Introducción
Las condiciones de vida son las condiciones objetivas en las que los hombres reproducen su existencia social e individual. Cuando se habla de condiciones de vida se hace referencia a las dimensiones histórico-sociales del proceso vital humano, que se concretan en condiciones de vivienda, servicios de infraestructura básica, alimentación, vestido, recreación, educación, seguridad social, empleo, trabajo y participación social, entre otros, que expresan la posibilidad de acceso a los beneficios que provee el desarrollo social, cuyas dimensiones son dinámicas, se interrelacionan unas con otras y determinan formas específicas de vivir, enfermar y morir.1,2,3,4
La crisis que sobrevino en los años 90 en nuestro país, con la caída del campo socialista y el oportunista recrudecimiento del bloqueo norteamericano, a la par que conmocionó la economía, lo que afectó las condiciones de vida de la sociedad cubana. Fue explícito el interés del Estado cubano en no abandonar las conquistas sociales, pero el deterioro y las dificultades para el desarrollo de la vida cotidiana se hicieron sentir. El enfrentamiento de esta crisis dependió de los siguientes aspectos:5,6,7
El nivel de desarrollo socioeconómico y grado de urbanización del territorio en el que se encuentra la familia.
La inserción socio clasista de los miembros adultos y el sector de la economía al que se encuentran vinculados.
La etapa del ciclo vital por la que atraviesa la familia.
La estructura y composición del grupo familiar.
En el país se han realizado diversos estudios que caracterizaron los rasgos personales y familiares más notables asociados a la pobreza y a las desventajas sociales en esta etapa. Estos rasgos son:8,9,10,11)
Familias que tienen un tamaño superior al promedio nacional.
Presencia de ancianos y niños en el núcleo familiar.
Familias monoparentales con mujeres jefas de hogar que no trabajan establemente.
Altos niveles de fecundidad y de maternidad adolescente, sin apoyo paterno.
Ancianos viviendo solos y sin apoyo de otros familiares.
Trabajadores del sector estatal tradicional en ocupaciones de baja remuneración y de baja calificación.
Acceso nulo o muy bajo a ingresos en divisas.
Sobrerrepresentación de negros y mestizos.
Personas que no trabajan por discapacidad o ausencia de condiciones diversas para hacerlo.
Nivel escolar relativamente inferior a la media nacional.
Precariedad de la vivienda y de su equipamiento.
Repertorio de estrategias de vida reducido, de bajo nivel de solución.
Importante peso de migrantes desde territorios de menor desarrollo socioeconómico comparativo, que se asientan en barrios improvisados, sin la infraestructura y la cobertura de servicios públicos necesarios.
Mayor frecuencia de abandono o interrupción de estudios.
Utilización de los niños para apoyar las estrategias de los adultos (cuidado de hermanos más pequeños, venta en el barrio de artículos elaborados o conseguidos por los adultos, realización de tareas domésticas y otros encargos).
Ubicación espacial preponderante en barrios marginales o de situaciones precarias del entorno.
Presencia cualitativamente significativa del origen social obrero y de empleados, de baja calificación.
Reproducción generacional de las desventajas.
Alta presencia en territorios de la región oriental del país.
Desde el año 2007 se comienza a perfilar, desde la más alta dirección política del país, la gestación de un proyecto de cambio nacional, enfocado en la búsqueda de un camino más certero hacia el desarrollo y el perfeccionamiento del modelo socialista cubano, en el 2011 se plasman en los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución y se aprueban durante la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), y se actualizan y precisan en mayor medida en el VII Congreso del PCC en 2016.12 En estos documentos, se le otorga una mayor importancia al tema de la equidad social, que queda definido como un eje estratégico: Eje 6: “Desarrollo humano, equidad y justiciaˮ. Los objetivos generales declarados en este eje son: promover el desarrollo integral y pleno de los seres humanos; consolidar las conquistas de la Revolución en Política Social y garantizar el crecimiento progresivo y sostenible del nivel y calidad de vida de la población; garantizar la vigencia y el respeto de los derechos y el cumplimiento de los deberes fundamentales establecidos en la Constitución de la República de Cuba; y reducir progresivamente la diferenciación económica y social entre los diferentes territorios del país, así como la no proveniente de la cantidad, calidad y complejidad del trabajo y los resultados económicos, entre segmentos de la población.
