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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.17 n.3 Ciudad de La Habana Mayo-jun. 2001

 

 

Página Cultural

Las enfermedades de transmisión sexual en la Cuba prerrevolucionaria. su prevención, control y tratamiento

Ana Teresa Fariñas Reinoso,1 Margarita Díaz Lemus2 y Elena López Serrano3

Resumen

Se describe el comportamiento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS), así como las actividades de prevención, control y tratamiento realizadas en Cuba durante los períodos colonial y republicano burgués. Las técnicas de trabajo más utilizadas fueron la revisión bibliográfica y documental, las entrevistas semiestructuradas y el testimonio. Los principales resultados reflejan que desde la época colonial se relacionó la prostitución con las enfermedades venéreas, período en que se creó el primer hospital especial para atender a los pacientes con ETS, se reglamentó el control del ejercicio de la prostitución, y el tratamiento de estas enfermedades se caracterizó por el uso de medicamentos autóctonos como la copaiba. Durante la república mediatizada el control de estas enfermedades se concentró en la capital del país, extendiéndose posteriormente a otras cabeceras provinciales. Se realizaron y aplicaron las primeras medidas preventivas, se instauró la notificación obligatoria y se utilizaron por primera vez a los enfermos como promotores de salud.

DeCS: ENFERMEDADES SEXUALMENTE TRANSMISIBLES/prevención & control; PROSTITUCION; CUBA.

El incremento de las enfermedades de transmisión sexual (ETS) es motivo de preocupación para el personal de la salud, especialmente para el epidemiólogo y los médicos de la atención primaria que luchan constantemente contra los factores de riesgo que actúan en la cadena epidemiológica, y con las dificultades que plantea actualmente su prevención.

Organismos internacionales como OMS dan cifras alarmantes al plantear que anualmente se producen más de 250 millones de nuevos casos de ETS. Una de cada 20 personas padece alguna enfermedad sexual anualmente.1,2

En Cuba se reportaron en 1999 un total de 23 225 casos de blenorragia contra 29 648 en 1998, cifra esta inferior a la reportada en 1995 que fue de 44 526 casos, aunque se mantiene en todo este período como la ETS que reporta mayor número de casos en el país.

La sífilis en 1999 mantuvo una morbi-lidad elevada, aunque al ritmo de crecimiento disminuyó en relación con 1996, cuando se reporta 12 285 casos para una tasa de 110,2 por cada 100 000 hab, contra 13 400 casos y una tasa de 120,5 por 100 000 hab en el año anterior. De manera general la tendencia de la enfermedad es ascendente en los últimos 35 años.3

Podemos preguntarnos, ¿desde qué épocas las ETS representan un problema de salud en Cuba?, ¿existía su control en la época colonial y la república mediatizada?, ¿cuáles eran los tratamientos utilizados en las ETS antes del triunfo revolucionario?

Desarrollo comportamiento en el período colonial

Las enfermedades de transmisión sexual fueron la causa de grandes debates entre médicos e historiadores en relación con su origen; sobre si ya eran conocidas en Europa antes del descubrimiento del nuevo mundo, o fueron transportadas por los conquistadores de las nuevas tierras hacia sus lugares de origen.

En la bibliografía histórica revisada4 la idea predominante es que estas enfermedades se fueron extendiendo entre la población indígena por el contacto con marineros, tanto militares como civiles de la flota española que llegaban a las nuevas tierras. Es por ello que épocas tan tempranas como fue el año 1557, El Cabildo de La Habana dictó un pregón prohibiendo y condenando la prostitución con pena de 50 azotes a las mujeres que fueran sorprendidas ejerciéndola,4 y con esta medida se logró frenar la propagación de estas enfermedades hasta finales del siglo xviii, en que se eleva el número de enfermos a cifras alarmantes y el gobierno colonial se ve en la necesidad de adoptar medidas administrativas dentro de la sociedad para evitar que el mal continuara.

En 1774 se realiza el primer censo de prostitutas. Al fundarse en el año 1668 el Hospital de San Francisco de Paula, en La Habana se cuenta por primera vez con una institución dedicada a la atención de la mujer enferma, única en su clase por más de un siglo, pues no es hasta el año 1794 que se crea la Real Casa de Beneficencia que, además de brindar protección a los niños desamparados, también debía acoger a las mujeres pobres sin recursos ni familiares.

