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Pastos y Forrajes

Print version ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes vol.35 no.1 Matanzas Jan.-Mar. 2012

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

La innovación y la transferencia de tecnologías en la Estación Experimental "Indio Hatuey": 50 años propiciando el desarrollo del sector rural cubano (Parte II)

 

Innovation and technology transference at the Experimental Station "Indio Hatuey": 50 years propitiating the development of the Cuban rural sector (Part II)

 

 

Taymer Miranda, Hilda Machado, J. Suárez, Tania Sánchez, L. Lamela, J. M. Iglesias, A. Suset, A. Pérez, Milagros Milera, G. J. Martín, Maybe Campo, O. López, Saray Sánchez y L. Simón

Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Central España Republicana CP 44280, Matanzas, Cuba
E-mail: taymer.miranda@indio.atenas.inf.cu

 

 


Resumen

Los cambios acontecidos en la agricultura cubana a finales del siglo XX provocaron la ruptura del paradigma basado en la dependencia de importaciones, por lo que se precisó comenzar a construir un nuevo modelo técnico-económico sobre la base del desarrollo endógeno, asociado al fomento de capacidades innovadoras y de tecnologías sostenibles; ello exigió que los centros de desarrollo de conocimiento se centraran en la aplicación de innovaciones, mediante adecuados procesos de extensión rural. En este sentido, la Estación Experimental "Indio Hatuey" concentró los esfuerzos en el fomento de los procesos de innovación en la ganadería cubana, que fueron potenciados a inicios de la primera década del actual milenio cuando se dio un giro en el sistema convencional de transferencia tecnológica para fomentar la innovación y el desarrollo local rural. Ejemplos destacados de la aplicación de este enfoque son: el Programa de Desarrollo Agropecuario en el municipio Martí, el fortalecimiento de los procesos de innovación agropecuaria local y de fomento de sistemas locales de innovación en el sector cooperativo y campesino de la provincia de Matanzas, así como la producción integrada de alimentos y energía sobre bases agroecológicas en cinco provincias cubanas.

Palabras clave: innovación, sector agrario, tecnología.


Abstract

The changes occurred in Cuban agriculture at the end of the 20th century caused the rupture of the paradigm based on import dependence, for which it became necessary to begin building a new technical-economic model based on endogenous development, associated to the promotion of innovative capacities and sustainable technologies; this demanded that knowledge-development centers focused on the application of innovations, through adequate rural extension processes. In this sense, the Experimental Station "Indio Hatuey" focused the efforts on the promotion of innovation processes in Cuban livestock production, which were enhanced at the beginning of the first decade of this millennium, when a turn occurred in the conventional technology transference system to promote innovation and rural local development. Outstanding examples of the application of this approach are: the Livestock Production Development Program in the Martí municipality, the enhancement of the processes of local agricultural innovation and of promotion of local innovation systems in the cooperative and farmer sector of Matanzas province, as well as the integrated food and energy production on agroecological bases in five Cuban provinces.

Key words: innovation, agricultural sector, technology.


 

 

INTRODUCCIÓN

Tanto en la Educación Superior como en los centros de investigación agropecuaria de otros ministerios (MINAGRI, CITMA), se generan y difunden conocimientos y tecnologías, pero aún no se dispone de un proyecto consciente, integrador y sistematizado, al menos de forma explícita, para la gestión de los procesos de desarrollo local, con un enfoque basado en la innovación que promueva la cooperación, la vinculación ciencia-organización productiva y el trabajo en redes.

Dicha concepción incide de manera determinante sobre las dinámicas locales, en la medida que se logra superar el pensamiento esencialmente tecnologicista de la innovación que ha dominado por siglos, para ubicarnos en un concepto de la innovación contextualizado (temporal y espacial), inter y transdisciplinario, flexible y «blando» (Salazar, 2007). Ello exige el fomento de una capacidad de innovación y el conocimiento de las bases de la gestión de tecnologías ecológicamente sanas, pero también económica y financieramente atractivas, socialmente pertinentes y técnicamente viables (Simón et al., 2005).

