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Universidad de La Habana

versión On-line ISSN 0253-9276

UH  no.286 La Habana jul.-dic. 2018

 

RESEÑA

 

 

A propósito del Atlas de la infancia y la adolescencia en Cuba

 

 

Laura Domínguez García


Universidad de La Habana

Atlas de la Infancia y la adolescencia en Cuba. Análisis a partir del censo de población y vivienda 2018

Atlas de la infancia y la adolescencia en Cuba. Análisis a partir del Censo de Población y Viviendas 2012 es una excelente publicación de la Editorial UH, tanto por su presentación formal, como por su valioso contenido, ya que a través de mapas, tablas, gráficos y textos explicativos, revela la situación de la infancia y la adolescencia en Cuba, tanto en lo referido a un conjunto de indicadores sociodemográficos, como socioeconómicos y familiares, provenientes de todo el territorio nacional.

En la obra se presenta una vasta información, resultado de un trabajo científico de excelencia, basado en una rigurosa actualización teórico-metodológica, que tuvo como principal fuente documental los datos derivados del Censo de Población y Viviendas desarrollado en Cuba en el año 2012, concernientes a la población de 0 a 17 años, los cuales conservan su vigencia.

El Atlas... constituye un ejemplo de la colaboración entre diversas instituciones y ha sido resultado del esfuerzo colectivo de investigadores, docentes, funcionarios y especialistas de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales de la Universidad de La Habana (FLACSO, Programa Cuba) y del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE) de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) y ha contado con el apoyo técnico y financiero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).

En mi condición de profesional de la psicología, dedicada durante cuarenta años al campo de la psicología del desarrollo y de psicología de la adolescencia y la juventud, considero muy importante esta investigación, en tanto abarca diferentes edades psicológicas, como son el primer año de vida, la edad temprana, la edad preescolar, la edad escolar y la adolescencia, cada una de las cuales presenta una "situación social del desarrollo" que le es típica. Esta consiste en la combinación particular de las "condiciones internas" del desarrollo (biológicas y psicológicas) y las "condiciones externas" (sistemas de actividades y comunicación en los que transcurre la vida del sujeto). La interacción entre las condiciones externas e internas del desarrollo condiciona el surgimiento de las formaciones propias que caracterizan cada etapa y que se consolidan al final de la misma.

Desde nuestra concepción materialista dialéctica, el desarrollo psicológico humano tiene un determinismo histórico-social, aun sin desconocer el carácter activo del sujeto ante su entorno. Dicho desarrollo psicológico depende, en última instancia, de las condiciones de vida y educación en que transcurre la vida del sujeto. Así, el conocimiento de las regularidades que se presentan en este libro resulta esencial para entender y abordar el estudio de estas etapas del ciclo vital de desarrollo humano, tanto desde la psicología como desde la perspectiva de otras ciencias que se ocupan de lo que entendemos por el "problema humano".

Durante la lectura de las distintas partes componentes del Atlas... pude comprobar la presencia de aspectos favorables al crecimiento y desarrollo de nuestros niños y adolescentes, que son resultado, en gran medida, de la atención que se presta en Cuba a salud, educación y derechos de estos y, también, constaté la existencia de indicadores que deben ser atendidos por las instituciones del Estado, políticas y sociales, así como por los académicos e investigadores, porque muestran la necesidad de trabajar en función de crear las condiciones objetivas y subjetivas que tributen a preservar la justicia social e influyan positivamente en la formación de las nuevas generaciones, ya que, retomando las palabras del Che sobre la juventud en su antológico texto El socialismo hombre en Cuba, las nuevas generaciones son, y deben ser, "la arcilla fundamental de nuestra obra".

Como principales valores del Atlas... quisiera señalar los siguientes:

