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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.22 n.1 Ciudad de La Habana ene.-jun. 1996

 

Facultad de Geografía Universidad de La Habana

Lo socioambiental y el bienestar humano

Luisa Iñiguez Rojas Ph.D.1

RESUMEN

La cuestión ambiental se integra a los más acuciantes temas que en la actualidad preocupan a la humanidad. Su evolución hacia una interpretación más holística, que aúne los deterioros físicos y socioambientales, nos sugieren una aproximación al tema desde la plataforma histórico-geográfica de su surgimiento, así como el desciframiento de sus indisolubles vínculos con el bienestar humano.

Palabras clave: BIENESTAR SOCIAL/historia; MARXISMO; NACIONES UNIDAS/historia; CLIMATOLOGIA MEDICA; AMBIENTE.

Sin pretender en lo absoluto esclarecer relaciones, elaborar paradigmas o tomar posiciones académicas en torno al asunto, el material que presentamos constituye simplemente una reflexión, que en alto grado responde a nuestra propia evolución profesional.

Partiremos de un término que consideramos estrechamente vinculado con lo ambiental y lo social y que de alguna manera nos introduce desde una posición más general al tema en cuestión, sería la supracuestión o el supratema: el bienestar humano.

Muy probablemente, la preocupación más general de los hombres es por su bienestar. Al margen de su contenido relativo o temporal y de su dudosa dualidad objetivo-subjetiva, el bienestar se limita hoy para algunos grupos poblacionales a la satisfacción de las necesidades más elementales de subsistencia, mientras para otros representa la satisfacción de las necesidades y aspiraciones más elevadas de autorrealización.1

En todas las naciones (incluyendo las más ricas), se han generado notables variaciones espaciales del bienestar humano. Aunque posiblemente surgidas de la distribución desigual de recursos o condiciones naturales, del desconocimiento u olvido de las "necesidades de la Naturaleza" en los procesos de su asimilación socioeconómica, no quedan ya dudas de que las más importantes desigualdades del bienestar se expresan como inequidades y que responden a las relaciones de los hombres con la Naturaleza y esencialmente a las relaciones entre los propios hombres.

LA OBLIGADA MIRADA HISTORICA

Lo que a continuación se expresa no representa una revisión del asunto, sino una búsqueda de esclarecimiento que de alguna forma penetre en lo ambiental y lo social.

Las interrelaciones hombre-naturaleza, desde su surgimiento, engendraron una relación hombre-hombre, valoradas como incipientes en su significación planetaria, dado el número reducido de la población y el limitado desarrollo de las fuerzas productivas de entonces. Sin embargo, esas interacciones iniciales de subsistencia ya estaban dotadas de técnicas que conducían progresivamente al incremento de la producción. Tal como planteara Smith "la producción de un excedente permanente y el desarrollo de la división del trabajo, brindaron el fundamento requerido para el surgimiento de las clases sociales. El trabajo humano producía la primera naturaleza y las relaciones humanas, la segunda".2

A medida que la interacción naturaleza-sociedad ganaba en intensidad, resultado del mejor conocimiento de sus recursos y de las técnicas para su aprovechamiento, avanzaban los deterioros de las relaciones del hombre con la naturaleza y de las relaciones entre los propios hombres. Se descubrían más y más "ofertas" de la naturaleza y se dicotomizaban las demandas; las de la naturaleza y de algunos hombres, relegadas y la de otros hombres exaltadas.

Parecía que en esos "momentos" se alejaban las máximas propuestas en 1770 por el Barón de Holbach, en su Biblia del Materialismo:3

  • "Cuando los hombres se juntaron entre sí para vivir en sociedad, hicieron ya sea formal o tácitamente un pacto, por el cual se obligaron a hacerse mutuos servicios y a no dañarse".
  • "La naturaleza no puede menos que diversificar todas sus obras. La diversidad que existe entre los seres (humanos) hace que reine entre ellos una desigualdad que es la base de la sociedad... La justicia se llama también equidad porque impide el que cada cual use del ascendiente que la desigualdad de naturaleza o industria le ha dado para dañar a los demás".

Las amenazas al bienestar humano se gestaban lenta y geográficamente aisladas sobre una plataforma de desajustes naturales y sociales.

