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Educación Médica Superior

versión impresa ISSN 0864-2141

Educ Med Super v.18 n.4 Ciudad de la Habana sep.-dic. 2004

 

Escuela Nacional de Salud Pública

La evaluación como actividad orientada a la transformación de los procesos formativos

Dra.C América M. Pérez Sánchez1 y Lic. Leticia María Bustamante Alfonso2

Resumen

En el presente trabajo se reflejan las características fundamentales del proceso evaluativo con la finalidad de motivar la reflexión en todos aquellos, que de una forma u otra participan en este proceso. Se parte del valor que posee esta actividad en todos los sectores del país, para sus ejecutivos y procesos educativos y especialmente, para los del sector de la Salud, de ahí los fundamentos que se exponen sobre las bases teóricas que lo sustentan y su necesaria observancia en la práctica. Se presenta la evaluación como un proceso dialéctico, contradictorio, universal y particular, según las condiciones histórico-concretas de que se trate y se hace referencia al desbalance entre los tipos de evaluaciones sumativas y formativas, que actúan como contrarios dialécticos. Se plasman los elementos básicos que deben tenerse en cuenta al desarrollar un proceso evaluativo que permita comprobar conocimientos y objetivos y a la vez constituir el punto de partida de nuevas transformaciones como resultado de la evaluación realizada.

Palabras clave: Evaluación, evaluación curricular, procesos formativos.

La Evaluación es en sí misma una actividad desarrollada por el hombre que refleja la peculiaridad específica de la forma superior de la misma, consistente en la transformación consciente del medio, posee un carácter social y está determinada por las condiciones sociales en que se enmarca.

Si se reflexiona alrededor de la definición de la actividad como categoría filosófica puede apreciarse que el proceso de evaluación, constituye también un nexo del sujeto con el objeto, estimulado por la necesidad de perfeccionamiento y desarrollo, el cual se lleva a cabo por medio de un sistema de acciones humanas.

El proceso de evaluación constituye un eslabón importante en la relación que se establece entre los recursos humanos y el que planifica, organiza, dirige y controla el proceso laboral y educacional. Conocer los antecedentes de la evaluación, los teóricos que la han asumido y las ideas precedentes, permite valorar la evolución de este proceso, su desarrollo históricológico y su adecuación a los diferentes contextos sociales, por lo que se aprecia el carácter histórico y concreto del proceso evaluativo que ha sido determinado en última instancia, por las condiciones de la formación económica y social en que surge y se desarrolla.

Los programas evaluativos son fundamentales en cualquier institución, contribuyen a la determinación del salario, a la promoción, al mejoramiento continuo, al establecimiento de planes de capacitación y desarrollo, para investigación y en acciones con el personal, como traslados, suspensiones, promociones a cargos y otras.

Resulta entonces de vital importancia, el conocimiento que obtenga el ejecutivo de la Salud Pública para mejorar su desempeño en la función que realiza, sobre todo en los actuales momentos, en que se exige de la dirección un perfeccionamiento transformador, que implica mayor cientificidad para elevar la calidad del servicio que se presta a la sociedad, desde la atención primaria, eslabón primordial, hasta la atención secundaria y terciaria.

La actividad práctico-material del hombre constituye el fundamento de todo proceso cognoscitivo en su relación sujeto-objeto, es por ello que deviene en cuerpo teórico principal del proceso de evaluación de recursos humanos y de evaluación curricular, especialmente en la formación de profesionales de la Salud.

Fuera de la sociedad no existe el hombre y por consiguiente, tampoco existe el sujeto de la cognición. El proceso de evaluación como proceso valorativo es en sí mismo social, y ocupa su centro, el hombre, que lo proyecta, lo ejecuta y lo transforma. Es aquel elemento constituyente que permite en la práctica comprobar los conocimientos y establecer los nuevos parámetros de transformación.

