SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
 issue283Secondary Victimization of Adolescents in Conflict with the LawOrganization of Work in Cuba author indexsubject indexarticles search
Home Pagealphabetic serial listing  

My SciELO

Services on Demand

Journal

Article

Indicators

  • Have no cited articlesCited by SciELO

Related links

  • Have no similar articlesSimilars in SciELO

Share


Universidad de La Habana

On-line version ISSN 0253-9276

UH  no.283 La Habana July.-June 2017

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Cataluña, Barcelona y el Quijote: apuntes para una delimitación de "lo catalán" en Cervantes

 

Catalonia, Barcelona and the Quixote: notes one a demarcation of a "Catalonian paradigm" in Cervantes's work

 

 

Anier López Pérez

Dirección de Publicaciones Académicas, Universidad de La Habana, Cuba.

 

 

 


RESUMEN

La visita realizada por don Quijote y Sancho Panza a la ciudad de Barcelona, en la segunda parte de la novela de Cervantes, supone un giro trascendental en su evolución y resultado final. Allí, el caballero entró en contacto con una realidad que lo utilizó y lo transformó. A su vez, este contacto con el espacio Barcelona, y con los sujetos que lo integran, generan criterios de valor sobre cuestiones identitarias que, en cierta medida, construyen un paradigma de "lo catalán" en la novela. Sin embargo, un rastreo más profundo de la obra cervantina revela que estos criterios sobre los catalanes están diseminados en toda su producción literaria y no se limitan exclusivamente a don Quijote, razón que nos permite apuntar ciertas marcas de identidad cultural.

PALABRAS CLAVE: Barcelona, catalán, construcción de imaginarios, identidad cultural, Quijote, representación.


ABSTRACT

Don Quixote and Sancho Panza's visit to Barcelona, in the second part of Cervantes's novel, supposed a significant change of direction in its evolution and utterly result. There, the knight errant gets in contact with a reality that it uses and changes him completely. Parallel, this contact with Barcelona as a space, and with the subjects that integrates it, produces some criteria of value concerning identity questions that participates of the construction of a "Catalonian paradigm". However, a more deep study of Cervantes' work reveals that such opinions on the Catalonians is not limited to this particular, but scattered inside his entire literary production, which allows us to highlight matters than can be designated as identity marks on the Catalonian Culture studies.

KEYWORDS: Barcelona, Catalonian, imaginary building, cultural identity, Quixote, cultural representation.


 

 

A priori

Cuando se intenta definir culturalmente los rasgos que unen un sujeto a una colectividad determinada, continuamente se corren riesgos.(1) Ese es el caso de las comunidades históricas en la sociedad española. Conociendo el axioma anterior, pretender cartografiar marcas que supongan imaginarios sociales (representaciones) de "lo catalán" dentro de la obra de Cervantes, supone siempre una esquematización con fines académicos.

Debe tomarse como punto de partida que toda identidad es un constructo. Cuando el sujeto se autodefine, o sobre él son emitidos juicios de valor, se articula una lectura del sistema-mundo, de los espacios culturales que le son cercanos, de los cuales es partícipe y en los que es reconocido como actor (homo effector). En tal caso, las asimetrías que pudieran surgir en el momento conflictual (de reescritura) son resueltas operativamente con una esquematización de los imaginarios. Esto soluciona de forma intuitiva cualquier desestabilización y, como refiere Bauman (2007), se continúa reconociendo tal identidad hasta que se produzca una crisis. Por ese motivo, se descubren sujetos que legalmente poseen una identidad, sin embargo, ellos se sienten participantes de otra diferente. De modo que la identidad "se nos revela solo como algo que hay que inventar en lugar de descubrir" (Bauman, 2007, p. 40). En este marco se engloba la realidad catalana, como "un efecto temporario e inestable de relaciones que definen identidades marcando diferencias, una construcción íntegramente cultural, e incluso, íntegramente lingüística" (Hall y Du Gay, 2011, p. 152).

Aunque una lectura de fenómenos contemporáneos revela fricciones entre Cataluña y Madrid, no debemos olvidar que "en la época de los Austrias, España y Cataluña no son entidades contrapuestas y distintas; Cataluña forma parte de España; ser catalán no quita ser español" (Pérez, 2014).

Por otra parte, tampoco quiere esto decir que las relaciones fuesen las mejores. Nadal y Wolff (1992) afirman:

Aquel período [finales siglo XV y XVI] de timidez política escondía un orgullo de grupo que cualquier viajero podía adivinar. El rey de España, decía y repetía todo el mundo, es respetado por los catalanes solamente en su exclusiva calidad de Conde de Barcelona. Y Caverel se sorprendió por la severidad de los controles monetarios catalanes, "como si los reinos y provincias tuviesen todavía sus príncipes particulares" (p. 28).

De igual manera que la imagen del sujeto catalán, el papel otorgado al espacio "ciudad de Barcelona" se presenta relevante dentro de ese collage de sitios por los cuales se mueve nuestro caballero y su partenaire Sancho Panza. Las preguntas sobre la funcionalidad de este lugar especial dentro de la novela, así como la construcción (poética) que se hace de él, no tienen un modelo rígido que permita comprenderlo, al menos no sin un estudio intensivo.

"Para leer y escribir la cultura ordinaria, hay que reaprender operaciones comunes y hacer del análisis una variante de su objeto" (Certeau, 2000, p. XXXIX). Lo cierto es que nunca es tan complicado para el crítico apuntar juicios de valor como cuando se enfrenta a la construcción de los espacios urbanos. Las operaciones o esquemas de acción particularizados de cada uno de los individuos que participan del performance, generan "etiquetas o unidades semánticas (acciones, temas, actores), cuyas relaciones sean analizables en términos de estructuras y cuyas constelaciones indiquen la geografía mental propia de tal o cual grupo" (Certeau, 2000, p. 24).

