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Educación Médica Superior

versión impresa ISSN 0864-2141versión On-line ISSN 1561-2902

Educ Med Super vol.32 no.1 Ciudad de la Habana ene.-mar. 2018

 

ARTÍCULO DE POSICIÓN

 

Pedagogía de los valores y su influencia en Anestesiología y Reanimación

 

Pedagogy of Values and its Influence on Anesthesiology and Resuscitation

 

 

Idoris Cordero Escobar

Hospital Clínico Quirúrgico "Hermanos Ameijeiras". La Habana, Cuba.

 

 


RESUMEN

Introducción: los valores se deben formar desde la cuna, en el seno de un núcleo familiar, se afianzan en la escuela y se consolidan en la Universidad. En los estudiantes universitarios, cualquiera que sea su carrera y especialidad existe una figura influyente en la formación de valores, el paradigma a imitar: el profesor.
Objetivo:
actualizar la información sobre la pedagogía de los valores y su influencia en la anestesiología y reanimación.
Desarrollo: la continuidad de la profesionalización tiene su fundamento básico en las diversas formas de organización de la enseñanza. Cualquiera que esta sea, culmina en el saber hacer y por ende, en la educación en el trabajo. La educación en el trabajo, está necesitada de valores porque el paciente es la fuente de aprendizaje del estudiante de la especialidad y es por eso que, ante él y por él, tienen que primar los valores. Estos que van desde el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la generosidad, la perseverancia, la responsabilidad y el amor constituyen, dentro de muchos otros, los que el profesor debe inculcar y exigir en sus estudiantes.
Conclusiones: la pedagogía de los valores resulta importante en la enseñanza de todas las residencias médicas en general y en la anestesiología y reanimación en particular. La educación en el trabajo cuyo colofón es el saber, el saber hacer y el saber ser resultan de inestimable valor en el campo de la especialidad. Enseñar estos valores es un deber de todos.

Palabras clave: pedagogía de valores; educación en el trabajo; influencia en la enseñanza aprendizaje.


ABSTRACT

Introduction: values must be created since childhood, within the family. They are consolidated both at school and at university. For university students, regardless their major or specialty, there is an influential figure in the teaching of values, the paradigm to imitate: the teacher.
Objective: to update the information about the pedagogy of values and its influence on anesthesiology and resuscitation.
Development: the continuity of professionalization has its basic foundation in the different forms of teaching organization. Whatever this may be, it culminates in know-how and, therefore, in education at work. Education at work is in need of values because the patient is the source of learning for the specialty student and that is why, before him and for him, values must prevail. Among many others, which cover respect, tolerance, solidarity, generosity, perseverance, responsibility, and love, every teacher must inculcate and demand them from their students.
Conclusion: the pedagogy of values is important in the teaching of all medical specialties in general, and particularly in anesthesiology and resuscitation. Education at work, whose culmination is knowledge, know-how, and know-to-be, has an inestimable value in the field of the specialty. Teaching these values is a social duty.

Keywords: pedagogy of values; education at work; influence on teaching-learning.


 

 

INTRODUCCIÓN

Desde la antigua Grecia se trató de enseñar los valores en sentido general, así como la forma de transmitirlos.

La retórica aristotélica lleva implícita tres palabras que representan las condiciones necesarias para que un buen discurso llegue a un estudiante y lo incorpore. Dentro de ellas, se encuentran el logos, el pathos y el ethos que se encuentran estrechamente relacionadas. Ethos, como lo conceptualizó Aristóteles, sinónimo de la honradez del orador. Logos como la argumentación del contenido y Pathos, como la emoción que se le impone al discurso, a la conferencia, a la clase y así llegue al interlocutor más fácilmente.1

Los valores, se deben formar desde la cuna, en el seno de un núcleo familiar, se afianzan en la escuela y se consolidan en la Universidad. En los estudiantes universitarios, en los residentes, existe una figura influyente en la formación de valores, el paradigma a imitar: el profesor.

La continuidad del profesionalismo tiene su fundamento básico en las diversas formas de organización de la enseñanza. Cualquiera que esta sea, culmina en el saber hacer y por ende, en la educación en el trabajo.

La educación en el trabajo está carente de valores. Los pacientes constituyen la fuente de aprendizaje del residente y es por eso que, ante él y por él, tienen que primar los valores. Estos valores que van desde el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la generosidad, la perseverancia, la responsabilidad y el amor constituyen, dentro de muchos otros, lo que el profesor debe inculcar y exigir en sus estudiantes.

