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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.18 n.4 Ciudad de La Habana jul.-ago. 2002

 

Algunas consideraciones sobre la calidad de vida


Miguel Lugones Botell1

Resumen


Se expone qué recoge el concepto calidad de vida en el contexto médico, aunque está sujeto a diversas interpretaciones según el círculo social en que se mueva el que lo esgrime. Pertenece al ámbito de la subjetividad, pero tiene mucho que ver también con la objetividad que envuelve a la persona.

DeCS: CALIDAD DE VIDA; CALIDAD DE LA ATENCION DE SALUD PROCESO DE SALUD; ENFERMEDAD; BIENESTAR DE LA POBLACION

El concepto de calidad de vida es familiar para la mayoría de las personas, relacionadas o no con la medicina. Cuando tenemos a un paciente delante con determinada enfermedad, y le hablamos de ello, seguramente se establece en él una expectativa, una interrogante, una esperanza...

El término calidad se refiere a cualidades, criterios y hasta contenidos que permiten valorar o apreciar diferentes aspectos de una vida en concreto, y en lo referente a los aspectos clínicos y asistenciales, a la necesidad de valorar, validar y apreciar determinados procesos vitales inherentes al binomio salud-enfermedad. De ahí que la mejoría de la calidad de vida de los pacientes sea uno de los objetivos principales de la atención médica, y a su vez, del desarrollo técnico relacionado con su atención.1,2

Para algunos autores el concepto resulta controvertido, sujeto a múltiples interpretaciones, y presenta un significado vago, difícil de definir,3 pues plantea algunas cuestiones básicas que pueden tener respuestas diferentes dependiendo de varios factores: contexto clínico en el que se plantee, la persona o la institución que lo hace, las consecuencias inmediatas o mediatas que pueden tener determinadas conductas para un paciente; por ejemplo, si opero, puedo o no lograr la curación, pero ¿cómo será la evolución en el futuro?

La calidad de vida tiene una historia reciente. En la década de los 60 del siglo pasado pasó del ámbito de la economía al de las ciencias humanas. Su importancia fundamental dentro de la medicina radica en que surge como un intento de dotar de contenido a lo que llamamos respeto a la dignidad de los seres humanos.4

Resulta evidente que el progresivo incremento y duración de las enfermedades crónicas no transmisibles y el cáncer, que constituyen en cualquier parte del mundo las principales causas de muerte, generan un gran peso humano, social y asistencial a la hora de validar y de considerar el tema que estamos tratando. Pero ahí no termina todo; en la actualidad el debate resulta intenso, y se ha centrado preferentemente sobre los medios y procedimientos más adecuados para medir la calidad de vida y ajustarla al beneficio.5

Teniendo en cuenta lo señalado anteriormente, expondremos algunos aspectos que consideramos de interés en relación con el tema.

Criterios de los pacientes

Como señalé inicialmente, el concepto calidad de vida es manejado por personal médico o no. Por eso consideré oportuno conocer la opinión de algunos pacientes y precisar sus criterios.

Para ello realicé un pequeño cuestionario a diversas personas de diferentes situaciones sociales y médicas, preguntándoles cuál era su concepto acerca del significado de calidad de vida. Resumimos a continuación las principales respuestas obtenidas:

  • Tener vivienda fue la respuesta que predominó.
  • No tener que coger ómnibus para ir al trabajo y poder dormir más, fueron algunas de las otras respuestas que predominaron.
  • Algunas personas no entendieron lo que quería decir calidad de vida.
  • Pocos lo relacionaron con el proceso salud-enfermedad.

De aquí, llegué a la conclusión de que el concepto calidad de vida es relativo, y por tanto, difícil de definir, ya que inciden varios aspectos: la forma de experimentarlo, el propio ambiente que rodea a la persona en un momento determinado, etc. Se hace evidente que el concepto puede ser utilizado desde diferentes perspectivas y significados; es decir, tiene una interpretación polisémica, con una gran riqueza en la variabilidad de interpretaciones. Ninguno de mis encuestados se refirió a criterios relacionados con la enfermedad y la atención médica en específico. El criterio se mide a partir de la realidad de cada uno de sus necesidades.

Consideraciones teóricas

Hay que tener en cuenta que el concepto calidad de vida es utilizado fundamentalmente en el contexto médico, y es aquí donde alcanza su mayor magnitud. Ya pudimos ver en algunas respuestas dadas por los encuestados que algunos relacionan este concepto con aspectos que no tienen que ver directamente con la salud, como por ejemplo, la vivienda, el transporte para el trabajo, etc. Sin embargo, este término se utiliza, de manera fundamental en el ámbito médico, y se tiene en cuenta para realizar o no determinados tratamientos.

