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Revista Cubana de Enfermería

versión impresa ISSN 0864-0319versión On-line ISSN 1561-2961

Rev Cubana Enfermer v.27 n.1 Ciudad de la Habana ene.-mar. 2011

 

DOCENCIA

 

Influencia del desarrollo de la personalidad profesional durante la carrera de Enfermería en la seguridad del paciente

Influence of the professional personality development during the Nursing career in the patient safety

 

 

Alain Agramonte del SolI; Reinel Farres VázquezII

I Licenciado en Enfermería. Master en Formación Didáctica para profesionales de la salud. Profesor Auxiliar de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Cuba.
II Licenciado en Enfermería. Especialista Técnico en Anestesiología y Reanimación. Instructor de la Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. Cuba.

 

 


RESUMEN

Se realizó una investigación documental con el objetivo de valorar la influencia del desarrollo de la personalidad profesional en la carrera Enfermería en la seguridad del paciente. Esta valoración, a partir del procedimiento inductivo-deductivo, el análisis y la síntesis, consideró la importancia de esta estrategia curricular para garantizar la formación integral de los estudiantes y su repercusión en la calidad de la atención. Ésta se considera la principal en la carrera y está relacionada a la ética en el profesional de Enfermería, aspecto clave en su formación y que no es posible lograr con la debida profundidad desde una sola disciplina o asignatura. Se hace referencia a los aspectos metodológicos de la estrategia y su relación con el trabajo profesional seguro y responsable como principio insoslayable en la asistencia de salud a personas, familias y comunidades, a partir del entretejimiento de esta estrategia con los programas analíticos de las asignaturas y su implementación en el proceso docente. Se concluye que esta estrategia como una forma particular de desarrollar el proceso docente, con una direccionalidad altamente coordinada que responda al perfil de salida, en la que se imbrican de manera creciente los contenidos y los diversos métodos teóricos y prácticos de las unidades curriculares del plan de estudio, influye en la formación de un profesional competente, capaz de aplicar conscientemente en su método de actuación profesional un enfoque ético, bioético, humanista y manifestar buenas prácticas, seguras y responsables en el cuidado, lo que se traduce en seguridad para el paciente.

Palabras clave: estrategia curricular, personalidad profesional, seguridad del paciente, evento adverso, ética, proceso docente, Enfermería.


ABSTRACT

The aim of present paper was to carry out a documentary research to assess the influence of the professional personality development on the Nursing career in the patient safety. From the inductive-deductive procedure, the analysis and synthesis, this assessment took into account the significance of the curricular strategy to guarantee the integral training of students and its repercussion on the care quality. This is the main thing in the career and it is related to ethics in the Nursing professional, a key feature in its training and that it is not possible to achieve deeply from one only discipline or subject. We make reference to the methodological features of strategy and its relation to the safe professional work and responsible like a unavoidable principle in the health assistance to persons, families and communities, from the interweave of this strategy with analytical programs of subjects and its implementation in the teaching process. We conclude that this strategy like a particular way to develop the teaching process with a highly coordinated direction answering to output profile, where in an increasing way are implicated the contents and the different theoretical and practical methods of curricular units of study plan, influence in the training of a competent professional, able to apply conscientiously in its professional performance method an ethical, bioethical, humanistic approach and to express good, safe and responsible practices in the care, leading to safety for patient.

Key words: Curricular strategy, professional personality, patient safety, adverse event, ethics, teaching process, nursing.



 

INTRODUCCIÓN

El desarrollo de los sistemas de protección y cuidados de la salud humana exigen que se garantice la calidad en la formación de los estudiantes, a fin de egresar a un profesional bien preparado para que pueda cumplir con las tareas que en ese campo son imprescindibles realizar.

La compleja y abnegada labor de formar a un profesional de alto nivel dotado de un sólido sistema de conocimientos y de habilidades para poder desempeñarse con elevada calidad y eficiencia en la promoción, prevención, diagnóstico, curación y rehabilitación de personas azotadas por enfermedades, requiere de un profesional docente preparado en el campo de la Enfermería y que simultáneamente posea las competencias profesionales necesarias y suficientes para ejercer de docente.