 

Los procesos de innovación en el sector cooperativo y campesino: paradigma emergente en el campo cubano

En la primera parte de este artículo se explicó cómo las empresas, granjas y cooperativas del tipo unidad básica de producción cooperativa (UBPC), todas pertenecientes al sector estatal, fueron priorizadas por el Estado en la distribución de los escasos recursos disponibles en los años 90; sin embargo, esto no significó que, en concordancia con esta ayuda, se destacasen por sus resultados.

Por su parte, las cooperativas de producción agropecuaria (CPA) y cooperativas de créditos y servicios (CCS) y los campesinos individuales alimentan su ganado a base de caña de azúcar y residuos de cosecha, king grass y pastos naturales. Esto les permitió, en medio de la fuerte restricción de recursos de la década de los 90, aumentar sus producciones (González et al., 2004). Estas formas productivas cuentan, además, con un número menor de animales, lo que facilita el manejo de sus rebaños y la mejor utilización de los recursos disponibles.

Es válido destacar que, aunque como promedio nacional los indicadores productivos y reproductivos de la ganadería vacuna son deficientes, el sector ganadero ha mostrado índices muy favorables (tabla 1) , sobre todo en las últimas dos décadas. En el 2008, por ejemplo, con solo el 27% de la superficie agrícola nacional y el 55% del rebaño vacuno, el sector campesino entregó el 62% de la leche y el 45% de la carne vacuna producida nacionalmente (Mirabal, 2010). En el año 2009, después del comienzo del proceso de entrega de tierras en usufructo, este sector produce el 96% del tabaco, el 70% de la carne de cerdo, el 60% de las viandas y hortalizas, y el 59% de la leche de vaca; además posee el 90% del ganado menor y el 62% de la masa vacuna (González, 2009).

Estas evidencias hicieron valiosa la propuesta de abordar las prácticas productivas con un enfoque más integrador, que facilitara con el escalado de metodologías participativas la participación multisectorial (estatal y privada) en el diseño, la construcción, la implementación y la evaluación de soluciones adecuadas a las necesidades de cada espacio.

En este sentido, Prats y Guía (2003) sugirieron que hay algo distintivo y sistémico en la innovación como fenómeno localizado. Estos antecedentes refirieron que la combinación entre la proximidad física, las transacciones repetidas, la historia compartida y la forma de ver el entorno produce resultados que no pueden ser predecibles por otro tipo de sistema de innovación.

 

El Programa de Innovación Agrícola Local

En este contexto, varias instituciones a nivel nacional se esforzaron por contribuir a esta iniciativa. En el marco del Grupo de Desarrollo Local Sostenible de la Estación Experimental "Indio Hatuey" se constituyó el Centro Local de Innovación Agropecuaria (CLIA); este respondía a la iniciativa que se promovía desde el Instituto Nacional de Ciencias Agrícolas (INCA), con el apoyo de la cooperación internacional, lo cual sentó las bases para fortalecer la Innovación Agropecuaria Local (PIAL) en la provincia de Matanzas.

Con el propósito de que las evidencias generadas en este proceso de innovación se diseminaran e integraran al tejido de las organizaciones cubanas relacionadas con la agricultura, la dirección de las coordinaciones provinciales de los CLIA, asumidas en la mayoría de los casos por una entidad científica (universidad o centro de investigación), tuvieron como función principal reunir a los actores involucrados en este proceso para facilitar el intercambio de experiencias entre fincas o grupos de fincas, consideradas como centros primarios de diversidad genética y tecnológica (CPDGT).

En este sentido, se le otorgó autonomía total a las coordinaciones para la toma de decisiones y el manejo de recursos; estas están formadas por los responsables de ejes temáticos y de CPDGT, con la inclusión de un contador/a y un administrador/a financiero.

El CLIA creado asumió la responsabilidad de facilitar el proceso de innovación en 25 fincas campesinas pertenecientes a nueve CCS, localizadas en ocho municipios de la provincia. Mediante una relación de acompañamiento se incursionó en los nuevos conceptos que describen el modo «contexto-céntrico» de generación de conocimiento, en el que la fusión de saberes confiere una mayor contextualidad, transdisciplinariedad, ética y participación en las transformaciones que se implementan.

