado supone actuar desde la colectividad, desde la imposición de normas familiares y sociales, dejando a un lado lo que realmente importa para lograr las ambiciones del sujeto, "the individual performance".(7) En la posibilidad de desdoblar la personalidad, lejos de la isla, está implícita la idea del crecimiento espiritual, social e intelectual; la performance, en Isabella, es esa suerte de enmascaramiento que asume el sujeto para lidiar con la sociedad colonial y medrar dentro de ella. El acto performático es también un modo de imitación, de calco, que el sujeto colonial hace de los códigos metropolitanos. Esta puesta en escena se vuelve más urgente en el plano político: "We were a colony, a benevolently administered dependency. So long as our dependence remained unquestioned our politics were a joke".(8) Esta expresión trasluce también la idea de dependencia; y ya lo recalcaba Glissant, al afirmar que el mimetismo político ha sido una creación genial del colonato.(9) La actitud performativa del sujeto caribeño está también en el hecho de aceptar todo lo que viene del universo metropolitano, de asumir sin cuestionamientos su incapacidad de decidir y de crear desde su propio espacio. Para Naipaul, esta es una de las directrices principales de la condición colonial, la imposibilidad de tomar decisiones trascendentales. Es por esta razón quizás que sus personajes habituales, víctimas del desplazamiento cultural, tratan de zafarse esos nudos coloniales disponiéndose a escapar hacia la metrópoli. En el caso de Singh no es diferente, "he is a man imprisoned in his paradox for all time: the paradox of what he is and what he cannot do".(10)

Si bien la permanencia del sujeto en uno de estos continentes determina su comportamiento, esta estancia marca también la forma en que focalice, desde la lontananza, el espacio que ha dejado atrás. Es así como nos enfrentamos a una de las más grandes paradojas en la literatura caribeña, de la cual no son excepciones ni Naipaul (como escritor), ni Singh (como personaje). La vida en la isla natal impele al sujeto a escapar en busca del ideal que se ha formado de la urbe metropolitana, amparado por la futilidad, el subdesarrollo y las escasas posibilidades con las que cuenta de crecer como ser social, de trascender. Curiosamente, estos personajes, en su mayoría, se desdoblan como escritores o políticos, y ven en Inglaterra el terreno fértil para lograr, con éxito, sus propósitos profesionales. Pero una vez en suelo metropolitano, comienzan a experimentar una suerte de "impermanence" que los lleva, no solo a cuestionarse su presente, sino también su "colonial childhood". Es así como Singh confiesa que "while sharpening my desire to get away, yet rooted me more firmly to the locality where accident had placed me".(11) Es en este punto que el material literario y la sabiduría política que esperaba encontrar en la metrópoli surgen de momento de sus raíces coloniales, del cuestionamiento, tanto de su historia, como de los primeros años de su vida en la isla.

Así existe el Caribe como área paradójica por excelencia, desde la psicología de estos personajes; un espacio donde no hay cabida para realizarse como escritor o político, pero que, desde la memoria afectiva, desde el alejamiento, se convierte en matriz literaria e histórica: "The need to look back, to reasses one's childhood from the vantage point of maturity, is related to the writer's wish to stablish an authentic basis of experience: to reposses, or reinterpret, a past that seems broken and fragmentary to the adult".(12) El espacio colonial y el metropolitano se presentan, evidentemente, como tierras antagónicas, que confluyen como piezas imprescindibles para organizar el rompecabezas de la historia del Caribe.

Historias cruzadas ("a cause for deep, silent shame")

El drama empieza allí donde la ausencia de un contexto cultural preexistente
no permite que un pueblo se embosque en un frente cultural de resistencia,
y donde no se ha mantenido un sistema autónomo de producción.
ÈDOUARD GLISSANT: El discurso antillano

Se ha dado por sentado que el Caribe posee un pasado ahistórico, otro motivo de esa vergüenza colonial del sujeto frente a la historia metropolitana. El descubrimiento del área insular, su posterior proceso de conquista, la esclavitud y el fenómeno migratorio son hechos que acentúan aún más la dependencia de la metrópoli. La historia de las islas del Caribe, en particular de esta Isabella que trasluce la Trinidad de Naipaul, se construye como subtexto de la historia inglesa.

La subordinación de hechos pasados y acontecimientos presentes a una línea histórico-temporal rectora marca la superioridad que posee la cultura metropolitana para el sujeto caribeño. El personaje principal de esta novela expresa su frustración: "To be born on an island like Isabella, an obscure New World transplantation, second-hand and barbarous, was to be born to disorder".(13)

