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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.20 n.5-6 Ciudad de La Habana sep.-dic. 2004

 

Comportamiento del sistema de redes de apoyo social en familias que sufren la conducta suicida

Víctor T. Pérez Martínez1 y Zurama Lorenzo Parra2

Resumen

En 2 familias donde aconteció un suicidio consumado la Repercusión Familiar Global fue calificada como severa, mientras que en los 32 núcleos familiares donde acaeció un intento suicida se encontró predominio de la repercusión familiar elevada en el 56,2 %. En ambos eventos psicotraumatizantes las redes de apoyo que con más frecuencia fueron utilizadas por la totalidad de las familias afectadas provinieron de las instituciones de salud y de la propia familia. El tipo de apoyo social mayoritariamente recibido fue el informativo, seguido del tipo emocional. La capacidad adaptativa de los núcleos familiares que sufrieron el intento suicida fluctuó de regular a buena, mientras que los núcleos donde se produjo un suicidio consumado exhibieron en su totalidad una mala capacidad adaptativa. Se comprobó un notable incremento de los recursos adaptativos de la familia en la medida en que fue mayor el apoyo social recibido. 
 

Palabras clave: Repercusión familiar, apoyo social, capacidad adaptativa.

La familia constituye la primera red de apoyo social  que posee el individuo, amortiguadora de las tensiones que engendra la vida cotidiana, pero podrá ser, a menudo, generadora de estrés en sí misma.1

Toda conducta suicida constituye motivo de distrés familiar, puesto que genera la perturbación y desorganización de sus integrantes ya sea por la pérdida del miembro que se autoelimina como por la amenaza latente de la pérdida de quien lo pretende.2 

El grado de desorganización dependerá de la cohesión previa de la familia, los niveles de afecto que sobre ella graviten y los roles que desempeñan los parientes en sus diferentes órdenes de funcionamiento, vale decir educativos, de liderazgo, económicos, entre otros, y por lo general, promueve la dislocación de los focos de atención hacia los individuos afectados; de esta manera, las prioridades laborales, escolares y organizativas, preestablecidas son susceptibles a la desorganización de manera dramática, en un gran porcentaje de los casos.3

Para que la interacción entre los miembros de una familia sea la mejor posible es necesario que el sistema familiar sea capaz, de unido como grupo, enfrentar las crisis, expresar los afectos, como permitir el crecimiento individual de sus miembros y producir el intercambio o interacción constante entre ellos, respetándose la autonomía y el espacio del otro. La comunicación deberá ser clara y directa, las funciones de sus miembros estarán bien establecidas, así como sus responsabilidades y predominará la flexibilidad del sistema.4

En la medida que una familia sea más unida, madura, interactuante en sentido de la positividad, tendiente al equilibrio y la armonía cooperadora e inteligente, sus capacidades adaptativas y la flexibilidad que devenga de ellas, permitirá con más éxito que su nivel de aceptación ante las frustraciones existenciales mejore, para así afrontar tales contingencias con una óptica más realista y lograr  la recuperación del inevitable sufrimiento, de manera tal que se restablezca y reestructure la convivencia familiar en la situación nueva, en un sentido positivo y creador.5

Por todo lo anterior, el objetivo de este trabajo fue profundizar en el comportamiento del sistema de redes de apoyo social en familias con eventos psicotraumatizantes y precisar cuales fueron las redes más utilizadas.

Métodos

Se realizó un estudio descriptivo transversal que incluyó un total de 34 familias en las que aconteció un comportamiento suicida durante los años 2001 – 2003. Todos los pacientes o fallecidos fueron reportados en dicho período por el Departamento de Estadística del área de salud del Policlínico Docente “Ana Betancourt”.

Todos los miembros del núcleo familiar mayores de 17 años de edad, fueron entrevistados y se aplicaron 3 instrumentos psicológicos, cuya premisa básica es que las respuestas marcadas en dichos exámenes, recogieran el consenso familiar, es decir, que el criterio a asumir fuera como mínimo el de 2 o más miembros participantes activos en la vida cotidiana del grupo familiar.

