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Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes vol.34 no.2 Matanzas abr.-jun. 2011

 

ARTICULO DE INVESTIGACION

 

 

 

Cambio climático, afectaciones y oportunidades para la ganadería en Cuba

 

Climate change, affectations and opportunities for livestock production in Cuba

 

 

 

Milagros de la C. Milera
Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey" Central España Republicana, CP 44280, Matanzas, Cuba
E-mail: milagros.milera@indio.atenas.inf.cu

 

 

 


RESUMEN

Los fenómenos de la desertificación y la degradación de las tierras, la contaminación de las aguas, los suelos y la atmósfera, la pérdida de la diversidad biológica, el agotamiento de la capa de ozono, la deforestación, el recalentamiento del planeta y otros, han conducido a una encrucijada de la existencia humana. El objetivo del presente trabajo es analizar la adecuación de los principales sistemas de producción ante las afectaciones del cambio climático en Cuba y los resultados de fincas diversificadas que emplean alimentos locales y se han convertido en un recurso, por su contribución para mitigarlo. Se exponen las principales afectaciones ocurridas por el cambio climático y la caracterización del período 2000-2010 en la ganadería en el país. También se presentan los principales retos de los sistemas agroforestales y los resultados productivos de cuando se emplean recursos fitogenéticos herbáceos y arbóreos en diferentes sistemas de producción ganadera, así como las propuestas de sistemas resilientes de alimentación basados en los recursos fitogenéticos forrajeros herbáceos y arbóreos que deben utilizarse como resultado de la innovación tecnológica en las áreas ganaderas.

Palabras clave: Cambio climático, ganadería.


ABSTRACT

The phenomena of desertification and land degradation, water, soil and atmospheric contamination, loss of biological diversity, depletion of the ozone layer, deforestation, planet warming and others, have led to a crossroads of human existence. The objective of this work is to analyze the adaptation of the main production systems before the affectations of climate change in Cuba and the results of diversified farms which use local feedstuffs and have become a resource, for their contribution to mitigate it. The main affectations occurred due to climate change and the characterization of the period 2000-2010 in the livestock production of the country are presented. The work also shows the main challenges of agroforestry systems and the productive results of using herbaceous and tree plant genetic resources in different livestock production systems, as well as the proposals of resilient feeding systems based on forage herbaceous and tree plant genetic resources which should be used as a result of technological innovation in livestock production areas.

Key words: Climate change, livestock production.


 

 

INTRODUCCIÓN

El mundo actual se ve afectado por graves crisis: económica y financiera, energética, alimentaria, social y ambiental, así como por conflictos bélicos.

La actividad humana global es cada vez más insostenible; el consumo a nivel mundial se ha incrementado un 28% en los últimos 50 años; aumentan las desigualdades económicas a los niveles global y nacional; se ensancha la brecha entre ricos y pobres. En el año 2008 el consumo humano de los recursos de la tierra sobrepasó en un 30% la capacidad de regenerarlos (Alonso, 2010).

El cambio climático es una amenaza al desarrollo sostenible debido a la reducción de las áreas forestales, la pérdida de la biodiversidad, los eventos hidrometeorológicos más frecuentes e intensos, la pérdida de la agroproductividad, la reducción de las áreas de cultivo, la reducción de la calidad y la disponibilidad del agua, la fectación de los manglares y los ecosistemas costeros, y el incremento de la vulnerabilidad de los asentamientos costeros.

América Latina y el Caribe sufren las afectaciones del cambio climático en las zonas rurales; no obstante, en diferentes foros se han debatido los resultados y las experiencias sobre el manejo de los sistemas agroforestales/ sistemas silvopastoriles (SAF/SSP) por la biodiversidad que generan. La conservación de la biodiversidad y la producción ganadera están basadas en los conceptos de diversidad funcional, donde las especies encontradas, manejadas y no manejadas, contribuyen a la provisión de servicios ecosistémicos valorados por los productores (Clerck, 2010).

