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Revista Cubana de Educación Superior

On-line version ISSN 0257-4314

Rev. Cubana Edu. Superior vol.38 no.2 La Habana May.-Aug. 2019  Epub Aug 01, 2019

 

Artículo Original

Controversia conceptual de competencia y competitividad. Enfoque en la formación inicial del educador ecuatoriano

Debate of the Concepts of Competency and Competitiveness - Focus on Initial Training of Ecuadorian Teachers

Jorge Luis Rodríguez Fiallos1  * 

Yulexy Navarrete Pita2 

Rafael Daniel Valverde Ayala3 

Oscar Antonio Gayrey Atiencia3 

1 Facultad de Filosofía, Letras y Ciencia de la Educación, Universidad de Guayaquil, Ecuador.

2 Facultad de Filosofía, Letras y Ciencias de la Educación, Universidad Técnica de Manabí, Portoviejo, Ecuador.

3 Universidad de Guayaquil, Ecuador.

RESUMEN

El presente trabajo aborda la necesidad de una actuación humana a partir de la concepción que requiere el desarrollo de competencias, las cuales se incorporan desde la formación y la empíria para asumir procesos cada vez más complejos y globales. De igual manera, el contexto de una sociedad marcada por el acceso al conocimiento necesita que se adquieran sistemas de conocimientos que le incorporen al sujeto competencias que le permitan insertarse en un mundo cada vez más competitivo, para el desarrollo de una postura más holística y humanista sobre la competencia y la competitividad. Por ello, en el presente trabajo se fundamenta desde una concepción dialéctico materialista la significación que tiene la formación de competencias en los educadores ecuatorianos para contribuir a una competitividad basada en la innovación y la ética en el contexto contemporáneo de la educación.

Palabras clave: competencia; competitividad; educación; formación; maestros

ABSTRACT

This work deals with the need for competencies to be enhanced, which are acquired while being trained and, also empirically, so one will be able to solve increasingly complex, and global problems. This enhancement should be based on more holistic and humanist concepts of competency and competitiveness. A knowledge-based society demands knowledge systems which will allow people to acquire competencies, so they will be able to survive in an increasingly competitive world. Adopting a dialectical-materialistic approach, the significance of acquiring competencies by Ecuadorian teachers is examined in this work, in order to contribute to innovation- and ethic-based competitiveness in today’s educational context.

Keywords: competency; competitiveness; education training; teachers

INTRODUCCIÓN

En los momentos vigentes la actuación humana requiere cada vez más de competencias incorporadas desde la formación y la empíria para asumir procesos complejos y globales. En el contexto de una sociedad marcada por el acceso al conocimiento, pero a la vez dominada por los grandes centros de poder, se hace necesario adquirir sistemas de conocimientos que le incorporen al sujeto competencias que le permitan insertarse en un mundo tan competitivo.

La competencia y competitividad son vocablos genéricos que pueden tener una o más connotaciones en la percepción del entendimiento de cada persona. Estas pueden ser positivas o negativas e incluso contradictorias y polémicas a la hora de interpretarlas. No obstante, al valorarlas bajo los parámetros de la pertinencia contextual, claridad conceptual y un espíritu humanista, se debería definir su verdadero propósito y uso. En ocasiones la interpretación que se les da a estos vocablos se mueve más por corrientes emocionales que por criterios razonables. Desde la academia se teoriza sobre el tema buscando un acercamiento cada vez más claro sobre estas concepciones, fundamentalmente en la formación de profesionales de la educación competentes.

Por lo general estos conceptos han sido estigmatizados como sinónimos de competir, lo que sin dudas ha causado una animadversión sutil en la educación y la ciencia, por lo que se precisa analizar y desarrollar una postura más holística sobre el tema. De esta forma, se precisa como objetivo del presente trabajo fundamentar desde una concepción dialéctico materialista la significación que tiene la formación de competencias en los profesionales para contribuir a una competitividad ética en el contexto contemporáneo de la educación.

