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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.19 n.4 Ciudad de La Habana jul.-ago. 2003

 

Funcionamiento familiar. Su percepción por diferentes grupos generacionales y signos de alarma

Anagalys Ortega Alvelay,1 Ana Teresa Fernández Vidal2 y Marcos Félix Osorio Pagola3

Resumen

Se estudió un grupo de familias pertenecientes a un área de salud del municipio Cienfuegos, con el objetivo de valorar la percepción que tiene cada grupo generacional sobre el funcionamiento de sus respectivas familias, así como los signos de alarma presentes en ellas. Se utilizó el instrumento APGAR para diagnosticar el funcionamiento familiar. Predominaron las respuestas positivas para los componentes del APGAR familiar crecimiento espiritual, resolución y participación. Los adultos mayores consideraron con mayor frecuencia que sus familias eran funcionales, mientras que en el resto de los grupos etáreos, el mayor porcentaje de sus miembros, consideró lo contrario; no encontramos diferencias estadísticas significativas entre estas variables. En las familias disfuncionales se presentaron de manera marcada los signos de alarma. La ansiedad crónica con síntomas difusos y la migraña atípica fueron los más fecuentes.

DeCS: COMPOSICION FAMILIAR; BIENESTAR FAMILIAR; RELACIONES INTERGENERACIONALES; RELACIONES FAMILIARES; ATENCION PRIMARIA DE SALUD; MEDICOS DE FAMILIA; ANSIEDAD; JAQUECA.

En la Medicina Familiar es importante establecer el diagnóstico de salud de los grupos familiares, y debe considerarse que es más apropiado preocuparse por definir el grado de funcionalidad familiar.

Es tarea del médico fomentar en la familia la idea de la autorresponsabilidad en la salud de este colectivo y de sus miembros, así como desarrollar y utilizar todas las potencialidades del grupo en aras de mejorar su salud. El médico que no aproveche estas posibilidades no ejerce eficazmente sus funciones.

Realizamos este trabajo motivados por definir cómo percibe cada grupo etáreo el funcionamiento familiar, y precisar los signos de alarma más frecuentes para poder influir directamente sobre cada uno y ayudar a revertir el problema.

Métodos

Durante el año 2000 realizamos un estudio descriptivo y transversal en un consultorio del área II del municipio Cienfuegos. De las 230 familias que reciben servicio allí se seleccionó aleatoriamente el 25 % (57 familias), y en cada una de ellas se entrevistó a un individuo por cada grupo generacional. Si todos los integrantes pertenecían al mismo grupo etáreo, se entrevistó entonces al jefe del núcleo más otro miembro.

Fueron excluidas del estudio las personas menores de 12 años, así como los miembros de la familia que presentaban enfermedades que impedían la realización del cuestionario, entre ellas encontramos personas con demencia senil, trastornos psiquiátricos, descompensados a nivel psicótico o neurótico, retraso mental y otra enfermedad mental que limitara su participación. Se elaboró una encuesta para conocer las características generales de cada una de las familias, y el instrumento APGAR fue aplicado a los sujetos seleccionados de cada familia, para conocer los datos específicos de cada entrevistado y el criterio individual acerca del funcionamiento de la familia.

Se consideró como familia funcional a aquella en que el APGAR de todos los miembros encuestados estaba en la ubicación de 8 a 10 puntos, y disfuncional cuando existió al menos un miembro cuyo APGAR individual no alcanzó la puntuación de 8 a 10 puntos. Empleamos como medida de tendencia central la media aritmética. Se utilizó la técnica no paramétrica Chi cuadrado para las variables cualitativas dicotómicas, en este caso el funcionamiento familiar, que fue dividida en funcional y disfuncional, y se aceptó como máximo de error de 5 % para la prueba de hipótesis. Presentamos los resultados en tablas.

Incluimos como signos de alarma todos aquellos síndromes, entidades patólogicas o síntomas, como la migraña típica, la depresión crónica de difícil manejo, la ansiedad crónica con síntomas difusos, la fatiga crónica, las quejas pediátricas persistentes, el vitiligo y el alcoholismo, que aparecen casi siempre en pacientes que forman parte de las familias disfuncionales, pero esto no excluye que algunos de ellos aparezcan en familias con un buen funcionamiento.

