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Revista Cubana de Salud Pública

versión impresa ISSN 0864-3466versión On-line ISSN 1561-3127

Rev Cubana Salud Pública v.30 n.3 Ciudad de La Habana jul.-sep. 2004

 

Instituto Nacional de Endocrinología

Selección del sexo: algunas reflexiones desde la ética

Felipe Santana Pérez1 y Jorge Luis Calero2


RESUMEN

Las iniquidades y diferencias de género latentes en muchas sociedades, han potenciado la preferencia de los padres por tener descendencias de uno u otro sexo. Tal es el caso, que desde tiempos remotos la selección del sexo de los hijos se ha convertido en una práctica regular, pasando desde el infanticidio, hasta la propia selección de gametos masculinos; donde –indudablemente– el desarrollo tecnológico ha tenido un papel protagónico en dicha evolución. Lo cierto es, que como mismo las personas tienen derecho a escoger su descendencia, de igual manera no existen razones que sustenten la discriminación de las mujeres frente a los varones, por la razón que fuere. En este artículo pretendemos llamar la atención y reflexionar sobre la selección del sexo y el papel de la tecnología en este evento, desde una mirada ética y social.

Palabras clave: SELECCION DEL SEXO, INFANTICIDIO, ABORTO INDUCIDO, ETICA, GENERO.


Introducción

El desarrollo creciente y acelerado de las nuevas tecnologías en salud reproductiva (SR), promete una mejor calidad de vida para sus usuarios(as) mediante una atención de excelencia, con la oferta de mejores servicios y al más alto nivel científico.

Sin embargo, lamentablemente el desarrollo de estas tecnologías en SR, no ha marchado aparejada a las mejores praxis en términos éticos, tanto en la prestación de asistencia de salud, como en el plano científico. De hecho, a menudo se han podido observar problemas y situaciones de índole ética; que si bien se constituyen en un tema de derechos de las personas, como es –en términos de SR– elegir el número de hijos, cuándo tenerlos, y con quién tenerlos1,2 no siempre se ha obrado de la manera correcta, particularmente en relación con el potencial de “abuso” y “mal uso” –por parte de los servicios de salud– de algunas de estas tecnologías.

Específicamente queremos referirnos en este trabajo a dos aspectos más bien vinculados a la planificación familiar (PF): la elección del número de hijos, su espaciamiento y con quién tenerlos, y la elección del sexo de los hijos –con sus implicaciones de género–, donde este último ha ganado popularidad con el avance tecnológico, aunque desde tiempos remotos ya se realizaban acciones en este sentido.

De manera que nos hemos propuesto valorar el ordenamiento y los cambios de estos aspectos en el tiempo, y asimismo, su relación con el avance tecnológico; a fin de llamar a la reflexión de todos los prestadores e investigadores en SR, sobre el uso, abuso y/o mal uso de estas tecnologías, y las normas éticas que debemos seguir.

Desarrollo

Desde tiempos inmemorables, los seres humanos hemos acariciado la idea de desear y poder decidir el número de hijos, su espaciamiento en el tiempo, así como el sexo de los mismos, lo que se conoce como “selección del sexo”. Prueba de ello, deja constancia en las culturas populares de cada nación; donde el uso de conjuros, ungüentos, pociones, fijar días y posiciones para el coito, entre otras, han sido algunas de las alternativas seguidas al efecto. Este deseo antes mencionado, ha tenido sus bases –fundamentalmente– ancladas al crecimiento y desarrollo de cada sociedad y sus poblaciones, donde la distribución de bienes y riquezas, se balancea de manera inequitativa y desigual, hacia minorías muy poderosas y mayorías en extrema pobreza. Todo esto provocó reordenamientos en las normas y políticas sociales de entonces, las cuales cruzaban –sin lugar a dudas– cuestiones éticas, donde las diferencias de género relucieron con ejercicio de la violencia hacia las mujeres.

