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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.11 n.3 Ciudad de La Habana mayo-jun. 1995

 

Estudio del metabolismo lipídico en una población de niños supuestamente sanos

Addis Alvarez Hernández,1 Alejandrina Cabrera Hernández2, Rinaldo Puga Gomez3, y Elia Omechevarría Perdomo4
  1. Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Policlínico Docente "Robert M. Zulueta". Habana Vieja, Ciudad de La Habana.
  2. Doctora en Ciencias Médicas. Investigadora Titular. Jefa del Laboratorio de Bioquímica de Lípidos. Instituto de Nutrición e Higiene de los Alimentos. Ciudad de La Habana.
  3. Especialista de I Grado en Pediatría. Hospital Pediátrico Docente "Centro Habana". Ciudad de La Habana.
  4. Licenciada en Bioquíomica. Hospital Docente "Centro Habana". Ciudad de La Habana.

RESUMEN

Se determinaron las concentraciones séricas de colesterol total (CT), el colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (C-LDL), el colesterol de las lipoproteínas de alta densidad (C-HDL) y los triglicéridos (TG), en una población formada por 100 niños supuestamente sanos, de 7 meses a 5 años de edad. Se cuestionaron los antecedentes patológicos personales y los antecedentes patológicos familiares relacionados con el proceso aterosclerótico y el tipo de dieta consumida habitualmente por el niño. También se obtuvo en cada caso, la relación peso/talla. El valor medio para el CT fue de 4,34 mmol/L; el 12% presentó niveles superiores a 5,2 mmol/L y sólo el 53 y el 45%, respectivamente, tenían concentraciones deseables de CT y C-LDL. Además, las cifras de CT y C-LDL resultaron significativamente más altas en niños con historia familiar positiva de hiperlipidemia y otras entidades afines.

Palabras clave: COLESTEROL/sangre; LIPOPROTEINAS DEL COLESTEROL LDL/sangre; LIPOPROTEINAS DEL COLESTEROL HDL/sangre; TRIGLICERIDOS/sangre; NIÑO; PESO CORPORAL; ESTATURA; DIETA.

INTRODUCCION

A partir de la década del 50 del presente siglo, cuando se hizo más próspera la humanidad, surgió en la población adulta de muchos países desarrollados una nueva epidemia: la cardiopatía isquémica.1

Sin embargo, las primeras observaciones anatómicas realizadas en aquel tiempo evidencian que los cambios morfológicos ateroscleróticos ocurren mucho tiempo antes de que se manifieste clínicamente la enfermedad.2-3 Por eso, desde entonces se sugiere que la investigación de los factores causales de esta entidad, debe ser concentrada en los períodos tempranos de la vida.4

Considerando a la hiperlipidemia como el factor aterogénico por excelente, numerosos autores han profundizado en el estudio del metabolismo lipídico en diversas poblaciones de niños, para conocer cómo se relacionan los valores de colesterol y lipoproteínas hallados en la niñez con los que se obtienen en la vida adulta.5 Se ha considerado al respecto, que estos parámetros se podrán modificar posteriormente, de acuerdo con el estilo de vida adquirido en la infancia y adolescencia, incluyendo; tipo de dieta consumida habitualmente, desarrollo de obesidad; hábito de fumar, consumo de alcohol, entre otros factores de riesgos; además de la influencia de una positiva historia familiar de enfermedad isquémica del corazón.5-9

Por eso, teniendo en cuenta que Cuba se encuentra incluida dentro del gran grupo de países con una alta morbilidad y mortalidad debida a la cardiopatía isquémica, decidimos realizar este estudio con el objetivo de determinar si existe alguna relación entre las posibles alteraciones del metabolismo lipídico, en este conjunto de niños, y las variables: edad, sexo, estado nutricional, tipo de dieta consumida y antecedentes patológicos familiares.

MATERIAL Y METODO

Este estudio abarca una muestra formada por 100 niños, de los 160 que integran la matrícula del Círculo Infantil "Mi Velero", ubicado en el municipio Habana Vieja; por lo que representa el 60 % del total. La selección de ésta, se hizo de manera aleatoria, pues todos ellos estaban considerados previamente como supuestamente sanos; excepto los asmáticos, que no fueron excluidos. Sus edades oscilan entre 7 meses y 5 años, ambos inclusive.