Instrumentos psicológicos empleados

Instrumento de Repercusión Familiar (IRFA). Esta prueba se validó para determinar la Repercusión Familiar Global (RFG) según el grado en que el evento originara cambios en el seno familiar.  Consta de 20 ítems que comprendían las 4 áreas siguientes: socioeconómica, sociopsicológica, funcionamiento familiar y estado de salud de los miembros. La calificación cuantitativa de este instrumento  consistió en la suma natural (no algebraica) de los valores numéricos. Se estableció porcentaje por cada área y otro para la repercusión global. Según la puntuación obtenida, el grado de repercusión familiar se evaluó desde: no repercusión, con repercusión leve, moderada, elevada y severa.

Prueba de Apoyo Familiar y Social. Permite conocer las principales redes de apoyo con las que puede contar la familia ante la ocurrencia de un evento psicotraumatizante, el tipo de apoyo esencialmente recibido (instrumental, informativo, emocional y espiritual), así como la frecuencia de contactos (nula, poco frecuente, frecuente y muy frecuente) con dichas redes. Su calificación fue cuantitativa.

Índice de Adaptabilidad. Permite evaluar la capacidad  de adaptación familiar, es decir, medir la flexibilidad familiar para enfrentar los cambios y ajustarse a las nuevas situaciones.  Su calificación fue también cuantitativa y según la puntuación obtenida se clasificó en buena, regular o mala. Los resultados se expresaron en porcentajes.

Todos los instrumentos piscológicos empleados se basaron en los trabajos de González I y otros realizados entre 1980 y 1989.

Resultados

En las 2 familias que sufrieron el suicidio consumado el grado de RFG fue calificado como severo por la totalidad de los miembros, en tanto que en aquellas 32 familias donde acaeció el intento suicida el grado de RFG predominante fue del 56,2 % de los núcleos encuestados (n=18) con una repercusión elevada, seguido de la severa en un 25 % (n=8); a continuación la repercusión moderada en un 12,5 %, (n=4) y finalmente la leve en sólo el  6,3 % de los grupos familiares implicados (n=2).

En las tablas 1 y 2 se aprecia que tanto la familia como las instituciones de salud desempeñaron un rol protagónico, siendo ambas las redes más utilizadas (100 %).

Tabla 1. Redes de apoyo más utilizadas en las familias afectadas por el intento suicida

Redes más frecuentes

No.

%

La propia familia

32

100

Las instituciones de salud

32

100

La pareja

19

59,4

Otros familiares que viven fuera del hogar

16

50,0

Los amigos

14

40,6

Los vecinos

11

34,3

Los compañeros de trabajo o estudio

9

28,1

Instituciones religiosas
6
18,8

Fuente: Test Apoyo Social.

Tabla 2. Redes de apoyo más utilizadas en las familias afectadas por el suicido consumado

Redes más frecuentes

No.

%

La propia familia

2

100

Las instituciones de salud

2

100

Otros familiares que viven fuera del hogar

2

100

Los amigos

1

50

Los vecinos

1

50

Los compañeros de trabajo

1

50

Las instituciones religiosas

0

0

La pareja
0
0

Fuente: Test Apoyo Social.

En los núcleos familiares afectados por el suicidio consumado quedó excluido el apoyo proveniente de la pareja al desaparecer físicamente uno de sus miembros y el auxilio de las instituciones religiosas, pues en los 2 casos notificados no se reconocieron prácticas de este tipo.

Resultó significativo que en ambos eventos psicotraumatizantes siempre existieron contactos con las redes de apoyo descritas anteriormente, variando su frecuencia según el comportamiento suicida. En el intento suicida la frecuencia de contactos fue calificada como “frecuente” por el 56,2 % de los núcleos familiares, “muy frecuente” por el 28,2 % y como “poco frecuente” por el 15,6 %.  En el suicidio consumado pudo observarse que aunque nunca la frecuencia de contactos con las redes fue nula, en los 2 pacientes notificados esta se calificó como “poco frecuente”.