En una primera etapa, el trabajo estuvo encaminado a diagnosticar los sistemas productivos, a facilitar el acceso a la diversidad biológica y a realizar acciones de divulgación que permitieran la formación de redes en torno a la seguridad alimentaria, la agroecología y el cambio climático; se consideró, como premisa, que la introducción de una innovación en el proceso productivo generaría eficiencia, siempre y cuando los productores estuvieran asociados desde el inicio a su elaboración.

Al inicio del trabajo, los sistemas productivos carecían de diversidad y en ningún caso superaban las 23 especies, sus suelos eran de media y baja fertilidad y no tenían incorporada la filosofía de integración del componente agroforestal a los sistemas de producción animal. La ganadería predominante era vacuna y la producción de leche se encontraba en el rango de 3 a 5 kg/vaca/día. La actividad ganadera y la aplicación de fertilizantes nitrogenados sintéticos constituían las fuentes más importantes de emisiones de gases de efecto invernadero.

La situación ambiental existente evidenciaba una fuerte tendencia al deterioro de los suelos; además, los factores de índole económica (carencia de insumos) y de manejo favorecieron la diseminación de plantas invasoras, en detrimento de la supervivencia de especies productivas, con lo que se afectaban, en última instancia, los niveles de ingresos de los productores y las familias que dependían de las actividades productivas en las fincas.

Ante esta problemática era preciso facilitar la transformación hacia sistemas productivos, que significaran el sustento de las futuras generaciones desde una posición de cooperación y de cuidado de la naturaleza, mediante el diseño de ambientes productivos que tuvieran la diversidad, la estabilidad y la resiliencia de los ecosistemas naturales.

La primera tarea fue satisfacer las demandas de capacitación, a la vez que se elaboraron las estrategias de trasformación que dieran respuesta a las problemáticas particulares identificadas (Miranda et al., 2010). En el período 2008-2011 se desarrollaron 16 talleres de capacitación, con más de 500 beneficiarios directos. Entre los temas principales abordados se encontraban:

  • Mejoramiento y conservación de suelos
  • Establecimiento de la lombricultura como alternativa de fertilización
  • Manejo agroecológico
  • Injertos de posturas de frutales y forestales
  • Manejo animal
  • Elaboración de conservas
  • Tecnología de biodigestores para procesar excretas
  • Aplicación de técnicas de permacultur
  • Uso de bioproductos en el manejo de la finca.

Este último tema fue de gran impacto por el alcance del programa de capacitación diseñado y realizado en tres etapas, el cual facilitó la instalación de 19 plantas de producción del bioproducto en las provincias de Holguín, Las Tunas, Sancti Spíritus, Villa Clara, Pinar del Río y Matanzas. Además, se promovió el intercambio de experiencias, después del proceso de experimentación, con diversos cultivos en las fincas implicadas.

Las ferias de la diversidad a nivel local devinieron en herramienta útil para la diseminación participativa de diversidad (Ortíz, 2006). Se realizaron siete eventos en diferentes provincias, con 250 beneficiarios directos. En estas se propició el intercambio de diversidad de 74 especies de granos, pastos y vegetales, y dentro de ellas numerosas variedades. A la vez, se estimuló las visitas a experiencias exitosas, que permitieron la construcción concertada de propuestas de solución para los problemas de los sistemas productivos locales.

Con la revalorización continua de los principios de la metodología "Campesino a campesino" (Anon, 2006) los productores se integraron, de forma gradual, a las actividades organizadas desde el CLIA y también por ellos mismos. A la vez fueron cambiando su rol, en tanto se convertían en actores activos en la transmisión de experiencias, a través de cursos, eventos, escuelas de agricultores y talleres (figura 1).