Un ejemplo de lo anterior se puede sustentar en las diferencias de géneros que –durante siglos– ha prevalecido en las sociedades patriarcales, donde el papel de la mujer ha estado subordinado al del varón; distribuyéndose la presencia femenina en el espacio privado, y la del varón en el espacio público.3 De manera que al aumentar las condiciones de pobreza de las familias, la necesidad de tener más hijos y varones, fundamentalmente, aumentaba la posibilidad de contar con un número mayor de mano de obra, toda vez que el aporte de la mujer tradicionalmente ha estado enmarcado en el cuidado y atención de la familia, al interior del hogar; y para el caso de las minorías con mejor solvencia económica, la posibilidad de perpetuar el apellido familiar, y el correspondiente poderío sobre las riquezas.4,5

Como alternativa para poder regular el nacimiento de niñas y lograr el de niños, en algunas sociedades se optaba por el abandono desde el mismo momento del nacimiento, y en otras, se practicaba directamente el infanticidio, donde al mismo momento del nacimiento, y de reconocer –por examen de los genitales externos– la presencia de una niña, se les asesinaba.6

Sin embargo, con el advenimiento del desarrollo científico y tecnológico hace su aparición la ultrasonografía, la cual no sólo brinda la posibilidad de poder predecir el sexo del feto, sino que se ha convertido –además– en un proceder diagnóstico regular, para la detección de malformaciones congénitas, nacimientos múltiples y la edad del feto.

Continuando con la temática del sexo, la irrupción del ultrasonido produjo una variación a la situación antes descrita. Ya no se esperaba el nacimiento de la niña para abandonarla o asesinarla, sino que era posible interrumpir el embarazo, ante la constatación de la presencia de un feto hembra.*

En este sentido, varios estudios han demostrado que la ultrasonografía fetal se ha utilizado para conocer el sexo del feto con el único propósito, de decidir posteriormente la realización de un aborto inducido en caso que no coincida con el sexo deseado por los padres.7-9

En noviembre de 1996, se realizó un estudio en el distrito norteño de Anhui, en China, para examinar la preferencia de la población rural hacia el sexo de los niños esperados y sus conductas correspondientes. Se encontró que la población rural tenía una fuerte preferencia por los hijos varones en su primer nacimiento (83,4 % de los 1 669 encuestados). Tales preferencias se debían a las siguientes razones: 1) tener un heredero masculino para continuar la línea familiar, 2) un hijo varón se ve como una seguridad para la vejez y 3) la necesidad de un hijo para el trabajo futuro.10,11

El Proyecto de Estudios de la Mujer de “Family Health International” (FHI) observó que en China, donde la política del gobierno limita a las parejas de las zonas urbanas a tener un solo hijo y a las parejas de las zonas rurales a tener dos, sigue existiendo una fuerte preferencia por los hijos varones. Al analizar los resultados del estudio, los investigadores pidieron una aplicación más estricta de las leyes y políticas contra la selección del sexo. “La aplicación más enérgica de los reglamentos que prohíben la determinación prenatal del sexo y el aborto para la selección del sexo, y el monitoreo riguroso del uso de la ultrasonografía en los hospitales y centros de planificación familiar pueden cambiar la situación”, dijo el autor del estudio Chu Junhong.12

Por su parte, algunas organizaciones y gobiernos han adoptado medidas para disminuir los “abortos para la selección del sexo”. El gobierno de la India prohibió el aborto de fetos femeninos identificados durante pruebas genéticas prenatales.10 Sin embargo, la práctica continúa. El doctor Khanna del departamento de Antropología de la Universidad del Estado de Oregon, en Estados Unidos,11 realizó una investigación etnográfica en Shahargaon (una villa al norte de la India, que ha tenido una rápida urbanización y cambios culturales, pero sin embargo, mantiene el mismo sistema de familia patriarcal, con una manifestada preferencia por los varones), donde aun las parejas utilizan la determinación prenatal del sexo y el aborto, como proceder para la selección del sexo de su hijo, logrando disminuir el tamaño de la familia y reducir el número de hijas en una familia.

