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Universidad de La Habana

versão On-line ISSN 0253-9276

UH  no.284 La Habana july.-dez. 2017

 

ARTÍCULO ORIGINAL

 

Che Guevara: pensamiento y acción. Una mirada a 50 años de su asesinato

 

Che Guevara's Thought and Action. A View Thereupon Fifty Years after His Assassination

 

 

María del Carmen Ariet García

Centro de Estudios Che Guevara, La Habana, Cuba.

 

 

 


RESUMEN

En el 50 aniversario del asesinato del Che en Bolivia, la exposición de las principales tesis que conforman su ideario político, su labor creadora dentro del marxismo tercermundista, especialmente sus estudios acerca de la transición socialista y las dificultades presentes en su época dentro del sistema socialista imperante, son tópicos que, unidos a su humanismo, antimperialismo y la liberación de los pueblos, deben formar parte del acervo teórico y práctico de académicos, políticos y luchadores sociales, que se enfrentan a un mundo convulso e irracional. La estructura conceptual de su pensamiento teórico dentro de la teoría marxista y, en particular, dentro del pensamiento revolucionario más avanzado del Tercer Mundo, son los núcleos fundamentales del presente artículo.

PALABRAS CLAVE: fases de cambio, filosofía social y política, humanismo, liberación, marxismo, periodización, praxis política.


SUMMARY

On the 50th anniversary of the assassination of Che Guevara in Bolivia, his political ideology, creative work regarding Third-World Marxism, especially his studies on the transition to socialism and problems affecting socialist system in his time, are subjects that, together with his humanism, anti-imperialism, and ideas of liberation of peoples, should always serve as theoretical and practical guidance to academics, politicians, and social fighters on confronting a violent and irrational world. The conceptual structure of his theoretical thought regarding Marxist theory, and particularly regarding the most advanced revolutionary thought in the Third World, is the essential part of this paper.

KEYWORDS: Stages of Change, Social and Political Philosophy, Humanism, Liberation, Marxism, Periodization, Political Action.


 

 

 

Introducción

De forma abrupta en el cierre del año 2017 nos sorprende un aniversario que nos revela los años transcurridos de una muerte que deja siempre una sensación de frustración, porque, a pesar de sus detractores, el Che Guevara nunca ha estado ausente. Cada día sobresalen dimensiones de su personalidad que lo acercan a lo cotidiano y lo hacen necesario, sobre todo, cuando nos interrogamos acerca de un futuro que se torna incierto. Con su ejemplo y entereza nos lleva a imaginarnos cuánto debemos conocer todavía de su vida y obra, para acercarnos a sus sueños de emancipación y justicia plenas.

Desde el asesinato del Che han surgido un sinnúmero de interrogantes. Algunas de estas han sido tergiversadas con intencionalidad y saña, pero la mayoría se dan desde una dimensión comprometida, aunque no siempre con la profundidad requerida. Quizás, porque muchos de los estudios solo se enfocan en la fuerza que emana de su ejemplo y su ética, lo que en ocasiones restringe el valor, la coherencia y creatividad de una obra que, a pesar de no presentarse acabada, para nada disminuye en conceptualización, método y praxis.

Si se hace una exploración de los análisis realizados por investigadores, estudiosos, defensores de su pensamiento y acción, entre otros, la mayoría, desde disímiles posiciones, parten de preguntarse cómo y para qué es útil su obra y pensamiento escrito, cómo se deben asumir, cuánto de valor poseen dentro del marxismo en general y, en particular, para el marxismo tercermundista y para los movimientos sociales, y si se ha sido capaz de adentrarse en sus tesis fundamentales, en su lógica y estructura, en su validez y legado como herencia para el presente.

Pensamiento y acción

Por mucho tiempo se especuló una interpretación -sesgada por la falta de información y de un conocimiento preciso- acerca de etapas que devienen imprescindibles para comprender comportamientos y acciones desarrollados con posteridad por Ernesto Che Guevara durante su vida. Tal es el caso de su adolescencia y juventud, poco atendidas durante años, pero que, al documentarlas con precisión, contribuyen a llenar la estructura inicial de un pensamiento -aún no estudiado y evaluado integralmente-, que se caracterizó por su coherencia sistemática y metódica como definición y delimitación conceptual. Todavía son necesarios mayores análisis que permitan conocer, de forma abarcadora, sus ideas, conceptos y tesis y hasta dónde ese conjunto es expresión de un conocimiento científico demostrable, totalizador en la fusión del pensamiento y la praxis y de qué modo encuentra presencia en los procesos de cambio a los que se enfrenta el mundo globalizado de hoy.