Inasible es para muchos un concepto de ciudad único. Realmente, existen tantos espacios dentro de la ciudad, y tantas ciudades que los conglomeran, como productores-lectores de ellos concurran. "Se crea un sujeto universal y anónimo que es la ciudad misma [...] La ciudad, como nombre propio, ofrece de este modo la capacidad de concebir y construir el espacio a partir de un número finito de propiedades estables, aislables y articuladas unas sobre otras. En este lugar [...] [se] organizan operaciones especulativas y clasificadoras" (Certeau, 2000, p. 106).

¿Cuáles son los rasgos característicos que definen a los catalanes dentro de la obra cervantina? ¿Qué representa la ciudad de Barcelona para Cervantes? ¿Cómo presenta al lector el espacio citadino y aquellos que lo habitan? ¿Qué funcionalidad tiene en la segunda parte del Quijote? ¿Qué desea exponer Cervantes con/de Barcelona? ¿Es Barcelona un rasgo definitorio de los catalanes? Esta son solo algunas preguntas que resultan de interés para establecer una posible comprensión de cómo se literaturiza la ciudad de Barcelona y cómo se representa "lo catalán" en la obra cervantina. Los resultados arrojarían luz sobre si la catalanidad es un fenómeno con un origen precisable en la Renaixença (como afirman algunos teóricos), o su carácter cultural tiene antecedentes históricos.

"Otras justas hay en Barcelona"

Barcelona es una ciudad de cierto grado de reaparición en las obras de Cervantes. Emerge, tanto en las Novelas ejemplares, como en La Galatea, Persiles y Segismunda, y otras. Además, la mayoría de las menciones al espacio refieren, también de algún modo, ciertas características de sus habitantes. Inevitablemente debemos comprender la ciudad como una metonimia de los sujetos que la habitan. Motivo por el cual resulta poco posible delimitar dónde los textos se desplazan de la geografía al plano de las subjetividades y la construcción de imaginarios.

En La Galatea (Libro segundo), Erastro y Tirsi piden a Silerio, el ermitaño, que cuente sus aventuras. Este refiere que en el viaje para encontrarse con Timbrio, tras ser abandonado en las costas catalanas por las galeras en que viajaba, decide regresar a Barcelona "adonde, como ciudad más grande, podríase hallar quien me acomodase de to que me faltaba" (Cervantes, b, p. 45), y en otro momento continúa: "yo volví a Barcelona, y allí me acomodé de lo que menester había; y después, ya sano de mis heridas, torné a seguir mi viaje" (p. 47).

La descripción presenta a la ciudad como un lugar hospitalario, que recibe a los heridos, pero también es el lugar de la opulencia, de hallar lo que se necesite. Se representa a los catalanes como un mundo de comerciantes. Barcelona queda atrapada en el texto como un sitio de paso, como suelen ser las ciudades portuarias, que tarde o temprano terminan convertidas en un "no-lugar", o zona de tránsito. Sin embargo, no podemos dejar de percibir la presencia de un sujeto pendular entre lo evasivo del comerciante y el desprendido anfitrión.

El nombrar, mediante la designación de un sustantivo a un objeto, conceptualiza dicho objeto. Le atribuye propiedades y cualidades. "La palabra designa con más frecuencia los procedimientos estereotipados, recibidos y reproducidos por un grupo, sus usos y costumbres" (Certeau, p. 37).

La reminiscencia a las galeras catalanas asociadas a la idea de la migración, de la traslación y también a la majestuosidad, es un mecanismo esgrimido por Cervantes para transmitir una imagen acuosa, propia esta ciudad costera. Persiles y Segismunda no pueden escapar a hacer alusión a ellas en varias ocasiones, y cuando Auristela y Constanza deciden pasar a Génova sin llegar a Francia, las tienen en cuenta.

Las dos doncellas ofrece similar imagen de los catalanes, al describirlos como un pueblo de diestros marineros. Las galeras son la representación de tales habilidades. No puede olvidarse que el catalán aprovechó las herencias fenicias y griegas para dominar, dentro de sus posibilidades, el comercio mediterráneo. Eso resulta difícil de encontrar en otras zonas españolas tierra adentro. En Cervantes, esa franja costera que los limita y aísla, también los define. "En entrando en ella [Barcelona], oyeron grandísimo ruido, y vieron correr gran tropel de gente con grande alboroto; y, preguntando la causa de aquel ruido y movimiento, les respondieron que la gente de las galeras que estaban en la playa se había revuelto y trabado con la de la ciudad" (Cervantes, a, p. 47).

Prosige el narrador de la siguiente forma:

Admiróles el hermoso sitio de la ciudad y la estimaron por flor de las bellas ciudades del mundo, honra de España, temor y espanto de los circunvecinos y apartados enemigos, regalo y delicia de sus moradores, amparo de los extranjeros, escuela de la caballería, ejemplo de lealtad y satisfacción de todo aquello que de una grande, famosa, rica y bien fundada ciudad puede pedir un discreto y curioso deseo (p. 15).

Esta es una de las más apasionadas y sensuales caracterizaciones de las procuradas por el creador madrileño. Su voluntad de realizar una alabanza a Barcelona tiene dos posibles lecturas, o bien es mímesis de la vox populi donde se desenvuelve el autor, y esto es cuestionable en tanto en la obra de contemporáneos como Lope de Vega se hayan críticas a los catalanes; o bien es resultado de una representación puramente cervantina. En cualquiera de los casos hay un evidente deseo de connotar positivamente al espacio.

La mirada de "lo catalán" en el Quijote debe partir por conocer que el nombre que le da título a la novela es un término que nace de la lengua catalana. Así lo refiere Sergio Valdés Bernal (2013), en su estudio sobre la presencia lingüística de Cataluña en Cuba: "Vale la pena mencionar como dato curioso que la palabra quijote, del catalán cuixot -nombre de la pieza de arnés destinada a cubrir el muslo-, fue la escogida por Miguel de Cervantes y Saavedra, figura máxima de las letras españolas, para nombrar al personaje principal de su trascendental novela El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha" (Valdés, p. 241).