Antecedentes históricos

Los teóricos de la evaluación difieren ampliamente en la manera de entender qué es y cómo evaluar. Muchos han implementado con mayor o menor fidelidad un modelo conceptual, filosófico e ideológico. Durante las 2 últimas décadas se han elaborado alrededor de 50 modelos diferentes de evaluación. La proliferación de modelos es una señal de crecimiento y muestra la complejidad de los problemas metodológicos y conceptuales que pueden encontrarse en la evaluación. Este fenómeno se explica desde el punto de vista filosófico si se tiene en cuenta que evaluar es un proceso subjetivo que refleja la realidad objetiva y cada pensador le imprime el sello de la sociedad y el sistema de valores que le ha tocado vivir, mediante un proceso valorativo.

Es aproximadamente en 1920 que la evaluación cobró un carácter intencional y estructurado. Entre los años 20 y 40 se limitó principalmente a evaluar el rendimiento escolar de los estudiantes en materia curricular, por lo que la evaluación se centró en informaciones objetivas sobre aptitudes del individuo.

La evaluación de programas apareció en torno a los años 40, y es en esta época que comienzan a desarrollarse modelos que incorporan este enfoque, se destacaron Tyler, Crombach y Suchman, entre otros
.
Desde 1940 a 1970 predominó la evaluación empírico-positivista en la que se utilizan procedimientos estandarizados para la recogida de datos (cuestionarios, test, análisis estadísticos) orientados a la toma de decisiones.A pesar del nacimiento de otros enfoques de evaluación esta perspectiva de evaluación actualmente mantiene su vigencia.

Con la aparición en 1970 del paradigma cualitativo en la investigación educativa y en coincidencia con la evaluación de programas se comienza a incorporar modelos que se centran en los participantes, es decir se orientan a proporcionar información del proceso de implementación del programa con el objetivo de que los participantes tengan mayor y más completa información del proceso, lo cual los llevará a sus propias conclusiones.

Concepto, características y procedimientos de la evaluación

Hoy en día, la evaluación de programas es un campo científico bastante desarrollado a pesar de su corto recorrido, que ha propiciado otras extensiones como: evaluación institucional, evaluación profesoral, evaluación de impacto, evaluación del desempeño.

Partiendo del análisis que hacen Worthen y Sanders en 1987 se originan 3 presupuestos teóricos de esta diversidad : la conceptualización de evaluación, las necesidades a las que se desea dar respuesta y las alternativas metodológicas adoptadas en el estudio.

Los referidos presupuestos teóricos son el punto de partida de lo que se denomina modelo de evaluación, el cual constituye un sistema en el que sus elementos se relacionan entre sí y su interacción condiciona nuevas cualidades.

Varios autores han realizado diversas clasificaciones en función del contenido y el efecto de la evaluación y otros hacen una propuesta más global y genérica utilizando como criterio básico la conjunción de distintos aspectos teóricos y metodológicos.

La literatura especializada recoge además, las conceptualizaciones a que han arribado algunos autores, que permitirán una visión más generalizadora del concepto evaluación:

  • Ralph W. Tyler, considerado el padre de la evaluación científica, fue el que acuñó el término de evaluación educacional. (Esta consideración ha sido justificada por Stufflebeam en 1987). Tyler fue el primero en describir y aplicar un método para la evaluación, algo que nadie antes había hecho.La evaluación tyleriana ha sido tan penetrante como influyente en el mundo educativo del siglo XX. Algunos años más tarde, en 1950, con sus concepciones se resumió que la evaluación es el proceso que tiene por objetivo, determinar en qué medida se han logrado unos objetivos previamente establecidos, lo cual supone un juicio de valor sobre la información recogida, que se emite al contrastar esta información con los criterios constituidos por los objetivos.
  • Se define como el proceso de obtención de información, para formular juicios, que a su vez se utilizarán para la toma de decisiones.
  • Se considera por otros autores como una parte importante del proceso metodológico de la animación sociocultural. Para ellos, la evaluación significa, recoger y analizar sistemáticamente una información, que permita determinar el valor o mérito de lo que se hace.

