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Pastos y Forrajes

Print version ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes vol.34 no.1 Matanzas Jan.-Mar. 2011

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Evaluación de ensilajes mixtos de Saccharum officinarum y Gliricidia sepium con la utilización de aditivos

 

Evaluation of mixed silages of Saccharum officinarum and Gliricidia sepium using additives

 

 

R. Suárez1, J. Mejía1, M. González1, D.E. García2 y D.A. Perdomo3

1Unidad de Investigaciones en Recursos Subutilizados (UNIRS), Núcleo Universitario "Rafael Rangel" (NURR), Universidad de Los Andes (ULA), estado Trujillo, Venezuela
2Departamento de Ciencias Agrarias, NURR, ULA. E-mail: dagamar8@hotmail.com
3Instituto Nacional de Investigaciones Agrícolas (INIA), estado Trujillo, Venezuela

 

 

 


RESUMEN

Se realizó un experimento en Trujillo, Venezuela, con el objetivo de evaluar el efecto de la adición de melaza y urea en ensilajes de cogollo quemado de caña de azúcar y Gliricidia sepium, utilizando macrobolsas de 1,18 m3 de capacidad y vacío, mediante un diseño factorial 4 (tipo de ensilaje) x 3 (tiempo de fermentación: 20, 40 y 60 días) y cinco réplicas. Los tratamientos fueron T1 (cogollo de caña de azúcar, 75% más G. sepium, 25%); T2 (T1 más urea, 0,5%); T3 (T1 más melaza, 4%) y T4 (T3 más urea, 0,5%). Se determinó el pH, la MS, la PB, el amoníaco, el nitrógeno soluble, la FB, el extracto libre de nitrógeno, el extracto etéreo, el Ca, el P y la ceniza. No hubo interacción tipo de ensilaje por tiempo de fermentación. Con la adición de urea (T2) se observaron los mayores valores de pH (5,03), PB (8,27%), NH3/Nt (18,13%) y NS/Nt (38,31%). Al adicionar la melaza (T3) se constató un mayor porcentaje de MS (35,34) y de ELN (50,93), y con los dos aditivos (T4) se observó un menor contenido de EE (1,02%). Los tenores de FB, los minerales y la ceniza no presentaron diferencias entre los tratamientos. A los 40 días de fermentación se observó un mayor contenido de MS (44,80%) y ELN (49,72%). Sin embargo, a los 60 días se obtuvo mayor relación NH3/Nt (11,17%) y NS/Nt (33,61%). Mediante la ponderación de las variables más relevantes se concluyó que los ensilajes de mayor calidad se obtuvieron cuando sólo se adicionó melaza (4%) o se combinó con urea (0,5%); mientras que la calidad del material conservado fue menor a los 60 días de elaboración.

Palabras clave: Aditivos, ensilaje, Gliricidia sepium, Saccharum officinarum.


ABSTRACT

A trial was conducted in Trujillo, Venezuela, in order to evaluate the effect of the addition of molasses and urea in silages of burnt sugarcane tops and Gliricidia sepium, using macrobags of capacity 1,18 m3 and vacuum, by means of a 4 (type of silage) x 3 (fermentation time: 20, 40 and 60 days) factorial arrangement and five replications. The treatments were T1 (sugarcane tops, 75% plus G. sepium, 25%); T2 (T1 plus urea, 0,5%); T3 (T1 plus molasses, 4%) and T4 (T3 plus urea, 0,5%). The following indicators were determined: pH, DM, CP, ammonia, soluble nitrogen, CF, nitrogen-free extract, ether extract, Ca, P and ash. There was no silage type by fermentation time interaction. With the addition of urea (T2) the highest values of pH (5,03), CP (8,27%), NH3/Nt (18,13%) and SN/Nt (38,31%) were observed. With the addition of molasses (T3) a higher percentage of DM (35,34) and NFE (50,93) was detected, and with the two additives (T4) a lower content of EE (1,02%) was obtained. The CF, mineral and ash values did not show differences among treatments. After 40 days of fermentation a higher content of DM (44,80%) and NFE (49,72%) was observed. However, after 60 days a higher NH3/Nt (11,17%) and SN/Nt (33,61%) ratio was obtained. By pondering the most relevant variables, it was concluded that the best quality silages were obtained when adding only molasses (4%) or when it was combined with urea (0,5%); while the quality of the preserved material was lower 60 days after being elaborated.