Esta es una condición principal para garantizar el éxito en la formación de los profesionales de la salud.

Por todo ello, cuando se hable de calidad del aprendizaje, es necesario tener en cuenta su carácter multifactorial y de los roles en que se desempeñan estudiantes y docentes durante el proceso docente-asistencial.

En el diseño actual del plan de estudio para la formación de enfermeros se ha incluido diversas estrategias curriculares de coordinación interdisciplinaria que no existían en los planes de estudio anteriores.1 Considerada como un recurso pedagógico que se desarrolla en correspondencia a objetivos generales asociados a determinados conocimientos, habilidades y modos de actuación profesional que son esenciales en su formación, este recurso pedagógico permite lograr lo que desde la óptica de una sola disciplina o asignatura académica no es posible alcanzar con la debida profundidad, ni siquiera con planes de estudio parcialmente integrados y demandan, por consiguiente, la participación de varias y en ocasiones, de todas las unidades curriculares de la carrera.2

Las estrategias curriculares en una carrera constituyen una forma particular de desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje con una direccionalidad altamente coordinada que responda al perfil de salida de la profesión en la que se imbrican de manera creciente los contenidos y los diversos métodos teóricos y prácticos de las unidades curriculares del plan de estudio que intervenga en ella.2

En correspondencia a las exigencias actuales de formar un profesional de perfil amplio se han establecido varias estrategias curriculares interdisciplinarias orientadas a consolidar en los educandos su preparación para resolver los principales problemas que se presentan en las diferentes áreas de actuación profesional; entre ellas, la estrategia principal orientada al desarrollo de la personalidad profesional.1 Muy relacionada a la calidad en la atención de salud, excelencia, disminución de eventos adversos y seguridad del paciente, pues se centra en la formación ética del estudiante a partir de las exigencias sociales, pero también en aspectos relacionados con los principios de la ética de la profesión en su desempeño profesional integral, en todo momento y lugar.

Motivados por las reflexiones anteriores y transformaciones que protagoniza la Enfermería cubana relacionadas a la calidad de los cuidados y la satisfacción de las personas en relación con los servicios de salud, se propone este estudio documental con el propósito de valorar la influencia de las estrategias curriculares de la carrera Enfermería en la seguridad del paciente.

 

METODOLOGÍA

Realizamos una investigación documental que incluyó diversos textos, artículos y folletos relacionados a la estrategia curricular como forma particular de desarrollar el proceso docente, eventos adversos, seguridad del paciente y calidad en la atención. Se consultó a expertos de la Pedagogía, Enfermería, del área docente, asistencial; así como de la Administración en Salud, acción que enriqueció los criterios que sustentaron nuestro propósito.

La valoración que realizamos desde la dimensión constructivista del conocimiento a partir del procedimiento inductivo-deductivo, el análisis y la síntesis, tuvo como eje central la influencia del desarrollo de la personalidad profesional durante la carrera Enfermería en la seguridad del paciente, utilizando para esto los conocimientos y habilidades, asociadas a la estrategia curricular principal de la carrera, relacionada con la formación ética en Enfermería. Consideramos como elemento esencial en nuestro análisis el desarrollo de las capacidades, competencias relacionales y espirituales que debe materializar el profesional de Enfermería durante la coordinación y ejecución de las actividades del equipo de salud en torno al cuidado, centradas en altos valores vocacionales y morales, que se expresan como rasgos de la personalidad del profesional.

Asumimos en este trabajo la concepción de seguridad del paciente propuesta por el Consejo Internacional de Enfermería (CIE) y que se refiere a la ausencia de accidentes o lesiones prevenibles producidos en la atención médica, aspecto muy ligado a la calidad, o sea, la satisfacción de los requisitos de los que reciben y brindan los cuidados, al cumplimiento de las normas, procedimientos y reglamentos institucionales y del sistema, cuyos resultados y efectos se evidenciarán en la práctica profesional.3

Se revisaron 70 trabajos, entre ellos algunos clásicos de la temática y otros actualizados.