Los resultados de esta etapa sirvieron de base para proponer la diversificación de las áreas productivas de las fincas, de forma escalonada. Se logró la diseminación y establecimiento de 4 780 árboles maderables y frutales de 25 especies, que ampliaron las actividades productivas, así como se promovió el uso de bioproductos y del cultivo de cobertura como práctica alternativa para el cuidado de los suelos.

Asimismo, se incrementó la diversidad del estrato herbáceo a partir de la introducción de variedades de gramíneas y leguminosas volubles, que les confieren una mayor productividad a los sistemas, debido al aumento del rendimiento y la calidad de la biomasa disponible por unidad de superficie (tabla 2).

En sentido general, se transformaron 80 ha dedicadas a la producción animal, de las cuales 43 ha están en explotación y han incrementado la productividad de las fincas. En estos espacios se logró la introducción de pastos mejorados de 12 especies forrajeras herbáceas y de 115 000 árboles de siete especies forrajeras arbóreas de gran valor nutricional. Ello permitió aumentar la producción de leche entre 6-8 kg/vaca en ordeño/día (Sánchez et al., 2011).

Esta diversidad de especies y variedades favorece el volumen de la cobertura vegetal y las áreas forestadas en las fincas, lo que propicia un ascenso de los servicios ambientales generados por estos ecosistemas, como el secuestro de carbono. La diversidad, el manejo integrado de todos los componentes del sistema y la reforestación determinaron un salto en cuanto a la reducción de las emisiones y el carbono secuestrado en las fincas; este último se incrementó de 10 a 42 t/ ha con respecto al año base (tabla 3).

Se hizo énfasis en la conexión de variables medioambientales y socioeconómicas que expresaran un mayor bienestar de las familias, a la vez que se fomentaron sistemas de innovación que facilitaran la articulación de los actores, los que consideraban el saber local y las necesidades de los productores como elementos sustanciales en la generación colectiva de alternativas para la producción de alimentos.

En este sentido, los sistemas diversificados de producción agrícola y ganadera brindan soluciones a muchos de los problemas inherentes a los sistemas especializados, entre los que se encuentra la producción de alimento y energía, en el mismo espacio, para resolver los problemas relacionados con el agotamiento de los combustibles fósiles y el uso irracional de los recursos naturales en las fincas.

El trabajo realizado hasta el momento con el sector campesino se complementó con el inicio de otro proyecto internacional (BIOMAS-CUBA), el cual está enfocado a la producción de forma integrada de alimentos y energía, con bases agroecológicas (Suárez, 2008; Suárez y Martín, 2010; Suárez et al., 2010; 2011).

 

El Programa BIOMAS-CUBA

Esta iniciativa se comenzó a ejecutar al final del 2008, de conjunto con otras instituciones cubanas y con el financiamiento de la Agencia Suiza para la Cooperación y el Desarrollo (COSUDE). El trabajo realizado en el marco de este proyecto se extiende a cinco provincias (Guantánamo, Santiago de Cuba, Las Tunas, Sancti Spíritus y Matanzas), en las que funcionan los comités operativos locales (COL) como estructura organizativa. Entre los principales resultados de investigación e innovación obtenidos en el proyecto se destacan los siguientes (Suárez et al., 2011):

a) la introducción, colecta, caracterización y conservación del germoplasma de 23 procedencias de plantas oleaginosas como Jatropha curcas (piñón botija), cinco de Ricinus communis (higuereta) y 10 de Aleuritis trisperma, colectadas en Cuba o de origen foráneo, con potencial para la producción de biodiesel;

b) la caracterización química de cascarillas, tortas de prensado y aceite de seis oleaginosas no comestibles: J. curcas, Azadirachta indica (neem), Moringa oleifera (tilo americano), R. communis y Aleuritis moluccana;

c) la siembra y manejo agronómico de 93 ha de J. curcas asociada a 21 cultivos agrícolas