Desde el Centro de Estudios Che Guevara se definió una periodización en la que se destaca el examen de la evolución de su vida y pensamiento, y que tenía entre sus objetivos la sistematización de una metodología que nos permitiera acercarnos científicamente a ese desarrollo a la vez que nos nutría, a partir de fuentes primarias, de un ordenamiento cronológico.

El punto de partida de la clasificación es la etapa de la primera juventud, comprendida entre los 16 a los 25 años, espacio de tiempo en que se originaron los intereses intelectuales teóricos-metodológicos, los estudios Filosofía, su historia, principales corrientes y pensadores. Estos estudios iniciales constituyeron uno de los núcleos de su pensamiento -en constante ascenso a lo largo de toda su vida-, hasta su encuentro y compromiso con el marxismo, base y andamiaje de sus posiciones políticas y filosóficas definitivas.
A esa vocación intelectual se le agregó una particularidad insustituible y permanente: los viajes por América Latina con el objetivo de conocer y auscultar realidades que lo acercaron al hombre americano y lo distanciaron de limitaciones fronterizas, ideas articuladas con posterioridad en su ideal latinoamericanista y en la estrecha relación que estableció entre teoría y práctica, como binomio insustituible de su actuar político.

Con este sustrato, entra en la etapa de adulto joven (entre los 25 y 30 años), periodo en que las ideas del Che se radicalizaron políticamente. Luego de concluir sus estudios de medicina emprendió un segundo viaje por América, recorrido devenido en nueva búsqueda que lo llevó por los caminos de la revolución, sin abandonar sus estudios y el profundo interés por interrelacionarlos con la realidad y el entorno, asimilados y experimentados a su paso.

Fueron huellas permanentes en la vida de Ernesto la Bolivia revolucionaria de Paz Estensoro y sus debilidades manifiestas, la Revolución guatemalteca, el asedio de los poderes omnímodos y su derrocamiento y, finalmente por azar, voluntad de hacer, o ambos, encontró la ruta de una verdadera revolución, por intermedio de su líder Fidel Castro.

El cierre de la periodización, adulto joven (a partir de los 30 años), constituye la etapa culminante de un proceso de madurez política e intelectual. En esta se conjugan la multiplicidad de funciones y responsabilidades como parte de la dirección de la triunfante Revolución cubana. El pensamiento teórico se volvió más dinámico y creativo al tiempo que la propia Revolución definía su carácter y se adentraba en el periodo de la transición hacia el socialismo. Es en esos momentos donde se encuentra lo más acabado de la producción teórica del Che, parte de la necesidad del proceso de transformación y cambio que se estaba realizando en Cuba en los primeros años de revolución, así como de los problemas y conflictos presentes en el socialismo existente, sus debilidades, posibles alternativas y en la enorme distancia a recorrer para cambiar la extorsión y expoliación de los más débiles.

En esa encrucijada surgió para el Che la disyuntiva de emprender el camino del internacionalismo, primero en el Congo y después en Bolivia, acompañado de un pensamiento audaz y creador, antimperialista, latinoamericanista, de plena solidaridad con los marginados. Todo ello lo convirtió en uno de los líderes más destacados del movimiento revolucionario internacional del siglo xx, además demostró la posibilidad de la realización, entre todos, de un proyecto mayor de lucha emancipadora para la humanidad.

El orden, contenido y aprobación conceptual en que se basa un sistema de pensamiento requiere exactitud, método e interrelación de las partes para evaluar integralmente la aceptación y validez del conjunto que se construye, de ahí el valor práctico de la metodología explicada y el ordenamiento en etapas de la evolución de la vida y obra de Ernesto Che Guevara, como herramienta necesaria para un conocimiento más exacto de la clasificación argumentada.

Por lógica, un sistema de pensamiento que se interrelaciona consecuentemente con su acción práctica posee características muchas veces difíciles de puntualizar, sobre todo en estudios académicos que los analiza cada uno por separado. Máxime si su ejecutor no se desenvolvía en una estructura teórica per se -ni pretendió hacerlo, aunque su sustentación partía de tales principios-, más allá de haber antepuesto la urgencia de la acción en circunstancias históricas concretas.

