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Revista Cubana de Medicina Tropical

versión impresa ISSN 0375-0760versión On-line ISSN 1561-3054

Rev Cubana Med Trop v.59 n.3 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2007

 

SECCIÓN INFORMATIVA

 

En el centenario de la condecoración del doctor Carlos Juan Finlay con la Medalla Mary Kingsley

 

One-hundred anniversary of the decoration of Dr. Carlos Juan Finlay with medal Mary Kingsley

 

 

José Antonio López EspinosaI

I Licenciado en Información Científico-Técnica y Bibliotecología. Investigador Auxiliar. Universidad Virtual de Salud de Cuba. Vicedirección de Docencia e Investigaciones. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas.

 


RESUMEN

Se brindó una información panorámica acerca de la vida de la viajera, naturalista y enfermera inglesa Mary Henrrietta Kingsley, así como de la huella que dejó su obra bienhechora. Se hizo referencia a la Medalla Mary Kingsley, premio instaurado para perpetuar la memoria de esta destacada mujer y para reconocer la labor de los investigadores con resultados trascendentales en el campo de la medicina tropical. Se ofrecieron detalles en relación con el otorgamiento de este galardón en 1907 al sabio científico cubano, doctor Carlos Juan Finlay Barrés. Con este modesto artículo se trató de sacar del olvido e, inclusive de salvar de la ignorancia, un acontecimiento de mucha relevancia para la historia de la salud pública en general y de la medicina tropical en particular, a propósito de cumplirse su centenario.

Palabras clave: Personajes, distinciones y premios, historia de la medicina, medicina tropical, Cuba.


SUMMARY

A comprehensive information about the life of Mary Henrietta Kingsley, a British traveller, naturalist and nurse, and the legacy of her beneficent work were provided in this paper. Also, reference was made to medal Mary Kingsley, an award that was created to perpetuate the memory of this outstanding woman and to acknowledge the work of researchers who have attained remarkable results in the field of tropical medicine. A number of details were given regarding the decoration of well-known Cuban scientist Dr. Carlos Juan Finlay Barrés with this medal in 1907. This modest article was aimed at saving from oblivion an event of great importance for the history of public health in general and of tropical medicine in particular since the one hundred anniversary of this event is to be celebrated.

Key words: Figures, awards and decorations, history of medicine, tropical medicine, Cuba.


 

 

Mary Henrietta Kingsley (1862-1900) fue una intrépida viajera, naturalista y enfermera; una mujer que participó en campañas políticas en favor de África y una ingeniosa personalidad que obtuvo notables logros durante su corta vida en la actividad de investigación en el continente africano. Nació en Highbury, Londres, en 1862, en el seno de una reducida familia. Desde su más tierna infancia tuvo inclinación por la exploración, quizás influida por el afán de lectura y pasión por los viajes de su padre, el Doctor en Medicina George Kingsley. Según escribió en su primer libro titulado Travels in West Africa,1 los libros de la biblioteca de su padre se convirtieron para ella desde edades tempranas en un mundo muy propio que le era también muy divertido. Nunca recibió una educación formal y hasta los 30 años de edad se consagró al cuidado de su madre enferma. Su padre murió inesperadamente en 1892 y, seis semanas después, falleció también su madre. Después de perder a sus dos seres más queridos, viajó a Las Palmas de Gran Canaria y de allí se trasladó a Sierra Leona con el objetivo de vivir una aventura que había soñado mientras crecía. Navegó a lo largo de la costa y caminó tierra adentro en lo que hoy día es Nigeria para recolectar especimenes de plantas y de peces de agua dulce con destino al Museo Británico, si bien se involucró en algunas actividades como el estudio de los insectos africanos.2

En diciembre de 1894 realizó un segundo viaje a África Occidental, que incluyó de nuevo a Sierra Leona y Gabón. Luego navegó por el río Ogowe y se adentró en regiones sobre las que antes había leído, siempre desafiando las dificultades que se le imponían por su condición de mujer. Fue la primera representante del sexo femenino y, según confesó ella misma, la tercera persona de origen inglés en ascender el pico del Monte Camerún. La altitud de 4 095 m de este pico, da la medida de la importancia de su hazaña para esta época.