En el siglo xix, las enfermedades venéreas y sifilíticas, tuvieron un considerable desarrollo, lo que obligó a crear hospitales especiales para su tratamiento, como fue el "El Retiro" de Don Vicente Garcini,5 y en el año 1840 el Hospital Militar de "San Ambrosio" situado en La Habana, que muestra que del total de 7 180 enfermos asistidos, se clasificaron muchos con las siguientes enfermedades venéreas: gonorrea (346), bubones (313), úlceras y pústulas venéras (422) y estrechez uretral (36). Asimismo ya en 1866 los hospitales de La Habana, atendieron a 2 609 pacientes con enfermedades venéreas.

Según el doctor Claudio Delgado durante el período de 1868 a 1872 las enfermedades venéreas aumentaron de manera considerable, dado por el inicio de la lucha armada por la independencia de Cuba, y por lo tanto hubo un incremento en la población masculina flotante. En este quinquenio se asistieron en los hospitales de La Habana a 10 348 enfermos de dichos males. Entre 1870 y 1872, fueron atendidos en los hospitales 5 117 casos, y entre 1873 a 1875 un total de 5 162, (Delgado Amestoy. Me moria sobre la higiene de la prostitución en La Habana y reglamento correspondiente aprobado por el general de esta isla vigente en esta capital, 1876 / Manuscrito en la Oficina del Historiador SP.).

En el mes de Junio de 1873 fue abierto el Hospital de Higiene, que primitivamente era el asilo de niños pobres San José, y en él verificaba el internamiento de las prostitutas que los inspectores médicos encontraban enfermas de males venéreos. En este período las enfermas debían pagar sus tratamientos.

Al año 1878 (conclusión de la guerra) le correspondieron 1 073 casos atendidos en hospitales civiles, aumento que también se observó en los hospitales militares. Entre los años 1879 a 1883, las estadísticas de las Casas de Salud de La habana, mostraron un aumento de casos de enfermedades venéreas, y se observó luego una disminución paulatina desde ese último año hasta el 1886.

En La Habana, el 15 % de la asistencia médica privada de los médicos de Sociedades de Socorros Mutuos, se ofrecía a enfermos venéreos, así como el 10 % de las consultas de los hospitales militares.5,6 En el Hospital de Higiene, durante el período de 1874 a 1898 según el movimiento hospitalario, se observó que en los años que siguieron a la guerra de independencia hubo un aumento considerable de mujeres enfermas en la Quinta de Higiene, que llegó en el año 1879 a mostrar una de las cifras más elevadas con 502 casos, superados solamente por el año 1896, donde se reporta la cifra de 1 409 casos, la más alta de todo el período.

Distinguidos autores sostenían que la blenorragia tenía su origen en el contacto con pus de otro enfermo de blenorragia, aunque la opinión predominante era la que aceptaba que la blenorragia se debía a una irritación excesiva de la uretra principalmente por "excesos venéreos".

El examen de las estadísticas de los hospitales y quintas de La Habana, tienden a probar que la mortalidad por enfermedades venéreas y sifilíticas en los enfermos atendidos en esos años, llegó hasta 2,43 por 100 como mínimo. La morbilidad general de la población, calculándole a La Habana 250 000 hab, sería de 3,14 por 100.7

Medidas de control. Una de las primeras actividades de control ejercidas por las autoridades coloniales sobre las enfermedades venéreas, fue la disposición tomada en el mes de abril de 1873, por el Gobernador Pérez de la Riva, quien alarmado por el número de prostitutas existentes en La Habana, decretó un registro especial para su control.8 Creó al efecto una sección administrativa y otra médica compuesta por 4 facultativos, número que en agosto del año siguiente se elevó a 6, además de una de policía que lo formaban 4 celadores.5 En diciembre del propio año aparece el primer reglamento de control de prostitución titulado Reglamento Especial de Higiene Pública, en el que se especifica que la supervisión de la prostitución era misión encomendada a los municipios,7 y la inspección médica era a domicilio, 2 veces a la semana, un día para el examen general y externo, y otro para el reconocimiento vaginal con espéculo. Con la reglamentación de la prostitución el goberno trató de dar respuesta a 2 problemas fundamentales: uno sanitario y otro moral. El primero mediante la profilaxis y la reglamentación, y el segundo persiguiendo el clandestinaje.

