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Revista Cubana de Medicina General Integral

versión impresa ISSN 0864-2125versión On-line ISSN 1561-3038

Rev Cubana Med Gen Integr v.23 n.3 Ciudad de La Habana jul.-sep. 2007

 

Experiencia médica

¿Medicina general integral o medicina familiar?

Leonardo A. Cuesta Mejías1

RESUMEN

En el presente trabajo, además de ofrecer la opinión basada en la experiencia personal del autor, se aplica encuesta confeccionada al efecto en la que se indaga fundamentalmente cuál es la preferencia de los profesionales vinculados a la práctica de la Medicina General Integral o de la Medicina Familiar a la hora de denominar la especialidad que desempeñan. Es decir, responder la pregunta que da título al trabajo es la intención u objetivo general del mismo.

Palabras clave: Medicina general integral, medicina familiar.

Desde una perspectiva personal, totalmente realizado con la forma en que mi especialidad satisface plenamente mis expectativas profesionales, intento responder la pregunta que da título a este trabajo.

Es curioso, y aquellos colegas que hace ya un poco más de 2 décadas se adentraron en el maravilloso mundo de la Medicina General Integral y junto a los cuales he venido trabajando todo este tiempo, podrían atestiguar que mi respuesta siempre se inclinaba hacia la derecha del título, cuando formal o informalmente discutíamos sobre el nombre más justo o apropiado para la especialidad que ejercíamos.

Hoy cualquier especialidad del Sistema Nacional de Salud (SNS) cubano, tiene 10 o más veces menos especialistas que la Medicina General Integral. Tan solo por la cantidad, más de 30 000 médicos están directamente vinculados y laborando en los espacios de esta especialidad, y más de 20 000 de ellos ya especializados (Registro de Profesionales del MINSAP). Tiene esta disciplina, por tanto, un lugar de respeto ganado en nuestro país y en el mundo.

Por este motivo, y porque cada vez más se inclina mi respuesta a la izquierda del título de mi trabajo, he querido exponer los principales elementos que justifican, en mi opinión, en evolución dialéctica de mi pensamiento, este cambio de criterio, que es algo más complejo y seguramente más polémico que un simple desplazamiento de derecha a izquierda, coincidentemente y de manera feliz, en el sentido del progreso.

Se pretende, como objetivo general responder con rigor científico el cuestionamiento que da título al presente trabajo: ¿Medicina General Integral o Medicina Familiar?; y más específicamente, fundamentar la respuesta a esta pregunta sobre la base de la experiencia profesional del autor, del criterio de expertos y del resultado de encuesta aplicada a una muestra de Médicos de Familia de diferentes categorías y ubicaciones; así como promover la reflexión con relación al presente tema luego de su publicación.

METODOLOGÍA

Apoyados en el interés de responder la interrogante que da título a este trabajo, llevamos a cabo una revisión bibliográfica alrededor de las 2 concepciones a las que nos enfrentamos: Medicina General Integral por un lado y Medicina Familiar por el otro. Nos apoyamos, sin dudas, en nuestra experiencia personal, de 12 años como Médico de Familia primeramente, y como Especialista en Medicina General Integral con posterioridad.

Sacamos provecho de las misiones internacionalistas de emergencias en las que participamos como Especialista en MGI, de conjunto con otro MGI, formando parte de un grupo multidisciplinario ante la erupción del Volcán “Cerro Negro” en Nicaragua durante 3 meses en 1992, y como único Médico de Familia y Especialista en MGI dentro de otro grupo multidisciplinario, que acudió a brindar ayuda humanitaria a los pobladores de los municipios de “Vicente Noble” y “Tamayo” cuando el ciclón George azotara a la República Dominicana en 1998. Otras misiones de colaboración o de asesoría a Brasil y Colombia, todas como Especialista en Medicina General Integral, han nutrido también esta experiencia. De igual manera, nuestras tareas como Especialista en MGI, Funcionario de la Dirección Nacional de Servicios Ambulatorios, las visitas de inspección y control a las diferentes provincias y territorios, el intercambio con nuestros colegas a todo lo ancho y largo del país, incorporaron nuevos ángulos a lo acumulado.

