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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.19 n.3 Ciudad de La Habana Mayo-jun. 2003

 

Trabajo de prevención en la infección por VIH

Iván Justo,1 Armando Bravo,2 Suylleng Yee,3 Susana Balcindes2 y Jorge F. Salazar2


Resumen

Se realizó un estudio descriptivo en 100 jóvenes pertenecientes al barrio de Colón, del municipio Centro Habana, área de alta incidencia de infecciones de transmisión sexual y SIDA del país, con el objetivo de conocer el estado de apreciación por los jóvenes sobre algunos aspectos de la transmisión de las ITS y el SIDA. Para el análisis se tomaron en cuenta las variables siguientes: edad, sexo, posibilidad de contagio, forma de contagio, disposición a realizarse el examen para el diagnóstico de VIH, confidencialidad, razón por la que no se realizaría el examen, lugar donde se realizaría el examen con pareja estable y sin pareja sexual estable. Como parte de los resultados se observó que un alto por ciento de jóvenes reconoce la posibilidad de haber tenido una relación sexual en la que hubiese podido contraer el virus del SIDA y en quienes la relación sexual sin protección hubiese sido la forma más probable del contagio.

DeCS: VIH SINDROME DE INMUNODEFICIENCIA ADQUIRIDA/prevención & control; SINDRDOME DE INMUNIDEFICIENCIA ADQUIRIDA/transmisión; ADOLESCENTE.

Numerosas son las investigaciones que se realizan en la actualidad en relación con el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), tanto, que sería prácticamente imposible para un especialista en el tema mantenerse completamente informado sobre lo que diariamente se publica. Todo este compendio de información, en su mayoría, está en relación con avances que se van logrando en cuanto a la morfología del virus y los resultados obtenidos del uso de antirretrovirales contra el VIH.

Por un momento, y a quien no es un experto en el tema, causa la impresión que en cuanto a prevención todo está dicho, y aunque sabemos que realmente no es así pues hasta el momento otra solución no se avecina, este constituye uno de los temas menos tratados aun por aquellos para quienes constituye la única opción ante la epidemia. Un aspecto de vital importancia son los cambios epidemiológicos en la presentación de la enfermedad que se han reportado en los últimos años en algunas zonas del mundo.1,2 El análisis de algunos de estos trabajos nos ha hecho pensar sobre la evolución de este fenómeno epidemiológico, cuáles son las razones que lo motivan, y cómo debe influir este cambio en el diseño de actividades de promoción y prevención de la enfermedad.

La prevención del contagio por el virus del SIDA ha sido hasta el momento fallida, y así lo demuestran las crecientes cifras de infectados que se reportan en todas partes del mundo, y aunque el panorama desde el punto de vista epidemiológico se haya modificado, prevalece la vía sexual como mecanismo fundamental de transmisión. Se han identificado grupos de alto riesgo para contraer la enfermedad, entre estos, los hombres que practican sexo con hombres, pero en esencia todos somos considerados de riesgo, y no solo se trata de una afirmación efímera, sino que así es esencialmente percibido por las personas, principalmente los jóvenes.

Muchos son capaces de percibir el riesgo, aunque aun así, muchas veces fallan en evitarlo exponiéndose a ser contagiados. Es entonces cuando el temor a ser contagiados y exponerse a la enfermedad trae consigo 2 tipos muy específicos de reacciones, las cuales hemos observado claramente en la práctica médica. Unos optarán por pedir ayuda rápidamente y detectar el contagio, en tanto otros, preferirán el anonimato. El problema puede ser más complejo si analizamos la conducta sexual posterior del paciente, la cual estará influida por numerosos factores de origen social, psicológicos y éticos, que puestos en la balanza individual de cada persona determinará su comportamiento sexual y todo el beneficio o perjuicio que pueda devenir de este.

Nos sentimos motivados a realizar un estudio exploratorio, atendiendo a la incidencia de las ITS y el SIDA en nuestra área, que nos permita diseñar estrategias de acción para combatir esta epidemia.

Nos trazamos como objetivo general, determinar el estado de apreciación por los jóvenes de algunas de las formas de transmisión y protección contra las ITS/SIDA; y como objetivos específicos, determinar los pacientes que admitan haber tenido contacto de riesgo y su relación con la estabilidad de la pareja, describir las principales formas de contagio que reportaron los pacientes, analizar la disposición de los pacientes a realizarse la prueba y el modo escogido para preservar el resultado, enumerar las razones por las que los pacientes, aun sospechando haber sido infectados, no se realizarían el diagnóstico, y determinar cuál sería la institución de salud escogida por los pacientes para realizarse el examen.