Tratamiento. Ya por los años 1839 y 1840 gozaba de fama como tratamiento aplicado a enfermos de sífilis, las fumigaciones de vapor y los baños sulfurosos. El tratamiento utilizado contra la blenorragia se basaba en medicina verde; la copaiba, era uno de los medicamentos más eficaces para combatirla en el hombre, así como otras enfermedades que no fueran sifilíticas, además del tratamiento con hojas de nogal. En el caso del uso de la copaiba para combatir la blenorragia en la mujer existieron criterios diversos, al comunicar diferentes médicos que este no era efectivo, porque la mencionada sustancia necesitaba mezclarse con la orina para lograr su efecto terapéutico.7

En el año 1888. después de las transformaciones radicales de las ideas con respecto a dicha enfermedad, el tratamiento era muy sencillo; se reducía por lo general a las inyecciones antisépticas que exterminasen el agente infeccioso, el gonococo, y a un tratamiento general que modificara la constitución diatésica de los enfermos con la aplicación de tónicos; y la tendencia fluxionaria de la uretra (acumulación morbosa de humores se trataría con los bálsamos).6

Comportamiento en el período Republicano Burgués

En los primeros años de la seudore-pública era difícil poder conocer el número exacto de enfermos de sífilis en el país, al no contar con estadísticas de esta enfermedad en su totalidad, solamente las reportadas por los hospitales y las Casas de Salud de la Ciudad de La Habana. La información brindada por estas instituciones para el año 1902 fue de 21 970 casos, de estos 418 eran sifilíticos, lo que representaba el 2 % de la morbilidad general.

En el Manual de Práctica Sanitaria9 se señala que los médicos que prestaban sus servicios a las sociedades regionales y de socorros mutuos, sabían por experiencia que del 8 al 10 % de los enfermos que acudían a las consultas eran sifilíticos. En el año 1902 se afirmaba que la blenorragia en Cuba, era la más frecuente de todas las enfermedades venéreas. Durante este año se atendieron en todos los hospitales de La Habana 1 494 casos de personas que la padecían, es decir, por cada caso de sífilis, fueron atendidos 3,5 de blenorragia.9

Las estadísticas (siempre insuficientes) de los distintos establecimientos benéficos públicos hacen notar que en la Quinta de Salud La Benéfica en el año 1912 se reportaron una gran cantidad de enfermos, 405 casos de blenorragia, 206 chancros blandos y 178 sífilis en cualesquiera de sus 3 períodos.10

Por su parte, en la Quinta de Salud La Balear durante el año 1913 hasta el mes de octubre, se habían atendido 135 casos de males venéreos, destacándose la sífilis en número de 49. En el mismo período la Quinta de Salud de la Asociación Canaria atendió 170 casos de enfermedades venéreas, de los cuales 82 eran sifilíticos. Después del año 1920 se fundó el Hospital Freyre Andrade, conocido como Hospital de Emergencias en el cual se habilitó una consulta externa de dermatología que trataba a los enfermos que padecían de sífilis y no otras enfermedades venéreas, recibiendo como promedio diario el beneficio de esta consulta de 8 a 10 sifilíticos. En mayo de 1928 fue fundada la Sociedad Cubana de Dermatología y Sifilografía, integrada por un grupo de destacados jóvenes profesionales que tenían interés con los problemas relacionados con las enfermedades dermato-lógicas y la sífilis. En 1929 se crea el Instituto Municipal de Profilaxis Venéreas "Joaquín Albarrán", pero anteriormente a este, venían funcionando brillantemente los servicios de dermatología y sifilografía de los hospitales "Nuestra Señora de las Mercedes" y "General Calixto García", adscriptos a la cátedra de la especialidad, y dirigidos por sus profesores Braulio Sáenz y Vicente Pardo Castellón, en los cuales además de la atención de enfermedades dermatológicas, se realizaba el tratamiento de los enfermos de sífilis.8 En 1939 se expone ante el cuerpo médico cubano, la gravedad que representaba la endemia de sífilis en Cuba, por lo que solicitó la adopción de medidas para combatirla.