La última vez que viajó a África con fines de investigación fue en 1899. Luego de su llegada, cuidó prisioneros de la guerra Bóer. Falleció de fiebre tifoidea el 3 de junio de 1900 en el poblado naval de Simon´s Town, Ciudad de El Cabo, mientras cuidaba enfermos que la padecían en condiciones verdaderamente aterradoras.3-5

Tras la desaparición física de la insigne exploradora de África, la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool decidió perpetuar su memoria y conmemorar su notable obra en los trópicos, con la institución de un premio a los protagonistas de investigaciones trascendentales en el campo de la mMedicina tropical. Este premio, que se denominó Medalla Mary Kingsley, fue diseñado por expertos de la Universidad de Liverpool. La presea se delineó en bronce, con la imagen en bajo relieve de Mary Kingsley en el anverso y con la inscripción Devotion to Science en el reverso.6

La mañana del 4 de noviembre de 1907 tuvo lugar un acto en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, con el objetivo de hacer entrega oficial del galardón al doctor Carlos Juan Finlay, como testimonio del reconocimiento que el alto centro docente británico hacía al científico cubano por su descubrimiento del agente transmisor de la fiebre amarilla. En la ceremonia, presidida por el entonces Gobernador Provisional de la República, el estadounidense Charles E. Magoon, estuvieron presentes representaciones del Gobierno cubano, de la Universidad de La Habana, del Cuerpo Diplomático acreditado en Cuba y otras importantes personalidades de la ciencia y la cultura en aquel tiempo.

El lauro lo había recibido el Gobierno de la isla por conducto del Ministro de Su Majestad Británica, con la orientación de que se le adjudicara a Finlay por el Departamento de Estado. Sin embargo, en virtud de los valiosos beneficios que su fecunda labor proporcionó a la humanidad, se consideró procedente hacerle entrega de este en un acto menos exclusivo y bien cargado de solemnidad, para hacer público el merecido reconocimiento a tan ilustre hijo de Cuba. A un lado quedaron pues los formalismos convencionales, para premiar y enaltecer su reputación al obtener un premio excepcional reservado a descubrimientos de primera importancia en el terreno de la patología tropical.7

Antes de Finlay, habían sido agraciados con el estímulo otras cinco grandes personalidades, a saber:

David Bruce, quien en 1887 descubrió la causa de la fiebre de Malta, en 1892 demostró la de la enfermedad de la mosca tsetsé y en 1903 el origen de la enfermedad del sueño en el hombre.

Robert Koch, quien en 1883 demostró la causa del cólera, al poco tiempo de su memorable descubrimiento del origen de la tuberculosis, y realizó estudios en los trópicos con los que comprobó la frecuencia de la infección malárica en los niños.

Charles Louis Alphonse Laveran, descubridor en 1880 de que la malaria tiene su origen en la presencia de parásitos en la sangre, incrementó notablemente los conocimientos sobre esta y otras enfermedades tropicales, sobre todo las causadas por los tripanosomas en el hombre y en los animales.


Patrick Manson, quien en 1877 descubrió que uno de los parásitos del hombre perteneciente al grupo de las filarias se transmite por una especie de mosquito, con lo que hizo una gran contribución a los conocimientos sobre esos parásitos y las enfermedades que las provocan y sobre la medicina tropical en general.


Basili Danilewsky, descubridor de numerosos parásitos de la sangre en gran número de animales, poco tiempo después del hallazgo de Laveran, hecho que arrojó mucha luz en relación con las enfermedades humanas producidas por organismos semejantes.