Este último aspecto resalta entre muchos porque, en la sumatoria de la forma y el contenido dentro del plan concebido por el Che, se adelantan como constantes sus respectivas acciones, lo que denota el propósito para lo que fueron pensadas, elaboradas y propuestas para su ejecución. Es importante la precisión de lo apuntado, porque muchos analizan la ausencia de elementos conceptuales, la existencia de imprecisiones o elementos inacabados, o solo la preponderancia de la praxis en acciones dentro del plano de la política, restándole un valor superior a sus reflexiones y alcances, pero en su caso, una parte de las respuestas ideadas se fundamentan en los fines para los que pensó y actuó.

Al examinar en su totalidad los propósitos que perseguía, es indudable que fueron determinados como soportes de las principales acciones a ejecutar, especialmente si se comportaban dentro de las exigencias y dinámicas de un proceso social revolucionario que obligaba a cambios permanentes a nivel estructural y subjetivo. Es por ello que la interpretación de la existencia, o no, de una sistematización del pensamiento en la obra escrita y oral del Che tiene, necesariamente, que estudiarse bajo esa óptica, con independencia de sus valores personales, que lo convierten en un estudioso y analista de la revolución. Su exigencia en cuanto a una autoformación constante desde temprana edad y aguzada en la adultez, por alcanzar objetivos que se centraban en la reflexión y la construcción de ideas y conceptos, explican la preponderancia que ocupa el lado activo del conocimiento, para hacer de la revolución socialista tercermundista una opción de cambio, capaz de estimular a la par el pensamiento y la acción a través de una conciencia de sí y de su contexto social.

El Che no llegó a ese conjunto de pensamientos bajo un impulso voluntarista, sino que fue un proceso fundado, en un primer momento, como ya se ha expresado, por un consecuente estudio de la filosofía, sus sistemas de pensamiento, sus principales corrientes y figuras, los métodos del conocimiento que las sustentan y, finalmente, la decantación, por convicción, de la teoría marxista y el estudio de los clásicos del marxismo, Lenin y otros pensadores. Esto le permitió adquirir experiencias en la construcción de una nueva sociedad y el modo de cómo alcanzarla desde la práctica misma.

En el desarrollo del Che Guevara existen momentos que asombran, como la elaboración desde la adolescencia de una serie de cuadernos, en los que escribió algunas reflexiones filosóficas, búsqueda que no concluyó nunca y por la que mantuvo una profunda avidez. Esto le permitió la construcción, desde su presente y su contexto, de un modelo teórico creativo dentro del marxismo, no como filósofo ni como economista puro, pero sí como dirigente político. Además, por su formación y férrea vocación intelectual, devino escritor y polemista de tesis y posturas, unas críticas y otras propositivas, con el objetivo de abordar los problemas de su época a partir de experiencias políticas, culturales y teóricas propias.

Dentro del auténtico pensamiento de Marx, el Che alcanzó una metodología de trabajo basada en el método y en la revalorización de la teoría, rompió con el dogmatismo presente en el mecanicismo y el positivismo imperante en el modelo soviético, los que habían contaminado la teoría con un análisis automático y/o naturalista, contrario a la dialéctica transformadora del propio marxismo. En esa posición fue que el Che se apropió de lo que consideró el verdadero instrumental marxista, para construir el presente en toda su complejidad, medir el alcance y el modo de hacer la revolución socialista en países dependientes, dentro de los fundamentos de la filosofía social y la política marxistas. A todo ello se une la economía política, con énfasis en el lado activo del conocimiento, al tomar conciencia de la necesidad de los cambios profundos que deben hacerse en su condición de portadores y ejecutores de una tarea principal: la Revolución.

En un posible intento por ordenar y sistematizar el proceso revolucionario en el contexto y coyuntura internacional en que desarrolló parte de su pensamiento y acción, puede comprobarse cómo se interrelacionan las etapas y los vínculos indisolubles entre estas, como un mecanismo único, capaz de permitir el esclarecimiento de posiciones que, lejos de cambiar, se presentan con idénticos principios, solo que con una mayor profundización en contenido y acción. Además se pueden deslindar sus momentos esenciales como un proyecto alternativo de cambio al que aspiró desde que decidió emprender el camino de la revolución global.