Lo mismo se puede observar en Corea del Sur y Taiwán, donde persiste la preferencia por los hijos y la disponibilidad de técnicas de screening, logrando con el aborto inducido, un desbalance en relación al sexo y los estándares normales para la población de un país. En estos países –a finales de los años 80–, los gobiernos impusieron prohibiciones sobre el uso de la tecnología médica para el diagnóstico prenatal del sexo, pero muchos observadores sostienen que las regulaciones adoptadas, sólo han servido para hacer que estos procedimientos se sigan realizando de manera clandestina y a mayor costo.13

Vale destacar, que no solo el ultrasonido es el que se ha utilizado como técnica para la detección prenatal del sexo, sino que también se han incorporado –como parte de esta revolución tecnológica–, el estudio genético de células fetales obtenidas por la amniocentesis o por Biopsias de vellosidades del corión.

Por otro lado, en instituciones más desarrolladas se han introducido métodos menos drásticos e invasivos que el “aborto inducido”, para la selección del sexo; a saber: la selección de espermatozoides, técnica sencilla e inocua que consiste en aislar el espermatozoide que va a producir un embrión femenino (o sea, un espermatozoide con cromosoma X). Esta técnica, tiene la ventaja de permitir a las parejas determinar el sexo antes y no después, de que el óvulo sea fecundado, y podría usarse para prevenir trastornos genéticos ligados al sexo, como la hemofilia o la distrofia muscular. Estas condiciones son producidas por defectos en el cromosoma X y afectan principalmente a los varones. Sin embargo, algunos científicos, han conjeturado que esta técnica podría utilizarse como un instrumento “de fácil acceso” para la selección del sexo y en opinión del doctor Ian Craft de la Clínica de Fertilidad de Londres, “a la larga, hay que preguntarse si se van a obtener estuches para la selección del sexo en una farmacia”.14

Como se observa, el desarrollo de estas técnicas –creadas en su mayoría con otros fines, pero utilizadas para la identificación y la selección del sexo de los hijos– requieren de un mayor nivel de cuestionamiento y tomas de decisiones al respecto. De esta manera, el Comité para los Aspectos Éticos de la Reproducción Humana y Salud de la Mujer, de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), en su reunión del año 2000, señaló que todavía es prevaleciente –en muchas sociedades– la práctica del aborto selectivo del feto hembra, y que no quedan dudas, que ello se constituye en una de tantas manifestaciones de injusticia social.15

Entre las principales consideraciones discutidas y pronunciadas por este comité, se encuentran que:

– El principio ético de justicia social se está violando al utilizar el aborto, como método para seleccionar el sexo de la nueva descendencia; por lo que ningún feto debe sacrificarse exclusivamente debido a su sexo.
– El principio ético de autonomía de la mujer se viola por la prohibición completa del aborto para la selección del sexo.
– El uso de la selección pre-concepcional del sexo, para evitar cualquier desorden genético, es una indicación completamente justificable y exclusiva del terreno médico.
– La selección pre-concepcional del sexo, jamás debe usarse como una herramienta, que propicie la discriminación entre géneros, particularmente la mujer.

Reflexiones finales

Tal como podemos apreciar, existe una fuerte ambivalencia entre los aspectos éticos y los derechos humanos y reproductivos de las personas; pues si bien es un derecho desear y poder decidir el sexo de los futuros hijos –en función de sus aspiraciones humanas–, cierto es también, que no existe razón alguna para que haya discriminación entre varones y hembras, meramente por las funciones que desempeñan y que realizan –cada uno de ellos– en determinada sociedad.

Consideramos que la selección del sexo se constituye en una problemática ambigua, la cual deviene en un dilema ético y de derechos que aún está por comprender; debiéndose destacar, que cualquier análisis y solución al respecto, solo puede ser realizado a partir de la interpretación que se haga de dicha problemática, enmarcada en las características socioculturales del contexto de referencia.

Queda claro, que la revolución tecnológica tiene como fin óptimo el mejoramiento del sistema de atención y así, contribuye a la elevación de la calidad de vida de las poblaciones; por lo que, la correcta utilización que se le dé a la tecnología, no sólo estará dada por reunir y cumplimentar los criterios para su uso, sino que se pueda advertir, los dilemas éticos y legales que pudieran devenir como consecuencia de esta utilización.