Conviene recordar las palabras de Derek Walcott: "In the Caribbean history is irrelevant, not because it is not being created, or because it was sordid; but because it has never mattered, what has mattered is the loss of history, the amnesia of the races".(14) Esta pérdida de la historia ha generado que, en el Caribe, el propio literato se convierta en historiador de su espacio; el material fáctico pasa por el filtro de la imaginación y es así como el pasado y el presente históricos se convierten en una ficción. La literatura del Caribe, más que narrar meramente los acontecimientos, distorsiona, mitifica y construye, a partir de lo que entiende por hecho. La invención es la clave para abrir esas puertas que puedan guiar al sujeto hacia un mejor auto(re)conocimiento. Escribir la historia, como acto no ya colectivo, sino individual, puede ser también el via crucis hacia la liberación, pues permite establecer conexiones con el espacio natal y recordarle el papel que desempeña dentro de este, bien sea como figura intelectual, bien como sujeto social; "because we have no choice but to view history as fiction or as religion, then our use of it will be idiosyncratic, personal, and therefore, creative".(15)

Pero es el propio acto de (re)escribir la historia el que desencadena un conflicto cardinal, que cobra fuerza en la dinámica colonia-metrópoli. Dereck Walcott lo ilustra más claramente cuando refiere: "the moment then, that a writer in the Caribbean, an American man, puts down a word [...] at that moment he is a mimic, a mirror man".(16)

Los hechos históricos son pulsiones repetitivas que se suceden dentro del área caribeña; la simulación o imitación en el momento de su escritura, no es solamente un acto de imaginación, se entiende también como mecanismo de defensa, de adaptación y, desde un punto de vista más ontológico, de supervivencia. Es además una manera de intentar revelar los efectos negativos de la condición colonial, según Singh, "there was no self-violation in the article I wrote for The socialist. I wrote that violence in the Americas was not new. It had come with Columbus; we had lived with violence ever since".(17)

La línea histórico-temporal comienza a quebrarse para el Caribe, en tanto el proceso de colonización alcanza la potestad para narrar, desde la violencia, este espacio, para violentar los códigos preexistentes y dejar una estela de quebrantamientos, acrecentados a medida que sean motivo de repetición: "We, here on our island, handling books printed in this world, and using its goods, have been abandoned and forgotten. We pretended to be real, to be learning, to be preparing ourselves for life, we mimic men of the New World".(18)

Con esta expresión, Singh nos hace reflexionar acerca de dos fenómenos importantes en la historia de su isla y la suya propia como sujeto caribeño; uno es la idea del encuentro que se produce entre el sujeto colonial y su metrópoli a través de los libros de texto. La esencia de la metrópoli llega al isleño anhelante como materia de estudio, a través de pasajes históricos, imágenes o referencias literarias. Es un descubrimiento in absentia, por cuanto la presencia física no es una condición sine qua non para que el sujeto se sienta parte de esa otra cultura.

El otro punto es la clave de las relaciones que Carlos Jáuregui(19) ha esbozado en su estudio sobre el canibalismo, el calibanismo y la antropofagia cultural, con la frase "we [...] have been abandoned and forgotten". La manera en que se plantea esta sentencia supone un ente activo y otro pasivo, donde es responsabilidad del primero definir el destino del segundo. ¿Y a quién atribuye nuestro narrador toda la responsabilidad de su condición de seres olvidados y abandonados? Obviamente, a la potencia, a la nación metropolitana, que ya no es solo que ostente el poder de decidir sobre su apéndice colonial, sino que el propio sujeto caribeño consiente que actúe sobre él, que lo guíe, o lo desvíe de su presente y su futuro coloniales, que no parecen ser mejores que el pasado.

A partir de esa frase, aparentemente insignificante, se vuelve más complejo comprender el ser caribeño, su esencia y su comportamiento, en sus relaciones con la metrópoli que (in)directamente lo ha engendrado. La imitación es una vía de escape; la dependencia es quizás una justificación a la pasividad y al nihilismo con que el sujeto enfrenta su historia pasada y futura. Podría considerarse también como la paulatina disolución de su propia identidad. Por boca del propio Singh: "We become what we see of ourselves in the eyes of others",(20) es el sino colonial de encarnar el personaje que la Historia ha impuesto al habitante de las islas del Caribe; la capacidad de metamorfosearse en aquello que siempre ha anhelado y ha considerado superior, y que con talante indiferente lo ha relegado a un plagio cultural e histórico inevitables.

Where you born, man, you born, and this island is a paradise... (but I'm not coming back)(21)

El análisis de las relaciones entre una cierta isla del Caribe y su metrópoli del viejo continente ha girado en torno a exponer algunas categorías a partir de las cuales se da este binomio. En este sentido es hora de concretar, a partir de lo que propone la novela en cuestión, una visión panorámica de lo que realmente es la isla caribeña para este autor, teniendo como referente la metrópoli inglesa.

El Caribe es un espacio que no se caracteriza precisamente por dar cabida a veredictos y sentencias absolutas. Es cierto que Naipaul inaugura un discurso de la mímica para designar la actitud de la isla caribeña frente a la metrópoli, también es cierto que el sujeto adopta esta condición de imitador como escudo, más bien como coraza ante el horror vacui que le suscita su espacio natal. No me acojo ahora a la idea de Glissant, para el que la imitación misma es irrealizable, y quien piensa que la pulsión mimética es una violencia insidiosa.(22) La mímesis no es ni tan irrealizable, ni tan violenta, como afirma Glissant, ni tan especular como la narra Naipaul.

