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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.20 n.3 Ciudad de La Habana Mayo-un. 2004

 

Página cultural

Hipócrates y la medicina científica

José Díaz Novás1 y Bárbara Rosa Gallego Machado2

La mitología griega afirma que fue el centauro Quirón quién enseñó a los hombres el arte de curar males. Quirón tuvo por discípulo a Esculapio, que fue divinizado, llamado médico y salvador, y que tenía por símbolo la serpiente. Los antiguos griegos le dedicaron templos, ritos y cultos. Los enfermos eran llevados a los templos y "curados" a través de prácticas y ritos mágico-religiosos ejercidos por los sacerdotes de Esculapio. Con el tiempo, al lado de los sacerdotes comenzaron a aparecer médicos "legos", que se distinguían de los primeros por su preparación específica. Para la preparación de estos médicos, al lado de los templos de Esculapio surgieron escuelas, para donde iban los enfermos y donde era posible ver un mayor número y variedad de casos patológicos.1

Las más famosas escuelas médicas de la antigüedad surgieron en Crotona, Cirene, Rodas, Cnido y en Cos, y fue sobre todo en esta última que la Medicina se elevó a su más alto nivel por el mérito de Hipócrates, que conociendo los resultados de las experiencias de las anteriores generaciones de médicos, comenzó a darle a la Medicina la estatura de ciencia, o sea, de conocimiento perseguido con un método preciso.

Es evidente que la ciencia médica no nació de la práctica de los "asclepiades" (sacerdotes curadores), sino a las experiencias y las pesquisas de los médicos de estas escuelas anexas a los templos, médicos que, poco a poco se fueron distanciando de los sacerdotes, hasta romper definitivamente los lazos con ellos, definiendo conceptualmente su propia identidad específica.

Fue la mentalidad científica creada por los primeros filósofos griegos la que posibilitó que la Medicina comenzara a constituirse como ciencia. Sin el esfuerzo de pesquisa de los más antiguos filósofos naturalistas jónicos de descubrir una explicación natural para cada fenómeno, sin sus tentativas de vincular cada efecto a una causa, e igualmente revelar en la cadena de causas y efectos un orden universal y necesario, y sin la firme confianza de que se puede penetrar en todos los secretos del universo a través de la observación objetiva de las cosas, y por fuerza, del conocimiento racional, la Medicina no se hubiera tornado ciencia.

Hipócrates, el más insigne de todos los antiguos médicos griegos, fue la figura más destacada en los primeros pasos de la Medicina en el campo de la ciencia. Veamos algunas de sus múltiples contribuciones en ese sentido:

En la antigüedad, la epilepsia era llamada de "mal sagrado", porque era considerada producida por causas sobrenaturales, y por tanto, consecuencia de un intervención divina, pero Hipócrates analizaba este aspecto de la forma siguiente:

  1. La epilepsia era considerada como "mal sagrado" porque se presentaba como un fenómeno incomprensible y asombroso.
  2. Hay otras enfermedades no menos incomprensibles y asombrosas como el sonambulismo y ciertas enfermedades febriles; por tanto, en este aspecto, la epilepsia no es diferente de esas otras.
  3. Fue la ignorancia de la causa la que llevó a considerar a la epilepsia como "mal sagrado".
  4. Si fuera un "mal sagrado", los que pretenden curarla con actos de magia son embusteros e impostores, y además, están en contradicción consigo mismo, pues quieren curar con prácticas humanas males juzgados como divinos, pretendiendo ejercer poder sobre los dioses.

Este análisis revela el poderoso racionalismo de Hipócrates.

En el tratado "Sobre las aguas, vientos y lugares", Hipócrates plantea los lazos entre las enfermedades y el medio ambiente. El hombre es visto en su conjunto en el contexto de todas las coordenadas que constituyen el ambiente en que vive: las estaciones y sus cambios e influencias, los vientos típicos en cada región, las aguas características de los lugares y sus propiedades, las posiciones de los lugares y el tipo de vida de los habitantes. El pleno conocimiento de cada caso individual, depende del conocimiento del conjunto de todas esas coordenadas, lo que significa que, para comprender la parte, es preciso comprender el todo al que la parte pertenece. La naturaleza de los lugares y lo que los caracteriza incide sobre la constitución y aspecto de los hombres, y por tanto, sobre la salud y las enfermedades. El médico que quiere curar al enfermo debe conocer esas relaciones.

Estos planteamientos después de más de 24 siglos de haber sido formulados conservan plena actualidad.

Hipócrates también se refirió a las relaciones entre las instituciones políticas y los gobiernos con el estado de salud de la población. Decía que "las democracias promueven la salud de las poblaciones y el despotismo la afecta".

En su libro "Las Epidemias", Hipócrates señala que la descripción sistemática y ordenada de las enfermedades, son los elementos en los que se basa la práctica médica. Igualmente alertó sobre la simplificación excesiva de las causas de las enfermedades atribuyéndole la misma causa a todos los casos.

En una de las más remotas referencias conocidas de la influencia del estilo de vida en la salud, Hipócrates afirmaba que "el discurso médico debe abordar al hombre como un ser físico concreto, que tiene relación con lo que come, con aquello que bebe y con su régimen de vida, además de analizar las consecuencias que se derivan de cada cosa para cada uno".

Sobre el pronóstico, Hipócrates decía que es una síntesis del pasado, del presente y del futuro. Solamente con la visión del pasado, el presente y el futuro del paciente, es que el médico puede indicar la terapéutica correcta.

En sus aforismos, Hipócrates expresa un principio que condensa gran parte de su obra: "La vida es breve y al arte es largo, la ocasión fugaz, el experimento arriesgado, la experiencia engañosa y el juicio difícil".

Finalmente es válido señalar que con Hipócrates la Medicina penetra en la era científica, al ver al hombre como una unidad psicofísica en estrecha relación con el medio natural, social y cultural concreto. Hipócrates y su escuela, no solo se limitaron a comenzar a dar a la Medicina el estatuto teórico de ciencia, sino también consiguieron con lucidez determinar la estatura ética del médico y la identidad moral que debe caracterizarlo. En su juramento se expresan ideas que podemos resumir así: respeto por sus profesores, discreción, fidelidad a la ética médica, considerar al paciente en toda su dimensión humana como un fin, un valor y ayudarlo en todo momento y nunca causarle daño.

Referencias bibliográficas

  1. Reale G. Historia de filosofía: Antigüedade e idade media. Sao Paulo:Paulus;1990:160-5.

Recibido: 7 de abril de 2003. Aprobado: 28 de noviembre de 2003.
Dr. José Díaz Novás. Policlínico Docente "Lawton". Ave. Camilo Cienfuegos entre 10 y 11, Lawton, municipio 10 de Octubre, Ciudad de La Habana, Cuba.

1 Especialista de II Grado en Medicina Interna. Profesor Titular del Policlínico Lawton.
2 Especialista de II Grado en Pediatría. Profesora Auxiliar del Policlínico Lawton.

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