intercalados en un 70% del área. Estas plantaciones han sido ubicadas en suelos no utilizables para otras producciones agrícolas, que se encuentran, en alta proporción, en áreas de alta fragilidad por sus afectaciones medioambientales. Además, se lograron establecer 97 ha de frutales y 15 ha de neem. Con este trabajo se recuperaron 117 ha de suelo invadidas por marabú y se mejoraron 1 830 ha de suelos. Estas mejoras permitieron lograr considerables producciones de alimentos, entre los que se destacan la papa, el frijol, la soya, el maní, el maíz, el ajonjolí, la yuca y el sorgo, bajo condiciones de riego de supervivencia y fertilización media con bioabonos;

d) la producción de 147 000 plántulas de jatropha, neem y frutales, con la aplicación de biofertilizantes y la creación de una infraestructura para producir hasta 80 000 posturas/año;

e) la definición de un esquema de beneficio del fruto de jatropha, y de extracción, filtrado, desgomado y neutralización de su aceite. Para esto se adquirió una planta con capacidad de producción anual de 105 600 L de biodiesel; 283,5 t de compost a partir de las cáscaras y las tortas de prensado, así como 13,5 t de glicerol (materia prima para producir glicerina, con uso en la industria perfumera y cosmética);

f) la construcción o reparación en menor medida de 69 biodigestores, lo que representa una producción anual superior a los 200 020 m³ de biogás y 867 t de bioabonos. En este proceso contribuyó el desarrollo de un software soportado en LabVIEW 7.1, junto a un manual para diseñar biodigestores y sus lagunas de tratamiento;

g) el montaje de 28 plantas de producción de bioproductos a partir de efluentes de biodiges-tores, enriquecidos con microorganismos nativos, los cuales se utilizan en la sanidad animal y vegetal, la nutrición de cultivos, la eliminación de malos olores en instalaciones pecuarias, la biorremediación de lagunas contaminadas con residuales orgánicos y en filtros de biocerámicas;

h) la adquisición de dos gasificadores con sus generadores, con capacidad de 20 y 40 kW/h que operan con madera de marabú (una leñosa espinosa invasora) y residuos de podas de sistemas agroforestales pecuarios, así como con residuos madereros, respectivamente, y

i) la producción de 3 196 t de alimentos (vegetales, frutas, leches, carnes y huevos) en 2009-2010 y la diversificación de los renglones productivos. Se redujeron los gastos por concepto de sustitución de importaciones (equivalentes a 280 626 USD) en 14 municipios de cinco provincias del país, en los que se logró la producción local de biogás, bioabonos, arroz, leche, fertilizantes y otros alimentos.

Las transformaciones permitieron estimar que la contribución del proyecto en términos de secuestro de carbono ascendió a 643,4 t de CO2. Además, determinó la creación de 108 empleos directos y la mejora en la calidad de vida de 1 198 personas de forma directa (por el incremento de empleos, ingresos, acceso a equipos e insumos y mejores condiciones de trabajo, así como por disponer de servicio de cocción con gas), y el empoderamiento de las mujeres campesinas, quienes incluso han creado iniciativas de autofinanciamiento y de gobernabilidad.

Con respecto a la formación de capacidades, la iniciativa ha permitido entrenar a 911 productores/as y 41 gestores/as de ellos 39% mujeres, a la vez que ha facilitado la conformación de una red de actores e instituciones relacionadas con la cadena productiva de alimentos y energía (63 instituciones y organizaciones, 212 expertos/as, extensionistas y productores/as), la cual funciona de forma activa; dicha red está soportada en una web y permite que sus miembros interactúen.

 

Los congresos y proyectos internacionales como catalizadores e instrumentos de socialización de experiencias y buenas prácticas

Desde 1994 la Estación Experimental "Indio Hatuey" organiza, cada dos años, congresos internacionales, tales como "Los árboles y arbustos en la ganadería" (siete ediciones) y "Agrodesarrollo" (dos ediciones); en este marco se realizan días de campo, que han desempeñado un papel clave en la socialización tanto de los resultados científicos como de las innovaciones exitosas en el sector productivo, y en ellos tienen una destacada participación los agricultores y campesinos, sobre todo en la Convención Agrodesarrollo.

