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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.18 n.5 Ciudad de La Habana sep.-oct. 2002

 

La crisis normativa de la adolescencia y su repercusión familiar


Patricia María Herrera Santí1 e Idarmis González Benítez1


Resumen


En este estudio se hace un análisis del impacto de la adolescencia como crisis normativa en la salud familiar, teniendo en cuenta las diferentes áreas que la componen, como la socioeconómica, la sociopsicológica, el funcionamiento familiar y la salud individual. También se relaciona el nivel de este impacto y si es favorable o no a la salud familiar con otras variables como la estructura familiar, las características del subsistema parental y fraternal y la presencia de otras crisis familiares. El estudio fue realizado en el período de Marzo del 1999 a Marzo del 2000, con 57 familias, que constituyen el total de las que presentaban al menos un hijo en el período adolescente, todas correspondientes al consultorio 647 del Policlínico Docente "Enrique Betancourt Neninger", en Alamar. Dentro de los resultados encontramos que este evento tuvo un impacto de moderado a elevado, con un sentido favorable para la salud familiar, excepto en el área socioeconómica donde hay un predominio del sentido desfavorable, encontrándose relación significativa entre el sentido del impacto y las consecuencias percibidas por la familia debido al paso por esta etapa.


DeCS:
ADOLESCENCIA; SALUD DE LA FAMILIA; NUCLEO FAMILIAR; RELACIONES FAMILIARES.

En el tránsito por su ciclo vital, la familia oscila entre períodos de estabilidad y períodos de cambios, caracterizados estos últimos por contradicciones internas que son necesarias e imprescindibles para propiciar su desarrollo. Estas contradicciones surgen a partir de eventos familiares que constituyen hechos de alta significación para el individuo y la familia, y que provocan cambios en el ritmo normal de la vida familiar, originando momentos de estrés, al tener la familia que enfrentarlos reestructurando sus procederes habituales. A estos momentos de cambio se les denomina crisis familiares.

La presencia de estos momentos en la vida de una familia son considerados como variables evolutivas necesarias a tener en cuenta en el estudio de cualquier grupo familiar, dentro de las que se aprecian los transicionales por cambios evolutivos como los relacionados con el inicio de la vida escolar, la adolescencia y la jubilación.1

Es importante señalar que estas crisis o momentos de desequilibrio no se deben considerar como circunstancias negativas, traumáticas o penosas, sino como momentos de desequilibrio debido a cambios o a cualquier variación ya sea positiva o negativa. El estrés que acompaña a estas situaciones familiares se extiende a toda ella, y esta puede asumirlo como un evento que la fortalecerá como sistema (de manera favorable), o como algo que romperá su equilibrio. Ante su presencia, la salud familiar depende, en gran medida, de la capacidad que tenga la familia para adaptarse a los cambios que ellos presuponen. Si la familia establece estrategias disfuncionales ante las situaciones de cambio, esto provoca una enquistación de los conflictos, y por tanto, comienzan a aparecer síntomas que atentan contra la salud y el desarrollo armónico de sus miembros.2

El arribo de los hijos a la edad de la adolescencia es uno de esos momentos de cambios importantes en la vida de toda familia, y por ello es considerado como una crisis transitoria de la etapa de extensión de la familia. Los padres y el propio adolescente se ven en la obligación de modificar su comunicación, la autonomía y dependencia, los roles habituales, así como también va a sufrir cambios su relación intra e interfamiliar, las posibilidades de participación social, las necesidades económicas, el enfrentamiento a los problemas, etcétera.