Es posible para algunas personas interpretar solo a la competencia como un vocablo atractivo y de moda desde el ámbito educativo. También es posible que interpreten la competitividad como una palabra repulsiva que denota rivalidad. Sin embargo, ambas posturas son muy radicales en su concepción y lo más razonable es interpretarlas a partir del contexto y la intencionalidad de sus usos, pues pueden oponerse o en su defecto complementarse.

El ideal sería que ellas alcancen su máximo provecho de utilidad y estuvieran siempre orientadas en función a la necesidad e intencionalidad de la ciencia y conciencia del hombre. De ahí la significación que adquiere el tener en cuenta las condiciones histórico-concretas en las que se analizan estos elementos.

El concepto competencia se está integrando y aceptando en el mundo académico y científico, explorando y explotando su carácter y alcance. ¿Pasará lo mismo con el concepto competitividad? No extrañaría que sí, ya que, si se reorienta también a favor de la educación y la ciencia, tendría un mejor y renovado propósito, pues en esencia el hombre es altamente competitivo desde su naturaleza biopsicosocial.

Tener una concepción de competencia como el de «ser el mejor» o «el más capaz» y pensar que la competitividad es tener una rivalidad o contender con algo y alguien sería una postura absurda, retrograda y poco amigable con el que no piensa así.

Los conceptos competencia y competitividad se analizan bajo las perspectivas, definiciones y comentarios de expertos del tema, lo que resalta su sistematización y posibilidades de críticas oportunas que contribuyan a clarificar la concepción competencia-competitividad y poder desarrollar una concepción de integración que contribuya al pensamiento crítico-constructivo como elementos sustanciales para el quehacer investigativo y sus beneficios a favor de la sociedad en general.

En la actualidad, existen múltiples definiciones del constructo competencias y competitividad, así como diversidad de clasificaciones y usos en contextos, ya sean laborales o educativos. Analizando esta problemática que se puede suscitar ante las múltiples definiciones y la diversidad de clasificación, las personas lo pueden relacionar de una forma inadecuada. A su vez, los conceptos, competencias y competitividad son relativamente nuevos en el contexto de la educación superior en el Ecuador. La educación basada en competencias nace como respuesta a las exigencias de lograr una educación de calidad. Está propuesta para educar a la sociedad y se ha experimentado en diversos países de América Latina y Europa con importantes resultados.

DESARROLLO

La etimología del concepto competencia en un sentido estricto es sinónimo de competición, como una acción y efecto de competir en oposición a alguien o a algo. Desde su origen semántico ha causado una animadversión o rechazo por el carácter de competir o rivalizar entre las personas, instituciones y países.

Por lo general, la palabra competencia se interpreta más en un sentido emocional y en casos extremos con una concepción prejuiciosa y no por criterios racionales que puedan ayudar a enfocarla correcta y adecuadamente. En ocasiones es mal interpretada e incluso mal usada para denotar el «éxito del ser humano». Esta interpretación conceptual provoca una lucha desleal y a veces inmoral del hombre sobre el hombre.

En las condiciones de la sociedad contemporánea se revela una desmedida competencia en el sector industrial fundamentalmente provocada por las concepciones consumistas del modo de producción capitalista. En la carrera por obtener beneficios cada vez mayores se justifica por los grandes centros de poder todas las vías, éticas o no, por alcanzar un fin individual.

En la lengua española, el término «competencia» tiene dos orígenes etimológicos: el primero se refiere:

(Del lat. competentĭa; cf. competir). f. Disputa o contienda entre dos o más personas sobre algo. || 2. Oposición o rivalidad entre dos o más que aspiran a obtener la misma cosa. || 3. Situación de empresas que rivalizan en un mercado ofreciendo o demandando un mismo producto o servicio. || 4. Persona o grupo rival. Se ha pasado a LA competencia. || 5. Am. Competición deportiva (Real Academia Española, 2018).

Y en segundo lugar se define como: «(Del lat. competentĭa; cf. competente). f. Incumbencia. || 2. Pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado. || 3. Atribución legítima a un juez u otra autoridad para el conocimiento o resolución de un asunto» (Real Academia Española, 2018).

