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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.26 n.2 Ciudad de La Habana jul.-dic. 2000

 

HISTORIA DE LA SALUD PÚBLICA

Facultad de Salud Pública

La economía y la Salud Pública en Cuba en la década de 1940

Dra. Carmen Arocha Mariño1


RESUMEN

Se describe la situación económica por la que atravesó Cuba en los años de la década de 1940, caracterizada en su primera mitad por el incremento en la producción y la exportación del azúcar y sus derivados a causa de la demanda de estos productos que provocó la II Guerra Mundial. El fin de esta contienda bélica conllevó a un decrecimiento en las exportaciones por los efectos del ajuste de posguerra con el consiguiente reflejo en el nivel de la población cubana. Se exponen algunas de las obras de salud pública realizadas bajo los mandatos de los presidentes de la época y los manejos presupuestarios que ellos hicieron con los fondos que debían ser destinados a mejorar las condiciones sanitarias del país. Se citan algunos trabajos y campañas en favor de la salud del pueblo emprendidas por personalidades como los doctores José A. Presno Bastiony, Alfredo M. Antonetti y Manuel Ampudia González, entre otros.

Descriptores DeCS: ECONOMIA DE LA SALUD; SALUD PUBLICA; ASISTENCIA MEDICA; CUBA.

Desde el pasado siglo Cuba tenía una tradición y un cierto desarrollo en el campo de la salud pública, que lograron sobrevivir a pesar de los distintos gobiernos prerrevolucionarios, y que a partir de 1959 recibieron un impulso sin precedentes en la historia del país.

Con los esfuerzos realizados por el Gobierno Revolucionario, la población cubana disfruta actualmente de niveles de atención médica comparables a los países desarrollados, así como indicadores de salud tales como la mortalidad infantil y la esperanza de vida, que ocupan el primer lugar en América Latina. El hecho de que la población de cubanos con más de 60 años haya crecido a un ritmo superior al que crece la población total, es una característica que se da en nuestra nación al igual que en otros países que tienen un Producto Interno Bruto Percápita mucho mayor, entonces cabe preguntar, ¿no hay relación entre la situación económica de un país y su nivel de salud?

A esta interrogante es a la que se pretende dar respuesta dada la importancia que tiene para los profesionales de la salud el estar comprometidos con la labor que realiza y en este sentido se describe el decursar de la economía y el sistema de atención médica en Cuba durante 30 años, que aunque son continuos fueron de significativos cambios, al caracterizarse la primera década por ser una etapa de democracias representativas, la segunda por el regreso de las dictaduras y la tercera por la socialización.

En esta publicación se hace referencia a la década de los años 40, dejándose las otras 2 para publicaciones posteriores.
 
 

DESARROLLO

En 1940 durante la presencia del General Fulgencio Batista Zaldívar, y producto de la Segunda Guerra Mundial (1939- -1941), se encontraban dispersos el comercio y la transportación marítima, por lo que en Cuba se produjeron mermas importantes que obligaron al gobierno a buscar un crédito exterior para mejorar la situación económica, que ascendió a 25 millones de dólares con el Banco de Importación y Exportación de Estados Unidos.

Aumentada la demanda de azúcar y otros productos en 1941 a causa de la guerra, y ya regularizada la transportación marítima, la exportación pasó de 127 millones de pesos a 211 millones. El salto de la exportación azucarera de 95 millones en 1940 a 167 millones en 1941, no se debió a un incremento de la zafra sino al alza del precio del azúcar, lo que permitió vender ventajosamente la totalidad de este producto que se encontraba en los almacenes y vender las mieles, subproducto de la zafra, por más de 20 millones que engrosaron la economía del país.

Al entrar Estados Unidos en la guerra tuvieron necesidad de grandes cantidades de azúcar y mieles para el abasto de las fuerzas armadas de ese país y de sus aliados, así como de la población civil, por tal motivo solicitaron que Cuba les vendiese el total de las zafras, exceptuando lo que se requería para el consumo nacional, y esto se mantuvo de 1942 a 1947. Lo obtenido por el comercio del azúcar en los años 1942, 1943 y 1944 ascendió a 7 992 893 toneladas de azúcar crudo y refinado por valor de $ 54 723 000.1 Durante estos 3 años el precio fue de 2,65 centavos la libra y en 1945 se elevó a 3,10 centavos la libra.2

Estados Unidos necesitaba además tabaco en gran cantidad para sus tropas, y otros productos de Cuba. Dadas las dificultades de comunicación con el país del norte; la concentración de la producción americana en artículos para la guerra; y los altos precios y fuerte demanda para muchos de los de Cuba, hubo estímulo para nuevas industrias de consumo interno en la isla, como tejidos, gomas de automóviles, zapatos y otros. Con todas estas ventas, la exportación había llegado al último año de la zafra bajo el gobierno de Batista (1944), a la cifra de $ 427 058 000, y las exportaciones estaban mejor equilibradas entre azúcar 80 %, tabaco 12 % y otros productos 8 % (estos últimos $ 54 127 000).