Existen también, diferentes concepciones teóricas sobre el tema, que abordan de una forma u otra los aspectos siguientes: para qué evaluar, qué evaluar, cómo evaluar, quién evalúa.Cada uno de estos elementos se concatenan entre sí en la dinámica de la práctica laboral, su división es extrateórica, por cuanto constituyen un sistema y cada uno de sus eslabones depende del otro.

Atendiendo a los propósitos de la evaluación, es decir, para responder a la pregunta ¿ para qué evaluar?, debe tomarse en consideración que la evaluación implica desarrollo en espiral, presupone el análisis dialéctico de lo que le precede al sujeto o proceso a evaluar, las cualidades que lo distinguen, así como reelaborar lo positivo, lo mejor, para perfeccionarlo y dar lugar a una cualidad nueva, superior.

El ejecutivo debe saber que la evaluación es un proceso que se inicia desde que la persona comienza a laborar en su centro: consultorio del médico de familia, área de salud, servicio hospitalario, facultad de ciencias médicas, en el caso del sector de referencia, ahora bien, debe considerarse que la evaluación es un proceso de retroalimentación en el cual el evaluador y el evaluado entran en constante interrelación, es un proceso de adecuación hacia el progreso real del aprendizaje, ha de ser formativa y ofrecer al evaluador, los indicadores de evaluación de los sucesivos niveles de aprendizaje, con la consiguiente posibilidad de aplicar estrategias correctivas para las insuficiencias advertidas (negación de lo viejo por lo nuevo). Es un diagnóstico, es continua, global, integradora e integrada en el propio proceso de enseñanza. Esto supone un compromiso y una revisión permanente de la práctica educativa. Recuérdese que Marx y Engels plantearon "... En ningún campo puede producirse un desarrollo que no niegue sus formas anteriores de existencia..." 1

El evaluador debe iniciar el proceso con el dominio de los objetivos que persigue, es decir conocer su finalidad, que según algunos autores es el control que se hace en los momentos finales de cualquiera de las instancias organizativas del proceso de que se trate, y que sirve para determinar el grado en que se aprendió, en que se cumplieron los objetivos. Cada ejecutivo deberá combinar los propósitos de la instancia con los fines generales de la sociedad.

Si bien el ejecutivo debe conocer la finalidad de la evaluación, es necesario también que tenga presente otro eslabón del sistema: el contenido de la evaluación, es decir ¿ qué se evalúa?, entiéndase por ello, los indicadores que se van a medir. Estos estándares varían en relación con el universo y las características particulares de cada institución (relación de lo universal, lo particular y lo singular). En su mayoría responden a regulaciones establecidas por el Estado.

Atendiendo al aspecto de ¿cómo evaluar? Que se refiere a los instrumentos y técnicas de evaluación, es importante reconocer la importancia que posee el proceso de la valoración como punto de partida. Diversos sistemas de evaluación internacionales utilizan diferentes técnicas e instrumentos que se adaptan a sus condiciones específicas: recogida y análisis de datos, estadística de resultados o su interpretación cuantitativa, registros y guías de observación, técnica de muestreo, técnica de dinámica de grupo, entrevista con observador, encuestas abiertas, escala de valoración, pruebas de desempeño, entre otras. Como puede apreciarse se establecen vínculos entre instrumentos y técnicas que aportan cualidades cuantitativas y cualitativas y viceversa, la maestría del ejecutivo estriba en combinarlos armónicamente y obtener resultados cualitativamente superiores.

La evaluación además, no puede esquematizarse en el tiempo, según R. Pupo "... si el hombre siente la necesidad y toma conciencia de ella es porque la valora y establece patrones valorativos, es decir, evalúa la realidad en función de sus necesidades y en la actividad práctica transformadora elabora fines para su satisfacción..." 2 por tanto, en un colectivo laboral, estudiantil, o el que se trate, los hombres establecerán sus valoraciones según la percepción que tengan individualmente de esa realidad en la que se desarrollan y la medida en que satisfaga sus necesidades, sus fines e intereses.