En las tablas 3 y 4 se aprecia que en ambos comportamientos, los tipos de apoyo mayoritariamente recibidos por los grupos familiares afectados fueron: el apoyo informativo, referido a la adquisición de nuevos conocimientos, emisión de consejos, orientaciones y valoraciones, seguido en frecuencia por el apoyo de tipo emocional, referido a la capacidad de consuelo, desahogo, de brindar afecto, el fortalecimiento de la autoestima y la compañía de personas, familiares y amigos.

Tabla 3. Tipos de apoyo recibidos en las familias afectadas por el intento suicida

Tipos de apoyo
Poco
Alguno
Mucho
Total

No.

%

No.

%

No.

%

No.

%

Emocional

2

6,2

7

21,9

23

71,9

32

100

Instrumental

25

78,1

5

15,7

2

6,2

32

100

Informativo

0

0,0

1

3,1

31

96,9

32

100

Espiritual

22

68,7

4

12,5

6

18,8

32

100

Fuente: Test de apoyo social.

Tabla 4. Tipos de apoyo recibidos en las familias afectadas por suicidio consumado

Tipos de Apoyo
Poco
Alguno
Mucho
Total

No.

%

No.

%

No.

%

No.

%

Emocional

1

50

1

50

0

0

2

100

Instrumental

2

100

0

0

0

0

2

100

Informativo

1

50

0

0

1

50

2

100

Espiritual

2

100

0

0

0

0

2

100

Fuente: Test de apoyo social.

En los 2 eventos se comprobó un deficitario apoyo instrumental, referido a ayuda monetaria, alimenticia y necesidad de albergue. Sólo 6 familias que practican activamente algún credo religioso recibieron sostenidamente apoyo de tipo espiritual, referido a meditaciones, ayuda fraternal en cultos y actos religiosos. Más de la mitad de los núcleos familiares (n=28) no practican ni están afiliados a sectas religiosas, iglesias católicas o protestantes.

El comportamiento del índice de adaptabilidad familiar con respecto al intento suicida fue el siguiente: con capacidad de adaptación regular se calificaron un total de 20 familias, lo que representó el 62,5 % de la muestra; con buena capacidad adaptativa se consideraron 9 familias, para un 28,1 % y con mala capacidad sólo se encontraron 3 núcleos que representaron el 9,4 %. Como se aprecia, más de la mitad de la muestra exhibió una capacidad adaptativa regular. En las 2 familias que sufrieron el suicidio consumado, el total de núcleos calificó con una mala capacidad adaptativa. No obstante, el 90,6 % (n=29) de las familias evaluadas mostraron un nivel de adaptabilidad que osciló entre bueno y regular. Sólo 5 familias mostraron una mala capacidad adaptativa.

Referente a los acontecimientos que influyeron sobre las familias afectadas por el intento suicida, se observó que en las que la repercusión familiar tuvo un comportamiento leve (n=2), el apoyo recibido fue “frecuente” y “muy frecuente” en el 6,2 % para (n=2) y la adaptabilidad lograda por ambos núcleos llegó a ser buenalo que representó un 6,2 %. En los casos en que repercusión resultó moderada (n=4), el apoyo recibido se consideró como “nulo” o “poco frecuente” en  un solo núcleo familiar, para un 3,1 % y “frecuente” y “muy frecuente” en 3 familias para un 9,3 %. La capacidad de adaptación alcanzada fue calificada como buena en el 9,3 % en estas 3 familias y como regular en sólo un núcleo familiar, lo que representa el 3,1 %. La repercusión elevada que implicó a 18 familias, se encontró que 3 de ellas recibieron un apoyo “nulo” o “poco frecuente” el (9,3 %), mientras que las 15 prestantes  lo recibieron “frecuente” y “muy frecuente” para un 46,8 %; la adaptación fue buena en un 6,2 % para (n=2), regular en el 43,7 % para (n=14) y calificada de mala en solo 2 familias, lo que representó el 6,2 %.