  • En principio, su originalidad, ya que es la primera vez que en Cuba "se acomete una empresa de tal naturaleza".
  • Se trata de una espacie de fotografía, en la que se retrata, desde diferentes perspectivas o diversos patrones de análisis (sexo, color de la piel, condición de nativos en los lugares de residencia, discapacidades), el segmento poblacional de 0 a 17 años, atendiendo a la distribución territorial (división político-administrativa, zonas urbanas y rurales, montañosas y llanas, categorías de asentamiento).
  • Asimismo, el Atlas... nos muestra una diferenciación territorial, en cuanto a los hogares y sus tipos, la convivencia con padres y madres de niños y adolescentes, y las características de los primeros, en lo referido a su estado civil y conyugal, nivel de escolaridad, ocupaciones laborales y tipo de empleo. También, se realiza una caracterización de las viviendas donde residen niños y adolescentes, sus materiales de construcción, el modo y las fuentes de acceso al agua y al alumbrado, entre otros indicadores.
  • En estos análisis salta a primera vista la existencia de heterogeneidad en varios de los aspectos indagados, lo que nos indica que no existe "una infancia o una adolescencia en Cuba", idéntica a lo largo de la Isla, en sus características sociodemográficas, en sus condiciones materiales de vida y de educación desde la familia, sino que sobresalen importantes especificidades que diferencian a niños y adolescentes según distintos territorios, sin que aceptemos la idea de un "fatalismo geográfico", en tanto podemos observar que en determinados aspectos existen mayores semejanzas entre municipios distantes en la geografía, que entre aquellos pertenecientes a una misma provincia. Visto así, el libro puede darnos luz acerca de la necesidad de priorizar la actuación de forma diferenciada en pos del bienestar de niños y adolescentes y continuar evaluando de manera sostenida los avances en la gestión encaminada a favorecer ese bienestar, dentro de cualquier nivel sectorial e institucional del país.
  • Esta obra también posibilita la capacitación de diversos actores territoriales, quienes, apoyados en el contenido de ella, pueden conocer la posición que ocupa en uno u otro indicador una provincia o un municipio en relación con los del resto del país o entre los municipios propios en sectores urbanos y rurales. De esta forma, el Atlas... contribuye a promover e incrementar una cultura cartográfica en los profesionales y la población en general.

Atendiendo a los datos que resultaron de mayor interés para mí durante la lectura, quiero apuntar lo siguiente:

  • Parte 1. Características sociodemográficas de niños y adolescentes"
    ¢ Al interior del grupo poblacional de 0 a 17 años, los distintos subgrupos conformados por tramos iguales de edad presentan una especie de pirámide invertida; es decir, el subgrupo de 0 a 5 años tiene menos población que el de 6 a 11 y este a su vez, menos que el de 12 a 17. La diferencia entre los subgrupos extremos es de 114 609 personas, hecho asociado en primera instancia a la reducción de la fecundidad en el periodo (p. 23). Al comparar la cantidad de niños y adolescentes entre el año censal 2012 y 2016, se aprecia que la totalidad de las provincias registran un descenso regularidad que se mantiene en los municipios, a excepción de 17, con cifras superiores a 200 en 5 de ellos, donde se localizan capitales provinciales y segundas ciudades, y las más elevadas corresponden a Cárdenas, San José de las Lajas y Matanzas (p. 95).
    ¢ Para el total de la población cubana hay más mujeres que hombres, pero en el caso de los niños y adolescentes sucede lo contrario, existe una ligera superioridad de población masculina sobre la femenina (p. 23). Según los datos censales, los niños y los adolescentes superan en poco más de 70 000 a las
    ¢ niñas y las adolescentes, para una razón de 106 varones por 100 hembras (p. 47).
    ¢ Por declaración de los entrevistados, el Censo registró que el color blanco de la piel predomina en todos los grupos de edades de niños y adolescentes y en las zonas urbanas y rurales del país, con un valor ligeramente inferior al obtenido para la población total del país, de un 64,1 % (p. 23). La distribución de la cantidad de niños y adolescentes con piel de color blanco revela su concentración en los municipios de la capital del país y en los que contienen las capitales provinciales. Holguín obtuvo la mayor cantidad de población con piel de color blanco. En valores relativos, se halla un descenso del porciento del color blanco de la piel en los municipios de la provincia La Habana, y en la casi totalidad de los municipios surorientales. Es esta una de las características de mayor heterogeneidad en provincias y municipios del país, donde interviene, en primera instancia, la historia de la asimilación económica en íntima relación con la procedencia de las corrientes históricas de inmigrantes inducidas o espontáneas (p. 52).
    ¢ Los adolescentes comprendidos entre las edades de 15 a 17 años son poco más de 400 000, que representan el 4 % de la población cubana, con proporciones similares en las zonas urbanas y rurales. Los distingue un elevado porciento cuya actividad principal es el estudio y un predominio del nivel de educación medio básico y medio superior terminado en zonas urbanas y rurales y para ambos sexos (p. 23). Las variaciones intermunicipales en la proporción de adolescentes donde fue referida como actividad principal los quehaceres del hogar son relativamente amplias, entre poco más de un 1 % en Plaza de la Revolución a un 14 % en Calixto García en la provincia de Holguín.
    ¢ El nivel medio básico terminado, que incluye la secundaria básica y el obrero calificado, predominó en los adolescentes de 15 a 17 años, para un 85 % del total. Tenían nivel de secundaria básica terminado un 82 %, y las diferencias interprovinciales son relativamente pequeñas, 87 % en Villa Clara y 78 % en Matanzas. En el nivel medio superior, el valor más elevado lo muestra La Habana, con un 14 %, que duplica al más bajo que obtiene Villa Clara. No había alcanzado ningún nivel o nivel primario un 4 % de este segmento de población. Cabe destacar que las más bajas frecuencias de nivel secundario terminado pueden significar la mayor frecuencia de los que continúan estudios, como en La Habana, Artemisa y Matanzas, o lo contrario, como en Las Tunas, donde poco más del 8 % de los adolescentes tenía nivel primario como último terminado o no habían alcanzado este nivel (p. 85).
    ¢ En números absolutos, superan los 500 niños y adolescentes con alguna discapacidad 12 municipios, entre los cuales se encuentran las capitales provinciales del oriente, con el valor más elevado en el municipio de Holguín, con poco más de 1 800, y se suman los municipios de Jiguaní y Manzanillo, el municipio de Santa Clara y 4 de la capital del país, entre los cuales destacan San Miguel del Padrón y Arroyo Naranjo con más de 600 (p. 66).
  • Parte 2. Hogares y convivencia de niños y adolescentes con sus padres"
    ¢ Según la información censal, predominan en el país los niños y adolescentes que residen con ambos padres, con proporciones más elevadas en las zonas rurales. La cantidad que vive con uno de los padres es superior en zonas urbanas, y los que residen sin ambos padres alcanzan frecuencias similares en ambas zonas, cercanas al 13 %. La estructura de convivencia por provincias muestra las proporciones más elevadas de niños y adolescentes que conviven con el padre y la madre en Sancti Spíritus y Holguín (p. 117).
    ¢ La proporción de hogares donde residen niños y adolescentes sin alguno de sus padres es ligeramente superior en zonas rurales, hecho que se repite en algunas provincias centrales y orientales, y en varios municipios concentrados en la provincia de Villa Clara (p. 99). Las provincias de La Habana y Cienfuegos poseen los valores porcentuales más elevados de niños que conviven sin sus dos padres, y con uno de los padres también La Habana y Santiago de Cuba, las de mayor proporción de niños y adolescentes en el país. Lo anterior sugiere diferencias en las dinámicas sociofamiliares, asociadas a la estructura de convivencia (p. 117).
    ¢ En números absolutos, Santiago de Cuba, y Boyeros, Arroyo Naranjo, municipios periféricos de la provincia La Habana, obtienen las cifras más altas de niños y adolescentes que no conviven con sus padres (p. 122).
  • Parte 3. Características de madres y padres de niños y adolescentes"
    ¢ En cuanto al estado civil de las madres y los padres de niños y adolescentes, prevalecen los unidos y casados. Las madres solteras son mucho más frecuentes en las zonas urbanas en la totalidad de los municipios, con los valores más elevados, superiores al 20 %, en los de La Habana y de Guantánamo (p. 127).
    ¢ En sentido general, el nivel de escolaridad de madres y padres es medio superior, seguido por el nivel medio, y en su mayoría desarrollan un determinado tipo de actividad laboral, diferenciándose en mayor medida, este último aspecto, de un territorio a otro. El trabajo fue la principal actividad que realizan la mitad de las madres (958 450) y casi la totalidad de los padres (1 109 122) de niños y adolescentes en Cuba. No obstante, un porcentaje significativo de madres (44 %) declaró ocuparse fundamentalmente en los quehaceres del hogar (833 911), cifra que en los padres apenas alcanza un 3 % (34 547). Asimismo, prevalecen los empleos en el sector estatal en ambos padres, y en mayor medida, en las madres (p. 167).
    ¢ "Parte 4. Características de las viviendas donde residen niños y adolescentes"
    ¢ El 42,06 % del total de viviendas del país en 2012 contaba con al menos un niño o adolescente y el 76,03 % de ellas se localizaba en zonas urbanas. Su distribución territorial está en correspondencia con la distribución de la población total, de modo que los mayores volúmenes de niños y adolescentes se concentran en las provincias de La Habana, Holguín y Santiago de Cuba, las más pobladas del país (p. 227).
    ¢ Poco más del 80 % de las viviendas con niños y adolescentes son casas y el 15 % apartamentos, distribuidos estos últimos con frecuencias más elevadas en zonas urbanas de la provincia de La Habana y de otras con mayor grado de urbanización. Estos hallazgos coinciden con los resultados del Censo de Población y Viviendas para el total de las viviendas del país (p. 227).
    ¢ El patrón constructivo de techo de placa o losa de hormigón, piso de losa, cerámica, granito o mosaico y paredes exteriores de hormigón, bloque o ladrillo predomina para el país, para sus zonas urbanas y para las provincias occidentales de Artemisa, La Habana, Matanzas y la central provincia de Cienfuegos. En las zonas rurales de la mayoría de las provincias y municipios hay predominio de un patrón con techo de planchas de fibrocemento y metálicas, piso de cemento y paredes exteriores de hormigón, bloque o ladrillo. Estos hallazgos coinciden con los resultados del Censo de Población y Viviendas para todo el país (p. 227).
    ¢ En viviendas con niños y adolescentes se utiliza con mayor frecuencia para cocinar la energía eléctrica, con similares comportamientos en zonas urbanas y rurales, y en la casi totalidad de las provincias. Estas regularidades se aprecian para el total de las viviendas del país y es resultado del programa nacional de fomento del uso de esta energía, desarrollado a inicios del presente siglo (p. 227).
    ¢ En todos los municipios también la electricidad predomina como energía más usada en las zonas urbanas y en las rurales, con la excepción de poco más de la mitad de los municipios de las provincias orientales, donde el combustible más usado para cocinar es la leña o carbón de leña, que supera el uso de la electricidad y el gas (p. 227).
    ¢ Según la estructura del modo de abasto de agua, en la mayoría de los municipios predomina la tubería dentro de la vivienda y alcanza las proporciones más elevadas en el occidente, con relativamente bajos porcientos de las que reciben el agua por tubería fuera de la vivienda y de las servidas por pipa o acarreo (p. 227).
    ¢ La casi totalidad de las viviendas con niños y adolescentes se alumbran con electricidad proveniente de la Unión Nacional Eléctrica (UNE) (p. 227).