El ordenamiento propuesto en las investigaciones realizadas desde el Centro de Estudios Che Guevara intenta sistematizar las tres fases que se consideran fundamentales, sin excluir ningún principio, ni dejar de considerar sus especificidades y particularidades y, a la vez, profundizar en aristas que aproximen a una lectura actual. Se han determinado tres momentos esenciales:

La visión latinoamericana de liberación nacional: alternativa de integración y de necesidad de la unidad, única forma de alcanzar una política de desarrollo independiente, capaz de resistir la penetración y frenar las apetencias de las grandes potencias. En ese esquema Che Guevara avanzó con propuestas que abrían una posible brecha de entendimiento y de independencia por intermedio de la unidad, sin necesidad de un enfrentamiento armado, aún cuando lo consideraba improbable en el contexto y coyuntura de la época.

La fase tercermundista de cambio: visión más integradora que supone la unión de los denominados países del Tercer Mundo, al considerarlos vanguardias en la lucha antimperialista. Representaba un paso necesario en sus concepciones sobre los procesos de liberación de los pueblos, al esclarecer y demostrar las raíces comunes y los problemas que los unen. Existen puntos de contacto entre su pensamiento latinoamericanista y tercermundista, especialmente en cuanto a la dependencia estructural y la conclusión final de que, ante esa disyuntiva, existían limitaciones para alcanzar la verdadera soberanía e independencia; una alternativa, la más viable, sería la lucha contra los poderes dominantes mediante la unidad y el enfrentamiento directo.

La lucha revolucionaria a escala global mediante la destrucción del imperialismo y la eliminación de su baluarte más poderoso: Estados Unidos; la liberación gradual de los pueblos como función táctica y la liquidación de las bases de sustentación del imperialismo en los territorios dependientes. Definida la estrategia general, el principio irreversible sería la consecución de la revolución tricontinental, es decir, su concepción del internacionalismo como un deber y una necesidad ineludible, lo que amplía su perspectiva y le permite irradiar su concepción de la lucha a escala mundial.

En las dos primeras fases, a pesar de sus convicciones respecto a la necesidad de la lucha, no excluye la elaboración de tesis que sirvieran de soporte para encauzar posibles acciones que permitieran obtener un mayor crecimiento económico sin tener que recurrir al enfrentamiento armado. Por otro lado, no desconocía las posiciones asumidas por los países socialistas, su imposibilidad de convertirse en un sistema a escala internacional al tener que enfrentar una fuerza imperial muy poderosa y, lo más difícil y visible, las grietas y errores que como sistema presentaban, lo que traía como consecuencia la necesidad de cambiar el mundo sobre nuevas bases y condicionamientos. Esas circunstancias lo enfrentaron a un análisis más directo y crítico respecto a lo que, a su juicio, constituía la alternativa más objetiva y posible, la lucha a escala global, con lo que quedaría establecida la última fase.

Más allá de sus resultados finales, posibles en toda acción de enfrentamiento armado, de sus inexactitudes y valoraciones sobredimensionadas en algunas circunstancias, la exaltación de los nuevos vínculos de solidaridad y la concepción de la puesta en práctica de nuevos valores que debían regir en el proyecto de cambio, en un mundo deshumanizado como el actual, continúan siendo referentes válidos para trazar nuevas estrategias en los procesos de liberación nacional, así como también pensar en los modos de lograr, fuera de toda utopía, la liberación plena a escala planetaria.

Tiempo antes de morir, en solitario y en cierto lugar de la Checoslovaquia de entonces, escribió reflexiones de profundo valor teórico y en extremo audaces. No lo hizo solo para dejar plasmadas ideas que fue construyendo en su experiencia como dirigente de la Revolución cubana, imprescindibles para entender lo que estaba sucediendo en el mundo socialista, sino, sobre todo, para dejar esclarecidas su posición al respecto. En dichos apuntes, redacta una explicación precursora, titulada "La necesidad de este libro":

Muchos sobresaltos esperan a la humanidad antes de su liberación definitiva pero -nos guía el absoluto convencimiento de ello- esta no podrá llegar sino a través de un radical cambio de estrategia de las principales potencias socialistas. Si este cambio será producto de la insoslayable presión imperialista, o de una evolución de las masas de esos países, o una concatenación de factores, es algo que dirá la historia [...] En todo caso, queda el testimonio de nuestra intentona (Guevara, 2006, pp. 32-33).

