INTRODUCCIÓN
En cualquier región del planeta, para obtener un adecuado desarrollo agropecuario es preciso considerar la importancia de cuatro factores: el hombre, la tierra, el agua y el clima. Cedeño-Saldarriaga (2017) plantea que entre los factores que modifican la producción de carne del ganado ovino se encuentra el estrés producido por condiciones medio ambientales adversas, y destaca el que se produce por el calor. El cambio climático aumenta la temperatura ambiental y cambia los patrones circanuales de lluvia en las diferentes regiones agroecológicas del mundo, lo que se deriva de las emisiones de los gases con efecto invernadero. Este fenómeno es el principal que amenaza la producción de alimentos de origen animal y, por consiguiente, la seguridad alimentaria (Sejian et al., 2017).
Justamente, el término clima requiere especial atención, debido a que se entiende como el ambiente donde se manifiesta el potencial productivo de la zona. De esta manera, es necesario conocer en detalle el efecto del clima en los seres vivos, con el objetivo primordial de colocar adecuadamente a cada organismo en su medio ambiente. En el caso de los rumiantes, que son explotados en climas tropicales, con frecuencia enfrentan factores ambientales (temperaturas elevadas, radiación solar intensa, humedad relativa elevada), que afectan el destino de la energía absorbida por el animal, y que pueden incrementar los requerimientos de energía para el mantenimiento.
Uno de los aspectos de interés en la biometeorología animal es evaluar los impactos del ambiente en las respuestas productivas y fisiológicas. El conocimiento del régimen térmico del ambiente, junto con el requerimiento térmico y nutricional de los animales, es una herramienta útil para la toma de decisiones (Cruz-Gamboa, 2020).
Existen en el mundo varios sistemas de cálculo de los requerimientos nutritivos de los animales. Sin embargo, subsisten diferencias en las estimaciones de los requerimientos, así como en la eficiencia de utilización de la EM para el mantenimiento entre los diversos sistemas energéticos. Los sistemas modernos de alimentación energética para los rumiantes (Valadares-Filho et al., 2016) se basan, fundamentalmente, en dos componentes: los requerimientos de energía del animal y el grado en el que un alimento o una combinación de varios alimentos pueden cubrir estos requerimientos. Fonseca-Fuentes et al. (2008) señalan que es conocido que todos los sistemas energéticos tienen como objetivo final predecir el comportamiento animal con alto grado de precisión. Sin embargo, se sabe que la mayoría presenta varias limitantes, cuando se aplican.
Con relación a los estudios del ovino Pelibuey en Cuba, se conocen los trabajos de Fonseca-Fuentes et al. (2008), quienes midieron el gasto energético, asociado con el consumo y la rumia de esta raza, en animales en crecimiento-ceba estabulados. Sin embargo, son muy limitadas las investigaciones con relación al metabolismo gasoenergético de los diferentes genotipos de esta raza, lo que afecta su eficiencia y productividad en el ambiente tropical en general.
A partir de estas consideraciones, el objetivo de este trabajo fue desarrollar estudios gasoenergéticos en el ovino Pelibuey en ayuno, para contribuir a la mejora de su eficiencia productiva en la región.
Materiales y Métodos
Localización. La investigación se desarrolló en el Instituto de Investigaciones Jorge Dimitrov, en la provincia Granma, Cuba. La regionalización climática del área experimental se clasifica según indicó el Hernández-Jiménez (2015), como tipo II, subtipo 6, que se define como llanuras y alturas con humedecimiento estacional relativamente estable, alta evaporación y altas temperaturas.
Características de los animales. Se utilizaron 75 ovinos machos Pelibuey en pastoreo de los genotipos Bermejo, Blanco y Patrón invertido a partir de los cuatro meses de edad. Los animales se seleccionaron mediante un diseño completamente aleatorizado para medir su metabolismo de ayuno (25 animales por genotipo). Al total de animales se le realizó análisis coprológico mediante la técnica helminto- ovoscópica, de flotación y sedimentación (Lines et al., 1980). Previo al comienzo del experimento, se les aplicó tratamiento antiparasitario con Levamisol, en dosis de 7,5 mg/kg de peso vivo.
Manejo y alimentación del rebaño. El sistema de manejo y alimentación del rebaño consistió en el pastoreo continuo, durante 8 horas, de un área cubierta de pasto estrella jamaicano (Cynodon nlemfuensis Vanderyst), sin fertilización ni riego, con carga de 1 UGM/ha, en el horario comprendido de 8:00 a.m. a 4:00 p.m. Se incluyeron dos horas por la tarde en un banco de proteína de Leucaena leucocephala Lam de Witt. Después del horario de pastoreo, los animales permanecieron en las naves de sombra, donde se le ofertó agua y sales minerales a voluntad.
La temperatura rectal se determinó con un termómetro clínico de máxima en el horario de la mañana, al medio día y en la tarde (cinco animales por genotipo). Además, se determinó la frecuencia cardiaca y la respiratoria.