Para los padres resulta muy doloroso aceptar un nuevo tipo de relación, en la que van perdiendo gradualmente el control de sus hijos, produciéndose la llamada crisis o ruptura generacional, que consiste en el choque entre formas de vida diferentes, entre la presión familiar que quiere que la nueva generación continúe reproduciendo su mismo modelo de vida, y el adolescente que quiere por sí mismo optar por formas diferentes de concebir y vivir su propia vida.3

Para el análisis del impacto de las crisis es importante medir la vivencia que tuvo la familia del estrés familiar. La vivencia de estrés es frecuentemente influida por el significado personal del evento para el individuo,4 de ahí que consideramos importante en nuestro estudio conocer la valoración e importancia que las familias de nuestra área otorgaron a este evento y qué consecuencias consideran que ha tenido; así como también cómo responden ante la presencia de este evento y cómo este incide en la salud familiar, teniendo en cuenta su repercusión en algunas de las áreas que la integran como la socioeconómica, la sociopsicológica, el funcionamiento familiar y el estado de salud. También nos interesa determinar el comportamiento de algunas variables familiares como características del subsistema parental y filial, la estructura familiar, la concomitancia con otros eventos y su relación con la repercusión familiar de esta crisis.


Métodos

Se realizó un estudio descriptivo transversal con 57 familias que constituían el universo de familias con hijos en edad de la adolescencia, del consultorio 647 perteneciente al área de salud del Policlínico "Enrique Betancourt Neninger", de Alamar, en el municipio Habana del Este. Se realizó en el período comprendido entre Mayo de 1999 y Mayo de 2000.

Las familias fueron identificadas mediante la revisión de la historia clínica familiar de dicho consultorio, y se les realizó posteriormente una visita al hogar, donde se les aplicaron 2 instrumentos de evaluación familiar, creados y validados por las autoras del trabajo* , tratando que las respuestas se dieran sobre la base de un consenso familiar. Estos instrumentos fueron: inventario de eventos familiares y valoración familiar e instrumento de repercusión familiar (IRFA).

Estos instrumentos forman parte de una metodología para la evaluación de la salud familiar elaborada y validada por las autoras del trabajo. entregada a la redacción de la Revista Cubana de Medicina General Integral para su publicación.

Resultados

Analizando los resultados obtenidos en nuestra investigación podemos apreciar que hubo repercusión en todas las familias estudiadas, esta fue moderada en el 54,4 % de las familias, seguida de elevada en el 36,8 % y leve en el 8,8 %. Ninguna de las familias tuvo una repercusión severa, y se encontró un sentido favorable en el 93 % de los casos. La mayor cantidad de familias presentaba una estructura nuclear, para un 73,8 % de la muestra, seguidas de las extensas 19,2 % y las ampliadas 7 %. Sin embargo, el mayor porcentaje de los casos tienen una repercusión moderada y favorable, independientemente del tipo de estructura que presenten.

La variable subsistema parental se comportó de la manera siguiente: biparental, el 42 % de las familias; reconstituidas, el 28 %; monoparentales, el 24,5 % y en 3 familias (para un 5,2 %), hay ausencia del subsistema porque conviven los adolescentes con los abuelos. Del total de las familias con repercusión negativa de este evento (total 4), 2 de ellas, para un 50 %, se corresponden con familias monoparentales, teniendo un nivel de impacto moderado, y el otro 50 % con familias reconstituidas, teniendo en estas un impacto elevado.

En el 61,4 % de las familias estudiadas, había presencia del subsistema fraternal, es decir, había más de 1 hijo, mientras que en el 38,6 % de los casos el adolescente era hijo único. En ambos tipos de familias predominó un nivel de impacto moderado y favorable, aunque hay un aumento muy leve del porcentaje de desfavorables en las familias con presencia de hermanos, en relación con las que no lo presentan, y una mayor tendencia al impacto elevado.

En relación con los principales eventos concominantes encontrados, vemos que la mayoría se corresponden con crisis paranormativas, y fueron muy pocas las familias que refirieron otras crisis normativas. Los eventos paranormativos encontrados con mayor frecuencia fueron los de desorganización, seguidos por los de desmembramientos, incremento y desmoralización, en ese orden.