La primera mención significativa que hace Cervantes de los catalanes en la novela, se haya en la conversación que sostiene el caballero con don Jerónimo y don Juan, donde aquel le dice que no visitará Zaragoza y don Jerónimo le aconseja que, "hará muy bien [...] otras justas hay en Barcelona donde podrá el Señor Don Quijote mostrar su valor" (Cervantes, 2004, p. 1004). Debe tenerse en cuenta varios hechos ineludibles: primero, Zaragoza era en tiempos de la segunda parte del Quijote una ciudad muy conflictiva, Barcelona podría parecerle a Cervantes un lugar menos complicado políticamente; segundo, que en 1665 había sido fundada en aquella ciudad, por los vecinos más ilustres, la Cofradía de San Jorge, que era la que se encargaba cada año de organizar las justas. Por último, Carme Riera (2005), citando el texto Don Quijote llega a Barcelona (2004) de José María Micó, alude que "en los poemas caballerescos la playa barcelonesa era un escenario previsto para un duelo largamente esperado entre Rinaldo y Gradaso y tanto Boiardo como Ariosto mencionan el lugar" (Micó, p. 29; Riera, s/p). Finalmente, es la playa barcelonesa la escogida por el Caballero de la Blanca Luna para retar a don Quijote.

Así mismo, según Ramírez (2010),

això no vol dir que les noves de l'aparició del fals Quijote vinguéssin a Cervantes justament i precisa ara, i no abans. Més aviat podrem suposar que Q II, 59 és el punt on Cervantes va dir "ara prou", és el moment que es va decidir a descarregar el seu contraatac, tot i que l'estratègia ja la podia haver anat preparant prèviament, d'alguns capítols ençà. Vull dir que és probable que la seva reacció consistís no solament en modificar els plans de viatge de don Quijote des de les portes de Saragossa, sinó també en refer alguns capítols anteriors, potser àdhuc redactar-ne de nou algun de sencer o canviar l'ordre d'algunes aventures que ja tenia mig embastades (p. 156).(2)

Barcelona se muestra como una alternativa al viaje que había hecho el Quijote apócrifo de Avellaneda. Este punto de giro, anagnórisis o cambio de fortuna, llevará a don Quijote a entrar en contacto con una realidad que le es totalmente diferente y desconocida, que se escapa a su experiencia libresca. Barcelona es para nuestro caballero, por el momento, solo un locus ignotus más, como lo fueron en algún momento los caminos de La Mancha.

Llegando a las cercanías de la urbe Quijote y Sancho tienen un encuentro con unos cadáveres que colgaban ahorcados. "No tienes de qué tener miedo [Sancho], porque estos pies y piernas que tientas y no ves sin duda son de algunos forajidos y bandoleros que en estos árboles están ahorcados, que por aquí los suele ahorcar la justicia, cuando los coge de veinte en veinte y de treinta en treinta; por donde me doy a entender que estamos cerca de la ciudad de Barcelona" (Cervantes, 2004, p. 1007).

Por las cantidades de forajidos ajusticiados que enuncia la cita, el lector puede, y debe, cuestionarse la estabilidad, tal cual, del establishment. Quijote ha entrado en un espacio de oposiciones políticas, donde lo común en medio de las luchas entre nyerros y cadells, era este tipo de escenas de ajusticiamiento, o de robos, como sucederá en el episodio que sigue al mencionado. Por Cataluña, en tiempos del Caballero de la triste figura, pululaban los bandoleros. De ellos, el más afamado fue Roque Guinart (quien existió en la realidad), y a quien Quijote dedica un saludo cuya ambigua connotación le imposibilita pasar desapercibido: "¡oh valeroso Roque, cuya fama no hay límites en la tierra que la encierren!" (Cervantes, 2004, p. 1008).

En textos anteriores al Quijote, como en el libro segundo de La Galatea,(3) ya se dice que en Barcelona había "una cantidad de bandoleros, los cuales tenían por señor y cabeça [sic] a un valeroso caballero catalán, que por ciertas enemistades andaba en la compañía, como es ya antiguo uso de aquel reyno [sic]" (Cervantes, b, p. 45). En otro texto se vuelve a mencionar, por voz del estudiante en La cueva de Salamanca, a Rocaguinarda, al que reconoce como un caballero generoso: "robáronme los lacayos o compañeros de Roque Guinarde, en Cataluña, porque él estaba ausente; que, a estar allí, no consintiera que se me hiciera agravio, porque es muy cortés y comedido, y además limosnero" (Cervantes, 1987, p. 815).

Sin embargo, en el encuentro de don Quijote y Roque Guinart ocurre todo lo contrario de lo que esperamos del caballero andante. El primero legitima al bandido, en principio sustituye la "realidad" con eufemismos irónicos: de ladrón a caballero, robo a limosna y repartir el botín a hacer justicia distributiva (Iglesias); pero luego tal ironía desaparece y no existe el menor rasgo de sarcasmo, Quijote comprende y asume el contexto como positivo, mecanismo de defensa creado para ser fiel sus propios códigos.

Entonces, ora se percibe a Barcelona como lugar del desafuero y la aversión de las leyes, ora como realidad alternativa, de rebeldía a la institución monárquica vigente; y, como es sabido, la rebeldía ante lo conservador, suele producir en el ser humano cierta identificación. El propio Quijote es un rebelde contra las normas de conducta de su siglo, por eso tampoco puede encontrar disparatada del todo la forma de vida escogida por Roque. Ese extrañamiento que produce el encuentro entre ambos, junto a las imágenes que percibimos en los ejemplos anteriores, nos hace pensar en la construcción de una imagen más ameliorativa que peyorativa. Sin embargo, tampoco el lector olvida que una de las poquísimas muertes violentas que suceden en la novela, tiene lugar a manos de Roque Guinart.
Caballerosidad, generosidad, galantería son, pues, los rasgos con los que Cervantes caracteriza a los bandoleros catalanes. Lejos estamos de las tintas negras con las que Mateo Alemán, Quevedo y otros autores pintan a los pícaros de Castilla.

Para Cervantes, Cataluña no es todavía la comarca mercantil e industriosa que será en la segunda mitad del siglo XVIII. Sigue siendo una tierra áspera y dura en el interior, pero que abriga almas generosas y nobles, con una capital -Barcelona- digna de toda admiración y elogio (Pérez, 2014).