El profesor tiene que ser ejemplo a seguir. Es en el proceso docente educativo donde las personas incorporan normas éticas a su aprendizaje habitual.1 No importa el escenario ni la forma organizativa de la enseñanza, si es formal o no formal, lo que importa es que las personas reciban a través de la educación, pautas morales para una convivencia orientada en principios y valores humanos.1-4

La formación de valores se basa en la experiencia individual y colectiva para evaluar la eficacia de determinados comportamientos asociados con el bienestar y la reflexión.5,6 Arana Ercilla y otros7 plantearon que la educación en valores constituye un objetivo de primer orden para la comunidad mundial, lo cual ha alcanzado especial relevancia en la última década tanto para organizaciones como la UNESCO y la OEl, como para investigadores, maestros, padres y hasta los propios estudiantes. En las Universidades cubanas esta labor se desarrolla mediante el llamado Proyecto Educativo (PE).

Estos autores7 conceptualizaron que la educación en valores es un proceso sistémico, pluridimensional, intencional e integrador que garantiza la formación y el desarrollo de la personalidad consciente. Se concreta a través de lo curricular, extracurricular y en toda la vida universitaria. Afirmaron además, que los valores no son el resultado de una comprensión y mucho menos de una información pasiva, ni actitudes conducidas sin significación propia para el sujeto. Es algo más complejo y multilateral pues se trata de la relación entre la realidad objetiva y los componentes de la personalidad, lo que se expresa a través de conductas y comportamientos, por lo tanto, sólo se puede educar en valores a través de conocimientos, habilidades de valoración, reflexión en la actividad práctica con un significado asumido. Se trata de alcanzar comportamientos como resultado de aprendizajes conscientes y significativos en lo racional y lo emocional.7

Los valores se pueden clasificar en vitales, materiales, intelectuales, morales, estéticos y religiosos porque son los realizados, descubiertos e incorporados por el ser humano. Si bien existen valores que dependen de apreciaciones subjetivas individuales existen valores objetivos, situados en tiempo y espacio que no pierden vigencia. Así el amor, la amistad, el respeto, la solidaridad, la tolerancia, la perseverancia, la generosidad son valores que se inculcan desde edades tempranas de la vida.8,9

En esa tesitura es donde los valores se perciben mediante una operación no intelectual llamada estimación y es en este contexto que reside su importancia pedagógica. Por ello, se puede hablar de educación de valores.

El término "valor" está relacionado con la propia existencia de la persona, afecta la conducta, configura y modela las ideas y condiciona los sentimientos de cada individuo.7 Es la convicción razonada de algo que es bueno o malo, que una vez interiorizados, se convierten en guías y pautas de conducta.8 En ese contexto los valores son asumidos y se convierten en objetivos de vida dándole pleno sentido.9

La Anestesiología y Reanimación es una especialidad clínica instrumentada que abarca un amplio campo del saber. Comprende la anestesia para el adulto sano y con enfermedades asociadas compensadas o no. Atiende al paciente pediátrico, anciano, la gestante, al paciente crítico, así como el estudio y tratamiento del dolor y las urgencias o emergencias; en todos ellos hay valores para inculcarle al residente.10-13

El objeto de estudio de los educandos son los pacientes que sufren, sienten y padecen una enfermedad a veces maligna. Por tanto, hay que inculcarles desde sus primeros pasos, que los pacientes deben ser tratados con todo respeto, explicándole en qué consiste el proceder que se le va a realizar, sus consecuencias y posibles complicaciones.

El objetivo de este artículo es realizar una actualización de la información sobre la pedagogía de los valores y su influencia en la Anestesiología y Reanimación.

 

DESARROLLO

Para ello se aplicó el método de revisión bibliográfica y el análisis de los procesos formativos en que interviene la formación en valores. La importancia de la pedagogía de valores debe constituir uno de los grandes resortes de la conducta, a través de la motivación.

La educación en valores es el proceso por el cual las personas incorporan normas éticas a su aprendizaje habitual, es responsabilidad del profesor enseñar a sus residentes qué hacer o cómo hacer desde los primeros pasos en la especialidad.11-15

A la luz de los conocimientos actuales, la responsabilidad no supone que el maestro sea el centro y la fuerza controladora de la educación en la clase. Hoy se trata de la interacción alumno-profesor, que sirva de catalizador de las decisiones a tomar y es en esa interacción donde los anestesiólogos deben mostrar los valores personales y profesionales con los pacientes que van a ser anestesiados. Dentro de otros respetar el pudor de los enfermos, escucharlos, animarlos y prevenirle las posibles complicaciones.