El empleo de diferentes especies arbóreas en bancos forrajeros proteínicos es una práctica en Colombia como estrategia de alimentación en la sequía (Sinisterra et al., 2010). En Argentina se emplean los sistemas agroforestales integrados, con producción de madera y bancos forrajeros para la alimentación del ganado en las mismas áreas (Esquivel y Lacorte, 2010). En Cuba, por más de 20 años, se han alcanzado resultados satisfactorios en la investigación y en la producción con diferentes especies animales (Lamela et al., 2009; Simón et al., 2010).

Se evidencia que estos sistemas poseen una mayor diversidad de especies leñosas que resulta en una mayor resiliencia de los sistemas ganaderos a la variabilidad y/o el cambio climático.

En este artículo se exponen las principales afectaciones del país por los eventos climáticos, las características del área ganadera y los sistemas de producción resilientes que pueden contribuir a mitigar el cambio.

 

Problemas ambientales globales

Se identifica hoy un conjunto de problemas ambientales globales que repercuten negativamente en la salud de la Tierra. Son incontables los rasgos de esta prácticamente incurable enfermedad, que se caracteriza por: deforestación, pérdida de la diversidad biológica, degradación de los suelos, cambio climático, adelgazamiento de la capa de ozono, contaminación atmosférica, contaminación de las aguas, carestía de recursos hídricos, crecimiento demográfico y conflictos bélicos. Los bosques desaparecen, se degradan los suelos, las aguas se contaminan, se agota la diversidad biológica y se enrarece la atmósfera. En resumen, se acaba la vida (Díaz-Duque, 2009).

En relación con las afectaciones del territorio nacional, el suelo es una de las áreas con mayores problemas pues el 70% presenta limitaciones en su productividad.

Según Díaz-Duque (2009), la desertificación alcanza el 14% de su territorio (1,58 MM) y por condiciones degradantes cinco millones de hectáreas están afectadas, entre las que se encuentran:

• Erosión- 23,9% (2,5 MM ha)

• Acidez- 28,3% (3,4 MM ha)

• Salinidad y/o sodicidad- 14,1% (1,0 MM ha)

• Baja fertilidad- 25% (3,0 MM ha)

• Mal drenaje- 22,5% (2,7 MM ha)

• Compactación- 23,9% (2,5 MM ha)

• Bajo contenido de materia orgánica- 38,3% (4,6 MM ha)

• Degradación de la cubierta vegetal- 7,7% (0,92 MM)

• Drenaje deficiente- 40 000 km2 (37%)

Otros cambios se han reportado en la temperatura, la lluvia, el nivel de mar y la intensidad de los huracanes (Alvarez y Mercadet, 2007; Alonso, 2010). A continuación se resumen los principales cambios.

• Temperatura media anual: Incremento en 0,6°C. Durante los últimos 20 años del siglo XX, la temperatura media del aire en dos de las provincias orientales y en cuatro de los 12 meses del año alcanzó o superó la media de 26ºC.

• Nivel medio del mar: Tasa de incremento 2,14 mm/año. Registros mareográficos realizados en la costa norte de Ciudad de La Habana indican un aumento medio anual de 1,8 mm.

• Huracanes intensos (categorías 3, 4 y 5). Durante el siglo XX, la frecuencia de huracanes aumentó en 30% y 13% del total alcanzó categoría 4 ó 5.

• Variaciones en el régimen de lluvia: Durante el pasado siglo, el acumulado anual nacional disminuyó en 200 mm y en los últimos 40 años del siglo XX, en 90 de los 169 municipios del país las lluvias comenzaron en junio, en lugar de en mayo, con un patrón espacial de oriente a occidente.

• Merma del potencial hídrico, desplazamiento de la intrusión marina.

• Cambios en los patrones de rendimiento de los cultivos.

• Disminución de los manglares.

• Identificación de enfermedades humanas sensibles al clima.

Aunque en el país se ha incrementado el área boscosa como producto de los programas de reforestación orientados por el Estado, en la ganadería ha ocurrido una pérdida sustancial de la diversidad de especies, sobre todo de alto valor forrajero, y se ha incrementado la invasión de malezas en más del 39% del área total, debido al mal manejo de las áreas de pastoreo.