Finalmente, el haber coordinado durante 4 años, desde 1999 a 2003, el trabajo de más de 160 Médicos de Familia, todos Especialistas en Medicina General Integral, en un país al mismo tiempo caribeño y centroamericano, anglófono por añadidura, conforma definitivamente la visión y los criterios que exponemos, sin apasionamiento pero con la mayor convicción y objetividad, en el presente trabajo. No queriendo dejar esta tesis solo en nuestro referente conceptual, apoyados en nuestras vivencias, confeccionamos una encuesta que aplicamos a un total de 530 Médicos de Familia escogidos al azar. Lo hicimos durante diferentes posibilidades de relación con ellos, utilizando los contactos personales y la comunicación electrónica. En esta encuesta recogimos algunos de sus datos generales, incluyendo además de su edad, sexo y provincia de procedencia, el tiempo de trabajo en la APS y el tiempo que llevaban de graduados como especialistas, así como su ubicación laboral específica (anexo).

Indagamos con ellos su criterio con relación a la denominación de la especialidad que practican, y le pedimos nos dieran, al menos 3 razones, para fundamentar su respuesta. Establecimos, además, la relación entre la ubicación laboral específica de cada encuestado con relación a la respuesta ofrecida. Llevamos todas estas respuestas a tablas, analizamos la información expuesta, y arribamos a las conclusiones que ofrecemos en este trabajo de manera colateral.

ANTECEDENTES Y DESARROLLO

El SNS cubano comenzó a vivir, el 4 de enero de 1984, una verdadera Revolución, que sin dudas cambió el rumbo y el ritmo de su permanente proceso de reformas, cuando comenzó, por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro, el trabajo del Médico de Familia en el Área de Salud del Policlínico Lawton, en Ciudad de la Habana.1

Hoy, a 20 años, estos médicos, que fueron multiplicándose año por año, dan cobertura asistencial al 100 % de la población cubana, como Médicos de Familia ubicados en la comunidad. Los hemos visto también trabajando en escuelas, círculos infantiles, fábricas, unidades militares, establecimientos penitenciarios, otras unidades del Ministerio del Interior, así como ejerciendo responsabilidades docentes y de dirección en distintos niveles del SNS. Han sido nuestros especialistas en MGI, Directores Nacionales, Directores Provinciales de Salud, Decanos, Viceministros, e incluso, Ministro de Salud Pública.

Hoy, por la necesaria reorganización de los servicios y de sus recursos humanos, muchas de estas ubicaciones mencionadas se han reducido a su mínima expresión, manteniéndose fundamentalmente las de las FAR y el MININT, así como en algunos centros educacionales y laborales priorizados. Hemos tratado de concentrar nuestras fuerzas en la atención a la población en sus comunidades de residencia mediante la aplicación del Programa de Atención Integral a la Familia y la reorganización de los Equipos Básicos de Salud. Están hoy también nuestros Médicos de Familia diseminados por el mundo, emprendiendo hermosas tareas de ayuda solidaria en remotos parajes de países hermanos. Miles de ellos, en generosa colaboración de nuestro pueblo y gobierno con la Revolución Bolivariana y con el heroico pueblo venezolano, cumplen con la Misión Barrio Adentro, y llevan salud a los cerros de Caracas y a otros muchos lugares otrora olvidados de la gran geografía venezolana.

La experiencia del Médico y la Enfermera de Familia, que comenzó con solo 10 de ellos, en el propio año 1984, a solo 9 meses, creció 20 veces. Se vislumbró, desde el propio comienzo del Programa, la necesidad de que estos médicos se especializaran. Surgieron interrogantes como, en qué especialidad, dónde lo harían, quiénes serían los profesores, etc.; y una de las ideas que se relacionó con toda esta Revolución en la Medicina fue la del Especialista en Medicina General Integral.

En el propio Policlínico Docente de Lawton, profesores de Medicina Interna, Pediatría, Ginecoobstetricia y Psicología, comenzaron a desarrollar, con la mayoría de los 10 primeros Médicos de Familia, el primer Programa de Formación de Especialistas en Medicina General Integral de manera integrada con 3 años de duración. En el Policlínico de Plaza de la Revolución, por otro lado, 19 médicos culminaron un programa diferente, rotando cada uno de los 3 años por 1 de las especialidades básicas. Finalmente, fueron estos los primeros graduados en Medicina General Integral. El programa de formación integrado, que se experimentó en el Policlínico Docente de Lawton, se impuso como la forma ideal en el momento, para la formación del tipo de especialista, en que necesitábamos se convirtiera, el Médico de Familia cubano.