Para J.R. Fabelo "... La valoración constituye aquel proceso de la conciencia humana, en el cual se unen, por un lado, una determinada información acerca de los objetos y fenómenos de la realidad objetiva, y por el otro, cierta información también acerca del estado de las necesidades del sujeto valorante..." 3

La valoración es el punto de partida de todo proceso evaluativo, es el reflejo subjetivo de la realidad objetiva, el hombre en la realidad cotidiana la realiza permanentemente. Por tanto no existe un patrón único de valoración porque no existe un patrón único de necesidades, de su satisfacción, de intereses, fines y emociones sobre esa realidad. Ello no significa que exista entropía a la hora de evaluar, se ha dicho anteriormente que el contenido de la evaluación, lo que se evalúa, varía en dependencia de los fines de las instituciones; de lo que se trata es de adecuar a cada persona esos indicadores, teniendo en cuenta que todos los hombres no son iguales, no alcanzan los propósitos de la misma forma, se diferencian y eso es lo que le da el sello distintivo a la evaluación, que no debe caer en el plano esquemático, su esencia dialéctica está precisamente en la valoración que parte de un análisis personológico, individualizado y concreto.

El ejecutivo de dirección no puede soslayar la trayectoria acumulada por el individuo durante toda su vida, los valores asumidos, conocimientos, aportes a la sociedad, la cuota de experiencia que lega a las generaciones venideras, su capacidad para apropiarse del legado de las generaciones precedentes y desarrollarlo en función de objetivos sociales.

No es posible desvincular el proceso cognoscitivo del proceso evaluativo. La evaluación constituye el resumen de la vinculación de la teoría con la práctica, ya que mediante ella se comprueba el cumplimiento de los objetivos planteados y se plasman las nuevas directrices de trabajo futuro, sobre la base del análisis desarrollado.

Con relación al aspecto de ¿cuándo evaluar? Es de considerar que la evaluación es un proceso continuo que no debe circunscribirse a determinados momentos. A favor de su sistematicidad hablan los 2 rasgos que la distinguen: caracterizadora y desarrolladora. La periodicidad de la evaluación depende del contexto, los propósitos y la individualidad del evaluado. Cada sujeto, teniendo en cuenta sus conocimientos, habilidades, capacidades, actitudes y valores, será objeto de correcciones, alertas o diagnósticos en correspondencia con sus necesidades individuales, no obstante, existen evaluaciones progresivas o periódicas que se caracterizan porque son cortas y relativamente informales, pero ayudan a identificar problemas o barreras que obstaculizan el desempeño efectivo. También se utilizan las del tipo formal o anual en las que el desempeño se revisa después de la terminación de un proyecto importante.

R.S. Salas Perea señala: "La excelencia académica constituye uno de los elementos de mayor importancia y controversia en la educación superior contemporánea; pues su determinación se encuentra estrechamente vinculada a los procesos de la evaluación curricular y la acreditación académica de las universidades (...) La calidad académica no es una abstracción, sino un referente social e institucional y sus resultados tienen que ser analizados, no sólo en términos cognoscitivos y conductuales, sino también sobre el análisis de cómo dan respuestas las universidades, a las necesidades planteadas por el encargo social. Este proceso no es posible llevarlo a cabo sin un análisis valorativo." 4

La educación médica es un proceso de formación cultural, moral y ética que se interrelaciona e imbrica con la ideología, la ciencia, el arte y las tecnologías médicas de la sociedad en que se desarrolla. Y es de ahí que, el criterio de calidad educacional se define en este contexto, en términos de pertinencia social, calidad curricular y buen desempeño profesional, en estrecha relación con el sistema de valores imperantes.