Un siglo después, impresionantemente preclaros fueron las preocupaciones de Engels, expuestas en la Dialéctica de la Naturaleza sobre este hecho. Además de tratar con evidente convicción la gravedad de las acciones humanas irreflexivas e ignorantes sobre la naturaleza, en el proceso de apropiación de sus recursos y ejemplificarlos brillantemente con los resultados inmediatos y mediatos en diversas regiones del mundo, Engels hizo más, articuló estos desajustes con los de implicación social:

  • "Si han hecho falta el trabajo de siglos hasta que hemos aprendido, en cierto modo, a calcular las consecuencias naturales remotas de nuestros actos encaminados a la producción, la cosa era todavía mucho más difícil en lo que se refiere a las consecuencias sociales".4

Expuso entonces que al propagarse el cultivo de la patata se propagaba la escrofulosis, cuyas consecuencias sociales, a medida que el cultivo enfermaba, fueron la hambruna y las migraciones en masa; tal como Cristóbal Colón ignoraba que su encuentro con América re- presentaba resucitar la esclavitud, y como a los hombres que afanosamente creaban la máquina de vapor no les podía pasar por sus mentes que preparaban un instrumento que revolucionaba el orden social del mundo y concentraban las riquezas en manos de la minoría y la miseria del lado de la inmensa mayoría.

La máquina de vapor, símbolo del inicio del período del deterioro ambiental, preludiaba tanto el deterioro del aire atmosférico, como la definitiva intensificación de los deterioros de las relaciones humanas.

La armonía que Engels proponía lograr, no se sustentaba sólo en el conocimiento de las leyes y regularidades del funcionamiento de la naturaleza, "para lograr esta regulación, no basta con el mero conocimiento. Hace falta, además transformar totalmente el régimen de producción vigente hasta ahora y con él, todo nuestro orden social".4

La proyección mundial del interés por la cuestión ambiental está de forma notable asociada al cuarto período de sesiones del Consejo Económico Social de las Naciones Unidas en 1968, promovido por el informe que la delegación de Suecia presentara en esta reunión. Las preocupaciones levantadas se consolidaron en una resolución, solicitando a la Asamblea General de las Naciones Unidas incluir el tema de "los problemas del medio humano" en su XXIII Período de Sesiones, de donde nació la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio ambiente humano, celebrada en Estocolmo en 1972.5

La mayor parte de los círculos que progresivamente se han integrado al tratamiento de la cuestión ambiental, reconocen éste como el momento inicial a partir del cual, trasciende a escala planetaria la preocupación por el des- tino del planeta. En primer lugar cabe resaltar que el encargo de las Naciones Unidas a la Conferencia consistió claramente en definir lo que debe hacerse para mantener la Tierra como lugar adecuado para la vida humana, no sólo ahora, sino también para todas las generaciones futuras.6

El informe no oficial encargado por el Secretario General de la Conferencia, fue publicado bajo el título de "Una sola tierra".6 En él se recogieron las opiniones de consultores de 58 países.

Aunque lógicamente diversos, con referenciales acorde a intereses profesionales, hasta quizás contradictorios, el análisis que de estas opiniones hacen sus editores, argumentan la complejidad de la evolución posterior de la cuestión ambiental. Las prioridades en la solución de los problemas ambientales se centraban en el mejor conocimiento científico, en mejoras tecnológicas, en una moralidad socioeconómica o en el cultivo de los valores espirituales del hombre, enfoques aparentemente di- versos, pero sin duda inmersos en una lógica general. Asimismo las prioridades de los problemas ambientales se situaban en la contaminación de las aguas, del aire o en el mejoramiento de los suelos, entre otras.

Quizás la reflexión más preclara fue la que consideró que un medio ambiente humano deseable es más que el mantenimiento de un equilibrio ecológico, que una administración económica de los recursos naturales, y más que el control de las fuerzas que amenazan a la salud biológica y mental. Se requiere también como ideal que los grupos sociales y los individuos cuenten con la oportunidad de desarrollar las formas de vida y ambientes de su propia elección.6

Apoyados en 3 obras escritas con aproximadamente un siglo de separación, resulta que los deterioros de la naturaleza, de los hombres y de sus relaciones se revelaron como preocupaciones históricamente plasmadas, aunque éstas no fueron capaces de alzarse con la articulación y la fuerza necesaria, como para detener su mundialización.