Un aspecto importante que se observa en la valoración de ambas definiciones es que deja claro que en la concepción etimológica de competencia no están incluidos los valores esenciales de la persona que adquiere y desarrolla una competencia para algo, por lo que solo se refiere a los conocimientos y aptitudes fundamentalmente que se poseen para ese algo y aparece mezclado con el concepto posteriormente analizados de competitividad que esta generalmente más circunscrito a la concepción etimológica primera en lo que aborda situación entre rivales.

Partiendo de un análisis histórico del concepto competencia se revela su existencia en diferentes contextos sociales. Uno de los grandes exponentes sobre el tema de las competencias dice: «La noción de competencia, referida inicialmente al contexto laboral, ha enriquecido su significado en el campo educativo en donde es entendida como un saber hacer en situaciones concretas que requieren la aplicación creativa, flexible y responsable de conocimientos habilidades y actitudes» (Perrenoud, 2008, p. 8).

Esto hace reflexionar que la concepción por competencia fue utilizada como un conjunto de nociones eminentemente prácticas para situaciones muy concretas primeramente en el campo laboral y segundo en el campo educativo. Su pertinencia exige conocer cómo la competencia se ha desarrollado desde el punto de vista histórico, psicológico y sociológico, para entender su evolución conceptual y explicar su pertinencia actual.

Se define competencia como una capacidad de la trasferencia del conocimiento en un contexto definido: «Es la capacidad de movilizar recursos cognitivos para enfrentar un tipo específico de situaciones» (Perrenoud, 2000, p. 6).

El término competencia es más que conocimientos y habilidades, implica comprender el problema y accionar racional y ético para resolverlo. Este enfoque surge como una de las respuestas al hecho de que los estudiantes al graduarse poseen un conjunto de conocimientos que se vuelven obsoletos ante la rapidez de los procesos de globalización y que estos muchas veces no responden a lo que se necesita para actuar en la realidad.

Se observa entonces que la palabra competencia es utilizada, primero, como un fin supremo, que consistía en la necesidad de hacer el vínculo entre la teoría que ofrecía la educación convencional y la práctica que exigía el mundo laboral. Estos son aspectos significativos y hay que seguir manteniéndolos y perfeccionándolos para el avance de la educación y su pertinencia actual en el mundo laboral. Y, en segundo plano, como un medio urgente que cambiar y que consistía en reorientar el modelo o perfil curricular con la necesidad de estructurar dichos diseños, enfocando estratégicamente al saber, al saber hacer y al saber ser, elementos fundamentales que deben existir en toda estructura curricular actual, para así denotar una concepción de relación e integración entre la teoría y la práctica y de esta con una actuación humanista. Reconociendo que la educación actual se integra en el ámbito socioeconómico de las políticas que rigen en la mayoría de los países:

El término competencia, con todo lo que ello implica, ha irrumpido con fuerza en el mundo de la educación. Se ha convertido en un término globalizado en todo sentido, a nivel internacional, nacional y regional; y está en la mesa de la discusión de las reformas educativas de los programas de estudio, del curriculum, de la evaluación y acreditación, de la formación docente, de los procesos de enseñanza y aprendizaje, de las características que definen un cargo, de la gestión de los recursos humanos, etc., intentando con esto restaurar el enlace entre los sujetos y el ambiente, la escuela y la sociedad, la teoría y la práctica, la escuela y el empleo, la educación y el desempeño social (Jaik, 2013, p. 7).

Sin dudas, es un muy buen comentario para saber el alcance de la competencia y sus implicaciones en todas las esferas de la educación.

Otro aspecto relevante sobre el tema de la competencia es que hoy día se usa en todas las ciencias que tratan de desarrollarse a partir de parámetros básicos de conocimientos, tecnología y valores. Entre ellos podemos decir que existen competencias para la vida, para la educación, para la investigación, para la profesionalización en el mundo laboral, etcétera.

Las competencias en general no es un cuño y menos una palabra de moda que es utilizada a veces sin sentido o usada para contraponerla. La competencia ha llegado para quedarse en el vocabulario científico aun cuando hay que continuar repensando en ella para encaminarla de la mejor manera y que esta contribuya sanamente al desarrollo del hombre insertado en el mundo colectivo.