Key words: Additives, Gliricidia sepium, Saccharum officinarum, silage.


 

 

INTRODUCCIÓN

En Venezuela, al igual que en otros países tropicales, las variaciones climáticas y la baja calidad de los pastos usados comúnmente en la producción animal, constituyen dos de los factores que limitan el desarrollo de la ganadería nacional. Por ello, la preservación de alimentos en forma de ensilaje puede ser una alternativa para el aprovechamiento de la producción forrajera y los residuos de cosechas, en los momentos de mayor disponibilidad.

En este sentido, las leguminosas muestran un mejor valor nutritivo que las especies de otras familias botánicas, lo cual favorece la conservación en forma mixta con gramíneas (Cabral, 2007). Dentro de las leguminosas arbóreas, Gliricidia sepium es una de las especies más promisorias para la alimentación animal en condiciones tropicales. Es catalogado como un árbol multipropósito, pero puede presentar variaciones en su aceptabilidad cuando se ofrece en forma fresca, ya que su composición química puede variar según la edad, la parte de la planta y el lugar de procedencia (Cabral, 2007).

A pesar de los altos niveles de proteína, son pocos los trabajos realizados en el país con G. sepium en forma de ensilaje (Cabral et al., 2007). Considerando que esta leguminosa presenta gran distribución natural en el estado Trujillo, Venezuela, y que generalmente su follaje no es aprovechado por los productores como fuente suplementaria de proteína para los rumiantes, esta planta está subutilizada dentro de la mayoría de los sistemas de producción animal en la Zona Andina Venezolana.

Por otra parte, el estado Trujillo es eminentemente agrícola y una de sus principales actividades lo constituye la producción de caña de azúcar (Saccharum officinarum). El proceso de cosecha de esta gramínea en la región implica la quema de la plantación antes de las labores de cosecha, la cual se realiza fundamentalmente de manera manual. Este procedimiento genera una elevada cantidad de material vegetal que se desecha y no es aprovechado. Considerando las ventajas que presenta esta fuente en cuanto a su factibilidad para ser ensilada (Siqueira et al., 2009), el cogollo quemado constituye un material apropiado para su conservación con otros forrajes que enriquezcan de forma integral el ensilaje.

Asimismo, es conocido que el uso de aditivos mejora la preservación del ensilaje, al beneficiar un predominio de bacterias lácticas durante el proceso de fermentación. Al respecto, la melaza representa una de las fuentes de carbohidratos usadas con más frecuencia en los ensilajes (Titterton y Bareeba, 2000). Adicionalmente, el uso de la urea mejora también la calidad, al disminuir las poblaciones de levaduras y hongos, y reduce generalmente las pérdidas de materia seca y carbohidratos solubles. Además, se ha obtenido una mejor composición química en ensilajes enriquecidos con esta fuente de nitrógeno, que en aquellos que no han sido tratados (Cabral, 2007).

Considerando que los ensilajes mixtos (gramíneas-leguminosas) reúnen ventajas, basado en el aprovechamiento de los tenores de proteína y el valor nutricional de las leguminosas y las mejores características fermentativas de las gramíneas (Ojeda et al., 2006), el objetivo del presente ensayo fue evaluar el efecto de la adición de melaza y urea en ensilajes de cogollo quemado de caña de azúcar y G. sepium.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Ubicación del ensayo

El experimento se realizó en áreas de la Unidad de Investigaciones en Recursos Subutilizados (UNIRS) (9º25´11" N y 70º28´22" O) ubicada en el Núcleo Universitario "Rafael Rangel" de la Universidad de Los Andes (ULA) en el estado Trujillo, Venezuela, a 419 msnm, en zona de bosque seco tropical con temperatura promedio de 27,4ºC, precipitación anual de 1 690 mm y humedad relativa de 60%.