 

Características generales del período 2000-2010 y su repercusión en la Isla

En Cuba desde el siglo XVII (hace más de 400 años) se ha sometido el suelo a una intensificación y explotación desmedida, primero por una demanda comercial en la colonia, y después del triunfo revolucionario con un fin social, pero con preocupantes afectaciones sobre el suelo y el clima.

El período 2000-2010 se caracterizó por grandes acontecimientos y transformaciones que ocurrieron a nivel mundial y afectaron de forma notable el contexto nacional y la producción ganadera (González et al., 2004; Milera, 2010; Mirabal-Plasencia, 2010).

Los procesos se caracterizaron por la falta de acceso a la racionalidad y los productos de esa revolución tecnológica; el intento del planeta de establecer un nuevo régimen de acumulación y una nueva institucionalidad como esencia de esa revolución económica; así como el surgimiento de poderosos movimientos sociales bajo valores, intereses y compromisos diferentes de aquellos que generaron los problemas por resolverse.

Dentro de esos acontecimientos y transformaciones, hay algunos de ellos que por sus características y trascendencia han marcado la época.

Los hechos que impactaron directamente en Cuba fueron el derrumbe del campo socialista y el arreciamiento del bloqueo de Estados Unidos, que dificultó el desarrollo de la ciencia y al país en general (debido a la disminución de la capacidad productiva), y la oferta de productos alimentarios a la población.

En el marco de la globalización neoliberal, el crecimiento económico y el desarrollo tecnológico (objetivos-medios) de la sociedad han prevalecido sobre los objetivos-fines: mejorar las condiciones, la calidad y el nivel de vida de toda la población (Blanco et al., 2007).

En la ganadería la etapa se caracterizó por un continuo decrecimiento de las áreas de pastos como resultado de la carencia de fertilizantes, combustible y otros; una menor dependencia de los insumos importados y mayor autosuficiencia al compararla con los períodos anteriores (González et al., 2004).

Se continuó desarrollando la agricultura orgánica, el manejo integrado de plagas, la utilización del laboreo mínimo, los sistemas de riego más eficientes, el uso racional de agroquímicos, el empleo de los biofertilizantes y los bioplaguicidas, el uso de las vitroplantas y el traslado, en general, de las estrategias biotecnológicas al sector agrícola. Se incrementaron los niveles de eficiencia de la producción campesina a pequeña escala; la agricultura de bajos insumos descartó la factibilidad de los métodos convencionales.

La estimulación según los resultados del trabajo y los cambios efectuados en los precios de acopio de la leche y la carne, trajeron como consecuencia un incremento de la entrega y dejó de emplearse un significativo porcentaje en la fabricación de queso y en la venta en el mercado. Se importó leche en polvo y suplementos para el ganado.

Al inicio de 1990 la ganadería contaba con 541 145 ha de pastos mejorados con más de 20 cultivares, según el inventario nacional. En el año 2008 solo alrededor del 16% de las áreas poseían pastos cultivados y el 39% estaban ocupadas por marabú. En la agrotecnia de los pastos solo se priorizó la siembra de las áreas de forrajes de gramíneas para corte.

Faltaron estrategias para la alimentación del ganado a partir de los pastos y forrajes, sus formas conservadas, la producción de semilla y la siembra de otras especies incluyendo las arbóreas, que comenzó y se abandonó.

Se distribuyó la tierra a más de 100 mil usufructuarios, que poseen el 55% del ganado y producen más del 60% de la leche y el 45% de la carne en el 27% de la tierra. En las fincas se emplean sistemas diversificados con técnicas agroecológicas, se utiliza la energía renovable y se desarrollan innovaciones, convirtiéndose en áreas de referencia.

En la agricultura y en la ganadería se emplea en todo el país sistemas de riego más eficientes y se hace un uso racional de los agroquímicos.

El desarrollo territorial y local en Cuba posee obstáculos que han comenzado a resolverse, pero todavía enfrentan la falta de autonomía, la centralización del modelo financiero, el control central de las inversiones, las limitaciones de recursos y la carencia de una cultura descentralizadora de los gobiernos territoriales, ya que durante más de 30 años el Estado ha cumplido el papel de rector-suministrador-controlador, entre otros (León y Miranda, 2006); no obstante, se avanza en la descentralización con las nuevas medidas que el Estado está poniendo en práctica.