 

DESARROLLO

El enfoque integral para la labor educativa en las Universidades se concibió como una estrategia de trabajo dirigida al establecimiento de un sistema de influencias que sirva de marco al desarrollo de la personalidad profesional integral de los estudiantes y futuros profesionales universitarios; está estructurado en tres vertientes o dimensiones: la curricular, la sociopolítica y la extensionista, convergentes en sus objetivos y diversas por las vías y medios que utiliza cada una en función de dichos objetivos; reconociéndose el papel decisivo de la dimensión curricular por el grado de estructuración y coherencia que puede lograrse en el sistema de influencias educativas, ya que tiene su base en el propio perfeccionamiento curricular, como diseño y proceso. Lo que sienta las bases para que se exprese en la carrera la tríada dialéctica que forman las dimensiones instructiva, desarrolladora y educativa del proceso formativo, que es una cualidad esencial de la universidad cubana en el momento en que nos encontramos.4

La transformación de la personalidad del estudiante hasta la maduración de su personalidad profesional significa que el egresado debe ser capaz de lograr un desempeño profesional integral. El logro de ese desempeño es la expresión de que el egresado ha alcanzado una sólida preparación científica y técnica, formación humanista y desarrollo de su pensamiento filosófico; para que todo lo anterior realmente sea puesto en función de los intereses del pueblo como expresión del compromiso social del egresado, debe estar sustentado sobre una plataforma ética, cuyo desarrollo es el contenido fundamental de la estrategia principal.4

La propia estructura que ha adoptado el plan de estudio crea las condiciones para que el estudiante pueda alcanzar la sólida preparación científica y técnica, la formación humanista y el desarrollo del pensamiento filosófico, siempre que el proceso cuente con la calidad y exigencia requeridas. Sin embargo, la compleja situación que se deriva de las múltiples y muy heterogéneas influencias que se ejercen sobre esos jóvenes a lo largo de la carrera, que transcurre mayoritariamente en las instituciones docente-asistenciales del Sistema Nacional de Salud representa un enorme reto desde el punto de vista educativo. De ahí que la estrategia principal para la educación de los estudiantes de la Licenciatura en Enfermería se oriente a su formación moral, al desarrollo de la ética profesional fundamentada en un sistema de valores personales compatibles con los valores socialmente aceptados.4

Es posible afirmar que las doce estrategias curriculares que se incluyen en la formación de enfermeros profesionales en Cuba se derivan y relacionan con la estrategia principal, que es la que conduce al enfoque integral para la labor educativa de los estudiantes. La misma se ha concebido centrada en el desarrollo de la personalidad profesional del educando, con énfasis en el desempeño ético, es la única que involucra al total de disciplinas y asignaturas aunque su líder es la disciplina Enfermería y representa el elemento mediante el que se deben articular los aspectos curriculares y extracurriculares de la formación integral de los estudiantes.5

En la actualidad no se concibe un proceso educativo centrado únicamente en la adquisición de conocimientos, es creciente el interés en todos los niveles de enseñanza de contribuir a la formación de ciudadanos con valores, que les permitan, no solamente en el mundo actual, comprometerse con su transformación, a partir de su crecimiento como seres humanos.

La formación de valores desde la escuela parte del supuesto de que estos pueden enseñarse y aprenderse, y de que la institución educativa es uno de los principales agentes de la educación axiológica.

E. Bis Isal, citado por Padilla en 1996 dijo que: «Educar en valores es hacer que los jóvenes vivan unos valores, hacer que los asimilen personalmente y no sólo inculcar unos comportamientos normativos como se inculcaban antaño».6

En igual sentido se pronuncia S. Jerez en 1996: «Más que enseñar valores lo importante es vivirlos, configurar un mundo humano, en el cual los valores sean una guía a lo largo del camino».7

La importancia pedagógica de los valores reside en su triple posibilidad de poder descubrirse, realizarse e incorporarse al ser humano a través de la educación.

