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Revista Cubana de Educación Superior

versión On-line ISSN 0257-4314

Rev. Cubana Edu. Superior vol.40 no.1 La Habana ene.-abr. 2021  Epub 01-Abr-2021

 

Artículo Original

La empleabilidad de los graduados universitarios en la República Popular China

Employability of University Graduates in the People's Republic of China

1Estudiante de doctorado del Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior (CEPES), Universidad de La Habana, Cuba.

2Centro de Estudios para el Perfeccionamiento de la Educación Superior (CEPES), Universidad de La Habana, Cuba.

RESUMEN

Se realiza un análisis general sobre el incremento de graduados universitarios en las diversas carreras y la necesidad real de encontrar empleo acorde con los estudios realizados, en aras de lograr un posicionamiento laboral estable, reconocido y valorado por la sociedad y el ser humano. Se percibe entonces la necesaria relación entre la empleabilidad y la realidad existente y contrastante de la República Popular China.

Palabras clave: China; empleo; graduados; universidad

ABSTRACT

A general analysis is carried out on the increase of university graduates in the different careers and the real need to find employment according to the studies carried out, in order to achieve a stable labor positioning, recognized and valued by society and the human being. The necessary relationship between employability and the existing and contrasting reality of the People's Republic of China is then perceived.

Keywords: China; employment; graduates; university

INTRODUCCIÓN

Existen diversas conceptualizaciones sobre la empleabilidad de los graduados de la educación superior. La más reconocida es aquella que considera la combinación de factores, que van desde la situación económica, el desarrollo alcanzado por el país de residencia y una mayor o menor demanda o saturación de profesionales (por especialidad) en el mercado laboral, así como las competencias y habilidades adquiridas en la educación superior, la experiencia, las cualidades y aptitudes personales que permiten conseguir un empleo en función de los conocimientos adquiridos, permanecer empleado y progresar a lo largo de las carreras laborales (Felgueroso, 2015).

Lo anterior explica en parte el por qué en momentos de crisis económica la empleabilidad para los egresados de la educación superior tiene dos momentos: en uno disminuye la oferta general del empleo, mientras que, en el otro, por lo general, la falta de empleo afecta con mucha más intensidad a las ocupaciones que requieren de menor calificación. Pero también las posibilidades de emigrar y obtener empleo son más favorables para los graduados universitarios que para los que no lo son.

No obstante, las posibilidades de empleo varían en función de la carrera cursada. La empleabilidad tiene más posibilidades en el caso de los graduados de las carreras técnicas, las ingenierías; sin embargo, no son las más solicitadas por los jóvenes internacionalmente. Según Alfredo Dillón (2014, párr. 3), en el caso de Argentina, aunque válido para otros países, «en el mercado laboral local, hoy las ingenierías, las ciencias exactas y las carreras asociadas con las nuevas tecnologías son las más demandadas, según datos del Ministerio de Trabajo y de consultoras privadas. La necesidad de estas profesiones ha aumentado en los últimos años y, en muchos casos, la empleabilidad de los egresados está prácticamente garantizada», lo cual se justifica por ser las que más impactan en las estrategias de desarrollo económico de los países.

Es evidente que una parte de los graduados universitarios no vinculados con carreras de alto nivel de empleabilidad no logran acceder a empleos en correspondencia con su título. Según información aportada por el Observatorio Laboral para la Educación (2013), de la República de Colombia, «en el 2012, el 78,7 % de los recién graduados de educación superior se encuentra trabajando en el sector formal, realizando aportes al Sistema de Seguridad Social, y el 3,1 % continúa estudiando un programa de Educación Superior» (párr. 2), de lo que se desprende que el 18,2 % no ha logrado emplearse.

En la actualidad, la empleabilidad constituye una preocupación tanto para las familias y las instituciones de educación superior (IES) como para el gobierno de la República Popular China (RPCh) ante el incremento de los graduados universitarios en las diferentes carreras, los que no siempre coinciden con las necesidades nacionales y sobre todo territoriales. Esto da lugar a que muchos de ellos no obtengan trabajo de inmediato o pasan a ocupar plazas que no están en relación con los estudios cursados.