 

Procedencia del material vegetal

El material forrajero (S. officinarum y G. sepium) se obtuvo a partir de plantaciones de la Estación Experimental y de Producción Agrícola "Rafael Rangel" (EEPARR) de la Universidad de Los Andes, parroquia La Paz, municipio Pampán del estado Trujillo, Venezuela, ubicada a los 9º35'00" N y 70º27'00" O, a 300 msnm, en zona de bosque seco tropical con temperatura relativamente uniforme durante todo el año (22-27ºC) y precipitación media anual acumulada de 1 480 mm.

 

Corte, recolección, transporte y picado del cogollo de caña de azúcar

Se recolectó el cogollo entero (variedad: Puerto Rico 61632) previamente quemado (procedimiento de precosecha en el estado Trujillo). El cultivo se sembró a una densidad de 800-1 000 esquejes/ha. La caña que se utilizó para obtener el cogollo se encontraba en edad óptima para la cosecha (11 meses).

Se recolectó la biomasa directamente del suelo (1 500 kg), utilizando una jaiba (alzadora) empleada para llenar los camiones cañeros, lo que facilitó las labores de carga y recolección.

El material recolectado se trasladó hasta el laboratorio de la UNIRS. Al día siguiente fue picado por una picadora-molino, en trozos entre 3-5 cm; aunque este troceado no es considerado óptimo para la elaboración de ensilajes, la máquina utilizada para este fin es la que se usa en las fincas de los productores de Trujillo.

 

Corte, recolección, transporte y picado de G. sepium

El follaje de rabo de ratón se obtuvo de la poda de árboles usados como cercas vivas. Se cosechó de forma manual a partir de ocho árboles, por medio de machetes, para obtener 500 kg de forraje (hojas y foliolos). El material cosechado se trasladó hasta las instalaciones de la UNIRS y se extendió homogéneamente sobre un piso de cemento para su presecado (nueve horas-sol). El follaje se picó a un tamaño entre 3 y 5 cm.

G. sepium, en el momento de recolección del follaje, se encontraba en estado vegetativo y presentaba una edad de ocho años. La biomasa tenía 90 días de edad de rebrote.

La composición químico-nutricional de los dos componentes forrajeros utilizados en la elaboración de los ensilajes se muestra en la tabla 1.

 

Pesaje de los componentes

Los pesajes del cogollo entero, el rabo de ratón y la melaza, se realizaron por medio de una balanza de 20 kg de capacidad. La urea (Petroquímica de Venezuela, S.A) se pesó en una balanza electrónica marca AND (modelo EK-120A) con capacidad de 120 ± 0,01g.

 

Elaboración de los ensilajes

Se formularon cuatro tipos de ensilajes mixtos (T1, T2, T3 y T4).

T1: 15 kg de cogollo de caña de azúcar (75%) más 5 kg de rabo de ratón (25%). Primeramente los componentes se premezclaron de manera manual, después se homogenizó utilizando una mezcladora trompo (marca Kohler) tipo Magnum, hasta obtener una mezcla homogénea.

• T2: T1 y adición de 100 g de urea diluida en 100 mL de agua, lo cual representó 0,5% del total de la mezcla. Se preparó de manera similar al procedimiento del T1, agregando la fuente de nitrógeno no proteico dentro de la mezcla formulada, antes de detener la homogenización.

• T3: T1 y adición de 800 g de melaza diluida en 1,6 L de agua, lo cual representó 4% del total de la mezcla. Su preparación se realizó utilizando el procedimiento descrito para T2.

• T4: T1 y adición de 5 kg de rabo de ratón (25%) y 100 g de urea (0,5%) más 800 g de melaza (4%). La mezcla y homogenización de los forrajes se hizo de igual manera que en los tratamientos anteriores. La melaza y la urea se diluyeron en 1,6 L de agua hasta conseguir una disolución uniforme, y se agregó al resto del material vegetal en el momento que se encontraban mezclándose dentro del trompo.