Estos tres aspectos constituyen los pilares básicos de la tarea educativa, según afirman algunos autores, la educación la conciben como un proceso de realización de valores, y subrayan la trascendencia de la llamada pedagogía de los valores o educación ética.8

En la configuración de un nuevo perfil de prioridades para las universidades propone, entre los aspectos a tener en cuenta para obtener la formación profesional de los estudiantes, los siguientes:

«Autonomía, responsabilidad, hábitos de trabajo en grupo, transdisciplinariedad y formación autónoma y participativa...» y agrega: «Los elementos señalados no tendrían mucho valor en nuestros países si no van acompañados de una ética cívica del profesional consustanciada con una cultura de solidaridad y de servicio a la sociedad...» Se trata, entonces, de una visión de la universidad y sus egresados, como activos participantes comprometidos con las transformaciones sociales que contribuyan a la justicia social, al desarrollo del país y a la felicidad de sus ciudadanos.9

M. A. Marín, citado por Padilla en 1996 plantea que: «Educar en valores significa liberar las fuerzas existentes en la persona, despertar o avivar su capacidad de hacer opciones libremente, tomando en peso la responsabilidad inherente a cada elección...En definitiva, ayudarle a descubrir los valores que viven, a analizarlos, criticarlos, hasta que lleguen a ser verdaderamente suyos».6

La educación moral de nuestros estudiantes sobre la base de la interiorización de un determinado sistema de valores, a través de un proceso de construcción personal consciente, contextualizado y argumentable tiene en nuestro proceso formativo condiciones muy favorables por la forma en que el mismo integra las dos ideas rectoras de la Educación Superior cubana: la unidad de la educación y la instrucción y el vínculo del estudio con el trabajo. Esto significa que a la disciplina principal integradora le corresponde el liderazgo en el desarrollo del sistema de influencias que consciente e intencionalmente ha de ofrecerse a los estudiantes.

Es importante tener en cuenta que la estrategia curricular como un recurso pedagógico que se desarrolla en correspondencia a objetivos generales asociados a determinados conocimientos, habilidades y modos de actuación profesional que son esenciales en su formación y que desde la óptica de una sola disciplina o asignatura académica, no es posible lograrlos con la debida profundidad, ni siquiera con planes de estudio parcialmente integrados y demandan, por consiguiente, la participación de varias y en ocasiones, de todas las unidades curriculares de la carrera.2

Es evidente la responsabilidad que tienen la totalidad del colectivo pedagógico y demás actores del proceso e ilustra la importancia que tiene la educación en el trabajo para desarrollar mediante actividades ligadas a los modos de actuación, la formación moral de los futuros egresados.

Estas ideas esenciales en el análisis son congruentes al esfuerzo que cada profesional y trabajador de la salud, debe materializar con el propósito de elevar la calidad de la atención de salud que se brinda a los pacientes.

Cuando se trata de excelencia en salud, debe considerarse que técnica y humanidad constituyen elementos indisolublemente importantes e imprescindibles en los servicios de salud, debe darse especial atención a la competencia relacional y la sensibilidad con que debe trabajar y esforzarse toda persona que labora en los servicios de salud para lograr las metas y propósitos previstos relacionados a la prevención, curación y rehabilitación, directrices generales de la atención de salud. Estableciendo como principios: «hacer de nuestro trabajo lo que queremos que otro haga si tuviera que realizar ese trabajo para nosotros y obtener lo óptimo de mi trabajo con el menor gasto posible de recursos».10

La excelencia en los servicios de salud debe ser tarea de cada uno de los miembros del equipo de salud. El profesional de Enfermería, coordinador y gestor de cuidados profesionales, debe comprometerse, en primer lugar, con la satisfacción de quienes cuidamos y realización personal al realizar excelentemente la tarea que nos corresponde. En segundo lugar, con el ahorro de recursos que se podrán emplear en el cuidado de otras personas, así como brindar mayor satisfacción a los demás y a los propios integrantes de su grupo.