LA TAMBIEN OBLIGADA MIRADA DESDE LA GEOGRAFIA

Para la Geografía, el tema en cuestión tiene sus antecedentes más evidentes en la Antropogeografía de Ratzel (1882) y la Geografía humana de Vidal de la Blache (1922), la Geopolítica del hambre,7 la Geografía del consumo,8 la Geografía de las desigualdades,9 la Geografía del subdesarrollo,10 Desarrollo desigual,2 Espacio y método,11 por solo citar algunas obras releventes, se aproximan de forma sólida y argumentada al deterioro de las relaciones humanas, privilegiándose los abordajes filosóficos y metodológicos en la interpretación geográfica de estos deterioros.

La base real de la complejidad y diversidad de la naturaleza y de la vida humana, en ella inmersa, las posiciones erróneas conscientes y quizás, en ocasiones inconscientes, la fragmentación del objeto y los propósitos de atención, la carencia de herramientas técnicas potentes y sobre todo de unidad, disipaban el foco de atención de la Geografía, también a pesar de los preclaros juicios de un gran número de geógrafos.

El foco sugerido por Smith,12 era la calidad de la vida de los hombres, principalmente amenazada por las desigualdades del bienestar social, donde también se dibujaban los efectos de un funcionamiento disarmónico de la interacción naturaleza-sociedad.

Aunque propuesta en la década del 70, en el marco de la llamada segunda revolución de la Geografía Humana, la Geografía del bienestar contiene con diferentes alcances, direcciones geográficas anteriores, tales como la Geografía de la población, urbana, cultural, médica o de la salud, social, histórica, del género, radical y más actuales como la del comportamiento, de la percepción, ambiental y otras. Quizás fue una dirección más dentro de la multiplicidad de enfoques, pero sin duda resumió e integró lo más humano de la Geografía Humana.

En la literatura geográfica actual, se insiste progresivamente en el tema del bienestar, de la calidad de la vida y también se establecen progresivamente asociaciones entre la calidad de la vida y la calidad del medio ambiente, generalmente sin esclarecerse los fundamentos teóricos de tales asociaciones.

Intentemos aproximarnos a la interpretación de lo que acontece a partir de la evolución del término medio ambiente.

ACEPCION DE ACEPCIONES

Como acepción de medio, como acepción de ambiente o como pleonasmo -medio ambiente-, resurgen dentro de estos términos las preocupaciones por el bienestar humano y los problemas que afectan la condición humana, la materialidad y espiritualidad de la vida humana como tema básico del destino del planeta humano.

Concretamente el término medio ambiente, también inmerso en acepciones, reaparece 140 años después de su nacimiento y evoluciona vertiginosamente en las últimas décadas de este siglo con el enorme poder de aglutinar profesionales de las más diversas especialidades, de interesar a las más importantes organizaciones científicas, políticas, económicas y culturales del mundo y dotado de la fuerza suficiente para preocupar a gran parte de la humanidad. Un destacado geógrafo brasileño planteara a propósito: "El sustantivo 'ambiente' y el adjetivo 'ambiental' ha venido empleándose de forma generalizada y amplia en las ideas científicas y periodísticas expresando una variedad de facetas en sus significados. Muchas veces tiene incoherencia y errores groseros en su aplicación".13

Interesante resulta aprehender que el término es aplicable a cualquier escala geográfica, desde la planetaria a la más local y que sus formas adjetivales, tanto precisan, fragmentan o estructuran un campo de observación del propio ambiente, como indican un campo de observación o investigación o actuación de disciplinas consolidadas. Esto es, en el primer caso se sitúan demarcaciones producto de derivaciones, particularizaciones internas tales como ambiente humano, social o cultural que contienen al ambiente urbano o rural, y a su vez estos también contienen el ambiente laboral, familiar, comunitario.

De la misma manera, se identifican otras denominaciones dentro de este mismo caso, serían los asociados a los ambientes que abarcan localizaciones o límites geográficos, tales como ambientes terrestres, lacustres, oceánicos, montañosos y otros, en los cuales puede existir la dualidad de referirse a "ambientes naturales" o humanizados.

En las otras formas adjetivales, aparecen el derecho ambiental, la educación o formación ambiental, la salud ambiental, la ingeniería ambiental, la planificación ambiental, el gerenciamiento y la gestión ambiental y hasta la precisión dentro de ellos, como la toxicología ambiental, la higiene ambiental y la genética ambiental. Otro conjunto de términos se generan en la operacionalización temática y la vertiginosa evolución conceptual, con un contenido más o menos abarcador, tales como el riesgo ambiental, el impacto ambiental, fondo ambiental, deterioro ambiental, calidad ambiental y más re- cientemente la racionalidad ambiental.