Cuando se considera que determinadas conductas pueden ir en detrimento de la calidad de vida del paciente, entonces, dichas conductas, por el principio de no maleficencia, pueden no realizarse. Igualmente, cuando se está seguro que determinada intervención no va a mejorar la calidad de vida del paciente, entonces se pone como interrogante el sentido y la razón de ser y de hacer esas intervenciones.

Como vemos, todo está en función de la utilidad o no de una conducta a partir del estado patológico de un paciente, es decir, de las condiciones biofisiológicas y sus consecuencias psicosociales que dan lugar a una vida con todas las características humanas: conocer, hablar, moverse, etcétera.6

Pero la calidad de vida tiene también un enfoque social y económico, pues la vida humana requiere de determinadas condiciones de orden social y económico, por ser estas fundamentales para el desarrollo como seres humanos y poder satisfacer sus necesidades de tipo material. Aunque la calidad de vida no se puede reducir a las condiciones socioeconómicas, estas son fundamentales para el bienestar del ser humano. Y, ¿qué decir del aspecto psicológico? La armonía interior, el comportamiento y la actitud son aspectos determinantes que están muy relacionados con la forma de vida y las circunstancias en que estas se desarrollan, y tiene que ver con el modo de vida de las personas.
También resulta evidente la estrecha relación que existe entre la cultura, el concepto de salud que se tenga y la calidad de vida. De hecho, el modo de comprender la vida humana difiere según una cultura de otra, y de esa misma manera, ocurre con la noción de calidad de vida. El ser humano interpreta su estado anímico desde un determinado universo de símbolos, representaciones y creencias que hay que enmarcarlos en contextos y tiempos determinados, por lo que desde esta perspectiva no se puede generalizar el concepto de calidad de vida, ya que este va a responder al significado cultural de cada individuo. Si a esto le añadimos el sentido que tiene la vida para cada persona, caemos en el plano filosófico, pues desde esta perspectiva, la calidad de vida debe verse cuando esta tiene algún sentido. Es bueno recordar también en este contexto la aproximación teológica que tenga cada persona y que hay varios condicionamientos que influyen fuertemente en la valoración que cada persona haga sobre la calidad de su vida.

Visto todo lo anterior, resulta claro que en el concepto y la vivencia de salud tienen mucho que ver aquellos aspectos no materiales, pero que son esenciales en la conformación del sentido de la vida que cada persona tenga estructurado. El aspecto espiritual adquiere aquí gran importancia; es decir, su mundo interior, en el que emergen los valores y desde los que se construye el sentido de la vida.

Autonomía del paciente


La persona enferma es y debe ser sujeto activo de cualquier decisión médica, y por eso debe estar al tanto de todo el proceso de su enfermedad y participar en la toma de decisiones para dar su consentimiento, después de haber sido correcta y suficientemente informado. Esta costumbre no es habitual en el trabajo diario con los pacientes, fundamentalmente cuando existen enfermedades graves que de hecho se sabe van a comprometer su vida, más tarde o más temprano.

Generalmente se informa a los familiares, y se crea un velo de incomunicación por no conocer el manejo que debe dársele a la situación médica creada. En este sentido, paciente, familia y equipo asistencial deben integrar esfuerzos para definir objetivos y plantear estrategias de tratamiento. Considero que la fluidez de la comunicación y la participación de todo este equipo, comenzando por el propio paciente como ya señalamos, es fundamental para una adecuada valoración de la situación y la adopción de las decisiones más beneficiosas para el paciente.

Este aspecto tiene muchas aristas controversiales, pues puede darse el caso que un paciente rechace algún procedimiento médico por motivos sociales, culturales, religiosos, etc., y que atenten contra el principio de beneficencia. En este sentido, existen límites en relación con la autonomía que tiene un paciente, y creemos que estos límites están relacionados, fundamentalmente, cuando estos van en contra de los principios y de la naturaleza inherente de la Medicina, sus principios éticos y deontológicos.

