Sr. editor:
Resulta de extraordinaria pertinencia el artículo “Referentes teóricos para la preparación pedagógica de los tutores de la carrera de medicina”, publicado en el volumen 33, número 2 de 2019, de la Revista Cubana Educación Médica Superior, por la importancia de esta temática que magistralmente ha abordado su colectivo de autores.
La figura del tutor adquiere relevancia a nivel mundial en los escenarios europeos (acuerdo de Bolonia, 1999) y en la mayoría de las universidades que buscan prestar una atención mayor a los estudiantes, fundamentalmente, en el momento de su ingreso a la universidad y, posteriormente, a lo largo del proceso formativo, para evitar la deserción y mejorar los niveles académicos y formativos.
El progresivo desarrollo de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC), aplicadas a los procesos de enseñanza y aprendizaje de las ciencias médicas, ha provocado un cambio significativo en la conceptualización, las funciones y el desempeño del profesor universitario en el contexto actual de la enseñanza médica superior, donde la universalización de la enseñanza se erige como una política consolidada en Cuba.
En 2004 el policlínico comunitario se convirtió en universitario y, con ello, en un nuevo modelo y escenario importante para el aprendizaje, ya que formaba al médico en el lugar donde desarrollaba sus actividades en la atención primaria de salud (APS). El policlínico universitario como Universidad de Ciencias Médicas propició la organización y planificación del trabajo educativo y político-ideológico con los estudiantes. Mediante este escenario central de formación se indicaron todas las acciones que debían cumplir los futuros profesionales en la comunidad.
Son disímiles las circunstancias externas e internas que en la vida universitaria coinciden en destacar el papel clave del profesional de la salud en cuanto a su tarea como tutor; fenómenos como la globalización, los cambios derivados de la sociedad de la información y el conocimiento, la revolución tecnológica, entre otros, producen necesidades de formación y nuevos roles educativos, entre ellos, el del tutor.
El concepto de “tutor” en salud con el trascurso del tiempo ha sufrido modificaciones, ha tenido matices. Los autores de este trabajo lo definen como un profesional con experiencias y conocimientos, dispuesto a compartirlos para facilitar el desarrollo académico, personal y profesional del estudiante, así como generar actitudes en estos que mejoren su aprendizaje y les ayude a responsabilizarse con su propio proceso formativo.
En el sistema de salud cubano, los tutores, en los diferentes niveles de atención médica, deben estar preparados para enfrentar los retos del siglo xxi como un profesional que, desde su radio de acción (la asistencia), debe abrirse a una nueva tarea: enseñar a aprender, pensar, buscar, analizar y seleccionar la información; a generar nuevos conocimientos; a desarrollar actitudes, capacidades, competencias, habilidades; a estimular la capacidad de razonamiento, el juicio crítico, la autodisciplina, la perseverancia; y a actuar de manera consciente ante las problemáticas que se presentan en su objeto de trabajo y dar una respuesta coherente.1
También al tutor se le considera del modo siguiente:
Referente confiable para los estudiantes.
Mediador de la formación integral del estudiante.
Acompañante en busca de una meta.
Previsor de estrategias de aprendizaje.
Estimulador del desarrollo de competencias.
Desde esta perspectiva, en el contexto actual de la Educación Médica Superior, la formación de estudiantes comprometidos con los resultados de lo que aprenden, hacen y sienten en su profesión,2 demanda la preparación intencional y permanente del tutor como potencialidades transformadoras en las diferentes esferas de su actuación profesional.