Es muy válida la observación que hace Laurie Percey (2014, párr. 3), exjefe ejecutivo del Consejo Empresarial China-Australia y actual jefe de estrategia y desarrollo de China en la China Students Access Network (UNSW), al señalar que para el logro de la empleabilidad «las universidades necesitan estar activamente persiguiendo las alianzas con la industria que alinearán el desarrollo de las carreras estudiantiles con las necesidades reales de las compañías». Es por ello necesario realizar un estudio que establezca las pautas respecto a la realidad existente hoy en China sobre la posibilidad real de empleo de los recién graduados y las posibles causas que afectan el fenómeno de la empleabilidad.

1. CARACTERÍSTICAS DISTINTIVAS DEL SISTEMA EDUCATIVO EN CHINA

Las características que hoy tiene el sistema educativo chino son el resultado de los influjos que ha tenido por los efectos de los sistemas sociales por los que ha transitado y las influencias de los sistemas educativos de las potencias occidentales y orientales en el decursar de su historia.

En China la educación estuvo siempre en función del empleo. Los jóvenes que asistían a sus aulas lo hacían para aspirar a ocupar los cargos que el Imperio reclamaba para funciones administrativas, siendo la función de mandarín su mayor aspiración. En las escuelas de los escribas se enseñaba a los estudiantes a extender las actas oficiales y a describir los acontecimientos de las ceremonias y los ritos. No todos los que se presentaban lograban acceder a los estudios, pero todos los que entraban tenían garantizada su graduación y el empleo.

Para comprender bien las características de la educación china hay que, primero que todo, analizar la incidencia del gran pensador Confucio, dada

la estrecha relación entre educación y confucionismo, el sistema filosófico, político, moral y ético que ha regido la forma de gobernar en China desde el siglo ii a.C. Sería imposible comprender e interpretar los rasgos culturales que definen los modos de pensar, las expectativas, los valores y creencias, las formas de comunicarse y de comportarse de las personas que integran las comunidades de este país, si ignorásemos el papel fundamental de la educación, la filosofía de Confucio y el confucionismo a lo largo de la historia de China. (Sánchez Griñán, 2008, p. 14)

La educación en la República Popular China en su función institucional históricamente reproduce el status quo y, por tanto, está «destinada para la reproducción del injusto orden existente practicaba las características de la escuela tradicional: no consideraba la realidad objetiva de China, cultivaba el teoricismo-intelecto, partía de conceptos religiosos, centraba el autoritarismo vía una disciplina cerrada, se distanciaba de la unidad entre teoría y práctica, etc.» (Jair, 2003, párr. 2).

China en el siglo xvi tuvo la presencia de un misionero jesuita que influyó en la organización educativa y unos años después se vio afectada por las políticas coloniales de España y Portugal, aunque su presencia no fue significativa, incidieron en el sistema educacional. En el año 1903 la educación superior era impartida en un ciclo de siete años. En general, los profesores eran diplomados de las academias públicas y de las escuelas privadas. Estos, juntos con los graduados, tenían la posibilidad de acceder a un puesto oficial y por lo general todos lograban obtener el empleo deseado ya sea en el estado o en el sistema empresarial.

En 1911 se produce un movimiento desde el punto de vista político y social que dio paso a la revolución democrático-burguesa, liderada por el Dr. Sun Zhongshan, que tenía como objetivo instaurar el sistema capitalista como la vía para sacar a China del atraso y ponerla al mismo nivel de los países occidentales. Entre los cambios que se producirán como resultado de la revolución estuvo lo vinculado a la política de dar prioridad a la educación para «crear un nuevo sistema educativo universal en el que los alumnos recibieran una formación integral que comprendiera las vertientes moral, intelectual, física y estética» (Macías, 2007, p. 554). Por otro lado, se asumió el alfabeto latino (pinyin) para transcribir la fonética de los caracteres chinos, se admitió a las mujeres en la educación superior y en general se asumieron las teorías y métodos pedagógicos occidentales.

Como resultado de la revolución que presidía Sun Zhongshan, en el año 1912 desaparece la sociedad feudal-monárquica, comenzando en China una corta época de capitalismo. Por su parte, el sistema universitario chino copió las estructuras y métodos de Alemania y las universidades lograron bastante libertad académica y autonomía. Ambos elementos permitieron que los graduados universitarios tuvieran garantizado el empleo, aunque su formación no fuera la ideal.

