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Estimado editor:
En el presente siglo existe una situación global singular: cada vez son más las personas que rebasan las barreras cronológicas que el hombre ha situado como etapa de vejez. El mundo envejece inexorablemente y convierte al envejecimiento poblacional en uno de los retos más importantes para las sociedades modernas, su centro de atención está relacionado con las modificaciones de orden biológico, psicológico y social que la vejez le confiere al anciano.1
El envejecimiento poblacional es un fenómeno peculiar debido a la mejoría de las condiciones de vida y al desarrollo alcanzado por la medicina. Según la Organización de las Naciones Unidas, en 1975 existían en el mundo 350 millones de personas mayores de 60 años de edad, cifra que en el 2020 llegará a los 1200 millones. En Cuba se estima que para el 2025, 25 % de la población tendrá más de 60 años.2)
La vejez es la etapa de la vida en la cual las necesidades se hacen más crecientes en el ejercicio del autocuidado, debido a los cambios fisiológicos propios del proceso de envejecimiento. Durante esta etapa, en ocasiones, los ancianos requieren de hospitalización. El personal de enfermería, como miembro del equipo de salud, es el responsable de prestar cuidados, y con tal intención establece relaciones con el paciente que le permiten cumplir su función y determinan un crecimiento en el desarrollo terapéutico de la relación enfermero-paciente.3) Referentes teóricos como Nightingale, Henderson, Orem, Peplau, Travelbee han favorecido al campo de la enfermería con modelos conceptuales de cuidados que marcan las directrices en la práctica de enfermería.
Una de las filósofas que se destacó en función del cuidado del paciente y contribuyó al surgimiento de la enfermería profesional, fue Florence Nightingale, su trabajo le permitió adoptar posiciones teóricas que abordó acerca de esta naciente profesión.
El cuidado contribuye a la satisfacción de las necesidades de los pacientes, con soluciones óptimas, en correspondencia con el compromiso profesional que han asumido formalmente los profesionales de enfermería ante la sociedad de cuidar a los seres más vulnerables. Es un proceso humano y social que se apoya en la influencia interpersonal, el liderazgo, la participación y la comunicación.4)
El personal de enfermería al brindar sus cuidados, asegura que cada paciente reciba servicios terapéuticos adecuados, es el primero en detectar cualquier complicación que pueda aparecer, en múltiples oportunidades es responsable de la vida del paciente. Es esta responsabilidad la que exige en esta área de atención de profesionales con un adecuado desempeño donde la integración del componente humanístico-clínico es fundamental.
La profesión de enfermería ha obtenido logros exponenciales, validados por el incremento de los conocimientos teóricos y prácticos, el uso de la tecnología y la obtención de grados académicos científicos; sin embargo, se ha perdido la esencia de la Enfermería: cuidar con humanismo. Cada vez son más frecuentes las opiniones negativas de los usuarios de los servicios que asumen la atención al paciente geriátrico, los cuales refieren recibir un trato mecanicista de los profesionales de enfermería. Con esta mirada quisiera que se reflexionara sobre si será necesario transformar la educación y la práctica profesional de enfermería, cuyo núcleo y esencia sea el humanismo.
El humanismo en enfermería conceptualizado de forma sencilla es el acto de entender y tratar al ser humano como persona, dicho de otra manera, “tratar al otro como te gustaría que te trataran”.
Esta reflexión pretende hacer una revolución profesional, que toda enfermera entienda que es necesario mejorar la profesionalidad, que se honra al paciente en la medida en que quien le asiste es más capaz y responsable en su desempeño, que lo importante para el paciente o usuario es contar con un entorno afectivo, estar rodeado de la persona que quiere, sentirse querido, estar a gusto física y mentalmente, tener una comunicación empática, respetuosa y auténtica que le inspire confianza, lo que implica la búsqueda constante de modelos innovadores del cuidado sobre la base de un proceso integral humanístico-clínico, que den respuestas a las necesidades cada vez más exigentes de los pacientes para obtener mejores resultados en el proceso salud-enfermedad.