Esta rápida visión corrobora la multiplicidad de vertientes de aproximación al medio ambiente y nos sugiere además la necesidad de aceptar la lógica de la complejidad y amplitud de la cuestión ambiental, en oposición a lo baldío de intentar una aproximación común. El ambiente y el medio son además términos de una multiplicidad de empleos, fuera de los contextos en que esta temática se enmarca.

LO SOCIOAMBIENTAL Y EL AMBIENTE SOCIAL. NOVEDAD CONTEXTUAL O RECURSO OPERACIONAL

La Cumbre de la Tierra, promulgando el desarrollo sustentable, adentrándose definitivamente en la intrincada trama de lo ambiental y lo social, acaba por definir rotundamente la pobreza, la miseria y las inequidades de los grupos poblacionales, como problemas ambientales, tan ambientales como la erosión, la desertificación, la deforestación o la contaminación.

Hoy en día la noción de crisis socioecológica, se sitúa en el centro del análisis, y resulta común la referencia al impacto negativo de la explotación acelerada y desigual de los recursos de la Tierra.

La percepción actual es económica, política y social, además de "ambiental";14 aparece así el concepto de crisis socioambiental. La cuestión ambiental evoluciona en la dirección de la profundización de la dimensión social, privilegiando lo humano en su doble condición de protagonista y espectador de los cambios. La dimensión socioambiental de los problemas humanos, se establece como vía esclarecedora no sólo para las interpretaciones, sino para las acciones, acompañada del torrente de posibilidades de lo local, de la participación comunitaria y de las organizaciones no gubernamentales.

Lo socioambiental sugiere una precisión, expresión de un nuevo y obligado contexto, de una vieja y relegada realidad. Se identifica como dimensión o cuestión dentro de la atención mundial.

Por su parte las investigaciones encaminadas a diagnósticos del estado del medio ambiente, así como las de pronósticos, evaluaciones de impacto ambiental, optimización del medio ambiente y especialmente las dirigidas al ordenamiento y la gestión ambiental, fueron progresivamente integrando en las 3 últimas décadas variables, índices e indicadores usualmente definidos y utilizados en las investigaciones de condiciones, modos, estilos y hasta calidad de la vida. La situación contraria también ha ido consolidándose; mientras los estudios ambientales metodológicamente integran los deteriosos del ambiente social, además de los deterioros físicos o biológicos, también la dimensión ecólogo-ambiental, penetra en las investigaciones sociológicas.

La prioridad de la cuestión socioambiental, no debe condicionarse a alguna prioridad profesional, y debe suscitar una revisión de las teorías y prácticas de las diversas disciplinas, en la medida que demanda un análisis comprensivo y totalizante, un análisis en el cual las personas venidas de horizontes diversos y que trabajan con la realidad presente, tengan un paso acertado a través del mundo.15

Resulta hoy notable, que el estado de la vivienda, o de las redes infraestructurales de un asentamiento poblacional, la calidad del aire o de las aguas de consumo, la incidencia de conductas delictivas o de diferentes patologías, se encuentran operacionalizadas como variables e indicadores, tanto en las investigaciones socioambientales como en investigaciones de condiciones de vida o de estado de salud de la población. La dimensión ecólogo-ambiental, penetra en las investigaciones tradicionalmente consideradas como sociológicas, en tanto las investigaciones ambientales también se enriquecen con la incorporación de lo social.

Al fin, es un hecho ya incuestionable que las fronteras entre las ciencias que estudian lo humano van borrándose y que el abordaje interdisciplinar o transdisciplinar se impone como resultado de una totalidad, que recién comenzamos desdichadamente a reconocer. Resulta de ello, el rechazo a la atomización del conocimiento generado en el ámbito de la focalización de problemas ambientales específicos, en detrimento de la comprensión de la problemática ambiental con base en el abordaje de los procesos y formas de organización del espacio geográfico.16

¿Por qué hoy somos capaces de articular lo ambiental y lo social? ¿Qué factores o procesos impidieron aprehender la interdependencia y conectividad entre ambas cuestiones? ¿Qué factores o procesos llegaron a alimentar posiciones radicalistas y reduccionistas? ¿Por qué se gestaron con posiciones antagónicas movimientos ambientales concentrados en la relación hombre-naturaleza y movimientos sociales concentrados en los problemas de la relación hombre-hombre?