Desde la perspectiva de Domínguez (2017), en el año 1929 el gobierno promulgó la Ley Universitaria, en la cual el objetivo de la educación superior se definía en función de la preparación de los investigadores que favorecieran el desarrollo de la ciencia y las capacidades de aplicar las nuevas técnicas informáticas y de otras ramas.

La etapa de 1919 a 1945 estuvo matizada por la guerra de liberación nacional encabezada por Mao Zedong, quien estaba al frente del Partido Comunista Chino, el cual se enfrentó no solo a las fuerzas internas y externas enemigas del pueblo chino, sino también en el terreno educacional a eliminar los preceptos educativos burgueses y a difundir sus diez principios pedagógicos, entre los que se destacan:

  • Avanzar de lo próximo a lo lejano.

  • Avanzar de lo superficial a lo profundo.

  • Despertar el interés del auditorio.

  • Hacer las clases interesantes.

  • Repetir incansablemente lo fundamental de la clase hasta llegar a la comprensión total.

  • Resumir lo que se ha dicho.

  • Destacar lo más importante.

  • Desarrollar la práctica de discusiones y debates.

En julio de 1950, con la promulgación por el Consejo Estatal de La Provisión Temporaria de Educación Superior, se señaló expresamente que el objetivo de la educación superior era garantizar la preparación profesional en la capacidad de aplicar las técnicas que favorecieran el desarrollo científico. Se aplicó para ello el sistema soviético de educación superior, el cual era de admiración mundial, y, en correspondencia, se adoptó la lengua rusa como primera lengua extranjera. La pedagogía de Mao Zedong fue remplazada por la del pedagogo ruso Keirov. Tales medidas posibilitaron que la formación de los futuros profesionales estuviera en correspondencias con la empleabilidad demandada (Domínguez, 2017).

De 1956 a 1966 se produce la ruptura de China con la URSS, razón por la que la aplicación de la experiencia soviética en educación superior va a ser rechazada. Esto provocó que durante este tiempo el desarrollo educativo se estancara: las universidades vieron afectadas sus funciones académicas para servir a la nueva política.

El periodo que va de 1966 a 1976 estuvo caracterizado por la realización de la Gran Revolución Cultural en la RPCh, la que es considerada como «el movimiento de masas encaminado a prevenir la restauración del capitalismo, fortalecer la dictadura proletaria y construir la sociedad socialista» (Jair, 2003, párr. 4). Lo que, si bien representó una mayor participación en el poder de la alianza obrera-campesina, por otro lado criticó y afectó seriamente el sistema educativo en general y en particular la educación superior. Los graduados de esos años tuvieron serias dificultades en cuanto a la empleabilidad se refiere al no adquirir las competencias necesarias ni las habilidades requeridas para lograr un empleo acorde con su formación.

Con la muerte de Mao Zedong, en 1976 se inicia un viraje en el orden político y económico que implicó la apertura al exterior y a la economía socialista de mercado. Por su parte, la educación también sintió los efectos del cambio. A mediados de los años ochenta las autoridades educativas chinas acometieron la reforma del sistema educativo.

La partida del presupuesto estatal destinada a la educación se consagró principalmente a la popularización de la educación obligatoria y a la enseñanza superior, por lo que se amplió y renovó la educación superior en función del desarrollo científico-técnico, para lograr un despegue tanto en lo social como en la competitividad comercial con el mundo.

En cuanto al sistema de ingreso a la educación superior, el milenario examen de ingreso, que fue suspendido a principios del siglo xx y restablecido en 1952, se ha mantenido hasta el presente, con una variante nueva que posibilita acceder a las IES privadas con notas inferiores a las requeridas por dicho sistema.

En el año 1985 se aprueba el documento Decisiones del Comité Central del Partido Comunista Chino sobre la Reforma del Sistema Educativo, en el que se planteaba lo referido a la innovación de los sistemas de gestión en función de las enmiendas a la Constitución de la RPCh, introducidas por la III Sesión Plenaria del XI Comité Central del PCCH. Tal innovación, entre otros aspectos, implicaba la garantía de una formación en función de la empleabilidad de los graduados universitarios.