Todo lo expuesto con anterioridad tendrá un efecto directo en la calidad de la atención de salud, considerando que desde el punto de vista práctico hay que tener en cuenta que si en realidad se desea satisfacer necesidades de servicios de salud, obviamente se deberá disponer de recursos humanos, materiales y financieros en cantidades adecuadas.11

En artículos anteriores hemos comentado lo difícil que ha resultado definir ¿qué es calidad?, siendo arduo, pero necesario este empeño, pues derivada de estas ambigüedades se declaran conceptualizaciones un tanto difíciles de aplicar en la práctica12 y más cuando se trata de entornos salubristas donde diversos factores interactúan con el objeto social, el cuidado de la salud humana.

Para algunos la calidad significa mérito o excelencia, pero otros piensan que puede tener diversas interpretaciones y por tanto requiere de establecer los requisitos, y otros plantean que es una meta difícil de alcanzar en realidad. Algunas definiciones consideran la calidad como concepto clave para la salud y la definen incluyendo varios aspectos, como la de Gilmore, C. y Morales, N.H.:13

· Un alto nivel de excelencia profesional.

· Uso eficiente de los recursos.

· Un mínimo de riesgo para el paciente.

· Un alto grado de satisfacción por parte del paciente.

· Impacto final en la salud.

Algunos autores plantean que la variedad de definiciones de calidad propuestas no captan todo lo que se necesita para comprenderlas plenamente y todavía no están totalmente claras, además, consideran que las definiciones cambian con el transcurso del tiempo y con las diferentes facetas de la actividad humana.14

Todo indica que aún no existe una definición aceptada universalmente, pero es necesario contar con alguna que sirva como guía de estudio de la calidad. Quizás pudiera aceptarse una de las expuestas anteriormente, no obstante, debemos tener en cuenta que en la calidad de la atención de salud existen varias consideraciones de importancia, que la diferencia de la producción material e incluso de otros servicios.

La calidad en la atención de salud abarca dos consideraciones importantes, la primera es la necesidad de aplicar los mejores conocimientos disponibles en cada momento y la segunda es hacerlo de la forma más humana y afectiva posible.15

La espiritualidad en el campo de la salud, especialmente en la Enfermería, está centrada en altos valores vocacionales y morales, que se expresan tanto en conocimientos adquiridos, valores, actitudes, habilidades y relaciones profesionales, como rasgos de la personalidad del profesional y técnico de la salud, en los que deben sobresalir el amor al prójimo, la sensibilidad humana, la bondad, la solidaridad, la honestidad, el desinterés material, el trato afectuoso indiscriminado, la lealtad, y la disposición de esfuerzo y sacrificio, cimentados sobre ese darse y entregarse al otro implícito en la vocación hacia el cuidado de la persona (Trabajo presentado en el XII Congreso de la Sociedad Cubana de Enfermería «Gestión del Cuidado». La Habana junio de 2009).16

El valor que se le atribuye a la capacidad de identificar estas potencialidades en las gestiones de selección de aspirantes a la carrera de Enfermería y de programar, entre los objetivos educativos; el constante y continuo reforzamiento, así como el desarrollo de éstas durante la formación de pregrado y postgrado es deducible, como lo es también valorar los componentes en la personalidad de los pacientes, familiares y usuarios de los servicios de salud.

Estas capacidades, competencias y valores profesionales deben incorporarse a los estudiantes de Enfermería desde los primeros años de su estudio, tomando mayor relevancia en los escenarios relacionados a la atención de pacientes y familiares, momento donde ocupan un lugar definitorio, pues se expresan por decisiones de conciencia durante la gestión de los cuidados como la esencia de la espiritualidad del profesional que junto a la profunda vocación garantizan el comportamiento humano (humanismo para algunos autores), la ética y el desarrollo óptimo de las relaciones médico-paciente-familia.