Las encuestas se realizaron, mayoritariamente, en el primer semestre de 1992. A los padres de los que resultaron escogidos, se les cuestionó sobre los siguientes aspectos:

  1. Tipo de dieta consumida habitual mente por el niño, y se obtuvo una valoración subjetiva con respecto a las cantidades ingeridas, regular mente, de cada grupo de alimento.
  2. Antecedentes patológicos persona les (APP) del niño, para confirmar la ausencia de enfermedades crónicas o la ingestión prolongada de ciertos fármacos.
  3. Antecedentes patológicos familiares (APF) del niño -en los padres y abuelos- de aquellas entidades relacionadas con el proceso aterosclerótico. Según esta información surgieron 3 grupos diferentes:
Grupo 1: Incluye a los que refirieron como APF, el infarto del miocardio agudo (IMA) antes de los 60 años de edad, hipercolesterolemia y/o accidentes vasculares encefálicos (AVE).

Grupo 2: Comprende a aquellos que presentan otros APF, como hipertensión arterial (HTA) y diabetes mellitus.

Grupo 3: Formado por los que niegan tales APF.

Se determinó el peso en cada caso, por medio de una balanza-tallímetro marca TEHTNICA, con el sujeto ligeramente vestido pero sin zapatos. Para el pequeño número de lactantes fue empleado otro tipo de balanza, de la marca SECA. La talla se midió con el niño colocado en posición erecta; excepto los menores de 1 año, en los que se halló la longitud en decúbito supino. La relación peso/talla se obtuvo al comparar estos parámetros con las curvas de referencias cubanas del Estudio Nacional de Crecimiento y Desarrollo.10

Para hallar las concentraciones séricas de las distintas variables lipídicas se les realizó extracción de sangre venosa, en ayuno de 12 horas. Los valores de CT, C-HDL y triglicéridos se obtuvieron mediante un kit diagnóstico procedente de la firma comercial Boiehringer Mannheim. Las cifras de C-LDL, resultan de la relación matemática de Friedewald.11

A los pacientes que tuvieron altas concentraciones de CT (mayor o igual a 5,2 mmol/L), se les indicó un segundo estudio, para confirmar esta información.

Los datos referentes a cada niño, se registraron en una planilla confecciona da para tal efecto.

Se realizó el cálculo de las medias y desviaciones estándares de las variables estudiadas y se determinó la distribución de frecuencia de éstas; además, se hizo ANOVA de clasificación simple para hallar, sexo, estado nutricional y APF. También se calculó la posible relación entre las variables. Se trabajó a un nivel de significación de a = 0,05.

RESULTADOS

El valor medio para la CT en nuestra población, fue de 4,34 mmol/L (tabla 1). Otros autores han informado cifras similares.12-13 Por otra parte, Viikari, et al14 notificaron niveles de CT y C-LDL sustancialmente más elevados; pues en Finlandia, Polonia, Suiza, etcétera, existe una mayor prevalencia de estos trastornos, incluso cuando se comparan con los Estados Unidos.5,15

No hallamos diferencias significativas entre los distintos grupos de edad, ni en uno y otro sexos; lo cual ha sido planteado también en otros trabajos.13,16

La prevalencia de hipercolesterolemia depende de lo que se define para esta condición.14 Actualmente existen diversos criterios en este sentido, para la edad pediátrica.17 En 20 % de nuestros casos tenían cifras por encima de 4,66 mmol/L y el 12 % presentó niveles mayores que 5,2 mmol/L (tabla 2). Resnicow, et al. reportaron resultados similares.17 Más recientemente, el Panel de Expertos en Niveles de Colesterol Sanguíneo en la Niñez y Adolescencia, de los Estados Unidos,5 estableció otras categorías de riesgo. Teniendo en cuenta éstas, obtuvimos que sólo el 53 y el 45 % del total, mostraron niveles aceptables de CT y C-LDL respectiva mente (tabla 2).