A pesar de las limitaciones y los obstáculos, el desarrollo económico local representa un espacio privilegiado para impulsar la economía y es el nicho ideal para la innovación. La población lo promueve debido a su beneficio, lo cual garantiza la continuidad temporal y la autonomía. Ella conoce mejor las necesidades, los gustos, las costumbres y las tradiciones locales, por lo que puede establecer prioridades e identificar los recursos disponibles para utilizarlos con eficacia, sin duplicidad ni acciones innecesarias.

Es necesaria la disminución de la edad de matanza en ceba y de incorporación de la novilla, pues ello conllevaría un positivo efecto económico-ambiental en la mitigación, ya que contribuye a disminuir la contaminación.

La estrategia ambiental no prevé el pago por servicios ambientales y no se aprecia la necesaria integración entre los sectores ganadería, forestal, apicultura, recursos hídricos y otros.

Se crea la iniciativa municipal para el desarrollo local; sin embargo, se dificulta la puesta en práctica por falta de engranajes económicos horizontales entre agentes y ajustes del marco legal.

El país cuenta con capital humano y centros de investigación que generan tecnologías; no obstante, es necesario una mayor integración y el perfeccionamiento del programa actual de extensionismo.

El cambio climático tiene un efecto importante sobre la seguridad alimentaria, pues incide de forma aguda en la disponibilidad y la accesibilidad de los alimentos. Afecta también su estabilidad y utilización.

Los sistemas alimentarios constituyen el eje principal en la seguridad alimentaria pues incluyen toda la cadena, desde la producción hasta el consumo. Para que todas las personas en todo momento tengan acceso físico o económico a alimentos nutritivos, inocuos y suficientes para satisfacer las necesidades dietéticas y de su preferencia para una vida activa y saludable (seguridad alimentaria), es necesario que se respete y se cumpla en cada país: el derecho a producir (a proteger la economía nacional) con precios justos; el derecho a tener alimentos sanos (disponibilidad, accesibilidad, estabilidad, utilización); y el derecho de cada pueblo a definir su propio modelo, sus propias políticas agrarias y alimenticias para producir alimentos con el fin de alimentar a la población local y nacional.

La seguridad alimentaria depende directa o indirectamente de los servicios del ecosistema forestal y agrícola, por ejemplo, el suelo, la conservación de las aguas, la ordenación de las cuencas hidrográficas, la lucha contra la degradación de la tierra, la protección de las zonas costeras y de los manglares, y la conservación de la biodiversidad.

 

Acciones de mitigación en el área de ganadería

Los sistemas diversificados, integrados, independientes y descentralizados, que produzcan energía, alimento humano y animal sin afectar el ecosistema, son uno de los principales retos de la ganadería.

En Cuba las áreas ganaderas cuentan con más de 50 variedades de pastos, entre las que se incluyen gramíneas, leguminosas y otras especies herbáceas y arbóreas tropicales perennes, con alta eficiencia en la captación de la energía solar, muchas de ellas C4, de raíces profundas, que se adaptan a diferentes tipos de suelos con mínimos insumos importados; también existen cultivos de uso múltiple, y otros permanentes y temporales de raíces superficiales.

Todas estas plantas con un manejo estratégico del suelo y el agua pueden fijar carbono (y nitrógeno, en el caso de las leguminosas) a diferentes profundidades, evitar la erosión y mitigar el cambio climático.

La aplicación de los principios de las tecnologías existentes ajustados a las condiciones edafoclimáticas y agroecológicas de la localidad, pueden constituir el éxito de los sistemas de producción sostenibles.

¿Qué hacer para cuidar los ecosistemas, al mismo tiempo que tratar de satisfacer la demanda creciente de alimentos?

Se necesitan cambios significativos en las políticas y en las instituciones, innovaciones tecnológicas sustanciales y mejoras en la capacidad de las personas para gestionar los ecosistemas locales y para adaptarse a la alteración de estos.

En la ganadería el problema no es la reforestación per se, ni la siembra de lo que esté de moda; es cuidar el suelo, las plantas y los animales a partir de recursos fitogenéticos herbáceos y arbóreos según la regionalización, que contribuyan a cubrir las necesidades o requerimientos de los animales y que sean sistemas resilientes para mitigar el cambio climático.

