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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.18 n.3 Ciudad de La Habana Mayo-jun. 2002

 

La Educación Sexual en la Enseñanza Médica Superior

Ignacio González Labrador1 y Emilia Miyar Pieiga2

Resumen

Se realizan consideraciones generales sobre las características de la Educación Sexual en la docencia médica superior y la importancia de vincularla dentro del sistema curricular de los contenidos a impartir.

DeCS: EDUCACION SEXUAL; EDUCACION SUPERIOR.

Antes de 1959 no se impartía en nuestro país en ningún nivel de enseñanza docencia sobre educación sexual, ni aun para los médicos. El conocimiento de la esfera sexual se limitaba a los anatómicos y fisiológicos que explicaran la función reproductiva, única que se le asignaba a esos órganos.1

Después del 1959, con el concepto de que hombres y mujeres deben luchar juntos en plenitud de igualdad para lograr una vida sana y feliz, se comienzan a considerar las relaciones sexuales como un problema social, pues dan origen a un nuevo ser, de interés para la pareja y de la familia, y se comienza a valorar la sexualidad, no solo en los aspectos reproductivos sino considerándola como el conjunto de condiciones estructurales, fisiológicas, comportamentales y socioculturales que permiten el ejercicio de la función sexual humana.2 Es entonces cuando se fueron creando principios, reglamentos y leyes que facilitaron el progreso de la educación sexual en sí, entre las que podemos citar las siguientes:

  • Se creó una institución oficial para el desarrollo del plan de la Educación Sexual.
  • Se tradujeron al español (en su primera etapa) y se imprimieron 6 volúmenes de autores alemanes de contenidos sobre sexualidad humana y se adaptaron a las necesidades propias de nuestro país.
  • Se comenzaron a impartir cursos de adiestramiento profesoral y profesional desde lo más elemental en la anatomía, la fisiología y la reproducción humana, y se incluyó también la regulación de la fecundidad y todo lo relacionado con la sexualidad y requerimientos en sexopatología.

Desarrollo

Si tenemos en cuenta que el propósito esencial de la política educacional del país es la formación multifacética de la personalidad, y la sexualidad se inscribe armónicamente con ella como un sistema general, es entonces posible comprender por qué la Educación Sexual comenzó a ocupar necesariamente desde entonces el lugar que le corresponde en el proceso educativo integral, y mucho más específicamente considero que se debe integrar a la enseñanza médica superior.

La educación es una de las condiciones fundamentales de la existencia y desarrollo de la sociedad humana, y es inherente a esta desde los propios momentos de su surgimiento; sin la educación la sociedad deja de existir y desarrollarse. Martí dijo: "Educar es ponerle rieles a la máquina que viene tremante y encendida de la selva."3

La educación en el sentido martiano es la preparación del ser humano para la vida, es preparar a las nuevas generaciones para el trabajo y la cultura, es enseñar a pensar. Sin embargo, no podemos olvidar que ese futuro ser humano en el mañana será un trabajador de la patria socialista y establecerá con su actitud cotidiana vínculos con personas de su mismo sexo y del otro, amará, sostendrá relaciones sexuales, constituirá una familia y tendrá hijos; aún más en el caso que nos ocupa, si llega a ser un profesional de la salud y se enfrentara a las diversas patologías y situaciones humanas conflictivas, debe estar mejor preparado desde lo curricular para encarar su propia sexualidad y las alteraciones sexuales de sus pacientes, con el fin de poder ayudar y mitigar sus sufrimientos.4

La formación de los futuros profesionales de la salud constituye, como todo proceso educativo y formativo, un complejo fenómeno que debe garantizar la apropiación de los diferentes contenidos como la anatomía, la fisiología, la fisopatología, la etiopatogenia, entre otros, y los que tiene que preparar para el enfrentamiento de su futura vida profesional y capacitarlos para desempeñarse en una determinada época, desarrollando su personalidad de modo consciente para tales fines. En este contexto le corresponde a la Educación Sexual la tarea de promover el pleno desarrollo de la personalidad en íntima relación con los demás campos de la labor educativa y al mismo nivel de profundidad.5

Dado que la sexualidad es parte orgánica del lenguaje mismo de la vida, del ser humano y el devenir de los humanos como especie, se considera que es potencializadora del florecimiento de una personalidad sana y autorealizada, y contribuye a la calidad de vida de las personas de ambos sexos. El estudio de la sexualidad humana exige en primer lugar establecer la cualidades esenciales del individuo, pues resulta imprescindible considerar que el hombre es en esencia un ser social. En él lo social condiciona sus necesidades naturales, y estas a su vez se convierten así en necesidades humanas. El hombre, por tanto, regula sus impulsos sexuales conscientemente en relación con las normas sociales, y de acuerdo con estas establece el control de las formas de relación sexual.4

Precisamente por ser no solo un hecho biológico, sino también social, es que la educación sexual no puede ser un hecho aislado del resto de la educación general en la enseñanza médica superior, ni un hecho dirigido al control de la natalidad. La Educación Sexual no debe ser una asignatura aislada, no se debe impartir en cursos especiales, no puede limitarse solo a una información sexual, sino armonizarse junto a todas las asignaturas que forman el plan curricular del futuro profesional de la salud para que así puedan desarrollar una conducta adecuada, con conocimientos sólidos hacia la sexualidad de sus futuros pacientes, las implicaciones que esta puede tener en sus patologías y viceversa, además de un encuentro correcto con su propia sexualidad.

