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Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas

versão impressa ISSN 0864-0300

Rev Cubana Invest Bioméd vol.31 no.2 Ciudad de la Habana apr.-jun. 2012

 

CARTA AL DIRECTOR

 

 Respuesta a la carta al Director
 

Reply to the letter to the Director

 

Cuando recibí la noticia del editor de la Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas de que un lector había escrito una carta en relación con un artículo nuestro sobre terapia floral, me dispuse a leerla con atención, con el fin de preparar una respuesta. Es lo que se acostumbra a hacer en las revistas científicas.

La lectura de la carta, firmada por el MSc. Boris C. Rodríguez Martín me frustró un tanto, porque lejos de comentar y criticar aciertos y errores del trabajo publicado, lo menciona brevemente para entrar de inmediato en la defensa de la efectividad de la terapia floral creada por Bach. La única crítica que nos hace es atribuir una intencionalidad al título porque declara cuál fue el resultado: la ausencia de efectos de la terapia floral aplicada en las condiciones que se describen en el trabajo. A esto solo tengo que decir que la intención del título que dimos a nuestro trabajo solo fue anunciar el resultado, como es costumbre en las publicaciones actuales, y no aplicar una denostación a priori de la terapia estudiada. De hecho, si hicimos el estudio fue por que concedíamos a la terapia el beneficio de la duda.

No es mi interés abrir un foro de debate sobre la eficacia o no de esta y otras terapias, mal llamadas naturales y tradicionales, en el siempre limitado espacio de una revista.

Así pues seré breve. Existen pocas evidencias de que la terapia floral sea un placebo, pero menos aun de que no lo sea. La razón es simple: existen pocos estudios bien realizados sobre este aspecto. Y si existen pocos no es debido a una conspiración de las transnacionales para ocultar al mundo las bondades de las flores, sino debido a que pocos investigadores encuentran interés en abordar un tema que, cuando se conoce su origen, no genera hipótesis ni inspira una consideración seria.

En el citado estudio de Halberstein hay puntos que caen en terreno movedizo: ¿cómo se midió el nivel de ansiedad? Es algo que puede sesgar fuertemente el resultado.

El intrincado y complejo mundo de las relaciones entre la mente (producto de un cerebro vivo y pensante) y en particular del sistema límbico, el sistema endocrino y el sistema inmune, ha sido objeto de intenso estudio en las últimas décadas y ha permitido explicar fenómenos tales como las manifestaciones psicosomáticas, entender cómo la vida afectiva, la salud física y mental, se condicionan e influyen mutuamente. El valor terapéutico de la confesión no lo descubrió Freud, sino la iglesia católica hace 2000 años. También explica la existencia real del efecto placebo y de su hermano perverso: el nocebo. Bach puede que haya entrevisto esa relación, pero tomó el camino equivocado e inventó un sistema basado en analogías increíbles. Es muy poco probable que tenga algún efecto que no esté condicionado por la actitud del sujeto al sentirse tratado.

No obstante, admiro la decisión del comentarista de abordar el tema con seriedad y rigor, algo que realmente falta en las publicaciones cubanas sobre el tema, al menos las que he visto. Admirable es también su crítica a la credulidad de practicantes de estas y otras terapias y le deseo éxitos en su trabajo investigativo.

 

Dr.Cs. Jorge A. Bergado Rosado