La década de los noventa se caracterizó por un sistemático perfeccionamiento de la educación superior, con el fin de apoyar el desarrollo científico-tecnológico y a la vez contribuir a la mejora de la calidad de vida del pueblo chino; y por supuesto a garantizar la interrelación entre el número de graduados universitarios y las necesidades de la sociedad, aspecto este último que no siempre se logró (Domínguez, 2017).

Según Domínguez (2017), estructuralmente, el sistema universitario chino es bastante similar al de la mayoría de los países occidentales. El primer nivel de estudios, al que acceden los estudiantes tras concluir la enseñanza secundaria, corresponde al pregrado o grado europeo, que tiene una duración de cuatro años y conduce a la titulación de licenciatura. Inmediatamente después viene el posgrado, que cursándose durante tres años se corona con el título de máster. Por último, el doctorado es el nivel universitario más elevado y su duración generalmente excede los tres años. La selección para las maestrías se realiza por parte de las instituciones, y recorre un exigente proceso evaluador, que comprende entre otros quehaceres, exámenes, entrevistas, y de igual forma se realiza el acceso al doctorado. En fin, los títulos básicos que se pueden obtener en la educación superior china son: licenciatura, máster, doctorado.

Una de las innovaciones docentes mejor aceptadas ha sido el impulso de las dobles Licenciaturas en las universidades, lo que permite desde 1989 que los estudiantes obtengan dos títulos en 4 años. Esta doble graduación garantiza una mayor especialización, al estudiante seleccionar la segunda carrera en apoyo a la primera y un complemento entre disciplinas que, sobre todo, manifiestan ventajas en el marco de los negocios, el derecho de la empresa y los estudios de Economía. El doble grado posibilita, así, un conocimiento global de las asignaturas más vinculadas con el futuro empleo y garantiza una mayor posibilidad de conseguir un empleo, cumpliéndose con la idea de la empleabilidad garantizada desde los estudios universitarios (Domínguez, 2017).

En el periódico chino Xinhua se señala que «desde los años 90 del siglo pasado la ampliación de la enseñanza superior es espectacular, llegando a alcanzar tasas de crecimiento anual en el número de matriculados del 22 % en 1999 y del 75 % en 2013» (Cajide et al., 2004, p. 8). Esto apunta a que si bien la educación superior en China fue una educación de élites, a partir de 1998 se inició la ampliación de admisión por parte de las universidades a la vez que se aumentaban las IES, tanto públicas como privadas, para responder a la creciente demanda del pueblo en materia de la enseñanza superior, demanda que crece en la medida en que se incrementaban los graduados del nivel precedente, ante el marcado interés de las familias porque sus hijos logren una carrera universitaria (Li-Jun, 2017).

Los préstamos del Estado constituyen una de las medidas más importantes para resolver el problema del ingreso de los estudiantes pobres a la universidad. Establecido en 1999, este sistema se ha ido perfeccionando con la práctica, lográndose avances importantes en su ejecución.

Los estudiantes necesitados de préstamos pueden solicitar, previa presentación del certificado de identidad, «los anticipos fiduciarios sin garantías equivalentes a los gastos de estudios, o los de vida básica, y gozar del pago de un interés en 50 % por parte del Estado. Normalmente un estudiante puede obtener 8 000 yuanes al año. El plazo del préstamo no supera en general los ocho años» (Rojas, 2013, párr. 5).

Las características de las IES chinas y la empleabilidad de sus graduados han estado marcadas por su contexto a partir de los siguientes aspectos:

  • La connotación en cada momento histórico.

  • El papel de la Revolución china de 1949 que, pese a su momento de retraso, ha sido un factor de estímulo al desarrollo de la educación superior y a la búsqueda de la calidad y la empleabilidad.

  • Los cambios socioeconómicos iniciados en 1978, que han tenido un efecto positivo en la educación superior, asociado al desarrollo científico y técnico y a la búsqueda del bienestar social. Además, se perfeccionaron los métodos de gestión en función de lograr una descentralización y una mayor atención por la vía del financiamiento con la ampliación de la oferta a través de la creación de IES no públicas.