En el servicio de profilaxis creado en 1942 en la Ciudad de La Habana para las enfermedades venéreas, en los primeros 4 meses de trabajo fueron tratados 74 casos de chancros sifilíticos sin complicaciones, 13 casos complicados, 38 enfermos de sífilis secundaria, 107 casos de blenorragia y 26 de chancros blandos.10 Esta información hace presumir la elevada morbilidad de estas enfermedades en toda la nación. A partir de esta fecha comienzan a funcionar en distintas ciudades del país dispensarios, donde eran atendidos gratuitamente, conforme a sus estatutos, a los enfermeros de sífilis, enfermedades cutáneas y lepra, los cuales desarrollaban una labor beneficiosa y organizada científicamente. Como ejemplos de estas instituciones podemos citar los siguientes:

- Dispensario de "Saenz" de La Habana, que en el primer semestre de 1944 trató a 245 enfermos.11

- El dispensario de Pinar del Río, creado en 1945 desarrollaba una función social y de salubridad en la capital de esa provincia y sus poblaciones cercanas. En sus 4 primeros años de labor estadística de sífilis se diagnosticaron 800 casos.12

- El dispensario de Matanzas comenzó a funcionar a partir de 1950, y durante 4 años y 6 meses acudieron a consulta 8 341 casos nuevos, de los cuales 1 506 padecían de sífilis, para un 18,1 %. De estos pacientes solo completaban el tratamiento un 11,4 % en los casos de sífilis adquirida, y un 17 en los casos de sífilis congénita, a pesar de que utilizaban todos los medios persuasivos posibles.13

Con la generalización del uso de la penicilina, se observó un decrecimiento en la curva de incidencias de casos de sífilis, que de una cifra de 2 608 casos en el año 1949, llegó en 1958 a registrar 896 casos solamente, lo que demostró la eficacia de ese medicamento en el tratamiento de la enfermedad.

El Patronato para la Profilaxis de la Lepra y las Enfermedades Cutáneas y Sífilis continuó su labor después de la caída de la dictadura de Batista. La presencia en las ciudades del campesinado de los más remotos lugares del país, registró un aumento en los casos de sífilis, principalmente el chancro sifilítico, que ya prácticamente no se presentaba.

Medidas de Control. Los años 1901 y 1902 son considerados como una etapa en que nuestro estado sanitario progresó considerablemente, a lo cual contribuyó con eficacia al Servicio Médico de Higiene Especial. El 3 de marzo de 1902 se constituyó la Comisión de Higiene, 2 meses antes de que se proclamara la República. Esta comisión quedó conformada por un grupo de ilustres personalidades, presididos por el doctor Carlos J. Finlay por un período de 4 años. A través de esta comisión todos los ayuntamientos del país, enviaron datos acerca de la organización del servicio de Higiene Especial en las distintas localidades de la isla.

Durante el primer gobierno interventor norteamericano, en febrero de 1902, se dictó el Reglamento General para el Servicio de Higiene de la Prostitución.8 Este estado subsistó hasta el año 1913 en que por decreto del Presidente Mario García Meno-cal, y siendo el secretario de Sanidad el doctor Enrique Núñez Palomino, entró nuestro país en las filas de las naciones abolicionistas de la prostitución, dejando en suspensión la aplicación de los reglamentos anteriormente referidos que regulaban el ejercicio de esas mujeres. Se debe señalar que dicho decreto en su artículo 2do. establecía que los jefes de sanidad de las poblaciones de la república, cuyo número de habitantes excediera de 10 000, quedarían encargados de establecer consultorios para atender gratuitamente y para la aplicación de tratamientos de las enfermedades venéreas y sifilíticas; así como también en los artículos 4to. y 5to. se ordenaba a la policía y a la Secretaría de Gobernación, "la adopción de cuantas medidas permitiera reprimir el libre ejercicio de la prostitución, y el escándalo público originado por el libertinaje", además se ordenaba a la Secretaría de Sanidad y Beneficencia "la adopción de las medidas más oportunas para la profilaxis de las enfermedades venéreas".8

A partir de aquel decreto de 1913, nuestro país, que había abolido la prostitución, se convirtió en la práctica en el paraíso de esta, y lógicamente las enfermedades venéreas alcanzaron un auge extraordinario sin estar sometidas a ninguna medida de control higiénico o de supervisión sanitaria.

En el año 1920 se creó por compromisos internacionales el Dispensario de Profilaxis Venéreas de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, que fue instalado con todos los adelantos existentes en aquella época, y que paulatinamente fue perdiendo, al ver reducidos cada vez más escasos presupuestos.

El 5 de diciembre de 1938 por el Decreto Presidencial No. 265, se creó el denominado Patronato para la Profilaxis de la Lepra, Enfermedades Cutáneas y Sífilis, como una dependencia de la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, organizado para desarrollar esas funciones en julio de 1943. Hasta ese momento, sólo existían servicios destinados a la atención de las enfermedades venéreas en la capital de la república, con capacidad de tratamiento y suministro gratuito muy reducido.