Sin embargo, todas estas acciones concomitan con la intensificación del bloqueo por parte de los EE.UU. Al respecto, Bruno Rodríguez Parrilla, Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Cuba, en el discurso pronunciado en el 74 Debate General de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York, el 28 de septiembre de 2019, expresó:13
“Guía hasta hoy la estrategia del imperialismo contra Cuba el infame memorando suscrito en 1960 por el subsecretario de Estado Léster Mallory que cito: … No existe una oposición política efectiva (…) El único medio posible para hacerle perder el apoyo interno [al gobierno] es provocar el desengaño y el desaliento mediante la insatisfacción económica y la penuria (…) Hay que poner en práctica rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica (…) negándole a Cuba dinero y suministros con el fin de reducir los salarios nominales y reales, con el objetivo de provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del gobierno”.
Por todo lo planteado anteriormente, se decidió realizar esta investigación con el propósito de describir las condiciones de vida de la población en cuatro consultorios del médico y la enfermera de la familia.
Métodos
Se realizó un estudio descriptivo de corte transversal durante el periodo 2016 a 2019 en cuatro Consultorios del Médico y la Enfermera de la Familia (CMF): 14 y 30 del policlínico “Raúl Gómez Garcíaˮ y el 1 del policlínico “Lawtonˮ del municipio Diez de Octubre y el 1 del policlínico “19 de Abrilˮ de Plaza de la Revolución. Estos consultorios fueron seleccionados por factibilidad.
Para realizar el estudio se visitaron los hogares y se aplicó una encuesta, validada por el Centro de Investigaciones y Referencia de Aterosclerosis de La Habana (CIRAH), a todos los mayores de 18 años que cumplieron los siguientes criterios de inclusión: residir en el área de salud de los policlínicos y aceptar su incorporación. Se consideró como criterio de exclusión encontrarse fuera del área de salud en el momento de la investigación. En total se estudiaron 775 personas.
Este estudio es parte de los resultados del proyecto de investigación Aterosclerosis en el curso de la vida, el cual incluye el proyecto institucional Diferenciación familiar de los factores de riesgo y enfermedades consecuentes de la aterosclerosis, según condiciones de vida el cual se desarrolla en el CIRAH.
Se recogieron las siguientes variables:
Sociodemográficas: sexo (de acuerdo al sexo biológico. Se define como: 1. Femenino, 2. Masculino); edad (se toma en años cumplidos al momento de iniciarse el estudio; escolaridad (años de estudio terminados: 1. Ningún nivel aprobado, 2. Primaria, 3. Secundaria, 4. Obrero Calificado, 5. Técnico Medio, 6. Preuniversitario, 7. Universitario); situación laboral en el último mes (1. Trabajador estatal, 2. Trabajador por cuenta propia, 3. Trabajador empresa mixta, corporaciones o firma extranjera, 4. Ama de casa, 5. Jubilado, 6. Estudiante, 7. No hace nada) y ocupación secundaria (se define como 1. Sí, 2. No).
Clasificación de la familia (de los tres criterios de clasificación de la familia: tamaño, número de generaciones y ontogenesis, los autores seleccionaron tamaño y ontogenesis): tamaño de la familia (1. Pequeña: 2 a 3, 2. Mediana: 4 a 6, 3. Grande: 7 o más) y ontogenesis (1. Nuclear, 2. Extensa, 3. Ampliada).
Percepción de la situación económica: valoración individual de la percepción de su situación económica y la de su familia (se define según percepción de cada individuo encuestado como: 1. Buena, 2. Regular, 3. Mala).
Problemas de la familia y soluciones para estos problemas: Se le pidió a cada encuestado que según orden de importancia listara del uno al cinco los principales problemas que según su criterio tenia la familia y las principales soluciones para resolver estos problemas.