Estaban respondidas varias de las interrogantes anteriores, la especialidad sería la Medicina General Integral, se formarían en esta especialidad desde la propia comunidad, lo harían en un régimen de educación de posgrado desde el propio puesto de trabajo, y los profesores serían al inicio y durante un buen tiempo, e incluso hasta hoy, los propios profesores de las especialidades básicas y de psicología. En los primeros momentos la Medicina General Integral, coincidía por el lugar de trabajo y de formación con el propio lugar de trabajo de los llamados Médicos de la Familia, que por demás, han venido especializándose desde entonces en MGI, a pesar de estar ejerciendo en la práctica un programa de Medicina Familiar. Es en ese tiempo donde realmente no se plantean diferencias ni contradicciones de ningún tipo entre la especialidad de MGI y la práctica de la Medicina Familiar, al menos, si no como especialidad sí como disciplina que tiene como objeto de estudio y trabajo la atención a la familia como un todo, y en especial a su salud, la célula básica de nuestra sociedad socialista.

A partir del momento en que estos médicos comienzan a ser ubicados en escuelas, círculos infantiles, fábricas y otros lugares de trabajo, comienzan también a desarrollar su especialidad desde cualquiera de estos puestos de trabajo, en mi criterio, se comienzan a sentar las bases para establecer diferenciaciones sustanciales entre la especialidad que cursan y desarrollan la mayoría de nuestros médicos de APS, la Medicina General Integral, y la Medicina Familiar propiamente dicha, de la manera en que, al menos, el mundo la entiende y la reconoce.

A modo de ejemplo y para ilustrar mi planteamiento, la referencia de Robert Taylor cuando dice que, “el médico de familia es el que practica la especialidad y utiliza los principios de la Medicina Familiar, es el médico que provee cuidados de salud continuos e integrales en el contexto de la familia, sin limitaciones por edad, sexo del paciente o por el tipo de problema que se presenta, sean estos biológicos, psicosociales o del comportamiento, o cualquier combinación de los mismos”. También nos puede servir para esta ilustración la definición del Consejo Americano de Medicina Familiar: “es la especialidad que se preocupa por el cuidado de la salud total del individuo y la familia”.

Para poder hacer un análisis objetivo no podemos dejar de remontarnos, aunque de una manera breve, a la Historia. La Medicina Familiar tiene sus orígenes en la Medicina General, la que a su vez surgió y tomó auge desde el siglo XIX hasta las primeras décadas del siglo XX. Con el devenir de los años y el desarrollo de la ciencia y la técnica, la práctica médica se venía oponiendo al pensamiento unicista de la verdadera clínica. Cada vez más el diagnóstico y la terapéutica médica han venido dependiendo en mayor proporción de la tecnología.

La tendencia en el mundo ha sido a la superespecialización, incluso en nuestro propio país. Tanto era así que el Comandante en Jefe llegó a plantear, de una manera jocosa, en más de una ocasión, que si seguíamos esa tendencia íbamos a desarrollar el especialista en el dedo meñique. No podemos soslayar que con esta tendencia aumentaba la insatisfacción de las grandes masas, cada vez más se deshumanizaba la práctica médica, y el ser humano, además de ser tratado en otros muchos lugares como mercancía, se venía convirtiendo en un simple objeto de estudio de laboratorios diagnósticos y de fabricantes de medicamentos.

Resurge, entonces, la Medicina Familiar en una espiral dialéctica de desarrollo ascendente, en el caso de Cuba, con un carácter más amplio, respondiendo a la sugerencia política de nuestro máximo líder, de satisfacer la necesidad de que “el médico esté lo más cerca posible de donde quiera que esté el ciudadano, donde quiera que haya un grupo de personas debe haber un médico”.2

No queda nuestro médico solamente como un Médico de Familia, es un médico también de colectivos escolares y laborales en sus más disímiles variantes, desde un círculo infantil hasta un hogar de ancianos, desde una escuela especial hasta un centro penitenciario. Se perfila no solo para la atención de individuos y familias, sino también a comunidades y a su medio ambiente, y no solo para la curación de sus padecimientos o rehabilitación de sus secuelas, sino, para su prevención y para la promoción de estilos de vida cada vez más saludables, que propicien y garanticen el mantenimiento y mejoría de los indicadores de salud individuales y colectivos, es sin lugar a dudas un Médico General Integral. Sentenció también Fidel: “este médico es el más universal..., y a mi juicio, este es uno de los especialistas que va a jugar un papel fundamental en la salud de nuestro pueblo”.3

Podemos decir, a modo de ilustración y sin chovinismo de ningún tipo, que en la práctica médica mundial actual, cualquier médico Especialista en Medicina General Integral cubano, en este caso no porque el hecho de ser cubano le confiera por sí solo alguna cualidad diferente, sino por el hecho de ser en nuestro país donde único se desarrolla esta especialidad, puede desempeñarse como Médico de Familia, a la manera que lo conceptualiza la generalidad del mundo. Al mismo tiempo, consideramos, sin embargo, que cualquier Médico de Familia del mundo, no puede desempeñarse como Especialista en Medicina General Integral, con el cumplimiento de las funciones y los roles que debe asumir este especialista en nuestro país.