En los 4 años, de 1945 a 1948, que ocupó la presidencia el doctor Ramón Grau San Martín, las exportaciones arrojaron un saldo de 409 millones, 475 millones, 746 millones y 709 millones de pesos respectivamente; o sea, un total general en los años de 1942-1948 de $ 2, 888, 448, 000.

Terminada la II Guerra Mundial en 1945, la demanda de productos cubanos por Estados Unidos continuó con igual intensidad en 1946-1947, aunque reducida al azúcar, por lo que esta volvió a representar en esos 2 años el 88 % de la exportación, a la vez que la del tabaco y otros productos descendían al 5 y al 7 %. En 1948, Estados Unidos no compraron globalmente la zafra de Cuba y comenzaron a sentirse los efectos del ajuste de posguerra. La exportación total descendió en 37 millones de pesos y se acentuó el desequilibrio de la economía.1

En el período posterior a la II Guerra Mundial, también las inversiones de Estados Unidos decrecieron, pues fueron en gran medida desviadas hacía otros países latinoamericanos para proyectos petroleros, industrias manufactureras y minería, y Cuba fue alrededor de esos años el país que recibió la menor cantidad de préstamos internacionales a largo plazo; información esta que fue expuesta por el economista doctor Felipe Pazos, primer presidente del Banco Nacional de Cuba, en su artículo "El Capital Extranjero en la Economía Cubana".3

Cuando se hace un análisis económico crítico de la política desarrollada por el gobierno del doctor Grau San Martín, aparece que de las enormes posibilidades de capitalización, inversión y cimentación de la economía nacional, solo se lograron algunas obras públicas que fueron hechas desordenadamente, a un costo excesivamente alto y que quedaron buena parte de ellas inconclusas. Todos estos factores favorecieron que al principio de la década hubiera un cierto aumento en el número de personas empleadas y del nivel de vida de una parte de la población pero predominantemente fueron años de dificultades para el pueblo, de inflación desbordada, de especulación, de bolsa negra y de vivir angustiado.

En lo referente a la salud pública, al ponerse en vigor la Constitución de 1940, la Secretaría de Sanidad y Beneficencia pasó a ser el Ministerio de Salubridad y Asistencia Social, y a su frente se nombró al médico militar doctor Demetrio Ernesto Despaigne Grave de Peralta, quien emprendió un grupo de acciones, entre las que puede citarse la creación de la Junta de Gobierno Autónoma del Hospital "General Calixto García" integrada por profesores de la Escuela de Medicina de la Universidad; el saneamiento de las playas públicas; el soterramiento de las basuras, las campañas antimosquitos; la acción sanitaria contra la rabia; además se incorporaron al Ministerio un grupo de Instituciones que fueron creadas con carácter autónomo durante el primer mandato del entonces coronel Fulgencio Batista, que con esto trató de demostrar una falsa preocupación por los problemas de la población, cuando en realidad solo lo movían los intereses políticos y el tener la posibilidad de malversar los escasos fondos que se destinaban a ellos.

Otras obras de salud que fueron realizadas durante el primer mandato de Batista fueron el Hospital "Ambrosio Grillo" en Oriente; en La Habana los hospitales "Militar", "Maternidad Obrera" y el Antituberculoso "Angel Arturo Aballí"; el Hospital de Isla de Pinos; el Leprosorio de "San Luis de Jagua" y el Instituto de Cirugía Ortopédica en la capital.4

En el año 1940 el país contaba con 196 clínicas privadas y mutualistas.

Sin embargo, 16 años después, existían 49 centros más, lo que nos da una muestra de la calidad de la atención que se brindaba en la mayoría de los hospitales estatales, que cada vez era peor, y la población prefería pagar mensualidades en las clínicas privadas y mutualistas a pesar de tener que realizar, en muchos casos, grandes esfuerzos económicos en busca de la seguridad de la familia en caso de contraer alguna enfermedad o necesitar otro servicio de salud.5

Durante toda esta década se violaron importantes preceptos institucionales, como el de que "los Ministerios de Salubridad y Asistencia Social; Educación, Agricultura y Obras Públicas actuarían como organismos técnicos", pues todos estos se movieron bajo los intereses políticos de una minoría que trabajaba con el fin de obtener ganancias para sus intereses particulares.6

De los presupuestos que se daban para la construcción de hospitales, una gran parte de ellos se dedicaba a "mejorar" las condiciones físicas de los ya existentes, lo que permitía desviar grandes sumas a otros fines.