2. PERSPECTIVAS DE DESARROLLO DE LA EMPLEABILIDAD DE LOS GRADUADOS UNIVERSITARIOS EN CHINA

China ha sido considerada siempre como el gigante asiático, tanto por su tamaño como por su población. En la actualidad, «la República Popular China es la tercera nación del mundo en cuanto a extensión y la primera en población: sus millones de habitantes representan el 21,5 % de la población mundial» (Li-Jun, 2017, p. 19). No son pocas las dificultades que ha tenido que afrontar a lo largo de su historia para garantizar la prosperidad de su pueblo y en especial en lo relativo a la empleabilidad de los graduados universitarios, dado este fenómeno poblacional y el incremento de los jóvenes que logran acceder a la educación superior.

El Ministerio de Educación, a finales del siglo xx, puso en marcha el Programa de Reforma de la Enseñanza Superior en el Nuevo Siglo, el cual se propuso transformar las IES para adaptarlas a los retos del siglo xxi, centrándose sobre todo en aspectos de formación del personal docente, en los contenidos de las asignaturas, en los métodos de enseñanza-aprendizaje y en el logro de una enseñanza superior de calidad, práctica y dotada de espíritu emprendedor y creativo. Por otro lado, se fortaleció la investigación en las IES y se garantizó una mayor tasa de matrícula a partir de un sistema de apoyo financiero a los jóvenes con dificultades económicas, a fin de que pudieran realizar estudios superiores.

El proceso de masificación de la educación superior en la RPCh ha tenido desde la década de los noventa un sistemático incremento como parte del interés del gobierno chino de garantizar la oportunidad para todos los jóvenes de que aprueben el examen de ingreso, de acceder a la universidad. En la actualidad la tasa de matriculación alcanza la categoría de «masa» y se considera que en los próximos diez años podrá llegar a ser «universal». Tal aspiración implica un gran reto en el logro de la plena empleabilidad de los graduados universitarios de los próximos años.

La empleabilidad de los graduados universitarios es uno de los problemas que enfrenta la educación superior y el gobierno de la RPCh a mediano y largo plazo, por lo que se ha convertido en un foco de atención por parte de los medios de comunicación y la opinión pública. De acuerdo a un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2016a, párr. 1), en el que este organismo hace un análisis estadístico sobre el desempleo, a partir de la proporción de la población activa que no tiene trabajo pero que lo busca y está disponible para realizarlo, aparece que la RPCh ha tenido niveles de desempleos bajos: «4,3 en el 2011; 4,5 en el 2012; 4,6 en el 2013 y 4,7 en el 2014». No obstante ser bajos los niveles de desempleo, obsérvese que la tendencia es a crecer. Del 2011 al 2014 aumentó en 0,4.

Teniendo en cuenta que al ser China el país más poblado del mundo, ese 0,4 representan varios millones de personas, lo cual llama la atención del gobierno chino, sobre todo luego de la información dada por Raymond Torres, director del Departamento de Investigación de la OIT (2016b, párr. 3) en la que alertaba que: «La inestabilidad del contexto económico asociada con la volatilidad de los flujos de capital, la persistente disfunción de los mercados financieros y la insuficiente demanda mundial, siguen afectando a las empresas y desincentivan las inversiones y la creación de empleo»; así como el criterio dado de que «para el 2019, más de 212 millones de personas carecerán de un empleo frente a los 201 millones a la fecha» (OTI, 2016b, párr. 3).

Aunque China no es de los países con más alto nivel de desempleo, la empleabilidad de los profesionales si se ha mantenido alta. Según Diez (2013), anualmente en China se gradúan cerca de siete millones de estudiantes y casi un 50 % no encuentran empleo, según un informe del Ministerio de Recursos Humanos y Seguridad Social del país, citado por los medios de comunicación chinos.

Xiong (2012, párr. 2), vicepresidente del Centro de Investigaciones sobre Educación del Siglo xxi, citó el Informe de Empleo 2012, según el cual «570 000 de 8,8 millones de graduados universitarios en el 2011 permanecieron desempleados por más de un año después de graduarse; entre ellos, más de 100 000 no estudian ni trabajan, no reciben formación profesional y dependen del apoyo de sus padres; culpando a la educación universitaria de no preparar a los estudiantes para la sociedad china en rápido desarrollo y encontrando jefes muy exigentes».

