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Revista Cubana de Medicina Tropical

versión impresa ISSN 0375-0760versión On-line ISSN 1561-3054

Rev Cubana Med Trop v.49 n.2 Ciudad de la Habana Mayo-ago. 1997

 

V Congreso Latinoamericano de Medicina Tropical

El Sistema Nacional de Salud, su impacto en la salud de la población cubana*

* Conferencia pronunciada por el doctor Carlos Dotres, ministro de Salud Pública de Cuba, La Habana, 3 de marzo de 1997.
 
Distinguidas y distinguidos delegados e invitados,

Compañeras y compañeros todos:

Ofrecer una conferencia sobre el sistema de salud cubano en este evento, de destacados especialistas en Medicina Tropical y especialidades afines que constituyen la avanzada de los que luchan en pro de la salud de los pueblos, es un alto honor; y hacerlo en el marco del 60mo. Aniversario de una Institución cuyo gestor principal, no sólo dio su nombre a esta disciplina en Cuba, sino que con su grandeza científica supo trascender los límites geográficos de este modesto y sencillo, pero aguerrido pueblo, constituye un verdadero reto.

No hubiera sido posible, sin las luchas de independencia de nuestros mambises, sin las luchas durante los años de la pseudorrepública, sin el aporte de tanta sangre generosa por la dignidad y la independencia de Cuba, que se conformara un pensamiento social que nos condujera a situar al hombre dentro de las prioridades del quehacer en el país, y en Cuba no hubiera sido posible, sin la Revolución y el Socialismo, conformar el sistema de salud que hoy tenemos: universal, gratuito, accesible, al alcance de todos los ciudadanos, no importa si vive en el campo o la ciudad, si es negro o blanco, mujer u hombre, religioso o ateo; además, un sistema, por concepción, internacionalista, donde en más de 60 países, ya más de 25 000 trabajadores de la salud han compartido sus conocimientos y sacrificios con sus pueblos.

En Cuba, la salud es precisamente una de nuestras conquistas, a pesar del bloqueo que nos afecta, que en este sector tiene un marcado carácter genocida, nosotros consideramos que el principal de los derechos humanos es el derecho a tener salud, como también lo es el derecho a tener educación para todos.

La Comisión Organizadora me pidió que hablara sobre el Sistema Nacional de Salud y de su impacto en la salud de la población cubana. Pudiéramos decir que la salud pública en nuestro país ha vivido 2 tiempos:

Uno, antes del triunfo de la Revolución en 1959, donde no existía la salud pública. Todavía, transitando por el área sur de la provincia de Santiago de Cuba, podemos encontrar hoy día como reliquias históricas, cementerios. Cementerios de aquella época, que los campesinos que allí vivían crearon, pues bajaban con sus enfermos, niños, o mujeres, o ancianos, a esperar una barcaza con la esperanza de ser transportados a un hospital que quizá existiera y donde vendiendo votos podrían ser atendidos; pues bien, allí descansan los restos de muchos de aquéllos que no tuvieron la suerte de acceder a un servicio de salud.

En esa misma época, antes de 1959. Desde momentos tan tempranos, como en el juicio del Moncada, Fidel realizó un profundo y actualizado análisis acerca de la salud en el país y señaló, cito:

" La sociedad se conmueve ante la noticia del secuestro o el asesinato de una criatura, pero permanece indiferente ante el asesinato en masa que se comete con tantos miles y miles de niños que mueren todos los años por falta de recursos, agonizando entre los estertores del dolor y cuyos ojos inocentes, ya en ellos el brillo de la muerte, parecen mirar hacia lo infinito como pidienddo perdón para el egoísmo humano y que no caiga sobre los hombres la maldición de Dios. Y cuando un padre de familia trabaja cuatro meses al año, ¿con qué puede comprar ropas y medicina a sus hijos?, a los treinta años no tendrán una pieza sana en la boca, habrán oído diez millones de discursos y morirán al fin de miseria y decepción".

Fin de la cita.