Existen numerosas experiencias en América Latina y el Caribe en la aplicación de sistemas silvopastoriles (SSP). El uso de árboles maderables y forrajeros asociados a gramíneas y leguminosas herbáceas o en multiestratos, ha sido una práctica exitosa (Iglesias et al., 2007; Hernández et al., 2007; Murgueitio, 2009). La gran ventaja del sistema es la complementación de dos actividades que permiten un aumento patrimonial a largo plazo (forestación) y la disponibilidad de capital circulante (ganadería), es decir, los árboles constituyen la caja de ahorro y los animales la caja chica (Esquivel y Lacorte, 2010).

 

Importancia del manejo en los SSPi para convertirse en sistemas resilientes al cambio climático

• El agua y la eficiencia de utilización en los sistemas de producción. La siembra de árboles en los potreros y en las fincas contribuye a que las gramíneas y leguminosas herbáceas dispongan de humedad y sean menos afectadas por los rayos solares y las altas temperaturas. No obstante, también es importante un conjunto de prácticas tales como: conocer el consumo de agua del ganado y el gasto por concepto de la limpieza en el ordeño o en las naves de cualquier especie animal. A partir de esta información se pueden utilizar biodigestores con canales en la acuicultura y en el riego de los forrajes de corte, sin necesidad de desperdiciar el agua, además de la energía que genera. Otra forma de ahorrarla puede ser a través de camas de residuos o pajas en los corrales de los animales estabulados o semiestabulados, a las cuales se les aplican microorganismos eficientes; después esas camas se utilizan en la fabricación de compost. Las bombas o arietes y los molinos de viento son también métodos eficientes del empleo del preciado líquido, sin el uso de energía renovable.

• La siembra con labranza conservacionista (laboreo mínimo) y la protección del suelo arropándolo con abonos verdes, es una forma de mitigar el efecto erosivo del sol y el viento.

• El empleo de abonos orgánicos, tales como el humus de lombriz, el compost, la hojarasca, las excretas, los abonos verdes y los biofertilizantes, son prácticas no dañinas para el medioambiente. El suelo debe ser protegido durante el período inicial de crecimiento del cultivo; en este aspecto, los abonos verdes cumplen una importante función sobre todo para incrementar la fertilidad. Pueden ser sembrados en el período que media entre los cultivos principales, mezclados en asociación con otros cultivos o en forma perenne en las áreas en descanso. La fertilización, al incrementar la biomasa obtenida, aumenta el carbono disponible para ser capturado en el suelo.

Para lograr la fertilidad es necesario la combinación equilibrada de sus características físicas, químicas y biológicas, que les permitan a las plantas tomar de él los nutrientes que necesitan para su crecimiento y desarrollo. Esto solo es posible cuando se conjuga armónicamente el clima, el manejo animal y el manejo cultural.

Las premisas para resolver el problema de la ganadería parecen ser tres: la primera, producir en el sitio biomasa suficiente en cantidad y calidad para la alimentación de los animales; la segunda, que los sistemas de alimentación contribuyan a mitigar el cambio climático no solo en el cuidado del suelo, el agua y el entorno, sino que las dietas empleadas reduzcan la cantidades de metano y esto es posible con especies arbóreas (Galindo et al., 2000; Galindo et al., 2007; Sosa et al., 2007); y la tercera, lograr un producto de calidad para la salud humana (Rubino, 2002).

El crecimiento y el desarrollo de la ganadería se ha visto frenado por diversos factores, entre ellos la falta de introducción de resultados de bajo costo y alta plusvalía, que utilicen los recursos de la localidad y sustituyan importaciones que permitan rentabilidad al productor; esto solo se logra a partir de sistemas que empleen los recursos fitogenéticos herbáceos y arbóreos.

La industria ha determinado que la calidad de la leche depende del proceso de industrialización; sin embargo, el concepto de leche de calidad por el origen del alimento consumido (estabulación con suplementos, pastoreo suplementado o pastoreo sin suplementos) es una idea moderna, que tiene en cuenta los contenidos de compuestos antioxidantes y beneficiosos para la salud humana (Rubino et al., 2010). Los conceptos de desarrollo ganadero se enmarcan dentro del precepto de menor costo-mayor productividad; no obstante, debe comenzar a valorarse la calidad en función de la salud humana (Galina et al., 2007).