Al tomar la presidencia de la República el doctor Ramón Grau San Martín, designó como Ministro de Salubridad al doctor José A. Presno Bastiony, quien se dedicó a atender las necesidades de salud de la población que había sido azotada por un ciclón y emprendió la reconstrucción del hospital "Las Animas".

En 1945, el nuevo ministro, doctor Octavio Rivero Partagás, trabajó por la campaña antitísica en el país; mejoró las Juntas Locales de Salubridad del interior de la República, inauguró un grupo de dispensarios que fueron construidos por el Consejo Nacional Antituberculoso, se realizaron importantes trabajos de saneamiento; se creó el Departamento de Control de Estupefacientes, e intensificó la acción contra la Fiebre Tifoidea; todo este trabajo fue continuado por el Ministro que lo sucedió en el poder, doctor José R. Andreu Martínez. Además se realizaron importantes actividades como la subvención de 78 instituciones privadas de protección a la niñez; campañas contra el parasitismo intestinal; ampliación de la fábrica de letrinas sanitarias; vigilancia del abasto de agua, creación del Servicio de Anatomía Patológica en el Hospital de Dementes de Mazorra; la construcción de la biblioteca, morgue, laboratorio clínico, servicio fotográfico, departamento de electricidad médica y servicio de cardiología en el Hospital "Las Animas"; la ampliación del Hospital "Ángel Arturo Aballí"; la creación del primer Centro Epidemiológico en provincias y la instalación de equipos en un grupo de hospitales, entre otras.4

Hubo también en este período grandes conflicto entre el Ministerio de Salubridad y Asistencia social y la Universidad de La Habana en los que se vieron involucrados el Instituto de Vías Respiratorias, fundado en 1929, que contaba con 120 camas, un Departamento de Cirugía Torácica, una Clínica para Embarazadas Enfermas y un Dispensario; y el Instituto de Cirugía Ortopédica, conflictos que quedaron resueltos muchos años después, pero que repercutieron sobre el buen funcionamiento de dichas instituciones.

En el caso del Instituto de Vías Respiratorias, estas contradicciones motivaron la renuncia de los doctores Alfredo M. Antonetti Vivar y Manuel Ampudia González a sus puestos de profesores de la Facultad de Medicina, y que en 1948 cesaran los escasos créditos de que disponía el Dispensario de Lucha Antituberculosa del Hospital Universitario "General Calixto García".

Ante toda esta situación, un grupo de profesores renunciaron a sus sueldos y con un fondo de $ 15 000 procedente por este concepto, de los catedráticos José Bisbé Alberni, Antonetti, Ampudia y Orfilio Suárez de Bustamante; $ 10 000 cedidos por el Hospital "General Calixto García"; $ 19 000 cedidos por el rector, del presupuesto universitario, y $ 6 000 procedentes del presupuesto de la Facultad de Medicina, se comenzó a construir por tercera vez el Instituto, que posteriormente llevaría el nombre de "Pabellón Bisbé".4

El Instituto de Cirugía Ortopédica edificado en gran parte con las contribuciones públicas y particulares que donaron sumas hasta llegar a alcanzar la cifra de $ 133,906,01, fue construido porque el brote epidémico de poliomielitis que azotó La Habana en 1934, sorprendió al país con un Hospital de Enfermedades Infecto-Contagiosas que carecía de las condiciones necesarias para atender los casos que quedaban con determinadas secuelas y la adaptación de la Sala "San Juan de Dios", del Hospital "Nuestra Señora de las Mercedes", solucionó a medias el problema, pero con la reaparición de otra terrible epidemia en el año 1942, la entonces Primera Dama de la República, Sra. Elisa Godínez de Batista y su secretaria, la señora Corall Rodríguez San Pedro de López Castro, que había sufrido la enfermedad en su propio hijo, emprendieron una campaña para recaudar fondos para la construcción de un hospital donde se trataran esos casos.