El impacto de la adolescencia en la esfera socioeconómica se manifestó a un nivel moderado en el 47,3 % de las familias, seguido de un impacto elevado en el 19,3 % y leve en el 15,8 %. El 15 % de las familias no presentaron repercusión en la esfera socioeconómica. Vimos una mayor tendencia a desfavorable (en el 59,6 % de los casos), comportándose de manera favorable en el 40,4 %.

La repercusión de este evento en la esfera sociopsicológica se comportó con una tendencia general de moderado a elevado con predominio de un sentido favorable. Del total de familias, el 47,3 % presentó un nivel de repercusión moderado, el 38,6 % elevado, el 12,3 % leve y el 1,8 % severo, encontrándose en todas las familias repercusión a algún nivel.

En relación con el sentido del impacto vemos que para 50 familias (87,7 %) fue favorable, mientras que para 7 (12,3 %) fue desfavorable. El impacto en el funcionamiento familiar fue a un nivel moderado en 26 familias para un 45,6 %, a un nivel elevado en 24 (42 %), leve en 6 (10,6 %) y en 1 familia no se encontró repercusión alguna. Fue favorable para el 89,4 % de las familias, mientras que para el 8,8 % fue desfavorable.

El sentido de la repercusión en la salud individual fue predominantemente favorable para un 91,2 %, comportándose como desfavorable solo en 5 familias par un 8,8 %, y la intensidad o nivel de esta fue elevado en el 43,9 % de las familias, moderada en el 36,8 %, seguido por leve en el 14 %. En 3 familias, para un 5,3 %, no se observó repercusión alguna, predominando, por tanto, el nivel elevado y moderado con un sentido favorable.
Vemos que la mayor parte de las familias, para un 56,2 %, concedieron mucha importancia al hecho de tener 1 hijo en la edad de la adolescencia, el 42 % le concede una importancia mediana, y solo 1 familia, para el 1,8 %, refiere conferirle poca importancia al evento. Estos resultados ratifican que el momento evolutivo del paso de los hijos por la adolescencia, tiende a ser un evento importante para la mayoría de los sistemas familiares.

En relación con las consecuencias, que según las propias familias les ha causado esta crisis, vemos que la mayoría (87,7 %) refiere que estas han tenido una connotación positiva para la familia, refiriendo consecuencias negativas solo 7 de ellas, para un 12, 3 %.

Discusión

La adolescencia, como evento, tuvo una repercusión en la salud familiar, que va de moderada a elevada, con un sentido favorable, lo cual puede deberse a ser un evento normativo, los cuales, por ser esperados y haber cierta preparación para su afrontamiento, son más favorables.

Al hacer un análisis de las familias que tuvieron una repercusión desfavorable en la salud familiar, que fueron solamente 4, vemos que se caracterizaron por presentar aspectos que hacían más vulnerable su salud como: hogar nuclear monoparental, presencia de otros eventos paranormativos como la muerte no esperada de un familiar, problemas con la ley, enfermedad psiquiátrica de un miembro, o conflictos en las relaciones de pareja en el subsistema parental.

Aunque hay autores como L. de la Revilla que plantean que la estructura interviene en la función del sistema familiar, unas veces por generar ella misma disfunciones, en el caso de los hogares monoparentales o binucleares, otras por carecer de recursos o apoyo social como sucede con las familias nucleares sin parientes próximos o los sin familia,5 en las familias estudiadas por nosotros no se pudo apreciar que esta variable influyera considerablemente en el nivel de repercusión del evento adolescencia en la salud familiar.

Se apreció mayor afectación a la salud familiar en aquellos hogares que han tenido alteraciones en el curso normal del subsistema parental por haberse separado los padres, enfatizándose esto con el hecho de no encontrar repercusión negativa en ninguna de las familias biparentales; no obstante tener esta característica el mayor número de las familias estudiadas, innumerables estudios destacan el papel primordial, único y decisivo de los padres en el desarrollo emocional del adolescente, ejemplo de ellos son los de Florenzano U6 y Báciro Dja.7

En relación con las características del subsistema fraternal podríamos considerar que son más sensibles aquellas familias que teniendo más de 1 hijo, alguno de ellos atraviesa la etapa adolescente.