Condiciones de vida:
Tipo de vivienda (1. Casa, 2. apartamento, 3. habitación en cuartería, 4. local adaptado, 5. vivienda improvisada, 6. casa de vecindad o 7. Bohío);
vivienda segura (se define como: 1. Sí o 2. No); problemas constructivos de la vivienda (se define como: 1. Sí o 2. No);
hacinamiento (Índice de hacinamiento bajo cuando es menor o igual a 2 e Índice de hacinamiento alto cuando es mayor de 2);
abastecimiento de agua (Lugar donde la recibe: Se define como: 1. Dentro de la vivienda, 2. Fuera de la vivienda, 3. Acarreo o Pipa y Frecuencia: Se define como: 1. Diariamente (24 Horas), 2. Diariamente (Menos de 24 horas), 3. En días alternos (un día sí y otro no), 4. Dos veces por semana, 5. Una vez por semana, 6. Irregularmente);
servicio sanitario (Ubicación del servicio sanitario: se define como: 1. Dentro de la vivienda, 2. Fuera de la vivienda, 3. No tiene y Uso del servicio sanitario: se define como: 1. Exclusivo de la vivienda o 2. Colectivo);
ubicación de la cocina (Lugar donde está ubicada la cocina: se define como: 1. Una habitación aparte, 2. En una habitación de uso común o dormitorio o 3. No tiene);
desagüe de la vivienda (Tipo de desagüe: se define como: 1. Alcantarillado, 2. Fosa o tanque séptico, 3. Otro);
eliminación de la basura (se define como: 1. Recogida a domicilio, 2. La vierte en contenedor o tanque público, 3. La vierte en vertedero o área común, 4. La quema, 5. La entierra, 6. La elimina de otra forma y Frecuencia de recogida: Se define como: 1. Diariamente, 2. En días alternos (un día sí y otro no), 3. Dos veces por semana, 4. Una vez por semana, 5. Irregularmente); electricidad (se define como 1. Sí o 2. No);
equipos electrodomesticos (se define: Equipos de primera necesidad: Televisor/Radio, Plancha, Ventilador, Refrigerador y Olla de presión y Equipos de segunda necesidad: Grabadora, batidora, aire acondicionado, horno micro onda, lavadora, video, máquina de coser, freezer, olla arrocera, olla reina, computadora, calentador de agua, DVD, teléfono, cocina u hornilla eléctrica, otros);
combustible para cocinar (Gas manufacturado, 2. Gas licuado, 3. Kerosene, 4. Cocina Eléctrica, 5. Petróleo, 6. Alcohol, 7. Leña o carbón de leña, 8. Otro, 9. Ninguno).
Los datos se introdujeron en una base de datos en Access y se procesaron con el paquete estadístico SPSS versión 20.0 para Windows. Teniendo en cuenta los rasgos personales y familiares más notables asociados a la pobreza y a las desventajas sociales, el análisis de los datos de la población estudiada se realizó dividiendo los que tenían o no algunos de estos rasgos (edad menor de 60 años y mayor o igual a 60 años; escolaridad de secundaria básica o menos y mayor de secundaria básica; situación laboral ama de casa, jubilado o no hace nada y el resto de las situaciones laborales; percepción de la situación económica mala o regular y buena). Se utilizaron estadísticas descriptivas, expresando los resultados en tablas de distribución de frecuencias. Los datos que se presentan en las tablas provienen de la encuesta aplicada en la investigación. Para disminuir los sesgos el mismo equipo de investigación participó en la aplicación de la encuesta.
Antes de ser incluidos en el estudio se le solicitó a cada persona su consentimiento informado verbalmente y por escrito. Se explicaron los objetivos del estudio y la importancia de su participación. Se les garantizó la confidencialidad de la información que ellos aportarían y la posibilidad de abandonar el estudio si así lo deseasen, sin repercusión alguna ante la necesidad de atención médica posterior.
Resultados
En esta investigación participaron 775 personas de 18 años y más, de este total fueron del sexo femenino 453 (58,5 %) y del masculino 322 (41,5 %). En relación con el rango de edades, el de mayor representatividad fue el de 70-74, para un total de 87 (11,2 %). Cuando se suman los grupos de edades de 20-59 años, estos representaron el 59,7 % (463) de la población estudiada y el grupo comprendido entre 60 a 80 o más representó 40,3 %.
El nivel de escolaridad más alto terminado fue el técnico medio (265/34,2 %). El trabajador estatal fue la modalidad que predominó en la situación laboral (260/33,5 %). El trabajo por cuenta propia fue declarado por 115 (14,8 %) encuestados y 9 (1,2 %) declararon tener una ocupación secundaria (Tabla 1).