La falta de planificación y la búsqueda de empleo sin rumbo son dos razones de por qué tantos graduados universitarios no consiguen trabajo, mientras otros tantos tienen el hábito de cambiar de trabajo constantemente.

De acuerdo con el documento Reforma y Desarrollo de la Seguridad Social de China (citado por Diez, 2013), «se estima que más de tres millones de estudiantes, a las puertas de graduarse, tendrán dificultades a la hora de buscar empleo» (p. 8).

El referido documento «resalta que las razones de esta inestabilidad radican en la ralentización del crecimiento económico chino, que ha disminuido en 0,5 % y no crecería más del 7,8 % como se estimó; además del empeño de los estudiantes de ir a ciudades grandes donde existen las tasas más altas de desempleo» (Diez, 2013, 10).

Diez (2013) refiere que el director de Inversiones Internacionales de la Academia de Ciencias Sociales de China, Zhang Ming, expresó que: «Las universidades ofrecen carreras que no necesariamente tienen mucha demanda: en China lo que más se requieren son obreros y técnicos, y no universitarios» (en Diez, 2013, p. 11).

Existen razones para explicar las dificultades de los estudiantes chinos para encontrar empleo, según declaró el director del Departamento de Inversiones Internacionales de la Academia de Ciencias Sociales de China (CASS, por sus siglas en inglés), Zhang (2014): «La ralentización del crecimiento económico de China (que empezó en 2012 al crecer solo un 7,8 %, y que en la próxima década oscilará alrededor de un 7 %), el empeño de los graduados de quedarse en las grandes ciudades, donde se registran las altas tasas de desempleo, por recibir mejores beneficios sociales, sin embargo, en las pequeñas y medianas ciudades el problema del desempleo no es serio, existiendo mayores probabilidades de encontrar trabajo» (párr. 3).

Los datos socioeconómicos existentes sobre China permiten comprender las sustanciales diferencias que se manifiestan en su inmenso territorio, en cuanto a uno de los principales problemas que ha estado enfrentando China desde finales del siglo xix: la superpoblación creciente y su incidencia primero en el acceso a la universidad y después en la empleabilidad. Lo anterior se hace más crítico a partir de que de los más de 1 300 millones de habitantes, los mayores de 60 años solo ascienden a 200 millones y el resto, por tanto, está en edad económicamente activa.

Pero la problemática de la empleabilidad, si bien es nacional, tiene diferentes matices en función de las características de cada región del país. Los territorios menos desarrollados industrialmente, que son justamente las provincias agrícolas como Guizhou, Sichuan, Hunan, Tibet, Anhui y la región autónoma de Mongolia Interior, entre otras, donde más ha crecido la población en comparación con las provincias más desarrolladas del sur y centro-este de China, son las que más problemas presentan en cuanto a la empleabilidad de sus graduados universitarios.

En un esfuerzo por mejorar la situación, los creadores de las políticas económicas en China han tratado de realizar un sistema de gestión de la información para mejorar estas regiones del país con la creación de nuevas instituciones para la transferencia de tecnología -que ha dado poco resultado- especialmente para el sector agrícola, que presenta serias deficiencias tecnológicas de producción. En esta obligada urgencia se formaron los centros de información en extensión tecnológica en todo el país -aunque se tiene el ánimo de cubrir toda la nación-, donde han ocurrido paros laborales por falta de fondos de operación (Tu, 2006).

Ante los problemas que presenta la RPCh en cuanto a la empleabilidad de los graduados universitarios, consideramos que la universidad tiene que analizar el ingreso de todas las carreras y establecer las especialidades a priorizar en cuanto a la matrícula en función de las demandas sociales y de la estrategia de desarrollo prevista por el país. Es muy necesario que la educación superior tenga como paradigma el logro de la calidad, con independencia de la cantidad de graduados que se requiere. La cantidad de matriculados no debe atentar contra la calidad del graduado.