Creo también que este aspecto no termina aquí, pues hay criterios lógicos para considerar el hecho de aceptar o rechazar determinados procedimientos de la práctica médica, como por ejemplo, cuando estos produzcan gran dolor, tengan altos índices de mortalidad o creen una carga excesiva para el propio paciente y/o sus familiares. Aquí cabría entrar a considerar un aspecto muy delicado, y es qué hacer con los enfermos en situación terminal, donde hay que evaluar los procedimientos clínicos que pueden realizárseles con el fin de que no sufran innecesariamente, y a la vez, no prolongar una agonía muy penosa. Procedimientos como la reanimación cardiorrespiratoria, la respiración asistida, la hemodiálisis y algunas pruebas invasivas, entre otras, no encuentran justificación, al menos, cuando el tiempo de supervivencia del paciente es muy corto o no mejora el pronóstico ni los síntomas, y puede, además, producir efectos perjudiciales al beneficio esperado.7,8

Las enfermedades con deterioro psíquico pueden presentar serios problemas en la toma de decisiones en los aspectos que señalábamos con anterioridad, y hay que hacer una valoración individual de cada paciente. El deterioro psíquico puede variar enormemente de un paciente a otro, según la enfermedad de que se trate.

Los factores sociales y económicos, el entorno social, unido a los aspectos físicos del paciente son inevitablemente muy importantes para una adecuada toma de decisiones.


Consideraciones finales

Como hemos visto, el concepto calidad de vida es relativo, como lo son otros, como por ejemplo, bienestar, felicidad, etc. Resulta evidente que hay muchos condicionamientos que influyen en este aspecto (físicos, psíquicos, sociales, espirituales, culturales, filosóficos, médicos, etc), y que tienen mucho que ver con la valoración que la persona haga sobre sí mismo. La calidad de vida, por tanto, pertenece al ámbito de la subjetividad, pero tiene mucho que ver con el mapa de la objetividad que envuelva a la persona.

Resulta muy importante considerar por especialidades cuáles serían los mejores intereses para los pacientes. No es lo mismo un paciente pediátrico, donde los padres tienen muchas veces que decidir en relación con las conductas médicas sobre su hijo, que un paciente adulto con un tratamiento quirúrgico, por ejemplo. Sin embargo, un principio ineludible es que toda acción médica debe tener como objetivo buscar algún beneficio para el paciente, si no su curación.

Un esquema que pudiera estructurarse por parte de los médicos al considerar el tema pudiera ser:

  • Calidad de vida individual.
  • Calidad de vida para los familiares del paciente.
  • Calidad de vida y comunidad.
  • Aspectos culturales.
  • Calidad de vida y economía.
  • Calidad de vida y procedimientos médicos.

Resulta fundamental en la formación médica dedicar un espacio a la formación bioética que permitan al médico analizar las consecuencias de sus actos en la calidad de vida de las personas, y respetar los límites que cada paciente ponga según su apreciación de la calidad de vida. Si la razón de ser de la ética es la humanización de las conductas, debe irse siempre a una mayor humanización en este sentido en el trabajo diario con nuestro pacientes.

 

Summary


This paper presents what is contained in the quality of life concept in the medical environment, although it is subject to a number of interpretations according to the social circle of the individual that puts forward such concept. It belongs to the field of subjectivity but it has a lot to do with the objectivity surrounding the individual.

Subject headings: QUALITY OF LIFE; QUALITY OF HEALTH CARE; HEALTH-DISEASE PROCESS; POPULATION WELL-BEING.

 

Referencias bibliográficas

  1. Fernández López J, Hernández-Mejía R. Calidad de vida, algo más que una etiqueta de moda. Med Clin 1993;101:576-8.
  2. Reig A, Barges P. La calidad de vida en la atención sanitaria. En: Tratado de epidemiología clínica. Barcelona: CIMA, 1995:327-40.
  3. Fitzpatrick R. Quality of life measures in health care. Applications and issues assessment. BMJ 1992;305:1074-7.
  4. Osa J de la. Salud y calidad de vida. Respeto a la dignidad humana. Periódico Granma. 1-8-01:2[ STANDARDIZEDENDPARAG]
  5. Flecther A. Quality of life measures in health care. Design, analysis, and interpretation. BMJ 1992;305:1145-68.
  6. Guillemin F, Bobardier C, Beaton D. Cross-cultural adoption on health-related quality of life measures: literature review and proposed guidelines. J Clin Epidemiol 1993;46:1417-29.
  7. Lynn J. Elección entre tratamiento curativo y paliativo en los pacientes con cáncer. JANO 1997;33:45-50.
  8. París J, Crone J, Reardon K. Physicians refusal of requested treatment. N Engl J Med 1990;322(14):1012.

Recibido: 5 de julio de 2001. Aprobado: 5 septiembre de 2001.
Dr. Miguel Lugones Botell. Policlínico Docente "Jorge Ruiz Ramírez". Calle 25 esquina 54, municipio Playa, Ciudad de La Habana, Cuba.

1 Especialista de II grado en Ginecología y Obstetricia. Policlínico Docente "26 de Julio", Playa.

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