La presencia de otras crisis no fue desfavorable para la mayoría de las familias estudiadas, lo que reafirma que unas familias son más vulnerables que otras a las crisis. Se puede considerar que la adolescencia como evento normativo produjo un impacto importante en la esfera socioeconómica de estas familias, por lo general con un sentido negativo, lo cual es fácilmente explicable por el cambio de las necesidades físicas, psíquicas y sociales de los adolescentes, quienes en este período comienzan a demandar la satisfacción de ellas, relacionadas, por ejemplo, con el vestuario a la moda, según criterios grupales y etáreos, una mayor independencia y la participación en actividades, lo cual implica un aumento de sus gastos, búsqueda de más recursos para la alimentación necesaria para su desarrollo físico, etc. Esta afectación de la adolescencia en la esfera socioeconómica, no solo se manifiesta en nuestro país, pues, según refiere Florenzano U, en Chile el contexto económico está muy ligado a la vida de la familia, y el nivel de vida, aunque muy variable, es uno de los estresantes familiares más frecuente en la vida de los jóvenes y los adolescentes.6,8 También en estudio realizado por un grupo de la Universidad de Santo Tomás en Santa Fe de Bogotá, Colombia,6 se encontró que la etapa del ciclo vital con porcentajes más altos en tensión fue la familia con hijos adolescentes, destacándose entre las tensiones intrafamiliares las económicas.

En la esfera sociopsicológica los principales aspectos que se afectaron negativamente fueron el tiempo de descanso y el reposo de los miembros de la familia, seguido por la integración a la vida escolar y laboral, los planes y proyectos futuros y la participación en actividades sociales y recreativas, la mayoría de las cuales corresponden a la variable modo de vida familiar. En aquellos casos en que hubo repercusión favorable se debió esta a cambios producidos, también a la participación en actividades sociales y recreativas, pero aumentando estas, así como a los cambios ocurridos en los hábitos y costumbres familiares y a la mejoría de las relaciones con los vecinos y otras familiares, por lo que se puede decir que las variables que más se impactaron fueron la participación y convivencia social, y el modo de vida familiar.

Las familias que presentaron una repercusión favorable en el funcionamiento familiar refirieron como principales cambios una mayor participación de todos los miembros en la solución de los problemas familiares, facilitándose la toma de decisiones de manera conjunta. Estos cambios se corresponden con un reajuste adecuado de la jerarquía familiar, donde se observa que se ha permitido una mayor participación del adolescente en las decisiones familiares, lo cual, evidentemente, tiene que ser favorable a la familia. Al analizar, sin embargo, los principales cambios referidos por las familias con impacto desfavorable, vemos que estos vienen dados por la no correspondencia de los intereses individuales con los familiares. Evidentemente en estas familias los conflictos dados por la ruptura generacional propia de esta etapa son los principales causantes de este impacto negativo en el funcionamiento familiar, afectándose con ello la armonía del grupo.

Podemos analizar también que en las familias en que el impacto de la adolescencia fue favorable hay un nivel de repercusión mayor (entre moderado y elevado). Esto habla a favor de mayor cantidad de cambios, y por tanto, mayor capacidad de modificación del funcionamiento familiar ante la situación estresante, lo cual consideramos un afrontamiento adecuado; mientras que las familias que tuvieron un impacto desfavorable en el funcionamiento familiar este tiene un nivel de moderado a leve, lo cual implica menos cambios o mayor resistencia a ellos, lo que afecta la salud familiar desfavorablemente.