Resultados

De 155 encuestados, 101 (65,2 %) aprecian que su familia es disfuncional y casi todos los grupos etáreos influyen por igual en estos resultados: la juventud en un 69,6 %, los adolescentes con un 66,7 %, y los adultos con un 63,8 %. El grupo de adultos mayores opinó lo contrario, pues en 5 (71,4 %) la valoración era de funcional (tabla 1). Relacionamos el grupo generacional con el funcionamiento familiar y calculamos la edad promedio y la variabilidad para los 2 grupos familiares. Encontramos una mayor edad en las familias clasificadas como funcionales (39,4 años) con respecto a las disfuncionales, donde la edad promedio fue 35,7 años; además quisimos relacionar estas 2 variables (funcionamiento familiar y grupo generacional), para lo cual agrupamos esta última variable en 2 categorías, una que comprende los adolescentes y jóvenes, y otra en la que estaban incluidos los adultos y adultos mayores, con el objetivo de poderles aplicar técnicas estadísticas, pues de todos los pacientes estudiados solo 7 son adultos mayores. Al aplicar la técnica de Chi cuadrado no encontramos diferencias estadísticas significativas.

Tabla 1. Apreciación del funcionamiento familiar según grupo generacional

Grupo etáreo
Funcional
%
Disfuncional
%
Total
%
Adolescente
7
33,3
14
66,7
21
13,6
Juventud
21
30,4
48
69,6
69
44,5
Adulto
21
36,2
37
63,8
58
37,4
Adulto mayor
5
71,4
2
28,6
7
4,5
Total
54
34,8
101
65,2
155
100

Fuente: Encuesta.

El componente adaptación, del APGAR familiar, está basado en la resolución de los problemas cuando el equilibrio de la familia se ve amenazado por un conflicto durante un período de crisis. Hubo un predominio de individuos que respondieron a veces o casi nunca (78,7 %), y una tendencia a la respuesta negativa, por lo que el apoyo en la familia no es el adecuado, es decir, la utilización de recursos para resolver los problemas no es buena.

La participación es el poder que tienen todos los miembros de la familia para compartir, como socios, la toma de decisiones y responsabilidades; se define como el grado de poder de las familias. De forma general no existieron diferencias entre los que respondieron casi siempre con 78 individuos (50,3 %), y los que contestaron a veces o casi nunca que fueron 77(49,7 %).

El crecimiento espiritual es el logro de la madurez emocional y física, así como una correcta autorrelación de los miembros de la familia. La gran mayoría de los pacientes 123 (79,3 %) respondieron que casi siempre existe crecimiento espiritual en sus familias. Por su parte, el afecto es la relación de amor y atención que existe entre los miembros de la familia. Podemos ver que el 71,6 % de los encuestados responden a veces o casi nunca a esta interrogante, lo que demuestra la existencia de problemas en esta categoría.

Al analizar la categoría resolución vemos que algo más de la mitad de los individuos expresaron que casi siempre se encuentran en el compromiso o determinación de dedicar el tiempo (espacio, dinero) a los otros miembros de la familia, con 91 personas para 58,8 % (tabla 2). Los signos de alarma estudiados fueron señalados 108 veces; 90 (83,3 %) se incluían dentro de familias disfuncionales. El signo de alarma que se presentó con mayor frecuencia en dichas familias fue la ansiedad crónica con síntomas difusos, encontrada en 42 (38,8 %), seguida de la migraña atípica en 33 de las disfuncionales (30,6 %) (tabla 3).

Tabla 2. Comportamiento de los diferentes componentes del APGAR familiar según las respuestas de los encuestados

Componentes del APGAR
Casi siempre
%
A veces
%
Casi nunca
%
Adaptación
33
21,3
59
38,1
63
40,6
Participación
78
50,3
31
20
46
29,7
Crecimiento espiritual
123
79,3
20
13
12
7,7
Afecto
44
28,4
47
30,3
64
41,3
Resolución
91
58,8
50
32,3
14
0,9

Fuente: Encuesta.

Tabla 3. Relación de los signos de alarma y el funcionamiento familiar

Signos de alarma
Funcionamiento
Funcional
Disfuncional
No.
%
No.
%
Migraña atípica
4
3,7
33
30,6
Depresión crónica de difícil manejo
0
0
2
1,9
Ansiedad crónica con síntomas difusos
11
10,2
42
38,8
Quejas pediátricas persistentes
3
2,8
9
8,3
Alcoholismo
0
0
3
2,8
Disfunción sexual
0
0
1
0,9
Total
18
16,7
90
83,3

Fuente: Encuesta.