Al respecto, el embajador de la República de Florencia, Francesco Guicciardini llegó a decir en 1512 que Barcelona era "una ciudad preciosa, grande y bien poblada. Aunque no parece haber ningún edificio particular especialmente notable o excelente, las casas de toda la ciudad son en general muy hermosas. Porque como dicen sus habitantes, es una ciudad para todos. Este, a mi juicio, es su rasgo más notable, un aspecto en el que supera incluso a Florencia" (Lozano, 2011, p. 409).

Pocos lugares en la novela provocan una atención tan minuciosa como llegar a la ciudad catalana. A su paso por las praderas de La Mancha, don Quijote y Sancho solo encuentran "un mundo vasto y diverso, sin fronteras geográficas, constituidas por un archipiélago, de comunidades, aldeas y pueblos, a los que los personajes dan el nombre de patrias" (Vargas Llosa, 2004, p. XXI). Pero, por el contrario, en Barcelona tanto la imagen de la autoridad monárquica, representada por el Virrey, como los propios límites de la ciudad, muestran un carácter diferente.

Y si bien es cierto que catalán y español son uno y lo mismo, vale decir que las relaciones entre la ley, el Estado y Cataluña, tampoco eran cien por cien las mejores. Recuérdese que, en el texto, a no ser el Virrey de Barcelona que sí es harto presente, el resto de las veces que se alude a la ley, se hace como algo lejano, amorfo y terrible. Además, Felipe III se había marchado a la ciudad real sin firmar las constituciones catalanas, lo que mantenía a Cataluña un tanto molesta.

Pero esta representación de los estamentos reales no se presenta como en el resto de la obra. Si no fuera por el ejemplo de los colgados en los árboles del bosque, no diferenciaríamos su justicia de la ejercida por los Duques en su castillo o la contraparte de Sancho Gobernador. Por el contrario, como vemos, solo en la urbe hayamos un retrato (aunque incompleto) de la Justicia (en tanto concepto abstracto).

Barcelona es una semiosfera:(4) un texto único que puede comportarse o desmembrarse en diferentes conjuntos sígnicos analizables individualmente o en su conjunto. La ciudad es, a la vez, en sí misma, el rasgo por antonomasia de "lo catalán", y co(n)lleva varias semiosferas que caracterizan a sus habitantes, mientras que interactúan unas con otras determinando diferentes textos culturales. Esto se traduce en términos de lecturas, como ejemplo que el espacio Barcelona dentro de la novela (y de la obra cervantina en general) es, de por sí, el más preciso y recurrente que nos permitirá definir, caracterizar y comprender cómo se entiende "lo catalán" en Cervantes, sobre todo por la complejidad de particularidades que le son signadas por el autor.

Barcelona le ofrece una realidad distinta que alimenta la curiosidad y una evidente ilusión inicial en don Quijote. Allí descubre el mundo bandolero en todo su exotismo y una vida lúdica y placentera. Barcelona le ofrece alicientes que don Quijote vive con intensidad emocional, pero también le granjea una profunda decepción, que es lo que cuenta. En Barcelona descubrirá las muertes violentas [...] Vivirá su última derrota personal con El Caballero de la Blanca Luna en las playas barcelonesas. Y, sobre todo, va a vivir el tránsito terrible, drástico y radical de héroe a bufón, porque don Quijote es instrumentalizado, coreado y reído como un personaje bufonesco por los barceloneses; lo llevarán de acá para allá, le reirán las gracias (García, 2005).

En el Libro Tercero de Persiles y Segismunda, en el capítulo doce, haciendo referencia a los catalanes, aparece una de las declaraciones de principios y de honor más importantes, precisamente, porque resume el código caballeresco de don Quijote, parece importante recogerla aquí: "Los corteses catalanes, gente enojada, terrible, y pacífica, suave, gente que con facilidad da la vida por la honra y por defenderlas entrambas se adelantan a sí mismos, que es como adelantarse a todas las naciones del mundo" (Cervantes, c, p. 170).

Resultan interesantes las antítesis de las que se vale el narrador para describir a estos sujetos. Oscila en los extremos de lo terrible y lo pacífico. La característica más recurrente, sin embargo, será siempre la honra. Allí, más que en cualquier otro sitio debe ser defendida sobre todas las cosas. Para el Quijote la honra será tema ineludible, sobre todo en tierra catalana. Por tal motivo, aún derrotado por el Caballero de la Blanca Luna, se seguirá reconociendo como caballero y a Dulcinea como la más hermosa de las damas. No sería caballero andante si hubiera aceptado la superioridad de la otra dama sobre Dulcinea, lo cual es incompatible con su sistema de valores. Asimismo, los catalanes son el símbolo del honor en España y, a su vez, de la venganza. Algo a lo que el Quijote tampoco escapará.(5)

Quizás por ser una característica menos abstracta, en tanto concepto, el paisaje viene a ser para los personajes cervantinos otro elemento caracterizador, con un peso significativo en varios textos de Cervantes:

Tendieron don Quijote y Sancho la vista por todas partes: vieron el mar, hasta entonces dellos no visto; parecióles espaciosísimo y largo, harto más que las lagunas de Ruidera, que en la Mancha habían visto; vieron las galeras que estaban en la playa, las cuales, abatiendo las tiendas, se descubrieron llenas de flámulas y gallardetes, que tremolaban al viento y besaban y barrían el agua; dentro sonaban clarines, trompetas y chirimías, que cerca y lejos llenaban el aire de suaves y belicosos acentos. Comenzaron a moverse y a hacer modo de escaramuza por las sosegadas aguas, correspondiéndoles casi al mesmo modo infinitos caballeros que de la ciudad sobre hermosos caballos y con vistosas libreas salían. Los soldados de las galeras disparaban infinita artillería, a quien respondían los que estaban en las murallas y fuertes de la ciudad, y la artillería gruesa con espantoso estruendo rompía los vientos, a quien respondían los cañones de crujía de las galeras. El mar alegre, la tierra jocunda, el aire claro, solo tal vez turbio del humo de la artillería, parece que iba infundiendo y engendrando gusto súbito en todas las gentes (Cervantes, 2004, p. 1054).(6)

Las características que percibimos de la urbe traducen un narrador en ex-stasis (fuera de sí), embriagado con lo que observa. Se regodea en una descripción sensualista con la que intenta convencer al lector para que desplace el foco de atención, del viajero que arriba, hacia el amanecer barcelonés. La ciudad se idealiza y modela en los recuerdos de la supuesta estancia de Cervantes.