La Educación Sexual en la docencia médica superior debe ofrecer al individuo la posibilidad de elegir los patrones y modo de conducta acordes con su forma particular y única de enfrentar la sexualidad humana y decidir los caminos para recorrerla.4 Esta modalidad contempla la necesidad de armonizar en todas los sentidos lo individual con lo social, pero nunca al precio de subordinar forzosamente al ser humano a su contexto social, tal como lo ha hecho la educación sexista tradicional, que somete la sexualidad de hombre y mujeres a rígidos estereotipos sexistas. La armonía individuo-sociedad se logra cuando se educa en los principios de la libertad y responsabilidad, la comprensión, la tolerancia y la reciprocidad con el otro, sin anular lo personal. Solo una educación sexual que propicie estos 2 niveles básicos de existencia del ser humano puede conducir al enriquecimiento sin contradicciones antagónicas.

En consecuencia, la Educación Sexual en la docencia médica superior debe preparar a sus estudiantes para enfrentar la vida con éxito según sus recursos y potencialidades, y así poder afrontar los retos, contradicciones y problemas propios de la sexualidad humana actual con profundas diferencias de género. Solo la educación sexual libre de estereotipos discriminatorios, fundada en un espíritu democrático, puede permitir al ser humano construir su sexualidad de forma libre y responsable.

El tratamiento metodológico de la Educación Sexual debe ser desde una perspectiva no discriminatoria y participativa, de respeto a la individualidad, y no solo en el marco de su interrelación con las demás asignaturas, sino de forma general. Entre las exigencias fundamentales para ello está el hecho de preparar previamente al claustro de profesores desde el punto de vista metodológico, pues el papel del profesor como agente de cambio en Educación Sexual es fundamental, pero a la vez muy complejo, ya que siempre actúan sobre la personalidad del alumnado y su esfera sicosexual, aún cuando no se tenga previsto explícitamente.6

Se reitera que no puede verse aislada la Educación Sexual del proceso de enseñanza general en educación médica superior, pues los alumnos deben recibirla desde la clase a través de los seminarios, las conferencias, las discusiones diagnósticas, las discusiones de caso, las prácticas preprofesionales, en las actividades extradocentes y en las numerosas formas y aspectos de la organización del proceso docente educativo, de ahí lo imprescindible de su integración a la estrategia que caracteriza el proceso docente, en correspondencia con las exigencias actuales. En este sentido debe lograrse un estilo pedagógico que sea participativo y que permita identificar los problemas, las necesidades educativas de las propias realidades individuales y colectivas de los educandos planeando y realizando acciones curriculares y extracurriculares con vistas a solucionarlas y evaluando al mismo tiempo los resultados de la práctica reflexiva.

Conclusiones

Si logramos que la Educación Sexual en la enseñanza médica superior vaya más alla de lo académico y tome como referencia los problemas reales de la vida cotidiana y la práctica profesional para conocerlos, reflexionar y enriquecerlos, innegablemente se estará ejerciendo un efecto positivo sobre la vida de los educandos y demostrará a su vez las posibilidades de mejorar la vida de hombres y mujeres.

Summary

General considerations are presented on the characteristics of sex education in higher medical education and the importance of linking it to the curricular system of the educational contents to be taught.

Subject headings: SEX EDUCATION; EDUCATION, HIGHER.

Referencias bibliográficas

  1. Álvarez Lajonchere, C. Educación sexual en Cuba. Sex Soc 4(6) 1998;7-8.
  2. Guerrero BN. Sex Soc 2(6): 1999;36.
  3. Guerrero BN. El valor de la educación sexual. Sex Soc 4(2):1998;15.
  4. González HA, Castellanos SB. En: Hacia una sexualidad responsable y feliz. Documento teórico metodológico. Ciudad Habana: Ed Pueblo y Educación; 1997:10-11.
  5. Mederos, MM. Educación sexual. Sex Soc 4(2):1998;20-1.
  6. Mcphenson SM. El maestro como agente de cambio. Sex Soc 1995;5(3):10-11.

Recibido: 19 de noviembre de 2001. Aprobado: 2 de junio de 2002.
Dr. Ignacio González Labrador. Calle 66 A # 2905 entre 29 y 29 A, Buenavista, municipio Playa, Ciudad de La Habana, Cuba.

 

1 Especialista de I Grado en Obstetricia y Ginecología. Profesor Asistente de Ginecología. Máster en Pedagogía Sexual.
2 Especialista de I Grado en Pediatría. Profesora Asistente de Pediatría. Máster en Pedagagía Sexual.

 

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