La estrategia curricular principal de la formación de enfermeros profesionales forma a los estudiantes durante sus estudios para que sean capaces «aplicar de forma consciente y responsable los principios de la ética de la profesión en su desempeño profesional integral, en todo momento y lugar»;4 se establece una relación entre este objetivo general y algunos objetivos educativos declarados en el modelo del profesional (Anexo I). En la propia estrategia se declaran algunas premisas4 (Anexo II) para cumplir exitosamente este propósito.

Particular relevancia tiene la relacionada a la necesidad de que todas las personas que trabajan en los servicios de salud, cualquiera que sea su función, tengan un compromiso consciente con la formación integral de los estudiantes, materializado en el ejemplo personal que brindan en el desempeño cotidiano de sus responsabilidades laborales. De especial importancia es la figura del profesor de la disciplina Enfermería y en particular del tutor, ya que esa disciplina ocupa el 45 % del tiempo total asignado a las clases en la carrera, mientras que la educación en el trabajo, que es su forma organizativa docente principal, representa el 65 % del fondo de tiempo total de la carrera.4

Esta estrategia curricular en su diseño puede garantizar todas las exigencias que en relación a la calidad del cuidado, que en relación a la formación ética y el desarrollo de valores se han descrito en este trabajo y que necesariamente apunta hacia una formación integral, sustentada en la coordinación intra e interdisciplinariedad, el trabajo metodológico y la concepción de ejes o líneas curriculares que desfragmentan los núcleos de conocimiento para trabajarlos de manera progresiva e incrementar el grado de complejidad a lo largo de la carrera, a partir de una sistematicidad estructural y funcional y una fundamentación metodológica en las relaciones entre lo general y lo particular-singular, que exprese el grado de flexibilidad que se les confiere desde el diseño general centralizado hasta su aplicación en cada centro de educación médica.17

 

  CONSIDERACIONES FINALES

El desarrollo de la personalidad profesional como estrategia curricular principal de la formación de enfermeros profesionales en nuestro país, con una direccionalidad altamente coordinada en el proceso docente que responda al perfil de salida, influye en egresar a un enfermero formado en el ámbito moral, relacional, en el desarrollo de valores y la ética en su práctica profesional. Aspectos que se materializan en buenas prácticas, seguras y responsables en su campo de actuación. El principio en el que se sustenta esta estrategia es la responsabilidad de colectivo pedagógico y demás agentes educativos de los escenarios docente-asistenciales en la formación de la personalidad profesional de los jóvenes estudiantes, así como la responsabilidad que tienen los estudiantes con su propia formación. Se le confiere a la Enfermería como disciplina principal integradora el liderazgo dentro de esta estrategia. Este recurso pedagógico exige coordinar y articular el trabajo de las diferentes estructuras metodológicas, velando por la continuidad, concatenación y carácter sistémico de las influencias que se proyectan sobre los estudiantes.

 

RECOMENDACIONES

Estudiar todos los profesionales de Enfermería involucrados en la formación de enfermeros profesionales y el resto del equipo de salud que labora en las unidades y servicios donde realizan las actividades de educación en el trabajo los estudiantes de enfermería, el plan de estudio de la carrera y en particular la estrategia principal de la carrera, lo que posibilitará una contribución activa en la formación moral, ética y en el desarrollo de valores en la naciente generación de profesionales de la Enfermería.

 

Anexo I

Objetivos educativos declarados en el perfil profesional que se relacionan a la estrategia «Desarrollo de la personalidad profesional».

1. Aplicar los principios de la ideología marxista-leninista y martiana, mediante la utilización del enfoque materialista dialéctico e histórico y humanista en su proyección ante las situaciones que se le presenten como profesional y ciudadano.

2. Cumplir con su misión social de cuidar la salud de las personas, la familia, y la comunidad mediante un desempeño que ponga de manifiesto su sentido de la responsabilidad, el humanismo, la solidaridad, el patriotismo (incluido el respeto a los héroes y mártires, a los símbolos de la Patria y la disposición de defenderla), el antiimperialismo, el respeto, en particular a los ancianos y personas mayores, la honestidad, la honradez, la modestia, la sencillez, la humildad, la abnegación, el desinterés, el sentido de equidad y el colectivismo, el amor al trabajo, el cuidado de la propiedad social y de la naturaleza, entre otros valores que deben caracterizar su personalidad profesional y ciudadana, en beneficio de la calidad y excelencia de los servicios de salud y de los intereses de la Patria Socialista.