Agradecimiento

A la estudiante Marlys Santana Noda, por su contribución en la revisión bibliográfica y comentarios sobre el contenido.

SUMMARY

Gender-related inequalities and differences in many societies have fostered the parents´preference for one sex or the other. Since ancient times, sex selection for children has become a regular practice going from infanticide to the selection of male gametes. Undoubtedly, the technological development has played a leading role in such an evolution. The real truth is that persons have the right to choose the sex of their descendants but at the same time, there is no reason whatsoever that supports discrimination of females. This article is aimed at calling the attention and making reflections on the sex selection and the role of technology in this event from an ethical and social viewpoint.

Key words: SEX SELECTION, INFANTICIDE, INDUCED ABORTION, ETHICS, GENDER.

Referencias bibliográficas

  1. Fathalla MF. Promotion of research in human reproduction: global needs and perspectives. Hum Reprod 1988; 3: 7-10.
  2. United Nation. Department of Public Information. Platform for Action and Beijing Declaration. Fourth World Conference on Women, Beijing, China, 4-15 September 1995.
  3. Calero JL, Álvarez L, Ayra M, De Armas T. Los varones y su relación con los procesos de toma de decisiones en torno a la salud reproductiva. Rev Psicol 2001;7(7):11-20.
  4. Fuller N. Significados y prácticas de paternidad entre varones urbanos del Perú. En: Fuller N, ed. Paternidades en América Latina, Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú; 2000.
  5. —————. Masculinidades. Cambios y permanencias. Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú; 2001.
  6. Sotomayor H. El infanticidio y abandono de niños en Colombia desde los tiempos prehispánicos a los republicanos. Documento leído en la reunión del día 14 de julio de 1999, de la Sociedad Colombiana de Historia de la Medicina. Disponible en: http://www.encolombia.com/pediatria35300infanticidio.htm [Revisado, 24 de febrero del 2004].
  7. Miller BD. Female-selective abortion in Asia: patterns, polices, and debates. Am Anthropol 2001; 103(4): 1083-95.
  8. Belanger D. Sex selective abortions: short-term and long-term perspectives. Reprod Health Matters 2002; 10(19): 194-96.
  9. Weiss G. Sex-selective abortion: a relational approach. Hypatia 1995; 10(1): 202-17.
  10. Sudha S, Rajan SI. Female demographic disadvantage in India, 1981 -1991: Sex-selective abortions and female infanticide. Dev Chang 1999; 30(3):585-618.
  11. Khanna SK. Traditions and reproductive technology in an urbanizing north Indian village. Soc Sci Med 1997; 44(2): 171-180.
  12. Junhong C. Prenatal sex determinats in rural China. Popul Dev Rev 2001; 27(2): 259-281.
  13. Westley SB. Evidence mounts for sex-selective abortion in Asia. Asia Pac Pop Policy. 1995; 34:1-4.
  14. Craft I. Concern over baby sex ‘guarantee’. BBC News, July, 2001.
  15. Figo Committee for Ethical Aspects of Human Reproduction and Women´s Health, Sex Selection, in FIGO, Recommendations on Ethical Issues in Obstetrics and Gynecology (London: FIGO, 2002). Disponible en: http://www.figo.org/default.asp?id=6094. [Revisado, 24 de febrero del 2004].

Recibido: 8 de marzo de 2004. Aprobado: 6 de abril de 2004.
Felipe Santana Pérez. Instituto Nacional de Endocrinología. Zapata y D. Vedado. Plaza de la Revolución. Ciudad de La Habana. Cuba. E-mail: fsantana@inend.sld.cu

* En algunos países, la comunidad científica y ética ha utilizado el término “Feticidio”, para referirse a este tipo de práctica.

1 Especialista de II Grado en Endocrinología. Investigador Auxiliar.
2 Pedagogo. Especialista en Educación/ Salud. Investigador Agregado.


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