Unidades experimentales. Bolsas negras de polietileno Implasval® de 20 micras; diámetro de 1 m y 1,5 m de longitud (volumen: 1,18 m3), donde se colocó según el tratamiento, 20 kg de material forrajero en cada una.

Extracción del aire en las bolsas-silos. Se utilizó el sistema al vacío, con la finalidad de extraer el aire contenido en las bolsas al momento de ensilar. Se adecuó un compresor de dos pistones con motor de ½ caballo de fuerza. En la boquilla de succión se adaptó una manguera de 2 m de longitud y ¾ pulgadas de diámetro. En la boca de esta se colocó un filtro para evitar la entrada del material vegetal al compresor. Primeramente, se introdujo el extremo libre de la manguera dentro de la bolsa-silo, hasta el primer tercio, en el momento que se produjo el llenado. Cuando se introdujo el material, se enroscó el extremo libre de la bolsa alrededor de la manguera, a la vez que se ejerció presión sobre esta, para reducir al mínimo el escape de aire en el momento de su extracción; después se activó el compresor, el cual funcionó por tres minutos. Al finalizar este proceso se retiró la manguera, sin aflojar el enroscado. Se colocó una goma de elastrar a la boca enroscada, se dobló sobre sí misma y se colocó una segunda goma, quedando sellada la abertura de las bolsas.

Toma de muestras. Se realizaron tres muestreos al azar, a intervalos de 20 días post-elaboración (20, 40 y 60 días). Para cada tiempo de fermentación se muestrearon cinco bolsas de cada tipo de ensilaje, extrayendo del centro una porción representativa.

Tratamiento de las muestras. Las muestras colectadas (300 g) fueron secadas en estufa con ventilación forzada por 72 h a 40ºC, con el fin de evitar la posible pérdida de compuestos volátiles. Para moler las muestras se utilizó la picadora-molino, pero se colocó un tamiz para obtener un tamaño adecuado (1 mm). El material se introdujo en bolsas herméticas y se identificaron debidamente, para trasladarlas al Laboratorio de Análisis Químico de Convaca® (Concentrados Valera, C.A), localizado en la ciudad de Valera, estado Trujillo, Venezuela.

Mediciones. El pH se realizó en la muestra fresca, con un electrodo de vidrio selectivo a iones hidronios (marca Orion). La proteína bruta (PB) (muestra fresca), la fibra bruta (FB), el extracto libre de nitrógeno (ELN), el extracto etéreo (EE), el calcio (Ca), el fósforo (P) y la ceniza se determinaron por los métodos tradicionales (AOAC, 1995). La MS se determinó en estufa con ventilación forzada, por 48 horas a 70ºC, en el material recién colectado. El nitrógeno soluble (NS) y el amoníaco (NH3) se determinaron a partir de la extracción del jugo de los ensilajes mediante una prensa hidráulica, según la metodología propuesta por Dulphy y Demarquilly (1981).

Ponderación de los indicadores nutricionales. Para evaluar jerárquicamente los ensilajes debido a la cantidad de indicadores estudiados y sus posibles interacciones, se efectuó una ponderación de los más importantes, para discernir la superioridad de un tratamiento sobre otro (Ojeda y Montejo, 2001).

La metodología adoptada fue utilizar los superíndices de las medias como elemento definitorio de las diferencias entre los tratamientos, como base para otorgar la puntuación. En los casos que existieran dos superíndices para un valor, se tomó la media de las ponderaciones establecidas. El sistema utilizado para los indicadores se presenta en la tabla 2. En el caso de la relación pH/MS se siguieron las indicaciones expresadas por Ojeda y Montejo (2001) para la tabla de puntuación (0-10) que relaciona estas dos variables.