3. Contribuir al desarrollo de la profesión y al mejoramiento continuo de la calidad de los servicios de salud mediante la aplicación de la metodología científica correspondiente a las diversas funciones que asume en el desempeño de su profesión.

4. Actuar de forma independiente y creadora, dentro del marco de sus competencias, en correspondencia con un pensamiento lógico y crítico al enfrentar las exigencias que le impone el desarrollo científico-técnico, particularmente en el campo de la enfermería.

5. Participar en su formación física, ética, bioética, estética, científica y profesional, y contribuir a la formación de otros a través de la búsqueda activa y continua de desarrollo en esas dimensiones de su yo personal y profesional.

 

Anexo II

Premisas para el desarrollo de la estrategia

«Desarrollo de la personalidad profesional».

1. La importancia de que los servicios de salud cuenten con las condiciones requeridas para que en ellos se pueda generar un ambiente de profesionalidad, caracterizado por el elevado nivel científico, orden, respeto, disciplina, ética, observancia de las disposiciones legales que rigen la actividad profesional.

2. La necesidad de que todas las personas que trabajan en los servicios de salud, cualquiera que sea su función, tengan un compromiso consciente con la formación integral de los estudiantes, materializado en el ejemplo personal que brindan en el desempeño cotidiano de sus responsabilidades laborales. De especial importancia es la figura del profesor de la disciplina Enfermería y en particular del tutor, ya que esa disciplina ocupa el 45 % del tiempo total asignado a las clases en la carrera, mientras que la educación en el trabajo, que es su forma organizativa docente principal, representa el 65 % del fondo de tiempo total de la carrera.

3. La necesidad de que el proceso formativo se lleve a cabo de manera tal que desarrolle en los estudiantes de forma gradualmente creciente un elevado sentido de la responsabilidad personal sobre todas sus acciones y de compromiso social, como base para el desarrollo de un adecuado sistema de valores.

4. La importancia de que dentro del proceso formativo el estudiante reafirme su vocación profesional, desarrolle sus motivaciones y adquiera conciencia de su protagonismo en el desarrollo socioeconómico del país.

5. Que cada asignatura desde su propio contenido, sea capaz de identificar sus potencialidades educativas e incorporarlas al proceso de formación y que, al mismo tiempo, los aspectos educativos adquieran mayor relevancia en las decisiones profesorales acerca de la evaluación del aprendizaje, sobre la base de que los contenidos abarcan los conocimientos, habilidades y valores.

6. De especial importancia para lo expresado en el epígrafe anterior es la Enfermería, que en su condición de disciplina principal integradora asume toda la educación en el trabajo, la que es el marco en el que se expresan cotidianamente las cualidades que realmente posee y va desarrollando un estudiante. La observación y valoración día a día de esa conducta tiene un valor insustituible y una fortaleza indiscutible si se utiliza para orientar y reorientar las acciones educativas personalizadas, especialmente las que reclamen la responsabilidad y el protagonismo de los estudiantes en su desarrollo personal. Además, es un medio idóneo para la evaluación integral de los estudiantes, en contraposición con indicadores de corte conductista que tradicionalmente se han empleado con ese fin.

7. Que en las diferentes actividades del proyecto educativo diseñadas para realizar el análisis de la marcha del proceso formativo se cuente con la participación de las personas encargadas de tomar decisiones en las instituciones docente-asistenciales que constituyen el marco o soporte de dicho proceso.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido: 4 de septiembre de 2010.
Aprobado: 5 de noviembre de 2010.

 

 

Correspondencia:
Alain Agramonte del Sol. Universidad de Ciencias Médicas de La Habana. E-mail: alain.agramonte@infomed.sld.cu

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