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Pastos y Forrajes

versión impresa ISSN 0864-0394

Pastos y Forrajes vol.35 no.2 Matanzas abr.-jun. 2012

 

ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN

 

 

 

Crecimiento de Morus alba L. durante la etapa de establecimiento, a partir del trasplante de posturas

 

Growth of Morus alba L. during the establishment stage, since seedling transplant

 

 

 

Gertrudis Pentón, G. J. Martín, Katerine Oropesa, Yolai Noda y F. Alonso

1Estación Experimental de Pastos y Forrajes "Indio Hatuey". Central España Republicana, CP 44280,Matanzas, Cuba
E-mail: gertrudis.penton@indio.atenas.inf.cu

 

 

 


RESUMEN

El objetivo de este estudio fue evaluar el comportamiento morfoagronómico de la especie Morus alba L. var.Tigreada durante la primera etapa de establecimiento, a partir del trasplante de posturas. Para ello, se determinó la respuesta del cultivo al manejo de estas para el trasplante, se caracterizó el crecimiento y se determinaron las variables lineales que permiten cuantificar el área foliar de dicha variedad. Las posturas se mantuvieron en el vivero durante 120 días y se trasplantaron en el período lluvioso. Los surcos se orientaron de este a oeste, con un marco de siembra de 1,0 x 0,5 m. Se mantuvo un adecuado control de las malezas, las plagas y las enfermedades. No se regó y se aplicó materia orgánica en el momento del trasplante. Se establecieron dos formas de manejo de las posturas para el trasplante: deshoje total, y corte a la altura de 50 cm y deshoje total. Durante la etapa inicial de crecimiento posterior al trasplante, se obtuvo un ligero aumento en la capacidad de rebrote de las posturas cortadas y deshojadas. Ello no afectó el establecimiento de la especie, pues a los 135 días la producción de biomasa foliar varió entre 100 y 116 g/planta. El crecimiento en los primeros 155 días describió una curva sigmoidea, caracterizada por un ritmo lento durante los primeros 21 días; a ello le siguió un crecimiento intenso entre los 30 y 135 días, el cual se tornó nuevamente lento con el inicio de la época seca o invernal. Se demostró que la medición del largo de la hoja y su ajuste a través de los modelos no lineales Y = B0+B1X+B2X2 y Y = B0+B1X+B2X2+B3X3 permiten estimar el área foliar, y ello se cumple para la condición de que el largo del óvalo foliar mida entre 1,3 y 20,4 cm. La alta correlación encontrada hace apropiado este procedimiento de estimación.

Palabras clave: crecimiento, establecimiento, Morus alba L..


ABSTRACT

The objective of this study was to evaluate the morphoagronomic performance of the specie Morus alba L. var. Tigreada during the first establishment stage, since seedling transplant. For such purpose, the response of the crop to seedling management for transplant was determined, growth was characterized and the linear variables that allow quantifying the leaf area of such variety were determined. The seedlings were maintained in the nursery for 120 days and they were transplanted in the rainy season. The rows were oriented from East to West, with a planting frame of 1,0 x 0,5 m. Adequate weed, pest and disease control was maintained. There was no irrigation and organic matter was applied at the moment of transplant. Two management forms of the seedlings for transplant were established: total defoliation, and cutting at 50 cm of height and total defoliation. During the initial growth stage after transplant, a slight increase was obtained in the regrowth capacity of the cut and defoliated seedlings. This did not affect the establishment of the species, because after 135 days the leaf biomass production varied between 100 and 116 g/plant. Growth in the first 155 days described a sigmoid curve, characterized by a slow rate during the first 21 days; this was followed by intense growth between 30 and 135 days, becoming slow again with the beginning of the dry or winter season. It was proven that the measurement of the leaf length and its adjustment through the nonlinear models Y = B0 + B1X + B2X2 and Y = B0 + B1X + B2X2 + B3X3 allow estimating the leaf area, and this is achieved for the condition that the length of the leaf oval measures between 1,3 and 20,4 cm. The high correlation found makes this estimation procedure appropriate.

Key words: growth, establishment, Morus alba L.