Cuando se realizó el análisis del nivel de escolaridad más alto terminado según situación laboral en el trabajador estatal predominaron los niveles educacionales técnico medio (107/13,8 %) y universitario (95/12,3 %); en el trabajo por cuenta propia predominaron los niveles educacionales técnico medio (50/6,5 %), secundaria básica (27/3,5 %) y preuniversitario (27/3,5 %); en el trabajador de empresas mixtas predominó el universitario (6/0,8 %).
En relación con las amas de casa, llama la atención que 95 para el 20,9 % tienen nivel educacional más alto terminado de secundaria básica o menos y 6 de estas amas de casa declararon que no tenían ningún nivel educacional terminado, coincidieron estas en el rango de edad de 55 a 80 años y más. Los jubilados también son un grupo importante ya que dentro de los encuestados 203 (26,2 %) declararon que se encontraban en esa situación.
En la población encuestada, tenían como nivel educacional más alto terminado el de secundaria básica o menos 128 encuestados (16,5 %) de 60 a 80 años y más, y 92 (11,9 %) de 20 a 59 años.
En relación con el tamaño de la familia, 592 (76,4 %) de los encuestados refirieron vivir en familias pequeñas y 633 (81,7 %) en familias nucleares. Cuando se analiza este dato según el rango de edad de 60 a 80 años y más se encuentra que 267 (34,5 %) vivían en familias pequeñas y 268 (34,6 %) vivían en familias nucleares solo constituidas por adultos mayores (Tabla 2).
Cuando se exploró la percepción de la situación económica, tanto para la percepción económica individual (411/53,0 %) como para la situación económica de la familia (418/53,9 %) predominó la respuesta de regular (Tabla 3).
En relación con el rango de edad de 60 a 80 años y más, 184 (23,7 %) respondieron que su situación económica, así como la de su familia la valoraban de regular o mal. La valoraron de buena 128 (16,5 %).
De acuerdo al nivel educacional, los encuestados con secundaria básica o menos, 173 (22,3 %) valoraron su situación económica y la de su familia de regular o mal. La valoraron de buena 47 (6,1 %).
Los encuestados que declararon que su situación laboral era ama de casa, jubilados y no hacen nada (240/31,0 %) valoraron su situación económica y la de su familia de regular o mala. La valoraron de buena 139 (17,9 %).
Los principales problemas planteados por los encuestados fueron:
Las principales acciones que se proponen los encuestados para solucionar los problemas fueron:
En esta investigación, 70,6 % (547) de los encuestados refirieron vivir en apartamentos. En cuanto a la seguridad de la vivienda, 762 (98,3 %) refirieron que la vivienda era segura; sin embargo, según la valoración del encuestador 754 personas (97,3 %) vivían en viviendas seguras. En relación con los problemas de la vivienda, 151 (19,5 %) respondieron que tenían problemas y el principal referido fue la humedad (139/17,9 %). El hacinamiento estuvo presente en las viviendas de 264 encuestados (34,1 %).
En cuanto al rango de edad 60 a 80 años y más, 50 (0,06 %) refirieron que sus viviendas tenían problemas, fundamentalmente de filtración, humedad, grietas y abofado.
De acuerdo al nivel educacional, los encuestados con secundaria básica o menos, 63 (8,1 %) refirieron que sus viviendas tenían problemas, fundamentalmente de filtración, humedad y grietas.
Los encuestados que declararon que su situación laboral era ama de casa, jubilados y no hacen nada (72/9,3 %) refirieron que sus viviendas tenían problemas, fundamentalmente de filtración, humedad, grietas y abofado.
Los encuestados que declararon que valoraron su situación economía y la de su familia de regular o mala, 135 (17,4 %) refirieron que sus viviendas tenían problemas, fundamentalmente de filtración, humedad, grietas y abofado.