Asimismo, a partir de finales de 2008 diversos proyectos internacionales, como PIAL y BIOMAS-CUBA, han desempeñado un papel de catalizador y como instrumentos de socialización, mediante la entrega de equipos, herramientas e insumos a los productores, su capacitación y la facilitación y asesoría de sus proyectos de desarrollo sostenible, con lo cual han fomentado procesos de innovación agrícola a escala local.

 

CONSIDERACIONES FINALES

Los cambios acontecidos durante las últimas décadas del siglo XX en la agricultura cubana provocaron un desarrollo en el contexto rural, pero existieron diversas limitaciones que no permitieron definirlo como desarrollo real, a pesar de los grandes recursos empleados en el fomento del modelo de crecimiento extensivo, dependiente de importaciones. Ello exigió un cambio tecnológico en la agricultura cubana, que no se percibió como necesario hasta la desintegración de la URSS y la desaparición del campo socialista, con la crisis económica resultante de la década de los 90.

En respuesta a ello se produjo la ruptura del paradigma basado en la dependencia de las importaciones y se precisó comenzar a construir un nuevo modelo técnico-económico sobre la base del desarrollo endógeno, asociado al fomento de capacidades innovadoras y de tecnologías sostenibles, en lo productivo, lo económico, lo social y lo ambiental. Por estas razones, los actores sociales relacionados con el desarrollo rural, en especial los centros de desarrollo de conocimiento, se centraron en la aplicación de innovaciones mediante adecuados procesos de extensión rural.

En este sentido, la Estación Experimental "Indio Hatuey", aunque desde su fundación desarrolló vínculos con el sector productivo, concentró esfuerzos en el fomento de los procesos de innovación en la ganadería cubana, donde se destacan la difusión de los sistemas silvopastoriles y de tecnologías de producción de semillas de pastos y forrajes en todo el país, soportados en proyectos financiados por el MINAGRI. Sin embargo, todavía esta modalidad extensionista era «empujada por la ciencia», a pesar del interés mostrado por los productores en el proceso, además de que los sistemas de extensionismo priorizaban al sector estatal, sin considerar que el sector campesino, con sistemas de bajos insumos y basados en la agroecología, tenía un papel preponderante en la producción de leche y carne de Cuba.

A inicios de la primera década del actual milenio, la Estación Experimental «Indio Hatuey» decidió realizar un giro en el sistema convencional de transferencia tecnológica para fomentar la innovación y el desarrollo local rural, lo que exigió cambiar valores, principios, conceptos, modelos y paradigmas. Dicho enfoque visualizó la transferencia de tecnologías como un componente de este desarrollo multidimensional.

En este sentido se destacó el Programa de Desarrollo Agropecuario en el municipio Martí y su carpeta de proyectos, con un enfoque integral y participativo de numerosos actores empoderados.

A partir de 2008, y para acompañar al sector cooperativo y campesino, se comienzan a fortalecer los procesos de innovación agropecuaria local en la provincia de Matanzas, con el apoyo de la cooperación internacional, para facilitar el acceso a la diversidad biológica, la innovación y experimentación campesina, la integración agricultura-ganadería-forestería-energía como forma de diversificación productiva, así como lograr mejoras en los suelos y estimular el reciclaje de nutrientes, todo lo que determinaría el aumento de la resiliencia de los sistemas productivos y del secuestro de carbono. El fomento de sistemas locales de innovación facilita la articulación de actores y la formación de redes en torno a la seguridad alimentaria, la agroecología y el cambio climático, con un protagonismo de los productores, al revalorizar los principios de la metodología «Campesino a campesino».

Este trabajo con el sector campesino se complementó con el inicio de otro proyecto internacional (BIOMAS-CUBA) a finales del 2008, enfocado a la producción de alimentos y energía renovable de forma integrada con bases agroecológicas, a través de la biodigestión anaeróbica, la gasificación de biomasa y la producción de biodiesel a partir de J. curcas (oleaginosa no comestible); este proyecto se desarrolla en varias provincias cubanas.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido el 25 de enero del 2012
Aceptado el 10 de febrero del 2012