 

 

INTRODUCCIÓN

La morera (Morus alba L.) es una planta milenaria que se ha impuesto como recurso forrajero en los sistemas agroforestales. La variedad Tigreada la cual es objeto de estudio en este trabajo presenta una alta dinámica de emergencia de las yemas y de la tasa de crecimiento y desarrollo de las ramas y las hojas. Se caracteriza por poseer puntos definidos sobre la cutícula del tallo, y sus hojas, de forma lobulada, alcanzan un tamaño de 1,3 a 20,4 cm de largo del limbo con 3 y 12 meses de edad, respectivamente (Pentón et al., 2007).

Las primeras referencias sobre los métodos de multiplicación de M. alba en Cuba datan de la década de los años treinta del siglo XX. Fernández (1935) comentó sobre las posibilidades de sembrar por semilla botánica, estaca y postura. Sin embargo, la tendencia según lo informado por Infojardín (2011) es el empleo de estacas, debido a la fácil manipulación de este medio de propagación y el alto porcentaje de supervivencia de las plantaciones, y la propagación por injertos de púa o de yema sobre plantas obtenidas de semilla. No obstante, no deben obviarse las ventajas del trasplante de posturas, que si bien exige de más tiempo y dedicación durante la etapa de vivero, constituye una garantía para el establecimiento de las plantaciones, aún más cuando se emplea el método de deshoje y poda de las posturas antes del trasplante (Cifuentes y Kee-Wook, 1998). Cabe señalar también que las evaluaciones de morera en la fase de vivero han mostrado altos niveles de supervivencia (80 y 100%) a los 35 días de la plantación (Noda et al., 2004).

Debido a que la morera es altamente dependiente de las reservas acumuladas en el tallo durante la etapa inicial de crecimiento, así como a que presenta un comportamiento estacional, con cierta caducifoliedad en los meses de invierno, es necesario profundizar en los estudios sobre el crecimiento y el desarrollo durante el establecimiento. Es conocido que el análisis del crecimiento se refiere a la evaluación de la producción de las plantas, derivada del proceso fotosintético y el resultado del desempeño del sistema asimilatorio durante un cierto periodo de tiempo. Según Jadão et al. (s.a.), este fue desarrollado y aplicado por primera vez por los fisiólogos de la escuela inglesa, y se considera internacionalmente como el método patrón para la estimación de la productividad biológica o la productividad primaria de las comunidades vegetales. El área foliar es una variable que describe la dimensión del sistema fotosintético (Kozlowski et al., 1991), de ahí la importancia de su estimación a través de variables alométricas simples.

Lal y Subba Rao (1951) plantearon que el área foliar podía ser medida con instrumentos complejos, como el planímetro óptico, o a través de métodos simples y laboriosos, como el planímetro mecánico. Esta puede ser estimada con la aplicación de ecuaciones y coeficientes, cuya selección depende del objetivo de la medición y del nivel de precisión deseado en el trabajo. Dichas estimaciones pueden partir de medidas lineales y figuras geométricas (Simón y Trujillo de Leal, 1990), o de la relación entre el área y el peso de las hojas (Del Pozo y Álvarez, 2001; Paytas, 2005).

Por todo lo anterior, el objetivo de este estudio fue evaluar el comportamiento morfoagronómico de la especie M. alba durante la primera etapa de establecimiento. Para ello, se determinó el efecto del manejo de las posturas en el momento del trasplante, en los indicadores del rendimiento; se caracterizó el crecimiento, de forma general; y se determinaron las variables lineales que permiten caracterizar el área foliar de la variedad Tigreada, independientemente del manejo al que sea sometido el cultivo.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Ubicación del experimento. El estudio se realizó en las áreas del banco de germoplasma de morera, ubicado en la EEPF "Indio Hatuey". Su duración fue de 153 días a partir del trasplante de las posturas.

Características del suelo. El suelo del lugar es del tipo Ferralítico Rojo (Hernández et al., 2003), con buen drenaje superficial e interno. La composición química se caracteriza por una baja disponibilidad de minerales y un contenido bajo de P2O5, K2O y materia orgánica. El pH es ligeramente ácido a neutro (tabla 1).