Como resultado de la política de masificación del ingreso a la educación superior china, el número de graduados universitarios es superior a las plazas de especialistas que demanda la sociedad, lo que da lugar a que los recién graduados no puedan lograr un trabajo de inmediato o pasen a ocupar plazas que no están en relación con los estudios cursados. Las universidades deben lograr un mayor vínculo con los empleadores para de esta forma garantizar el empleo a sus graduados. Esto implica una mayor participación de los estudiantes en las prácticas profesionales en las empresas y otras instituciones afines a los estudios que realizan y a la vez motivar a los empleadores a su contratación una vez graduados. De esta forma todo el que se gradúe tendrá un empleo de acuerdo con los conocimientos adquiridos en la universidad. Por otro lado, se deben crear alternativas de estudios que garanticen la empleabilidad de los graduados.

Una formación de calidad en las IES chinas, donde estén presentes elementos humanistas, formación ciudadana, valores, actitudes y habilidades profesionales, pero también habilidades organizativas, de comunicación, de liderazgo y para la investigación y la innovación, con una gran responsabilidad social, así como sed por el conocimiento, por la superación permanente, con apego al desarrollo científico-técnico existente no solo garantiza el empleo de los graduados universitarios, sino también permite desarrollar en ellos una impronta que les permita fundar sus propias empresas.

En la actualidad el gobierno chino ofrece algunas facilidades a los graduados que se deciden a crear sus propias empresas, como es en el área de la tecnología informática para la comercialización de productos a partir de las llamadas «tiendas» por Internet. Así se puede reducir presión del empleo de los graduados. Además, los graduados pueden realizar sus valores sociales.

La mayoría de los graduados universitarios chinos solo toman en cuenta el estudio teórico y descuidan la práctica de su profesión en la sociedad; por otro lado, los graduados no conocen bien las informaciones de la oferta de empleo y los cambios que se han producido en el entorno. Por ello al graduarse ni han adquirido las habilidades y destrezas necesarias ni tienen idea de donde pueden lograr un empleo, por tanto, no están preparados para un desempeño exitoso.

Lo anterior demanda por parte de las IES chinas el establecer una relación recíproca entre la universidad y la sociedad. La universidad tiene que establecer convenios de cooperación con las empresas para que sus estudiantes puedan realizar en ellas sus prácticas profesionales y así adquirir las competencias que necesitarán una vez graduados, preparándolos además para el mundo del trabajo desde la vinculación universidad-empresa. También la universidad debe invitar a los directores de las empresas a sus consejos de dirección y a los procesos de conformación de los programas de estudio y el currículo, para que estos brinden criterios que favorezcan la conformación del perfil del profesional y con ello lograr que los graduados tengan los conocimientos necesarios para el desempeño de su profesión. Además, sería factible que, como parte de la formación en la universidad, las investigaciones que realicen y les orienten desde las diferentes materias se desarrollaren en las empresas resolviendo problemas reales existentes en ellas y de ese modo se establecería un vínculo más efectivo entre la empresa y la universidad y viceversa.

Por lo general, los graduados universitarios chinos van a algunas de las ciudades más desarrolladas a trabajar, como Beijing, Shanghai, Shenzhen, etc. Creen que si van a las ciudades más desarrolladas pueden encontrar un trabajo que brinde un salario alto, pero en realidad los puestos con salario alto son limitados y lo que más abundan son los puestos con poco salario, lo cual los frustra. Por otro lado, su migración profundiza el atraso de sus provincias al perder a los jóvenes que se gradúan en sus universidades.

Para dar respuesta a esta problemática, las IES chinas deben organizar conferencias sobre el proyecto del empleo, a fin de orientar las posibilidades que tienen los graduados; deben vincularse con el sistema empresarial y, en general, con los empleadores para garantizar desde la práctica profesional de sus estudiantes la posibilidad de trabajar en las entidades donde la realizan; y deben crear observatorios sobre la empleabilidad que permita a los estudiantes conocer las exigencias que existen en cuanto a su profesión en el mercado laboral. La formación humanista y ciudadana coadyuvaría a lograr que los graduados busquen un trabajo donde se realicen como profesionales y no solo con la mira en obtener altos salarios.