En 1939 se creó la Liga Antivenérea de Santa Clara y la Liga contra la Sífilis de Sancti Spíritus. En 1940, en el libro la "Profilaxis de la Sífilis" el doctor Ferrer recomienda la implantación en Cuba de la declaración sanitaria, de la misma forma que se realizaba en Suecia, en Checoslovaquia y en Massachusets, lo que permitiría un mejor control estadístico. En el mes de abril de 1942, a instancias del doctor Matías Duque Perdomo y otros ilustres profesores se organizó un servicio de profilaxis venérea para la Ciudad de La Habana, y se estableció en la Casa de Socorros, del distrito Cerro un servicio de tratamiento a todos los males venéreos. Este servicio llevaba un libro registro donde se anotaban los enfermos que acudían al centro con la información siguiente: nombre del enfermo, domicilio, tratamiento impuesto y fecha de egreso; esos mismos detalles se anotaban en unas tarjetas para la fácil confección de la estadística y para encontrar en un momento dado el historial clínico del paciente.

El Código de Defensa Social, al incorporar en nuestra ley penal, el delito de contagio venéreo, puso a Cuba en la avanzada de la legislación sobre el control de enfermedades transmisibles, suministrando un valioso instrumento legal para la prevención de esos males.

Tratamiento. El Instituto Albarrán brindaba tratamiento gratuito a los enfermos de sífilis y blenorragia, y realizaba una labor profiláctica muy extensa, aunque en la práctica se veía afectada por la falta de la pesquisa epidemiológica.

En la conferencia sanitaria de Caracas de 1947 se plantean ya como alternativas de tratamientos, los arsenicales o penicilina para la sífilis, y la penicilina y las sulfamidas en el caso de la gonorrea. En Cuba se comienza a utilizar la penicilina para el tratamiento de la sífilis en el año 1949, gracias a las gestiones del doctor Alberto Oteizas

Setien, director general del patronato, el que logró créditos financieros para la adquisición de la penicilina. Como ejemplo de los gastos ocurridos en la implementación de estos tratamientos estuvo la provincia de Pinar del Río, que en la década del 40 los principales gastos recayeron en los medicamentos siguientes: bismuto, arsenicales y penicilina.12

Acerca de la prevención de estas enfermedades en esos años era señalada por el doctor Ismael Ferrer que planteaba la necesidad de la divulgación popular actuando sobre 3 grandes grupos sociales:

- Los adultos de cada sociedad.

- La juventud, que constituía el sector de ataque de la sífilis (de cada 10 casos de sífilis, 8 la habían adquirido antes de los 30 años de edad).

- Los niños, sobre los cuales se actuaría mediante técnicas de educación sexual en las escuelas y en los hogares, con la finalidad de que al convertirse en adultos conocieran el peligro venéreo.

Asimismo, el doctor Ferrer, expresaba la importancia de la educación profesional con la capacitación de un equipo integrado por médicos, enfermeras, epidemiólogos, estadísticos, trabajadoras sociales y otros, especialmente entrenados en los requerimientos de la campaña contra la sífilis.

La dirección del Patronato para la Profilaxis de la Lepra, Enfermedades Cutáneas y Sífilis, expresó en junio de 1945, que la prevención de la sífilis en nuestro país carecía de elementos profilácticos. Esta dirección reconoció que el desconocimiento era el mayor obstáculo en nuestra lucha por salvar a las clases pobres que eran las víctimas propiciatorias de dicho mal.11

Mientras tanto, en el interior del país, se desarrollaban un conjunto de importantes actividades; el dispensario de Pinar del Río realizaba campañas de divulgación y propagandas por medios de conferencias y folletos que se repartían gratuitamente a todos los enfermos que concurrían al dispensario, también se les enviaba a los médicos y a todas aquellas personas que prestaban su colaboración. En los folletos se instruía acerca de las medidas profilácticas que se debían tomar para evitar la enfermedad, los peligros del contagio, sintomato-logía inicial, profilaxis de las embarazadas, etc. Además, realizaban propaganda por medio de carteles alusivos colocados en lugares visibles y de mayor tránsito público.

En el dispensario de Matanzas, la labor no se limitaba a los enfermos que acudían al servicio, sino que se extendía al examen y tratamiento a los reclusos de la cárcel de Matanzas, al pesquisaje y tratamiento de todo pretendiente a ingresar en el hogar de ancianos, hogar infantil, creche y todos los solicitantes de certificados de salud.

