Estimado editor:
En el volumen 37 del último número de la Revista Cubana de Medicina General Integral perteneciente al año 2021, se identifican entre las novedades editoriales dos valiosos trabajos1,2 que motivan una valoración sobre la significación del proceso de prevención de enfermedades profesionales (PPEP), en las condiciones actuales del desarrollo socioeconómico del país.
La baja tasa de natalidad y el envejecimiento poblacional, unido a la generación de nuevas formas de gestión económica que incluyen a trabajadores por cuenta propia, usufructuarios de tierras, pequeñas y medianas empresas, en ocasiones carentes de los tradicionales sistemas de seguridad y salud en el trabajo, operados por profesionales especializados, elevan la significación del mandato previsto en el artículo 69 de la Carta Magna, en términos de “adopción de medidas adecuadas para la prevención de accidentes y enfermedades profesionales”.3
En ese sentido, López y otros2) revelan, mediante revisión científica, las implicaciones del especialista en Medicina General Integral que se desempeña como médico de familia, con el diseño y ejecución de las medidas preventivas referidas en la cita anterior. Estos autores realizan un análisis integrador del Programa del Médico y Enfermera de la Familia y el Programa Nacional de Salud de los Trabajadores, con énfasis en las actividades de salud ocupacional, cuyo resultado constituye, en opinión de la remitente, un referente para reflexionar de manera creadora sobre el mejoramiento del desempeño profesional en el PPEP.4,5,6,7
Ciertamente, en la validación sistemática de la práctica médica en la atención primaria de salud (APS), se identifican insuficiencias vinculadas al tema.4,5,8) A propósito, las estrategias resolutivas deben considerar un posicionamiento interdisciplinario, sustentado en la integración de funciones profesionales. Las problemáticas conexas al PPEP no pueden enfocarse solo desde una arista asistencial; su comprensión y resolución transita por planos docentes, investigativos y administrativos. Es necesario atender a la superación del profesional para la conducción del PPEP, investigar para hallar la vías, procedimientos y estrategias idóneas, pues no siempre los problemas del desempeño se resuelven con la reproducción del conocimiento, en ocasiones resulta imprescindible producir nuevos saberes, y replantear algunos criterios para la gestión de los procesos vinculados a la salud ocupacional en la APS.
El criterio anterior, halla en el trabajo de Jorna y otros1) un sustento metodológico apreciable. Estos autores ofrecen sus puntos de vistas y experiencias devenidas de los programas formativos de posgrado que desarrolla la Escuela Nacional de Salud Pública, en relación a las potencialidades de la gestión por procesos en la APS. La aplicación de esa tecnología a la comprensión y diseño del PPEP favorecería su gestión como proceso asistencial, docente, investigativo y administrativo.
La experiencia es indicativa de la necesidad de optimizar, con un enfoque de proceso, las tareas vinculadas al diagnóstico, planificación, ejecución y control de las actividades de prevención. Coincidentemente con los criterios de Jorna y otros1) resulta aconsejable “continuar desarrollando capacidades en los profesionales, relacionadas con la investigación-acción y con el trabajo en equipos” para favorecer la introducción de mejoras continuas en el PPEP en la APS.