Discusión

El aumento de la esperanza de vida aparejado a una disminución creciente de las tasas de natalidad ha provocado, en las últimas décadas, un incremento significativo de la población de ancianos.1 Un estudio realizado en Cuba2 demostró que la ancianidad es una etapa vulnerable de la vida, relacionada con el incremento de la inadaptabilidad en el núcleo familiar, donde se manifiestan sentimientos de soledad y tristeza, que en ocasiones devienen conducta suicida. En este grupo etáreo, cuando el anciano no vive solo, o sea, forma parte de un núcleo familiar donde viven adultos y jóvenes como eje y sostén socioeconómico de la familia, y si en esa familia se manejan correctamente las categorías del APGAR familiar, entonces este grupo etáreo no tendrá serias dificultades. Nuestros resultados al respecto coinciden con los obtenidos por otros autores.3

En el componente adaptación del APGAR familiar, tuvimos respuestas que difieren del resultado obtenido por García Ruíz en su estudio, donde predominó la respuesta de casi siempre en este componente. Entendemos que la diferencia encontrada en la percepción de los individuos de nuestro estudio con los de García Ruíz se deba a que en nuestra comunidad la mayoría de las familias son nucleares y en edad laboralmente activa. La vida moderna lleva a estos grupos generacionales a tener una gran carga laboral más la crianza de los hijos, lo que dificulta en ocasiones en estas familias la resolución de problemas y conflictos (García Ruíz K. La disfunción familiar, un reto diagnóstico. Trabajo para optar por el título de especialista de I grado en MGI. 1999. Policlínico “Octavio de la Concepción y de la Pedraja", área III, Cienfuegos). El estudio de García Rodríguez, muestra un mayor número de respuestas a veces o casi nunca en el componente participación, mientras que en el trabajo de García Ruíz, predominó la respuesta de casi siempre.

En el componente crecimiento espiritual obtuvimos un resultado algo superior al reportado por García Ruíz, mientras que García Rodríguez, encontró una mayor tendencia de la respuesta a veces (García Rodríguez D. La disfunción familiar, un reto diagnóstico. Trabajo para optar por el título de especialista de I grado en MGI. 2000. Policlínico “Mario Muñoz Monroy”, Abreus, Cienfuegos.).

El resultado detectado en la categoría afecto creemos que está condicionado por similares factores a los que condicionan respuestas negativas también en la adaptación. Entre los recursos familiares más importantes se encuentra la cohesión, que se expresa en el nivel de apoyo mutuo, afecto y confianza entre los miembros de la familia. Cuando la familia puede contar con esta posibilidad de decisión conjunta, cuenta con un recurso muy positivo para el enfrentamiento a las diferentes problemáticas de la vida familiar.4 En la categoría resolución resultados parecidos al nuestro encontró García Ruíz.

Podemos plantear que en las categorías del APGAR familiar crecimiento espiritual, resolución y participación predominaron las respuestas satisfactorias, no siendo así en las categorías afecto y adaptación. El trabajo de García Ruíz coincide con el nuestro en las respuestas predominantemente negativas obtenidas en la categoría afecto, y positivas en las categorías participación, crecimiento espiritual y resolución; no coincidimos en la categoría adaptación donde las respuestas fueron opuestas en ambos estudios.

Cuando valoramos los signos de alarma vemos que la ansiedad crónica fue el observado con más frecuencia. Este es un estado que desorganiza la conducta del individuo y produce manifestaciones neurovegetativas, lo cual puede generar estados de desequilibrio psíquico que influyen con mayor o menor intensidad en el estado funcional de la familia. En nuestro estudio predominó el sexo femenino, y la literatura refiere que los trastornos psíquicos son frecuentes en este.5 También la ansiedad resultó ser el síntoma de la esfera psíquica más frecuentemente encontrado en varios estudios realizados en mujeres,6,7 lo que pudiera ser a su vez una explicación a nuestros hallazgos.