La masividad de nuestro programa de formación de Especialistas en Medicina General Integral, el cual ha venido perfeccionándose sistemáticamente, y aún lo hace en el momento actual, el hecho de que nuestros Médicos de Familia se hacen especialistas en esta disciplina, y la necesidad de ponernos a tono con el mundo, han hecho llamar indistintamente a nuestra especialidad Medicina General Integral o Medicina Familiar, y tanto es así que la sociedad científica que agrupa a la mayoría de nuestros especialistas en Medicina General Integral se denomina Sociedad Cubana de Medicina Familiar (SOCUMEFA), en cambio, el órgano científico de esta Sociedad, es la Revista Cubana de Medicina General Integral.

Fueron varias las oportunidades en que participando en eventos internacionales dentro o fuera de Cuba, cuando hacía referencia a mi formación o a la especialidad que desempeñaba, debía decir, a modo de aclaración, Medicina General Integral, la Medicina Familiar Cubana. En el texto de Medicina General Integral del Dr. Roberto Álvarez Sintes, Lemus y Borroto plantean: “La Medicina Familiar Cubana se denomina Medicina General Integral”.4

Recuerdo que hace algunos años muchos de los Médicos de Familia miembros de la SOCUMEFA y del Grupo Nacional de la Especialidad de Medicina General Integral, estuvimos de acuerdo con proponer a nuestras autoridades el cambio de nombre de nuestra especialidad. Todos los de ese grupo, casi unánimemente, hemos pensado en más de una ocasión proponer llamarla simplemente Medicina Familiar, y reitero, yo era hasta un tiempo atrás, abanderado de esta propuesta.

No es que haya cejado en el empeño o abandonado a mis colegas en él. El tiempo, las experiencias vividas, y la maduración de elementos conceptuales, me han dado el convencimiento de que realmente, al menos es mi criterio, que en el caso cubano, la especialidad que hacen nuestros Médicos de Familia, debe seguir denominándose Medicina General Integral, y que ésta es algo más amplia, y por tanto diferente, de la Medicina Familiar. Soy del criterio, al mismo tiempo, que la amplitud y generalidad de que intentamos dotar a la especialidad en Medicina General Integral hacen que no podamos, al menos en la práctica, durante la fase de formación como especialistas de nuestros médicos, profundizar total y suficientemente en los elementos particulares de la Medicina Familiar.

Desarrollan nuestros Médicos de la Familia la práctica de una disciplina sin un basamento verdaderamente profundo, desde el punto de vista teórico para la atención a la familia, cuestión que quedó evidenciada en los resultados de la investigación que sobre los elementos que definen el funcionamiento del Equipo Básico de Salud (EBS) desarrollara un colectivo de especialistas de la Escuela Nacional de Salud Pública en el año 2002, donde se pone de manifiesto el insuficiente enfoque familiar en la atención que brindan nuestros EBS a la población (Colectivo de Autores. Elementos que definen el desempeño del Equipo Básico de Salud. ENSAP, 2002).

La dinámica de una familia es realmente muy diferente a la de un colectivo laboral y a la de un grupo escolar. Por otro lado, solo un médico formado como especialista de una manera amplia o general, pero a la vez integralmente, es capaz de asumir los retos que asumen con elevado nivel de profesionalismo y con igual nivel de resultados, los especialistas en MGI dentro y fuera de nuestro país. Las misiones de colaboración y las heroicas misiones internacionalistas que llevan a cabo estos especialistas, proporcionan cientos de ejemplos diariamente.

Asumen puestos de trabajo en condiciones de total aislamiento y con carencia casi absoluta de recursos materiales, atienden poblaciones con problemas de salud y enfermedades nunca antes enfrentados, se desempeñan como anestesistas en operaciones de cirugía mayor, realizan ellos mismos operaciones de emergencia, cesáreas y otras, trabajan en servicios de emergencias, hacen las veces de forenses, muchos de ellos laboran de manera permanente en centros hospitalarios, etc. Todos estos puestos, retos y desafíos que asumen, desbordan el perfil de la Medicina Familiar propiamente dicha, y solo por tratarse de especialistas en Medicina General Integral los pueden enfrentar, y en mi opinión lo logran, por ser esta especialidad precisamente general e integral.