De las 8 familias que exhibieron una repercusión severa, solo una recibió apoyo “nulo” o “poco frecuente”, para un 3,1 %, en las otras 7 fue “frecuente”, y muy “frecuente” para un 21,8 %.

La adaptabilidad se concibió buena en  2 núcleos familiares, para un 6,2 %, regular en 5 familias, (15,6 %)  y  mala en un sólo núcleo, para un 3,2 %.Se apreció una relación directa entre la influencia de la capacidad adaptativa familiar y el apoyo social recibido en la repercusión familiar de cualquier acontecimiento psicotraumatizante, como resulta ser el que hoy se presenta: el  comportamiento suicida. 

Discusión

Es notorio que siempre que se constató repercusión de los comportamientos suicidas en el seno familiar, lo que resulta comprensible al valorar la significación potencialmente traumática que de ellos deviene, al generar sin dudas, crisis familiares paranormativas de carácter mixto. En el caso de los suicidios consumados se afecta la estabilidad de la membresía, la dinámica familiar y se producen crisis familiares por desorganización; en el intento suicida, por el desajuste y el deterioro del equilibrio armónico e interactivo entre los miembros de la familia, se afecta únicamente el eje de la dinámica grupal y la subjetividad individual, aspecto en el que coinciden los autores de este trabajo con lo referido por algunos otros.3,5

Ante la situación de muerte o su inminencia, las familias tienden a apoyarse en sus propios miembros y en las instituciones de salud. Estos resultados sustentan la importancia de los planes de perfeccionamiento de los médicos de familia, como ha sido señalado por Pérez González (Pérez González, E. La familia en el proceso salud enfermedad. La Habana, 1992). Por otra parte, los lazos afectivos generados en la vida cotidiana explica el hecho de la presencia de la familia como red de apoyo imperante, así como el sentido de pertenencia y la cohesión inherente a esta célula social, lazos fraternales compelen en las relaciones sólidas de apoyo brindado por los amigos en situaciones de emergencia como las que aquí se evalúan.

En ambos comportamientos, los compañeros de trabajo y vecinos ocuparon las últimas posiciones dentro del sistema de redes de apoyo, amén de lo inoperante que pudieron mostrarse por razones que no competen a esta investigación, pudieran traducir el hecho de que muchas familias adopten ante sucesos psicotraumatizantes como la conducta suicida, actitudes de defensa que protejan la integridad de sus miembros, limitando eventualmente los contactos sociales.

Consideramos que la participación cotidiana de los integrantes de las instituciones de salud y familiares como redes de apoyo usadas más frecuentemente, propició el franco predominio del apoyo informativo emocional, pues las familias fueron auxiliadas simultáneamente por 2 redes cuyas funciones se complementan, ya que a la ayuda profesional y técnica (entiéndase apoyo informativo) del personal de salud , se sumaron  los lazos afectivos de consuelo y solidaridad de los familiares. En tanto el deficitario apoyo instrumental pudiera estar supeditado a factores socioeconómicos relacionados con la cruel e injusta crisis económica que aún sufre el pueblo cubano tras años de criminal bloqueo imperialista, sin menospreciar la participación de variables humanas, tales como: el egoísmo, la negligencia y la indolencia implícitas en personalidades con potencialidades de solidaridad humana esencialmente pobres.