De manera general, podemos decir, en cuanto a la valoración familiar sobre este evento, que para la mayoría de los núcleos estudiados ha sido un momento importante y con consecuencias positivas, o sea, favorable al desarrollo del sistema familiar. Partiendo de este criterio vemos que la valoración dada directamente por las familias coincide con los resultados obtenidos mediante la aplicación del instrumento de repercusión familiar. Esto confirma una vez más la importancia de la evaluación cognitiva sobre los eventos y su relación con la aparición del estrés, ya que en las familias estudiadas la mayoría evalúa la adolescencia como un período importante y favorable, lo que propicia un enfrentamiento positivo a ella y limita las posibilidades de aparición de estrés familiar, por lo que la repercusión del mismo en la salud familiar resulta elevada y favorable en la mayoría de los casos.

Conclusiones:

  1. El evento normativo de la adolescencia tuvo una repercusión o impacto en la salud familiar de moderado a elevado con un sentido favorable a ella en la gran mayoría de los casos.
  2. Se encontró un predominio de las familias nucleares biparentales con presencia del subsistema fraternal, presentando, la mayoría de ellas, otras crisis familiares concomitantes.
  3. La repercusión de la adolescencia en la esfera socioeconómica se comportó a un nivel de moderado a elevado y con tendencia a un sentido desfavorable.
  4. En la esfera sociopsicológica, la adolescencia, como evento normativo, produjo un impacto de moderado a elevado y con predominio del sentido favorable, y dentro de ella, las variables que resultaron más afectadas fueron el modo de vida familiar y la participación social, en la mayoría de los casos de manera favorable.
  5. La repercusión en el funcionamiento familiar fue de moderada a elevada y con un sentido favorable en la mayoría de las familias estudiadas. La variable cohesión fue la más impactada de manera favorable y en los casos de impacto desfavorable la más afectada fue la armonía. Las familias con impacto favorable en el funcionamiento familiar fueron aquellas que realizaron mayor número de cambios en él.
  6. La repercusión que predominó en la salud individual fue favorable a un nivel elevado y moderado.
  7. Para la mayoría de los núcleos familiares estudiados la adolescencia de los hijos es un momento importante y con consecuencias positivas para el sistema familiar y su desarrollo.

Subject headings: ADOLESCENCE; FAMILY HEALTH; NUCLEAR FAMILY; FAMILY RELATIONS.

Referencias bibliográficas

  1. Arés MP. Familia actual, realidades y desafíos. En: Hogar dulce hogar, folleto editado por el grupo de estudio de familia. La Habana: Universidad de La Habana; 1998:1.
  2. Herrera SP. La familia funcional y disfuncional, un indicador de salud. Rev Cubana Med Gen Integr 1997;13(6):591-5.
  3. Chávez VJ, Valdés NA. Relación entre la percepción del rol, límite y espacio del adolescente y su grado de autonomía-dependencia. Trabajo de Diploma. Fac. de Psicología. Universidad de La Habana. 1996.
  4. Grau J. Estrés, ansiedad y personalidad. Resultados de investigaciones cubanas efectuadas sobre la base de un enfoque personal. Rev Interam Psicol 1993;27(1):37-8.
  5. Revilla L de la, Aragón A, Muñoz M. Una nueva clasificación demográfica de la familia para su uso en la atención primaria de la salud. España. Atención Primaria, 1991;8(2):40-7.
  6. Florenzano UR. Familia y salud de los jóvenes. Santiago de Chile: Universidad Católica de Chile; 1995: 5-7,92-3.
  7. Bárciro Dja. Representación social de la paternidad en una muestra de familias cubanas. Trabajo de diploma. Fac. de Psicología. Universidad de La Habana. 1997.
  8. Florenzano R, Pino P, Kaplan M. Estrés familiar y conductas de riesgo en adolescentes. Revista de familias en terapia. Instituto Chileno de Terapia Familiar. Año 2 No 4 2do semestre. 1994. 70-81.

Recibido: 20 de septiembre de 2002. Aprobado: 30 de septiembre de 2002.
Lic. Patricia María Herrera Santí. Edificio 685, apto 24, zona 19, Alamar, municipio Habana del Este, Ciudad de La Habana, Cuba.

 

1 Especialista en Psicología de la Salud. Profesora Asistente de Psicología.

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