A continuación se presenta una pirámide (fig. 1) que simboliza los sistemas silvopastoriles integrados en cinco estratos, con el empleo de los géneros estudiados y adaptados a las condiciones edafoclimáticas de la Isla (Paretas y López, 2007).

Esta pirámide está soportada por un manejo agroecológico.

Primer estrato. El suelo es el primero y constituye la base del sistema.

Segundo estrato. Es el que está cubierto por gramíneas para pastoreo (Panicum, Cenchrus, Andropogon, Brachiaria, Cynodon) y leguminosas herbáceas (Glycine, Teramnus, Stylosanthes, Macroptilium, Arachis, Pueraria, Clitoria); así como forrajes para corte, de altos rendimientos (caña, hierba elefante, zacate guatemala), y cultivos intercalados (Dolichos, Canavalia, Mucuna).

Tercer estrato. Forrajeras arbóreas en bancos de biomasa con alta densidad para corte o para pastoreo: Leucaena, Erithrina, Moringa, Bauhinia, Cratylia, Morus, Tithonia, Trichanthera, Gliricidia.

Cuarto estrato. Maderables y frutales: cedro, caoba, majagua, ocuje, teca, baría, aguacate, mango, mamey, guayaba, coco, anón, chirimoya, ciruela, mamoncillo, marañón.

Quinto estrato. Árboles y palmas: algarrobo, ceiba, eucalipto, guácima, guáimaro, jobo, yaba, caiguarán, palmas.

En la cúspide debe estar el hombre, dotado de los conocimientos para diseñar y manejar los arreglos espaciales en función de las condiciones edafoclimáticas del sitio o finca.

 

Principales resultados con los sistemas silvopastoriles

Existen resultados en producción de leche y ceba vacuna, con alta y baja densidad de leucaena en pastoreo, en ganado vacuno de diferentes razas.

Al estudiar un SSP de Leucaena-Panicum maximum con baja densidad (595 árboles por ha), la disponibilidad y el valor nutritivo del sistema asociado fueron superiores que en el monocultivo y se alcanzaron ganancias superiores a los 500 g/animal/día sin suplementación. Este indicador depende de la raza, el peso de incorporación y el sistema de alimentación. Con el ganado Cebú se obtienen mayores ganancias que con los mestizos (Iglesias et al., 2007) y en los sistemas asociados fueron superiores con relación al que solo disponía de la gramínea (tablas 1 y 2)

Al estudiar la macrofauna edáfica en el suelo, esta fue significativamente superior en el sistema guinea-leucaena con la densidad de 595 arboles/ha, al compararlo con el monocultivo de P. maximum, en el cual se contabilizaron 11 vs 16 especies y 864 vs 2 443 individuos/m2, respectivamente (Sánchez, 2008).

Con relación a los enemigos naturales en este mismo sistema, se registraron un total de 249 especies, 121 nuevos reportes para Cuba y 147 especies para la región neotropical. De ellos el 43 y 44% eran benéficos y se ubicaron en el estrato herbáceo y el arbóreo, respectivamente (Alonso, 2009).

En la producción de leche, al estudiar un sistema con varias gramíneas y leguminosas herbáceas asociadas a la leucaena y con una alta densidad de la arbórea (25 000 plantas /ha), Hernández et al. (2007) encontraron una alta disponibilidad (4,36 y 7,09 t de MS/ha/rotación para el período poco lluvioso y el lluvioso, respectivamente) y una producción de más de 5 000 kg/ha/lactancia, con vacas mestizas (H x C), así como altos índices de preferencia y diversidad (tabla 3).

En estos sistemas el secuestro de carbono, calculado a partir de ecuaciones alométricas (Mercadet y Alvarez, 2005), fue de 157,5 t de C/ha/año en el sistema de ceba con 595 plantas de leucaena/ha, y en el de alta densidad fue de 425,2 t/ha/año; sin embargo, en el monocultivo de gramíneas solo fue de 9,5 t/ha/año (Milera et al., 2010).