En relación con los servicios básicos, 767 (99,0 %) refirieron que reciben agua dentro de la vivienda, 448 (57,8 %) la recibía en días alternos y 317 (40,9 %) con una frecuencia de 24 horas. El servicio sanitario era de uso exclusivo de la vivienda de 774 encuestados (99,9 %), 707 (91,25) refirieron que la cocina se encontraba en una habitación aparte, el 100 % respondió que el desagüe era por alcantarillado. En relación a como se elimina la basura, 757 (97,7 %) la eliminaba en contenedor y 463 (59,7 %) respondieron que la recogida de esta se realizaba diariamente. El 100 % respondió que utilizaban el gas manufacturado como combustible para cocinar.
El 100 % de los encuestados refirieron que viven en viviendas electrificadas y en relación a los equipos electrodomésticos la gran mayoría refiere tener cinco de los seis equipos de primera necesidad. No sucede lo mismo con los de segunda necesidad, en este caso predominaron la olla arrocera en 91,6 % (710), la lavadora en 87,4 % (677) y la batidora en 79,9 % (619) (Tabla 4).
En relación con el rango de edad 60 a 80 años y más, al nivel educacional, la situación laboral ama de casa, jubilados y no hacen nada y la tenencia de equipos de segunda necesidad, hubo déficit en las viviendas de aire acondicionado, horno micro onda, máquina de coser, computadora, freezer, calentador de agua y cocina eléctrica.
De acuerdo a la valoración de su situación económica y la de su familia de regular o mala y la tenencia de equipos de segunda necesidad, hubo déficit en las viviendas de aire acondicionado, horno micro onda, máquina de coser, computadora, video, freezer, calentador de agua, teléfono y cocina eléctrica.
Discusión
El envejecimiento demográfico o poblacional constituye uno de los temas que acapara la atención de la sociedad cubana en la actualidad. El país, desde hace varios años, enfrenta una compleja situación por el cambio en la estructura por edad de su población, como resultado de la evolución demográfica durante el siglo xx y lo que va del xxi, particularmente en los últimos 60 años. El país ha transitado desde 11,3 % de personas de 60 años y más en 1985 hasta 20,8 % en el 2019, lo que indica su ubicación en el Grupo III de Envejecimiento (>15 %). Así, en el término de 34 años el envejecimiento se ha incrementado en 9,5 puntos porcentuales.14
El denominado grupo de los “viejos viejos” (75 años y más) es el de mayor crecimiento, la población de estas edades se multiplica por más de ocho veces. En el 2012, por cada 100 personas hay cerca de 6 de 75 años y más, el crecimiento hacía el futuro se prevé más explosivo aún.14
La Habana es la segunda provincia en el país más envejecida (21,9 % de personas de 60 años y más respecto a la población total), Plaza de la Revolución (28,3 % de personas mayores) y Diez de Octubre (24,3 % de personas mayores) se encuentran entre los municipios más envejecidos. La edad media en La Habana es 41,8.14
En esta investigación existe un porciento elevado de personas de 60 años y más, y el grupo de 70 a 74 fue el de mayor representación. Esta situación demográfica se corresponde con la del país e implica retos para la salud pública, ya que al existir una fuerza laboral más reducida puede afectarse el crecimiento económico, se deben sostener los sistemas de pensiones de vejez y de cuidado de la salud, la relación de dependencia comienza a incrementarse y se reduce la capacidad reemplazo poblacional, comienza un aumento de dependencia económica y comienzan cambios en la estructura y funciones de la familia.
En relación a la escolaridad, en el censo del 2012 se reporta que La Habana esta entre las provincias en donde el grado promedio de escolaridad de su población es superior a 10. El municipio de Plaza de la Revolución es uno de los municipios que posee los valores más altos de la escolaridad promedio del país, 12,5 grados. El municipio Diez de Octubre tiene un grado promedio de escolaridad de 11,4 grados. En relación a la forma de tenencia del empleo, predominó la estatal.15
En esta investigación, el nivel de escolaridad más alto terminado fue el técnico medio y al igual que en el censo el trabajador estatal fue la modalidad que predominó en la situación laboral. Sin embargo, existe un grupo poblacional en donde se encuentran las amas de casa, lo jubilados y los que no hacen nada que no alcanzaron el 9no grado, dentro de este grupo tiene un lugar importante los de 60 años y más. Esta es una situación que hay que tener en cuenta porque este grupo se encuentra dentro de la población no económicamente activa, es uno de los rasgos personales y familiares asociados a la pobreza y a las desventajas sociales,8,9,10,11) lo que pudiera estar influyendo en sus condiciones de vida.