Es en la respuesta a estas preguntas donde se encuentra el eje de la cuestión, la comprensión de las verdaderas causas del "retraso", del tiempo gastado en polarizaciones de una realidad que ahora se asoma como rotundamente evidente y hasta para algunos novedosa, dotada de poder para hacernos reaccionar y tomar las preocupaciones en acciones, pues como apuntara Lösch, el deber real no consiste en explicar la triste realidad, sino en mejorarla.17

Refiriéndose a la implementación de los propósitos del ecodesarrollo, concretamente en los países del Tercer Mundo, Leff planteara: "De su estrategia política depende que las transformaciones productivas que impulsan el ecodesarrollo, sean factor de racionalidad para la reproducción del capital o que se conviertan en un proceso que elimine la explotación del hombre y de la naturaleza.18

Desarrollo sostenible, desarrollo sustentable y racionalidad ambiental, son conceptos que pretenden precisar o enmendar los errores del desarrollo hasta ahora, sin adjetivos. Debemos confiar, aunque con lógico recelo, que ellos colaborarán a un esclarecimiento común de las vías necesarias para producir resultados inmediatos y mediatos en favor del bienestar humano; ese bienestar que continúa perturbado por la Naturaleza cuando sus leyes rítmicas, cíclicas y periódicas provocan desastres sociales que el hombre ha bautizado como desastres naturales, que también está evidentemente perturbado por los deterioros de las relaciones hombre-naturaleza provocando desajustes en la dinámica de sus componentes y recursos, expresados en desastres sociales inducidos por actividades humanas, algunos de los cuales alcanzan hoy escalas planetarias y ese bienestar rotunda y mundialmente perturbado, por los desastres sociales provocados por los deterioros de las relaciones entre los propios hombres.

Comienza a aparecer lo ambiental y lo social como caras de una misma moneda, pero las caras de una moneda siempre son distintas, inseparables y con un mismo valor. El reto está precisamente ahí, en lograr que todos los hombres estén dispuestos a dar el mismo valor a esta irrebatible realidad, sobre todo los hombres que en este asombroso Mundo, acumulan las monedas y deciden su valor.

La esperanza está indudablemente en un nuevo mapa, pudiera ser el mapa 3 de Peet,19 "que muestra un mundo despertando de una pesadilla, al final de la prehistoria y saliendo para la aurora de una verdadera historia humana."

No hay una sola razón que pueda escamotear el hecho y además la urgencia no lo permite. No pueden procurarse por separado el mejoramiento social y el ambiental, porque tal como surgieron y evolucionaron los deterioros, "juntos e indisolublemente unidos", así tendremos que enfrentar las enmiendas, si en verdad en esta nueva aurora, estamos dispuestos a luchar por el bienestar humano.

SUMMARY

The environmental subject is integrated to the most urgent themes that at the present days make the humanity feel worried. Its evolution towards a more complete interpretation, gathering both physical impairments and social environmental degradation, suggests an approximation to the theme from the historical-geographical platform from where it arises, as well as the deciphering of its indissoluble links with human welfare.

Key words: SOCIAL WELFARE/history; MARXISM; UNITED NATIONS/history; MEDICAL CLIMATOLOGY; ENVIRONMENT.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

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  3. Dietrich PH. Sistema de naturaleza. Holbach. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1989:100,112,113.
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  7. Castro J de. Geopolítica del Hambre. Guadarrama, Madrid, 1972.
  8. George P. Geografía del Consumo. Barcelona:Oikos Tau, 1972. (Col )Qué sé? No. 86).
  9. . Geografía de las desigualdades. Barcelona: Oikos Tau, 1973. (Col )Qué se? No. 148).
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  11. Santos M. Espacio y método. París: Publissed 1989;120.
  12. Smith D. Geografía humana. Barcelona: Oikos Tau, 1980;14.
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  15. Santos M. La cuestión ambiental: desafíos para la construcción de una perspectiva transdisciplinar. USP, Brasil, 1994;2.
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  18. Leff E. Ecología y capital. Siglo veintiuno. Editores s.a. De C.u. México;1994:327.
  19. Peet R. Mapa del mundo en el fin de la historia, en fin del siglo y globalización. Sao Paulo: Hucitec-Anpur,1993;64.

Recibido: 29 de mayo de 1995. Aprobado: 6 de septiembre de 1995.

Dra. Luisa Iñiguez Rojas. Facultad de Geografía. Universidad de La Habana. Ciudad de La Habana, Cuba.

1 Profesora Titular. Facultad de Geografía. Universidad de La Habana. Ciudad de La Habana, Cuba.

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