Después de un apretado recorrido por determinados contenidos del libro, quiero agradecer a sus autores por la posibilidad que me brindaron de acceder a este valioso Atlas de la infancia y la adolescencia en Cuba, que para mí, como psicóloga del desarrollo infantil y de la adolescencia, es una joya de altos quilates.

Además, quiero hacer notar, como valor estético y cultural del libro, las piezas artísticas que lo ilustran, realizadas por Niels Reyes, notable joven de la plástica cubana, quien, según me decían, respondió de forma inmediata a la solicitud de aportarlas.

Entonces, solo me resta felicitar a sus autores, a la Dra. Luisa Íñiguez Rojas, su coordinadora, Profesora Titular de Universidad de La Habana (1982), Doctora en Ciencias Geográficas (1985) y, actualmente, profesora e investigadora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Programa Cuba) de la Universidad de La Habana, quien ha coordinado la publicación de varios libros de textos docentes y con los resultados de sus investigaciones y, asimismo, atesora cinco Premios de la Academia de Ciencias de Cuba y el Premio Nacional de la Crítica Científico-Técnica; a Edgar Figueroa Fernández, Licenciado en Geografía (1996) y Máster en Estudios de Población (2016) por la Universidad de La Habana, Jefe del Grupo de Trabajo de Sistema de Información Geográfica del Centro de Estudios de Población y Desarrollo (CEPDE) de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba, quien coordinó la cartografía digital del Censo de Población y Viviendas de 2012 y la elaboración del "Nomenclador de lugares "habitados"" del propio Censo, y, finalmente, a la joven profesora e investigadora Janet Rojas Martínez, Licenciada en Geografía por la Universidad de La Habana y Profesora Instructora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Programa Cuba) de la Universidad de La Habana, autora y coautora de varios artículos relacionados con la temática, quien ha recibido el Premio de Investigación en la Universidad de La Habana, Premio de la Crítica Científico-Técnica 2014 y Premio de la Academia de Ciencias de Cuba 2015.

Por último, y no por ello menos importante, quiero destacar el trabajo realizado por José Antonio Baujin en la edición del libro y por Norberto Molina Martínez, diseñador y diagramador, tarea que implicó un trabajo digno de mencionar, dadas sus complejidades.

Coincido con la Dra. Luisa Íñiguez, coordinadora de esta obra colosal, en que se trata de una "obra de pasión y espíritu raigalmente revolucionarios", porque de ella se deriva la necesidad de comprender la heterogeneidad, contar con ella, incluirla en todas las políticas, y aguzar la mira sobre el mapa. Se persigue que se convierta en un libro de consulta, de trabajo y de formación [...] una utopía realizable. Se aspira a que sea empleado para monitorear las reacciones de los territorios y de su población ante nuevos procesos, y sus efectos concretos en la vida de niños y adolescentes cubanos. Por lo pronto, permite conocer, paso inicial para interpretar, valorar y mantener, construir o reformar rutas a favor del bienestar de la infancia y la adolescencia en Cuba.

 

Laura Domínguez García, Universidad de La Habana. Correo electrónico: ldominguez@psico.uh.cu

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