Su presencia, fija de un lado las oposiciones binarias dicotómicas de modernidad/tradición, por el otro, participa de la creación de un espacio económicamente floreciente por del desarrollo naval, con una población expuesta a recibir viajeros. Por ello, el cosmopolitismo de la Barcelona quijotesca, también participa de la construcción del imaginario de "lo catalán".

Como se explicaba ad supra, de cierta manera Barcelona está aislada dentro de la obra. Sus límites son tan precisos como pueden ser en un país sin más fronteras que los ignotos parajes que pertenecen al moro. Por tanto, Barcelona es, definitivamente, una "isla" cultural. En ella Quijote vive varios acontecimientos, dos de los más importantes son el encuentro con la cabeza encantada (experiencia tecnológica) y la imprenta (experiencia literaria). Tampoco debe olvidarse que ambos acontecimientos ocurren en espacios bien delimitados, como casi todos los espacios cerrados en el Quijote. De ese modo podemos aceptar lo que refiere Gullón (1980) cuando declara que "habitaciones herméticas, [...] calles o ciudades aisladas [...] son extensiones y proyecciones del círculo mágico [...] transmiten impresiones de separación y radical diferencia: la casa es una isla, como a su modo lo fue el castillo. Justamente así: estos espacios son proyecciones del personaje y fuerzas que lo determinan; creación suya, se independizan y actúan con cabal economía, imponiéndose a quien los inventó" (p. 27).

El encuentro de don Quijote con la tecnología será trascendental. La cabeza encantada es la representación de la modernidad tecnológica y la ciencia. Según Iván Jaksi? (1994), "Cervantes dramatizes the tension between past and present by making use of such technologies as windmills, water-powered grain mills, fulling hammers, and firearms, among others. He associates these technologies with modernity, and uses the anachronistic Don Quijote as a vehicle for illustrating the impact of technology on human sensibility" (p. 78).(7)

La ciudad de Barcelona entra por todo lo alto en la modernidad, pero a la vez, lo hace desde una mirada falseadora. La ciencia, que debería funcionar para promover valores como lo había hecho hasta ese momento, será mostrada como una expresión de placer, lúdica. Por otra parte, la littera, el texto escrito, -tan importante para Quijote-, al que le atribuía la verdad incuestionable, se desvanece en Barcelona.(8) Ocurre un fenómeno trascendental, se rompe la magia que hasta entonces producía el texto. No puede creerse a los nuevos libros que nacen en la imprenta, o al menos pueden ser cuestionados, porque fue ella misma la que publicó un apócrifo como el de Avellaneda, ¿qué no podría hacer con la Historia? Barcelona se descubre como el sitio de la producción libresca y la falsedad.

La letra escrita (incluso la novela en cuestión), desde ese instante está en tela de juicio.

Jaksi? reconoce el papel de la imprenta como el principal factor desficcionalizador en la ciudad. Quijote penetra en la imprenta como caballero y la abandonará como sujeto literario. Los catalanes han ficcionalizado a don Quijote en la propia manera que destruyen la ilusión narrativa.

There is certainly more than displeasure involved in don Quijote's attitude: he has gone so far into the logic of chivalry, to the point of re-living it, that he cannot readily accept that the contents of books might be less important than the host of other factors involved in publishing. In examining this episode, Carlos Fuentes has indicated how don Quijote comes face to face with the very source of his identity and "forever breaks the bindings of the illusion of reality [...] He visits a printing shop, he enters the very place where his adventures become an object, a legible product. Don Quixote is thus sent by Cervantes to his only reality: the reality of fiction" (p. 94).(9)

De Armas (2009) entiende este fenómeno como un hecho de la desautomatización y el extrañamiento que los barceloneses producen en la novela al entrar en contacto con el Quijote. Señala: "Furthermore, the printing press is a new technology, and like the windmills or the ships' canons, it has the potential to threaten or diminish the knight [...] Would a knight that pays attentions to portents understand that this may signal that he has become a plaything for the inhabitants of Barcelona?" (p. 4).(10)

En Barcelona, la imprenta es una extensión del efecto que produjeron los molinos de viento en la primera parte y, de otro lado, representa también, el cierre climático de la novela con la derrota del héroe en las playas de la ciudad. Ahora bien, la misma imprenta es, incuestionablemente, una parte de la gloria catalana.

Sin embargo, no debemos olvidar, como mencionábamos con anterioridad, que Don Quijote entra a Barcelona al estilo de los caudillos que regresaban victoriosos a Roma. La solemnidad del momento de acceso anticipa, en buena medida, la derrota. Allí será reconocido y tratado como caballero por los bandoleros y como muñecón por los citadinos. El fracaso de Quijote está siendo anticipado desde el mismo instante que entra en un espacio fuera de su paradigma libresco. Si Quijote es representación de un tiempo que exhala, Barcelona lo subscribe solo para llevarlo en brazos a una despedida irreversible. Los catalanes son, por antonomasia, la mirada del futuro en el Quijote. Por eso,

For him this is a place of defeat rather than triumph, and thus Quijote's words cannot be taken at face value. The knight even admits that he found there "mucha pesadumbre". Even though Don Quijote enters the city at dawn and is carried about in triumph, his departure inverts this situation. As Aurora Egido states: "El alba luminosa de Barcelona, supondrá, sin embargo, el ocaso de don Quijote, pues partirá de ella como caballero vencido tras un forzado duelo personal y sin salir triunfante de justa alguna que mereciese el nombre de tal".