Según los humanistas, el docente debe motivar el aprendizaje en el aula y escenarios docentes desde las vivencias y experiencias del alumno.16-18

Algunos autores1,3-7 refirieron que a decir de Benoit (1982), los valores tienen una gran importancia antropológica y pedagógica, pues permiten evaluar la bondad de las cosas, forman parte de la cultura de la persona, son aprendidos y evolucionan junto con el tiempo y la sociedad. Por su parte, Rezsohazy (1982) señaló que son el estandarte que moviliza las personas para la acción, pues a través de los conflictos de valores, las multitudes se lanzan a la realización de un proyecto común. Buxarsais, (1990) entiende "la educación moral" como un proceso de socialización, desde la vertiente creativa y transformadora que implica la construcción voluntaria de la propia historia personal y colectiva y Frisancho (2001) sostuvo que los valores son "anteojos" desde los cuales se puede entender la realidad, y por ende, actuar en función de ella.

Parra Ortiz 3 publicó que los conflictos en los sistemas de valores se producen al intentar adaptar los principios de la moral tradicional a la sociedad actual, ignorando que un modelo social cambiante y de gran heterogeneidad cultural como el presente, exige la creación de un esquema de valores propio.

Algunos filósofos de la educación interpretan la agitación y confusión actual no como una destrucción de los valores antiguos, sino como una confrontación dialéctica entre lo antiguo y lo nuevo, que hace aflorar contradicciones y concluyó que, la elaboración de un proyecto personal de vida con base en los valores no podrá ser asumido por la escuela al margen del contexto sociocultural en que actúa. La educación de los valores requiere de un amplio debate social para definir los que han de regir la conducta colectiva y un empeño de todos los agentes sociales y educativos para hacerlos efectivos.4,5

Los valores terminan por ser normas de vida, donde se involucran sentimientos y creencias relacionadas con el respeto por la vida y la dignidad de las personas.6

Se distinguen diferencias entre la educación de valores explícitos e implícitos. Los valores explícitos se asocian con aquellas pedagogías, métodos y programas que los profesores o educadores utilizan con el fin de crear experiencias de aprendizaje en los estudiantes.7,8-10

Los valores implícitos es "aprender acerca de uno mismo y la sabiduría de la vida" en una exploración que podría catalogarse de introspectiva, de manera sistemática y científica a través de la educación formal.8

Refiriéndose al programa educativo de "clarificación de valores", algunos autores8-12,19 han planteado que no sólo se deben entender como resultados estáticos, que se deben adquirir y conservar, sino que se deben transformar y madurar en función de las experiencias que continuamente vive cada sujeto. Los valores son estrictamente personales y la imposición de alguno de ellos en una sociedad como la moderna únicamente serviría para retrasar o impedir el proceso de valoración personal que cada individuo debe realizar.

La importancia de la pedagogía de valores constituye uno de los grandes resortes de la conducta, a través de la motivación.5-10,20 Schwinn y Balser19 afirmó que la educación de calidad no es posible si no incluye la formación de valores, al mismo tiempo que no pueda existir la formación en valores si no hay educación de calidad.

El proyecto educativo debe tener particularidades, toda vez que debe resultar un instrumento apropiado para la concreción de influencias educativas de la comunidad universitaria en aras de la formación profesional que necesita la sociedad, del perfeccionamiento de la preparación del propio claustro y de todas las organizaciones que la conforman. Para lograr tal propósito debe ser marco de referencia o guía para la actividad formativa del colectivo pedagógico, de estudiantes y demás factores que intervienen en el proceso docente educativo.6

Para Jiménez9 las nuevas pedagogías fundamentadas en el desarrollo de los valores se interesan más por comprender la complejidad humana y la naturaleza del aprendizaje natural del hombre que cualquier otro método de instrucción, pues promueven y fortalecen tanto en el educando como en el educador la libertad, la honestidad, la tolerancia, la solidaridad, la responsabilidad, la autorrealización, la autotrascendencia y otras actitudes del desarrollo humano.