Filosofía social y praxis política

La prioridad en la que el Che colocaba el proyecto y ascenso de una revolución lo condujo a plantearse la construcción del presente por intermedio de una construcción política donde el hombre deviene su finalidad, su núcleo, porque también es sujeto de la historia a través de su actividad concreta. Por ello, parte de sus reflexiones emanan de una experiencia política, cultural y teórica surgida y construida desde la complejidad de los problemas acaecidos y que experimentara en su trayectoria e indagación.

El avance, los retrocesos y circunstancias en que aprehende esas lecciones, lo conminan a construir, desde las pautas de una metodología crítica, los fundamentos de nuevos presupuestos, con el objetivo de abordarlos valiéndose de las coordenadas sustanciales que el propio marxismo le fue aportando. Si en una primera etapa concluye que el marxismo representa el hilo conductor para profundizar en el mundo, la sociedad y sus circunstancias más que cualquier otra corriente o pensador, en la práctica política lo retoma como teoría capaz de guiar la praxis hacia una lucha totalizadora, donde interviene el sujeto-actor, impulsado por su conciencia y la situación por la que atraviesa. Tal análisis es una recuperación de lo más puro del pensamiento filosófico del propio Marx. Según el Che: "ese ser tan humano, desfigurado por la historia hasta convertirlo en un ídolo de piedra [...] para que su ejemplo sea aún luminoso, es necesario rescatarlo y darle su dimensión humana" (Guevara, 2006, p. 54).

En el caso particular del Che es imprescindible aprehender esas premisas para comprender el nivel, el alcance y la profundidad de su pensamiento político, si logró conceptualizarlos desde los aportes que la práctica le proporcionó, y qué lugar ocupa en el conjunto de su pensamiento el poder "política" una vez adquirido y el proceso revolucionario como proyecto transformador.

Aunque la periodización de su vida y obra devienen una herramienta importante, como se ha definido, el centro más relevante lo ocupa su pensamiento acerca de cómo realizar la construcción socialista en las condiciones del mundo subdesarrollado. Para este fin contó con las experiencias derivadas del llamado "sistema socialista" imperante, sus méritos e insuficiencias y la situación revolucionaria presente en una parte considerable de los países pobres de diversas regiones del mundo.

Si bien la experiencia alcanzada en el proceso revolucionario cubano le facilitó una sólida base para emprender la misión autoimpuesta, era una empresa verdaderamente compleja. El mismo Che lo percibió así, pero se refugió en la multiplicidad y valor de la teoría marxista, además, él mismo estaba marcado por su aplicación en la política, la economía y la filosofía -en sus partes integrantes como en su totalidad-, y su funcionamiento como instrumento para analizar la realidad social.

En el comienzo de ese camino, como una especie de vuelta a la raíz, retomó sus estudios filosóficos y políticos, con el objetivo de apoyarse y recuperar a Marx, sobre todo aquella parte en la que se enfatizaba en el papel activo del sujeto, prácticamente eliminado de su verdadero lugar en la historia o tergiversado dentro del debate del propio marxismo. También dedicó tiempo a los análisis sobre la pérdida de valores y cómo solucionarla, aspecto de importancia relevante en las tesis desarrolladas por el Che, todo como parte de su proyección de un proceso revolucionario global.

En ese intento de recomponer la ruta -como él mismo la calificara-, trató de entender el punto de inflexión, cuando afirma, refiriéndose a la enorme cantidad de escritos dejados por Lenin a su muerte, que constituyen:

el complemento indispensable a la obra de los fundadores. Luego el manantial se debilitó y solo quedaron en pie algunas obras aisladas de Stalin y ciertos escritos de Mao Tse Tung como testigos del inmenso poder del marxismo [...] En sus últimos años, Stalin temió los resultados de esa carencia y ordenó la redacción de un manual que fuera asequible a las masas" (Guevara, 2006, pp. 29-30).