Ésta, queridos amigos, era la triste realidad de la salud pública cubana antes de la Revolución, donde existía una Escuela de Medicina, 6 000 médicos mal distribuidos y dedicados fundamentalmente al ejercicio privado, incultura, analfabetismo que no haría posible captar mensajes de salud, menos de 60 años de expectativa de vida, tétanos, difteria, sarampión, tos ferina, poliomielitis, tuberculosis y muchas otras enfermedades que azotaban a nuestros niños, que por otra parte morían de gastroenteritis y enfermedades respiratorias como las primeras causas de muerte. Una tasa de mortalidad infantil mayor de 60 x 1 000 nacidos vivos e insalubridad total.

Ya durante la lucha armada en la Sierra, la Revolución predicó sobre el sistema de salud cubano, los médicos del Ejército Rebelde atendían gratuitamente a la población rural de esas regiones y se ocupaban del cuadro de salud, aunque en difíciles condiciones.

Como ya les mencioné, el triunfo de la Revolución Cubana, en enero de 1959, pone fin a esos duros años en la salud del pueblo y como profundo proceso político social y por una clara voluntad, se traza ya el desarrollo del Sistema Nacional de Salud. No sin dificultades tuvimos que enfrentar la emigración del 50 % de los médicos hacia los Estados Unidos, por lo que nos quedamos con 3 000 médicos; es entonces donde comenzamos a acelerar la formación de profesionales de la salud, de tal forma que se ha materializado hasta nuestros días la formación, de 3 000 médicos entonces a 60 000 médicos hoy, y de 1 Escuela de Medicina entonces, a 21 hoy en todo el país, con una política de formación descentralizada de médicos, así como de miles de enfermeras, técnicos y estomatólogos.

La ley de Servicio Médico Rural, acontecimiento trascendental para la salud cubana, garantizó en los primeros años de la Revolución con el pleno apoyo de nuestros galenos, la cobertura en salud de los más desprotegidos, nuestros campesinos, y progresivamente se garantizó la cobertura de prevención, promoción, atención y rehabilitación médica en los campos cubanos.

Paulatinamente se fueron extendiendo las instituciones de salud por todo el país, hoy contamos, además de las 21 Facultades de Medicina, con 281 hospitales distribuidos armónicamente, al igual que 442 policlínicos, 190 hogares de ancianos, 168 clínicas estomatológicas, 11 institutos de investigación y casi 20 000 consultorios de médicos de la familia cuyo plan garantiza que cada cubano cuente a pocos metros de su vivienda con un médico y una enfermera, quiénes son el primer contacto con el sistema de salud y quiénes a través de un plan de prevención y promoción, unido a la atención médica, cubren ya el 97,6 % de los 11 millones de cubanos.

Una gran cosa que ha sido fundamental en el proceso de la salud en la Revolución ha sido la participación de toda la comunidad organizada y preparada en las acciones de salud, en las donaciones de sangre voluntarias o en las campañas de vacunación, entre muchas acciones más.

Junto al desarrollo del Programa del Médico y la Enfermera de la Familia, que transitó por diversas formas de atención primaria, se fue desarrollando la red hospitalaria del país y progresivamente se fueron abriendo servicios médicos especializados en cada provincia y la tecnología médica de avanzada en programas de terapias intensivas perinatales, pediátricas y de adultos, programas de cáncer, de trasplantes de órganos, de detección de malformaciones congénitas, entre otros muchos, fueron poniéndose cada vez al alcance de todos los cubanos.

Siempre a toda esta estructura tecnológica médica la ha venido acompañando el desarrollo de la industria cubana de equipos médicos, la que suministra a nuestro Sistema un gran número de los equipos que necesitamos.

Además, debo destacar el desarrollo de la industria médico farmacéutica cubana y la biotecnología en función de la salud, lo que nos ha permitido producir con nuestra propia industria el 80 % de las necesidades de medicamentos para nuestro pueblo, así como la producción de anticuerpos monoclonales, medios de diagnóstico y vacunas para prevenir enfermedades fatales como la meningitis meningocócica tipos B y C, la hepatitis B y la leptospirosis, entre otras.