For Don Quijote the city could not represent the patria de los valientes, since he is defeated; and it cannot be seen as a place providing venganza de los ofendidos since he is obliged to return home in defeat (De Armas, 2009, pp. 5-6).(11)

No obstante, aunque De Armas note cierta ironía en las palabras de Quijote, no es menos cierto que la verdadera despedida de la ciudad no está recogida en la derrota misma, sino al decirle a Álvaro Tarfe que no siente arrepentimiento por haberla visitado.

Tal vez uno de los pasajes más citados por los detractores del catalanismo es la salida de don Quijote de Barcelona. Generalmente se alude a varios elementos que suelen, desde entonces, asociarse directamente como una característica de "lo catalán". No debemos olvidar que quien se marcha no es el mismo caballero que entró en triumpho. Don Quijote se aleja vencido por el Caballero de la Blanca Luna, el bachiller Sansón Carrasco.

Al despedirse de la ciudad, Quijote se desahoga: "¡Aquí fue Troya! ¡Aquí mi desdicha, y no mi cobardía, se llevó mis alcanzadas glorias; aquí usó la fortuna conmigo de sus vueltas y revueltas; aquí se escurecieron mis hazañas; aquí, finalmente, cayó mi ventura para jamás levantarse!" (Cervantes, 2004, p. 1054). No obstante, a pesar de esto, deben hacerse algunas precisiones. Una vez que Don Quijote se encuentra con Álvaro Tarfe (personaje del Quijote de Avellaneda) no deja de manifestarle la admiración que siente por Barcelona. La nombra "archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única. Y aunque los sucesos que en ella me han sucedido no son de mucho gusto, sino de mucha pesadumbre, los llevo sin ella, solo por haberla visto" (p. 1091).

Para el Quijote los catalanes continúan siendo caballeros honorables, a pesar de su desventura, Barcelona es refugio para los desvalidos y se caracteriza por el coraje, la amistad y la belleza. Sin embargo, tal como lo podemos reconocer, la estancia del caballero en Barcelona termina en burla, convertido en hazmerreír. Incluso, este motivo es recurrente en otro sector de la crítica que prefiere centrar sus consideraciones en ese aspecto y la caracterización de los catalanes como personas feroces en la defensa de su honra y "venganza de los ofendidos". La respuesta al cuestionamiento de por qué el Quijote profesa ese sentimiento hacia Barcelona lo aclara Eugeni d'Ors:

Aquí, estos castellanos que me rodean y sostienen, compatriotas de Sansón Carrasco, y del cura, y del barbero, y de los duques, suelen encontrar un poco ridículos -vamos, diré la palabra, bastante cursis- a ustedes los catalanes. Son, no lo olvidemos, los que se burlaron de Don Quijote, y muy de otro modo que se burló de él en ese archivo de la cortesía don Antonio Moreno, en cuyas burlas había amor. Pudiendo añadirse que acaso nadie tomó a Don Quijote tan en serio como le tomó Roque Guinart, el catalán (Ramírez, 2010, p. 151).

Muchas son las precisiones que puede suscitar la última alusión que el Quijote hace, porque en ella van implícitas determinadas características trasnominalizadas de "lo catalán". Desde el propio Miguel de Unamuno en su libro La vida de Don Quijote y Sancho, no pocos son los críticos que optan por la definición de los catalanes solo como sujetos vengativos. Una interpretación novedosa del episodio donde se dice la frase está en comprender quién habla y para quién lo hace, de esta manera no caeríamos en facilismos.(12)

Quijote, tras conocer Barcelona, no puede negar su esencia de sujeto inspirado. La ciudad es para él pura poesía caballeresca, a pesar de ser, a la vez, el más amargo de todos los poemas. En ella se ve obligado por el Caballero de la Blanca Luna a regresar a su aldea, pero eso no significa que le guarde rencor al pueblo catalán, por el contrario, sufre su partida y la imposibilidad de participar en las Justas de San Jorge, uno de los motivos por los que visita la ciudad.

A modo de pausa

En la búsqueda de las mencionadas representaciones de "lo catalán", cuando parece que existe la posibilidad de una respuesta omniabarcadora, más lejos se está de un resultado totalizador. El problema de una investigación de esta índole radica en su propio enunciado, ¿cómo definir "lo catalán", cuya esencia es una noción difícil de aprehender? La solución empleada para este ensayo fue limitar el análisis a describir el modo en que aparecen representados los sujetos catalanes en los textos cervantinos.

El autor español deja establecidas varias marcas que no pueden pasarse por alto cuando se pretende hacer una delimitación de "lo catalán". En gran parte de la crítica, los catalanes son tenidos por sujetos tipo con ciertas particularidades, sobre todo otorgándoles notables lecturas peyorativas: "venganza de los ofendidos". Pero en los últimos estudios se percibe una tendencia a caracterizar al sujeto catalán en general, y a Barcelona en particular, de manera favorable.

Recientes investigadores -enfocados sobre todo en lo alusivo a pasajes específicos de la obra Don Quijote y su relación con otros personajes literarios- han estudiado con efusividad los valores que definen, caracterizan y sitúan literariamente al catalán como una entidad no solo recurrente, sino también, de importante peso en la literatura cervantina. Cada sujeto, de manera independiente, se resume como tipo y arquetipo, cuyas características específicas merecen una atención particularizada y discretizada de los factores que lo determinan como entes literarios.

Los fenómenos precisados en estos apuntes, apenas rozan tangencialmente las raíces de los problemas que se afrontan cuando se aspira comprender la posición que ocupan los factores identitarios recogidos en las obras de Cervantes, precisamente porque el interés es discutir a Cervantes, rastreando solo trazas de catalanidad en algunos de sus textos.

Ahora bien, sí es visible que dentro de ese amplio espectro que abarca "lo catalán", la ciudad Barcelona es uno de los elementos más recurrentes para delimitarla, ya que no solo desde el punto de vista literario, sino también histórico y social, representa una semiosfera particular dentro del Estado español.