Extiende sus críticas al contenido y al uso indebido del manual,(1) porque al estudiarlo encontró conceptos reñidos con su modo de pensar. Guevara precisó que existía la necesidad de realizar un estudio sereno de la teoría marxista y de los hechos recientes, especialmente en el campo de la Economía Política, para poder marchar seguros a través derroteros de la historia. Dentro de los manuales resaltaba el dogmatismo intransigente de la época de Stalin, al que le sigue un pragmatismo inconsistente, trágico, porque no se refiere a un campo determinado de la ciencia y "sucede en todos los aspectos de la vida de los pueblos socialistas, creando perturbaciones ya enormemente dañinas pero cuyos resultados finales son incalculables" (Guevara, 2006, p. 30).

Cierto es que al fragmentar la idea para exponerla aquí se pierde una parte culminante de las posiciones del Che. Sin embargo, basta para demostrar el profundo estudio desplegado por Guevara sobre estos asuntos, lo que arrojó en la década del sesenta cuestionamientos que salieron a la luz en el primer debate internacional que desde el socialismo se produjo a instancias del propio Che, y en el que participaron pensadores de diversas posiciones (Guevara, 2008).

Si se agrupan sus escritos, reflexiones, apuntes y discursos de esos años, se distingue, de una forma más abarcadora, el papel activo del hombre dentro de ese proceso como principio y fin en la matriz sustentada. Esa dirección demostraba la interrelación que debía existir entre la teoría y la praxis para alcanzar una conciencia que marcara los procedimientos a seguir en el verdadero socialismo, ese que abogaba por la equidad y la justicia plenas.

Para el Che era de vital importancia la existencia de un instrumental conceptual en función de la praxis. Entendió que para diseñar un verdadero proyecto revolucionario, así como las vías para alcanzarlo, no se podía prescindir de esa instrumentalización táctico-estratégica coherente elaborada por el marxismo auténtico, con el objetivo de analizar científicamente las nuevas realidades. Lamentablemente le faltó tiempo y bajo el impulso de la premura de los años biológicos cumplidos se decidió por la acción revolucionaria. Sin embargo, a pesar de esas aparentes limitaciones, pudo comprender los problemas y las distorsiones -quizás uno de sus mayores méritos- y trazarse vías adecuadas para intentar enfrentar las desviaciones existentes.

Por todo ello, la empresa esbozada como preludio de la lucha era difícil e incomprendida por algunos, pero la consideraba la única forma de borrar el mecanicismo y el voluntarismo presentes en las interpretaciones del marxismo de su época. El saldo, para todos los comprometidos con ese actuar, fue un momento complejo donde muchos estudiosos del marxismo intentaron poner orden y encaminar la ruta para tratar de cambiar lo establecido. Aún hoy, a pesar de la desaparición de aquel modelo, no deja de ser un tema permanente y de enorme trascendencia para los cambios que deben asumirse en el nuevo orden mundial impuesto. Fatalmente, sigue siendo un proceso interminable en el que no se ha logrado vislumbrar, con exactitud, la importancia de determinar las diferentes fases, modalidades y alternativas que permitan, desde el marxismo, una construcción del presente donde el socialismo ascienda sin imponer pautas definitivas, sino mediante una búsqueda continua que marque el modo de cómo proceder, acorde con las características y peculiaridades de cada proceso revolucionario que surja.

Al igual que el Che, muchos estudiosos y políticos intentaron reconstruir esquemas diseñados e impuestos, en la mayoría de los casos, tratando de confrontar la ortodoxia y el dogmatismo reinante e intentar pautas en la elaboración de construcciones teóricas revolucionarias o, al igual que otros, con posiciones reformistas y también extremas, de claudicación y tergiversación.
En esa línea, al Che cabe el mérito de alcanzar un pensamiento creativo dentro del marxismo revolucionario y trascender sus propias acciones, por intermedio de aportes creadores y de rescate de posiciones netamente revolucionarias. El tratar de deslindar, dentro del pensamiento de Guevara, la presencia de la filosofía política y la política, sigue siendo válido, porque fue capaz de construir tesis basadas en las condiciones objetivas y subjetivas de su tiempo. Además, destacó como esencia primordial para hacer la Revolución, la propia acción revolucionaria desde el pensamiento político y de su continuidad desde el poder, lo que convierte su proyecto en una estructura conceptual destacable y reconocible dentro de esas disciplinas.

La puntualización de tesis propias y su fusión con la práctica como un proceso integral de emancipación y de una verdadera transformación mundial, comportan una construcción política donde intervengan el pensamiento y la acción como aporte inherente al cambio revolucionario, cuyo centro se ubica en el sujeto actor de esos cambios y su cultura, desde el contexto social en que se desenvuelven.