Después de estos cinco científicos, aparece el doctor Finlay como el sexto de los condecorados con la Medalla Mary Kingsley (fig.). En un artículo que se publicó al respecto el 21 de septiembre de 1907 en la conocida revista londinense The Lancet, se lee en la página 853:

"El doctor Carlos J. Finlay, Jefe de la Sanidad de Cuba, proclamó en 1881 su teoría de que la fiebre amarilla es transmitida por un mosquito. Por mediación de prolijas observaciones pudo establecer la especie de mosquito responsable, lo cual fue comprobado en 1901 por una comisión de médicos estadounidenses presidida por el Mayor Walter Reed. Los métodos para evitar dicha enfermedad aplicados desde entonces con brillantes resultados en La Habana y Panamá, se basaron fundamentalmente en sus originales indicaciones".8

Con anterioridad, había ya sido Finlay objeto del reconocimiento de varias instituciones nacionales y extranjeras por su loable labor científica. Por ejemplo la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, así como la Sociedad de Estudios Clínicos de La Habana le habían otorgado el merecido tributo a sus méritos; el Jefferson Medical Collage de Filadelfia, donde cursó su carrera de Medicina, le concedió el título de Doctor en Ciencias Ex Honore9 y en las exposiciones, congresos y conferencias médicas celebradas durante esos años resonó su nombre cual eco del aplauso universal al ser reconocido un benefactor de la humanidad.10

Con este breve escrito se trata de recordar el centenario de la fecha en la que fuera agraciado con la Medalla Mary Kingsley quien con justicia también se le ha llamado el Pasteur de las Américas,11 cuyos estudios sirvieron no solo para poner en jaque a una enfermedad endémica en Cuba desde hacía más de dos siglos, sino también para dar una explicación científica a cuestiones que hasta entonces permanecían oscuras en relación con el mecanismo de determinadas infecciones y el modo de transmisión de innumerables males que amenazaban constantemente la salud y la vida del ser humano, al establecer su doctrina del contagio de hombre a hombre por un agente intermediario, con lo que logró un trascendental precedente para la medicina tropical.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Kingsley MH. Travels in West Africa, Congo Français, Corisco and Cameroons. London:Macmillan; 1897.

2. Kingsley MH. West African Studies. London:Macmillan; 1899.

3. Mary Henrietta Kingsley. Early life in England [en línea]. Disponible en: http://africanhistory.about.com/library/weekly/aa011002a.htm

4. Mary Henrietta Kingsley. Biographical Sketch [en línea]. Disponible en: http://www.nbb.cornell.edu/neurobio/hopkins/MKHrefs.html

5. Barquero E. Mary Kingsley: la exploradora africana [en línea]. Disponible en: http://www.viajeros.com/article532.html

6. La Medalla Mary Kingsley. Cron Med Quir Habana. 1907;33:342-6.

7. Homenaje al doctor Carlos J. Finlay en la Universidad. Rev Fac Letras Cien 1907;5(3):271-9.

8. The Medal "Mary Kingsley". Lancet 1907;2:853.

9. Rodríguez Expósito C. Centenario de la graduación del Dr. Carlos J. Finlay en el Jefferson Medical College. Cuad Hist Sanit 1956;(10):12-14, 21-24.

10. Moll AA. Carlos J. Finlay, sanitary pioneer and benefactor of mankind. Bull Pan Am Union 1933;67(12):935-46.

11. López del Valle JA. La nacionalización de los servicios de sanidad. Cuad Hist Salud Pub 2006;(100). Disponible en: http://bvs.sld.cu/revistas/his/his_100/his04100.htm

 

Recibido: 17 de mayo de 2007.
Aprobado: 2 de julio de 2007.

 

Lic. José Antonio López Espinosa. Centro Nacional de Información de Ciencias Médicas (INFOMED). Calle 27 No. 110 e/ M y N, El Vedado, Ciudad de La Habana. CP 10400. Correo electrónico: jale@infomed.sld.cu

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