Antes de abordar la evaluación curricular es importante definir qué se entiende por currículo, conjunto estrechamente interrelacionado de principios, conceptos y propósitos, que parten de las exigencias del encargo social y se concretan en un plan y programa de estudio organizado y desarrollado sobre la base de una estrategia docente, que abarca el pregrado y el posgrado y cuyos resultados se analizan mediante un sistema de evaluación de la competencia y el desempeño profesional, que lo retroalimenta permanentemente.

El currículo es un proyecto que norma, organiza y conduce explícitamente, un proceso concreto y determinado de enseñanza-aprendizaje que es desarrollado por una institución educacional. Cada currículo es el resultado de:

  • Definir los principios, los propósitos y los objetivos educacionales.
  • Analizar el contexto, el educando y los recursos humanos, materiales y financieros
    requeridos.
  • Especificar las normas, métodos, procedimientos y medios que se emplearán.
  • Establecer un sistema de control y certificación académica.

Evaluación curricular

Una actividad social que no puede ser simplificada a un enfoque tecnicista y conductual es la evaluación curricular, pues su base determinante es socioeconómica y su análisis no puede reducirse a una simple suma de un conjunto de mediciones. Debe construirse como un proyecto de investigación-acción y establecer desde su formulación inicial, sus propósitos y límites. En realidad, no es posible evaluarlo todo, en todo momento, ni en detalle; como en toda evaluación es necesario seleccionar la muestra de su contenido, precisar los métodos, procedimientos y técnicas a emplear, así como los criterios para su calificación. Se reitera así, una vez más, la importancia de la valoración en este proceso.

La comprensión del currículo como proceso y producto, permitirá precisar las relaciones en los diferentes niveles y orientar las vías de investigación a partir del dominio de la teoría educativa que se sustente.

F. Díaz Barriga señala que "... La evaluación curricular es una dimensión que forma parte de todos los momentos del diseño y desarrollo curricular analizados anteriormente ya que en todo proceso de dirección, el control es una tarea esencial."5

Lo anterior supone considerar la evaluación curricular como un proceso amplio, que incluye la evaluación del aprendizaje de los educandos y todo lo que tiene que ver con el aparato académico y administrativo, infraestructura que soporta al currículo.

La evaluación es por lo tanto al mismo tiempo que un proceso, un resultado. Un resultado mediante el cual puede saberse hasta qué punto (con determinados indicadores) lo diseñado se cumple o no.

Se evalúa lo que está concebido, diseñado, ejecutado incluido el proceso de evaluación curricular en sí mismo; de ahí que la evaluación curricular se inicie en la etapa de preparación del curso escolar, donde se modela o planifica la estrategia sobre la base de los problemas que se han detectado o se prevé que pudieran existir.

En el diseño de la evaluación curricular, los principales elementos a tener en cuenta son:

  • ¿Para qué? Objetivos más generales de la evaluación y derivar de ellos paulatinamente los objetivos parciales (claros, precisos, alcanzables y evaluables).
  • ¿Qué? Todo el curriculum o un aspecto particular de este.
  • ¿Quién? Según lo que se vaya a evaluar y el nivel organizativo en que se realizará se determinan los participantes y se atienden los criterios o sugerencias de los alumnos.
  • ¿Cómo? Métodos a utilizar en dependencia de lo que se evalúa.
  • ¿Con qué? Medios, recursos, presupuesto.
  • ¿Cuándo? Secuenciación u organización del proceso de evaluación.

La evaluación curricular debe reunir 4 condiciones fundamentales: ser útil, ser factible, ser ética y ser justa y exacta.

Las evaluaciones curriculares se agrupan en 4 categorías:

  • Resultados del aprendizaje.
  • Trabajo del profesor (análisis de su maestría pedagógica y no sólo de su dominio profesional).
  • Comportamiento pedagógico del proceso.
  • Desempeño profesional.

La evaluación curricular abarca 3 grandes fases o etapas consistentes en: la evaluación interna, la evaluación externa y la resultante general.