Métodos

El tipo de estudio es descriptivo y transversal, y para realizarlo se encuestaron al azar a 100 jóvenes pertenecientes a la población del Policlínico Principal de Urgencia ²Dr. Luis Galván Soca², en el período de septiembre a octubre de 2001. Como criterios de inclusión se tuvo en cuenta que fueran jóvenes de entre 15 y 30 años y que aceptaran participar en el estudio; y como criterio de exclusión se contemplaron los pacientes que no hayan tenido relación sexual.

Las principales variables medidas fueron la edad y el sexo (variables estrechamente relacionadas con la transmisión del VIH y la incidencia – prevalencia del SIDA). Igualmente se tuvo en cuenta la posibilidad de contagio, que comprende todos aquellos pacientes que admitan que tuvieron una relación sexual mediante la cual pudieran, desde el punto de vista del propio paciente, haber adquirido la infección por la razón que fuese. También se midió la forma de contagio, donde se describe la forma por la cual el paciente considera que pudo haber sido contagiado.

La disposición a realizarse la prueba contempla la actitud del paciente ante la realización del examen del VIH y su confidencialidad. Cada cual podía expresar cualquier razón por la que no se realizaría el examen, así como el lugar donde se lo realizaría.

Otra variable que no se descuidó fue la estabilidad de la pareja. Se consideró con pareja estable (CPE) a aquellos jóvenes que reconocieron tener la misma pareja sexual por un período superior a los 6 meses, y sin pareja sexual estable (SPE) a los jóvenes que negaron tener pareja sexual estable. Los resultados de las encuestas se almacenaron en una base de datos en Access 97 sobre Windows 98. El análisis de los datos se realizó mediante el paquete estadístico SPSS.

Resultados

El grupo etáreo menos representado fue el de 15 a 19 años, lo cual pudo estar motivado por no frecuentar el cuerpo de guardia y por no haber iniciado relaciones estables. El sexo femenino mostró mayor estabilidad que el masculino con un 49,1 % y 43,2 % respectivamente (p > 0,5). A mayor edad menos inestabilidad en la pareja (p = 0,03) (tabla 1).

TABLA 1. Edad y sexo

Grupo etáreo
(en años)
Femenino
Masculino
Con pareja estable
Sin pareja estable
Con pareja estable
Sin pareja estable
No.
%
No.
%
No.
%
No.
%
15-19
2
3,8
10
18,9
2
4,5
2
4,5
20-24
12
22,6
13
24,5
4
9,1
15
34,1
25-30
12
22,6
4
7,5
13
29,5
8
18,2
Total
26
49,1
27
50,9
19
43,2
25
56,8

 

Se ha señalado y es conocido el hecho de que la transmisión del VIH es directamente proporcional al cambio de pareja, la eficiencia de la transmisión y la duración del contagio.3 Para lograr una exitosa estrategia de prevención se hace necesario en los grupos estudiados, promover la estabilidad de la pareja.

Como se observa en la tabla 2, el 64,9 % de los participantes admitió la posibilidad de haber quedado infectado después de una relación sexual inadecuada. El 29,9 % de los pacientes con pareja estable y el 35,1 % de los jóvenes sin pareja estable reconocieron haber podido quedar infectado con el virus del SIDA después de una relación sexual sospechosa (p > 0,5). Quizás el área de más difícil manejo en la prevención de la ITS y el SIDA descanse en los cambios en la conducta sexual, que también constituye un punto extremadamente difícil de medir.1,4 Unas de las recomendaciones contempladas y aplicables en nuestro estudio son la fidelidad y la monogamia sexual. Omitir este aspecto como parte de una estrategia de prevención sería un punto fallido siguiendo estos resultados.

TABLA 2. Posibilidad de infección

Estabilidad de la pareja
Posible
No es posible
No.
%
No.
%
Con pareja estable
29
29,9
16
16,5
Sin pareja estable
34
35,1
18
18,6
Total
63
64,9
34
35,1

El 41,2 % de los jóvenes tienen relación sexual sin protección alguna, lo que nos muestra un bajo por ciento del uso del condón (tabla 3). Este aspecto nos deja muy en desventaja al que reportan otros estudios,4,5 y nos exponen a un riesgo elevado de transmisión de la enfermedad. Al mismo tiempo, la generalización del uso de condón ha encontrado obstáculos en diversas partes del mundo, reflejando ineficientes programas de educación y estrategias, incluso de marketing, que contemplan el nivel de aceptación por los jóvenes, el estrato social y la existencia de tabúes y creencias religiosas.