La creación de centros altamente especializados para el tratamiento de enfermedades, en ocasiones con técnicas únicas en el mundo, ha sido una línea de desarrollo importante en la investigación médica cubana.

El quinquenio del 90 al 95, ha sido uno de los tiempos más duros para nuestro país, donde el impacto económico sin dudas también está presente en la salud pública; sin embargo, donde todo el mundo subdesarrollado ha ido fracasando progresivamente y sus sistemas de salud han tenido que aplicar técnicas equivocadas de políticas neoliberales a la salud, de privatizar la salud, de alejar incluso, porque no ha sido más que eso lo que se ha hecho, alejar incluso, las posibilidades de acceso a la salud a las mayorías más pobres; nosotros hemos mantenido nuestros logros; no obstante, ese impacto económico nos afectó de manera importante.

Por otra parte, en el quinquenio del 95 al 2000, el país viene rescatando, viene recuperándose progresivamente del impacto económico y donde hemos podido ir organizando, rediseñando nuestra proyección estratégica, siempre basada en el principio de mantener el Sistema de Salud cubano como un Sistema del derecho absoluto, no solamente escrito en la Constitución, sino, sin duda alguna, como un hecho práctico y real en esta etapa de recuperación progresiva económica y teniendo en cuenta que el Sistema de Salud es subvencionando por la macroeconomía del país.

No pueden mencionarse hechos trascendentales del Sistema Cubano de Salud sin referir los aportes internacionalistas de decenas de médicos, profesionales y técnicos de la salud cubanos que han trabajado en decenas de países, en lugares muy duros donde incluso no quieren a veces trabajar los propios médicos de estos países, la atención en Cuba de miles de personas a través de planes internacionales de servicios médicos, donde debe mencionarse la atención de 14 000 niños procedentes de las áreas de Chernobyl que han sido atendidos en nuestro país en los últimos 6 años en un programa integral de atención médica y rehabilitación de su salud.

En la etapa actual, por duras que han sido las condiciones, mantenemos la conquista de la salud, no se ha cerrado 1 hospital ni 1 centro de salud, no hemos cerrado las universidades y se han continuado graduando un promedio de 3 500 médicos por año, así como miles de otros técnicos, enfermeras y enfermeros, y nuestras escuelas no han sido fábricas de desempleados. Cada trabajador de la salud tiene garantizado el trabajo en nuestras unidades.

Tenemos muy claras nuestras estrategias y programas para garantizar la salud y la calidad de vida del pueblo en condiciones de un criminal bloqueo recrudecido.

Continuamos priorizando y perfeccionando el Sistema del Médico y la Enfermera de la Familia, la vitalidad hospitalaria, la tecnología médica de punta, el programa de medicamentos al que hemos incluido la homeopatía y la medicina natural y tradicional con un énfasis científico, trabajamos duro en todos los aspectos de la salud y en programas donde nos hemos propuesto mejorar cada vez los indicadores de salud del pueblo.

Un ejemplo de ello es el desarrollo permanente del programa materno-infantil en Cuba, Programa al que se le ofrece una atención esmerada, mejorando cada vez los indicadores de mortalidad infantil, de más de 60 fallecidos por 1 000 nacidos vivos antes de 1959, como habíamos comentado, a 7,9 en el pasado año 1996, el más bajo de la historia de Cuba, de América Latina y en general del mundo subdesarrollado e incluso de algunos países desarrollados; quiero decirles que es de 16 por 1 000 nacidos vivos la de Washington, capital de Estados Unidos.

La mortalidad materna, que antes de la revolución presentaba un indicador estimado por encima de 12,5 por 10 000, hoy presenta una tasa de 2,4.