Procedimiento experimental. Se plantaron posturas de morera que tenían 120 días de crecimiento en vivero y una altura promedio de 1,20 m. Las parcelas (de 5 x 15 m) contaban con cinco surcos orientados de este a oeste, con 30 plantas en cada uno (marco de 1,0 x 0,5 m). Se aplicó materia orgánica en el momento del trasplante de las posturas, a razón de 15 t de estiércol/ha. Se mantuvo un adecuado control de las malezas y de las plagas y enfermedades. No se aplicó riego.

Para determinar el efecto del manejo de las posturas al momento del trasplante en los indicadores del rendimiento, se establecieron dos formas: deshoje total, y corte a la altura de 50 cm y deshoje total. Los muestreos se realizaron a los 15, 21, 135 y 150 días posteriores a la plantación.

Diseño experimental. Se estableció un diseño en bloques al azar con cuatro repeticiones. Las variables evaluadas fueron: número de yemas emitidas (u), porcentaje de plantas rebrotadas, producción de biomasa foliar (g/planta), número de ramas (u), longitud de las ramas (cm), grosor de las ramas (mm), longitud del tallo principal (cm) y grosor del tallo principal (mm).

En las posturas podadas a la altura de 50 cm y deshojadas, se caracterizó el crecimiento en general y se determinaron las variables lineales para cuantificar el área foliar de la variedad. Para ello se hicieron evaluaciones con una frecuencia semanal, desde los 15 hasta los 150 días. Las variables evaluadas fueron: número de ramas (u), longitud de las ramas (cm), grosor de las ramas (mm), longitud del tallo principal (cm), grosor de la base del tallo principal (mm), largo y ancho de las hojas (cm).

Los muestreos para establecer el modelo de estimación a través de variables lineales se realizaron a los 90 días de rebrote y a los 365 días de establecida la plantación de morera; previamente se seleccionaron cinco hojas representativas por individuo (un total de 100 hojas). En el caso de la determinación del largo (L) y el ancho (A) del limbo, con una regla milimetrada se midió la longitud del nervio central y, en el punto medio del largo de la hoja, la longitud de extremo a extremo exterior en sentido perpendicular al nervio central. Para medir el área foliar (AF) se colocó cada óvalo debajo de un cristal transparente, y sin causar daños ni destrucción de tejidos se midió el área con un planímetro óptico (PZO WARSZAWA PL1).

Procesamiento estadístico.Se realizó un análisis de varianza a través del modelo general lineal. Las medias se compararon mediante de la prueba de comparación múltiple de Duncan (1955), para un nivel de significación de 0,05. Se utilizaron los análisis de correlación y regresión simple para conocer la interrelación entre las variables y los modelos de mejor ajuste. El paquete estadístico empleado fue Infostat, versión libre.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Es conocido que en el proceso de trasplante de diferentes especies vegetales, el corte de la zona apical y/o el deshoje de las posturas estimulan la acción de las hormonas de crecimiento en función de la emisión de nuevos brotes y hojas, en dependencia del lugar donde se ubiquen los puntos de crecimiento. En el caso de M. alba L., aunque la emisión de nuevas yemas y el porcentaje de plantas brotadas fueron superiores en las posturas cortadas y deshojadas, las diferencias no fueron significativas (figs. 1 y 2). Dicha respuesta tiene su explicación en el hecho de que esta especie emite yemas a todo lo largo del tallo y concentra una gran cantidad de reservas en su base.

De manera general, los resultados coinciden con los de Milera et al. (2003), quienes observaron, en condiciones edafoclimáticas similares, que las plantas de morera emiten el 71% de las yemas durante los primeros 15 días de la plantación.

Al respecto, Satoh (citado por Yamashita, 1985) señaló que, en general, el rebrote de nuevos órganos después de una poda o deshoje está determinado, en gran medida, por la acción de la citoquinina (que tiene su origen en las raíces), la cual, al almacenarse en las hojas que permanecen, promueve la multiplicación cloroplástica y la síntesis de proteína y de clorofila. Este autor encontró un incremento en la concentración de clorofila (30 mg/cm2) hasta los 40 días posteriores al corte de la planta. Al mismo tiempo observó que, después de la apertura de la primera hoja, a los siete días de sembrados los propágulos, el contenido de clorofila se incrementó con rapidez hasta 3 mg/g de peso fresco, en un intervalo de 14 días, independientemente de la ubicación de los brotes respecto al nivel del suelo.