De acuerdo a la clasificación de la familia, el censo reportó que la cantidad de personas por vivienda en Cuba es de 2.87, en La Habana es de 2.95, esto puede interpretarse como familias pequeñas (hogares de 2 a 3 personas).15) Esto coincide con lo encontrado en la investigación sin embargo existe un grupo importante de personas mayores de 60 años y más viviendo solos. Y este es uno de los rasgos personales y familiares asociados a la pobreza y a las desventajas sociales.8,9,10,11)
En relación a la percepción de la situación económica, tanto individual como familiar, los autores decidieron explorar esa subjetividad, ya que explorar la situación económica objetiva en nuestro país en muchas ocasiones tiene sesgos, porque las personas no declaran realmente lo que perciben y existen muchas vías de ingresos que pueden falsear el dato. Existe, además, literatura16,17 que sostiene que a pesar de que es importante medir la situación económica objetiva del individuo, es muy importante medir la percepción de dicha condición económica, ya que esta no se restringe a su propia situación, sino que abarca también la de otras personas de su entorno. En relación a los principales problemas planteados, predominó el económico, sin embargo, para los autores es estimulante que el trabajo fuera la primera opción para solucionar los problemas.
En este estudio, existe un porciento importante de encuestados de 60 a 80 años y más que respondieron que su situación económica, así como la de su familia, la valoraban de regular o mal. Lo mismo ocurrió con los que refirieron que su nivel de escolaridad era menor de 9no grado y con los que respondieron que su situación laboral era ama de casa, jubilado o no hace nada. Esto también coincide con los rasgos personales y familiares asociados a la pobreza y a las desventajas sociales8,9,10,11) y pudiera estar influyendo en sus condiciones de vida.
En relación a la tenencia de equipos en las viviendas, el censo investigó al respecto la tenencia de 23 tipos diferentes de equipos, la mayor parte de ellos, electrodomésticos. Cinco de estos equipos tienen una mayor presencia en las viviendas cubanas, ellos son el ventilador, la olla arrocera y/o multipropósito, el refrigerador, la cocina u hormilla eléctrica y el TV a color. El ventilador es el equipo de mayor nivel de tenencia, ya que el promedio de estos por vivienda es de 1,72. La olla arrocera y/o multipropósito, y en menor medida el refrigerador, la cocina u hornilla eléctrica y el TV a color tienen un promedio aproximadamente de uno por vivienda en el caso de la olla y de 0,8 para el resto de los señalados. Otros equipos tienen nivel menor de presencia promedio de ellos por vivienda, estos son: el horno microonda, aire acondicionado, computadora, calentador fijo de agua o ducha eléctrica y los equipos de transportación, estando el valor promedio de estos por vivienda entre 0,4 a 0,16 equipos.15
De manera general, estos datos coinciden con los explorados en la investigación y, particularmente, las personas con rango de edad 60 a 80 años y más, al nivel educacional menor de 9no grado, la situación laboral ama de casa, jubilados y no hacen nada y los que valoraron su situación económica y la de su familia de regular o mala presentaron menos cantidad de equipos de segunda necesidad. La tenencia de estos equipos en el hogar traduce una mejor situación económica y, por lo tanto, mejores condiciones de vida. Esto también coincide con uno de los rasgos personales y familiares más notables asociados a la pobreza y a las desventajas sociales, que es la precariedad de la vivienda y de su equipamiento.8,9,10,11)
En conclusión, las condiciones de vida expresan diferencias según la edad, el nivel de escolaridad, la situación laboral y la percepción de la situación económica.
Limitaciones del estudio
Esta investigación tiene como limitaciones su diseño transversal, que los datos para comparar los resultados fueron los del censo del 2012 y los escasos estudios, hasta donde los autores conocen, que exploraren las condiciones de vida desde esta perspectiva.
A pesar de estas limitaciones consideramos que los resultados son importantes, ya que se pudieron describir las condiciones de vida objetivas de la población estudiada, identificar grupos que pudieran considerarse vulnerables y comparar los resultados con datos del censo. Estos resultados pueden ser utilizados en el análisis de la situación de salud.