La concepción de un cambio revolucionario como totalidad, al incluir el conjunto de las relaciones sociales en la sociedad y sus correspondientes interrelaciones, aun cuando no se desarrollaron de forma sistémica, encuentra su mayor expresión en su ensayo "El socialismo y el hombre en Cuba" (1965), en el que resume sus principales análisis y experiencias, capaces de actuar como referentes en situaciones similares dentro de la toma del poder por parte de movimientos radicales. Se llama a la reflexión teórica en torno a un problema crucial y que debía encararse con urgencia si los países dependientes tomaran la decisión de asumir la transición socialista y el modo de acentuar el papel del hombre como centro de los procesos por venir.

Dentro del análisis, prioriza la importancia del pasado histórico, los modos
de cómo liquidar ese pasado y cómo construir el futuro bajo una forma concreta de
la historia, nunca como un proceso automático. Sin embargo, representa una tarea inmensa porque, aun cuando existe una herencia teórica que lo respalde, no todos los conceptos están en una dimensión alcanzable o acabada, ni se logra siempre llegar a resultados teóricos demostrables. Tampoco pueden extenderse al conjunto de dificultades y transformaciones a asumir en cada caso particular, no son infalibles y pueden ser rectificables si la teoría alcanza resultados prácticos o, como afirmara Lenin, a través de la labor que posee la ciencia de no detenerse nunca.

El que no exista en su obra una teoría política general no invalida su valor ni su inserción dentro de la Ciencia Política, como algunos han preferido verlo, porque el rigor de la investigación y de los análisis realizados por él -más allá de que el propósito de la reconstrucción formulada no haya sido culminado-, continúa siendo un punto de inflexión en el momento de su elaboración. El resultado obtenido rebasa el simple intento y está presente en toda su obra como un reexamen crítico de lo realizado y como lo concreto de nuevas experiencias, al destacar la necesidad de profundizar en los problemas presentes a través de su accionar político, incluida la emancipación de los individuos. Por consiguiente, se convierte en una concepción política capaz de analizar las implicaciones y ampliar sus posibilidades reales, mediante una vasta estrategia de rebelión global, como parte esencial de su teoría política y en el énfasis que le otorga al incremento de la actividad política para hacer posible la revolución.
Es significativo insistir en que estudió y valoró parte de las polémicas existentes dentro de los marxistas de una u otra vertiente, pero en su caso sobresale la articulación de sus posiciones desde la teoría marxista para dejar esclarecida su funcionalidad frente a las condiciones sociales, políticas, ideológicas y filosóficas existentes, imprescindibles en sus tesis. Cada una de las cuales estuvieron sustentadas en las experiencias acumuladas de la historia crítica de las revoluciones, sobre todo lo concerniente a los procesos de liberación o de descolonización, ocurridos en los países subdesarrollados.

De las lecciones extraídas, el Che enfatiza en el papel de la voluntad social y colectiva, encargada de imponer una organización social y cultural que conmina a la acción y no a la espera de que el socialismo nos llegue, como propugnaban algunos partidos y líneas trazadas, al negar la lucha y su consiguiente dilución. De esa forma, destaca el verdadero papel de la lucha, traducido en romper con las estructuras existentes mediante la revolución, antes y después de la conquista del poder político, y como componente de todo proceso social, con el fin de que la conciencia política encuentre su verdadero lugar, en aras de construir la sociedad del futuro.

Es por ello que, dentro de ese conjunto, el papel de la conciencia deviene componente indispensable para organizar e impulsar momentos políticos imprescindibles, donde el desempeño de la ética ocupa una posición indiscutible. De esa forma, el sujeto retorna para ocupar su papel como creador y gestor de la historia en su condición de ser social y de su subjetividad, su unidad entre sujeto y objeto y su actividad consciente, contraria al economicismo impuesto como una tendencia absoluta, con el fin de transformar la conciencia en el proceso del cambio estructural propuesto. Así, la conciencia actúa como conciencia política que emana directamente de la acción, pero con una base teórica científica, fundamentada por el propio Lenin como teoría de la revolución; sobre todo si esa conciencia funciona como el resultado de la experiencia surgida de la acción como factor acelerador de la conciencia.