Diseño experimental y análisis estadístico. Se utilizó un diseño factorial (4 x 3) y cinco repeticiones. Los factores evaluados fueron los tipos de ensilaje (T1, T2, T3 y T4) y los tiempos de apertura de las bolsas (20, 40 y 60 días post-elaboración). La información fue procesada usando el paquete estadístico SPSS 10.0 (Visauta, 1998), a través de un modelo lineal general, con un grado de significación de P<0,05. Aquellas variables que presentaron diferencias significativas fueron sometidas al test de Duncan (Duncan, 1955). Las correlaciones se realizaron con el mismo paquete estadístico, utilizando el coeficiente de correlación de Pearson.

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

En las tablas 3 y 4 se muestra el efecto del tipo de ensilaje y el tiempo de fermentación en las variables medidas. No se observó interacción tipo de ensilaje por tiempo de apertura de las bolsas-silos (P>0,05) para ninguna de las variables.

El pH fue alto, comparado con los de ensilajes tradicionales de gramíneas, ya que osciló entre 4,53 y 5,03, cuando lo deseable sería valores inferiores a 4,2. Se considera que esto fue ocasionado por la presencia de follaje arbóreo (G. sepium) en el ensilaje, ya que las leguminosas son difíciles de ensilar debido a su alto contenido de ceniza y proteína. No obstante, su uso está justificado por el incremento de la fracción proteínica, además de que estos valores de pH no obstaculizaron el proceso de fermentación, acorde con las variables evaluadas.

Con la adición de urea al 0,50% en el ensilaje de cogollo de caña de azúcar y gliricidia, se obtuvo el mayor pH (5,03). Sin embargo, en el resto de los tratamientos los valores oscilaron entre 4,13 y 4,53, sin diferencias significativas entre la acidez de los ensilajes. Resultados similares obtuvieron Santos et al. (2006), quienes evaluaron ensilajes de caña de azúcar con diferentes aditivos a dos edades de corte. Estos resultados corroboran además lo planteado por numerosos autores acerca de que la inclusión de follaje arbóreo dificulta el proceso de ensilado, si se compara con el obtenido con sólo gramínea, ya que la biomasa de los árboles muestra un patrón de fermentación muy diferente al de estas especies.

Los valores obtenidos en esta investigación son similares a los informados por Siqueira et al. (2009), quienes demostraron que con la inclusión de caña quemada en la etapa inicial de fermentación en silos, el pH mostró un rango medio entre 3,9-6,4; mientras que los mismos autores señalaron que con la adición de urea al 1,5% se observó el mayor pH en todos los tratamientos con aditivos (4,1-5,8), resultados que coinciden con los de la presente investigación.

En este sentido, la descomposición de la urea en un medio acidificado produce dióxido de carbono e iones amonio, los cuales actúan como amortiguadores en la disminución de pH (Siqueira et al., 2009). No obstante, el comportamiento invariante del pH a mediano plazo indica que el proceso fermentativo, regido por la inclusión de follaje arbóreo, es una característica intrínseca de este tipo de material conservado.

Asimismo, los valores de pH obtenidos con los tratamientos se encuentran en el rango informado por Vallejo (1995) en ensilajes de Morus alba (4,0-4,3), Guazuma ulmifolia (3,8-5,2), Trichanthera gigantea (5,2-7,19) y Malvaviscus arboroeus (4,2-5,6) sometidos a diferentes estrategias de conservación y que no son plantas leguminosas, lo cual indica que los altos valores de pH son característicos de ensilajes en los cuales se ha adicionado follaje arbóreo de cualquier especie, independientemente de su ubicación taxonómica.

Los mayores valores de MS se observaron en T1 y T3. Sin embargo, con la adición de urea y la incorporación conjunta de urea y melaza el contenido de MS fue inferior (P<0,01). No obstante, en todos los casos fue superior al 25%, establecido como adecuado en ensilajes tropicales cuando no hay producción de efluentes (Clavero y Razz, 2008). Adicionalmente, los resultados son superiores a los informados por Bravo et al. (2006) en ensilajes abiertos a los 30 días y elaborados con caña de azúcar sin premarchitar, en presencia y ausencia de aditivos.