En el dispensario de Santiago de Cuba, que se creó el 3 de octubre de 1944, se organizó un servicio social integrado por trabajadoras sociales voluntarias, escogidas entre las propias enfermas que asistían a tratarse por sífilis, y que entrenadas dentro de lo posible por los médicos, fueron, a pesar de su escaso nivel cultural y gracias a su entusiasmo, unas valiosas colaboradoras en el empeño de mantener bajo tratamiento a la mayor cantidad posible de enfermos inscriptos.

Consideraciones finales

Desde los primeros años que siguieron al descubrimiento de nuestra isla, se evidenció la existencia de enfermedades venéreas, las que fueron relacionadas con el ejercicio de la prostitución. Esto conllevó a que se prohibiera en 1557 esta práctica

por primera vez, realizando el primer censo de prostitutas en 1774.

En el siglo XIX el incremento notable de las enfermedades venéreas llevó a la creación del primer hospital especial para su tratamiento en la estancia "El Retiro" de Don Vicente Garcini.

En 1840 se tienen noticias de estadísticas proporcionadas por el Hospital Militar "San Ambrosio" sobre las enfermedades venéreas. Esto fue seguido por la inauguración en este mismo año del hospital de Higiene para internar a las prostitutas enfermas, y la primera regulación sobre prostitución que se llamó Reglamento Especial de Higiene Pública.

Los tratamientos contra la blenorragia en 1879 fueron con la copaiba y las hojas de nogal, los que fueron sustituidos en 1888 por inyecciones antisépticas, tónicos y bálsamos. La sífilis era tratada con fumiga-ciones de vapor y baños sulfurosos.

En marzo de 1902 se crea la Comisión de Higiene de la Prostitución o Higiene Especial de la Isla de Cuba.

Con la proclamación de la República el 20 de mayo de 1902 comienza una nueva etapa. Se concentran en la capital del país las actividades curativas de las enfermedades venéreas, destacándose en el año 1913 la abolición del control de la prostitución, lo que trajo como paradoja un aumento de estas enfermedades.

Se creó la primera consulta externa de dermatología, donde eran tratados los enfermos sifilíticos y se comienza a registrar la información según edad, sexo, lugar de residencia y otros datos que permitieron los primeros análisis estadísticos. En contraposición con la colonia, en que las prostitutas pagaban su tratamiento, ya aquí el estado asume esta responsabilidad.

En 1938 se crea el Patronato para la Profilaxis de la Lepra, Enfermedades Cutáneas y Sífilis, y se identifica por primera vez la necesidad de actividades educativas a grupos de alto riesgo (adultos, jóvenes y niños), así como la importancia de mejorar la educación profesional.

Aparece el Código de Defensa Social, que registra como delito el contagio venéreo, y a partir de los años 40 se comienzan a notificar obligatoriamente todos los casos. En este período se destacan las actividades de promoción de salud en el interior del país, y se incorporan a los propios enfermos como promotores de salud.

Summary

The behavior of sexually transmitted diseases (STD), as well as the activities of prevention, control and treatment carried out in Cuba during the colonial and republican burgeois periods are described. The most used working techniques were the bibliographic and documentary review, the semistructured interviews and the testimony. The main results show that prostitution was connected with venereal diseases since the colonial period, when the first special hospital for patients with STD was founded, the control of prostitution was regulated and the treatment of these diseases was characterized by the use of autochthonous drugs as Copaiba. During the mediatized republic the control of these diseases was concentrated in the capital of the country and it was later extended to other provincial capitals. The first preventive measures were taken and applied, the compulsory notification was established and for the first time the patients were used as health promoters.

Subject headings: SEXUALLY TRANSMITTED DISEASES/prevention & control; PROSTITUTION; CUBA.

Referencias bibliográficas

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  13. Varela Díaz E. García Suárez M. La sífilis en el dispensario de Matanzas. Rev Sifil Leprol Dermatol 1950;6(3):42-52.

Recibido: 23 de marzo del 2001. Aprobado: 23 de marzo del 2001.
Dra. Ana Teresa Fariñas Reinoso. Calle 156 # 6922 entre 69 y 71, municipio La Lisa, Ciudad de La Habana, Cuba.

1 Especialista de II Grado en Epidemiología. Profesora Auxiliar. Máster en Salud Pública.
2 Licenciada en Enfermería. Máster en Atención Primaria.
3 Especialista de II Grado en Administración de Salud. Profesora Asistente.

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