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Revista Cubana de Medicina General Integral

versão impressa ISSN 0864-2125versão On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.18 n.5 Ciudad de La Habana set.-out. 2002

 

Ginecología y sexualidad


Ignacio González Labrador1


Resumen


Se describe de forma general la vinculación dialéctica que existe entre la ginecología y la sexualidad y cómo puede influir una sobre la otra y se describe de forma independiente las modificaciones encontradas son respecto a la sexualidad femenina según algunos eventos ginecológicos.

DeCS: SEXUALIDAD/fisiología; CONDUCTA SEXUAL; GINECOLOGIA; FEMENINO; AGENTES ANTICONCEPTIVOS FEMENINOS.

Todos tenemos sentimientos, posiciones, actitudes y convicciones en torno a la sexualidad, pero cada uno de nosotros la experimenta de distinta forma, pues ella viene dada por una óptica muy propia y personal; se trata, es cierto, de una experiencia personal única e irrepetible dada por nuestra personalidad y mediatizada innegablemente por el contexto sociocultural en el cual nos desarrollemos.

Conceptualizar la sexualidad no resulta fácil, pues está relacionada con la personalidad del individuo, sin embargo, el concepto brindado por la doctora Guerrero1 nos satisface:

"Sexualidad es el conjunto de condiciones estructurales (anatómicas), fisiológicas, comportamentales y socioculturales que permiten el ejercicio de la función sexual humana. Abarca nuestros sentimientos, nuestra conducta en general y sexual en particular, la manera de expresarnos y relacionarnos con los demás. En definitiva la forma de vivir como hombres y mujeres."

Desarrollo

La sexualidad como tema de estudio ha despertado el interés de los hombres de toda condición desde hace años, sin embargo, no es hasta las últimas décadas que el estudio de la sexualidad y salud sexual han alcanzado un considerable grado de aceptación como faceta legítima y necesaria de los cuidados médicos modernos.2

A pesar de que existen múltiples razones que justifican el estudio de la sexualidad humana, una de sus principales razones radica en que el aprendizaje de cuestiones relacionadas con la sexualidad y la salud sexual nos proporcionan una serie de conocimientos que nos servirán en nuestra vida cotidiana, tanto como seres humanos o como profesionales.

Se estima que casi el 80 % de la población mundial ha experimentado, experimenta o experimentará algún tipo de alteración en materia sexual,3 por tanto, es imprescindible que como médicos nos preparemos para ello. Generalmente de nosotros como profesionales de la salud, y los ginecólogos en particular, se espera seamos capaces de tratar y enfrentar los problemas sexuales de nuestras pacientes, se espera seamos capaces de dar respuesta a preguntas e inquietudes con un grado de experiencia y éxito, aunque en la práctica realmente no siempre sea así.

La palabra ginecología etimológicamente se deriva del griego gine que significa mujer y logo que es lenguaje o ciencia; por tanto, significa literalmente ciencia de la mujer y abarca el estudio de la fisiología y patología femeninas en todos sus aspectos más generales y particulares.

La ginecología tiene una íntima relación con la sexualidad humana, y establece una interrelación dinámica no estática pues la sexualidad, y en particular la conducta sexual, puede influir de forma negativa o positiva en la aparición de patologías ginecológicas, pero también el ginecólogo con su accionar médico puede influir de forma directa en la sexualidad futura de sus pacientes. Los trastornos ginecológicos están relacionados frecuentemente con cambios de la sexualidad femenina y la actividad sexual, por ejemplo, aquellos que pueden afectar los genitales o el sistema reproductivo tiene repercusión directa en la sexualidad, al afectar la imagen, la autoestima o el estado reproductivo.2

El personal ginecológico atiende a la mujer a lo largo de su ciclo vital, por lo que debe favorecer una adecuada salud ginecológica, propiciar conductas sexuales sanas, y brindar atención a las posibles alteraciones ginecológicas, reproductivas y sexuales que puedan surgir. Si este personal manipula y trabaja en los órganos sexuales femeninos, trata sus patologías y sus consecuencias, es lógico pensar que en algún momento deba enfrentar alteraciones de la esfera sexual de sus pacientes.

Si somos seres sexuados desde el nacimiento hasta la muerte, y expresamos la sexualidad acorde con cada etapa de nuestras vidas, debemos entonces estar preparados como profesionales de la salud para el enfrentamiento, el estudio, la orientación y saber brindar las posibles soluciones a cada una de las interrogantes que en torno a la sexualidad se nos vayan presentando.

Dada la íntima relación que nosotros hemos encontrado, entre la aparición de alteraciones de la esfera sexual y algunos eventos de la esfera ginecológica en nuestra práctica profesional, nos hemos decidido a reseñarlos brevemente.