Los contenidos de PB fueron significativamente superiores en T2 y T4, en los cuales se adicionó la fuente de nitrógeno no proteico. Resultados similares reportaron Oliveira et al. (2007) en ensilajes de gramíneas enriquecidas con urea, y Cabral (2007) en ensilajes de caña y gliricidia a los cuales se adicionó nitrógeno en forma orgánica.

Si se considera que en la última década se le ha dado mayor importancia al contenido de PB como elemento nutricional fundamental en un alimento conservado, dentro del sistema de evaluación de ensilajes tropicales, los cuatro tratamientos constituyen buenas opciones para alimentar rumiantes donde estas dos fuentes forrajeras se encuentren disponibles. Sin embargo, la relación NH3/Nt y NS/Nt fue superior en el tratamiento donde sólo se incluyó urea.

La mayor concentración de amoníaco en T2 se justifica por la inclusión de la fuente de nitrógeno. En este sentido, se ha establecido que el 9% de amoníaco en relación con el Nt en los ensilajes es adecuado y no causa problema nutricional en los rumiantes. Sin embargo, el mayor porcentaje en T2 y T4 se encuentra en el orden informado por Oliveira et al. (2007) para ensilajes de Brachiaria sp., Panicum sp. y Pennisetum sp., enriquecidos con 5% de urea, lo cual demuestra que la inclusión de urea en las gramíneas genera una producción de NH3 variable en función de las condiciones de fermentación y las características de cada especie.

Los tenores de FB no mostraron diferencias significativas entre tratamientos. Estos variaron entre 33,20-36,06%, los cuales se consideran altos, debido a que la mayor proporción del ensilaje fue de cogollo quemado, el cual presenta una elevada fracción de pared celular (Cabral, 2007). Aun cuando en la actualidad la determinación de FB casi no se utiliza para caracterizar alimentos para los animales, ya que se ha demostrado que el fraccionamiento de la pared celular muestra una mayor correlación con los indicadores del valor nutritivo y la respuesta animal (Van Soest et al., 1991), constituye un indicador que describe, de forma aproximada, las características fibrosas de los componentes nutricionales y los forrajes.

Por otra parte, se observaron contenidos superiores de ELN en T1 y T4. En este sentido, se ha demostrado que el ELN correlaciona con otras fracciones nutritivas, tales como la FB y el EE. De ahí la importancia de considerar esta variable, ya que en muchos casos se ha asociado al potencial energético de los alimentos (Chinea et al., 1999) y constituye una determinación rutinaria dentro del proceso de evaluación de estos.

En otro sentido el EE, los contenidos de Ca y P, así como la ceniza no presentaron diferencias significativas entre los tratamientos (P>0,05). Los valores de Ca y P también se han incluido como variables relevantes, considerando que la conservación de los alimentos en forma de ensilaje en el trópico está dirigida a que esta fuente de nutrimentos sea utilizada preferiblemente en la confección de las raciones en el período seco, cuando la disponibilidad de material voluminoso es escasa. Los valores de estos minerales fueron similares, y en algunos casos superiores, a los informados por Minson (1992) para un amplio grupo de gramíneas tropicales destinadas a la alimentación de los rumiantes.

Respecto al efecto del tiempo de fermentación, se observó que a los 20 días existió un mayor contenido de PB. Sin embargo, a los 60 días el contenido de MS fue menor y hubo una mayor proporción de NH3/Nt y NS/Nt, lo cual demuestra la fermentación de la fracción proteínica y la descomposición de la urea. En este sentido, aunque una mayor relación NS/Nt es buena en términos de conservación, valores inferiores a 40% se consideran adecuados y su incremento en el tiempo describe que continúa ocurriendo el proceso de solubilización de la PB. Estos resultados indican que posiblemente ocurriera una pérdida de nitrógeno en el ensilaje por volatilización en forma de NH3, aspecto que también se manifiesta en su mayor contenido en función del Nt y la mayor cantidad de NS a lo largo del proceso de fermentación. Dicho comportamiento ha sido descrito, de forma general, por Cabral (2007) en ensilajes elaborados en condiciones tropicales; quizás por este motivo hubo una variación en el contenido de MS y de otras fracciones asociadas.