A pesar de esto, algo que no debe perderse de vista es que don Quijote, a lo largo de sus tres viajes, recorrerá extensos territorios. En ellos, aunque los individuos poseen varias patrias como se señalaba, la denominación que se emplea es diastrática, de modo que la identidad pasa a un segundo plano y se le denomina por su profesión. De ahí que por las obras de Cervantes pululen: posaderos, labradores, pastores, etc. Sin embargo, en un profundo contraste encontramos al propio caballero, quien desde las primeras líneas se presenta definido como manchego, del mismo modo que se menciona un vizcaíno y los catalanes. Los residentes de Barcelona aparecen marcados por el signo de la identidad, por momentos se perciben como entes abstractos, amorfos, masa homogénea, sin embargo, el único sema que comparten es ser catalanes.

Otro botón de muestra del sentimiento de pertenencia se descubre en la ciudad de Barcelona. Las lecturas cervantinas aquí expuestas, representan a los habitantes de la urbe fuertemente atados a ella, y su destino al destino propio del locus.

Desde que don Quijote pisa tierra catalana -incluso sin hacer excepción de Roque, quien tampoco escapa de las cortesías de un buen anfitrión- se le recibe y muestra los logros tecnológicos, literarios, navales, constructivos. Aun cuando fue tratado a manera burlona, no se le puede negar su posición de "turista", caminante, peregrino, de lo que seguramente los catalanes tenían una clara conciencia, como se advierte en los textos literarios presentados.

¿Qué aporta, en resumidas cuentas, el análisis de la obra cervantina, y del Quijote en particular, a la construcción de la identidad de los catalanes? Primero, que en el texto español, por antonomasia, ya se percibe un proceso diferenciador del sentimiento de identidad en determinadas zonas del país, por lo cual, contrario a como se ha manejado el asunto hasta ahora, el sentimiento de nacionalidad cultural catalana nace, no en la Renaixença (siglo XIX), sino en el propio transcurso de diseño de una sola España, presentado en el proyecto unificador de los Reyes Católicos (tiempos de Cervantes).
Segundo, que el sujeto catalán aparece claramente delimitado en la obra legitimada como, y legitimadora de lo español. Ante esta inevitable realidad y, en oposición a ese otro, se descubren elementos distintivos y diferenciadores de los individuos barceloneses, lo que denota cierta resistencia al proceso homogeneizador de España.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BAUMAN, ZYGMUNT (2007): Identidad, Losada, Buenos Aires.

BHABHA, HOMI K. (2002): El lugar de la cultura, Manantial, Buenos Aires.

CERTEAU, MICHEL DE (2000): La invención de lo cotidiano. 1 Artes de hacer, Universidad Iberoamericana e Instituto Tecnológico y de Estudios de Occidente, México D. F.

CERVANTES, MIGUEL DE (s/a) (a): "Las dos doncellas", <http://www.biblioteca.org.ar/libros/656393.pdf> [pdf] [7/3/2013].

CERVANTES, MIGUEL DE (s/a) (b): "La Galatea", <http://miguelde.cervantes.com/pdf/La Galatea.pdf> [pdf] [7/3/2013].

CERVANTES, MIGUEL DE (s/a) (c): "Persiles y Segismunda", <http://miguelde.cervantes.com/pdf/Los trabajos de Persiles y Segismunda.pdf> [pdf] [7/3/2013].

CERVANTES, MIGUEL DE (1987): Teatro Completo, Editorial Planeta, Barcelona.

CERVANTES, MIGUEL DE (2004): Don Quijote de La Mancha, Real Academia Española de la Lengua y Asociación de Academias de la Lengua, Madrid.

DE ARMAS, FREDERICK A. (2009): "Don Quijote's Barcelona: Echoes of Hercules' Non Plus Ultra", The Cervantes Society of America, Bulletin of the Cervantes Society of America, vol. 29, n.º 2, pp. 107-129, <http://www.h-net.org/~cervantes/csa/articf09/DeArmasF09.pdf> [13/11/2014].

GARCÍA CÁRCEL, RICARDO (2005): "La España que vivió Cervantes y pensó Don Quijote", El Correo digital, 23 de mayo, <http://servicios.elcorreo.com/auladecultura/garcia_carcel6.html> [13/11/2014].

GULLÓN, RICARDO (1980): Espacio y novela, Antoni Bosch, Barcelona.

HALL, STUART y PAUL DU GAY (comps.) (2011): Cuestiones de identidad cultural, Amorrortu, Buenos Aires.

IGLESIAS, CRISTINA (2005): "Don Quijote a través de la ironía romántica", Flores de Nieve. Revista electrónica editada por estudiantes y profesores de español de Centro de Enseñanza para Extranjeros, año 8, n.º 16, Universidad Nacional Autónoma de México, <http://www.floresdenieve.cepe.unam.mx/dieciseis/teatro.php> [13/11/2014].

JAKSI?, IVÁN (1994): Don Quixote's Encounter with Technology, Bulletin of the Cervantes Society of America (BCSA), vol. XIV, n.º 1, University of Wisconsin, Milwaukee, pp. 75-95, <https://www.h-net.org/~cervantes/csa/artics94/jaksic.htm> [21/11/2014].

LOZANO BARTOLOZZI, MARÍA DEL MAR (2011): Historia del Urbanismo en España II. Grandes Temas, Cátedra, Madrid.

NADAL, JOAQUIM y PHILIPPE WOLFF (1992): Historia de Cataluña, Oikos-textos, Oikos-tau, Barcelona.

PÉREZ, JOSEPH (2005): "Cuando Don Quijote llega a Barcelona", El Cultural, 6 de enero, <http://www.elcultural.es/revista/especial/Cuando-Don-Quijote-llega-a-Barcelona-por-Joseph-Perez/11090> [20/11/2014].

RAMÍREZ i MOLAS, PERE (2010): Barcelona i la venjança dels ofesos, Estudis Romànics, Institut d'Estudis Catalans, vol. 32, Barcelona, pp. 149-178

RIERA, CARME (2005): "Cervantes, el Quijote y Barcelona (Hipótesis de una estancia barcelonesa de Cervantes en 1571)", Anales Cervantinos, vol. XXXVII, pp. 33-43, <http://analescervantinos.revistas.csic.es/index.php/analescervantinos/article/view/71/72> [pdf] [22/11/2014].