El alcoholismo y la disfunción sexual no son problemas de salud en nuestra comunidad, por ello su baja incidencia entre los signos de alarma. Igualmente, el vitiligo es una enfermedad crónica, despigmentante de la piel, de carácter progresivo y adquirida, con etiología aún desconocida,8 la cual tampoco se reportó como signo de alarma. Esto nos llama la atención, pues al existir un número elevado de familias disfuncionales en el estudio, es menester pensar que en ellas los fenómenos estresantes pudieran constituir factores de riesgo que se relacionan actualmente con el vitiligo, según reportan investigaciones referidas a la relación entre este y el estrés. Estas pesquisas han arrojado que entre el 50 y el 70 % de las personas aparece la enfermedad luego de eventos estresantes.9,10

No debemos pasar por alto lo expresado por Muñiz y otros11 cuando decían que por su efecto desinhibidor el consumo de alcohol tiene gran relación con la violencia. Estadísticamente se vincula al 50 % de los actos de violencia doméstica, aunque en nuestra comunidad el alcoholismo no es un problema de salud.

Los signos de alarma se presentaron de forma marcada en las familias disfuncionales. Cuando existen signos de alarma en una familia es mayor la posibilidad de que se presente disfunción en ella, de manera que, tanto la disfunción familiar, como los signos de alarma, pueden jugar un papel de causa-efecto indistintamente.

Summary

A group of families, which belong to the health care area of Cienfuegos municipality, were studied to assess the perception that each generation group has on the functioning of their own families as well as the alarm signals found in them. The APGAR instrument was used to diagnose the family functioning. Positive responses were predominant for APGAR components such as spiritual growth, resolution and participation. Older adults often stated that their families were functional whereas a higher percentage of the members of the rest of the age groups considered that their families were not functional; however, no significant statistical differences were found among the variables. Dysfunctional families showed remarkable alarm signals. Chronic anxiety with diffuse symptoms and atypical migraine were the most frequent signs.

Subjects headings: FAMILY CHARACTERISTICS; FAMILY WELL-BEING; RELATIONS; PRIMARY HEALTH CARE; PHYSICIANS, FAMILY; ANXIETY; MIGRAINE.

Referencias bibliográficas

  1. Fernández Larrea N, Clúa Calderín AM, Báez Dueñas RM, Ramírez Rodríguez M, Prieto Díaz V. Estilos de vida, bienestar subjetivo y salud de los ancianos. Rev Cubana Med Gen Integr 2000;16(1):6-12.
  2. Devesa Colina E, Rodríguez Fernández MM, Hernández Mojena G, Oeden Martínez A. El envejecimiento como problema. Rev Cubana Salud Pública 1993;19(2):93-9.
  3. Díaz Tabares O, Soler Quintana ML, García Capote M. El APGAR familiar en ancianos conviventes. Rev Cubana Med Gen Integr 1998;14(6):548-53.
  4. González Benítez I. Las crisis familiares. Rev Cubana Med Gen Integr 2000;16(3):270-6.
  5. Grosenth E. Directions for menopause research. New York: University; 1990:426-7.
  6. Pérez Cárdenas C, Negrín Pérez I, Fragoso JM. Manifestaciones de las crisis familiares transitorias en una población de Alamar. Rev Cubana Med Gen Integr 1997;15(3):443-7.
  7. Pérez Cárdenas C, Sebazco Pernas A. Familia, perdida. Características de esta crisis familiar. Rev Cubana Med Gen Integr 2000;16(1).93-7.
  8. López González V. Determinantes psicosociales en la aparición y curso del vitiligo. Rev Cubana Med Gen Integr 2000;16(2):171-6.
  9. Sánchez G, Araluce M. Vitiligo: aspectos psicológicos. Rev Hosp Psiquiátr Habana 1998;29(3):463-76.
  10. Agarwal G. Vitiligo: an under-estimated problem. Fam Pract 1998;15(Suppl I):19-23.
  11. Muñiz Ferrer MC, Jiménez García Y, Ferrer Marrero D, González Pérez J. La violencia familiar, ¿un problema de salud? Rev Cubana Med Gen Integr 1998;14(6):538-41.

Recibido: 14 de agosto de 2002. Aprobado: 20 de noviembre de 2002.
Dra. Anagalys Ortega Alvelay. Edificio 29, apartamento 3, Reparto Junco sur, Cienfuegos, Cuba.

1 Especialista de I Grado en Medicina General Integral.
2 Especialista de I Grado en Medicina General Integral. Profesora del Departamento de Medicina General Integral de la Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos. Metodóloga de Especialización del Departamento de Postgrado.
3 Especialista de I Grado en Gastroenterología y Medicina General Integral. Profesor Instructor Adjunto a la Facultad de Ciencias Médicas de Cienfuegos.

 

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