El hecho de que el pH no disminuyera durante el tiempo que transcurrió el ensayo quizás sea la causa de las pérdidas y el deterioro, en términos de las variables medidas, que se observó a los 60 días post-elaboración.

En el tiempo intermedio de apertura (40 días) se observaron los mayores tenores de MS y ELN, lo cual ratifica lo expresado por Chinea et al. (1999) acerca de que el tiempo óptimo de aprovechamiento de los ensilajes tropicales es limitado, en comparación con los elaborados en el subtrópico y en los países templados, si se considera que el contenido de ELN representa genéricamente los carbohidratos altamente digestibles (Van Soest et al., 1991). De ahí la necesidad de planificar conservaciones racionales de forrajes para las etapas críticas, estrictamente en función de las necesidades de las unidades de producción, debido al deterioro aerobio espontáneo que ocurre en estos alimentos.

En la tabla 5 se muestran los resultados relacionados con la jerarquización de los tratamientos y la estimación de las pérdidas del valor nutricional del ensilaje en el tiempo.

De todos los ensilajes el de mayor puntuación fue T3, seguido por T4, T1 y por último T2, lo cual indica que el uso de aditivos combinados, o sólo melaza, en los ensilajes de cogollo quemado de caña de azúcar y gliricidia es positivo, ya que mejora integralmente la calidad del alimento conservado. Sin embargo, la puntuación alcanzada por T2 se encontró relativamente alejada del valor máximo potencial de la ponderación (18 puntos), por lo que este ensilaje no mostró un buen comportamiento en la mayoría de las variables.

Al analizar el efecto del tiempo de fermentación, a los 20 y 40 días se observaron las mayores puntuaciones. A los 60 días el valor decreció abruptamente, lo que describe una menor calidad nutricional integral del ensilaje. Este comportamiento ha sido descrito también por Cabral (2007), quién planteó que en las condiciones tropicales la fermentación en la etapa aerobia y en la anaerobia ocurre de forma más acelerada que en otras regiones, condicionado por las elevadas temperaturas, los tipos de microorganismos presentes y los cambios climáticos, entre otros factores. A ello se suman las singulares características fermentativas de los ensilajes con follaje arbóreo y la estabilización del pH por encima de 4, lo cual hace que puedan aparecer microorganismos que dañan los ensilajes, tales como los Clostridium sacarolíticos y proteolíticos, así como algunas levaduras que promueven el deterioro aeróbico de los ensilajes a mediano plazo (Ojeda et al., 2006).

También se debe señalar que la elaboración de los ensilajes en macrobolsas de 1,18 m3 de capacidad, prescindiendo de otras más pequeñas
(1-2 kg), comúnmente utilizadas a escala de laboratorio, se realizó con el objetivo de simular, de una forma más aproximada, las condiciones reales de confección de estos en las fincas de Trujillo, donde en la práctica se observa el deterioro aeróbico de los ensilajes cuando se confeccionan a partir de grandes cantidades de sustratos. En sentido general, este comportamiento no se observa en los estudios realizados en condiciones controladas, las cuales se alejan de la realidad que se vive en las fincas de los productores agropecuarios (Patto et al., 2004).

Asimismo, en el estado Trujillo no existe cultura de ensilar en bunker, sino en tanques, en pequeños recipientes y en bolsas; de ahí la importancia de validar esta tecnología para su uso a mayor escala, por parte de los productores.

Las correlaciones entre las variables medidas en los ensilajes se muestran en la tabla 6. No se encontró relación significativa entre el pH y la MS. Sin embargo, los valores de pH se relacionaron significativamente con la PB, la relación NH3/Nt y con los de calcio (P<0,05).

El contenido de MS se relacionó negativamente con la proporción de NH3/Nt (P<0,01) y con NS/Nt (P<0,01). La concentración de PB exhibió un nexo negativo con los niveles de Ca (P<0,01); mientras que la proporción de NH3/Nt se relacionó positivamente con el NS/Nt (P<0,01). Los tenores de FB presentaron un nexo negativo con el ELN (P<0,01) y positivo con el EE (P<0,01).