Las competencias están al servicio del hombre como un conjunto de herramientas multidisciplinarias y funcionales que integran cuatro elementos esenciales para su aplicación y desarrollo: conocimientos, habilidades, valores y sociedad. Si este las usa adecuadamente, entonces se puede decir que se es competente en su accionar primeramente en lo personal y luego en lo profesional. Básicamente, «el concepto de competencia se refiere a la manera que permite hacer frente regular y adecuadamente, a un conjunto o familia de tareas y de situaciones, haciendo apelación a las nociones, a los conocimientos, a las informaciones, a los procedimientos, los métodos, las técnicas y también a las otras competencias más específicas» (Perrenoud, 2008, p. 8).

Entre esas competencias específicas están también las habilidades para la vida, línea de investigación que estudia el desarrollo del hombre con su entorno. Desde este enfoque, un hombre es competente en la medida que satisface sus necesidades básicas para elevar su desarrollo humano mediante su actividad. Un factor preponderante que podría vincular la competencia con las habilidades para la vida es el enunciar y determinar la escala de necesidades que el ser humano tiene de manera intrínseca en su ser.

Por otro lado, la etimología de la palabra competitividad como tal no existe y solo se hace referencia en el plano comercial y empresarial. Una aproximación para poder entender de manera clara la concepción de la competitividad y reconocer de las diferentes posturas es que:

La competitividad es un concepto impreciso sobre el que no existe consenso sobre su significado y su medición, y cuya concepción se ha modificado a lo largo del tiempo. La concepción tradicional de la competitividad asociaba a ésta con la capacidad de una economía para mantener o incrementar de manera sostenida su presencia en los mercados internacionales, incluido el propio mercado nacional. Desde una concepción moderna, la competitividad de una economía viene determinada por su capacidad de adaptación y sus posibilidades de crecimiento a mediano y largo plazo (Gutiérrez y González, 2014, pp. 123).

A diferencia de la competencia y de manera general en el concepto competitividad se refleja altamente el carácter de competir, de crecer y ganar. Esto puede causar de manera implícita y abiertamente un rechazo e inclusive un repudio en su utilización en otras ciencias. Por ejemplo, la competitividad es altamente agresiva en el mundo del comercio nacional e internacional en la época del capitalismo contemporáneo. Esto ha derivado en que las empresas sean las protagonistas en la economía solo enfocándose en ellas y no en el ser humano. Ha desarrollado en un accionar individualista y de afán por acumular las riquezas y el poder. Esto ha traído como resultado en muchas ocasiones el desequilibrio del sistema social, por lo cual es una necesidad de los sujetos mantener y unir esfuerzo para que haya una competitividad justa y solidaria en el logro de la satisfacción de los seres humanos.

Hablar sobre la competitividad es hablar también sobre el competidor: es el hombre en acción que busca desarrollarse ante la vida sin tomar en cuenta que el desarrollo realmente está en vivir en comunidad y satisfacer sus derechos y el derecho de los demás. La lucha del hombre sobre el propio hombre, las debilidades de su naturaleza humana y todas las tentaciones que conlleva a la obtención del poder hace que la competitividad sea una guerra y separe a los seres humanos entre sí. Si por naturaleza el hombre es competitivo, entonces, hay que desarrollar elementos nobles y de inspiración para legitimar el «éxito».

Es verdad que hay muchas personas que no desean su superación para aspirar a favor de su bienestar integral. Sin embargo, es cierto que un competidor se prepara y entrena constante y disciplinadamente para alcanzar el éxito y la victoria: el hombre en esencia es altamente competitivo y buscará de cualquier manera sobresalir en la vida.