El acto de calco, de reescritura de universos diferentes, está desde el surgimiento del mundo. La historia del Caribe puede ser un apéndice de esa Historia con mayúscula, pero esta última a su vez ya refleja otra y otra, y cientos de Historias pasadas. El Caribe es un espacio que ha refundido numerosas influencias para crearse un linaje, una cultura, una lengua, una literatura, una imagen... En todo caso no sería el acto de remedar el que primaría, sino el de refractar. El sujeto caribeño irradia a todas luces esas mixturas, desde una personalidad cuestionada, es cierto, pero múltiple y multiplicada, a medida que es capaz de asumir su pluralidad. Este yo múltiple es fuente de originalidad, a pesar de que se compone con retazos de otros. Ralph Singh puede construirse, incluso entenderse a sí mismo, como un imitador, pero al final no es más que un creador, es un hombre que ha logrado una novela de su experiencia personal, con un lenguaje propio, y que a través de esta ha conseguido forjarse una personalidad más sólida, con menos incertidumbres, aunque esa no sea la imagen final que nos da el autor.

Quizás Naipaul lo haga ex profeso, como comodín para un lector que no se conforme con la imagen decadente, de eterno imitador de su personaje, quizás es un hecho positivo del que no pueda escapar, aun cuando no desee admitir que haber nacido en el Caribe no implica total dependencia y estimación de lo que acontece más allá de los límites coloniales.
El acto de colonización escribió, de manera arbitraria y distorsionada toda una región iletrada. Así, para el sujeto caribeño tanto como para Singh, "writing, for all its inicial distorsion, clarifies, and even becomes a process of life".(23)

Los personajes de Naipaul parecieran no tener más salida posible que el abandono de su isla para encaminarse hacia Inglaterra, tanto como no poder crecer dentro de la vida colonial de su región. Estos pareceres pudieran ser irrefutables si los personajes, así como el propio autor, no fueran víctimas de sus palabras. Como son individuos que viven, literalmente, a través de lo que escriben, es muy fácil confundir en la madeja literaria la fantasía con la realidad.

La literatura es vida, es historia, es creación. Mientras el sujeto caribeño moldee vida e historia, aun cuando estas sean fruto de la imaginación, de la mera ficcionalización de su espacio natal, está creando y se está librando, poco a poco, de verse reflejado en el gran espejo metropolitano...

 

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

CAMPUZANO, LUISA: "La tercera orilla: el Caribe", La siempreviva, n.o 10, La Habana, 2011, pp. 38-46.
CÈSAIRE, AIMEE: "Discurso sobre el colonialismo", Casa de las Américas, vol. 6,
n.os 36-37, 1966, pp. 154-167.
GILKES, MICHAEL: The West Indian Novel, Twayne Publisher, Boston, 1981.
GLISSANT, ÈDOUARD: El discurso antillano, Casa de las Américas, La Habana, 2010.
JÁUREGUI, CARLOS: Canibalia, Casa de las Américas, La Habana, 2005.
LAMMING, GEORGE: Los placeres del exilio, Casa de las Américas, La Habana, 2010.
NAIPAUL, V. S.: The mimic men, Picador, Londres, 2011.
WALCOTT, DEREK: "The Caribbean: Culture or Mimicry?", Journal of Interamerican Studies and World Affairs, vol. 16, n.o 1, February, 1974, pp. 3- 13.


 

 

RECIBIDO: 18/2/2015
ACEPTADO: 20/5/2015


 

 

Gabriela Rodríguez Izquierdo. Dirección de Publicaciones Académicas, Universidad de La Habana, Cuba. Correo electrónico: gabriela@fayl.uh.cu


NOTAS ACLARATORIAS

1. Aimee Cèsaire: "Discurso sobre el colonialismo", p. 154.

2. Èdouard Glissant: El discurso antillano, p. 6.

3. V. S. Naipaul: The mimic men, p. VIII.

4. Ibídem, p. 127.

5. Ibídem, nota de contracubierta.

6. Ibídem, p. 26.

7. Ibídem, p. 19.

8. Ibídem, p. 206.

9. Cfr. Èdouard Glissant: Ob. cit.

10. George Lamming: "In the castle of my skin", en Michael Gilkes, The West Indian novel, p. 366.

11. V. S. Naipaul: Ob. cit., p. 183.

12. Michael Gilkes: Ob. cit., p. 125.

13. V. S. Naipaul: Ob. cit., p. 127.

14. Derek Walcott: "The Caribbean: Culture or Mimicry?", p. 3.

15. Ídem.

16. Ídem.

17. V. S. Naipaul: Ob. cit., p. 213.

18. Ibídem, p. 67.

19. Cfr. Carlos Jáuregui: Canibalia.

20. V. S. Naipaul: Ob. cit. p. 20.

21. V. S. Naipaul: Ob. cit. p. 185.

22. Cfr. Èdouard Glissant: Ob. cit.

23. V. S. Naipaul: Ob. cit., p.274.

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