Estas nuevas pedagogías del siglo XXI deben enfocar su atención en la capacidad que tienen todos los humanos de trascender a partir de los valores que cada sujeto logre desarrollar, en la familia, en la escuela y en la sociedad. Lo anterior se logra a través de un proceso de interrelación social que logre configurar la personalidad de cada sujeto para pensar, sentir, amar y actuar de una forma coherente en nuestro contexto; de tal forma que permita un desarrollo conjunto de las autonomías individuales, de la participación democrática y del sentido de pertenencia a nuestra región.10,20-25

La escuela se debe interesar por la educación moral que forma parte de la educación integral de la persona. Debe ayudar a construir sus propios criterios, permitiéndoles tomar decisiones para que sepan cómo enfocar su vida, cómo vivirla y cómo orientarla. Los avances serán positivos en la medida que en el currículo se oriente hacia el desarrollo de la responsabilidad, solidaridad, honestidad, toma de conciencia de los procesos sociales, es decir, hacia los valores éticos y morales del educando.11-15,26

En la actualidad, existe una creciente inquietud por hacer consistente los valores centrales de la profesión médica, lo cual ha llevado a diferentes organismos societarios internacionales a reformular en términos contemporáneos los conceptos que orientan las decisiones en medicina. Dentro de ellos, ha resurgido una preocupación por los contenidos de aprendizaje en su formación, los valores éticos que en el marco de las relaciones entre profesionales, proveedores y usuarios caracterizan la excelencia del ejercicio profesional.14-20

Sería paradójico que el conjunto de valores exigibles a los alumnos y profesores como elemento paradigmático de la excelencia en su quehacer no lo fueran ni estuvieran implícitamente presentes en quienes promueven el aprendizaje de tales atributos o destrezas, en el aula, en los quirófanos, laboratorios o escenarios clínicos.21,22

Schwinn y Balser18 publicaron que la mayoría de los profesores se preocupan por alcanzar resultados académicos elevados como máximo exponente de calidad. Incluyen exámenes que evalúen competencia y desempeño. Sin embargo, se pasa por alto en ocasiones, el objetivo más importante de la evaluación en cuanto a si el residente puede razonar críticamente los retos profesionales.

Marenco de la Fuente20 señaló que la evaluación del profesionalismo entre los residentes no sólo es importante porque es un mandato de los Consejos de Acreditación para los graduados de la Educación Médica, sino porque se ha encontrado que es el motivo más común de medidas disciplinarias contra los médicos por los Consejos Laborales y Éticos.

Pandid21 afirmó que el entrenamiento en técnicas anestesiológicas es hecho bajo una supervisión regresiva, es decir, cuánto más eficiente llega a ser un residente en cierta técnica, menor cantidad de supervisión es entregada por el instructor. Así, el punto en el cual se logra esta eficiencia y se puede disminuir o quitar la supervisión, debiera ser determinado objetivamente por un método confiable que midiera la ejecución. Una medida cuantitativa fácilmente asequible para la ejecución de un procedimiento ayudaría a evaluar objetivamente a los residentes y así contribuir al correcto entrenamiento.

La falta de profesionalismo depende de la formación de pregrado y se asocia con un comportamiento poco profesional como médico; pero durante la residencia es responsabilidad de los docentes de posgrado y es una condición inaceptable, pues los elementos de profesionalidad no se pueden medir con una sola herramienta.22-26

Rivero Serrano y Durante Montiel15 definieron que el profesionalismo en la medicina actual implica ser consciente de los atributos esenciales que han caracterizado el ejercicio de la profesión a lo largo del tiempo. Estos autores plantearon que la medicina de hace 30 años era menos científica que la de hoy; pero más humana y no tan costosa y concluyeron que no se trata de volver al pasado; se trata del uso juicioso de los recursos actuales; pero que se incorpore la atención del sufrimiento humano, siempre presente en toda enfermedad. Otros autores concuerdan con estos principios.27-33

Eisenach 27 planteó que los desafíos que enfrenta la especialidad en el momento actual, demanda la reconsideración de lo que el plan de estudios ideal debe incluir. Un plan de estudios único y estandarizado para todos los residentes no pueden satisfacer estas necesidades. Se debe aspirar a la excelencia y la innovación en los planes de los programas de formación de anestesiología, para ayudar a asegurar el futuro de la especialidad, tanto dentro como fuera de los quirófanos.

Se concluye que la pedagogía de los valores resulta importante en la enseñanza de todas las residencias médicas en general y en la Anestesiología y Reanimación en particular. La educación en el trabajo cuyo colofón es el saber, el saber hacer y el saber ser resultan de inestimable valor en el campo de la especialidad. Por tanto, enseñar estos valores es un deber de todos.


Conflicto de intereses

La autora declara no tener conflictos de intereses, ni de contenido ni editoriales.

 

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Recibido: 23 de mayo de 2017.
Aprobado: 25 de mayo de 2017.

 

 

Idoris Cordero Escobar. Hospital Clínico Quirúrgico "Hermanos Ameijeiras". La Habana, Cuba.
Correo electrónico:
ice@infomed.sld.cu

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