En el orden definido, el Che destaca la necesidad de afianzar el desarrollo de un proceso de rebelión consciente, apoyado en métodos políticos y estratégicos necesarios para acabar con el capitalismo, tal como hiciera Lenin dentro del proceso de la Revolución de Octubre. A pesar de que su obra y su quehacer político se vieron truncados por su asesinato -siempre probable en decisiones tan radicales-, el legado coherente de su vida y pensamiento persisten como lección permanente de compromiso desde la teoría misma, expresión verdadera de práctica revolucionaria y como parte indisoluble de todo revolucionario que se precie de pensar y actuar por el bien de la humanidad.

A modo de conclusiones

El pensamiento teórico presente en la obra de Ernesto Che Guevara posee características particulares, en ocasiones subvaloradas, que lo definen como un proceso de ideas inacabadas, en el que la praxis se ubica a en una posición superior, interrumpido a su vez por la urgencia de la acción misma.

En la síntesis que se presenta se destacan temas dominantes de la arquitectura de un pensamiento coherente dentro del conjunto de la teoría y la estructura del marxismo y con un enfoque nunca parcializado de la filosofía y la política. A pesar de su forma no acabada, se puede determinar la construcción de un sistema de pensamiento articulado con una fuerte carga ético-política, manifiesto en todos sus trabajos escritos y discursos, como elementos demostrativos de su desarrollo.

Tocante a la política se presenta una fusión creadora que parte de una retrospectiva crítica al marxismo imperante, pero del que extrae enseñanzas válidas para reforzar sus criterios sobre la relación entre la teoría y la práctica, los cuales convirtió en mecanismos creativos del devenir de toda revolución socialista, en tanto totalidad revolucionaria y no como subproducto de la base económica, con lo que destierra de sus posiciones al economicismo y el positivismo imperantes.

En el estudio de su obra se destacan periodos bien estructurados, aunque a veces de gran brevedad en el tiempo, que constituyen un continuum teórico, compuesto de apuntes, notas y análisis. En su producción es evidente la necesidad de nuevos basamentos aplicados a las condiciones del Tercer Mundo y cuyos temas centrales se consolidan en sus concepciones antimperialistas, latinoamericanistas y la conformación de la revolución tercermundista a través de la lucha revolucionaria.

Unido al mérito que sin dudas posee como paradigma y modelo de revolucionario integral, su accionar se inscribe dentro de los nuevos cambios que deben producirse. Mediante variables precisas que forman parte de su crecimiento y madurez política, de la profundidad de su producción intelectual y de su arraigado espíritu de compromiso, es posible valorar su proyecto político como referente de los nuevos cambios y herramienta teórica de la emancipación de los individuos.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Ariet García, María del Carmen (2002): Una aproximación a la periodización de la evolución y desarrollo de la vida y obra del Che, Editorial Ocean Press, La Habana. Fascículo.

Ariet García, María del Carmen (2007a): "Che Guevara: fases integradoras de su proyecto de cambio social", Contexto Latinoamericano, n.º 5, La Habana, pp. 145-163.
Ariet García, María del Carmen (2007b): El pensamiento político del Che, Editorial Ocean Sur, La Habana.
Ariet García, María del Carmen (2010): "Política y Revolución en el Che Guevara: su presencia en el debate contemporáneo", Contexto Latinoamericano, n.º 12, La Habana, pp. 100-108.
Guevara, Ernesto Che (2005): Che Guevara presente, Ocean Sur, La Habana. David Deushman y María del Carmen Ariet (compi. y prólg. ).
Guevara, Ernesto Che (2006): Apuntes críticos a la Economía Política, Ocean Sur, La Habana.
Guevara, Ernesto Che (2008): El gran debate. Sobre la economía en Cuba (19631964), Ocean Press, Australia.
Löwy, Michael (1971): El pensamiento del Che Guevara, Siglo XXI Editores,
México D. F.
Martínez Heredia, Fernando (1989): El Che y el socialismo, Editorial Nuestro Tiempo, México D. F.

 

 

 

RECIBIDO: 2/4/2016
ACEPTADO: 13/6/2016

 

 

 

María del Carmen Ariet García. Centro de Estudios Che Guevara, La Habana, Cuba. Correo electrónico: ariet@enet.cu

NOTAS ACLARATORIAS
1. Se refiere al Manual de Economía Política, de la Academia de Ciencias de la URSS.

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