La campaña, que comprendió un magnífico festival "Salve una Vida", celebrado en el parque "José Martí" de La Habana, culminó con la recaudación de $ 133,906,01 de cuya suma $ 90 000 fueron aportados por la Corporación Nacional de Asistencia Pública. A esta suma se añadieron los créditos dados por el ejecutivo que la llevó hasta $ 357 000 y la inversión escrupulosa de los fondos fue auditada por los contadores públicos de William P. Field y Cía, que rindieron información al presidente del patronato, el cual fue dado a conocer a la opinión pública.

En junio de 1945, cuando fue terminada la construcción del edificio, el profesor Grau San Martín, disolvió el Patronato y pasó el Instituto al Ministerio de Salubridad, y las discrepancias surgidas por esta razón afectaron las tan importantes relaciones que existían entre la Escuela de Medicina y dicha institución.

En el inicio del mandato del presidente doctor Carlos Prío Socarrás, fue Ministro de Salubridad el doctor Alberto Oteiza y Setien, quien inmediatamente después de ocupar su cargo tuvo que enfrentarse al control de 3 casos de la ya desaparecida viruela en Cuba durante 25 años. Se trabajó además en estos años en la intensificación de la vacunación contra la fiebre Tifoidea; en medidas contra el parasitismo intestinal en el campo, la labor antimosquitos, la construcción de 3 800 letrinas; se emprendieron importantes estudios de investigación contra la poliomielitis y se fomentó el intercambio científico con las universidades norteamericanas.4

Toda esta información obtenida en documentos primarios como periódicos de la época e informes oficiales del gobierno nos puede dar la falsa imagen que los servicios funcionaban a la perfección, lo que en la realidad no fue así, ya que gran parte de los recursos económicos se desviaban a otros fines completamente diferentes para los que fueron creados.
 
 

Consideraciones finales

En los primeros años de la década de 1940 la economía cubana se vio favorecida por el aumento de las exportaciones a expensas fundamentalmente de la producción azucarera causada por la demanda internacional de este producto como consecuencia de la II Guerra Mundial, pero al arribar a 1948 se comenzaron a sentir en el país los efectos del reajuste de posguerra y se acentuó el desequilibrio económico. Al bajar las exportaciones se incrementó el desempleo, los precios sobrepasaron la demanda popular, se contrajo el consumo y hubo un gran déficit en el tesoro público.

La asistencia médica se brindaba a la población por 3 subsistemas:

  • Estatal por el Ministerio de Salubridad y Asistencia Social a través de instituciones públicas con recursos muy escasos.
  • Centros Mutualistas que estaban mejor dotados.
  • Consultas Privadas.
Toda la organización de la salud pública se movía bajo los intereses políticos de una minoría que desviaba gran parte de los recursos destinados a la sanidad del país y a la construcción y funcionamiento de las instituciones de salud.
 
 

SUMMARY

The economic situation that Cuba went through in the 40's, characterized by an increase in sugar production and export in the first half of the decade as a result of the great demand on this product caused by the Second World War is described. The end of this war led to a reduction in sugar exports resulting from post-war adjustments with the respective impact on the economic level of the Cuban population. Some of the public health works carried out under the governments at that time and the handling of the budgets by these presidents using funds that should be allocated to the improvement of the country's sanitary conditions are set forth. Some works and campaigns in favor of the people's health led by Dr Jose A. Presno Bastiony, Alfredo M. Antonetti and Manuel Ampudia, among others, are cited in the paper.

Subject headings: HEALTH ECONOMICS; HEALTH PUBLIC; MEDICAL ASSISTANCE; CUBA.


REFERENCIAS BIBLIGRÁFICAS

  1. Guerra Sánchez R. La economía cubana en el período de la República (1902-1950). Bohemia, 1950;(Mayo):64-7.
  2. Jiménez Soler G. Las zafras azucareras en Cuba. Rev Bim cub Soc Econ Amigos del País 1995;78:95-100.
  3. Pazos F. El capital extranjero en la economía cubana. Diario de la Marina, 1957;(Ext):97.
  4. Coelctivo de autores. Libro de Cuba. Edición Conmemorativa del Cincuentenario de la Independencia (1902-1952). La Habana: Edit. Pub. 1954;229-38.
  5. García Careaga FO. La atención hospitalaria estatal en Cuba durante el período de la república burguesa. Trabajo de Terminación de Especialidad Facultad de Salud Pública. La Habana, 1990.
  6. López Serrano E. Efemérides médicas cubanas. Cuad Hist Sal Pub 1985;(69):138.


Recibido: 11 de noviembre de 1999. Aprobado: 1 de marzo del 2000.
Dra. Carmen Arocha Mariño. Facultad de Salud Pública, Ciudad de La Habana, Cuba.
 
 

1 Profesora Asistente.
 
 

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