En nuestro propio país son también variados los ejemplos del desempeño exitoso del especialista en MGI, valga solo mencionar que, con contadas excepciones, los especialistas que hoy ingresan al segundo nivel de atención, se convierten primeramente en especialistas en Medicina General Integral. La red de atención a la urgencia en la APS, elemento pilar del Sistema Integrado de Urgencias Médicas de nuestro país, tiene como principales protagonistas a especialistas también en MGI.

Los variados elementos que integran el Proyecto Revolución, dentro del Sector Salud, han puesto nuevamente a prueba las potencialidades de nuestros Médicos de Familia, y muy particularmente de nuestros Especialistas en Medicina General Integral. Un grupo importante de ellos, sin pretender la verticalización en alguna de las especificidades de las Ciencias Médicas, con cursos intensivos o con diplomados y maestrías, prueban magníficos desempeños en una serie de especialidades no básicas necesarias en la APS. El desarrollo de la práctica de la Medicina Natural y Tradicional, al menos en este nivel de atención, se debe en gran parte al elevado número de Especialistas en Medicina General Integral que se han apropiado de las bondades de esta rama de la Medicina y le han dado el lugar que hoy ocupa en nuestro SNS.

En las tablas 1 y 2 apreciamos respectivamente la distribución por grupos de edades y sexos de los Médicos de Familia encuestados, y como puede verse, la mayoría de ellos pertenece al sexo femenino y no rebasa los 35 años de edad. Solo una minoría de los encuestados está por debajo de los 30 años. Esto se corresponde con la distribución por sexo, no así por edad de nuestra fuerza médica en APS en el país, según datos ofrecidos por el Registro de Profesionales de nuestro Ministerio de Salud Pública.

TABLA 1. Distribución por grupos de edades de los Médicos de Familia

Edad (en años)

No. de médicos

%

24-29

111

20,9

30-34

233

43,9

35 y más

186

35,2

Totales

530

100,0

         Fuente: Encuesta.

TABLA 2. Distribución por sexo de los Médicos de Familia

Sexo

No. de médicos

%

Femenino

302

57,0

Masculino

228

43,0

Totales

530

100,0

          Fuente: Encuesta.

Como podremos ver en las tablas 3 y 4, la mayoría de los encuestados tiene más de 5 años de labor dentro de la APS como Médicos de Familia, e igualmente la mayoría de los entrevistados son ya Especialistas de I Grado en MGI. Estos 2 últimos datos pensamos tienen influencia directa en la preferencia que encontramos y que describiremos más adelante. Como una nota al margen queremos señalar que fueron incluidos en la muestra al azar 2 Especialistas de II Grado en MGI, de los 60 con que cuenta hoy el país.

TABLA 3. Distribución por tiempo de labor en la APS de los Médicos de Familia

Tiempo en APS (en años)

No. de médicos

%

Menos de 5

139

26,0

De 5 a 10

337

63,0

Más de 10

54

11,0

Totales

530

100,0

         Fuente: Encuesta.

TABLA 4. Distribución por la categoría profesional de los Médicos de Familia

Categoría profesional

No. de médicos

%

Familiarización I

12

2,4

Familiarización II

25

4,8

Familiarización + II

6

1,2

Subtotal (familiarización)

43

8,4

Residente I

12

2,4

Residente II

62

11,7

Residente III

30

5,8

Subtotal (residentes)

104

19,9

Especialistas de I Grado

381

71,4

Especialistas de II Grado

2

0,3

Totales

530

100,0

         Fuente: Encuesta.

En la tabla 5 se aprecia que, coincidentemente con nuestro planteamiento, más de las dos terceras partes de los encuestados prefieren la denominación de Medicina General Integral. Prácticamente una cuarta parte de los entrevistados prefiere denominarla Medicina Familiar; mientras que un grupo menor de los encuestados opta por darle otra denominación, la mayoría de ellos prefiere llamarla Medicina Comunitaria. Ofrecen sus fundamentos los encuestados que prefieren denominar la especialidad como Medicina General Integral, y 9 de cada 10 de ellos refieren que es el nombre con que se le conoce desde sus inicios. Similar número plantea que la prefieren porque los que se gradúan de esta no solo trabajan propiamente como Médicos de Familia, aunque así los denominen por generalización, refieren que los especialistas en MGI se encuentran en otros múltiples centros de la comunidad, laborales y educacionales, instituciones del turismo, de las FAR y el MININT, y que esas ubicaciones no atienden familias. Un grupo ligeramente menor refiere que el nombre que más se ajusta al amplio perfil profesional del modelo de este especialista. El 86,5 % de los que prefieren denominar esta especialidad como Medicina Familiar lo hacen teniendo en cuenta el criterio de que estos profesionales se dedican a la atención médica a la familia.