La producción de biomasa foliar a los 135 días del trasplante no difirió significativamente entre tratamientos, y varió entre 100,87 y 116,35 g/planta (fig. 3), lo cual coincidió con el comportamiento indiferente de los atributos del crecimiento a los 155 días (tabla 2). Ello permite considerar que la ventaja del corte y deshoje de las posturas radica en facilitar las labores de traslado y trasplante de las posturas aviveradas.

Como tendencia, los valores de la longitud del tallo principal y el grosor de la base del tallo se corresponden con las observaciones de Pentón et al. (2006), quienes plantearon que el patrón de crecimiento descrito, a partir de la siembra de estacas de morera en los meses de julio y septiembre, permite establecer como momento adecuado para el establecimiento entre ocho y diez meses. En este período se observa un rápido crecimiento, el cual se manifiesta en alturas de 0,60 y 2,00 m a los 7 y 12 meses, respectivamente.

Se encontró una alta correlación entre la longitud y el grosor de las ramas y el tallo, con coeficientes superiores a 0,63 (tabla 3). Cabe señalar que en el mundo oriental se le otorga gran importancia a este tipo de análisis para predecir la productividad de la morera. De manera empírica ha sido empleado durante cientos de años por quienes cultivan esta especie. El análisis cuantitativo del crecimiento fue definido por Domínguez et al. (2003) como "técnica de análisis dimensional". Este se basa en encontrar los indicadores o variables morfológicas de mayor ajuste y, a partir de ese principio, desarrollar distintas fórmulas para estimar la producción (Murray y Jacobson, 1982).

Entre otros usos, esta técnica es empleada como un indicador del valor del hábitat (Harniss y Murray, 1976), como un factor para evaluar el grado de utilización de los recursos (Jonson et al., 1988) y como herramienta para estimar directamente el crecimiento (Roundy et al., 1989). Se apoya en un procedimiento no destructivo que reduce considerablemente los costos de evaluación (Uresk et al., 1977). Autores como Tikader y Roy (1999) encontraron correlaciones positivas altamente significativas entre variables, tales como: la longitud total de las ramas primarias por planta, la longitud total de las ramas secundarias y el rendimiento en biomasa comestible. Además observaron, en 10 accesiones exóticas de morera en Bengal, India, que el porcentaje de enraizamiento tuvo una correlación positiva con la longitud del tallo, el número de hojas por muestra y su peso seco y fresco, el peso del tallo fresco y seco, el peso de la biomasa, el peso de la raíz, su longitud, el volumen y el número de raíces por muestra. Sahu et al. (1997), al analizar 15 variedades de morera, observaron interacciones de alta complejidad entre el peso del tallo por planta y el peso de las hojas por planta, e hicieron notar un efecto indirecto sobre el rendimiento de variables, como el número de ramas por planta y la longitud internodal.

Todas las variables de crecimiento describieron una curva en el tiempo que coincide con el modelo de regresión Gompertz (tabla 4). Al respecto, se conoce que la curva de crecimiento en forma de sigmoide, como es el caso de este modelo de regresión, está relacionada con fenómenos metabólicos ligados a la redistribución, a través de las plantas, de los portadores energéticos en las primeras etapas. Se definieron tres momentos durante el establecimiento inicial de la morera a partir de posturas trasplantadas (fig. 4). El primero fue entre 0 y 21 días y se caracterizó por un ritmo de crecimiento lento, en correspondencia con el hecho de que, durante los primeros 30 días de plantada, ocurrió un decrecimiento rápido de los carbohidratos y aminoácidos acumulados en los tallos leñosos, en función de los nuevos órganos en desarrollo (Yamashita, 1985). Entre 30 y 135 días aumentó la velocidad de crecimiento y, a partir de 135 días, el ascenso en la dinámica de crecimiento en longitud se tornó notablemente lento, lo cual coincidió con el inicio de la época seca o invernal. Pentón et al. (2006) determinaron que la especie M. alba L. se caracteriza por un crecimiento vigoroso durante los meses de mayo a noviembre y una caída de la producción de hojas y tallos tiernos durante la etapa de enero a abril.