Para el estudio de los indicadores del metabolismo gasoenergético en ayuno (raza y genotipo), los animales se sometieron a inedia hasta 96 horas (cinco animales por genotipo). Se aplicó la metodología descrita por Kimakovski et al. (1979), donde a cada animal seleccionado se le midió la producción de calor a través del intercambio respiratorio, cada 15 días, durante dos días consecutivos. Se realizaron tres muestreos al día (madrugada, mediodía y tarde). Se recogió la muestra de aire expirado de cada animal y se analizó la cantidad de O2 consumido y CO2 producido.
Para el análisis estadístico de los datos se utilizó un análisis de varianza de clasificación simple, y para la diferencia entre medias, la prueba de rango múltiple de Duncan (1955), para lo que se utilizó el programa de análisis de datos Statistics versión 8.0, para Windows StatSoft (Weiß, 2007).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En la tabla 1 se presenta el comportamiento del clima, según información obtenida de los archivos meteorológicos de tres estaciones agrometeorológicas que caracterizan el territorio.
Las temperaturas máximas medias anuales registraron valores superiores a los 30 °C, con variaciones entre 30 y 34 °C. Las mínimas medias anuales registraron valores de 19,4 °C, con variaciones entre los 16-21 °C, lo que indica días cálidos con madrugadas frescas. La temperatura media anual en la época menos lluviosa fue de 23,3 °C, mientras que, en la lluviosa, alcanzó 27,3 °C.
El índice temperatura-humedad (ITH) varió entre 72 y 80 durante el periodo evaluado. López et al. (2015) consideran que un ovino puede comenzar a experimentar estrés calórico a ITH > 72 unidades. Otros autores como Neves et al. (2009) encontraron que las ovejas de pelo comienzan a mostrar signos de estrés calórico cuando el ITH alcanza valores entre 78 y 79 unidades. Varios estudios demuestran que los ovinos de pelo toleran temperaturas mayores que los ovinos de lana. Por consiguiente, es de esperar que el ITH, en el que cualquier raza ovina comienza a experimentar síntomas de estrés calórico se debe usar como referente del proceso de adaptación de los ovinos al ambiente.
Las variables fisiológicas se consideran indicadores eficientes de la tolerancia de los animales a situaciones de estrés por calor, máxime cuando su alimentación básica depende de los pastos y forrajes de baja calidad, aspecto valorado en estudios realizados en otras condiciones (Serrano-Torres et al., 2020). Diferentes estudios demuestran que existen relaciones entre las condiciones climáticas del ambiente y la producción de calor (Vicente et al., 2020), la frecuencia respiratoria (Castillo et al., 2021) y, en menor grado, la frecuencia cardiaca (Serrano-Torres et al., 2021).
En la tabla 2 se muestran los resultados de los patrones de comportamiento promedio de los ovinos Pelibuey en pastoreo con respecto a estos indicadores.
Tabla 2 Triada clínica de ovinos machos Pelibuey en pastoreo (valores medios).

DE: desviación estándar
El valor relativo a la frecuencia respiratoria demostró evidencias de estrés en los animales, ya que un promedio de 63 respiraciones por minuto se encuentra por encima del rango considerado normal para la especie, según Valdés-Hernández y García-López (2002). Estos autores, en investigaciones realizadas en el Instituto de Ciencia Animal (ICA), encontraron un valor de la frecuencia respiratoria en los ovinos de 12-15 respiraciones por minuto, que según Vicar (2015) se considera normal para la especie. Reyes et al. (2018) consideran que es importante conocer que el límite de la temperatura del aire para corderos de engorde es de 10-15 ºC y, en este caso, los animales estaban expuestos a temperaturas medias de 25,4 ºC durante todo el año.
Vera-Herrera et al. (2019) plantean que cuando el medio físico supera la zona de termoneutralidad, como sucede en ovinos que se manejan sobre la base de pastos en el trópico, se genera un estado de estrés calórico, que produce aumento de la temperatura corporal y de la frecuencia respiratoria, lo que incrementa, a su vez, los requerimientos para mantenimiento, de 7 a 25 %.
Cristóbal-Trinidad (2018) encontró que los animales disminuyen la ingesta, especialmente cuando se les ofrece alimento de baja calidad, debido al esfuerzo que realizan para reducir la producción de calor y al pasaje más lento del alimento por el tracto digestivo.
Otros resultados refieren que la ritmicidad de la temperatura del cuerpo es un importante proceso biológico y un marcador confiable del funcionamiento del organismo (Serrano-Torres et al., 2020), así como un indicador de la salud general de un animal y de su metabolismo energético.
Estos autores refieren, además, que en la variación diaria de la frecuencia cardiaca influyen los cambios en la actividad física y el nivel metabólico, pero también está sincronizada con cambios en la intensidad de la luz, la temperatura ambiente y otros factores ambientales.