TABLA 3. Contacto de riesgo

Mecanismo propuesto
Con pareja estable
Sin pareja estable
Total
No.
%
No.
%
No.
%
Parenteral
2
2,0
1
1,0
1
1,0
Rotura del condón
4
4,1
18
18,5
6
-
Contacto con seropositivos
1
1,0
2
2,0
1
1,0
Mismo sexo
1
1,0
4
4,1
2
2,0
Sin protección
18
18,5
22
22,6
40
41,2

 

La vía parenteral y el contacto sexual con seropositivos al VIH se encontró en solamente el 1 % de ambas situaciones, no siendo este un punto sobre el cual dirigir nuestras actividades de prevención, sin olvidar su importancia.

El 66 % de los jóvenes se realizarían el examen ante la duda de haber sido infectado por el VIH (p > 0,5). Esta cifra refleja prejuicio, y temor al estigma asociado a la infección por VIH y al SIDA. Si tenemos en cuenta el bajo por ciento del uso del condón, la inestabilidad en la pareja sexual al aplicar la ecuación de Ro (Ro = beta x C x delta, donde beta es la eficiencia de la transmisión, C es el índice de cambio de pareja, y delta es la duración del contagio)1 tendremos como resultado de la ecuación un valor superior a 1, por lo que podríamos prever un aumento en las cifras de personas infectadas (tabla 4).

TABLA 4. Actitud diagnóstica

Disposición a realizarse la prueba
Femenino
Masculino
Total
No.
%
No.
%
No.
%
34
35,1
30
30,9
64
66,0
No
19
19,6
14
14,4
33
33,0

 

El número de jóvenes que no se realizaría la prueba, aun cuando existiese la posibilidad de haber sido infectado (33,0 %), marca una pauta en las estrategias de prevención y los sistemas de vigilancia, focalizado en las ventajas del diagnóstico precoz de la enfermedad y de la terapia antirretroviral altamente eficaz,5 así como la utilidad de la inclusión de pacientes infectados por VIH en las estrategias de prevención y la vigilancia epidemiológica.6

En la tabla 5 se recoge la confidencialidad del resultado. El 19,1 % de los pacientes no informarían del resultado del VIH a nadie, aunque este tipo de conducta nos sitúa en una situación delicada desde el punto de vista del paciente, del médico y del resto de la comunidad. No es posible predecir a partir de esta respuesta la conducta posterior del paciente, pero sí nos pone alertas en el momento de desarrollar estrategias de intervención y programas de educación acerca del VIH/SIDA. El 80,4 % confiaría el resultado a sus familiares, y el 59,7 % al personal médico.

TABLA 5. Confidencialidad del resultado

Confidencialidad
Femenino
Masculino
Total
No.
%
No.
%
No.
%
Anónimo
10
10,4
9
8,0
19
19,1
Familia
38
39,1
40
41,2
78
80,4
Servicios médicos
30
30,9
28
28,8
58
59,7

 

Discusión

Como parte de una estrategia global para mejorar la implementación de servicios de salud y de establecer programas para la ejecución de proyectos que mejoren la atención médica, hoy día se diseñan por muchos sistemas de salud estudios exploratorios, los cuales proveen información acerca de la situación del problema y sus características, antes de llevar a cabo intervenciones que pudieran resultar fútiles en caso de no prever a quiénes y de qué modo sería la mejor forma de ofrecer determinados servicios.6-8

Este tipo de estudio no solo es útil, previo a desarrollar acciones de intervención, sino para evaluar cuánto se ha hecho, o cuán distantes estamos aún de alcanzar una meta loable en determinado problema de salud.

En nuestro trabajo, partiendo de la premisa anterior, hemos evaluado y comparado aspectos de mensurable importancia en la prevención y control de las ITS enfocados en la transmisión del VIH, encontrando aspectos realmente llamativos, que pudieran marcar pautas en la ejecución de los diferentes programas de educación para la prevención de la infección por VIH.