Comenzando por las manifestaciones de la sexualidad infantil, hemos observado que estos se nos han presentado como un problema de salud, debido a la poca información o conocimiento que sobre ella tenían las madres de estas niñas, y la detección de la presencia de mitos y estereotipos sexuales sexistas. Las manifestaciones que mayormente encontramos fueron el hecho de tocarse los genitales (como expresión del descubrimiento de su propio cuerpo), y también tocárselos entre ellos (como manifestación del descubrimiento del cuerpo ajeno); en una gran mayoría de los casos las madres solicitaban ayuda por la presencia de vulvovaginitis, generalmente irritativas, por la manipulación de los genitales. Un gran número de mamás tenían desconocimiento de estas prácticas como expresión normal del desarrollo sexual de sus hijas, e impartían una crianza donde el enfoque de género estaba cargado de mitos y estereotipos sexistas que obstaculizaban el enfrentamiento conjunto de estas manifestaciones.4

Cuando indagamos en edades propias de la adolescencia y el adulto joven, nos encontramos un uso inadecuado de medidas anticonceptivas, con efectos adversos en la sexualidad femenina. El uso de métodos anticonceptivos es favorecido por el personal médico como uno de los medios para propiciar una salud sexual y una sexualidad libre, sana y responsable, tratando de evitar consecuencias desagradables, como son los embarazos no deseados que generalmente están seguidos de abortos provocados. Sin embargo, cuando favorecemos el uso anticoncepcional no brindamos toda la información necesaria ni instruimos al respecto a nuestras pacientes, no nos detenemos a pensar y explicar en los posibles efectos adversos o colaterales que ellos pueden tener en la sexualidad femenina.

En nuestra práctica los métodos anticonceptivos más usados fueron los DIU, las tabletas anticonceptivas, los inyectables y el condón, basándonos en su efectividad y favoreciendo la libertad masculina con respecto a cuál usar.5 Encontramos reacciones adversas, y entre las que más se reportaron estuvieron el dolor durante la relación sexual con los DIU, la disminución de la líbido de forma general con las tabletas e inyectables anticonceptivos, y la disminución de la potencia con el uso del condón. Todo ello nos llevó a una descontinuación del uso anticoncepcional y se favoreció en un alto número de casos la aparición del embarazo no deseado, seguido de un aborto provocado. En nuestra experiencia el aborto provocado no tiene una gran repercusión en la sexualidad femenina, lo que igualmente es reportado por otros autores nacionales.6

Situación diferente sucede cuando ocurre un embarazo deseado, porque con este la pareja humana ve colmados sus más íntimos deseos y anhelos, pero siempre pensamos en el embarazo como una etapa beática y asexual, y generalmente no incluimos el tema de la sexualidad en los cuidados de la atención prenatal, y olvidamos que nuestras pacientes tienen durante esta época necesidades, inquietudes y preocupaciones con respecto a su sexualidad. Es importante recordar que los seres humanos hemos desarrollado un concepto de los sexual más allá de las misiones reproductivas, hemos encontrado que según los trimestres de la gestación han existido modificaciones que se comportan de la manera siguiente:

Primer trimestre: Alto número de mujeres radiantes de felicidad, pero con disminución de la líbido, hay disminución de las relaciones sexuales y de la respuesta sexual, y un bajo porcentaje con síntomas propios de la gestación y también con disminución de la líbido. Los hombres se sentían orgullosos y sorprendidos a la vez, preocupados por la salud de sus esposas y futuros hijos, con una disminución de las relaciones sexuales, pero sin disminución de la líbido.

Segundo trimestre: En todas las mujeres había modificaciones corporales por el desarrollo de la gestación, lo que motivó en un escaso número de ellas la disminución de la autoestima por la pérdida del supuesto atractivo físico femenino; sin embargo, se reportó como una época donde hay mayor frecuencia de relaciones sexuales en comparación con el trimestre anterior, se reportaron mayor número de orgasmos en las pacientes, lo cual está justificado por las modificaciones genitales que provoca la gestación.7 En los hombres en este período encontramos adaptación a los cambios de figura femenina, mayor necesidad de intercambio afectivo y sexual con su pareja, pero al final del trimestre se observó una disminución de relaciones sexuales por miedo a dañar a la esposa o la gestación.

Tercer trimestre: Aquí encontramos un elevado número de mujeres que manifestaron malestar físico y miedo al parto,8 con disminución de la ,líbido de las relaciones sexuales y de la repuesta sexual. Los hombres igualmente manifestaron miedo a las relaciones sexuales y disminución de la líbido.
Durante el puerperio encontramos de forma general en las mujeres pobre lubricación vaginal, lo que producía dolor durante la relación sexual, una sensible disminución de la líbido (por preocupaciones con el RN y el maternaje),8 y comprobamos que las relaciones sexuales se realizan en esta época mayoritariamente a favor de la petición masculina.