La ley Helms-Burton busca también impactar en la salud de manera criminal. La política norteamericana hacia Cuba en el sector de la salud es genocida y hay múltiples experiencias de las cuales hemos hablado otras veces, y hoy no queremos disertar sobre eso, en esta ocasión, de aspectos específicos, en los cuales el bloqueo nos ha limitado de la adquisición de recursos para salvar vidas o incluso de anestésicos para operar recién nacidos. Sin embargo, tenemos bien identificadas las estrategias y los programas en los que el país y su sistema de salud deben trabajar duro para mantener y mejorar los indicadores de salud del pueblo, para resistir y estar preparados para cualquier contingencia en tiempo de paz o incluso de cualquier otra alternativa y defender esta sagrada conquista de la Revolución y el Socialismo en nuestro país, en un mundo donde según el último informe de la OMS sobre la "Salud en el Mundo" plantea, entre otras, que:

- Diecisiete millones de personas mueren en el mundo por enfermedades infecciosas, en su mayoría niños pequeños.

- Las enfermedades diarreicas, transmitidas principalmente por agua o alimentos contaminados, matan a casi 3 millones de niños pequeños cada año.

- Al menos 350 millones de personas son portadores crónicos del virus de la hepatitis B.

- La mitad de la población mundial carece de acceso regular a los medicamentos esenciales más necesarios.

- La mortalidad en menos de 5 años, se cifró como promedio mundial en 81,7 x 1 000 nacidos vivos, pero en 155,5 en las naciones menos adelantadas.

- Las enfermedades infecciosas adquiridas en los hospitales constituyen un problema enorme en todo el mundo y provocan en Estados Unidos solamente, 70 000 muertes al año.

- La tuberculosis cada año mata a 3 millones de personas e infecta a otros 9 millones.

Éstos, entre otros datos que muestran la crisis de salud, sobre todo en las cada vez más grandes mayorías que no tienen acceso a los servicios.

Compañeras y compañeros todos...

Cuba bloqueada ha construido y ha compartido un sistema de salud por una férrea voluntad, y que se ha constituido en una conquista irrenunciable que defendemos como a nuestra dignidad e independencia porque a ellas está ligada.

Esta lucha nos permite hoy situarnos dentro de los países de vanguardia en los indicadores de salud:

- Un médico por cada 184 habitantes.

- Seis camas hospitalarias por cada 1 000 habitantes.

- El 97,6 % de la población cubierta por el médico y la enfermera de la familia.

- El 7,9 % por 1 000 nacidos vivos de mortalidad infantil (entre las 25 mejores del mundo).

- El 2,4 % por 10 000 nacidos vivos de mortalidad materna.

- El 95 % de las embarazadas captadas en el primer trimestre y con atención especializada en 11 ocasiones por cada embarazo, con un 99,9 % de partos institucionales por personal especializado.

- El 10,6 por 1 000 nacidos vivos de mortalidad en menores de 5 años (entre los 27 mejores del mundo).

- El 100 % de los niños cubiertos con vacunas en 11 enfermedades prevenibles.

- Erradicada del país la difteria, el tétanos del recién nacido e infantil, sarampión, paludismo, poliomielitis, entre otras enfermedades.

- Disminuidas a cifras de países desarrollados la mortalidad por diarreas.

- Perspectivas de vida de 75 años, el cubano que llega a 60 años vive 19 años más y el que arriba a 80 años, vive 8 años más.

- Se reducen enfermedades como la tuberculosis y la leptospirosis, y mantenemos libres de cólera y dengue hemorrágico, al país entre otras enfermedades.

- Aunque vivimos como pobres, morimos como ricos, ya que nuestras primeras causas de muerte son el infarto, los accidentes vasculares, cáncer y otras enfermedades de países desarrollados, por las cuales trabajamos en programas puntuales de alto desarrollo.

Distinguidas y distinguidos delegados e invitados, compañeras y compañeros:

Ante este análisis permítanme, con mucha modestia, hacer un reconocimiento especial, a nuestro guía en todas estas acciones sociales y en particular de la salud de los cubanos, quien siempre ha estado junto a su sistema de salud como gestor y con su presencia física y moral, apoyando e indicando en cada momento; a nuestro Comandante invencible, al compañero Fidel.

Muchas gracias

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