La estabilidad de la pareja, una de las conductas sexuales más seguras en la prevención de las ITS, solo se obtiene en el 46,3 % de la población estudiada. Aunque sabemos que este es un hecho que marca esta etapa de la vida sexual del individuo, no podemos sopesar el riesgo que constituye en la aparición de conductas inadecuadas. Luego de este antecedente se suma el alto número de jóvenes (41,21 %) que nos refirieron mantener una pareja sexual estable, pero al mismo tiempo admitían poseer relaciones sexuales sin protección, conducta doblemente de riesgo pues compromete además la salud de su pareja.

El uso del condón, aunque es el único medio eficaz para detener la epidemia de SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual,9,10 pasa inadvertido en el 68,9 % de los jóvenes de nuestra serie. Nos hemos preguntado en qué se puede fundamentar esta conducta tan arrostrada, sin encontrar respuestas que superen la posibilidad de una infección por el VIH. Llama la atención la existencia de un 8,3 % de los jóvenes que no se realizarían el examen si tuviesen duda, alegando no desear saberlo. Esto debe constituir un aspecto a tener en cuenta cuando se realizan actividades de promoción de salud de este tipo.

Indudablemente la noticia de que alguien ha sido infectado por el VIH constituye una eventualidad que se desearía compartir en el mejor de los casos con la familia, no debe ser de dominio general, y así lo considera el 80,4 % de nuestros pacientes; pero no debe llegar tampoco al extremo de no informar a las autoridades sanitarias competentes sobre el tema, otro punto álgido del enfoque de esta enfermedad, especialmente en ambientes discriminatorios e irreflexivos en relación con los pacientes infectados por VIH.

Sin dudas el examen anónimo es la forma preferida para realizárselo y conocer el resultado, pero ¿qué posición debemos asumir en relación con este proceder? Esta modalidad será un aspecto a abarcar en estudios epidemiológicos sobre la enfermedad, aunque indudablemente aumenta el número de personas que se realizarían la prueba en un ambiente más confidencial, favoreciendo la protección del individuo y su pareja sexual.11-13

Conclusiones

  1. Un número significativo de los encuestados reconoce la posibilidad de tener una relación sexual en la que hubiese podido quedar infectado por el VIH.
  2. Muchos jóvenes con pareja estable admitieron haber tenido relaciones sexuales de riesgo.
  3. La relación sexual sin protección es la forma más probable de quedar infectado.
  4. Existe un grupo de jóvenes que prefiere no conocer si ha sido infectado.
  5. De forma casi absoluta los participantes prefieren la confidencialidad del resultado.

Summary

A descriptive study was performed on 100 young people from Colon neighborhood in Centro Habana municipality, an area of high incidence of sexually transmitted diseases and AIDS in the country. The objective was to find out the knowledge of young people about some aspects of STI and AIDS transmission. For this analysis, the following variables were considered: age, sex, possibilities for contagion, contagion ways, willingness to undergo the exam for HIV diagnosis, confidentiality, reason by which the exam will not be made, the site of the test, the existence of a permanent sexual partner or not. The results yielded that a high percentage of young people accepted the possibility of having had sexual relation in which they could have been caught the AIDS virus resulting from an unprotected sexual intercourse, which might have been the most likely way of contagion.

Subject headings: HIV; ACQUIRED IMMUNODEFICIENCY SYNDROME/prevention & control; ACQUIRED IMMUNODEFICIENCY SYNDROME/transmission; ADOLESCENT.

Referencias bibliográficas

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  9. Temas de Medicina General Integral. Volumen 1. Salud y Medicina. [Disponible en: http://bvs.sld.cu/libros_texto/mgi_tomoi/indice.html.
  10. Aday LA, Begley CE, Lairson DR: Evaluating the medical care system: efffectiveness, efficiency and equity. Ann Arbor: Health Adminstration Press, 1993.
  11. Stratton P, Alexander NJ. Prevention of sexually transmitted infections: physical and chemical barrier methods. Infect Dis North Am 1993;7:841-59.
  12. Cates W. How much do condoms protect against sexually transmitted disease? IPPF Med Bull 1997;31:2-3.
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Recibido: 25 de octubre de 2001. Aprobado: 20 de diciembre de 2002.
Dr. Iván Justo Roll. Blanco esquina Trocadero S/N, municipio Centro Habana, Ciudad de La habana, Cuba.

1 Residente de 3er año de Medicina General Integral. Policlínico ²Dr. Luis Galván Soca². Centro Habana.
2 Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Policlínico ²Dr. Luis Galván Soca².
3 Especialista de Cirugía General. Hospital General “Enrique Cabrera”.

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