La mayoría de los niños pesquisados fueron valorados como eutróficos; pues sólo 4 casos estaban obesos y 16 sobre pesos. No encontramos diferencias significativas en las concentraciones de lípidos entre estos 3 grupos. Algunos investigadores sostienen que no suele existir una consistente asociación entre obesidad y trastornos lipídicos en la edad preescolar;13,18,19 no obstante, de persistir ésta posteriormente, durante la edad escolar y la adolescencia, representa un importante riesgo de mantener se en la adultez.19

En la figura puede verse de manera general y cualitativa, el tipo de dieta que consume habitualmente, este grupo de niños. La ingestión de carbohidratos es alta; mientras que un porcentaje no despreciable consume pocas cantidades de pescado, el cual aporta ácidos grasos poliinsaturados n-3, a los que se le atribuyen un efecto antiaterogénico.20 Asimismo, muy pocos niños prefieren los vegetales en cantidades suficientes; éstos contienen fibra dietética y su escasez, en la alimentación, puede constituir un factor de riesgo para el desarrollo de aterosclerosis y enferme dad isquémica del corazón.21

La importante influencia de los APF, en la regulación de los niveles de lipoproteínas, ha sido destacada por muchos autores.22,23 En este estudio obtuvimos que el número de casos cuyos valores son inferiores a 4,4 mmol/L, es más alto en el grupo 3 que en el grupo 1. Además, 8 de los 12 niños que mostraron concentraciones séricas elevadas de CT, presentan una positiva historia familiar (grupo 1). También es notorio, que el 66,6 % de estos niños, tienen altas concentraciones séricas de C-LDL (tabla 3).

En la tabla 4 se observa que las diferencias entre el grupo 1 y los grupos 2 y 3, son estadísticamente significativas. En otros trabajos se ha señalado que, tanto los niveles de lípidos como los de apo A-I y apo B, son marcadores de riesgo de enfermedad coronaria en aquellos casos que tienen APF positivos de esta entidad.22-24

Por todo esto, concluimos que las concentraciones séricas alteradas de CT, C-LDL y C-HDL que hallamos en un alto porcentaje de estos niños, parecen estar significativamente influidas por la historia familiar positiva de hiperlipidemia y otras entidades afines. Sin embargo, consideramos que otros factores de riesgo de enfermedad cardiovascular también deben tenerse en cuenta desde la edad pediátrica, para así contribuir más a su prevención.

AGRADECIMIENTO

A la Licenciada en Bioquímica María Eugenia Medina Ortega por contribuir a los resultados de este trabajo, en cuanto a su labor en el laboratorio clínico del Hospital Pediátrico Docente "Centro Habana".

SUMMARY

Serum total cholesterol concentrations (TC), low-density lipoprotein cholesterol (C-LDL), high-density lipoprotein cholesterol (C-HDL), and triglycerides (TG) were determined in a population consisting of 100 seemingly healthy children between 7 months and 5 years of age. Individual pathologic history, as well as familial pathologic history related to the atherosclerotic process and the type of diet usually consumed by the children were also assessed. In each case the relationship weight-for-height was obtained. The mean value for total cholesterol concentrations was 4,34 mmol/L; 12 % of cases presented with higher levels than 5,2 mmol/L and only 53 % and 45 %, respectively, had desirable concentrations of TC and C-LDL. Besides, the values of TC and C-LDL were found to be significantly higher in children with a positive familial history of hyperlipidemia and other related conditions.

Key words: CHOLESTEROL/blood; LIPOPROTEINS; LDL CHOLESTEROL/blood; LIPOPROTEINS, HDL-CHOLESTEROL/blood; TRIGLYCERIDES/blood; CHILD; BODY WEIGHT; BODY HEIGHT; DIET.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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Recibido: 6 de septiembre de 1994. Aprobado: 15 de marzo de 1995.

Dra. Addis Alvarez Hernández. Policlínico Docente "Roberto M. Zulueta Cayol". Figuras entre Puerta Cerrada y Diaria, Habana Vieja, Ciudad de La Habana, Cuba.

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