En contraposición a todo lo anteriormente expuesto, cuando la pareja no logra concebir por una infertilidad también encontramos implicaciones en la sexualidad humana, implicaciones que en muchos casos podrían teóricamente ensombrecer aún más el pronóstico de una patología.9 Hemos encontrado en algunos casos una disminución de la líbido con la natural disminución de las relaciones sexuales, un aumento de los conflictos con la pareja ante la imposibilidad o negativa por parte de algún miembro a realizarse determinado tipo de estudio específico, la pérdida en las relaciones sexuales de su espontaneidad y erotismo, pues solo se persigue el fin reproductivo, un distanciamiento afectivo de la pareja humana, así como también la aparición de disfunciones sexuales tales como el deseo sexual inhibido (en hombres y mujeres), las anorgasmias femeninas, la disfunción sexual eréctil y la eyaculación precoz.

Cuando se indagó sobre la repercusión que la histerectomía había tenido en la sexualidad femenina encontramos10 una disminución de la líbido y las relaciones sexuales después de la operación, mucho más en aquellas pacientes que asociaron la sexualidad con el fin reproductivo. Muchas mujeres refirieron sentirse vacías después de la operación, y señalan dolor durante las relaciones sexuales y resequedad vaginal; sin embargo, un porcentaje pequeño reportó aumento de la líbido y relaciones sexuales con mayor disfrute, pues se sentían libres de las molestias que motivaron su operación.

Al reseñar las modificaciones de la sexualidad femenina con la llegada de la menopausia11 pudimos encontrar que de forma general existió una disminución de la líbido y de la frecuencia de relaciones sexuales, aparición del dolor durante la relación sexual producido por una mayor resequedad vaginal y una respuesta sexual femenina mucho más lenta.

Podemos concluir diciendo que hemos encontrado reales modificaciones de la sexualidad femenina, vinculadas con diferentes eventos ginecológicos a lo largo del ciclo vital de nuestras mujeres, para los cuales el personal médico debe prepararse, y en especial aquellos que trabajamos directamente en la atención ginecológica.

Summary

It is described in a general way the dialectic link existing between gynecology and sexuality, and how one can influence on the other. The modifications found concerning female sexuality according to some gynecological events are independently explained.

Subject headings: SEXUALITY/physiology; SEX BEHAVIOR; GYNECOLOGY; FEMALE; CONTRACEPTIVE AGENTS, FEMALE.

Referencias bibliográficas

  1. Guerrero BN. La sexualidad femenina. Rev Sexol Soc Año 2 1996::21.
  2. Kolodnv RC, Master HW, Jonson VE. En Tratado de Medicina Sexual C-8.137. La Habana: Instituto Cubano del Libro; 1985.p.137 (Ediciones Revolucionarias).
  3. Martín W. Clínicas obstétricas y ginecológicas. tomo I Vol. 3 Madrid Ed. Interamericana: 1989:893.
  4. Miyar PE, González LI. Información de las madres sobre sexualidad infantil. Rev Cubana Med Gen Integr. 2001;17(3):250.
  5. González LI, Miyar PE. Consideraciones sobre planificación familiar. Métodos anticonceptivos. Rev Cubana Med Gen Integr, 2001;17(4):376.
  6. Peláez MJ. Ginecología infantojuvenil. La Habana: Editorial Científico Técnica; 103-4.
  7. González LI. Sexualidad femenina durante el embarazo. . Rev Cubana Med Gen Integr, 2001;17(5):497-501.
  8. González LI. Algunas consideraciones sobre el proceso reproductivo. . Rev Cubana Med Gen Integr, 2001;17(5):479-82.
  9. González LI, Miyar PE. Infertilidad y sexualidad. . Rev Cubana Med Gen Integr, 2001;17(3):294.
  10. González LI, Miyar PE, González SR. Sexualidad femenina después de histerectomía. Rev Sexol Soc. Año; 4 1998(11):9.
  11. González LI, Miyar PE. Respuesta sexual en la mujer climatérica. Rev Cubana Med Gen Integr, 2001;17(4):392.

Recibido: 20 de septiembre de 2002. Aprobado: 30 de septiembre de 2002.
Dr. Ignacio González Labrador. Calle 66A # 2 905 entre 29 y 29A, Buenavista, municipio Playa, Ciudad de La Habana, Cuba.


1 Especialista de II Grado en Ginecología y Obstetricia. Profesor Asistente de Ginecología. Máster en Pedagogía de la Sexualidad.

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