Conociendo que las familias unidas, con tendencia a la armonía, el equilibrio y con interacciones en sentido positivista muestran mejores capacidades adaptativas que predicen el éxito a los enfrentamientos a frustraciones existenciales, así como la reestructuración de la convivencia familiar de manera creadora ante eventos generadores de sufrimiento como los aquí estudiados, es posible inferir que la calidad de la convivencia previa a los comportamientos suicidas no fuese necesariamente crítica, teniendo en cuenta que el 90,6 % de las familias implicadas en la investigación exhibieron un nivel de adaptabilidad que oscila entre bueno y regular. De cualquier forma no se puede oslayar que los factores de riesgo de la conducta suicida son múltiples  y en la multicausalidad de estos, la familia de donde procede la víctima es sólo un factor entre muchos, aspecto destacado en el Programa Nacional de Prevención de la Conducta Suicida,6 con el que los autores están de acuerdo precisamente en este tipo de conducta, pues la mala capacidad de adaptación no es posible atribuirla únicamente a disfunciones familiares cuando existen otros elementos casuísticos, algunos ya mencionados.

A medida que  las familias recibieron mayor apoyo, la capacidad de adaptación familiar mejoró ostensiblemente, lo que resulta explícito en los núcleos donde la repercusión fue calificada de leve y moderada. Incluso en aquellos donde el comportamiento suicida repercutió de forma elevada y severa, pudo apreciarse que si bien el índice de adaptabilidad disminuyó, el apoyo recibido por las familias afectadas no fue necesariamente más pobre. Consideramos que en tales casos influyó la existencia previa de familias con notables disfunciones, dificultades en la comunicación y en las relaciones interpersonales, e integrantes cuyos recursos adaptativos resultaron insuficientes para contribuir al enfrentamiento exitoso de eventos psicotraumatizantes y a la reestructuración de la vida familiar. Conclusiones afines a estos argumentos han referido algunos autores.3,5,7

Se puede concluir que en la totalidad de las familias estudiadas se apreció un determinado grado de repercusión familiar generado por las crisis vividas por estos núcleos, originadas por el comportamiento suicida de sus miembros. Quedó demostrado una severa repercusión familiar en el 100 % de las familias con suicidio consumado y un predominio franco de la repercusión familiar elevada (56,2 %) en las 32 familias notificadas con intentos suicidas. La frecuencia de contactos con las redes de apoyo en ambos eventos nunca resultó nula. Se encontró una relación directa entre la influencia de la capacidad adaptativa familiar y el apoyo social recibido en la repercusión familiar del comportamiento suicida, y se comprobó un incremento de los recursos adaptativos en la medida en que mayor fue el apoyo social recibido.

Summary

Behavior of the system of social support networks in families suffering from suicidal behavior

In 2 families, where suicide was committed, the Global Family Repercussion was classified as severe,whereas in the other 32 family groups in which a suicide attempt took place, a predominance of elevated family repercussion was found in 56.2 %. In both psychotraumatizing events, the most used support networks were those from the health institutions and from the own family. The most frequent social support was the informative, followed by the emotional. The adaptative capacity of the family groups that suffered from the suicide attempt fluctuated from fair to good. All the groups with a suicide committed showed a poor adaptative capacity. A marked increase of the adaptative resources of the family was observed as the social support received was greater.

Key words: Family repercussion, social support, adaptative capacity.

Referencias bibliográficas

1. Montero  Ruiz I. Apoyo social y salud mental. En: Psiquiatría social y comunitaria I. Madrid: ICEPSS; 1997.p.253-68.

2. Montalbán R.  La conducta suicida. Madrid: Editorial Libro del Año; 1997.

3. Herrera SP. La familia funcional y disfuncional, un indicador de la salud. Rev Cubana Med Gen Integr, 1997; 13(6): 591-5.

4. Pérez  Cárdenas C. Crisis familiares no transitorias.  Rev Cubana Med Gen Integr. 1992;8 (2):144-51.

5. Florenzano Urzúa  R.   Familia y salud de los jóvenes Santiago de Chile. Santiago de Chile:Ediciones Universidad Católica de Chile; 1995.p.31-7.

6. Cuba. Ministerio de Salud Pública. Programa Nacional de Prevención de la Conducta Suicida. La Habana:MINSAP;1998.

7. Reyes Guibert W. El Suicidio: un tema complejo e íntimo. La Habana: Editorial Científico-técnica; 2000.

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