Es muy importante reconocer y precisar que la palabra competitividad no es del todo clara y que inicialmente fue usada en términos más de tipo comercial y empresarial:

Es conveniente intentar saber dónde se origina la palabra competitividad. Se dice que macroeconómicamente y de acuerdo con el Reporte Mundial de Competitividad, se origina en tres niveles: a nivel país, a nivel sector y a nivel empresa; de ahí que sea un concepto relativo puesto que no todos los países, sectores o empresas tienen los mismos niveles de competencia en los mercados. Como en lo sucesivo se utilizará con frecuencia el término competitividad, es necesario iniciar la exposición señalando que existe la opinión general de que no es fácil precisar su origen y significado porque la existencia de barreras comerciales y de otra índole evidencian la lucha por los mercados y la enorme dificultad que enfrentan los países para conquistarlos, aun cuando sus mercancías y servicios sean aceptados internacionalmente (Sánchez, 2003, p. 56).

Es interesante denotar que la palabra competencia también resalta a la hora de medir los niveles de sus mercados, pero es más claro entender que está orientada a la acción de competir. Es complejo su entendimiento cuando de por medio existen muchas variables que se consideran para determinar su eficiencia:

La competitividad no tiene límites precisos y se define en relación con otros conceptos. La definición operativa de competitividad depende del punto de referencia del análisis: -nación, sector, firma del tipo de producto analizado, bienes básicos, productos diferenciados, cadenas productivas, etapas de producción- y del objetivo de la indagación -corto o largo plazo, explotación de mercados, reconversión, etc. (Pinero citado por Garay y Jorge, 1998, p. 564).

En cuanto a su alcance y pertinencia en el uso de la palabra competitividad, en muchas ocasiones es sujeta a opiniones y juicios de valor que pueden afectar su enfoque conceptual y más aún en el mundo empresarial y países desarrollados que pugnan por el poder económico y la acumulación desproporcionada del capitalismo como concentración de riquezas.

Se ha puesto de manifiesto que la competitividad es un factor de mucha importancia y relevancia en el desarrollo económico global. La humanidad es testigo de cómo han irrumpido verdaderos organismos nacionales e internacionales con sus macroeconomías y monopolios, concentrando las riquezas y su poder hegemónico, muchas veces en detrimento a la justicia y equidad social.

La especie humana se enfrenta a una crisis económica que trasciende todas las esferas de la realidad y donde la crisis de los valores universales también cobra auge. Por tanto, la compresión epistemológica de competitividad debería ser más solidaria, innovadora y altamente productiva. Al no tener estos elementos esenciales, se pierde el buen espíritu para aplicarla. Entonces se hace la pregunta: ¿se es competente para la vida o competidores en la vida?

Todo ser humano tiene el libre albedrío de decidir ser competente para vivir en sociedad o competidor para luchar en contra de la sociedad. La tarea de los profesionales competentes y específicamente de los profesionales de la educación es determinar cómo se quiere entender y aplicar la competitividad en beneficio de toda la humanidad y que estos contribuyan en el proceso educativo a transmitir no solo conocimientos sino actitudes y valores morales al servicio de una sociedad próspera e inclusiva.

CONCLUSIONES

A partir del análisis realizado y de observar de manera holística los vocablos competencias y competitividad, se llega a la conclusión de no contraponerlas, sino de asumirlas e integrarlas bajo una concepción más humanista. Esto hace que la competencia se establezca como un conjunto multidisciplinario y funcional de herramientas básicas altamente profesionales desde posturas humanistas que necesita el hombre como forma de vivir en armonía con toda la naturaleza.

La competitividad se entiende como el recorrido preconcebido a la búsqueda de nuevos conocimientos que generen la innovación de la materia. Se es competente siendo más profesionales en las labores y competitivos al producir e innovar más conocimiento en ellos. Todo hombre en su interior tiene una innata competencia, pero no todos tienen un buen espíritu competitivo.

Es importante formar un maestro competente dueño de su contexto, prepararlo para que responda a las problemáticas sociales de la educación y sus demandas; lo cual requiere de conocimientos, habilidades, experiencias, valores, responsabilidad y compromiso integral con sus alumnos y la sociedad en general. Ello exigiría de la creatividad del educador ecuatoriano para buscar soluciones e innovaciones contextuales a tono con la cultura e idiosincrasia de cada cultura y sus particularidades en Ecuador.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFÍCAS

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Recibido: 22 de Octubre de 2018; Aprobado: 14 de Enero de 2019

*Autor para la correspondencia. jlrf10@yahoo.com

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