Al evaluar las variables lineales que permitieron cuantificar el área foliar de este cultivo, los resultados apuntaron hacia las ecuaciones cuadráticas y cúbicas como los mejores modelos, debido a su mayor contribución (tabla 5). Tanto a partir del largo del limbo foliar, como del ancho o del producto largo por ancho (L x A), las ecuaciones cuadráticas y cúbicas superaron en, al menos, una unidad de R2 a las restantes ecuaciones.

En las ecuaciones, a partir del producto L x A, el coeficiente de correlación (R2) no superó el 80%. Las estimaciones basadas en la medición del ancho de las hojas (A) estuvieron por debajo del 50% de contribución. Sin embargo, las ecuaciones derivadas de la variable largo del limbo (L) tuvieron una contribución superior a 91%, con una mayor significación.

La relación estrecha del largo del limbo respecto al área foliar difiere de los resultados obtenidos por Pentón et al. (2006) con M. alba L. var. Acorazonada, lo cual está determinado por las características varietales distintivas que presenta la especie en cuanto a la forma de las hojas. En la var. Acorazonada estas se distinguen por ser aserradas, en forma de corazón; mientras que en Tigreada describen una forma lobulada. Dichos autores recomendaron, para la variedad Acorazonada, ecuaciones a partir del parámetro L x A con un R2 superior a 0,99. Al respecto, Simón y Trujillo de Leal (1990) observaron en el ocumo (Xanthosoma sagittifolium L.) que en los clones donde la lámina foliar presentó un margen discretamente ondulado, la R2 del modelo lineal simple, a partir de la variable independiente L x A, fue mayor de 90%. Sin embargo, en los clones donde el número de ondulaciones en la lámina provocó la formación de pliegues, los valores de R2 fueron menores de 90%. Estos autores sugirieron que tales modificaciones en la forma de las hojas interfirieron en la estimación, al introducir un error por subestimación en la medición del área.

La morfología de las hojas es un aspecto de importancia relevante en la selección de las medidas que se empleen. Cuando las plantas se caracterizan por poseer hojas con formas regulares, pueden utilizarse relaciones matemáticas simples a partir del producto L x A. Dicha metodología se ajusta a cultivos como el plátano, la caña de azúcar y el maíz (Ascencio, 1985), así como el cerezo(Cittadini y Peri, 2006). Sin embargo, existen especies como el níspero (Manilkara achras Millar), la fresa, el pepino y el tomate, en las cuales se adoptan ecuaciones provenientes de un parámetro único, en algunos casos debido a la forma irregular del limbo foliar, en otros, por la simplicidad y rapidez de su aplicación, aun cuando las ecuaciones originadas por la combinación producen ajustes moderadamente superiores (Demirsoy et al., 2005). Los resultados del estudio de la morera vars. Acorazonada y Tigreada evidencian, además, que existe una notable desventaja del parámetro ancho de las hojas comparado con el largo. En coincidencia, Cittadini y Peri (2006) observaron que en diferentes cultivares de cerezo los datos se ajustaron mejor al usar el largo del limbo como variable independiente (R2 = 0,863) comparado con A (0,787).

Los mejores ajustes para la estimación del área foliar se describen en la figura 5. La mejor relación L vs. AF se manifestó a través del modelo no lineal de tercer grado, donde la ecuación alcanzó una exactitud ligeramente superior con respecto al modelo de segundo grado.

 

CONCLUSIONES

En la primera etapa de establecimiento de la especie M. alba L. var Tigreada, el manejo de las posturas al momento del trasplante no afectó los indicadores del rendimiento. El crecimiento en esta etapa de 150 días describió una curva sigmoidea, caracterizada por un ritmo de crecimiento lento durante los primeros 21 días, seguido de un crecimiento intenso entre los 30 y 135 días, el cual se tornó nuevamente lento con el inicio de la época seca o invernal. En tales circunstancias se demostró que la medición del largo de la hoja y su ajuste a través de los modelos no lineales Y= B0+B1X+B2X2 y Y = B0+B1X+B2X2+B3X3 permiten estimar el área foliar de M. alba L. var Tigreada, y ello se cumple para la condición de que el largo del óvalo foliar mida entre 1,3 y 20,4 cm. La alta correlación encontrada hace apropiado este procedimiento de estimación.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Recibido el 5 de julio del 2011
Aceptado el 5 de marzo del 2012