Por su parte, el ELN mostró una relación también consistente con el EE (P<0,05). Sin embargo, los contenidos de P y ceniza no presentaron relación con ninguna de las variables químicas medidas.

Mediante el análisis de correlaciones se demostró, en el caso de los ensilajes de cogollo de caña con G. sepium y aditivos, que los altos valores de pH se encuentran muy relacionados con los contenidos de proteína del ensilaje y la proporción de amoníaco que se genera, el cual posiblemente sea capaz de neutralizar la acidez producida por los ácidos grasos volátiles, especialmente el ácido láctico; al respecto Clavero y Razz (2008) se refirieron a la neutralización que ocurre en los ensilajes tropicales con la aparición de metabolitos que tienen propiedades básicas.

En otro sentido, se comprobó que los elevados tenores de PB, originados por la adición de la urea, también afectaron el proceso fermentativo que generó el descenso del pH, teniendo en cuenta que la concentración de nitrógeno sólo aumentó en función de la adición del nitrógeno no proteico.

Por otra parte, con los incrementos del Ca se constató un efecto positivo en el descenso del pH. Este comportamiento no ha sido documentado en investigaciones con ensilajes, aspecto que debe ser tema de futuras investigaciones. Quizás la relación entre la acidez y este elemento metálico (Ca) sea superflua y el verdadero nexo sea con la capacidad amortiguadora de los ensilajes, si se tiene en cuenta que esta última es una variable que tiene gran influencia en el comportamiento del pH a mediano plazo. Aunque el calcio es considerado un elemento pasivo dentro de los ensilajes, también está catalogado como un catión blando con características básicas acentuadas en medios biológicos; ello constituye una razón importante para considerar la posibilidad de una relación subyacente entre el nivel de amortiguación y la concentración de dicho elemento en las condiciones de experimentación.

También se estableció que la disminución de los contenidos de MS que ocurre en estos ensilajes, se encuentra significativamente correlacionada con la producción de amoníaco y la solubilización del nitrógeno, tanto del proteico como del proveniente de la fermentación de la urea, ya que el contenido de NH3 y de NS mostraron un nexo importante entre sí.

La correlación entre los tenores de FB con el ELN y el EE, aunque pocas veces ha sido documentada, describe al menos la relevancia práctica que puede significar la caracterización de los ensilajes sólo en función de una de estas variables. Al respecto, en muchas ocasiones las relaciones estadísticas entre el ELN y el EE y otros indicadores nutricionales no tienen una significación biológica, entre otras razones porque las variables bromatológicas provenientes de fraccionamientos rutinarios no muestran el proceso complejo de transformaciones bioquímicas que ocurre en los ensilajes.

La poca relación entre la ceniza y las otras variables, así como la insignificante influencia de estas fracciones en la fermentación de los ensilajes evaluados, excepto el Ca, demuestran que son características químicas intrínsecas de los componentes utilizados para la confección del material conservado y que la proporción de minerales, al menos en estos casos, no afecta directamente los procesos fermentativos.

 

CONCLUSIONES

El cogollo de caña quemado y el follaje de rabo de ratón constituyen recursos potencialmente valiosos para la elaboración de ensilaje con o sin aditivos, cuya composición nutricional es adecuada para suplementar a los rumiantes. La inclusión de 4% de melaza, o su combinación con urea, producen los mejores resultados.

Independientemente del uso de aditivos, en las condiciones en que se desarrolló el ensayo el ensilaje se encontró con buenas características durante el período post-elaboración. Sin embargo, a los 60 días de fermentación presentó una menor calidad nutritiva integral.

 

RECOMENDACIONES

La técnica de ensilaje al vacío en macrobolsas de polietileno de 1,18 m3 representa una alternativa para el estudio de la conservación de recursos subutilizados en forma de ensilaje, ya que constituye una tecnología similar a la que se utiliza en las líneas comerciales en el estado Trujillo, Venezuela.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido el 26 de febrero del 2009
Aceptado el 15 de diciembre del 2010