VALDÉS BERNAL, SERGIO (2013): "La presencia lingüística de Cataluña en Cuba", en Bárbara B. Lafita; Carlos A. García y Alejandro Sánchez, Cuba y Cataluña: encuentro de pueblos y culturas, Editorial UH, La Habana, pp. 237-242.

VARGAS LLOSA, MARIO (2004): "Una novela para el siglo XXI", en Miguel de Cervantes, Don Quijote de La Mancha, Edición del IV Centenario, Real Academia de la Lengua y Asociación de Academias de la Lengua Española, Madrid.


 

 

RECIBIDO: 22/3/2016
ACEPTADO: 31/5/2016

 

 

 

Anier López Pérez. Dirección de Publicaciones Académicas, Universidad de La Habana, Cuba. Correo electrónico: anier@fayl.uh.cu

 

NOTAS ACLARATORIAS

1. Toda delimitación siempre es esquemática y, aunque como ejercicio académico encuentra posibles caminos que escoger, debe recordarse que fuera de ese marco que se traza quedarán sujetos tipos que no son encasillables dentro del grupo por adolecer de las particularidades señaladas, por comportarse como seres fronterizos con condiciones especiales o diluidas entre el ser y no-ser. No debe caerse en los facilismos y trabajar sobre la base de estereotipos, que, si bien tienen una funcionalidad en determinado momento, no revelan la verdadera esencia de lo representado.

2. "Esto no quiere decir que las noticias de la aparición del falso Quijote llegasen a Cervantes justa y precisamente ahora y no desde antes. Más bien, podemos suponer que QII, 59 es el punto donde Cervantes va a decir "ahora puedo", es el momento en que se va decidir a descargar su contraataque, aunque la estrategia ya la podía venir preparando previamente, desde algunos capítulos antes. Quiere decir que se reacción consiste no solamente en modificar los planes de viaje de don Quijote desde las puertas de Zaragoza, sino también en referir desde algunos capítulos anteriores, puede ser, incluso, redactar alguno entero de nuevo o cambiar el oreden de algunas aventuras que ya tenía medio hilvanadas". Todas as traducciones son del autor del presente ensayo.

3. La Galatea es veinte años anterior al Quijote.

4. Siguiendo el concepto de I. Lotman. Bajo esta premisa se puede comprender que Barcelona es un espacio semiótico fuera del cual no es posible realizar la semiosis, es decir, una semiosfera. En el ensayo en cuestión, están presente los cinco rasgos a que define Lotman para caracterizar la semiosfera: a) Homogeneidad e individualidad, b) Irregularidad estructural avanzada, c) Heterogeneidad interna, d) Evolución no sincrónica, e) Dialogicidad.

5. Debe recordarse la llamada venganza catalana que sucedió como consecuencia del asesinato de Roger de Flor y unos cien almogávares de la Gran Compañía Catalana por parte de los bizantinos. Tras el asesinato, los almogávares repelieron ferozmente ataques de los bizantinos y saquearon toda Grecia, especialmente la Tracia, al calor de gritos de Aragó, Aragó!, Sant Jordi! y Desperta Ferro!.

6. Algunos autores (Riera, 2005; De Armas, 2009; Ramírez, 2010) aluden a que la presencia del Quijote en Barcelona el Día de San Juan, permite a Cervantes apelar al recuerdo y no a la imaginación para describir la ciudad, bajo una supuesta visita del autor en 1571 como consta en el Dietari del Antich Conseil Barceloní (Riera, p. 38).

7. "Cervantes dramatiza las tensiones entre pasado y presente por medio de tecnologías como los molinos de viento, molinos de grano movidos por agua, martillos y armas, entre otros. Él asocia la tecnología con la modernidad y usa al anacrónico Don Quijote como un vehículo para ilustrar el impacto de la tecnología en la sensibilidad humana".

8. Antes de la aparición de la imprenta los textos de más facil divulgación eran, sobre todo, manuscritos referidos a temas de las Sagradas Escrituras, hagiografías, o lecturas didácticas: aforismos, proverbios. Con la imprenta se comienzan a imprimir masivamente libros que abordan casi cualquier asunto, sea terrenal o divino, (Jaksi?, 1994, p. 91).

9. "Hay ciertamente más que descontento en la actitud de don Quijote: el ha ahondado tanto en la lógica de la caballería, hasta el punto de revivirla, que no puede aceptar que el contenido de los libros puede ser menos importantes que otros factores relacionados con la publicación. Examinando este episodio, Carlos Fuentes ha indicado como Don Quijote se enfrenta a la fuente de su identidad y "rompe para siempre los lazos de la ilusión de realidad [...] visita una imprenta, y entra al lugar donde sus aventuras se objetivizan, donde se convierten en un objeto legible. Don Quijote es así enviado por Cervantes a su única realidad: la realidad de la ficción"".

10. "Más aún, la prensa impresa es una nueva tecnología y como los molinos de viento o los cañones de los barcos, tiene el potencial para amenazar o disminuir al caballero [...] ¿Podría un caballero que presta atención a los presagios entender que esto puede señalar que él se ha convertido en un juguete para los habitantes de Barcelona?".

11. "Para él este es un lugar de derrota más que de triunfo, y así las palabras del Quijote no pueden ser tomadas como valederas. El caballero incluso admite que ha encontrado "much sadness". Aunque Don Quijote entra a la ciudad al amanecer y es llevado en triunfo, su partida invierte la situación. Como plantea Aurora Egido "Barcelona's bright dawn will suppose, however, the sunset of Don Quijote so he will part as a defeated knight after a forced personal duel and without triumph in any joust that deserved such a name". Para Don Quijote la ciudad no podría representar home of the brave, dado que es derrotado; y no puede ser vista como un lugar que provee vengeance of the offended dado que es obligado a volver a casa vencido".

12. Para una explicación más exhaustiva se recomienda el artículo de Ramírez, p. 155.

Creative Commons License All the contents of this journal, except where otherwise noted, is licensed under a Creative Commons Attribution License