TABLA 5. Denominación preferida por los médicos

Denominación

No. de médicos

%

Medicina general integral

364

68,7

Medicina familiar

132

24,9

Otra

34

6,4

Total

530

100,0

         Fuente: Encuesta.

CONCLUSIONES

  1. La especialidad que hacen y practican de forma mayoritaria nuestros médicos de la APS debe continuar llamándose por definición conceptual apropiada Medicina General Integral.
  2. La denominación de Medicina General Integral es verdaderamente coincidente con el perfil profesional de los especialistas que vencen su programa de formación.
  3. La MGI es una concepción más amplia y diferente como especialidad, que de hecho, incluye pero que a la vez desborda a la Medicina Familiar.
  4. La Medicina Familiar propiamente dicha, puede convertirse en una vertiente abarcadora e interesante del II Grado en la Especialización en Medicina General Integral, al que pudiera acceder cualquier especialista de I Grado, que pueda vencer los requisitos necesarios, incluyendo dentro de ellos, el que haya mantenido por un tiempo prudencial, a determinar, la práctica de la Medicina General Integral en un consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia en la comunidad.
Anexo

Encuesta

Nombre y apellidos: __________________________________________

Centro de trabajo: ____________________________________________

Municipio: _______________________

Provincia: _______________________

Edad: ______

Sexo: ______

 

Tiempo que lleva laborando en la APS (en años):__________

Categoría profesional:

Familiarización I: ______ Familiarización II: _______Familiarización + II: ______

Residente I: ______ Residente II: ______ Residente III: _______

Especialista I Grado: ______ Especialista II Grado: ______

 

Ubicación laboral específica:

CMF en la comunidad: _______ CMF en centro laboral: _______ CMF en centro educacional: _______ CMF en instituciones de la FAR o el MININT: ________

CMF en instituciones hoteleras: ________

Función de dirección: ________ Función docente: ________

Otra ubicación cualquiera: _______

 

Teniendo en cuenta su experiencia personal de trabajo en la Atención Primaria de Salud, cuál considera usted debe ser la denominación que reciba la especialidad que desarrollan nuestros Médicos de Familia:

Medicina General Integral: ________ Medicina Familiar: _______ Otra: _______

Argumente al menos con 3 razones concretas el por qué de su preferencia:

_____________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________________

summary

¿Integral general medicine or family medicine?

At present paper, beside to offer author's personal experience-based opinion, it is applied survey to know which is the preference of professionals related to practice of Integral General Medicine o Family Medicine, at moment of to denominates its real specialty. That is, to answer the question that is the title of this paper, is its general aim.

Key words: Integral General Medicine, Family Medicine.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. De la Torre Montejo E. Prólogo. En: Álvarez Sintes R. Temas de Medicina General Integral. La Habana: Editorial de Ciencias Médicas;2001.p.9.

2. Castro Ruz F. Discurso de Conclusiones del Encuentro Nacional de Estudiantes de Ciencias Médicas. Palacio de Convenciones. 5 de mayo de 1984.

3. Castro Ruz F. Discurso de Clausura del VI Seminario Internacional de Atención Primaria de Salud. Ciudad de La Habana, 28 de noviembre del 1997. Publicado por la Editora Política en Enero de 1998.

4. Lemus ER y Borroto R. Atención Primaria de Salud. Medicina General Integral. En: Álvarez Sintes R. Temas de Medicina General Integral. La Habana: Editorial de Ciencias Médicas; 2001.

Recibido: 31 de marzo de 2005.    Aprobado: 3 de marzo de 2007.
Dr. Leonardo Cuesta Mejías. Policlínico Docente de Playa, municipio Playa, Ciudad de La Habana, Cuba. E mail: leonardo.cuesta@infomed.sld.cu

1Especialista de II Grado en Medicina General Integral. Profesor Auxiliar de MGI del ISCM-H. Subdirector de Higiene y Epidemiología del Policlínico Universitario Docente de Playa.                                                                     

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