Como sucede en gran parte del mundo, las mujeres graduadas de las IES chinas tienen más dificultades para lograr un empleo que los hombres, a lo que se unen las normas sociales que la llevan a casarse y tener hijos o atender a familiares cercanos, motivos que la obligan a tener ausencias o dejar el empleo, razón por la que la mayoría de las empresas prefieren aceptar a hombres. La universidad en la RPCh debe propiciar una cultura que permita eliminar la discriminación por concepto de género. Por otro lado, debe incidir en la sociedad en general y en los empleadores en cuanto las habilidades personales que en la mayoría de los casos tienen las mujeres por encima de los hombres (responsabilidad y organización), y no solo tener en cuenta el género. La universidad como institución que lidera la conciencia crítica de la sociedad debe influir en ella para que se creen todas las condiciones materiales y legales que permitan la igualdad de género entre el hombre y la mujer en todos los sentidos y particularmente para el caso que nos ocupa: el empleo.

En resumen, el gobierno chino ha aumentado las matrículas y la enseñanza superior para responder a la creciente demanda del pueblo chino desde el año 1998. Se espera que los jóvenes chinos puedan aprobar el examen del ingreso y acceder a las carreras universitarias. Sin embargo, tal aspiración implica un gran reto en el logro de la plena empleablidad de los graduados universitarios. Actualmente, casi el 50 % (7 millones) de los graduados universitarios no encuentran sus trabajos de inmediato u ocupan los puestos que no están vinculado con los estudios cursados. La empleabilidad ha sido poco tratada en las IES y el gobierno chino, no otorgándole la importancia y connotación que realmente tiene. Las IES deben aplicar medidas para mejorar la situación actual como la colaboración con las compañías y asociaciones profesionales. En este proceso se ha buscado un mejor ajuste a las nuevas exigencias del mercado laboral añadiendo nuevas competencias y se ha mejorado la colaboración universidad-mercado laboral.

CONCLUSIONES

La empleabilidad es un constructo difícil de definir, complejo y dinámico. La proposición mayoritariamente aceptada por los autores es que se apoya en una serie de atributos que incluyen tanto conocimientos y habilidades como atributos en la gestión de la carrera y búsqueda de empleo. Aunque también deben tenerse en cuenta una serie de dimensiones o factores (tanto internos como externos al individuo) que influyen en la empleabilidad.

Partiendo de este concepto, se considera que la universidad puede incidir en la empleabilidad de sus graduados reflexionando sobre una oferta formativa que dé respuesta a las necesidades de la nueva sociedad, de un mercado laboral flexible y que cambia con rapidez. Se coincide con otros autores en que dicha formación tenga relevancia profesional. Además, también puede optimizar la empleabilidad de sus graduados apoyando, informando y orientando a sus estudiantes en su transición e inserción en el mercado laboral.

En relación con los planes de estudio, se evidencia la preocupación de las universidades por mejorar la empleabilidad de sus futuros titulados, como demuestran los resultados presentados. Las memorias y la documentación analizada revelan que las actuaciones emprendidas por las universidades se han adecuado a los criterios establecidos en el proceso de verificación. Se ha buscado un mejor ajuste a las nuevas exigencias del mercado laboral añadiendo nuevas competencias y se ha mejorado la colaboración universidad-mercado laboral mediante la colaboración con agentes externos (empleadores, asociaciones profesionales, entre otras.). Podemos concluir, por tanto, que el diseño de nuevos planes de estudio resulta una herramienta adecuada para optimizar la empleabilidad de los universitarios.

La superpoblación en China, unido al interés del Estado chino de masificar el acceso a la educación superior, constituye un obstáculo a vencer para lograr el acceso universal a la educación superior de sus jóvenes, pero también, logrado este, se constituye, junto con una formación de calidad e integral, en un elemento en contra de la plena empleabilidad de los graduados universitarios, aspectos a tener en cuenta, dado el alto por ciento de los que concluyen sus estudios y no encuentran empleo acorde con su formación.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 20 de Abril de 2020; Aprobado: 07 de Mayo de 2020

* Autor para la correspondencia. maryuri@cepes.uh.cu

Las autoras declaran que no existen conflictos de intereses.

Li Jun Yu: originó la idea a partir de la problemática existente en la región, caracterizó el sistema educativo chino y realizó el análisis del desarrollo de la empleabilidad de los graduados universitarios en China.

Máryuri García González: participó en el análisis de la empleabilidad, en la revisión final y en la búsqueda de bibliografía actualizada.

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