En dependencia de lo que se evalúa, la evaluación curricular debe realizarse en distintos momentos y con funciones diveras, pero con los mismos criterios generales:

  • La evaluación curricular inicial o diagnóstico que corresponde a la etapa preactiva del proceso y tiene como principal propósito determinar si las condiciones para ejecutar el currículo están dadas o deben ser creadas.
  • La evaluación curricular formativa o continuada que corresponde a la etapa activa del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta fase tiene una importante función reguladora, ya que estudia aspectos curriculares que no están funcionando bien y propone alternativas de solución para su mejoramiento.
  • La evaluación curricular sumativa que se realiza en la etapa posactiva del proceso de enseñanza-aprendizaje y permite la toma de decisiones respecto al currículo, cancelarlo, mejorarlo o rediseñarlo. De ahí que se convierta en evaluación inicial o en parte de ésta, cuando sirve para plantearse la adecuación curricular.

Es importante tener en cuenta la necesidad de evaluar la propia estrategia de evaluación, por lo que se han de diseñar y probar los instrumentos y técnicas que se usarán, procurando que sean objetivos, válidos y confiables.

Conclusiones

Finalmente puede afirmarse que las expectativas de los ejecutivos, la creciente competencia en el ámbito nacional e internacional y la creciente diversidad de la fuerza de trabajo constituyen desafíos para el administrador que evalúa los recursos humanos de una institución, porque es necesario un equilibrio entre las necesidades sociales, los objetivos del organismo y las necesidades de los empleados. Las evaluaciones son necesarias, establecen metas presentes y permiten la proyección de acciones futuras, establecen la relación dialéctica entre el pasado, el presente y el futuro.

La evaluación curricular, en cuanto al análisis de su diseño, proceso y producto resultante, requiere un periodo de tiempo que comprenda el tiempo de duración de la carrera más 1 ó 2 años de ejercicio profesional del egresado en los servicios de salud. Por dicha razón no puede esperarse a desarrollar este proceso completo para iniciar el perfeccionamiento curricular.

Es necesario, establecer en el proyecto de evaluación curricular, propósitos parciales, por etapas, con el fin de ir garantizado la retroalimentación necesaria, que posibilite enfrentar el perfeccionamiento constante y sistemático de los currículos, así como asegurar su correcta direccionalidad técnica hacia el logro de los objetivos generales propuestos.

La evaluación sistemática y sistémica del currículo constituye un proyecto de investigación-acción de desarrollo educacional que deben efectuar las universidades, lo que asegura una mayor exigencia en la calidad del profesional que se forma y alcanzar una mayor excelencia académica; todo lo cual necesariamente repercutirá en un incremento en la calidad de los servicios de salud y en la satisfacción de la población.

Summary

The main characteristics of the evaluative process are dealt with in the present paper aimed at motivating the reflection among all those who in one way or the other take part in this process. Emphasis is made on the value this activity has for all the sectors of the country, for its executives and educative processes and, specially, for the health sectors. Its foundations are exposed on the theoretical bases supporting it and it is stressed their necessary observance in practice. The evaluation is presented as a dialectic, contradictory, universal and particular process, according to the historical and concrete conditions, and reference is made to the unbalance between the types of additive and formative evaluations that act as dialectic contraries.The basic elements that should be taken into account to develop an evaluative process allowing to verify knowledge and objectives and that be at the same time the starting point of new transformations as a result of the evaluation carried out are approached.

Key words: Evaluation; curricular evaluation; formative processes.

Referencias bibliográficas

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Recibido: 12 de marzo de 2004. Aprobado:21 de mayo de 2004.
Dra.C América M. Pérez Sánchez. Escuela Nacional de Salud Pública. Calle I esq. a Línea. El Vedado, Ciudad de La Habana,Cuba.

1 Doctora en Ciencias Filosóficas. Profesora Titular. Metodóloga.
2 Master en Ediucación de Avanzada. Instructora.