La frecuencia cardiaca promedio de los ovinos fue de 75 latidos por minuto, valor que se considera adecuado para la especie, en condiciones de pastoreo en clima tropical, sometido a una intensa actividad estresante. Serrano-Torres et al. (2020) encontraron que este indicador se mantuvo entre los 72,7 y 126,6 latidos por minuto, en la mañana y tarde, respectivamente.
Los indicadores del metabolismo de ayuno, según el genotipo de ovinos Pelibuey a las 72 horas de inedia (tabla 3), mostraron que los animales aún no estaban en ayuno verdadero, al expresar un cociente respiratorio por encima de 0,78 y producción de calor superior a los 475 kJ/kgW0,75/día en los tres tipos estudiados.
Tabla 3 Metabolismo de ayuno a las 72 horas de inedia en ovinos machos Pelibuey, según el genotipo.

Letras desiguales en la misma fila difieren a p < 0,05
No obstante, en el cociente respiratorio, el genotipo Blanco (0,78) mostró diferencias significativas con respecto a los animales Patrón invertido (0,81), sin diferir de Bermejo (0,80). Fonseca-Fuentes et al. (2008) indicaron valores en el cociente respiratorio de 0,81 en el horario de la mañana; 1,04 al medio día y 0,97 en el horario de la tarde, al evaluar este indicador en ovinos en pastoreo al este de la región oriental de Cuba.
La producción de calor también fue menor en el genotipo Blanco (475,22 kJ/kgw0,75/día), con diferencias estadísticas con relación con los animales Bermejo, sin diferir de los de Patrón invertido. En los demás indicadores, no hubo diferencias entre genotipos.
A las 96 horas de inedia (tabla 4), los valores obtenidos permiten afirmar que los animales, previo al muestreo, se encontraban en ayuno verdadero, en un estado próximo al metabolismo basal, al mostrar un cociente respiratorio por debajo de 0,70 y una producción de calor por debajo de 247,6 (kJ/kgw0,75/día), para todos los genotipos estudiados. Dougherty (1965) planteó que, en los rumiantes, el metabolismo no alcanza un nivel bajo hasta que han pasado dos o tres días desde la última comida, y que cocientes respiratorios por debajo de 0,70 indican que los rumiantes se encuentran en un estado de metabolismo basal. Este autor considera que la razón de ello radica en la lentitud del proceso de digestión en el rumiante.
Tabla 4 Metabolismo de ayuno a las 96 horas de inedia en ovinos machos Pelibuey, según genotipo.

Letras desiguales en la misma fila difieren a *p < 0,05 ** p < 0,01
En este caso, 80 % del contenido del tubo digestivo se eliminó entre las 24 y 96 horas después de su ingestión, por lo que el cociente respiratorio de los ovinos en ayuno alcanzó valores mayores al final del segundo día y, por debajo de 0,70 al final del tercero, valores que se corresponden con los datos publicados por Blaxter (1965), al evaluar el estado de inedia en rumiantes.
Se encontró la misma tendencia que a las 72 horas. El genotipo Blanco mostró valores inferiores (p < 0,01) en el cociente respiratorio como en la producción de calor, con 0,61 y 129,36 kJ/kgW0,75/día para cada caso. Lo anterior se podría asociar a mecanismos de adaptación de los ovinos Pelibuey a las condiciones ambientales y de manejo presentadas. Fonseca-Fuentes (2003) indicó un comportamiento similar, al evaluar indicadores del metabolismo gasoenergético del ovino Pelibuey en diferentes horas del día.
La producción de calor es el resultado del equilibrio entre la energía térmica producida y la energía térmica disipada. En dependencia de la temperatura del aire, los animales podrán, hasta cierto punto, mantener su temperatura corporal por medio de la vasodilatación (aumento del flujo sanguíneo) y el aumento de la temperatura superficial. A mayores temperaturas, los animales empiezan a depender de otros mecanismos, como la evaporación, ya sea a través de la sudoración o la respiración. Estos resultados coinciden con otras pesquisas, donde las variables fisiológicas aumentaron con el incremento de la temperatura a través del día, en condiciones de estrés calórico como de termoneutralidad (Seixas et al., 2017).
A pesar de las diferencias entre los genotipos y desde el punto de vista biológico, la producción de calor obtenida es normal para ovinos y caprinos. Además, se considera que el mecanismo evaporativo, asociado al comportamiento de la frecuencia respiratoria, parece ser el principal mecanismo de disipación de calor de los ovinos Pelibuey en las condiciones evaluadas, lo que concuerda con lo expresado por Saldaña-Ríos (2016).
CONCLUSIONES
Los ovinos Pelibuey sometidos a ayuno no alcanzaron el metabolismo basal hasta las 96 horas después de suspendida la alimentación, período en el que se alcanzaron cocientes respiratorios por debajo de 0,70, propios de la degradación de las grasas.
La producción de calor mostró diferencias significativas entre los genotipos de ovinos Pelibuey estudiados, indicador que afecta la eficiencia de utilización de la energía para la ganancia de peso, como respuesta al manejo de la dieta y los factores ambientales.