Los resultados generados en la investigación y en áreas de la producción evidencian que los SSPi son complejos y tienen una mayor diversidad de especies herbáceas y arbóreas que derivan en una mayor resiliencia al cambio climático.

 

Retos de los sistemas silvopastoriles en la ciencia y en la producción

Productivos: Mayor salud y fertilidad del suelo; mayor diversidad de especies y nivel de cobertura arbórea; mejor comportamiento animal; mayor calidad forrajera; plantas más sanas con menor incidencia de plagas y enfermedades; variedades y razas adaptadas que presentan mayor productividad y estabilidad en la producción; mayor intensificación, a partir de las salidas productivas que generan.

Socioeconómicos: Fortalecimiento institucional; formación de capacidades locales, con cursos de actualización que incluyan la atención a los jóvenes y las jóvenes como relevo generacional; incorporación de indicadores de calidad de los productos para la salud humana; la integración animal-componente forestal para mejor la rentabilidad de los sistemas productivos; incorporar los análisis financieros; aprobar el desarrollo de incentivos en la ganadería con un marco regulatorio más flexible; proponer y aprobar financiación para los servicios ambientales; reducir los costos de establecimiento.

Ambientales: Mayor uso del agua en zonas secas; empleo de plantas arbóreas que producen menor emisión de metano; incremento de la fauna edáfica para mejorar la salud y la fertilidad del suelo; incremento de los controles biológicos; relación diversidad de especies-estabilidad; incremento del secuestro de C; rehabilitación de los ecosistemas degradados y la conservación in-situ; selección de material tolerante y adaptado, mejoramiento participativo (agrobiodiversidad).

Políticos: Mayor incidencia en las políticas para lograr una ganadería sostenible; en las convenciones de la biodiversidad deben aparecer los SSP; trabajar e incidir en las fincas y los usufructuarios; políticas de créditos y microcréditos e incentivos.

 

CONSIDERACIONES GENERALES

La ganadería, con más de 2 millones de hectáreas, puede convertirse en una fortaleza para Cuba en la mitigación del cambio climático; ello se debe a que:

• Ya no es un problema la baja densidad poblacional en el campo; son las cooperativas, los campesinos y nuevos usufructuarios los principales responsables de la producción de alimentos.

• Es importante reflexionar sobre el desarrollo local y los obstáculos que aún quedan por resolver.

• También merece una atención priorizada reorientar el sistema actual de extensionismo con enfoque CTS.

• El pago por servicios ambientales es una necesidad urgente.

• Es una fortaleza disponer de más de 50 variedades regionalizadas y adaptadas, para emprender nuevos sistemas de producción animal con bases agroecológicas; es un imperativo trazar una estrategia para su utilización y aprovechar las áreas ociosas, así como la siembra de bancos mixtos y granos para sustituir importaciones de suplementos.

• Sin una estrategia para la producción de la semilla necesaria, será difícil lograrlo.

• Se impone trazar estrategias de acuerdo con la situación de cada provincia, encaminadas a resolver la seguridad alimentaria y mitigar los efectos del cambio climático en el sector agropecuario.

• Es una necesidad contar con modelos agropecuarios que utilicen la energía renovable, que empleen recursos fitogenéticos con baja producción de metano y que produzcan leche y carne con el concepto de calidad para la salud humana.

• Los SSP, con diversidad de especies de diferentes patrones de desarrollo, garantizan una alta disponibilidad de MS; son autosuficientes; regulan la energía solar incidente sobre la superficie, con un efecto protector contra la erosión edáfica y la temperatura del sistema; las producciones son satisfactorias; hay menor producción de metano por los rumiantes; son funcionales y resilientes al cambio climático.

• El desarrollo de SSP para la producción animal y la integración agricultura-ganadería con bases agroecológicas, significa un reto para las futuras investigaciones en las fincas y para la producción de alimentos sanos para el hombre, con mayor intensificación que el monocultivo, por la diversificación que logran y las salidas productivas que garantizan.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido el 21 de junio del 2010
Aceptado el 4 de enero del 2011

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